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VIA CRUCIS POR LA VIDA

SEMANA SANTA 2018

(Canción mientras la gente espera)

Introducción:

En este Viernes Santo venimos a caminar junto a Jesús su camino de Pasión hacia el Calvario.
Jesús camina rumbo a su entrega de amor en la Cruz. En cada paso de nuestro caminar
queremos redescubrir el sentido de su muerte en la Cruz por cada uno de nosotros. El sentido
más hondo y profundo de su gran amor y predilección por la vida de cada hombre.

¿Alcanzamos a dimensionar que es Dios mismo quien muere por nosotros?

El mismo Dios que eligió hacerse uno como nosotros, el que fue concebido en el seno de María y
quiso ser embrión para nacer, crecer y hacerse hombre, es el que HOY muere en la Cruz.

Al contemplarlo, queremos descubrir a todos los sufrientes de hoy: los enfermos, los ancianos, los
niños desamparados, los pobres, los abandonados, los perseguidos por su fe, los que son
obligados a migrar y abandonar su tierra, los que sufren soledad, los que son víctimas de la
injusticia y de manera muy especial, los niños en gestación. Los bebés concebidos en el seno de
sus mamás para nacer y vivir y, que hoy, en nuestro país, se encuentran cada vez más
amenazados de muerte. También sus mamás y papás, aquellos que no pueden reconocer el
regalo inmenso que es la vida de cada hijo que Dios les confía.

Por eso Jesús, al caminar junto a vos, te pedimos que desde el amor que se derrama de tu Cruz,
de tu vida entregada por nosotros, infundas en el corazón de tu Pueblo, la certeza del triunfo de la
Vida y del Amor. Te pedimos que nos des la mirada de la Misericordia para abrazar y comprender
la realidad que nos rodea. La realidad que duele. La realidad que cuesta comprender pero, que
como vos, sufriendo hasta desgarrarnos, necesitamos abrazar para llevarla a tu encuentro.

En el nombre del Padre....

Canción

Primera Estación: Jesús es condenado a Muerte

“Te adoramos, Cristo, y te bendecimos porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo”

“Era el día de la Preparación de la Pascua, hacia el mediodía. Dijo Pilato a los judíos: ‘Aquí tienen
a su rey’. Ellos gritaron: ‘¡Fuera, fuera! ¡Crucifícalo!’ Replicó Pilato: ‘¿A su rey voy a crucificar?’.
Contestaron los sumos sacerdotes: ‘No tenemos más rey que el César’. Entonces se los entregó
para que fuera crucificado”. (Jn 19,14-16)

En el juicio y condena de Jesús queremos descubrir hoy la vida de tantos hombres y mujeres,
adultos y jóvenes, ancianos y niños que no son reconocidas en su dignidad de persona y son
condenados silenciosamente a la exclusión, la soledad y el abandono.

Oración:
Pidamos de manera especial para que nuestros gobernantes, legisladores y dirigentes lleven
adelante la misión de gobernar nuestra patria con leyes justas que respeten y cuidan de toda vida
desde su inicio hasta su fin natural, que busquen la justicia social para todos y se garanticen los
derechos de todos, comenzando por el primero de los derechos que es el derecho a la vida.
Pidamos por todo nuestro pueblo argentino para que no condene injustamente a nadie sino que
abrace a todo aquel que necesite de cuidado y ayuda, especialmente a los niños por nacer y a
toda mamá en dificultad.

Canto

Segunda Estación: Jesús carga con su Cruz


“Te adoramos Cristo......”

“Tomaron pues a Jesús que, cargando con su cruz, salió hacia el lugar llamado Calvario, que en
hebreo se dice Gólgota” (Jn 19,17).

Pilato se lava las manos y deja a Jesús en manos aquellos que quieren su muerte y le cargan la
cruz. Son muchos quienes cierran sus ojos a la verdad y gritan pidiendo la muerte del inocente.

