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Reflexiones: Facultad de Minas, un caso de estrategia

-una oportunidad para innovar-

Una de las tareas más motivantes en el desarrollo del curso Estrategia Empresarial es la
de buscar casos de empresas mineras que ayuden a visualizar directamente hechos que
luego aprovechamos para ubicar y debatir: estrategia, políticas y valores entre otros.
La participación de los alumnos del Post-grado facilita la tarea porque ellos están vi-
viendo situaciones con gran riqueza casuística que pasan desapercibidas debido a la
inercia que genera la dinámica del día-día. Cuando estas situaciones se hacen explícitas
en clase recién se empieza a tomar conciencia de su importancia, un principal objetivo
del curso.
Debido a esa misma inercia se ha venido dejando de lado un caso que profesores y
alumnos tenemos frente a nuestros ojos y que estamos viviendo en el día a día de nues-
tra Facultad –un caso de ausencia de estrategia– en que atrapados en la inercia de lo
actual no intentamos definir si la clase de personas que se supone estamos formando se
condice con las actuales demandas de la sociedad y con nuestras posibilidades. No es-
tamos entendiendo que lo que ofrecemos actualmente ya pasó de moda y que la persis-
tencia en lo mismo nos está llevando a indeterminaciones que están deteriorando más
nuestra actual posición en el espacio social. Lo que está faltando es visión externa. No
estamos entendiendo que lo externo es lo que determina lo que debemos ser.
La necesidad de una visión externa como base para determinar una estrategia es uno de
los temas que siempre estamos debatiendo en la clase Gestión Empresarial, afirmamos
que la falta de visión externa deja al ente administrado a merced del azar, que en una
situación así éste distrae sus recursos que se orientan entre los que mejor argumentan o
gritan más fuerte y no en lo más saludable al organismo, que en la actual situación de la
Facultad no se sabe qué es. Esa indeterminación se palpó en la presentación de los pos-
tulantes al decanato y en las diferentes intervenciones del público.
Los geólogos aprovecharon para reclamar más atención presupuestal, los mineros
un laboratorio de mecánica de rocas más grande y todos más rentas y más becas 18.
Hubo alguien que demandó que la Facultad intervenga en casos problemáticos como
Tía María y Conga, para que tuviera una presencia que ha sido copada por econo-
mistas y abogados “que no saben de lo que hablan cuando opinan sobre temas téc-
nicos”, sin entender que se trata de temas políticos de responsabilidad gerencial.
Uno de los presentes sugirió la creación de la Escuela de Geofísica; un dirigente es-
tudiantil expuso con mucha elocuencia una casuística relacionada con los servicios
higiénicos; un profesor presentó como un logro académico la práctica de resolver
los exámenes –icon los alumnos– en la clase siguiente, y otros temas por el estilo,
muy lejos de lo que se hubiera esperado de una reunión de presentación de propues-
tas para cambiar la Facultad. Parecía que el mayor interés de los que intervinieron
era demostrar que su sitio era el más importante. Los dos postulantes prometieron
mejorar la eficiencia administrativa. Nadie se preguntó si estábamos en el camino
correcto para que tuviera sentido una eventual mejora de la eficiencia.
Un hecho que está pasando desapercibido –que no se tocó– es la inseguridad de los
activos de la Facultad: “robos en el área”, por lo que la administración se está
viendo obligada a colocar puertas de hierro y servicios higiénicos con guardianía
permanente. Nadie se refirió a los ruidos molestos a cualquier hora que perturban el
ambiente de silencio necesario para el dictado de clases, ni a la basura que queda
en el campus después de una celebración. Pareciera que a nadie le afectara. Nadie
se preocupa por hacer respetar la universidad. ¿Baja autoestima?

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Con esas perspectivas, derivadas de una falta de buscar lo que deberíamos ser porque lo
que somos ya finiquitó, la Facultad de Minas, Geología y Metalurgia podría terminar
siendo la Facultad de Minas, Geología, Metalurgia, Geofísica, Paleontología, Metalur-
gia micro-biológica, Economía minera, y así, con los mismos escasos recursos se ten-
drán hijos más famélicos que en la actualidad, habría más bocas que alimentar y los
mismos recursos y más peleas por rentas. Una condición clave para el éxito es la con-
centración –los recursos disponibles siempre serán escasos– que no se logrará si no se
sabe lo que se es, definido el ser recién se podrá definir una estrategia que siempre esta-
rá basada en la interpretación de lo que la sociedad espera de la Facultad que, obvia-
mente, es muy diferente de lo que es hoy.

