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FACULTAD DE DERECHO
RESUMEN DE LAS SESIONES DE CLASES UNO Y DOS
ALUMNO:
DOCENTE:
ASIGNATURA:
Trujillo - Perú
2018
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INFORME
. INTRODUCCIÓN
La verdad de las cosas es que las frases citadas se lanzan al aire y muy pocas
veces se ahonda en explicaciones. ¿Se nos explicó acaso por qué los sujetos de
derechos se sujetan al régimen de númerus clausus?, ¿se nos describió qué
sucedería si fueran númerus apertus? Lo mismo sucedió en nuestras clases de
Derechos Reales y, viceversa, en el caso de los contratos, salvo honrosas
excepciones en ambos casos. No pretendo mediante este artículo persuadir a los
catedráticos a añadir el tema de “Númerus apertus y númerus clausus” en los
syllabus de sus cursos, sino llamar la atención para caer en cuenta de que muchas
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veces pasamos por determinados temas y no nos detenemos a preguntarnos por
el: ¿qué pasaría si fuera de otro modo? No nos tomamos el tiempo de realizar un
análisis crítico de nuestras instituciones y, por el contrario, las aplicamos como si
vinieran predeterminadas y fueran inmodificables.
Los derechos reales en el Perú se rigen bajo el régimen de númerus clausus, tal y
como se desprende de la interpretación del artículo 881, el cual señala que “son
derechos reales los regulados en este libro y en otras leyes”. Como señala Jorge
Avendaño Valdez, “la razón de esta limitación es la de impedir la desnaturalización
de las instituciones y proteger las figuras existentes, dado que todo ello integra la
noción de orden público”.
Del otro lado de la moneda, tenemos al sistema anglosajón o common law; como
es sabido, este modelo encuentra en la jurisprudencia una fuente del Derecho por
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excelencia. Dada esa razón, siempre se ha dicho que éste es muy cambiante, pues
la jurisprudencia varía a medida en que lo hace la sociedad, a diferencia de lo que
sucede en sistemas codificados, donde este proceso se percibe con mayor lentitud.
En el common law sí se adopta la figura del númerus apertus de los derechos
reales, otorgando a las partes plena libertad para constituir el derecho real que se
les ocurra y despojando al Estado del monopolio legal que ostenta en los
ordenamientos con régimen de númerus clausus[4]. En este sistema uno puede
crear, modificar, mezclar e imaginar el derecho real que le parezca, ya que es la
autonomía contractual de las partes la que puede establecer derechos reales
autónomamente.
Ahora bien, la pregunta que podrá surgir respecto a la anterior afirmación es: ¿por
qué ayer sí y hoy no? La respuesta exige retroceder un poco en el tiempo, donde
el mundo no era globalizado como lo es actualmente, y donde ni siquiera se podía
soñar con las tecnologías de la comunicación como las conocemos y manejamos
en esta época. Hace siglos, (y, sin irnos muy lejos, décadas) el acceso a la
información era muy limitado. Por ejemplo, resultaba muy complicado saber quién
era el propietario de determinado predio, y ello se traducía en un altísimo índice de
incertidumbre al momento de pactar sobre un determinado bien. De este modo,
para reducir la incertidumbre había que investigar e informarse, lo cual suponía un
considerable coste. En ese entonces, se entendía que no existiesen los derechos
reales en tanto númerus apertus, puesto que la incertidumbre era tal, que ello
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encarecería sobre manera el tráfico de los bienes. El régimen de númerus
clausus era, sin lugar a dudas, más eficiente y barato.
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Finalmente, y recurriendo a una cita del mismo Enrique Ghersi, que me gustaría
poner sobre la mesa como evidencia de las consecuencias positivas del númerus
apertus en los derechos reales: el famoso time shared. Este es un régimen en boga
en los últimos años, surgido del sistema anglosajón y que responde a las
necesidades de miles de turistas alrededor del mundo. Como vemos, las
condiciones que presenta el common law han dado pie a que surja este nuevo
derecho real, el cual en nuestro sistema codificado ha sido jalado de los pelos hacia
el término “propiedad por tiempos compartidos”. La pregunta es ¿por qué no
aceptar al time shared como un nuevo derecho real? Y la otra gran interrogante es,
si hubiera resultado posible el nacimiento de éste dadas las condiciones del
régimen de númerus apertus. Considero que no, puesto que es el privado quien
está más al tanto de estar a la vanguardia respecto de las necesidades sociales,
porque de ahí es que se mueve la economía. Para bien o para mal, el Estado no
está en capacidad de ello. Entonces, ¿a quién darle las riendas del asunto? ¿al
Estado o a los particulares?
Como se ha referido, Enrique Ghersi pone como ejemplo el novísimo time share; y
del mismo modo, yo podría hacer lo mismo y traer a colación el contrato de leasing
o arrendamiento financiero, negocio por el cual se da el derecho de uso sobre
determinado bien, objeto del pacto, a un arrendatario; éste a cambio del pago de
rentas de arrendamiento durante un plazo determinado, al término del cual el
arrendatario tiene la opción de comprar el bien objeto del negocio pagando un
precio determinado. En este nuevo ejemplo, ¿por qué un contrato de leasing y no
un derecho real de leasing? Es una interesante pregunta, que sería perfectamente
obsoleta si nuestro ordenamiento se rigiese por un régimen de númerus apertus.
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clausus. Ghersi manifiesta que por medio de modernas tecnologías, será
posible retornar al sistema de númerus apertus, que permitirá crear nuevos
derechos reales sobre minería y crianza de especies animales.
1. BIBLIOGRAFIA
2. La ponencia del Dr. Enrique Ghers
(https://www.youtube.com/watch?v=VFNhAVp1sa0
3. explicación del Dr. Martín Mejorará Chauca
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