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Los actuarios forman parte del personal jurídico de las Junta de

Conciliación y Arbitraje, y son la extensión de estas hacia el exterior de su local.


Son los ojos, los pies y manos de las mismas, pues a través de ellos, las Juntas
realizan todas las actividades extra muros, como inspecciones oculares,
inspecciones de documentos, embargos, y desde luego, las notificaciones, las
que pueden ser el emplazamiento a juicio hasta citar a personas.

Una característica muy importante de su función es que los actuarios tienen fe


pública, es decir, que lo que ellos comunican e informan a las Juntas de
Conciliación y Arbitraje se tiene como real y verdadero. Si bien esta facultad se
puede prestar en ocasiones a actos de corrupción, es necesaria para que estos
funcionarios puedan realizar su tarea, y a los juicios laborales pueden llevarse
a cabo con certidumbre.

Un problema que limita grandemente la efectividad de los actuarios, y de las


Juntas de Conciliación y Arbitraje en general, es la gran cantidad de trabajo
que tienen que realizar, por lo numeroso de los juicios laborales que las Juntas
atienden, y esta situación también reduce el tiempo que los actuarios pueden
invertir en los procesos de notificación.

La función del actuario es parte primordial dentro de un órgano jurisdiccional,


ya que tiene la tarea de realizar notificaciones a las partes interesadas dentro
de un procedimiento judicial.

HISTORIA.

La palabra actuario se deriva de la voz latina Actuarius. Durante el


Imperio Romano dicha palabra era común en diversas profesiones y en el
lenguaje militar significaba una especie de empleo de la intendencia. En lo civil
venía a significar un secretario que levantaba actas de las sesiones del Senado
o que intervenía en diferentes actos oficiales tales como el matrimonio,
nacimientos, etcétera.

La función del actuario consiste esencialmente en hacer del conocimiento a las


partes interesadas, las actuaciones judiciales emitidas por los órganos
jurisdiccionales.
En nuestro país, el Instituto de Actuarios de funda en 1937 siendo reemplazado
en 1962 por la Asociación Mexicana de Actuarios del Seguro de Vida A.C., la
cual desde 1980 es conocida como la Asociación Mexicana de Actuarios.

Definición de actuario:
“La persona que desempeña dicha función es el servidor público que se
encuentra adscrito ya sea un Juzgado o Tribunal, cuya actividad consiste en
realizar actos tales como diligencias y notificaciones judiciales, para lograr la
administración de justicia conforme a ley, siempre debiéndose conducirse con
estricto apego a la legalidad, la verdad y al derecho, además de observar y
cumplir las órdenes que reciba del Juez y/o Magistrado o bien de su jefe
inmediato superior.”

Juan Palomar de Miguel, en su Diccionario para Juristas, define al


actuario como:
“El funcionario auxiliar de los juzgados que notifica los acuerdos
judiciales y ejecuta diligencias tales como el embargo y el desahucio.”

Eduardo Pallares, lo define como:


“El funcionario judicial que tiene a su cargo hacer notificaciones,
practicar embargos, efectuar lanzamientos y hacer requerimientos, entre otros
actos.”

Las atribuciones, facultades y obligaciones del actuario se encuentran se


encuentran conferidas en los ordenamientos jurídicos de competencia del
Tribunal, tales como el Código de Organización del Poder Judicial del Estado,
el reglamento interior del propio Tribunal y las demás disposiciones aplicables
en la materia.

LA FE PÚBLICA EN ACTUARIOS.

La fe pública que la ley confiere a distintos funcionarios es una condición


“sine qua non” de la seguridad jurídica, que es a su vez un valor esencial del
Estado del Derecho. Sin la fe pública sería imposible la convivencia humana,
pues en las complejas e intrincadas relaciones jurídicas hay actos no
presenciados que necesariamente deben ser creídos por los gobernados. Se
trata de verdades oficiales que todos estamos obligados a creer.[1]
La fe pública es la calidad genérica que la ley acuerda, independientemente de
su eficacia probatoria, a determinados documentos notariales, en razón de la
investidura propia del escribano que los autoriza.

La etimología de la fe pública deriva de las palabras:

Fe: (lad. Fides) f. Creencia dada a las cosas por la autoridad de quien las
dice o por la fama pública. Palabra dada o promesa hecha a una concierta
publicidad o solemnidad.
Público: Proviene del latín publicus “público perteneciente a todo el
pueblo”, sirve de adjetivo al pueblo.

Los actuarios tienen la fe pública, con respecto de las diligencias y


notificaciones que practiquen en los expedientes que les hayan turnado,
debiendo conducirse siempre con estricto apego a la verdad, bajo la pena de
incurrir en las responsabilidades que prevengan las leyes.

Los actuarios están envestidos de fe pública, en virtud de que los hechos y


datos que asientan en las actas y razones que levantan con motivo de las
diligencias que practican, generan presunción de que son veraces.

En efecto, tales actas y razones constituyen documentos públicos y los


asentados en éstas debe estimarse cierto, salvo prueba en contrario.

La legalidad de las notificaciones, el actuario tiene fe pública por actuar como


autoridad en ejercicio de sus funciones. Este funcionario al llevar a cabo las
diligencias de notificación, tiene, por disposición de ley, la calidad de una
autoridad en ejercicio de sus funciones, razón por la que está investido de fe
pública, de manera que si asienta que entendió una diligencia de notificación
con la persona que va dirigida, debe estimarse cierto este hecho, si no hay
prueba que acredita lo contrario.

