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FACULTAD DE INGENIERÍA
26/04/2017
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“LA CAÍDA DE LOS ROMANOV”
A principios del siglo XX, los cambios sociopolíticos empezaban a emerger en
Europa, como resultado de las corrientes ideológicas procedentes desde la
Revolución Francesa, que había dado a luz en el seno europeo a la primera
república democrática, dando no solo igualdades a los ciudadanos de esa nación,
si no también demostrando a los pueblos del mundo que la igualdad no era un
sueño, sino una meta.
Sin embargo, en Rusia, un país lejano a las nuevas ideas, pero cercano a los
problemas socioeconómicos, donde sus penúltimas alternativas fueron declarar la
guerra a Alemania y Japón para distraer a un proletariado aún más decadente, que
lo único que provocó fue una demostración global de su atraso tecnológico, esto
gracias a la iglesia católica ortodoxa, otro mártir en el desarrollo de Rusia.
Que concluiría no solo con el fin de una familia, sino también con la caída de uno
de los imperios más antiguos de Europa.
La caída de uno de los imperios más importantes del continente europeo del siglo
XX, fue debido a las malas decisiones y consejeros del Zar Nicolás II, no solo
enfocando a la nación a una decadencia económica y política, también sirvió para
evidenciar su poca experiencia para administrar el cargo.
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campo en la provincia de Tobolsk, donde había nacido en 1864 en el pueblo de
Pokróvskoye. Su verdadero nombre era Novij, ya que <<Rasputín>>, una palabra
que se deriva de rasputny (libertino), era el apodo dado a otros antepasados de su
familia y que él deseaba retener”. (“El fin de los Romanov”; cap.: La predicción de Rasputín,
pág.:55; Victor Alexandrov)
Personaje que fue testigo de la situación económica de los mujik (m. Campesino ruso
anterior a la revolución soviética http://www.wordreference.com/definicion/mujik), conociendo la
situación económica desde zares anteriores a Nicolás, sin solucionar, problemas
tan graves de desigualdad, reclutamientos forzosos e incluso destituciones de
cargos agrarios, provocó que Grigory proyectara su futuro de una forma muy
diferente buscando lo mejor de lo mejor, dejando personas importantes para el en
segundo plano.
Rasputín busco una vocación que lo alejara del pequeño pueblo de Tobolsk, siendo
la religión su única opción, desempeñando un papel importante dentro de la secta
de los jlitsy (una pequeña secta que aún tenían creencias chamanistas, extendida
principalmente en la región de los Urales), siendo elegido como staretz (monje o
peregrino campesino).
“En 1906, Rasputín que estaba ganándose el apodo de <<diablo santo>> entre las
mujeres de la capital, se encontró por primera vez con la zarina. Con Anna
Virubova, su camarera, la emperatriz Alejandra Feodorovna volvió cada vez con
mayor frecuencia al saloncito de las montenegrinas para reunirse con el hombre
santo. “(“El fin de los Romanov”; cap.: La predicción de Rasputín, pág.:56; Victor Alexandrov)
Gracias a la virilidad con la que había nacido, uno de sus grandes atributos,
incluyendo la hipnosis, pudo llegar a la cúspide de su gloria, obteniendo seguidoras
a mujeres de la capital, que poco a poco difundieron el rumor de sus extraños, pero
eficientes sesiones de hipnotismo, a tal grado que “el diablo santo” obtuvo por fin el
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privilegio de conocer a la zarina. Las cartas estaban sobre la mesa, solo tenía que
mover despacio su nueva jugada y tendría a Rusia bajo sus pies.
Para el zar los infortunios que sufría dentro de su corte y su país solo provocaban
que se gestara un pueblo con problemas económicos y sociales, generando un odio
hacia él, su nuevo consejero religioso era sin duda alguna cosa insignificante a
comparación de la opinión que surgía rápidamente acerca de la zarina Alejandra
Feodorovna, que por ciertas decisiones y rumores solo desembocaron en un
repudio hacia ella por parte del pueblo:
“En Darmstadt, donde nació hija del gran duque de Hesse, ya fue mirada con
frialdad por el pueblo sencillo que la apodaba Pechvogel, <<pájaro de mal agüero
>>. Testigos presenciales han contado cómo, cuando la princesa dejo el gran
ducado con su novio el zarevitch, se oyó de algunos espectadores gritaban: << Ghe
und nimn dein Pech mit dir>> (<<vete y llévate contigo tu mala suerte>>)”. (“El fin de
La decisión eficaz de Alejandro III fue rápidamente casar a su hijo con una
emperatriz alemana para afianzar a Alemania y Rusia, esto fue un gran apoyo en la
crisis industrial y tecnológica en la que Rusia se encontraba, también la emperatriz,
paso a ser la zarina de Nicolás, quien lo ayudaría a regir de una forma más rígida a
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la debilitada monarquía. Sin embargo, los problemas no se hicieron esperar y la
fama de la casa Darmstadt precedió a la zarina.
