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MOTINES DE LOS MESTIZOS Y SUBLEVACIÓN DE LOS INDIOS ANTES

DE TUPAC AMAR II

Las principales causas de las rebeliones indígenas durante el siglo XVII fueron el abuso
de los corregidores y el malestar ocasionado por las reformas borbónicas. El virreinato
soportó más de cien revueltas de diferente importancia, sustentadas en el mesianismo
popular que esperaba el retorno del Inca.

La resistencia andina se dio como contrapunto a la invasión española. Los habitantes


del Tahuantinsuyo y la élite incaica desarrollaron diversas formas de actuación frente a
la invasión española. La negociación, las alianzas, las luchas armadas y la resistencia
pacífica fueron los medios a través de los cuales la población indígena reaccionó ante
la presencia extranjera. Este es un proceso que se inicia en los primeros días de la
conquista y que continúa hasta la consolidación del orden virreinal. Un sector de la élite
incaica, encabezada por Manco Inca, se refugió en Vilcabamba. La resistencia inca se
produjo paralelamente los acontecimientos que marcaron la historia de los primeros
años de la presencia española en los Andes.

MANCO INCA

Cuando Francisco Pizarro llegó al Cuzco, fue recibido por el joven Manco Inca, hijo de
Huayna Capac y Mama Runtu, quien lo acompaño a su entrada a la capital incaica. Los
españoles lo vieron como un aliado y colaborador, pero su comportamiento debe ser
entendido como un medio para establecer la supremacía del sector de la élite incaica
que él representa. Consiguió su objetivo al recibir la mascaipacha en medio de un ritual
en el cual participaron varios curacas y muchos miembros de la élite incaica con el
respaldo español. Sin embargo, Manco Inca, como otros indígenas, se dio cuenta de
que considerar aliados a los españoles era un gran error. Inclusive Cura Ocllo, su mujer,
fue cruelmente asesinada por los españoles y él mismo estuvo preso por los
conquistadores.

CERCO DEL CUZCO

Manco Inca observó que solo un pequeño número de españoles ocupaba el Cuzco,
mientras Francisco Pizarro se desplazaba hacia Lima y Jauja, y permanecía la mayoría
del tiempo en Lima, territorio del curaca Taulichusco. Con el ardid de traerle a Hernando
Pizarro unas estatuas de oro de los incas, Manco Inca logró salir del Cuzco.

Consiguió reunir un gran ejército de naturales y paralelamente logró que el Huillac Umu
y Paullu Inca, su hermano y rival en el proceso sucesorio, acompañarán a Almagro en
su expedición a Chile. A fines de mayo de 1536, Manco Inca y sus tropas, que sumaban
10 mil hombres, cercaron el Cuzco, incendiaron tejados y cortaron las fuentes de
abastecimiento de la ciudad. Algunas fuentes llegan a afirmar que las tropas incaicas
sumaban 200 mil personas. Despues de meses de asedio, el escenario más importante
de la lucha fue la fortaleza de Sacsayhuamán, finalmente recuperada por los españoles
después de seis días de intensos enfrentamientos.

EL SITIO DE LIMA

El ataque al Cuzco fue previamente coordinado por Manco Inca para evitar la llegada
de refuerzos desde Lima. Un grupo de españoles enviados por Pizarro se cruzó con las
fuerzas incas cerca del río Pampas, donde fueron vencidos. Otras expediciones
españolas fueron vencidas por los indígenas en su camino hacia el Cuzco. Quizo
Yupanqui, encargado del sitio de Lima, luchó en Ate y Guarco hasta llegar al mismo
cerro San Cristobal. A la entrada de la ciudad, los nativos fueron vencidos por los
españoles gracias a la ayuda prestada por un sector de la población indígena. En
algunos casos, esta se dio por las relaciones de parentesco establecidas entre
españoles y curacas, vínculo fundamental en la cultura andina. Por ejemplo, las
generadas a raíz de las relaciones de Francisco Pizarro con Inés Huaylas, hija de
Huayna Capac, le permitieron contar con el apoyo de los curacas de Huaylas.

