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1. INTRODUCCIÓN.
2. PERSPECTIVA HISTÓRICA DE LA MOTIVACIÓN
2.1. DUALISMO-RACIONALISMO.
2.2. EVOLUCIÓN DE LAS CONCEPCIONES MOTIVACIONALES.
2.2.1. FILOSOFÍA.
2.2.2. BIOLOGÍA.
2.2.3. PSIQUIATRÍA.
2.2.4. PSICOLOGÍA.
3. CONCEPCIONES MOTIVACIONALES Y SUS SITUACIÓN HISTÓRICA.
3.1. REACCIONES NEGATIVAS A LOS INSTINTOS.
3.2. EL IMPULSO.
3.3. DIFICULTADES DE LA TEORÍA DEL IMPULSO.
3.4. ALTERNATIVAS AL IMPULSO.
3.5. DESARROLLOS POSTERIORES.
5. CONCEPTO DE MOTIVACIÓN.
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1. INTRODUCCIÓN.
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En la asignatura nos introduciremos en la compleja y extensa red que constituye la
psicología de la motivación. La consideraremos como un proceso, un constructo teórico-
hipotético, que energiza y da direccionalidad al comportamiento hacia una determinada meta.
Por tanto, existiría una estructuración e integración de las conductas dirigidas a dichas metas.
En las últimas décadas, si bien con altibajos, el concepto motivación ha adquirido tanta
importancia que se utiliza en casi todas las investigaciones básicas y aplicadas. Sin embargo, las
diferentes concepciones de la motivación, los diversos datos usados para su verificación y las
variadas interpretaciones que se le atribuyen en las concepciones del comportamiento,
especialmente el humano, no pueden ser entendidos sin una visión histórica.
2.1. Dualismo-Racionalismo.
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según esa misma concepción, dotados de razón pero tendrían impulsos naturales o instintos
colocados en ellos por Dios. Esta formulación es precursora de la noción de instinto empleada,
con algunas diferencias, en siglos posteriores. Así se separa a los animales y al hombre al tener
éste un alma racional.
En el siglo XVII comenzaron a adquirir alguna fuerza movimientos que se separaron del
Racionalismo. No obstante, fue necesario aún que pasasen un par de siglos para que llegasen a
su pleno esplendor las nociones motivacionales, lo que sucedió en las décadas motivacionales
del siglo XX. Se dan diversas tendencias de importancia en Filosofía, Biología, Psiquiatría y
Psicología aunque también se ha producido algún resurgir del Racionalismo. En este desarrollo
múltiple nos centraremos a continuación.
2.2.1. Filosofía.
Una ruptura fundamental con las tradiciones del pasado tuvo su origen en el
empirismo y el asociacionismo inglés (s. XVII, XVIII y XIX). En la base de las formulaciones de los
filósofos empiristas y asociacionistas, se hallan en uno u otro grado dos ideas: asociacionismo y
hedonismo.
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El Hedonismo también supone un alejamiento del Racionalismo. El placer y el dolor
son potentes determinantes de la conducta, buscamos el placer y evitamos el dolor tal y como
afirma Hobbes. Esta formulación suponía un principio motivacional sin características morales,
éticas o racionales. El hedonismo es una concepción central en los puntos de vista
asociacionistas y empiristas ingleses.
2.2.2. Biología.
Por lo que se refiere a la biología del siglo XIX, nos vamos a referir a dos direcciones de
gran importancia : el resurgir de la biología mecanicista y la teoría de la evolución.
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sobreviven y otros no. Las características de los que sobreviven se transmiten a sus
descendientes lo que producirá modificaciones en la especie. Éstas también serán
producidas por los cambios ambientales al ocasionar una supervivencia diferencial
en función de la capacidad de los organismos para adaptarse a dichos cambios. Por
tanto, las características ambientales, los cambios y la transmisión hereditaria son
los rasgos esenciales de la teoría.
La contribución de Darwin dió como resultado una revolución intelectual de
amplias consecuencias para las ciencias sociales y biológicas así como para el
pensamiento social, la filosofía, teología y la cultura en general. También hizo que
la psicología se considerará una ciencia biológica.
En cuanto a la influencia en el estudio de la motivación podemos señalar el
hincapié puesto en los orígenes instintivos e irracionales de la conducta, en la
continuidad que establece entre el animal y el hombre y en el papel que otorga a
los procesos psicológicos en el ajuste o adaptación al ambiente para asegurar la
supervivencia. Promueve por tanto un modelo funcional y utilitario que va a ser
tesis fundamental de la psicología funcionalista que surgió en EEUU a principio del
siglo XX. La motivación como concepto será esencial para esta escuela y una de las
más importantes consecuencias de ello será la noción de impulso.
2.2.3. Psiquiatría.
Debe quedar claro que la teoría de Freud es una teoría dinámica o motivacional que no
acepta una concepción racional de la conducta humana. Por ello, dirige la atención lejos del
intelecto y en dirección a las fuerzas irracionales, es decir, a una interpretación motivacional
del comportamiento. El carácter motivacional de la primera mitad del sXX se debe bastante a
la teoría de Freud y sus influencia.
