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Lesión de un vaso sanguíneo, una arteria que transporta sangre a una extremidad o un órgano, o
una vena que devuelve la sangre al corazón. (1)
Cualquier tipo de trauma vascular puede provocar trombosis e interrumpir el flujo sanguíneo a un
órgano o extremidad, o causar sangrado que puede llevar a una hemorragia potencialmente mortal.
1) Las lesiones vasculares pueden ser consecuencia de lesiones penetrantes (p. Ej., Heridas por
arma de fuego o de cuchillo), pero no todas las heridas penetrantes son de naturaleza
violenta. Muchas lesiones penetrantes de extremidades reportadas en la literatura
provienen de accidentes industriales (p. Ej., Pistolas de clavos) o son complicaciones
iatrogénicas de los procedimientos de acceso vascular para otros problemas médicos.
2) Las lesiones cerradas que causan lesiones vasculares típicamente son el resultado de
accidentes automovilísticos, pero pueden incluir caídas, asaltos y lesiones por
aplastamiento. Los huesos largos fracturados o las articulaciones dislocadas con frecuencia
aumentan el riesgo general de lesión vascular, pero ciertas lesiones (p. Ej., Dislocación
posterior de la rodilla) son más propensas a causar daño vascular que otras lesiones (p. Ej.,
Una fractura de Colles de la muñeca que rara vez o lesión de la arteria cubital).
3) El aumento mundial de las lesiones de tipo explosivo constituye una tercera modalidad
emergente que combina la patología de las lesiones tanto contusas como penetrantes en
las extremidades. Los bombardeos terroristas, las lesiones civiles causadas por minas
terrestres y las lesiones relacionadas con el combate son cada vez más comunes, y todos los
médicos, indudablemente, se encontrarán con estos pacientes en algún momento de su
carrera.
A medida que se evalúan las lesiones de extremidades, cada uno de los cuatro componentes
funcionales (nervios, vasos, huesos y tejidos blandos) debe considerarse individualmente y en
conjunto. Si tres de estos cuatro elementos se lesionan, el paciente tiene una "extremidad
destrozada". (3)
Etiología: La etiología de las lesiones en las extremidades varía ampliamente desde caídas y
colisiones de vehículos motorizados hasta lesiones por explosión y fragmentación. La naturaleza
y la gravedad de las lesiones en las extremidades difieren entre los entornos militares y civiles.
(4)
Evaluación de extremidades:
Vascular:
El sangrado de una extremidad lesionada se debe tratar con presión directa o un apósito compresivo
y reanimación continua. En ausencia de hemorragia, la extremidad lesionada se evalúa durante la
Encuesta secundaria de soporte vital avanzado de trauma.
Los signos duros de una lesión arterial son los siguientes: (9)
1. Hemorragia externa
Los pacientes con hemorragia externa o un hematoma de rápida expansión en cualquier parte de la
extremidad lesionada se someten a una operación inmediata. Otros pacientes con supuesta
oclusión de una arteria (extremidad amenazada) o signos clínicos de una fístula arteriovenosa en la
extremidad superior, el muslo (excluida la arteria femoral profunda) o proximal a la arteria tibial
anterior y bifurcación en la pierna debe someterse también a una operación inmediata
Los pacientes hemodinámicamente estables con un presunto defecto de la pared u oclusión de una
arteria específica (pulso de doralis pedis no está presente, pero el pie está bien perfundido) o signos
clínicos de una fístula arteriovenosa en el tercio distal de la pierna debe someterse a diagnóstico
por imágenes y posible embolización terapéutica
Si hay un signo duro de lesión arterial, pero es necesaria la localización del defecto (es decir, herida
de escopeta o fracturas múltiples), hay dos opciones rápidas disponibles: o bien se realiza una
arteriografía preliminar realizada por el cirujano en el centro de emergencia o en el quirófano o se
realiza un estudio de ecografía dúplex por un cirujano vascular experimentado.
Los signos blandos de una lesión arterial son los siguientes: (10)
El manejo en este tipo de pacientes consiste en un examen físico que documente los pulsos en la
muñeca o el tobillo igual a los de la extremidad ilesa contralateral.