“En aquel mismo año, 1894, otros murmullos corrieron por los salones de Sant
Petersburgo cuando Alice de Hesse llego a Rusia. Esta vez el tema era la terrible
enfermedad, hemofilia. Se daba por sabido en el gran ducado de HesseDarmstadt,
y se conocía en todas las cortes de Europa, que las mujeres de aquella casa
principesca transmitían la incurable enfermedad a su hijo mayor”. (“El fin de los Romanov”;
cap.: Bajo el signo de la esvástica, pág.:113; Victor Alexandrov)
“No supo darse cuenta de esto. La pérdida de alguien querido para ella, sus
ansiedades por su amado hijo, su vago temor de aquella Rusia misteriosa que le
permanecía cerrada, pero desde la cual llegaban confusos retumbos a sus oídos,
estas cosas llevaron gradualmente a la fría alemana del pasado y a la neófita de la
Iglesia ortodoxa a un estado de exaltación mística que lindaba con lo patológico.”
(Charles Rivet, ob.cit., págs. 32-35).
El poco carácter del zar Nicolás II, unido a tener un consejero ligado a la brujería, y
no saber delegar las tareas de la familia y el país, le provoco estragos colosales
durante la mitad de su régimen y a finales del mismo; junto con que la emperatriz
tenía como lo menciona Rivet, una patología al estar lejos de su país y su familia,
que causó una afección psiquiátrica en ella, de sobreprotección entre su hijo el
zarevitch Alexis y su esposo Nicolás.
Los problemas ligados al ámbito económico, militar y social que conllevaron a los
primeros antecedentes de la revolución rusa, datan desde el régimen del zar
Alejandro III, quien tuvo que prever y tratar varias problemáticas de su gobierno
antes de delegar el puesto a su hijo Nicolás, entre los problemas más importantes
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se encontraban: poner fin a las guerras que se estaban gestando contra la madre
patria, la innovación de la industria agraria, la abolición de la servidumbre que daba
problemas generando gastos exorbitantes al erario, la exterminación de la ideología
de la oposición generando huelgas excesivas que aceleraban aún más un atraso
tecnológico en las fábricas, además del orden público y la seguridad en varias
zonas inhóspitas de Siberia.
Alejandro III parecía tener en mente una gran innovación en el país, supliendo el
atraso en la industria con la masiva mano de obra que se encontraba en los campos
de cultivo, que no solo ayudaban a surtir a la nación de alimentos, ya que también
ayudaban en el aspecto económico a ciertas partes de la nobleza, sin embargo,
parte de administrar una nación es innovarla, por tanto, la abolición de la
servidumbre fue una de las primeras decisiones del padre de Nicolás. El problema
empezó, cuando el inmenso excedente de trabajadores cayo directamente en
industrias extranjeras en San Petersburgo, que lo único que buscaban era el propio
beneficio económico, generando que la pobreza aumentara en el país, no solo eran
pocos los lugares y los salarios que daban al afortunado que entraba en las nuevas
industrias, este era insuficiente para mantener a las familias de las clases bajas y
medias de Rusia.
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LA OPOSICIÓN POLÍTICA: EL POPULISMO AL MARXISMO-LENINISMO
Matanza de 1905
Tras la muerte de Alejandro III quien había generado cambios radicales que
proporcionarían un cambio al país, Nicolás II su sucesor, freno aquello que prometía
una mejora en la calidad de vida de la sociedad rusa, ocasionando no solo que se
estancara la industria , sino también había provocado la organización de sindicatos
a la vanguardia de los derechos del trabajador, que aunque no tuvieran aun una
ideología marxista-leninista por considerarla de alguna forma un plan de acción muy
radical, los hechos posteriores a la masacre de 1905 pondrían a los trabajadores a
replantearse los ideales de la revolución.
