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La eutanasia (del latín científico euthanasia y este del griego antiguo εὐθανασία /euthanasía/
'muerte dulce')1 es la intervención voluntaria que acelera la muerte de un paciente desahuciado,
con su consentimiento, con la intención de evitar sufrimiento y dolor. La eutanasia está asociada al
final de la vida sin sufrimiento.1
Existen diferentes leyes sobre la eutanasia en cada país. El Comité selecto de Ética médica de la
Cámara de los Lores británica define la eutanasia como «una intervención deliberada emprendida
con la intención expresa de poner fin a una vida, para aliviar el sufrimiento intratable».3 En los
Países Bajos y en Bélgica, es entendida como «la terminación de la vida por un médico a petición
de un paciente».4 Sin embargo, la ley holandesa no usa el término eutanasia, sino que lo incluye
bajo la definición más amplia de «suicidio asistido y finalización de la vida a petición».5 En
Colombia la Corte Constitucional en su sentencia C 239 de 1997 manifiesta que el homicidio por
piedad es «es la acción de quien obra por la motivación específica de poner fin a los intensos
sufrimientos de otro», y que «doctrinariamente se le ha denominado homicidio pietístico o
eutanásico».6 No obstante, en la sentencia T 970 de 2014, se lee que «las definiciones sobre
eutanasia son múltiples y actualmente no se cuenta con alguna totalmente aceptada»7 pero aún
así, se utiliza la definición de la doctrina jurídica para precisar los elementos necesarios para que el
homicidio corresponda al concepto doctrinario de eutanasia; también usa la descripción
doctrinaria para su clasificación.7
La eutanasia está clasificada de diferentes formas: directa e indirecta según el accionar médico, y
voluntaria e involuntaria si se cuenta o no con el consentimiento del paciente.8
Índice
1 Etimología
2 Historia
2.5 Aktion T4
2.6 La petición de 1949 del estado de Nueva York a favor de la eutanasia y la oposición
católica
3 Definición
4 Clasificaciones de eutanasia
5 Conceptos relacionados
7 Opinión médica
9 Véase también
10 Notas
11 Referencias
12 Bibliografía
12.1 Enciclopedias
12.2 Libros
12.3 Publicaciones
12.4 Revistas
13 Bibliografía complementaria
14 Enlaces externos
Etimología
La palabra eutanasia proviene del latín científico euthanasia /eutʰanásɪa/, y este del griego
εὐθανασία /eu̯ θaɳasía/, está compuesta por el prefijo εὖ /eu̯/ ‘bien’, ‘normalidad’; la palabra
θἀνατος /θánatos/ ‘muerte’ y el sufijo sustantivante ~σίᾱ /~síaː/.1
El morfema εὖ /eu̯/ ‘bien’, ‘normalidad’; está vinculado a la raíz indoeuropea *wesu~, ‘bueno’.
Está presente en los neologismos aneuploide, eubacteria, eucalipto, eucáridos, eucariote, eufonía,
y muchos más.9
El lexema θἀνατος /θánatos/ ‘muerte’; está vinculado a la raíz indoeuropea *dʰ(u)enh₂- ‘muerte’.
Puede vérsela con ese mismo significado en: tanatología, tanatopraxia, tanatonauta y
tanatoideo(a), atanasia, cacotanasia, ortotanasia, distanasia.10
El gramema sustantivante ~σίᾱ /~síā/; proviene del griego, el cual a su vez es la combinación de
dos sufijos femininos: ~si(s)/~s(o) de los griegos ~σις/~σι~/~σο~/~σ~ que significa ‘acción’, muy
común en el lenguaje científico griego;11 y el sufijo ~íā del griego ~ία que significa ‘cualidad’.12
Etimológicamente hablando, eutanasia significa: muerte apacible o muerte sin sufrmiento físico,
favorecida por otros. Es antónima de cacotanasia.13
Historia
La muerte de Sócrates, por Jacques-Louis David (1787), en la cual se representa a Sócrates
preparado para beber la cicuta, tras su condena por corromper a la junventud ateniense.
La eutanasia se practicó en las antiguas Grecia y Roma. Por ejemplo, la cicuta se empleó en la isla
de Ceos como un medio para acelerar la muerte; técnica que también se empleaba en Marsella. La
eutanasia, en el sentido de la deliberada aceleración de la muerte de una persona, fue apoyada
por Sócrates, Platón y Séneca el Viejo en el mundo antiguo, aunque parece que Hipócrates había
hablado en contra de la práctica, cuando escribió: «no prescribiré una droga mortal para
complacer a alguien, ni dar consejos que puedan causar su muerte», lo que indica que pudo haber
un cierto debate en la literatura sobre si se pretendía o no incluir la eutanasia.141516
El término eutanasia en el sentido anterior de apoyar a alguien mientras moría, fue utilizado por
primera vez por el inglés Francis Bacon (1561-1626). En su trabajo Eutanasia médica eligió esta
antigua palabra griega y, al hacer esto, distinguió entre eutanasia interior o la preparación del
alma para la muerte, y eutanasia exterior que pretendía hacer el fin de la vida más llevadero e
indoloro, y en excepcionales circunstancias acortando la vida. Su cambio de significado a una
muerte fácil pasó a primer plano en el periodo moderno temprano como puede ser visto en la
definición que recoje el Grosses vollständiges universal-lexicon aller wissenschafften und künste
(en alemán Gran léxico universal completo de todas las ciencias y artes) del siglo xviii:
«Eutanasia: una muerte muy suave y tranquila, que ocurre sin convulsiones dolorosas. La palabra
proviene de ευ, bene, bueno y θανατος, mors, muerte.»