Lo actual
El sector minero (asociadas a la Sociedad de Minería) está conformado por poco más de
40 empresas mineras que conforman un ente políticamente muy poderoso debido a la
alta concentración de poder económico (superior al de cualquier otro sector) y que ma-
neja entre el 8% y 12% del PBI nacional y liderado por una o dos personas, situación
muy peligrosa en una sociedad que carece de instituciones sólidas.
Bajo esta condición, los egresados de la Facultad terminan necesariamente como depen-
dientes de ese poder y obligados a la obediencia si deciden permanecer en el sector, ya
sea como profesionales directamente involucrados o en empresas asociadas o como in-
dependientes vinculados. Recordemos, una misión principal de la universidad es formar
hombres libres. En este caso, la universidad no estaría cumpliendo su deber.
Esta situación de dependencia se agrava debido a la proliferación de escuelas de mine-
ría, geología y metalurgia en las distintas localidades del país. Existen en Arequipa,
Ayacucho, Cajamarca, Cerro de Pasco, Cuzco, Huancavelica, Huancayo, Huaraz, Ica,
Nazca, Piura, Moquegua, Puno, Tacna, Trujillo y en Lima, además de la UNI, San Mar-
cos, PUCP, Alas Peruanas y otras que faltaría enumerar. De las escuelas de minas egre-
san 500 ingenieros anualmente1 que obviamente no podrán encontrar un trabajo decen-
temente remunerado en el sector. Hay alumnos en el décimo ciclo que no tienen idea de
lo que es una mina, y ya están por egresar. ¿Por qué escogieron la especialidad? Para
asistir a una entrevista en pos de una práctica los alumnos pierden clases y hasta exáme-
nes si estos coincidieran con la fecha de la citación.
Los institutos tecnológicos y universidades siguen creando sucursales por todo el país y
esa carrera va a seguir porque el producto se ha convertido en un commodity, la compe-
tencia por un puesto, más fuerte cada día y en vías de convertirse en una guerra de pre-
cios. El gerente de una empresa que ha cambiado su estrategia de explosivos a solucio-
nes de voladura contó que prefería a los de cierta escuela de tecnología minera porque
eran tan buenos como los de la UNI “y más económicos”.
En la Facultad se ha cambiado la estructura, hace 50 años egresábamos como Ingenieros
de Minas, éramos fácilmente identificables; los de ahora egresan como ingenieros de
minas, metalurgistas o geólogos igual que los 500 que salen anualmente de las distintas
facultades de minería del país. Antes el egresado tenía una preparación más de acuerdo
con el fenómeno que enfrentaría, la mina es una unidad, no es geología + minería +
metalurgia, sino una integralidad y el profesional a cargo estaba formado en esa integra-
lidad, lo actual simplemente forma técnicos especialistas, y eso le ha quitado el espacio
que caracterizó a los graduados de la UNI, ya no se da la diferencia de antaño, por eso

1 Discurso de agradecimiento de Isaac Ríos al recibir una distinción en CITEMIN

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es que no tienen ni siquiera facilidades para conseguir prácticas. Por otro lado, cuando
los profesores resuelven los exámenes “en la siguiente clase” se están igualando a los
tecnólogos, justamente lo que diferencia a la educación superior es que en ella las per-
sonas se forman en el entendimiento que no hay una sola respuesta, que todo está sujeto
a mejor interpretación, que siempre se deberá estar desafiando la verdad oficial por más
definitiva que parezca.
Cuál es la situación de los egresados en la actualidad: desvalorización intelectual, em-
pleos precarios, alta tasa de parados, sueldos bajos y condiciones de trabajo seguramen-
te inferiores a la de profesionales de otras especialidades de ingeniería. Una figura fami-
liar es ver a graduados sin empleo dando vueltas por el campus buscando qué hacer.
Pero, el hecho verdaderamente peligroso es que en la actualidad los mejores ingresantes
no escogen la Facultad que en la mayoría de las veces es la tercera opción entre las es-
cogencias de los jóvenes. Ingeniería de Minas ya pasó de moda entre los mejores, se
podría decir que desapareció cualitativamente. Se ha convertido en una escogencia por
default. Y sucede no solo en el Perú. Las instituciones de educación superior de primer
nivel ya no forman ingenieros de minas. Entendamos, una entidad empieza a desapare-
cer cuando la van abandonando los mejores.
Hace 50 años el egresado estaba definido, aunque también se enfrentaba a la misma
situación de carencias: dependencia de un sector poderoso con la obligación de ser obe-
diente, pero no tenía competencia. En se momento se debió acometer el cambio pero se
hizo al revés, solo un maquillaje, se retrocedió. Los ingenieros de minas de la UNI se
convirtieron en técnicos sin una calificación diferencial con los otros.

La empresa INTEL era el líder mundial en el mercado de memorias y atendía el 85%


de la demanda mundial. Cuando los japoneses invadieron el mercado, las memorias
se fueron convirtiendo cada vez más en commodities, los japoneses comenzaron a
ganar mercado a base de precios, y aunque éste prefería las de INTEL los márgenes
de ganancias se fueron reduciendo, ¿qué hizo? Cambió de estrategia, ya no seguiría
fabricando memorias, entraría al mundo desconocido de los circuitos integrados, un
mercado que casi no existía. INTEL es hoy una de las corporaciones más valiosas
del mundo empresarial. ¿Qué hubiera pasado de insistir en la mejora continua de
las memorias? ¿Seguiría existiendo? Quién sabe. ¿Sería como hoy una de las más
valiosas corporaciones empresariales del mundo? Definitivamente no.

INTEL pudo tomar ese camino porque contaba con directivos capacitados, comprome-
tidos, responsables, y tuvo la energía para tomar el camino alternativo, la gente de pri-
mera busca permanentemente el cambio, por más difícil que sea. INTEL tuvo el valor
de abandonar las memorias cuando entendió que el producto se había “comoditizado”.

¿Entendemos que lo que ofrece la Facultad hace ya algún tiempo se convirtió en un


commodity en continua desvalorización?
¿Estamos dispuestos a intentar el cambio?
¿Contamos con el interés –para el cambio– de autoridades, profesores y alumnos?

¿Tendremos el valor de decidirnos a cambiar?


¡Aprovechemos la oportunidad para innovar!
Lima, diciembre 2015

i Reflexiones/Reflexiones II

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