1. Índice tobillo o Braquial / Braquial (presión arterial sistólica en la extremidad distal al área
de la lesión / presión arterial sistólica en la arteria braquial de la superior ilesa)
2. Índice de presión arterial “API” (presión arterial Doppler distal a la lesión / presión arterial
Doppler en la extremidad superior no involucrada).
Utilizando un valor de corte de 0,9 para descartar la necesidad de estudios de diagnóstico por
imágenes. Un paciente con pulsos en la muñeca o el tobillo igual a aquellos en la extremidad ileso
contralateral o con un API ≥ 0.9 es dado de alta de la sala de emergencias.
Durante la operación en sala, la preparación de la piel debe abarcar todas las áreas potenciales de
control vascular proximal y distal, el área donde se realizará una fasciotomía distal y una extremidad
inferior desde el muslo hasta las uñas de los pies para su posible recuperación de la vena safena
mayor o menor. Por lo tanto, la preparación y drapeado de una lesión vascular en la extremidad
superior proximal sería desde la barbilla hasta el ombligo desde el pezón opuesto a las uñas
ipsilaterales e incluye una extremidad inferior a las uñas de los pies. En una extremidad inferior, la
preparación y el drapeado serían desde los pezones hasta las uñas de los pies bilaterales.
Con la lesión de los vasos: se examina el vaso, el tipo de lesión que presenta; si es sección parcial o
total con elemento cortante con bordes netos (herida de arma blanca o vidrio, por ejemplo) se
puede realizar sutura directa o angioplastia con parche venoso o anastomosis termino-terminal;
pero si el tipo de lesión es producida por proyectil (herida de arma de fuego o perdigonada) o es
una herida contusa cortante (por amoladora o en trauma cerrado), se deben regularizar bordes y
en general se necesita realizar un by-pass o interposición con vena autóloga (invertida), extraída del
miembro contralateral, para restablecer el flujo; en caso de no disponer de ello puede hacerse con
prótesis, siendo la más adecuada de PTFE (politetrafuoretileno) que presenta mayor resistencia a
una posible infección, situación factible por el tipo de trauma y lesión
Manejo de la extremidad destrozada: Una vez que se ha identificado una lesión grave en la
extremidad, se debe desarrollar un plan de manejo teniendo en cuenta las otras lesiones del
paciente. En pacientes con traumatismos con múltiples lesiones, el plan de manejo debe ser
realizado por un cirujano principal en colaboración con los servicios ortopédico, vascular y de
neurocirugía, según sea necesario. La prioridad, el tiempo y el enfoque de cada lesión deben
determinarse de antemano. (Figura 1)
Definición:
El síndrome compartimental es definido como una elevación de la presión intersticial por
arriba de la presión de perfusión capilar dentro de un compartimento osteofacial cerrado,
con compromiso de flujo sanguíneo en músculo y nervio, lo que condiciona daño tisular
(13).
Etiología:
Las principales causas que conllevan al síndrome compartimental son las fracturas asociadas
a trauma cerrado (aproximadamente el 69% de los casos), con una incidencia de 3% al 17%
en fracturas cerradas de tibia, trauma de tejidos blandos sin fractura y la
isquemia/reperfusión posterior a tratamiento de lesiones arteriales, especialmente con
retardo en el diagnóstico, etc (14).
Fisiopatología:
La fisiopatología del síndrome compartimental se basa en dos teorías: "teoría del gradiente
arteriovenoso" y el "síndrome de isquemia-reperfusión" . Ambas teorías comparten el
aumento de la presión tisular, el consecuente descenso del flujo sanguíneo capilar y la
disminución PO2 del tejido, lo que resulta en un déficit metabólico. Si el SCA es causado por
presión externa o por un aumento de la presión interna, primero la teoría del gradiente
arteriovenoso explica la reducción del flujo sanguíneo capilar al aumentar la presión venosa
o al aumentar la resistencia capilar. En el caso de lesiones adicionales que conducen a un
shock hipovolémico, la "teoría del gradiente arteriovenoso" explica la disminución de la
presión arterial que produce un flujo sanguíneo capilar reducido. En el caso de la
reperfusión después de la revascularización o la liberación de torniquetes, el "mecanismo
de isquemia-reperfusión" explica cómo diferentes factores como la liberación de radicales
libres de oxígeno, la acumulación masiva de calcio en los músculos isquémicos y la
infiltración de neutrófilos en los vasos reperfundidos conducir a un aumento en la presión
del compartimento. La lesión hipóxica libera sustancias vasoactivas, que aumentan la
permeabilidad endotelial. Posteriormente, este mecanismo conduce a la fuga capilar hacia
el espacio extravascular provocando edema adicional y aumento adicional en la presión del
compartimiento. La caída del pH y los productos de degradación contribuyen a un aumento
adicional de la presión tisular, reduciendo así la microperfusión tal como se explica por la
"teoría del gradiente arteriovenoso" que conduce a un círculo vicioso
autoperpetuante. Como resultado de la isquemia, la conducción nerviosa se ralentiza (15).