—Universal Lexicon17
Durante la Ilustración, el suicidio y la eutanasia comenzaron a ser más aceptados.27 Tomás Moro
(1478-1535) escribió sobre la eutanasia en Utopía:
«A los enfermos asisten con gran caridad, no dexando atras ningun medicamento y gobierno de
vivir, que le importe restituir la salud al que le falta. Si alguno padece enfermedad prolija, le
entretienen hablando con él, y sirviéndole aligeran su calamidad; mas si la enfermedad es
incurable y de continuo dolor, los Sacerdotes y el Magistrado le confortan, persuadiéndole que
hallándose ya inépto á los oficios de la vida, molesto á los otros, y pesado á sí mismo, que no
quiera sobrepujar á la propia muerte, alimentando la maligna enfermedad, y que siendo la vida un
tormento, no dude el morir, ántes tenga esperanza de salir de tan acervo estado, ó quitándose él
propio la vida, ó dexándose matar; pues dexará, muriendo, aquella miseria, y no comodidades.
Ademas de esto, siguiendo el consejo de los Sacerdotes, intérpretes de la voluntad de Dios,
executarán una obra santa y pia los que se dexan persuadir, y con abstencia fenecen la vida, ó
durmiendo se dexan matar; mas no hacen morir á alguno contra su voluntad, ni faltan á
administrarlos en la enfermedad, paraciéndoles que esta sea una honesta ocupación. Mas si
alguno se mata sin el consentimiento de los Sacerdortes y del Magistrado, no le dan sepultura, y
arrojan su cuerpo en una laguna.»
—Utopía28
Aunque para Stolberg no queda claro si Moro tenía la intención de respaldar la práctica.29 Otras
culturas han adoptado diferentes enfoques: por ejemplo, en Japón el harakiri, o suicidio ritual, no
ha sido considerado tradicionalmente como pecado, ya que se usa en casos de honor y, en
consecuencia, las percepciones de la eutanasia son diferentes a de las de otras partes del
mundo.30
A mediados del siglo xix, surgió el uso de la morfina para tratar «los dolores de la muerte». En
1848 el cirujano estadounidense John Collins Warren (1778-1856) recomendó su empleo. En 1866,
el médico británico Joseph Bullar (1815-¿?) reveló una utilización similar para el cloroformo. Sin
embargo ninguno de los dos recomendaba que la ocupación de este fármaco debería ser para
acelerar la muerte. En 1870, el inglés y maestro de escuela Samuel Williams, inició el debate sobre
la eutanasia contemporánea a través de un discurso en el Birmingham Speculative Club, una
sociedad cuyos miembros eran filósofos aficionados que recopilaba sus trabajos.31 La propuesta
de Williams fue usar cloroformo para acelerar deliberadamente la muerte de pacientes con
enfermedades terminales:
«Que en todos los casos de enfermedad desesperada y dolorosa, debe ser el deber reconocido del
asistente médico, siempre que así lo desee el paciente, administrar cloroformo, o cualquier otro
anestésico que pueda reemplazar a este, de forma gradual para destruir la conciencia al primer
intento, y disponga al paciente a una muerte rápida e indolora. Se deben tomar todas las
precauciones necesarias para prevenir cualquier posible abuso de tal deber; lo que implica que
debe ser establecido, más allá de la posibilidad de duda o cuestionamiento, que el remedio fue
aplicado por el deseo expreso del paciente».
El ensayo fue revisado favorablemente en el diario The Saturday Review de Londres; pero apareció
una editorial contra el ensayo en la revista semanal británica The Spectator.32 A partir de ese
momento, resultó ser influyente, y otros escritrores se manifestaron a favor de tales puntos de
vista: Lionel Tollemache, octavo conde de Dysart (1794-1878) escribió a favor de la eutanasia, al
igual que la británica Annie Besant (1847-1933), la ensayista y reformadora que más tarde se
involucró con la National Secular Society (Sociedad Nacional Laica), considerando que era un
deber con la sociedad que uno debe «morir voluntariamente y sin dolor» cuando uno llega al
punto de convertirse en una «carga».3233 La revista Popular Science analizó el tema en mayo de
1873, evaluando ambos lados del argumento.34 Kemp señala que, en ese momento, los médicos
no participaron en la discusión; era «esencialmente una empresa filosófica [..] vinculada
inextricablemente a una serie de objeciones a la doctrina cristiana de la santidad de la vida
humana».32
Felix Adler, alrededor de 1913, fue el primer estadounidense en abogar por permitir el suicido en
casos de enfermedades crónicas.
