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“Manejo de Situaciones Conflictivas en el Aula”

Introducción

En el marco de la educación, los conflictos constituyen una de las

preocupaciones más importantes de docentes, tutores, orientadores, padres e

instituciones educativas. El respeto y el mantenimiento del orden en nuestras

aulas resultan actividades a las que se dedica a diario un gran esfuerzo sin que

se consigan, en muchos casos, los resultados esperados.

Una idea clave que es importante aclarar desde el comienzo es que conflicto y

violencia no son lo mismo, siendo esta última un claro exponente del primer

término. De esta forma, la violencia siempre va acompañada de nuevos

conflictos, pero el conflicto no siempre entraña situaciones de violencia. Aunque

esta cuestión pueda parecer en cierto modo trivial, no se desprende así de la

literatura sobre el tema en la que se vislumbra una falta de consenso que lleva a

definiciones dispares y al manejo de un gran número de vocablos asociados a

conflicto o, cuanto menos, de similares características. Así, por ejemplo, en el

ámbito educativo se manejan otros términos similares como indisciplina o mal

comportamiento.

Concepto de conflicto, violencia y bullying

El conflicto en sí mismo no tiene porqué ser negativo. Es totalmente natural en

el ser humano y, en realidad, no es otra cosa que diferencias de criterios,

intereses o puntos de vista.

Por un lado es definido como una incompatibilidad entre conductas,

percepciones, objetivos y/o afectos entre individuos y grupos, que definen estas
metas como mutuamente incompatibles. Pueden existir o no una expresión

agresiva de esta incompatibilidad. Dos o más partes perciben que todo o en parte

tienen intereses divergentes y así lo expresan.

El concepto de conflicto se ha impuesto y desarrollado en el ámbito educativo

como un problema, siendo vinculado, en la práctica totalidad de ocasiones, a

fenómenos relacionados con la violencia en las aulas. Sin embargo, es

importante que los maestros y otros profesionales relacionados con la

enseñanza asuman el conflicto como una realidad natural y no necesariamente

negativa. Concebir el conflicto como una oportunidad forma parte de un

movimiento en el cual se asemeja este concepto a la oportunidad de cambio.

.«El conflicto es un modo de comunicación y una parte inevitable de nuestras

vidas. Resulta inherente al proceso de cambio dentro de los individuos y en el

seno de la sociedad, proceso que todas las personas pueden aprender a abordar

creativamente. La educación sobre el conflicto constituye una parte esencial de

la educación de la paz (…) y posee consecuencias para una escolarización

agradable y eficaz…», Burnley, J. (1993).

Para Trianes (2000) la violencia es "un comportamiento agresivo con la intención

de causar daño físico, verbal o psicológico a otra persona, que es juzgado

inadecuado socialmente, incluso penado por la ley". Se trata, sin lugar a dudas,

de un comportamiento evitable que supone un gran obstáculo para el desarrollo

social del individuo y de su vida en colectividad.

El bullying es un término anglosajón que según Smith y Sharp (1994) se utiliza

cuando existe un abuso sistemático de poder. En español encuentra su sinónimo

en intimidación. Trianes (2000: 23-24) lo define como "comportamiento


prolongado de insulto, rechazo social, intimidación y/o agresividad física de unos

alumnos contra otros, que se convierten en víctimas de sus compañeros". En

esta misma línea Olweus (1998) destaca que se produce cuando un alumno es

agredido al estar expuesto durante un tiempo a acciones negativas (verbales,

físicas o psicológicas) que lleva a cabo otro alumno o grupo de ellos. Por

acciones negativas se entiende tanto las cometidas verbalmente o mediante

contacto físico y las psicológicas de exclusión. Es decir, existe un desequilibrio

de fuerzas.

Entonces violencia y conflicto no son dos caras de la misma moneda, sino que

obedecen a cuestiones bien distintas. Como afirman Etxeberria, Esteve y Jordán,

2001: 82: "... no es legítimo asociar conflicto con violencia, porque mientras el

conflicto responde a situaciones cotidianas de la vida social y escolar, en la que

se dan enfrentamientos de intereses, discusión y necesidad de abordar el

problema, la violencia es una de las maneras de enfrentarse a esa situación".

LA ESCUELA COMO UN MEDIO DE APRENDIZAJE SOCIAL

La escuela es un dominio institucional, una organización definida como una

“asociación de personas regulada por un conjunto de normas en función de

determinados fines” (RAE 2001: 1631).