JUAN SANTOS ATAHUALPA

Juan Santos Atahualpa Sublevó a los indios del Gran pajonal contra las misiones
franciscanas de la zona en 1742. Enfatizando su estatus de Apu Inca y declarándose
descendiente de Atahualpa, reclutó adeptos de distintas etnias serranas y selváticas
(shipibos, conibos, amueshas, campas). Los indios de la selva soportaron devastadores
epidemias entre 1709 y 1737, que llegaron con los misioneros y generaron un
consecuente rechazo hacia ellos.

Esto, sumado a un sistema laboral que los nativos no comprendían ni asimilaban -


representado en los obrajes y haciendas-, determinó la acogida del discurso insurgente
con lo cual se unieron a las rebeliones indígenas.

Para Juan Santos, el mundo se dividía en tres reinos soberanos: España, para los
españoles; África, para los africanos; y América, para los indios, mestizos y criollos. De
ello se deduce que buscaba la expulsión de los españoles y de los africanos de los
Andes. Sin embargo, entre las huestes de indios y mestizos, hubo también negros y
zambos. La selva central se convirtió para todos ellos en una zona de refugio.
Durante diez años, las tropas rebeldes realizaron súbitas incursiones combatiendo al
ejército peninsular. Finalmente, en 1752, este abandona la ceja de selva y se concentra
en evitar que el movimiento se expanda. Las misiones franciscanas quedaron
abandonadas, lo que detuvo la evangelización. Los religiosos no reingresaron sino hasta
1868, cuando se fundó la ciudad de La Merced, en Chanchamayo.

TÚPAC AMARU I

Túpac Amaru (Cusco, 1545, 24 de septiembre de 1572), también conocido como Felipe
Túpac Amaru, fue el cuarto y último inca de Vilcabamba. Hijo de Manco Inca, fue hecho
sacerdote y guardián del cuerpo de su padre.

Túpac Amaru asumió como inca de Vilcabamba después de que su medio hermano el
uari inca Titu Cusi Yupanqui muriera en 1570. Los incas creían que su medio hermano
se había visto forzado a admitir a los sacerdotes misioneros en Vilcabamba y que los
españoles lo habían envenenado. En estos tiempos los españoles todavía no estaban
advertidos de la muerte del anterior uari inca y habían enviado rutinariamente dos
embajadores para continuar con las negociaciones en curso. El último de ellos fue el
conquistador Atilano de Anaya quien, tras cruzar el puente de Chuquisaca, fue
capturado y ejecutado junto con su escolta por el general inca Curi Paucar.1 Al ser
confirmada esta noticia por el cura de Amaybamba, el nuevo virrey del Perú, Francisco
Álvarez de Toledo, decidió someter por la fuerza al reino de Vilcabamba.

Túpac Amaru y las banderas de la reconquista

El nuevo Zapa Inca nombró a su tío Huallpa Yupanqui, a Cori Paucar Yuayo y a Colla
Túpac como jefes de su ejército. Desconoció la Capitulación de Acobamba, expulsó a
los españoles de Vilcabamba; cerró sus fronteras. Túpac Amaru reivindicó las banderas
de la reconquista y mandó a pregonar que luchaba por la restauración del
Tahuantinsuyu .

Toledo busca desesperadamente la rendición del inca

Ante esos hechos, el virrey Toledo, que ya había recibido de España el cúmplase a la
Capitulación de Acobamba, incluida la bula que autorizaba el matrimonio de Quispe Titu,
el 20 de julio de 1571, envió al dominico Gabriel de Oviedo y al licenciado Garci de los
Ríos para que vayan a Vilcabamba y entreguen esos documentos a Túpac Amaru y
busquen una salida pacífica a la rebelión. Los enviados llegaron al Cusco y se dirigieron
a La Convención. Desde los límites de la zona liberada, enviaron unos mensajeros al
Inca, pidiéndole que los reciba. Túpac Amaru no dio la autorización y mandó a ejecutar
a los mensajeros. Gabriel de Oviedo y Garci de los Ríos regresaron al Cusco. Toledo,
que se encontraba en el Cusco, hizo otro intento, enviando una carta amenazante a los
incas de Vilcabamba para que se rindieran. En marzo de 1572, el portador de dicha
carta, Tilano de Anaya, ni bien cruzó el puente de Chuquichaca, fue muerto por los
guardianes de Túpac Amaru.