Oración:
Pidamos por todos aquellos que hoy cargan la cruz de la Cultura del Descarte, la cruz de la
soledad y la exclusión, la cruz de la enfermedad y la prisión, la cruz del hambre y la injusticia, la
cruz de las drogas y la violencia. Especialmente quienes cargan la cruz de no ser reconocidos en
su derecho a nacer, la cruz de quienes acuden al aborto porque no encuentran respuesta a
sus verdaderas necesidades. Pidamos por todo nuestro pueblo para que no haga más pesada las
cruces de nuestros hermanos con juicios y prejuicios apresurados, con actitudes de olvido e
indiferencia.

Canto

Tercera Estación: Jesús cae por primera vez

“Te adoramos Cristo.....................”

“Llamando a la gente a la vez que a sus discípulos, les dijo: ‘Si alguno quiere venir en pos de mí,
niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero
quien pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará’”. (Mc 8,34-35)

Al ver caer a Jesús contemplamos la vida y el sufrimiento de tantas mujeres. Sin embargo, Jesús
se levanta y nos muestra la fuerza del Amor. En la aparente fragilidad, la fortaleza. En la muerte,
la vida. La vida del niño como un impulso de vida también para la madre, un nuevo sentido para
ponerse de pié, para luchar, para vivir.

Oración:

Pidamos por todos aquellos que hoy caen bajo el peso de su cruz de distintas maneras y
expresiones de caída. Por las familias que por distintas presiones no pueden cumplir con su
misión de ser santuarios de la vida. Por los jóvenes que claudican a ser custodios y anunciadores
del valor de la vida. Por las mujeres y hombres que viven el engaño del aborto como solución. Por
todo nosotros que caemos bajo el peso de nuestras propias cruces. Pidamos que Jesús nos dé a
todos la fuerza de su Amor para poder levantarnos y seguir el camino de la Vida que Él nos
regala.
Canto

Cuarta Estación: Jesús encuentra a su Madre Santísima

“Te adoramos Cristo...................”

“Simeón, después de bendecirlos, dijo a María, la madre: «Este niño será causa de caída y de
elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción, y a ti misma una espada te
atravesará el corazón. Así se manifestarán claramente los pensamientos íntimos de muchos»”.
(Lc 2,34-35)

Aparece la mirada de la Madre en el camino de Cruz. A pesar del dolor que siente María al
contemplar la escena de muerte de su Hijo inocente, permanece de pié, camina junto a su Hijo, lo
sostiene con su mirada amorosa. Cuántas mujeres hoy necesitan de su ejemplo de fortaleza en
su propio calvario. Solamente en el corazón de una Madre como Ella pueden encontrar alivio,
consuelo y refugio.

Oración:

Pidamos de manera especial por todas las mujeres que sufren; por todas las madres que no
tienen la dicha de ver nacer a sus hijos y abrazarlos; por todas las mujeres y varones que sufren
las heridas del aborto y la muerte de un hijo. Pidamos que la presencia y cercanía amorosa de la
Virgen les regale el consuelo, la fuerza y la paz.

Canto

Quinta Estación: El Cireneo ayuda a Jesús a llevar la Cruz

“Te adoramos Cristo y te bendecimos............”

“Simón de Cirene, el padre de Alejandro y de Rufo, que volvía del campo y pasaba por allí, fue
obligado a cargar con su cruz”. (Mc 15,21)

¿Cuál es nuestra misión como Iglesia en el mundo de hoy? Nos lo enseña el Cireneo: ayudar a
Jesús a llevar la Cruz, llevar la cruz propia, llevar la cruz de nuestros hermanos. Hoy más que
nunca necesitamos salir al encuentro de nuestros hermanos: llevar consuelo, aliviar penas y
servir a los que sufren. Mostrar el rostro de una Iglesia Madre que cuida de la vida de todos sus
hijos, llevando la ternura y misericordia de Dios a todos.

Oración:

Pidamos para que seamos muchos los que salgamos con prontitud a asistir la vida concebida en
riesgo de no nacer. Que sepamos responder a las necesidades de las madres solas, de los niños
abandonados y de las familias que sufren. Que mediante la cultura de la solidaridad y del amor
podamos construir la cultura de la vida y del encuentro. Que podamos corroborar con nuestro
testimonio de amor y entrega, la caridad de nuestras palabras de anuncio sobre la verdad del
valor de la vida.