La fe pública de la que están investidos los actuarios judiciales, sólo hace


prueba respecto a los hechos o datos asentados por éstos en un acta o razón,
en virtud de haberlos percibidos mediante su sentidos en determinado tiempo
y lugar.

Si en tales actas o razones se asientan declaraciones de verdad o


manifestaciones de hechos particulares por parte de las personas con quienes
se entiende la diligencia, dicha fe pública no acredita, ni siquiera a título de
indicio, que lo declarado o manifestado a la realidad.

REQUISITOS LEGALES PARA SER ACTUARIO.

En la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación en el En el Artículo 107


párrafo II nos dice:

“Los actuarios de tribunales de circuito deberán ser ciudadanos mexicanos, en


pleno ejercicio de sus derechos, con título de licenciado en derecho expedido
legalmente, gozar de buena reputación y no haber sido condenado por delito
intencional con sanción privativa de libertad mayor de un año.

Los secretarios y actuarios de los tribunales de circuito serán nombrados de


conformidad con las disposiciones aplicables en materia de carrera judicial.”

Y en su Artículo 109 nos menciona:

“Los actuarios de juzgado de distrito deberán ser ciudadanos mexicanos en


pleno ejercicio de sus derechos, con título de licenciado en derecho expedido
legalmente, gozar de buena reputación y no haber sido condenados por delito
intencional con sanción privativa de libertad mayor de un año.

Los secretarios y actuarios de los juzgados de distrito serán nombrados


conforme a las disposiciones relativas a la carrera judicial.”

Como podemos observar en ambos casos, son los mismos requisitos para
poder ser actuario, ya sea en un tribunal de circuito o en un juzgado de
distrito.

Por otra parte en la Ley Federal del Trabajo, nos menciona quienes serán
considerados como personal de las Juntas de Conciliación y Arbitraje, de igual
manera y de forma más detallada, nos indica los requisitos necesarios para
poder ser actuarios, así como las faltas en las que pueden incurrir y las causas
de destitución del mismo. A continuación veremos lo que dicen los
respectivos artículos de la ley ya señalada.

En el artículo 625 párrafo I de la Ley Federal del Trabajo:


“El personal de las Juntas de Conciliación y Arbitraje se compondrá de
actuarios, secretarios, funcionarios conciliadores, auxiliares, secretarios
auxiliares, secretarios generales y Presidentes de Junta Especial. “

En el artículo 626 de la Ley Federal del Trabajo:

“Los Actuarios deberán satisfacer los requisitos siguientes:


I. Ser mexicanos, mayores de edad y estar en pleno ejercicio de sus derechos;
II. Tener título legalmente expedido de abogado o licenciado en derecho y
haber obtenido de la autoridad competente la patente de ejercicio;
III. Haberse distinguido en estudios de derecho del trabajo;
IV. No ser ministro de culto; y
V. Gozar de buena reputación y no haber sido condenados por delito
intencional sancionado con pena corporal.”

En el artículo 640 de la Ley Federal del Trabajo:

Son faltas especiales de los Actuarios:


I. No hacer las notificaciones de conformidad con las disposiciones de esta
Ley;
II. No notificar oportunamente a las partes, salvo causa justificada;
III. No practicar oportunamente las diligencias, salvo causa justificada;
IV. Hacer constar hechos falsos en las actas que levanten en ejercicio de sus
funciones;
V. No devolver los expedientes inmediatamente después de practicar las
diligencias; y
VI. Las demás que establezcan las leyes.

En el artículo artículo 644 de la Ley Federal del Trabajo:

Son causas generales de destitución de los actuarios, secretarios,


funcionarios conciliadores, auxiliares, secretarios generales, secretarios
auxiliares y Presidentes de las Juntas Especiales:

I. Violar la prohibición del artículo 632 de esta Ley (“El personal jurídico de las
Juntas no podrá actuar como apoderado, asesor o abogado patrono en
asuntos de trabajo.”)
II. Dejar de asistir por más de tres días consecutivos a sus labores sin causa
justificada; ausentarse con frecuencia durante las horas de trabajo, e
incumplir reiteradamente las obligaciones inherentes al cargo;
III. Recibir directa o indirectamente cualquier dádiva de las partes; y
IV. Cometer cinco faltas, por lo menos, distintas de las causas especiales de
destitución, a juicio de la autoridad que hubiese hecho el nombramiento.

En el artículo 645 párrafo I de la Ley Federal del Trabajo:

Son causas especiales de destitución:


I. De los Actuarios: hacer constar hechos falsos en las actas que levanten en
ejercicio de sus funciones;

CONCLUSIONES
La fe pública consiste en la certeza y eficacia que el poder público da a los actos que dan los
funcionarios públicos en el ejercicio de sus funciones, respectos a los hechos que anuncian, como
cumplidos por ellos, o que han pasado en su presencia.
Los actuarios judiciales investidos con la fe pública, debe cumplir con criterios legales al
momento de celebrar una diligencia de notificación, la actuación que realizan debe de ser bajo el
procedimiento legal establecido en nuestro país; cerciorarse de que el lugar en el que se presenta a
notificar sea el indicado, así como notificar a la persona idónea y redactar las actas respectivas en
el momento de la diligencia son requisitos fundamentales los cuales debe seguir al pie de la letra,
ante todo tener la certeza de efectuar de efectuar el procedimiento conforme a derecho, hacen que
la persona designada como actuario sea depositada en ella dicha fe pública.

BIBLIOGRAFIA

MIGONI GOSLINGA, FRANCISCO GORKA. Actuario del Poder Judicial de la Federación.


Editorial Porrúa, Edición 2006.

http://elenitahernandez.blogspot.mx/2013/05/la-fe-publica.html

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