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Instituto Americano

Literatura

Narrativa
Costumbrista

Responsables: Valdir Candia

Richard Callizaya

Diana Chávez

Melisa Castañón

Grado: Sexto de Secundaria “B”

Docente: Nieves Urquidi Silva

Turno: Tarde

La Paz – Bolivia

2018
A manera de introducción

A finales del siglo XIX y principios del XX la literatura latinoamericana se ve invadida por
el Realismo. Esta nueva corriente supuso la ruptura con el Romanticismo tanto leído
lógico cómo en lo formal. En ideas los escritores renunciaron a la fantasía, a la
imaginación y a las fuerzas irracionales del espíritu para volcar su interés a su entorno
social observando y describiendo objetivamente la realidad. En cuanto a la forma
existieron del verso y prefirieron la narrativa (novela y cuento) y un poco menos, el teatro.
El costumbrismo que en un momento determinado adquirió gran fuerza por la relación
hombre-naturaleza unida a las costumbres y tradiciones propias del área rural.

La narrativa costumbrista en Bolivia

El crítico nacional Luis H. Antezana califica a esta literatura como “costumbrismo


mestizo”, y explica que está no deriva de un proceso de influencias, sino de la admirable
capacidad de prolongarse y seguir vigente, así como de recuperarse continuamente.

Si bien la narrativa costumbrista tiene entre uno de sus temas fundamentales el


“encholamiento”; sin embargo, este movimiento se vincula con la más general y abstracta
problemática del mestizaje que, con variantes, continúa hasta nuestros días. En este
sentido tanto novelas como cuentos y algunas obras de teatro contienen en sus páginas
de personajes mestizos con sus conflictos cotidianos cercanos al lector.

Para comprender objetivamente el desarrollo que tuvo la narrativa costumbrista boliviana


Luis H. Antezana propone estudiar la en tres períodos.

Primer periodo

Se inicia a principios del siglo XX y hasta, aproximadamente, 1930. La temática que se


enfoca es, esencialmente, indígena-rural. Las sociedades de provincias y ciudades
conservan aún rasgos del sistema colonialista y se describe objetivamente la miserable
vida de los campesinos. Por este motivo, muchas obras adquieren un tono polémico y de
denuncia social tal es el caso de Wata Wara y Vida Criolla de Alcides Arguedas.
Segundo período

Abarca desde 1940 a 1960 la temática está vinculada problemas sociales con diferencias
raciales y étnico-culturales. Esta época surge después de la traumante Guerra Del Chaco,
específicamente desde 1940. Durante estas dos décadas inicia una febril de actividad
literaria, periodística y política en la que los intelectuales intervienen apasionadamente.
El nacionalismo socialista era la doctrina que más aceptación tenía de los intelectuales
de la época. En este sentido, la producción literaria se convirtió en un idealismo muy
parecido a las primeras obras del siglo, influidas por el Romanticismo.

Las orientaciones artísticas todavía no están muy bien asimiladas por esos escritores,
aún están abrumados por el realismo e influenciados por James Joyce, y temen caer en
el absurdo de las cosas del mundo burgués contemporáneo; por este motivo el
costumbrismo de este periodo es local, más descriptivo y paisajista.

Las novelas más representativas son La Chaskañawi de Carlos Medinaceli, La niña de


sus ojos de Antonio Díaz Villamil, La virgen de las siete calles de Alfredo Flores
Borrachera verde de Raúl Botelho Gosálvez y Yanakuna de Jesús Lara. Sin embargo, en
el cuento se tienen los mejores logros, que con el tiempo se convirtieron en “clásicos” de
la literatura nacional. Entre ellos están la Miskki-Simi de Adolfo Costa Du Rels, La cruel
Martina de Augusto Guzmán, El Sargento Charupas de Alfredo flores entre otros.

Tercer periodo

Este abarca desde las décadas de los años sesenta y setenta hasta finales del siglo XX.
En esta etapa surgen escritores jóvenes que muestran en sus obras un marcado signo
de renovación. Son personas que han vivido en lugares rurales y que dan a conocer las
costumbres y formas de vida de sus pueblos una de las características más destacables
de este uso de lenguaje con un tono coloquial propio de lugar, con el propósito de lograr
mayor impacto de lo regional y costumbrista. En este periodo se destacan el cruceño Paz
Padilla con su obra Nel Umbral y el vallegrandino Manuel Vargas con Cuentos tristes y
Pilares en la Niebla.

Temas
La literatura costumbrista refleja lo que viven cotidianamente los pobladores de las áreas
rurales, así como su idiosincrasia costumbres, tradiciones, creencias, relaciones
sociales, prácticas religiosas y sincréticas, etc. La manifestación de estos aspectos se
produce en un espacio natural determinado y, algunas veces, mediante una interacción
social con la ciudad.