Canto

Sexta estación: La Verónica limpia el rostro de Jesús

“Te adoramos Cristo.........”


“Del mismo modo que muchos quedaron asombrados al verlo –pues tan desfigurado estaba que
no parecía un hombre, ni su apariencia era humana-, así se admirarán muchas naciones; ante él
cerrarán los reyes la boca, pues verán lo que nunca les contaron y descubrirán lo que nunca
oyeron”. (Is 52, 14- 15)

La Verónica con su testimonio de valentía y amor incondicional por el Cristo sufriente, nos
muestra el modo de servir. Hoy, más que nunca, Jesús y nuestra Iglesia precisan
Evangelizadores dispuestos a acompañar en la dificultad, dispuestos a servir y a dialogar, que
anuncien a todos los hombres el Evangelio del Amor de Dios que es el Evangelio de la dignidad
del hombre.

Oración:

Pidamos la valentía y el coraje para enjugar tantos rostros sufrientes que viven a nuestro
alrededor. Tantos rostros que sufren el ser ignorados en una sociedad que niega a los que
considera descartables. Tantos rostros que sufren las distintas formas de injusticia, la violencia en
todas sus expresiones, la intolerancia, la prepotencia y el egoísmo. Que en cada unos de ellos
podamos descubrir y contemplar tu rostro sagrado.

Canto

Séptima Estación: “Jesús cae por segunda vez”

“Te adoramos Cristo........................”

“Les decía: ‘El Hijo del Hombre será entregado en manos de los hombres; lo matarán, más a los
tres días de haber muerto resucitará. Pero los discípulos, que no entendían sus palabras, tenían
miedo de preguntarle”. (Mc 9, 31-32)

A pesar de los latigazos y los insultos, Jesús prosigue. La fuerza del amor se manifiesta.
Nuestra sociedad actual también sufre el peso de su propia cruz. Las injusticias e inequidades.
Los excesos de poder. El hambre y la pobreza. La corrupción y el engaño. Las situaciones de
abuso, sometimiento y explotación. Las guerras. Tanto mal no se comprende. Esto nos lleva a
preguntarnos si es posible revertir esta realidad.
Jesús se levanta y nos da la respuesta. Nos muestra la fuerza del amor en medio de la
indiferencia y de la injusticia. Se levanta para levantarnos.

Oración:

Pidamos a Jesús que en nuestra fragilidad se nos revele su fortaleza. Que cada vez que
caigamos bajo el peso del pecado, cada vez que nos invada la desesperanza y la desesperación,
cada vez que nos sintamos desbordados por el peso de la cruz podamos mirar al Cristo Caído y
encontrar la fuerza para levantarnos y seguir caminando.

Octava Estación: “Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén”

“Te adoramos Cristo y te bendecimos......”

“Le seguía una gran multitud del pueblo y mujeres que se dolían y se lamentaban por él. Jesús se
volvió a ellas y les dijo: ‘Hijas de Jerusalén, no lloren por mí; lloren más bien por ustedes y por sus
hijos”. (Lc 23,27-28)
Jesús muestra siempre la máxima estima y el máximo respeto por la mujer, por cada mujer, en
particular es sensible hacia el sufrimiento femenino.

Oración:

Pidamos a Jesús, consuelo de la humanidad, por todas las mujeres que lloran ante el dolor propio
y ajeno. Que Jesús consuele a todas las mujeres que lloran ante las muertes injustas de sus hijos
víctimas de la violencia, las adicciones, el hambre y la enfermedad. Pidamos por todas las
mujeres que lloran porque son víctimas de la trata de personas y la explotación sexual. Por todas
las mujeres que lloran por la muerte de los hijos que llevan o llevaron en sus vientre. Que Jesús y
la Virgen les hagan llegar hoy su consuelo y fortaleza.

Canto

Novena Estación: “Jesús cae por Tercera Vez”

“Te adoramos Cristo y te bendecimos......................”