El auge del movimiento de la eutanasia en los Estados Unidos de América coincidió con la llamada
Edad chapada en oro de ese país, un momento de cambio social y tecnológico que abarcaba un
«conservadurismo individualista que elogiaba la doctrina económica del laissez faire (en francés:
dejen hacer), el método científico y el racionalismo», que sucedió junto a grandes depresiones
económicas, industrialización y conflicto entre corporaciones y sindicatos.31 También fue el
período en el que se desarrolló el sistema hospitalario moderno, que ha sido visto como un factor
en el surgimiento del debate sobre la eutanasia.35
El abogado Robert G. Ingersoll (1833-1899) intercedió a favor de la eutanasia, afirmando, en 1894,
que cuando alguien padece una enfermedad terminal, como un cáncer en fase terminal, debería
tener derecho a finalizar con su dolor mediante el suicidio. El judío, racionalista intelectual Felix
Adler (1851-1933) ofreció un enfoque similiar, aunque, a diferencia de Ingersoll, Adler no rechazó
a la religión. De hecho, argumentó un marco de cultura ética. Este último argumentó en 1891 que
aquellos que sufrían de un dolor abrumador deberían tener el derecho a suicidarse y, además, que
un médico debería estar autorizado para ayudarle. Así Adler, se convierte en el primer
estadounidense «prominente» en abogar por el suicidio en casos donde la gente sufría una
enfermedad crónica.36 Tanto Ingersoll como Adler argumentaron a favor de la eutanasia
voluntaria en adultos que padecen dolencias terminales.36 Dowbiggin sostiene que al romper las
objeciones morales previas a la eutanasia y el suicidio, Ingersoll y Adler permitieron a otros
extender la definición de eutanasia.37
El primer intento en este país para legalizar la eutanasia tuvo lugar cuando Henry Thomas Hunt lo
introdujo en la Asamblea General de Ohio de 1906.38 Esto lo hizo Hunt a costa de Anna S. Hall una
rica heredera que fue una figura importante en el movimiento de la eutanasia durante los
primeros años del siglo xx en los Estados Unidos de América. Hall había visto morir a su madre
después de una larga batalla contra un cáncer hepático y se había dedicado a garantizar que los
demás no tuvieran que soportar el mismo sufrimiento. Con este fin, participó en una extensa
campaña de redacción de cartas, reclutó a Lurana W. Sheldon y a Maud Ballington Booth, y
organizó un debate sobre la eutanasia en la reunión anual de la American Humane Association
(Asociación Humana Estadounidense) en 1905, descrita por Jacop Appel como el primer debate
público significativo sobre el tema en el siglo xx.39
Junto con la proposición de eutanasia del estado de Ohio, en 1906 el asambleísta Ross Gregory
presentó una propuesta para permitir la eutanasia a la legislatura de Iowa. Sin embargo, la
legislación de Iowa tenía un alcance más amplio que el ofrecido en Ohio. Permitió la muerte de
cualquier persona de al menos diez años de edad que sufriere una dolencia que resultaría fatal y
causaría un dolor extremo, en caso de que tuvieran una mente sana y expresasen el deseo de
apresurar artificialmente su muerte. Además, permitía que los bebés fuesen sacrificados si
estaban lo suficientemente deformados, y les permitía a los tutores solicitar la eutanasia en
nombre de sus pupilos. La legislación también impuso sanciones a los médicos que se negaren a
realizar la eutanasia cuando les fuere solicitada: una pena en prisión de entre seis a doce meses y
el pago de una multa entre 200 a 1000 dólares estadounidenses. La propuesta resultó ser
controversial;42 engendrando un debate considerable y no fue aprobada al haberse retirado la
consideración después de pasarla a la Comisión de Salud Pública.43
En enero de 1936, el rey Jorge V recibió una dosis fatal de morfina y cocaína para acelerar su
muerte. En ese momento padecía de insuficiencia cardiorrespiratoria y la decisión de dar fin a su
vida la tomó su médico lord Bertrand Dawson.44 Aunque este evento fue mantenido en secreto
durante más de cincuenta años, la muerte de Jorge V coincidió con la legislación propuesta en la
Cámara de los Lores para legalizar la eutanasia.45
Aktion T4
En octubre de 1939 Adolf Hitler firmó una «nota de eutanasia» con fecha anterior al 1 de
septiembre de 1939, en la que autorizaba a su médico Karl Brandt y al Reichsleiter Philipp Bouhler
a implementar el programa.