“Pero ni si quiera la restringida reforma liberal fue apoyada por el zar Nicolás II
(sucesor de Alejandro III, muerto en 1894) y sus ministros, cuya política resulto
extremadamente rígida e intransigente: ninguna concesión de carácter liberal,
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provocaciones llevadas a cabo por agentes del gobierno que se infiltraban en las
organizaciones de la oposición, formación de asociaciones obreras manipuladas por
la policía( como la del pope Gapon, de la que hablaremos seguidamente por su
papel en los acontecimientos de 1905) y nuevos programas antisemitas que
sirvieran de desahogo popular.” (“La Revolución rusa y el desarrollo de la URSS”; pág.: 16; Armanda
Rodríguez Fierro)
El problema parecía venir junto con el título de zar, el intento de frenar los
movimientos sociales que cada vez se unían a la oposición del régimen
desembocaban en la generación de problemas económicos y en el desgaste de las
tropas. Entre estos movimientos, uno de los más importantes el movimiento pope
Gapon, que estaba constituido por los obreros y trabajadores de San Petersburgo,
estaban gestando una manifestación masiva ante lo que posiblemente era un
incremento a la canasta básica del proletariado, la cuestión era, seguir siendo un
movimiento administrado secretamente por la policía o desligarse de ellos por lo
que era justo, era algo que tenían que decidir, luchar o desaparecer por ser solo un
conjunto de quejas y no de hechos. El miedo se hacía presente en el horizonte, un
solo objetivo, el palacio del invierno, no era una amenaza al régimen, solo se
buscaba un apoyo al proletariado, pero con un gobernante inseguro de sí mismo, la
ayuda no era de esperarse.
“La fuerte subida de los precios de los artículos de primera necesidad incrementaba
el malestar y, ante el riesgo de perder a sus afiliados si no se hacía eco de sus
quejas, Gapon organizo para el 22 de enero de 1905 una multitudinaria marcha
popular hacia el Palacio de Invierno (unos 200,000 manifestantes). Las tropas
zaristas dispararon sobre los manifestantes, que caminaban enarbolando retratos
el zar y el pueblo, esto constituyo el desencadenamiento de una oleada extensa y
generalizada de huelgas revolucionarias a lo largo del año: por vez primera los
objetivos de las huelgas no eran tan solo sindicales, sino reivindicaciones políticas
concretas: convocatoria de una asamblea constituyente y fin del poder absoluto. (“La
Revolución rusa y el desarrollo de la URSS”; pág.: 18; Armanda Rodríguez Fierro).
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La abdicación
Una vez más las cenizas que quedaban durante los grandes años de invierno
volvían a encenderse, la gran madre patria había sido saqueada desde los últimos
años de Alejandro III y la situación continuaba con Nicolás, en cierta forma el
problema esta vez se le escapaba de las manos, ya que el clima no era parte de la
servidumbre del zar, pero como hemos dicho, la innovación de las reformas sociales
se fue junto con su antecesor, jamás tomo en cuenta este tipo de problemas,
creando solamente un almacén de emergencia para la familia imperial y dejando en
crisis a las familias de Petrogrado, las soluciones se empezaban a plantear, los
consejeros daban algunas pequeñas alternativas, pero por la situación familiar,
aunado a un zar lejos de la capital, donde solo pequeños reportes telegrafiados
eran remitidos a su persona, le pareció una simple huelga que tomo con poca
importancia, aquellas advertencias y soluciones no llegaron a ser solo palabras.
Lamentablemente esta vez el pueblo no le concedería el privilegio de dormir
tranquilo.
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“He tomado la decisión de abdicar. Hasta las tres de esta tarde pensé que podría
abdicar a favor de mi hijo Alexis. Pero he modificado mi opinión a favor de mi
hermano Miguel”. (“El fin de los Romanov”; cap.: La abdicación, pág.:75-86; Victor Alexandrov).
Cuando llegaron al sótano, con el pretexto de tomarles una última fotografía oficial
para tener informados a los ciudadanos rusos y con la posibilidad de su pronta
liberación, el pelotón acribillo a los prisioneros y remató a bayonetazos., Fue así
como cayeron los últimos miembros de la dinastía.” (“El fin de los Romanov”; cap.: La
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CONCLUSIONES:
Alejandro III debió desde un principio resolver los problemas sociopolíticos dentro
de su régimen, ya que al dejar sin empleo a un porcentaje tan alto en manos de
empresas extranjeras, las cuales eran las dueñas totales de la industria dentro de
Rusia, eventualmente los costos incrementaron, dejando a los campesinos con
sueldos por debajo de lo que ganaban en los ya extintos campos de labranza ,
gracias a su reforma agraria, además de que si hubiese querido ser efectivo en la
censura de ideologías revolucionarias, lo mejor hubiese sido fusilar a Lenin, ya que
solo exiliándolo era cuestión de tiempo que la decadencia tecnológica y económica
afectaran cada vez más al confort de la población rusa en los próximos años , aun
nado a eso después de la abdicación, vemos que Kérenski es incapaz de manejar
un ejército popular y una república social democrática, dando en bandeja de plata
el control a los soviéticos, quienes en lugar de exiliar a la familia imperial, preferirían
asesinarlos, dejando en claro a los contrarrevolucionarios que la revolución no era
un juego.
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BIBLIOGRAFÍA:
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