“Más fue traspasado por nuestras rebeldías, molido por nuestras culpas. El castigo que nos trae
la paz recayó sobre él y por sus heridas fuimos curados”. (Is 53,5)

En su caída nos pone frente a nuestras propias caídas, a nuestras faltas, a nuestros pecados. Al
levantarse nos muestra la Misericordia del Padre.

Oración:

Pidamos a Jesús que nos renueve la fuerza y la esperanza para ayudar a levantarse a tantos
caídos por el peso de sus dolores. Que no caigamos en la trampa de la indiferencia y ceguera
que nos impida mirar a nuestro alrededor siendo insensibles a quienes caen a nuestro lado.
Pidamos a Jesús que nos dé la fuerza y creatividad para tender nuestra mano a aquella mujer
madre que sola y confundida busca soluciones equivocadas.

Canto

Décima Estación: “Jesús es despojado de sus vestiduras”

“Te adoramos Cristo y te bendecimos........................”

“Lo crucificaron y se repartieron sus vestidos, echándolos a suertes, a ver qué se llevaba cada
uno”. (Mc 15,24)

Al contemplar a Jesús desnudo y humillado, contemplamos en nuestra sociedad a los sometidos,


humillados y despojados de hoy. A los perseguidos. A los ignorados.

Oración:

Pidamos a Jesús por todos los despojados y humillados de nuestro mundo. Por los niños que no
tienen cubiertas sus necesidades básicas: ropa, casa, comida, educación y salud. Por los que son
despojados de una familia que cuide y proteja. Por los despojados de la dignidad del trabajo y la
retribución justa. Por los humillados por una justicia que nunca llega y son ignorados en sus justos
reclamos. Especialmente pidamos a Jesús por todos los niños por nacer que son despojados de
su dignidad y valor.

Undécima Estación: “Jesús es clavado en la Cruz”


“Te adoramos Cristo y te bendecimos...........”

“Llegados al lugar llamado Calvario, lo crucificaron allí junto con los malhechores, uno a la
derecha y otro a la izquierda”. (Lc 23,33)

Todavía hoy Jesús sigue siendo clavado en la cruz. Lo vemos reflejado en los crucificados por la
cultura del descarte y explotación, los niños por nacer a quienes se les impide vivir, las madres
solas, confundidas y expuestas.
Pidamos perdón por nuestras negaciones, nuestras ofensas, por la indiferencia de nuestro
silencio, por nuestra falta de respuesta ante la realidad que nos interpela, por nuestras
infidelidades y desobediencias.

Oración:

Pidamos a Jesús por todos los crucificados de hoy. Por todos aquellos que se sienten
atravesados por el dolor y son víctimas de la cultura de muerte. Pidamos también que todos
nosotros tengamos nuestras manos dispuestas a acercar, consolar, curar. Que viviendo y
haciendo vivir la Revolución de la Ternura construyamos la Cultura de la Vida y del Encuentro.

Canto

Duodécima Estación: “Jesús muere en la Cruz”

“Te adoramos Cristo y te bendecimos......................”

“Llegada la hora sexta, la oscuridad cubrió toda la tierra hasta la hora nona. A la hora nona gritó
Jesús con fuerte voz: ‘Eloí, Eloí, ¿lemá sabactaní?’, que quiere decir: ‘¡Dios mío, Dios mío! ¿Por
qué me has abandonado?’… Entonces el velo del Santuario se rasgó en dos, de arriba abajo. El
centurión, que estaba frente a él, al ver que había expirado de aquella manera, dijo:
‘verdaderamente este hombre era hijo de Dios”. (Mc 15,33-34.38-39)

De Cristo crucificado y muerto en la cruz nace el grito del perdón. Se derrama la Misericordia del
Padre sobre la humanidad. Hasta los verdugos del mismo Jesús son destinatarios de ella: “Padre,
perdónalos…” Hoy queremos abrirnos a recibir el perdón y la Misericordia de Dios, dejarnos
reconciliar con Él y con nuestros hermanos.