Los asesinatos tuvieron lugar desde septiembre de 1939 hasta el final de la guerra Mundial en
1945, tiempo durante el cual fueron liquidadas entre 275 000 a 300 000 personasc en varios
centros de exterminio ubicados en hospitales psiquiátricos en Alemania y Austria, junto con los de
la Polonia dominada, y los del Protectorado de Bohemia y Moravia (ahora República Checa).5253
54 El número de víctimas registradas inicialmente fue un desalentador total de 70 273 personas; el
cual ha sido revisado, mostrándose notoriamente al alza, debido al descubrimiento de víctimas
adicionales que figuran en los archivos de la antigua Alemania Oriental.55d Aproximadamente la
mitad de los asesinados fueron tomados de los asilos de las iglesias, a menudo con la aprobación
de las autoridades protestantes o católicas de esas instituciones.5758
A pesar de que la Santa Sede anunció el 2 de diciembre de 1940 que la política era contraria a la
ley divina natural y positiva y que «el asesinato directo de una persona inocente no esta
permitido, ya sea por defectos mentales o físicos», la declaración no fue confirmada por algunas
autoridades católicas en Alemania. Por otro lado, durante el verano de 1941, las protestas fueron
dirigidas en ese país por el obispo von Galen, cuya intervención, según Richard J. Evans, condujo al
«movimiento de protesta más fuerte, explícito y extendido contra cualquier política desde el
comienzo del Tercer Reich».59
Han sido ofrecidas varias razones para el programa, incluida la eugenesia, la compasión, la
reducción del sufrimiento, la higiene racial, la rentabilidad y la presión sobre el presupuesto de
beneficencia social.606162 La continuación no oficial de la política dio lugar a muertes adicionales
por medicamentos y medios similares, lo que resultó en 93 521 camas «vaciadas» a finales de
1941.ef La tecnología que fue desarrollada bajo el programa Aktion T4, particularmente el uso del
gas letal para matar a un gran número de personas, fue responsabilidad de la división médica del
Ministerio del Interior del Reich, junto con el personal que había participado en el desarrollo de la
misma y luego participó en la Operación Reinhard.66
La petición de 1949 del estado de Nueva York a favor de la eutanasia y la oposición católica
«El objetivo final de la Sociedad pro Eutanasia se basa en el principio totalitario de que el estado
es supremo y que el individuo no tiene derecho a vivir si su permanencia en la vida es una carga u
obstáculo para el estado. Los nazis siguieron este principio y la eutanasia obligatoria se practicó
como parte de su programa durante la guerra reciente. Los ciudadanos estadounidenses del
estado de Nueva York debemos hacernos esta pregunta: ¿vamos a terminar con el trabajo de
Hitler?».
La petición provocó tensiones entre la Sociedad Estadounidense pro Eutanasia y la Iglesia Católica,
lo que contribuyó a un clima de sentimiento anticatólico en general, en relación con cuestiones
como el control de la natalidad, la eugenesia y el control de la población. Sin embargo, la petición
no dio lugar a ningún cambio legal.36
Definición
Al igual que otros términos tomados de la historia, la eutanasia tiene diferentes significados según
su uso. El primer uso aparente del término pertenece al historiador Suetonio (c. 70-post. 126),
quien describió cómo el emperador Augusto (63-14 a. C.), «muriendo rápidamente y sin sufrir en
los brazos de su esposa, Livia, experimentó la “eutanasia” que había deseado».71 Su primer uso se
registra en el contexto médico por Francis Bacon en el siglo xvii, haciendo referencia a una muerte
feliz, fácil e indolora, durante la cual era «responsabilidad del médico aliviar los “padecimientos
físicos” del cuerpo». Bacon se refería a una eutanasia «externa», el término «externa» era usado
para distinguir un concepto espiritual; la eutanasia a la cual refiere Bacon es «a la preparación del
alma».72
En el contexto del derecho continental, o sistema romano germano francés o derecho civil, la
eutanasia ha sido definida por los belgas como el «acto ejecutado por un tercero que
intencionalmente da por terminada la vida de una persona a petición de la persona».73 En el caso
colombiano, la Corte Constitucional, recoge los términos con los que se le conoce y los define
según la motivación así: «el homicidio por piedad, según los elementos que el tipo describe, es la
acción de quien obra por la motivación específica de poner fin a los intensos sufrimientos de otro.
Doctrinariamente se le ha denominado homicidio pietístico o eutanásico. Por tanto, quien mata
con un interés distinto, como el económico, no puede ser sancionado conforme a este tipo» y que
«el homicidio pietístico, [es además] un tipo que precisa de unas condiciones objetivas en el sujeto
pasivo, consistentes en que se encuentre padeciendo intensos sufrimientos, provenientes de
lesión corporal o de enfermedad grave o incurable».6
Luego, la Corte Constitucional de Colombia, aclara en su sentencia C 239 de 1997 que el homicidio
eutanásico, no debe ser confundido con la eugenesia citando las motivaciones de una y de otra, de
la siguiente manera: «Se confunde los conceptos de homicidio eutanásico y homicidio eugenésico;
en el primero la motivación consiste en ayudar a otro a morir dignamente, en tanto que en el
segundo se persigue como fin, con fundamento en hipótesis seudocientíficas, la preservación y el
mejoramiento de la raza o de la especie humana».6 Esto es: «no se trata de eliminar a los
improductivos, sino de hacer que cese el dolor del que padece sin ninguna esperanza de que
termine su sufrimiento. El comportamiento no es el mismo cuando el sujeto pasivo no ha
manifestado su voluntad, o se opone a la materialización del hecho porque, a pesar de las
condiciones físicas en que se encuentra, desea seguir viviendo hasta el final; al de aquel que
realiza la conducta cuando la persona consiente el hecho y solicita que le ayuden a morir».6
La Corte Constitucional Colombiana explica que sin los elementos mencionados: «Es claro que
para que se configure esta forma de homicidio atenuado no basta el actuar conforme a un
sentimiento de piedad, ya que es necesario que se presenten además los elementos objetivos
exigidos por el tipo penal, a saber, que el sujeto pasivo tenga intensos sufrimientos derivados de
lesión corporal o enfermedad grave o incurable».6 Por lo tanto «No existe homicidio piadoso
cuando una persona mata a otro individuo que no padece esos sufrimientos, aún cuando invoque
razones de piedad. En este caso, que constituye un homicidio simple, o incluso agravado, la
muerte es el producto del sentimiento egoísta del victimario, que anula una existencia, por que a
su juicio no tiene ningún valor».6
En la sentencia T 970 de 2014, deja claro que sin importar la definición de eutanasia, sí es patente
que en el procedimiento de este tipo de homicidio deben concurrir los siguientes elementos: «(i)
el sujeto pasivo que padece una enfermedad terminal; (ii) el sujeto activo que realiza la acción u
omisión tendiente a acabar con los dolores del paciente quien, en todos los casos, debe ser un
médico; (iii) debe producirse por petición expresa, reiterada e informada de los pacientes».
