D ijo el Señor Gautama aquí en Vaisali :“Están llegando al
final mis días, estoy por cumplir 80 años, y así como un carro viejo rueda con dificultades, así mi cuerpo sólo se sostiene con muchísimos cuidados. Únicamente se sostiene bien mi cuerpo cuando me sumerjo en fervorosa meditación, abstraído del mundo material”, solamente la meditación le alivia a uno la carga de los años, de los problemas, de las situaciones. “Por eso, Ánanda, SEAN LÁMPARAS PARA USTEDES MISMOS”. Esta es la frase angular. Miren que estaba todo nublado, y cuando dije: “Sean lámparas para ustedes mismos”, surgió un ramalazo de luz solar, el sol apareció e iluminó todo Vaisali.
P ercátense de este suceso, “nada es por casualidad”, existe el
principio de correspondencia. Si esto se dijo en la tierra, hubo una correspondencia, una respuesta en los planos superiores. Desde hace años, Dios me premitió hacer público para todo el uso de la Metafísica la frase del Señor Gautama que dijo en esta última charla “Sean Lámparas para ustedes mismos” y que incluí en el Servicio “Los Votos del Iluminado”.
A ntes de esto, esta frase nadie la conocía en la metafísica. Esto
quiere decir que no tienen porqué andar buscando la Luz en su facilitador, en su instructor, en nadie; es su conciencia lo que los tiene que iluminar. Por supuesto, esto no significa que uno vaya en contra del facilitador, lo ataque o lo desconozca, uno tiene su facilitador, lo quiere, y lo ama porque si bien él no es el Sol, es el dedo que lo apunta y dice donde está. Sin el facilitador estaríamos perdidos. He amado a Conny y he escrito maravillas sobre ella, como nadie en el mundo, y a Katiuska la he adorado, pero nunca les estuve preguntando: “¿Hago esto, no lo hago o hago esto otro?”, ni pidiéndoles permiso para nada. Una cosa es el amor, respeto y reconocimiento al facilitador, gurú o maestro y otra es la sumisión, la obediencia ciega; uno debe amar, pero no debe estar sumiso a nadie. “Sean lámparas para ustedes mismos” significa que sea la conciencia la que nos guíe en la Enseñanza. El Señor Gautama tuvo su Maestro que era Dipánkara y todos los seguidores de Gautama lo tenían a Él y todavía esto sigue vigente. No hay un sólo Maestro de la Jerarquía Espiritual que no tenga su preceptor o Maestro y que no ponga en práctica esta frase. “Lo cortés no quita lo valiente”. “Ser Lámparas para sí mismo” no es ir en contra del Maestro ni el facilitador, es no depender de él.