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2.2.4. Psicología.
La psicología surge como disciplina independiente en la segunda mitad del siglo XIX
(Wundt crea en 1879 el primer laboratorio de psicología experimental). En sus primeras
manifestaciones quedó bien claro su objeto: el estudio de la experiencia consciente
(Estructuralismo). En las descripciones de la misma no se consideraban conceptos
motivacionales.
Finalmente, en relación con este tema, vamos a analizar el concepto tal y como lo
plantea McDougall (1908). La concepción de este autor hizo que los conceptos motivacionales
llegaran a ser centrales en la psicología a comienzos del siglo XX. Para él sin instintos no se
daría comportamiento alguno, no existiría la vida mental. Postulaba un número de instintos los
cuales tendrían su correspondiente emoción. Por ejemplo, consideraba el instinto de huida
asociado a la emoción de miedo, el instinto de reproducción asociado a la emoción de ternura,
un instinto de repulsa asociado a una emoción de disgusto, etc. Consideró irracionales a los
instintos y fuentes compulsivas del comportamiento. Los definió como una disposición
psicofísica heredada o innata que determina a quien la posee a percibir y prestar atención a los
objetos de una determinada clase, a experimentar una excitación emocional de una calidad
particular ante la percepción de dichos objetos y a actuar de una manera particular o al menos
a experimentar el impulso de hacerlo. MacDougall, designaba a este punto de vista con el
término de psicología hórmica. Por tanto, el instinto estaría constituido por 3 componentes:
componente cognitivo, componente afectivo y componente conductual o conativo.
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3. CONCEPTOS MOTIVACIONALES Y SU SITUACIÓN TEÓRICA.
Entre los años 1920 y 1950 tuvo lugar una reacción negativa a la excesiva acentuación
en los instintos y como consecuencia de ella surgió otro concepto alternativo, el impulso, que
se convirtió en el concepto motivacional predominante de la época. Ahora bien hacia el año
1950 aparecieron una serie de dificultades relacionadas con el impulso y se dio un cambio de
dirección hacia el incentivo. Este periodo vio asimismo un renacimiento del instinto a través
del trabajo de los etólogos. También se propuso reemplazar el incentivo por el refuerzo. A
partir de todos estos planteamientos podemos preguntarnos cuál es la función de los
conceptos motivacionales en la descripción y análisis del comportamiento, cuál es el estado
teórico de los conceptos motivacionales.
Una vez que se admitieron los instintos como explicaciones de la conducta humana el
número de instintos que propusieron los diferentes autores se hizo sumamente extenso,
Reeve (2003) indica que se propusieron unos 6000 instintos. Por ello, se realizó una crítica a
los instintos centrada en diferentes aspectos: a) Se pone en duda la validez de la observación
casual a la hora de designar una conducta como instintiva. b) No existen criterios comunes
para clasificar el comportamiento como instintivo o no instintivo. c) Las observaciones de los
antropólogos culturales no cuadraban a menudo con la universalidad que postulaban los
instintivistas para algunos comportamientos (por ejemplo, la agresión). d) Desde esta
perspectiva no se tiene en cuenta los efectos del aprendizaje sobre la conducta.
Cualquier teoría amplia de la motivación debe incluir tanto variables internas como
externas si quiere dar una explicación adecuada de este proceso complejo.
Por todas las razones apuntadas el concepto de instinto comenzó a declinar por la
década de 1920. No obstante, los aspectos motivacionales lograron salvarse a través del
concepto de impulso.
3.2. El impulso.
El impulso como concepto ha tomado dos formas: a) como estímulo interno puesto en
correlación con las necesidades de los tejidos. b) como estructura central que sensibiliza a las
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estructuras que subyacen al comportamiento de manera que se convierten en una disposición
a respuestas concretas en determinadas situaciones.
La teoría local estimuló una gran cantidad de investigaciones, algunas de las cuales la
apoyaban pero también aparecieron pruebas en contra. Por ello, actualmente no se mantiene
que los factores locales sean adecuados para aportar una explicación satisfactoria de los
principales aspectos comportamentales relacionados con el impulso. Las pruebas en contra
referidas al hambre, sed y sexo indican, en general, que aunque el estómago haya sido
removido, la boca y garganta no estén resecos y los órganos sexuales hayan sido amputados se
puede seguir teniendo hambre, sed e impulso sexual.
a) Una actividad general o espontánea: hay animales que se muestran activos cuando
no existen estímulos externos a los que pueda atribuirse dicha actividad. Además
parece tener lugar de una manera cíclica o periódica. Por tanto, se interpreta que
la actividad es debida a condiciones internas de tipo motivacional.
b) Conducta consumatoria: existe una variación en la medida de lo que se consume,
por ejemplo, el alimento, en referencia a la privación. Esto sugiere una
determinación cuantitativa del comportamiento en relación al consumo según la
fuerza del impulso.