Además indica que cuando no están presentes los elementos anteriores «se estará en presencia
de un fenómeno distinto que no compete en sí mismo a la ciencia médica. Sin embargo, cuando se
verifican en su totalidad, la eutanasia puede provocarse de diferentes maneras».7
Tanto en la legislación belga como en la colombiana, la eutanasia sólo puede ser suminstrada por
un médico a un enfermo terminal a solicitud del paciente, además el médico debe seguir un
protoco definido.74
En el uso actual anglosajón, la eutanasia ha sido definida como la «inducción indolora de una
muerte rápida».75 Sin embargo, y debido al sistema jurídico basado en el derecho anglosajón; se
argumenta que este enfoque no define adecuadamente la eutanasia, ya que deja abiertas una
serie de acciones posibles que cumplirían con los requisitos de la definición, pero que no se
considerarían eutanasia. En particular, estas incluyen situaciones en las que una persona mata a
otra, sin dolor, pero sin ninguna razón más allá de la ganancia personal; o muertes accidentales
que son rápidas e indoloras, pero sin intención.7677
Draper argumentó que cualquier definición de eutanasia debe incorporar cuatro elementos: un
agente y un sujeto; una intención; una proximidad causal tal que las acciones del agente conducen
al resultado; y un resultado. En base a esto, ofreció una definición que incorpora esos
elementos,afirmando que la eutanasia «debe definirse como la muerte que resulta de la intención
de una persona de matar a otra persona, utilizando los medios más suaves e indoloros posibles,
motivados únicamente por los mejores intereses de la persona que muere».77 Antes que Draper,
Beauchamp y Davidson también habían ofrecido una definición que incluye estos elementos. Su
definición específica los fetos para distinguir entre abortos y eutanasia:85
«En resumen, hemos argumentado [...] que la muerte de un ser humano, A, es un ejemplo de
eutanasia si y sólo si (1) la muerte de A está destinada por al menos otro ser humano, B, donde B o
es quien causa de muerte o es un elemento causalmente relevante del evento que resulta en la
muerte de A, ya sea por acción u omisión; (2) hay suficiente evidencia objetiva para que B crea que
A está sufriendo agudamente o está comatoso irreversiblemente, o que hay suficiente evidencia
objetiva relacionada conla condición presente de A, de tal manera que una o más leyes causales
conocidas respaldan la creencia de B de que A estrá en una condición de sufrimiento agudo o en
estado comatoso irreversible; (3) (a) la razón principal de B para intentar la muerte de A es el cese
del sufrimiento de A, en el futuro real o predicho, o en la comorbilidad irreversible, donde B no
intenta la muerte de A por una razón primaria diferente, aunque puede haber otras razones
relevantes, y (b) hay suficiente evidencia actual para A o B que los medios causales para la muerte
de A no producirán más sufrimiento que el que se produciría para A si B no interviniese; (4) los
medios causales para el evento de la muerte de A son elegidos por A o B con la intención
primordial de proveer un medio causal tan indoloro como sea posible, a menos que A o B tengan
razón primordial para un medio causal más doloroso, donde la razón para elegir el último medio
causal no entra en conflicto con la evidencia en 3b; (5) A es un organismo no fetal».
—Beauchamp y Davidson86
Wreen ofreció una definición en dos secciones, en parte como una respuesta a Beauchamp y
Davidson:
«La persona A cometió un acto de eutanasia si y sólo si (1) A mató a B o la dejó morir; (2) A intentó
matar a B; (3) la intención especificada en (2) fue al menos parcialmente causa de la acción
especificada en (1); (4) la jornada causal desde la intención especificada en (2) a la acción
especificada en (1) está más o menos de acuerdo con el plan de acción de A; (5) A mata a B
voluntariamente; (6) el motivo de la acción espeficada en (1), el motivo detrás de la intención
especificada en (2) es el bien de la persona muerta»
—Michael Wreen87
Wreen también consideró un séptimo requisito; «(7) el bien especificado en (6) es, o al menos
incluye, la evitación del mal», aunque, como señaló Wreen en el documento, no estaba
convencido de que se requierera la restricción.88
Clasificaciones de eutanasia
Eutanasia ilegal.
Situación desconocida.
