Vous êtes sur la page 1sur 4

El mapa migratorio de América Latina y El Caribe, las mujeres y el

género

I
I – La migración internacional a comienzos del año 2000.
En los años noventa aumentó la complejidad de la migración internacional. Con controversia, el
concepto de globalización de la migración está muy lejos de existir, al contrario, lo que existe es una
paradoja de que en un mundo más interconectado que nunca con los flujos comerciales y de
información, la movilidad de las personas aunque es estimulada, está restringida con fuertes barreras.
La globalización profundiza las desigualdades.

Entre algunos de los temas nuevos, están las preocupaciones por los derechos humanos de los
migrantes y la participación de las mujeres, especialmente por sus consecuencias sobre la desigualdad
de género.

TRES GENERACIONES EN EL ESTUDIO DE LA MIGRACION INTERNACIONAL

La migración en espacios sociales transnacionales marca una tercera generación en la conceptualización


de la migración internacional. En la primera fase, los modelos destacaban la naturaleza de expulsión-
atracción de los factores de la migración en el contexto del desarrollo.

La segunda generación de estudiosos de la migración internacional argumenta que la migración laboral y


los flujos de refugiados se insertan en la dependencia estructural entre periferias y centros de la
economía capitalista mundial.

La tercera generación de investigadores está en proceso de formación. El concepto de espacio social


transnacional busca reconocer prácticas de migrantes y no migrantes que conectan ambos mundos y las
actividades de instituciones como los Estados-naciones que intentan controlar estos espacios. Los
migrantes internacionales construyen lazos que atraviesan las fronteras políticas. Se vuelve cada vez
más difícil clasificar a los países como de origen o destino, muchas veces son ambas cosas.

La particularidad de estas cuestiones es la inquietud y tensión que producen. Se relacionan con la


necesidad de la inmigración y las restricciones para la acogida de inmigrantes.

2 – La “valvula de escape”: una breve revisita.

La visión de la emigración como una salida, una alternativa o un alivio frente a las presiones del mercado
laboral y las necesidades de atención gubernamental a grandes contingentes de población, ha tenido
importante aceptación en varios países de la región.
Las consecuencias más directas de la emigración sobre los mercados laborales nacionales y el
crecimiento han sido imperceptibles, muy inestables o han estado afectas por coyunturas.

En la región, la hipótesis de la válvula de escape está dando paso a una lectura diferente, donde se
acepta que la legitimidad de la emigración y sus potenciales impactos positivos para todos los actores
solo pueden tener lugar si se reducen los numerosos riesgos derivados de las restricciones
institucionales, la xenofobia y las limitaciones a la movilidad calificada.

4 – La visibilidad de las mujeres: ¿Feminización de la migración?

En la escala mundial, las mujeres han tenido una gravitación importante en la migración internacional
que registra un aumento relativo virtualmente constante desde 1960.

America Latina registra la mayor proporción de mujeres entre las personas migrantes internacionales.
Esta feminización cuantitativa en la escala intrarregional es un rasgo característico de la migración en los
últimos decenios.

II
1 – Los patrones tradicionales

A. La inmigración de ultramar: un agotamiento indeclinable.

Entre la segunda mitad del siglo XIX y la primera del XX la inmigración de ultramar fue intensa en varios
países. En su mayoría, provenia del sur de Europa y en menor medida del Cercano Oriente y Asia.

B. La migración intrarregional registra una moderada intensidad y predominancia femenina

De acuerdo con los antecedentes del Proyecto IMILA, la migración intrarregional acusa un predominio
de mujeres desde los años ochenta, tendencia que se mantendría en la actualidad y que como ya se
señalo, le confiere un rasgo distintivo en el mundo en desarrollo. Un análisis detallado de los
intercambios muestra que la composición según género de las diversas corrientes migratorias es muy
heterogénea. Los datos disponibles alrededor de 2000 muestran que los principales flujos
intrarregionales tienden a ser predominantemente femeninos. Detrás de esta heterogeneidad están
tanto la complementariedad entre los mercados de trabajo de los países emisores y receptores como la
demanda laboral en actividades de servicios, además de los efectos de la reunificación familiar.