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c) Medición del impulso mediante la caja de obstrucción: Warden y sus
colaboradores (1931) midieron la fuerza del impulso por medio de un aparato
llamado caja de obstrucción de Columbia. Este instrumento consiste en una caja de
partida y una de fin o llegada donde se coloca un incentivo apropiado. Ambas cajas
están separadas por una rejilla electrificable que tiene que atravesar el animal para
llegar a la segunda caja. El número de veces que en un intervalo de tiempo cruza el
animal la rejilla es la medida empleada. Se privaría al animal durante un
determinado periodo de tiempo. A medida que aumenta el tiempo de privación
aumenta el número de veces que atraviesa la rejilla para llegar al incentivo. A
medida que crece el impulso el comportamiento es más intenso.
d) Hambres específicas: tanto en los animales como en el hombre existen
mecanismos que les permiten escoger sus alimentos de acuerdo con las
necesidades de sus cuerpos. Esto apoyaría la regulación del comportamiento por
factores internos lo que indicaría el importante papel del impulso en la producción
de conductas necesarias para mantener la economía interna del organismo.
e) Refuerzo: el aprendizaje es facilitado por la administración de recompensas, pero
en ausencia del hambre, por ejemplo, el alimento no sirve de recompensa. Por
tanto, la eficacia de la recompensa depende de la existencia de una condición
interna adecuada, es decir, el impulso.
f) Hormonas: finalmente, la referencia al control hormonal de ciertos
comportamientos como por ejemplo el sexual, se relaciona claramente con la
influencia postulada de los factores internos en la conducta.
Todos los fenómenos analizados avalaban la idea de que las condiciones de impulso
eran fuentes de energía que subyacían al comportamiento.
La nueva concepción de impulso considera a éste como estructura central. Desde esta
perspectiva el impulso sería una especie de fuerza o empuje que activa al organismo a actuar
bien de una manera específica o de una manera general. Esta concepción es una concepción
homeostática, un estado de privación provocaría un desequilibrio (el impulso) que motivaría a
su vez el comportamiento general o específico. Éste, aprendido o innato, es considerado
funcional, es decir persiste hasta resultar en la conducta consumatoria necesaria para
satisfacer las necesidades del organismo. Ello implicaba que no era posible un comportamiento
siempre que no se diera una necesidad o impulso.
Durante bastante tiempo se ha producido una confusión teórica entre la idea de que
se dan numerosos impulsos y la idea de que existe un estado único y general de impulso. Esta
última alternativa fue adoptada por Hull (1943) y fue la que predominó a lo largo de los años.
La dificultad en contra de la primera idea era que la postulación de muchos estados específicos
de impulso no hacía más que poner otro nombre distinto a las diferentes condiciones de
privación. Esta alternativa no fue totalmente abandonada, pero se convirtió en algo secundario
en la concepción general de impulso.
La teoría del impulso fue propuesta como una interpretación general de la motivación
tanto animal como humana. No obstante, se reconocía que parte del comportamiento
humano no podía ser reducido directamente a los impulsos primarios. Por eso a la noción de
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impulso primario se unió la de impulso secundario o adquirido. El modelo del impulso
adquirido se fundamentó en el aprendizaje de evitación y se postuló el miedo como impulso
aprendido y secundario. A partir de aquí, se pretendió postular otros impulsos secundarios
desarrollados sobre la base de asociaciones con la comida, bebida, etc.
Esta era la teoría del impulso, teoría que constituyó la concepción dominante de la
motivación en los años de 1950.
A lo largo de los años de 1950 se plantearon tres tipos de dificultades a la teoría del
impulso:
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en cualquier caso produce un aumento en la probabilidad de ocurrencia de la
conducta bien con su presentación o retirada.
A pesar de lo dicho, la interpretación basada en el refuerzo no es una
interpretación de tipo motivacional tal y como veremos en su momento.
Las hipótesis cognitivas son perfeccionadas posteriormente por autores como Nuttin
(1969), Heckhausen (1980), McClelland (1985), Deci (1995, 2000), etc.
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teoría de la motivación reflejó una gran popularidad y productividad y a partir del nuevo siglo
nos encontramos en una época dorada en el estudio de la motivación y la emoción (Reeve,
2003).
5. CONCEPTO DE MOTIVACIÓN.
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organismo a actuar y determinan la persistencia y la fuerza de la conducta. La otra es la
direccionalidad del comportamiento motivado hacia determinadas metas. Como consecuencia
de estas dos características, en los comportamientos motivados existe la estructuración e
integración de las conductas hacia metas definidas.
Existen tres categorías de actividad que expresan la motivación y que, por lo tanto, nos
sirven para medirla:
Finalmente, indicar que existe una falta de concordancia entre las medidas de
autoinforme y las otras medidas. Por ello debido a esta discrepancia y a los problemas
apuntados sobre el autoinforme suele ser preferible la utilización de medidas conductuales y
fisiológicas.
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