Las maniobras de Francisco de Toledo en el Cusco

Ante ese informe, creció la indignación de Toledo. Ordenó que se terminara con la
rebelión a “sangre y fuego”. Preparó un poderoso ejército y puso a su mando al general
Martín Hurtado de Arbieto y a los capitanes Juan Álvarez de Maldonado y Martín García
Oñas de Loyola. Consiguió el apoyo de un contingente de guerreros cusqueños y de
cañaris, enemigos de la panaca de Túpac Amaru. Hizo detener a varios orejones
cusqueños, partidarios de la rebelión. Ofreció como trofeo de guerra a la bella ñusta
doña Beatriz, rica heredera de las propiedades de su padre Sayri Túpac. La ofrecía en
matrimonio a quien apresara a Túpac Amaru.

Las tácticas militares de Toledo y Túpac Amaru

Toledo dividió su ejército en tres frentes. Con la fuerza principal, iría el general Martín
Hurtado de Arbieto, por el puente de Chuquichaca, puerta de entrada por el río
Vilcamayu (actual río Urubamba). Mientras tanto, Túpac Amaru fortificó Vitcos (nombre
actual: Vilcabamba) y Vilcabamba (nombre actual: Pampacona), con el fin de impedir la
reconstrucción del puente de Chuquichaca y detener el avance de los españoles. Pero
dicho puente, utilizando fuerza indígena y tecnología incaica, ya había sido reconstruido
por la vanguardia española comandada por el capitán Juan Álvarez de Maldonado.

Los incas se repliegan en la capital de Vilcabamba

Al no poder contrarrestar al enemigo, los generales incas Colla Túpac y Cori Paucar
Yauyo tuvieron que ordenar la total retirada de Vitcos a Pampacona, dispuestos a
defender la ciudadela de Vilcabamba hasta perder la vida. Hurtado de Arbieto, sus
aliados Cuyu Túpac, Chillchi y sus tropas los siguieron y acamparon en el viejo pueblo
de Pampacona. Descansaron, curaron a sus heridos, recibieron más refuerzos y se
prepararon para acometer contra Vilcabamba, la capital. La definitiva marcha la iniciaron
luego de 10 días de reposo y planeamiento del ataque final. Decidieron atacar por un
solo frente. Se dirigieron por el camino real, pero, como estaba lleno de trampas, la tropa
combinada indígeno-española tuvo que avanzar a la vera del camino, abriendo trocha.

La toma de Vilcabamba por los indígeno-españoles


El 24 de junio de 1572, entró a tambor batiente la tropa combinada indígeno- española
a Vilcabamba, encontrándola totalmente quemada y sin habitantes ni víveres. Fue una
victoria que empezó en el puente de Chuquichaca y terminó en Marcanay, peleando
cada recodo del camino real con los valientes soldados de Túpac Amaru. Se produjo el
rito de toma de posesión del terreno conquistado, por mandato del virrey Toledo, a
nombre de su majestad, el rey, de España por voluntad de Dios. El capitán Pedro
Sarmiento de Gamboa, lugarteniente de Toledo, tomó el estandarte real y lo alzó tres
veces diciendo: “¡Vilcabamba! Por don Felipe, rey de Castilla”. Luego, lo plantó en la
plaza: “...en presencia del dicho gobernador Juan Álvarez de Maldonado, maese del
campo general, y de los capitanes Martín García de Loyola y don Antonio Pereyra y
Martín de Meneses y Ordoño de Valencia y Antón de Gatos, sargento mayor, Juan
Ponce de León, alguacil mayor, y los demás oficiales y soldados, los cuales dispararon
el arcabucería y fue disparada el artillería y se dijo misa en el dicho pueblo y así quedó
su majestad y su excelencia en su real nombre por pacífico señor de lo cual doy fe el di.