Oración:

Pidamos a Jesús que sepamos dejarnos transformar por su perdón y abrazarnos por Él en
nuestras miserias. Pidamos que nos perdone por todas las veces que callamos y no anunciamos
con fuerza y esperanza el valor de toda vida humana desde la concepción hasta su fin natural.
Pidamos perdón por nuestras omisiones en el cuidado de la vida, por todas las veces que no la
reconocemos y valoramos. Por todo esto te decimos: Ten Misericordia de nosotros, Señor.

Decimotercera Estación: “Jesús es colocado en brazos de su Madre”

“Te adoramos Cristo y te bendecimos........................”

“Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, aunque en secreto por miedo a
los judíos, pidió a Pilato autorización para retirar el cuerpo de Jesús. Pilato se lo concedió.
Fueron, pues, y retiraron su cuerpo”. (Jn 19,38)

María nuevamente tiene a su hijo en brazos. En su manto y bajo su cuidado materno, la vida de
todos los hombres, nacidos y por nacer, buscan protección y amparo. Desde su corazón de
Madre, reclaman justicia, reclaman amor, reclaman cuidado. En el regazo de la Virgen atravesada
por el dolor de sus hijos descansan todos los corazones heridos de hoy.

Oración:

Pidamos a la Virgen Madre que nos cobije en sus brazos de ternura, que cobije a todos aquellos
que se sienten muertos en vida porque el mundo y la sociedad los descartan e ignoran. Que
cobije en su regazo las vidas truncas de los niños que no llegan a nacer y las de sus mamás
atravesadas en su corazón por el dolor de no poder tener a sus hijos en sus brazos. Que cobije
en su regazo a la Iglesia Madre llamada a ser Hospital de Campaña levantando a los heridos del
camino de la vida.

Canto

Decimocuarta Estación: “Jesús es colocado en un sepulcro nuevo”

“Te adoramos Cristo...........................................”

“Fue también Nicodemo –aquel que anteriormente había ido a verle de noche-. Con una mezcla
de mirra y áloe de unas cien libras. Tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en lienzos con
los aromas, conforme a la costumbre judía de sepultar. En el lugar donde Jesús había sido
crucificado había un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo, en el que nadie todavía había sido
depositado. Allí, pues, pusieron a Jesús, porque era el día de la Preparación de los judíos y el
sepulcro estaba cerca”. (Jn 19,39-42)

El sepulcro de Cristo no es lugar de muerte sino de esperanza. El dolor y el fracaso son vencidos
por el Amor del Dios que Resucita para que resucitemos con Él.

Oración:

Pidamos a Jesús que nos haga renacer a la Vida Nueva que nos regala, que nos haga vivir la
alegría de sabernos hijos del Padre. Pidámosle que nos haga fervorosos testigos de la Vida, que
seamos quienes anunciamos el valor y la dignidad de la vida de todos los hombres. Que nos
dispongamos a cuidar y velar por la vida. Pidámosle que elevemos nuestro canto de esperanza
en la vida de los niños concebidos, en la vida de los niños nacidos, en la vida de las madres y
padres, en la vida de nuestras familias, en la vida de nuestros enfermos y ancianos, en la vida de
los más pobres y sufrientes. Que Jesús nos haga a todos Apóstoles de la Vida y Testigos de la
Esperanza.

Canto

Concluimos el rezo del Vía Crucis con la Oración de San Juan Pablo II por la vida:

Oh María, aurora del mundo nuevo,


Madre de todos los vivientes,
a Ti confiamos la causa de la vida:
mira Madre el número inmenso de niños a quienes se impide nacer,
de pobres a quienes se hace difícil vivir,
de hombres y mujeres víctimas de violencia inhumana,
de ancianos y enfermos muertos a causa de la indiferencia o de una presunta piedad.
Haz que quienes creen en tu hijo sepan anunciar con firmeza y
amor a los hombres de nuestro tiempo
el Evangelio de la vida.
Alcánzales la gracia de acogerlo como don siempre nuevo,
la alegría de celebrarlo con gratitud durante toda su existencia
y la valentía de testimoniarlo con solícita constancia,
para construir, junto con todos los hombres de buena voluntad,
la civilización de la verdad y del amor,
para alabanza y gloria de Dios Creador
y amante de la vida.
Amén

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