La eutanasia está clasificada de diferentes formas: directa e indirecta según el accionar médico, y
voluntaria e involuntaria si se cuenta o no con el consentimiento del paciente informado y
consciente.8
Según el accionar médico
Eutanasia directa: cuando existe una provocación intencional del médico que busca la terminación
de la vida del paciente.90 Esta a su vez posee dos formas:
Activa o positiva: se le considera activa o positiva (acción) cuando existe un despliegue médico
para producir la muerte de una persona como suministrar directamente algún tipo de fármaco o
realizando intervenciones cuyo objetivo es causar la muerte.91
Pasiva o negativa: es pasiva o negativa (omisión) cuando la muerte es producida por la omisión de
tratamientos, medicamentos, terapias o alimentos. En este tipo de eutanasia, la actuación del
médico es negativa pues su conducta es de «no hacer». En otras palabras se culmina todo tipo de
actividad terapéutica para prolongar la vida de una persona que se encuentre en fase terminal,
pues se ha concluido que el tratamiento es inútil para el mejoramiento del paciente.92
Eutanasia indirecta: es la que se verifica cuando se origina sin la intención de causar la muerte del
paciente. Según la definición de eutanasia la indirecta no lo sería pues uno de los elementos de
esta práctica es la provocación intencional de la muerte. En todo caso, la indirecta se da como
resultado de efectuar procedimientos médicos intensos, con intención terapéutica, que pueden
producir la muerte.93
Voluntaria: es aquella en la cual es el paciente quien toma la decisión o por terceras personas
obedeciendo los deseos que el paciente ha expresado con anterioridad en algún tipo de
documento o grabación.94
No voluntaria: ocurre cuando un tercero toma la decisión pues no es posible averiguar la voluntad
del paciente por la imposibilidad de expresarla o porque este no ha dejado expresa su voluntad.95
Involuntaria: sucede cuando un tercero toma la decisión pues no es posible averiguar la voluntad
del paciente por la imposibilidad de expresarla, este no ha dejado expresa su voluntad y no se le
consulta a los parientes.96
Conceptos relacionados
Suicidio asistido: Significa proporcionar, en forma intencional y con conocimiento, a una persona,
los medios, procedimientos o ambos necesarios para suicidarse, incluidos el asesoramiento sobre
dosis letales de medicamentos, la prescripción de dichos medicamentos letales o su suministro. Se
plantea como deseo de extinción de muerte inminente porque la vida ha perdido razón de ser o se
ha hecho dolorosamente desesperanzada. Cabe destacar que en este caso es el paciente el que
voluntaria y activamente termina con su vida, de ahí el concepto de suicidio. Véase también
Eutanasia voluntaria.
Cacotanasia: Es la eutanasia que se impone sin el consentimiento del afectado. La palabra apunta
hacia una ‘mala muerte’ (siendo kakós: ‘malo’)97
Ortotanasia: Consiste en dejar morir a tiempo sin emplear medios desproporcionados y
extraordinarios para el mantenimiento de la vida. Se ha sustituido en la terminología práctica por
«muerte digna», para centrar el concepto en la condición (dignidad) del paciente terminal y no en
la voluntad de morir.
Medicina paliativa: reafirma la importancia de la vida y considera a la muerte como la etapa final
de un proceso normal. La atención que brinda no acelera ni pospone la muerte, proporciona alivio
del dolor y de otros síntomas angustiosos e integra los aspectos psicológicos y espirituales del
tratamiento del enfermo. Le ofrece apoyo de modo que pueda llevar una vida lo más activa
posible hasta la muerte, y a la familia para que pueda hacer frente a la enfermedad de su ser
querido y al duelo.
Sufrimiento: Tener o padecer un daño o dolor físico o moral. Padecer habitualmente una
enfermedad o un trastorno físico o mental.
Tiro de gracia a un soldado con una herida mortal pero lenta y dolorosa. También a un ejecutado
por un pelotón que no muere.
a) que las personas tienen derecho a la autodeterminación y, por lo tanto, de permitírseles elegir
su destino;
b) ayudar a un sujeto a morir podría ser una mejor opción que requerir que continúen sufriendo;
c) la distinción entre la eutanasia pasiva, que a menudo está permitida, y la eutanasia activa, que
no es sustantiva, o en la cual el principio subyacente —la doctrina del doble efecto—, es
irrazonable o poco sólida; y
Los activistas a favor de la eutanasia suelen indicar que en países como Bélgica, Países Bajos, y que
en estados de Estados Unidos de América como el de Oregón, donde esta ha sido legalizada no ha
sido problemático.
De manera similar, Emanuel argumenta que hay cuatro argumentos principales presentados por
los oponentes de la eutanasia:
b) están disponibles alternativas como la interrupción del tratamiento activo combinadas con el
uso del alivio efectivo del dolor;
De hecho en el 2013 en Oregón, el dolor no era una de las cinco razones principales por las cuales
las personas buscaban la eutanasia. Los principales motivos fueron la pérdida de la dignidad y el
temor a ser una carga para los demás.100
Los contornos de la noción del derecho a la vida son objeto de debate filosófico, legal y moral.
Varias tradiciones filosóficas o religiosas rechazan el suicidio en sus diversas formas. Otras
rechazan específicamente la eutanasia: la intervención de un actor que termina la vida del
paciente es considerada una forma de asesinato.