2 – Un nuevo patrón extrarregional: España y Japón son los destinos más dinámicos.

España y Japón han emergido como los destinos de más elevada dinámica reciente de la emigración
regional. De acuerdo con la información disponible, se puede estimar que hacia el año 2000 unos 2,8
millones de latinoamercianos y caribeños residen en países de fuera de la región distintos de los Estados
Unidos, concentrados en España, Canadá, Reino Unido y Japón. Otro rasgo llamativo es que en general
la información disponible por sexo indica que participan más mujeres que hombres.
Para España: Además del enorme crecimiento de la inmigración de latinoamericanos y caribeños desde
1990, se trata fundamentalmente de población nacida en los países sudamericanos y con fuerte
predominio de mujeres, lo que le imprime una su singular gravitación como destino de la emigración
regional.

Para Japón: La inmigración compuesta principalmente por brasileños y peruanos se vio favorecida
directamente desde 1990 por las disposiciones que facilitaron el visado de ingreso y permanencia
temporal a los descendientes sanguíneos de japoneses instalados desde las primeras décadas del siglo
en Brasil y Perú.

III
Los estudios sobre migración internacional encuentras serias dificultades de información señaladas en
reiteradas ocasiones.

Un problema mayor es la trata de mujeres, que parece adoptar rasgos generalizados de invisibilidad que
comprenden no solo sus dimensiones sino también las formas de coerción y abuso, la tipificación del
delito y las sanciones que amerita, la impunidad de los delicuentes, la densificación de las redes
criminales y la corrupción de autoridades; las consecuencias para las victimas han comenzado a
investigarse y reconocerse.

Si la menor visibilidad de la migración de mujeres no se debe tanto a la falta de preocupación por su


protección ante riesgos objetivos ni a las carencias de las fuentes de información ni a la escasez de
estudios empíricos, entonces puede conjeturarse que existe un problema de género. Primero porque
tanto la migración en si como su estudio son procesos determinados por la dimensión de genero.
Segundo, porque las teorizaciones sobre migración han sido notoriamente sesgadas a favor de la visión
masculina de la movilidad, ya sea por omisión, por énfasis en la racionalidad económica y aspectos
laborales, o por una combinación de factores que dificultaron el análisis de la participación en la
migración de la otra mitad de la humanidad.

El factor intermedio al que se ha recurrido con más frecuencia para explicar la migración de mujeres es
la existencia y el apoyo de redes transnacionales de migrantes. El concepto de red migratoria ha servido
para sustentar la hipótesis de la mantención de la migración internacional en general, pero en el caso de
las mujeres juega un papel central. La activación de los diversos contactos que integran las redes de
relaciones preexistentes (como las relaciones de parentesco, amistad o vecindad) son procesos
caracteristicos entre las mujeres migrantes.

En lo que respecta al nivel micro, el punto de partida para su consideración es que los estudios
empíricos han mostrado que en los flujos contemporáneos hay un aumento en el número de mujeres
que migran solas en busca de trabajo. La decisión de emigrar está vinculada a una estrategia de
supervivencia, especialmente por la condición de maternidad y el contexto familiar.

Las mujeres migrantes, particularmente las indocumentadas, son vulnerables entre las vulnerables
porque experimentan con más frecuencia riesgos sociales – como la pobreza, el desempleo y la
subordinación en sus hogares de origen – y tienen menos capacidad de respuesta individual e
institucional frente a ellos. Son también estigmatizadas, porque se percibe que están dispuestas a ser
tratadas o traficadas, para trabajar en cualquier actividad, habida cuenta de la carencia de opciones en
sus países natales.

En un intento de determinar con precisión que tipo de mujeres son victimas, Polania (1995) las describe
como mujeres de una edad promedio entre 19 y 25 años, con estudios primarios o secundarios
inconclusos y de estrato social medio y bajo. En algunos casos, su primer contacto sexual se da con los
clientes europeos y en otros son madres solteras sin ninguna experiencia anterior en la prostitución.
Aun asi, hasta el momento existe muy poca evidencia empírica acerca de la magnitud de este hecho en
América Latina.

Vous aimerez peut-être aussi