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Pero a pesar de que la ley ya no considera este tipo de mensajes como pruebas de
infidelidad, algunas personas que se enteran de los juegos de su pareja mediante las redes
sociales terminan por separarse de la forma más agresiva.
González Núñez y Rodríguez Oropeza explicaron que entre las causas que han contribuido
a las separaciones es que hombres y mujeres, por igual, se espían por el Facebook, Twitter,
correos electrónicos y mensajes de textos a celulares, y cuando se enteran del estatus de
soltero de su pareja, o ven imágenes es cuando comienzan las fricciones.
De hecho, según Marisol Rodríguez Oropeza, autora del estudio Los aspectos positivos del
divorcio, se ha llegado a casos extremos donde la mujer a través del Facebook pide el
divorcio y algunas hasta se atreven a hackear la cuenta del marido para escribir ofensas
sobre su sexualidad, el tamaño de su pene, supuesta homosexualidad y todo tipo de
ridiculizaciones.
“Hubo un caso en el cual la mujer se metió a la cuenta de su marido y envió a todos sus
contactos fotos grotescas de su cuerpo, declaraciones de que era homosexual y un sádico y
que lo hacía con animales. El marido, del cual aún no estaba separado, debió enviar por otra
cuenta las aclaraciones a algunos de sus contactos porque le cambiaron la contraseña”,
explicó la especialista.
Según ellos, Facebook es el líder, el cual se cita en 66% de los casos que involucran
pruebas en línea.
En estos países los correos o mensajes privados por Facebook sí son considerados como
una prueba habitual en las demandas de divorcio, por lo que las empresas de informática
han desarrollado software espía que permite monitorear electrónicamente a quienes
sospechan de su pareja.
Rodríguez Oropeza explicó que de acuerdo a sus propias investigaciones, los matrimonios
logran superar la barrera de los 10 años cuando se llevan una década de edad.
“Si él es mayor hay gran posibilidad de mantenerse unidos, pero los divorcios son
prácticamente nulos cuando la mujer es una década mayor que su pareja”, pues una esposa
madura soporta sobre sus espaldas el peso del matrimonio, además, suele ser más tolerante
al pasar por alto las infidelidades y las locuras juveniles del esposo.