Un grupo de médicos belgas pudo señalar en un manifiesto contra la eutanasia que «la
autorización legal de la eutanasia [...] transgrede una prohibición fundacional y, por lo tanto,
afecta los cimientos de nuestra democracia, delineando una clase de ciudadanos que pueden ser
asesinados con el apoyo de la sociedad».103
El tema de la eutanasia, necesariamente, va más allá del nivel de los derechos individuales. El
genetista francés Axel Kahn (1944), miembro del Comité Nacional de Ética Consultiva, dice que «el
deseo de querer morir [...] no requiere un reproche moral de la sociedad secular. No se sugiere,
por supuesto, que la eutanasia se convierta en un negocio “para ofrecer este servicio” a quienes lo
demanden».104
Para el abogado francés Robert Badinter (1928), ex ministro de justicia y principal artífice de la
abolición de la pena de muerte; la introducción de una excepción a la eutanasia en la ley no podría
ser efectuada sin dañar el derecho a la vida, «el primero de los derechos del hombre». Él cree que
el Código Penal francés «tiene una función expresa y que, como tal, debe reflejar los valores de
una sociedad»; «está al nivel más alto cuando se trata de la vida o la muerte. En una democracia
nadie puede quitarle la vida a otros».105
Axel Kahn evoca el argumento forzado de los opositores de que la naturaleza de la demanda de
eutansia se debe en particular por el dolor, la sensación de abandono o la desesperación. Esta
dimensión restringida le parece en esencia incompatible con el ejercicio de la libertad auténtica.
Por lo tanto, la primera respuesta de la sociedad a este tipo de solicitudes nunca debería ser,
según él, la organización de un suicidio asistido o un acto directo de eutanasia, sino que debería
tratarse de restablecer las condiciones de una libertad auténtica mediante la restauración de una
vida deseable.104
Con el fin de ajustarse a los deseos del paciente, incluso cuando este no puede expresarlos,
muchos estados han establecido la posibilidad de emitir un documento de voluntades anticipadas.
De manera similar, la Asociación Médica Mundial ha emitido una serie de directrices durante su
Asamblea General de 2003.107
Un punto que, muy comúnmente, marca la línea divisoria entre los partidarios y los opositores de
la eutanasia es la visión de la dignidad humana, ya que es un argumento invocado tanto para
justificar el mantenimiento de la prohibición de la eutanasia como para despenalizarla. Por lo
tanto, una recomendación de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, adoptada el 21
de mayo de 1999, establece que la dignidad es una noción absoluta:
—Consejo de Europa108
Por el contrario, el filósofo británico Simon Blackburn (1944) considera que es imposible
«fundamentar la prohibición [a la eutanasia] en el respeto a la vida, y aún menos en el respeto a la
dignidad; ya que lo que [la prohibición] en realidad no quiere respeto por la vida sino por el acto
de morir, es decir, tratar como sacrosanto el procedimiento a menudo intolerable, cruel, sin
dignidad alguna y doloroso de nuestra disolución natural».109
Algunos de los defensores de la eutanasia buscan superar tanto la visión de la dignidad individual
absoluta como la libertad a favor de una concepción utilitarista de la moralidad. El utilitarismo
permite, y eventualmente promueve, el sacrificio de la felicidad individual a favor del mayor
número. Con esto en mente, se considera legítimo optimizar el uso de los recursos médicos dando
prioridad a los pacientes cuyas vidas pueden ser salvadas, y considerar como una carga los
recursos destinados a mantener con vida a las personas que ya no pueden traer nada a la
sociedad. Esta concepción, teorizada por el filósofo australiano utilitarista Peter Singer (1946), es
defendida en particular en Suiza por el presidente del Partido Demócrata Cristiano Christophe
Darbellay.114
la pérdida progresiva de control sobre el propio cuerpo, como en el caso de las enfermedades
neurodegenerativas;
la sensación de sofocación;
La disminución de casos de eutanasia en los Países Bajos entre el 2001 y el 2005 parece ser
atribuible, según los autores de un informe basado en estadísticas sobre la eutanasia; a la mejora
de los cuidados paliativos.115
Opinión médica
Las opiniones de los médicos sobre la legalización de la eutanasia están divididas. Así lo muestra
una encuesta realizada por el Institut national de la santé et de la recherche médicale INSERM
(Instituto Nacional de Salud e Investigación Médica); efectuada en el 2003 que muestra que 45 %
de los médicos de familia franceses, están a favor de una despenalización de la eutanasia
equiparable al porcentaje obtenido en los Países Bajos. Los autores del estudio informan que «los
médicos más involucrados y cómodos con los cuidados paliativos y con el seguimiento al final de la
vida son, a menudo, más hostiles a la legalización de la eutanasia», en comparación con «aquellos
que se sienten incómodos con los pacientes al final de su vida». El mismo estudio apunta a una
tendencia, particularmente entre los médicos que no han recibido capacitación específica, en
técnicas como la reanimación o la sedación, equiparándolas con la eutanasia. Finalmente, indica
una correlación estadística entre la tendencia a hacer esta asimilación y el hecho de declararse a
favor de la eutanasia.117
En todos los casos, independientemente de si la eutanasia está despenalizada o no, lo que está en
juego para los médicos y los equipos de atención sigue siendo lo ético: la ley no prevalece sobre la
reflexión ética y personal en la elección de los actos al final de la vida, inyecciones letales, decisión
de detener el tratamiento o sedación terminal. En el caso de la eutanasia en particular, la cuetión
