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6o La guerra fría Franklin D.

Roosevelt y ¡a Gran Alianza, 1933-1945 61

ñonera norteamericana, el Panay, el 12 de diciembre de 1937, Roosevelt hizo embargo, creía que Hitler sólo deseaba absorber los territorios habitados por
otra propuesta a los soviéticos. Pidió a Davies que hablara con el Kremlin so- alemanes. También temía que la gran alianza con la Unión Soviética que pe-
bre la posible creación de un sistema de enlace que permitiera a los dos países día Churchill sólo sirviera para aumentar el prestigio de los soviéticos y pu-
intercambiar datos sobre la situación militar en Extremo Oriente. Roosevelt siera en peligro su plan para apaciguar a Hitler. El primer ministro y muchos
advirtió al embajador que guardase una reserva absoluta sobre el asunto, espe- ingleses no querían ni pensar en la opción contraria al apaciguamiento, es de-
cialmente en lo que se refería a la embajada de Estados Unidos en Moscú. El cir, una guerra con Alemania por Checoslovaquia.
5 de junio de 1938, Stalin dio su aprobación a la propuesta de un sistema de En lugar de aliarse con Francia y la Unión Soviética para defender a Che-
enlace que hiciera Roosevelt, siempre y cuando se mantuviera en secreto. coslovaquia, Chamberlain capituló ante Hitler. En Munich, los días 29 y 30
El emisario de Roosevelt también alentó al dirigente soviético a buscar una de septiembre de 1938, Chamberlain y Edouard Daladier, presidente del con-
solución del problema de la deuda con el fin de eliminar el principal obstácu- sejo de ministros francés, se reunieron con Hitler y Mussolini y acordaron en-
lo que impedía una colaboración más estrecha entre los dos países. Stalin se tregar la región de los Sudetes a Alemania. A cambio de ello, Hitler prome-
brindó a pagar 50 millones de dólares a cuenta de la deuda de Kerenski si se le tió que no pediría ni un palmo más de territorio europeo. Los checos
concedía un crédito de diez años por valor de 150 millones de dólares. A modo suplicaron a Estados Unidos que interviniera en la crisis, pero Roosevelt no
de respuesta, Davies trató de conseguir que los soviéticos accedieran a pagar in- tenía ninguna intención de verse envuelto en ella. De hecho, se sintió alivia-
tereses sobre la deuda. Pero Stalin respondió incrementando sus exigencias. do al ver que la crisis se resolvía pacíficamente.
Ahora quería un crédito norteamericano por valor de 200 millones de dólares. Las esperanzas que Roosevelt había depositado en la solución de Munich
Al ver que seguía siendo imposible resolver el problema de la deuda, Roosevelt resiútaron ilusorias. El 15 de marzo de 1939, tropas alemanas ocuparon lo que
retiró su propuesta sobre un sistema de enlace. Una vez más, el embrollo de la quedaba de Checoslovaquia. Hitler indicó luego claramente que Polonia sería
deuda bloqueó el intento presidencial de colaborar con la Unión Soviética. su siguiente víctima al incrementar la presión sobre los polacos para que acep-
tasen la anexión de la ciiidad libre de Danzig, en la costa del Báltico, a Ale-
mania y dieran a ésta derechos exclusivos de paso por carretera y ferrocarril
EL T U R N O DE A U S T R I A Y C H E C O S L O V A Q U I A , por el llamado pasillo polaco, que separaba Prusia Oriental del resto de Ale-
1938-1939 mania. Los polacos rechazaron las exigencias alemanas y buscaron el apoyo de
Francia y Gran Bretaña. Muy quemado por la violación del acuerdo de Mu-
Sin una oposición eficaz por parte de las potencias occidentales, las naciones nich por parte de Hitler, Chamberlain prometió el 31 de marzo acudir en
del Eje continuaron sus agresiones. El 12 de marzo de 1938, el ejército ale- ayuda de Polonia, así como de Rumania, si su independencia o sus intereses
mán ocupó Austria, y Hitler anunció la unificación (Anschluss) de ese país con vitales se veían en peligro a causa de otra potencia. Alemania e Italia respon-
el Reich. dieron firmando una alianza oficial, el «Pacto de Acero», en mayo. Era obvio
Después de Austria, el siguiente blanco de Hitler fue Checoslovaquia. En que el dictador nazi pretendía poner a prueba la firmeza de que ahora daban
la primavera de 1938 el Führer exigió que la región de los Súdeles, en la que ha- muestra los ingleses.
bía una nutrida población alemana, pasara a formar parte de Alemania. Los
checos, cuyo ejército era uno de los mejores de Europa, rechazaron la exigencia
de Hitler y recurrieron a Francia y Gran Bretaña en busca de apoyo, pero los E L PACTO D E N O A G R E S I Ó N G E R M A N O S O V I É T I C O
franceses, que estaban obligados por un tratado a defender a Checoslovaquia,
no quisieron actuar sin la cooperación de Gran Bretaña. En virtud de una alian- En la primavera de 1939 ya era evidente, a causa del aislacionismo de Esta-
za de 1935, también los soviéticos estaban obligados a defender a Checoslova- dos Unidos, que la forma más eficaz de salvar a Polonia y frenar la agresión
quia, pero su compromiso dependía de la acción previa por parte de Francia. del Eje en Europa sería una alianza de Gran Bretaña, Francia y la Unión So-
Así, en última instancia, la suerte de los checos estaba en manos de los ingleses, viética. En abril de 1938 Joseph Davies había advertido que «el objetivo nazi
a los que ningún tratado obligaba a acudir en ayuda de Checoslovaquia. era dividir a las potencias occidentales, aislar a los rusos de sus aliados en po-
Winston Churchill hizo un llamamiento para que Gran Bretaña y Fran- tencia y eliminar, a las democracias, de una en una».12 Al ver bloqueados sus
cia se uniesen a la Unión Soviética en una «gran alianza» con el fin de frenar propios intentos de reforzar los lazos sovieticonorteamericanos, Roosevelt
la expansión alemana. El primer ministro británico, Neville Chamberlain, sin animó a los ingleses a formar una alianza con la Unión Soviética.

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