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• El verbo y el pronombre son las únicas especies de palabras que se someten a la categoría de persona.
• En todas las lenguas con verbo, se clasifican las formas de la conjugación según su referencia a la persona; la enumeración de las
personas constituye propiamente la conjugación; se distinguen tres: singular, plural y dual.
• Esta clasificación es admitida para todas las lenguas y se considera natural. Resume el conjunto de posiciones que determinan una
forma verbal provista de un índice personal.
• Crítica a esta clasificación: carácter sumario y no lingüístico. Sólo trasponer a una teoría pseudolingüística diferencias de naturaleza
léxica. No instruye sobre la necesidad de la categoría ni sobre el contenido que implica por las relaciones de las diferentes personas.
Falta averiguar cómo se opone cada persona al conjunto de las demás y en qué principio se funda la oposición.
• Hay algunas lenguas (coreano) con algunos verbos que no expresan persona; sin embargo, puede concluirse que la categoría de la
persona pertenece a las nociones fundamentales y necesarias del verbo.
• Una teoría lingüística de la persona verbal no puede constituirse más que sobre el fundamento de las oposiciones que diferencian
las personas.
• En las primeras dos personas hay una persona implicada y un discurso sobre esta persona.
o Yo: designa al hablante e implica a la vez un enunciado a cuenta de “yo”.
o Tú: es necesariamente designado por “yo” y no puede ser pensado fuera de una situación planteada a partir de “yo”.
• 3ª persona: un predicado es enunciado, sólo que fuera de “yo‐tú”; queda exceptuada de la relación por al que “yo” y “tú” se
especifican. La legitimidad de esta forma como “persona” queda en tela de juicio.
• La 3ª persona no es una “persona”; es incluso la forma verbal que tiene por función expresar la no‐persona. La persona es propia
de la 1ª y 2ª posición, no de la 3ª.
• Características de las personas (yo y tú):
o Unicidad: el “yo” que enuncia, el “tú” a quien “yo” se dirige son cada vez únicos; “él” puede ser una infinidad de sujetos o
ninguno.
o Reversibilidad: aquel que “yo” define como “tú” se piensa y puede invertirse a “yo”, y “yo” se vuelve un “tú”.
• En cambio: la 3ª persona es la única por la que una cosa es predicada verbalmente (por no implicar persona puede ser cualquier
sujeto).
• Convertir un “tú” en “él” puede ser señal de desprecio o de cortesía, según el uso.
• Correlación de personalidad VS Correlación de subjetividad: Aunque “yo” y “tú” están uno y otro caracterizados por la marca de
persona (correlación de personalidad), a su vez se oponen uno al otro (correlación de subjetividad).
• Tú: normalmente es aquella persona a la que la primera persona se dirige; pero puede convertirse en una variedad de impersonal.
• Cualidades del “yo”: o Interioridad o Trascendencia
• En los pronombres personales, el tránsito del singular al plural no implica una simple pluralización. La unicidad y subjetividad
inherentes a “yo” contradicen la posibilidad de una pluralización.
• Formas de pluralizar el “yo” [NOSOTROS = YO + NO‐YO]: o Nosotros inclusivo: YO + USTEDES o Nosotros exclusivo: YO + ELLOS
• Existen “nosotros” singulares, en el que el “yo” no es un “yo” cuantificado sino dilatado; por ejemplo:
o Mayestático (majestad).
o De autor.
• La distinción ordinaria de singular y plural debe ser interpretada en el orden de la persona, por una distinción entre persona
estricta (singular) y persona amplificada (plural). Únicamente la “tercera persona”, por ser no‐persona, admite un verdadero plural.
Enunciación para Benveniste: “puesta en funcionamiento de la lengua por un acto individual de utilización; la enunciación no es el
“habla”, sino que se refiere al “acto mismo de producir un enunciado y no al texto del enunciado””.
• Aspecto indicial: “La enunciación es el acto por el cual el hablante “moviliza la lengua por su cuenta, “toma la lengua por
instrumento” convierte la “lengua” en “discurso”, y se coloca en posición de hablante por medio de “índices específicos””.
• Yo/Tú vs. Él: Benveniste opone yo y tu, que poseen la marca de persona, a él, que sólo sirve para representar un invariante no
personal.
• Yo/Tú: seudosignos lingüísticos que sólo remiten a la instancia del discurso en que son producidos.
• Él: o Se combina con cualquier referencia de objeto. o No remite a instancia de discurso. o Variantes pronominales o
demostrativas. o No compatible con índices como aquí, hoy, etc.
• Índices de ostensión: los ostensivos sólo existen en el discurso y remiten a individuos nuevos en cada situación.
• Presente: el presente es importante porque es propiamente la fuente del tiempo, coincide con el momento de la enunciación.
• Lengua: o Entidades estables. o Entidades que cambian con la situación: se carga de un contenido único cada vez que se
emplean.
• Distinción entre lenguaje como sistema de signos y lenguaje como ejercicio del individuo.
• Complejidad del tiempo: historia vs. discurso (Benveniste).
• Historia: o Usado para lenguaje escrito. o Trata acontecimientos pasados, sin intervención del hablante. o Exclusivo de 3ª
persona. o Tiempos verbales: passé simple (aoristo), imperfecto, pluscuamperfecto. o Aoristo: tiempo fuera del narrador. o No
subjetivo.
• Discurso: o Alguien se dirige a alguien más como hablante, quien se organiza como persona. o Puede ser escrito u oral.
o Tiempo: cualquiera excepto aoristo, más característicamente el imperfecto: es más vivo, es usado por testigos participantes.
• Pasado perfecto (conmemorativo) vs. pasado simple (biográfico)
Pronombres: yo y tú no han de tomarse como figuras sino como formas lingüísticas. Los pronombres se distinguen de todas las otras
designaciones de la lengua en esto: no remiten ni a un concepto ni a un individuo.
“Yo” se refiere al acto de discurso individual en que es pronunciado y cuyo locutor designa. La realidad a la que remite es la realidad
del discurso; aquí el “yo” designa el locutor donde éste se enuncia como “sujeto”. El fundamento de la subjetividad está en el
ejercicio de la lengua.
El lenguaje está organizado de tal forma que permite a cada locutor apropiare la lengua entera designándose como yo.
Deixis: De los pronombres personales surge la deixis, aunque también existen otros indicadores de deixis: demostrativos, adverbios,
adjetivos que organiza las relaciones espaciales y temporales en torno al sujeto tomado como punto de referencia: “esto, aquí,
ahora” (dependen del presente)
Presente: no tiene como referencia temporal más que un dato lingüístico: la coincidencia del acontecimiento descrito con la
instancia de discurso que lo describe (tiempo en que se está = tiempo en que se habla). El tiempo lingüístico es sui‐referencial.
La instalación de la “subjetividad” en el lenguaje crea en el lenguaje, y fuera de él también, la categoría de la persona.
Las formas personales en el enunciado son los indicadores de subjetividad, que adquiere su relieve en la primera persona.
La subjetividad es especialmente notoria en verbos que denotan por su sentido un acto individual de alcance social (actos de habla).
La condición de intersubjetividad es la única que hace posible la comunicación lingüística.