de su legitimidad ética no se confunde con la cuestión de su legalización o despenalización. En este
sentido, la filósofa francesa Marta Spranzi señala que «permitir explícitamente a que los miembros
de la profesión médica den muerte, aunque solo sea con el laudable propósito de aliviar los
sufrimientos de los pacientes, incluso por parte de los propios médicos, como más problemáticos
que la realidad del gesto en sí, deber cumplido en el silencio de la relación médica» a causa de
posibles consecuencias.118
En el Reino Unido, el grupo en pro del suicidio asistido Dignity in Dying cita investigacions
contradictoras sobre las actitudes de los médicos hacia la muerte asistida; en la encuesta
publicada en el 2009 sobre medicina paliativa la cual arroja que el 64 % de los encuestados apoya
la muerte asistida en los casos en los cuales el paciente tiene una enfermedad incurable y
dolorosa, mientras que el 34 % se opone.119 En un estudio revelado en BMC Medical Ethics el 49
% de los médicos encuestados se opone a cambiar la ley para permitir la muerte asistida y el 39 %
está a favor de tal cambio legal.120
Una encuesta de 2010 realizada en los Estados Unidos de América entre más de 10 000 médicos,
encontró que el 16.3 % de los médicos consideraría suspender la terapia para mantener la vida si
la famalia lo exige, incluso en la creencia de ser prematuro. Aproxomidamente 54.5 % no lo haría,
y el 29.2 % restante respondió «depende».121 El estudio también encontró que el 45.8 % de los
médicos estuvieron de acuerdo en que el suicidio asistido por un médico debería ser permitido en
algunos casos, mientras que el 40.7 % no lo estuvo; y el 13.5 % restante sintió que dependía.121
Los puntos de vista religiosos sobre la eutanasia son variados y complicados. Si bien el punto de
vista sobre el tema no necesariamente se entrelaza directamente con la religión, a menudo afecta
la opinión de una persona. Si bien la influencia de la religión en los puntos de vista de alguien hacia
los cuidados paliativos hace una diferencia, a menudo despempeñan una función más pequeña de
lo que podría esperarse. Se realizó un análisis de la conexión entre la religión de los adultos
estadounidenses y su punto de vista sobre la eutanasia para ver cómo se combinan. Los hallazgos
concluyeron que la afiliación religiosa con la que cada persona se asocia no necesariamente se
relaciona con su postura al respecto de la eutanasia.122 Las investigaciones muestran que, si bien
muchos pertenecen a una religión específica, es posible que no siempre vean todos los aspectos
de la eutanasia como relevantes para ellos.
Algunos análisis de metadatos han apoyado la hipótesis de que las actitudes de las enfermeras
hacia la eutanasia y el suicidio asistido por médicos están influenciadas por su religión y su
cosmovisión. Atribuir más importancia a la religión también parece hacer que sea menos probable
un acuerdo con la eutanasia y el suicidio asistido por un médico.123 Un estudio de opinión pública
realizado en 1995 encontró que la tendencia a ver una distinción entre la eutanasia activa y el
suicidio se ve claramente afectada por la afiliación religiosa y el nivel de educación.124 En
Australia, más médicos sin afiliación religiosa formal simpatizaron con la eutanasia voluntaria
activa, y reconocieron que la habían practicado a diferencia de los médicos que dijeron tener
alguna filiación religiosa. De aquellos que se identifican con una religión e informan de una
afiliación protestante fueron intermedios en sus actitudes y prácticas entre los grupos agnóstico,
ateo y católico. Los católicos registraron actitudes más opuestas, pero aún así el 18 % de los
médicos católicos encuestados registraron que habían tomado medidas activas para provocar la
muerte de aquellos pacientes que lo solicitaron.125
Véase también
Eutanasia en el Perú
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¿Qué es?
La eutanasia es la práctica que busca la muerte digna o la muerte sin sufrimiento.
Recae la responsabilidad en el personal médico o en los familiares que ocasionan la
muerte inmediata del ser querido con el fin de evitarle sufrimientos insoportables o
la prolongación artificial de su vida.
¿Dónde se permite?
Son solo 5 países en la actualidad que permiten la eutanasia: Holanda, Bélgica,
Suiza, Luxemburgo y Colombia; siendo este último el único de América Latina.
El caso de Ovidio
Este tipo de medidas suelen despertar polémicas y agudizar el debate público.
Diversos sectores de distintas sociedades se han pronunciado a favor y en contra
de la implementación de la “muerte digna” en sus países sin embargo, es mejor
entender estos temas desde casos concretos.
En Colombia se dio el primer caso de eutanasia de América Latina, Ovidio González
de 79 años solicitó a través de la Sentencia C-239-97, someterse a la muerte digna.
Esta sentencia permite que una persona pueda ponerle fin a su vida siempre y
cuando mantenga tres requisitos que son:
com/2r5FEYJ63B
— Richie (@melisMatik) 3 de julio de 2015
¿Y en el Perú? En nuestro país no existe la figura de eutanasia; lo que existe es la
ley 29414 la cual permite que un paciente prescinda de un tratamiento o de
fármacos si así lo requiere con el fin de acelerar su defunción. Sin embargo, si
cualquier pariente o cercano a una persona enferma actúa a favor del fallecimiento
de este, aún con el consentimiento de la persona y con el único objetivo de detener
el sufrimiento, puede tener entre 6 meses hasta 3 años de prisión; esto debido a
que existe dentro del código penal la figura de “homicidio por piedad”. El año pasado
el congresista Roberto Angulo presentó un Proyecto de Ley a la comisión de Salud
del Congreso la cual buscaba despenalizar el homicidio por piedad y permitir la
eutanasia para aquellos pacientes que sufran de una enfermedad terminal.