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En el capítulo “El show del yo” del texto “La intimidad como espectáculo” de

Paula Sibilia se explica como en la actualidad la sociedad expone su intimidad


y su vida privada ante cualquier persona que esté dispuesta a consumir su
contenido, lo que parece un acto de megalomanía en toda su expresión. No es
ningún famoso ni personalidad destacada la que ahora se somete a la mirada
del ojo público sino la gente “común” con lo que antes solía preservar en un
diario íntimo, en un álbum fotográfico, en los recuerdos o acontecimientos
privados y que ahora deja a disposición de cualquier persona como recurso de
interés o entretenimiento, adjudicándose así cierta importancia, protagonismo y
pertenencia al nuevo mundo de la web. Tal como en el capítulo Lacie y demás
personas de su entorno se encuentran constantemente haciendo pública su
vida (o la idea de vida que quieren transmitir), a veces presionados por la
realidad en la que viven, para recibir una especie de aprobación de todo aquel
que revise el contenido expuesto y así ganar reputación y reconocimiento. Se
puede ver cómo incluso se llega a exhibir algo tan privado y que forma parte de
la infancia y los recuerdos de la protagonista como es su conejo de peluche, el
cual utiliza apelando a su valor sentimental como método para conseguir más
estrellas de puntuación. También se observa en los perfiles de gente más
influyente como Naomi, quien constantemente sube fotos de sus experiencias,
viajes y paseos de tal modo que hasta parecen hechos solamente con el
objetivo de demostrar a los demás cuan feliz se puede ser, lo que termina
banalizando todas estas cuestiones en la vida cotidiana.
Todo este fenómeno de exhibición de la intimidad se muestra como
consecuencia de elementos de la subjetividad claramente culturales, fruto de
ciertas presiones y fuerzas históricas que generan ciertas formas de ser de
acuerdo al mundo en el que se vive. Esta es la personalidad descripta
anteriormente adoptada por los personajes del capítulo, se acepta la realidad
que se presenta y se actúa en base a ella generando modos de ser casi
intrínsecos a la persona. A lo largo de la historia puede verse a Lacie exhausta
y muchas veces frustrada por la presión de tener que estar todo el tiempo
pendiente de su puntuación y de mostrar (y al mismo tiempo buscar
evolucionar) la vida perfecta cuando sabe que no la tiene. Pero se convence
constantemente de que eso es lo que tiene que hacer y crea su personalidad y
forma de vida en base a ello.
En el texto, la escritora hace referencia a que esta participación del ciudadano
común como protagonista del panorama tecnológico constituye una ganancia
para las grandes empresas aunque este no lo sepa o no lo interprete de esa
manera. La nueva estrategia de marketing utiliza la imagen y los datos
proporcionados intencionalmente por las personas con fines comerciales, para
generar demanda sobre otros sectores sociales. Se muestra al ciudadano
promedio como alguien que puede acceder a aquel producto lo que genera en
sus pares la idea de que también ellos son capaces de hacerlo. Tal como en el
capítulo, Lacie al salir de la visita con la agente inmobiliaria que le muestra una
casa puede ver una publicidad en la que aparece su propio rostro y el de un
hombre apuesto en una velada romántica en la misma, lo que le genera el
deseo y la necesidad de comprar la casa para poder llegar a cumplir esa visión
ofrecida por el mercado como garantía de felicidad. Incluso más adelante,
cuando hace el depósito para poder comprar la vivienda, se puede ver el
mismo cartel, con el mismo hombre que utilizan a modo de marketing pero con
la imagen de otra mujer que probablemente esté interesada en adquirir alguna
propiedad en la comunidad para así convencerla de hacerlo de la misma forma
que a Lacie, y de esta manera mantener alta la demanda y el mercado
funcionando.
Por último, en el texto se explica que si bien el mundo de la web es muy amplio
y abarcativo, y la actualidad parece regirse exclusivamente de este, hay gran
parte de la sociedad que no tiene acceso a él y que está muy lejos de hacerlo.
De hecho, lo más probable es que esto persista de esta manera y nunca tenga
acceso a Internet. Esto se retrata en el capítulo en todas aquellas personas que
no contaban con una calificación promedio; las diferencias sociales, culturales y
económicas eran abismales lo que denotaba una gran brecha de desigualdad.
Esto concibe a la sociedad como un conjunto heterogéneo y poco armónico en
el cual solo una pequeña parte de la misma es parte de la revolución del yo y el
espectáculo del exhibicionismo en redes, una influencia para los demás y
referencia para la construcción del sí respaldada por los medios masivos y el
mercado.

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