Diagnóstico:
Los síntomas y signos de esta enfermedad podemos dividirlos en preisquémicos y
postisquémicos. Entre los primeros se incluye dolor y parestesia. El dolor en el paciente con
síndrome compartimental, es desproporcionado con el traumatismo, es decir, a pesar que
el paciente está inmovilizado, tanto por un medio externo o interno, el dolor de la
extremidad afectada es intenso. Además, el dolor tiene la característica de aumentar con
los movimientos pasivos del compartimento afectado. Como podemos apreciar estos dos
síntomas tienen la característica de ser subjetivos, por lo que en el paciente con trastorno
de la conciencia no son de mucha ayuda (14).
Los síntomas postisquémicos incluyen parestesia que puede llegar a convertirse en
anestesia, parálisis y ausencia de pulso. El principal objetivo en el SC es realizar un
diagnóstico precoz basado en la sospecha clínica. El diagnóstico de un SC establecido es fácil
pero tal vez ya haya lesión muscular o nerviosa reversible. Habitualmente las
manifestaciones clínicas se presentan entre las cuatro y seis horas después de la lesión y se
describen como las seis P (parestesia, pain [dolor], presión, palidez, parálisis, pulselessness
[ausencia de pulso]) (14):
1. Parestesias: es el primer síntoma en aparecer, indicando isquemia nerviosa. Se
encuentra fácilmente por estimulación directa, sensación de hormigueo quemadura o
entumecimientos, pérdida de discriminación entre dos puntos.
2. Pain (Dolor): comúnmente fuera de proporción a la lesión, además se exacerba con la
movilización pasiva o por compresión directa del compartimento afectado, descrito
como punzante o profundo, localizado o difuso, se incrementa con la elevación de la
extremidad y no cede con narcóticos.
3. Presión: a la palpación el compartimento se torna tenso y caliente, la piel tensa y
brillante la presión del compartimento es mayor de 30 mmHg.
4. Palidez: es ya un signo tardío asociado a compromiso progresivo de la perfusión tisular,
la piel aparece fría y acartonada.
5. Parálisis: es un signo tardío ya hay movimiento débil o ausente de las articulaciones
distales, hay ausencia de respuesta a la estimulación neurológica directa se ha
establecido un daño de la unión mioneural.
6. Pulselessness (Ausencia de pulsos): Signo tardío. No debería encontrarse en el
momento del diagnóstico, significando que, sin lesión arterial directa, ha habido tiempo
para el compromiso del sistema venoso, posteriormente de los capilares, arteriolas y
arterias mayores.
Tratamiento (16):
El manejo inicial del síndrome compartimental implica la evaluación clínica, además de
evitar la compresión por agentes externos como yesos, vendajes, etc. Posteriormente, se
debe de evaluar la fluidoterapia, controlando los electrolitos, función renal, coagulación y
parámetros hemodinámicos. Simultáneamente a los antes mencionado, se debe de realizar
la fasciotomía (incisión de la envoltura aponeurótica del compartimento muscular), la cual
está indicada en los siguientes casos:
Signos clínicos de síndrome compartimental (por lo menos dos o tres de estos).
Presión absoluta compartimental > 30 mmHg.
Presión de perfusión < 30 mmHg.
La fasciotomía varía según la zona de la extremidad afectada, sin embargo, el principio que
debe de seguir es que las incisiones realizadas deben ser largas y completas en la piel:
En pierna: se debe de hacer una doble incisión, una posteromedial y otra anterolateral.
BIBLIOGRAFIA