La traición del curaca Ispaca y la prisión de Túpac Amaru

Loyola logró convencer a Ispaca que se pase a sus filas. Por ese acto de traición, la
primera víctima fue Huallpa Yupanqui, quien cayó preso en una “montaña áspera”. A
“tres leguas del desembarcadero del río Picha, a unas cincuenta leguas de la ciudad de
Vilcabamba” cayó preso Túpac Amaru, cuando estaba a punto de tomar una canoa e
internarse en la selva. Con él se acabó la rebelión iniciada por Manco Inca, en 1536.
Los incas de Vilcabamba habían mantenido zona liberada, independiente, no
conquistada, durante 36 años. Murieron miles y miles de indios, partidarios de ambos
bandos. Pero también los incas de Vilcabamba mataron a dos mil españoles,
demostrando que estos no eran invulnerables ni invencibles, y además pusieron en
serios aprietos la labor de los gobernadores, pacificadores y virreyes del Perú.

La captura de Túpac Amaru ocurrió en los primeros días de agosto de 1572. Lo llevaron
a Vilcabamba. De allí, las tropas victoriosas y sus prisioneros emprendieron viaje al
Cusco a fines de agosto de 1572. El 4 de setiembre llegaron a Hoyara, donde los
españoles fundaron la ciudad de San Francisco de la Victoria de Vilcabamba
(“Vilcabamba La Nueva”), capital de la Gobernación de Vilcabamba. cho secretario...”
(nota: fragmento del acta de toma de posesión de Vilcabamba).
REVOLUCIÓN NACIONAL DE TUPAC AMARU

En 1780, luego de doscientos cuarentiocho años de la llegada de los españoles a los


Andes, en las provincias altas de los actuales departamentos del Cusco, Apurímac,
Arequipa, Tacna, Puno y el Alto Perú (Bolivia actual); se dio inicio a la más importante
gesta anti-colonial del siglo XVIII, en América del Sur. Fue una guerra que respondía a
un proyecto de sociedad y a una visión política que se había ido desarrollando en el
interior de algunos sectores de la élite andina y que fue seguida y desbordada por
multitudes mayoritariamente indígenas.

I. ALGUNAS APRECIACIONES INICIALES SOBRE el CARÁCTER POLITICO DE


LOS HECHOS.

Conforme se desprende de diversos estudios e investigaciones, referidas a la gran


guerra encabezada por JOSE GABRIEL y DIEGO CRISTOBAL TUPAC AMARU; y
sobretodo del análisis de las fuentes escritas de la época (relaciones, cartas, edictos,
bandos, proclamas, expedientes judiciales, probanzas de nobleza de la Familia Tupac
Amaru y sentencias contra los rebeldes) se puede apreciar:

1.- Que, mucho antes de iniciar las acciones, la familia TUPAC AMARU, era una familia
de curacas nobles indígenas de Tinta, cuyos miembros se consideraban descendientes
en línea recta de los Incas, en la rama de MANCO INCA, uno de los hijos menores de
Huayna Cápac; es decir su sangre provenía de los caudillos quechuas que durante la
época de la conquista española no se sometieron al invasor hispano, los llamados Incas
de Vilcabamba.

2.-Documentos como la Petición que presentó José Gabriel Túpac Amaru a la Real
Audiencia de Lima en 1777(1), permiten verificar que JOSE GABRIEL TUPAC AMARU,
tenía una gran convicción de sus derechos como descendiente de los incas y ello lo
motivaba a reclamar reconocimientos de nobleza y reivindicaciones patrimoniales a
favor suyo y de su linaje, así como en defensa de los indios.

3.- Las SENTENCIAS dictadas por los jueces coloniales, contra los rebeldes, hacen
referencia expresa a las finalidades políticas de la guerra de los TUPAC AMARU II :

II. HECHOS Y PROYECCIONES DE LA GUERRA

Estallada en lugares altos del Cusco y Puno, aproximadamente 250 años después de la
conquista española; la guerra de los Tupac Amaru, se expandió vertiginosamente por
las comunidades quechuas y aymaras, que se aliaron contra los colonialistas. Los
caudillos de la rebelión pertenecían a una familia de curacas locales, que pregonaban
ser descendientes de los INCAS; su grito llamando a la lucha contra el régimen colonial,
causó una conmoción política y social, sin precedentes para su época. Ningún pueblo
indígena de la América colonial, ni los aztecas, ni los mayas, ni los araucanos, fueron
capaces de vertebrar un movimiento de tal magnitud y con tales ambiciones políticas.