Características

Entre los rasgos más generales de la narrativa costumbrista se pueden destacar los
siguientes:

 Se describe objetivamente la conducta de un grupo humano dentro de su contexto


histórico, social y natural para mostrar los defectos y virtudes de la clases mestiza
o chola.
 Se profundiza en la descripción psicológica de los personajes con el propósito de
descubre una realidad oculta por las convicciones sociales.
 Se limita a la descripción casi pictórica, del paisaje las costumbres, etc.
 El espacio geográfico también cobra vida porque constituye parte del centro del
mundo narrado.
 Las formas narrativas responden a los cánones de la novela tradicional.

Autores y obras representativas

Adolfo Costa Du Rels (1981 - 1980): Escritor y poeta distinguido. Cultivó la novela
llegando a ser una de las mejores figuras de su época en Bolivia. Gran parte de sus obras
fueron publicadas en francés y luego traducidas al castellano. La crítica lo considera un
“turista intelectual” porque si bien se introduce hábilmente en la intimidad de sus
personajes y describe magistralmente el contexto, abandona sus propósitos en medio
camino sin llegar a profundizarlos. Sus obras más representativas dentro de la narrativa
costumbrista son el cuento La Miskki Simi y Tierras hechizadas (1940), una de las diez
mejores novelas bolivianas.

Raúl Botelho Gosálvez (1917 - 2004): Este escritor nacional introdujo en su diversidad
de paisajes y tipos humanos lo cual lo convierten en el más “boliviano” de los escritores
nacionales, ya que este autor reflejó en sus obras, con notable profundidad y capacidad
de percepción, la psicología de aymaras, quechuas y orientales. Su mejor novela es
Altiplano (1945), en la que trata de la vida de los indígenas del altiplano boliviano. En esta
obra se expone fría, despiadada y objetivamente la explotación social y tiranizante en la
que vive el indígena. Entre sus narraciones más destacadas están: Borrachera verde
(1938), Coca (1941), Tierra Chúcara (1957)

Alfredo flores (1900 - 1987): Novelista, cuentista, periodista y diplomático. Este escritor
tiene la habilidad de atrapar al lector en sus narraciones y sentir el sopor de los bosques,
el sabor de las piñas jugosas y las “chancacas”. Las casonas alegres y añosas de Santa
Cruz han sido pintadas con tal fidelidad que fueron salvadas del olvido. Su obra principal
es La Virgen de las siete calles (1941) la principal novela verdaderamente cruceña y uno
de los textos más representativos de la narrativa costumbrista de Santa Cruz. Se le
considera como una de las novelas fundacionales de la literatura nacional.

Carlos Medinaceli (1900 - 1949) Novelista y crítico literario al que pocos escritores
pudieron igualar en su originalidad conceptual y en su erudición. Es un profundo
conocedor de la vida pueblerina de la que nos ha dejado varios aportes extraordinarios.
Para él, el texto literario debe interpelar al individuo como sujeto social. Su obra más
representativa es La Chaskañawi (1947), una de las diez mejores novelas nacionales
donde el autor plantea el tema social e histórico del “encholamiento”. Con esta obra,
Medinaceli deja una huella humana ya que adquiere un valor humano verdadero. Como
él mismo afirma en una de sus cartas: “Adolfo es un tipo del pasado-fin de la raza-sin
porvenir; Claudina es el presente que contiene, en potencia, el porvenir…”.

Antonio Díaz Villamil (1902 – 1948) Escritor, tradicionista, dramaturgo e historiador.


Muchos críticos coinciden en afirmar que él fue uno de los autores que sacudió los
problemas sociales de Bolivia. En sus obras ya sean narrativa o teatro, presenta
personajes tipos de pueblo, mestizo y cholo. Entre sus obras más importantes podemos
citar Plebe (1943) y La niña de sus ojos (1948).

Jesús Lara (1898 – 1980): Poeta, novelista, dramaturgo y quechuólogo. En una


entrevista con la revista “Hipótesis” en 1977 Lara confesaba: “En todos mis libros, ha
habido un hilo conductor permanente: mi propósito de escribir como un hijo de mi raza.
Siempre he creído en mis venas corre más la sangre indígena que la española. Aunque
no he olvidado que soy mestizo, toda la vida he tratado de identificarme con el indio.
Desde mi tierna infancia he vivido junto a él, he dormido en su choza, he comido su lawa
y compartido sus piojos. He visto su miseria, sus frustraciones y su desventura. Siempre
me he sentido en deuda con él y por tanto he tratado de trasladar su vida a mis novelas
como una denuncia, como una protesta”. Su novela Yanakuna (1952) es una obra
literariamente excepcional, trenzada toda ella entorno una figura de enorme vigor literario,
Wayra.

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