Según Mumby y Clair (2000), se puede definir a las organizaciones como

colectividades sociales que se producen, se reproducen y se transforman por

medio de las prácticas de comunicación habitual, interdependiente y deliberada

de sus miembros. Desde este punto de vista, las organizaciones existen en la

medida en que sus miembros las crean por medio del discurso, o sea que crean
una realidad social coherente que encuadra la percepción que tienen de su

propia identidad.

El alumno es un sujeto social en proceso de constitución de identidad y de

transformación social.

De conflicto a violencia y de violencia a acoso escolar

El maestro o profesor es una figura clave para enseñar a los niños a gestionar

adecuadamente los conflictos, buscando incansablemente el consenso y el

diálogo. De lo contrario, el conflicto puede acabar provocando estallidos de

violencia física o verbal y, de no frenarse a tiempo, degenerar en situaciones

sistemáticas y continuadas de violencia contra una misma víctima. En este caso

hablamos del temido bullying. Los episodios de violencia escolar continuada o

bullying constituyen en la actualidad uno de los fenómenos que más

preocupación suscita entre los profesionales de la educación, las familias y la

sociedad en su conjunto y, por supuesto, en los propios alumnos. Preocupación,

por otra parte, plenamente justifcada tanto por su alta frecuencia (se estima que

al menos uno de cuatro escolares sufre acoso en mayor o menor grado), como

por sus terribles y duraderas consecuencias: problemas psicológicos, fracaso

escolar, inadaptación social y laboral e incluso enfermedades físicas.

El profesor es, por lo tanto, una fgura clave en la prevención y detección

temprana de las situaciones de acoso, lo cual no es fácil pues suelen producirse

fuera de la vista de los adultos, así como en la aplicación de las técnicas y

protocolos de resolución de conflictos.

Áreas de conflicto en el ámbito escolar


Existen una serie de factores de riesgo o características (personales, familiares,

escolares, sociales culturales, etc.) cuya presencia provoca que aumente la

probabilidad de que se presenten fenómenos conflictos, que de no prevenirse

correctamente pueden dar lugar a episodios de violencia escolar y/o bullying.

Factores de riesgo del agresor

Ausencia de empatía: incapacidad para reconocer el estado emocional de otras

personas.

Baja autoestima: percepción negativa de sí mismo.

Impulsividad: falta de control de los impulsos que lleva a actuar y decir las cosas

sin pensar.

Egocentrismo: exagerada exaltación de la propia personalidad, por lo que la

persona se considera el centro de atención.

Fracaso escolar: bajo rendimiento en los estudios, que puede llevar al

absentismo y/o abandono escolar y técnicas de resolución

Consumo de alcohol y drogas.

Trastornos psicopatológicos: trastornos de conducta, trastorno por déficit de

atención con hiperactividad (TDH), trastorno negativista desafiante y trastorno

disocial.

Antecedentes familiares de violencia.

Entorno socio cultural bajo.

El perfl del acosador se caracteriza por: físicamente fuerte Impulsiva y

dominante, con conductas antisociales y con una ausencia total de empatía con

sus víctimas.
Factores de riesgo de la víctima

Rasgos físicos o culturales distintos a los de la mayoría: minorías étnicas,

raciales y culturales.

Sufrir alguna discapacidad física o psíquica.

Escasa comunicación familiar.

Factores socio-culturales

Entorno socio económico precario.

Baja calidad de la enseñanza.

Alta presencia de contenidos violentos en medios de comunicación, vídeo

juegos, etc. Justificación social de la violencia como medio para lograr ciertos

objetivos.

Las causas que pueden derivar en conflictos en el ámbito escolar son muchas:

un clima excesivamente competitivo, las actitudes egoístas y la falta de

autoestima en algunos alumnos, incluso la falta de confianza en los maestros y

la dirección del centro, son algunas de las más frecuentes. No obstante, la base

de todos los conflictos en el aula siempre se encuentra en la carencia de

habilidades en la gestión de los problemas. Este déficit la mayoría de veces está

directamente relacionado con problemas de madurez de los chicos debido

a un desarrollo inadecuado de la inteligencia emocional, casi siempre por no

haber sido incorporada como una enseñanza fundamental en la formación del

alumno.

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