Pues en Túpac Amaru II, hay toda una visión o idea del Perú: éste no se encuentra
conformado ya solamente por los indios, ni por los españoles ni por los mestizos; el Perú
está conformado por todos los que somos connacionales, por los que hemos nacido en
este territorio y estamos dispuestos a defenderlo. Este planteamiento se expresa
claramente en los bandos y proclamas tupacamaristas, que fueron muchos, y que se
publicaron y se dieron a conocer a la población, entre 1780 a 1783, a lo largo de la
guerra que encabezó la familia Túpac Amaru contra el régimen colonial. En el ideario de
TUPAC AMARU II hay un proyecto nacional claro y contundente, lo notable es que
TUPAC AMARU plantea el liderazgo de la nación indígena en ese proyecto, sobre los
demás componentes étnicos de la población; pero sin excluir a nadie, pues el caudillo
invita a los criollos, a los españoles americanos e invita a los afroamericanos, a formar
parte de la empresa nacional que él se siente llamado a comandar como descendiente
de los Incas.

A este respecto, bástenos citar algunos párrafos, de los muchos bandos, edictos y
proclamas, que los Tupac Amaru hicieron llegar al pueblo por estos días. No nos
referiremos al famoso BANDO DE LA CORONACION DE TUPAC AMARU, harto
conocido; mencionaremos otros: por ejemplo, el EDICTO A LOS CRIOLLOS DE
CHICHAS, del 23 de diciembre de 1780; cuyos párrafos más importantes, sintetizan
claramente el proyecto nacional al que los líderes se orientaban y nos demuestran que
los TUPAC AMARU pretendían asumir el poder, invocando fundamentos políticos y
jurídicos: los derechos que consideraban que les correspondían en razón a SU
ESTIRPE INCA y a la búsqueda del BIEN COMUN: UN EJEMPLO DE LAS
PROCLAMAS DE TUPAC AMARU II

EDICTO A LOS CRIOLLOS DE CHICHAS.

“Don José Gabriel Tupac Amaru, indio de la sangre real y tronco principal: Hago saber
a los paisanos criollos, moradores de la provincia de Chichas y sus inmediaciones, que
viendo el yugo fuerte que nos oprime con tanto pecho, y la tiranía de los que corren con
este cargo, sin tener conmiseración de nuestras desdichas y exasperado de ellas y de
su impiedad, he determinado sacudir este yugo insoportable y contener el mal gobierno
que experimentamos de los jefes que componen estos cuerpos. Sólo siento, de los
paisanos criollos, a quienes ha sido mi ánimo (que) no se les siga algún perjuicio, sino
que vivamos como hermanos y congregados en un cuerpo, destruyendo a los
europeos… para el amparo, protección y conservación de los españoles criollos, de los
mestizos, zambos e indios, y su tranquilidad, por ser todos paisanos y compatriotas,
como nacidos en nuestras tierras, y de un mismo origen de los naturales, y haber
padecido todos igualmente dichas opresiones y tiranías de los europeos. Si eligen este
dictamen no se les seguirá perjuicio ni en vidas ni en haciendas, pero si despreciando
esta mi advertencia hicieren lo contrario, experimentarán su ruina, convirtiendo mi
mansedumbre en saña y furia… y así no estimen en poco esta mi advertencia , que es
nacida de mi amor y clemencia, que propende al bien común de nuestro reino, pues se
termina a a sacar a todos los paisanos españoles y naturales de la injusta servidumbre
que han padecido.

Y para que así tengan entendido se fijarán ejemplares de este edicto, en los lugares que
se tenga por conveniente, en dicha provincia, en donde sabré quienes siguen este
dictamen, premiando a los leales y castigando a los rebeldes, que conoceréis vuestro
beneficio y después no alegaréis ignorancia. Es cuanto puedo deciros. Lampa y
diciembre 23 de 1780.

José Gabriel Tupac-Amaru, Inca”

La lucha que siguió y se desarrolló, sería aterradora, para ambos bandos. En la fase
inicial, dirigida por José Gabriel Túpac Amaru, los incas derrotan en SANGARARÁ, a la
primera expedición enviada para reprimirlos, donde perecen 576 soldados y oficiales
colonialistas, solamente contando a criollos y españoles, como lo recuerda LEWIN(9);
luego lograrían el control de gran parte de la meseta del Collao – el Altiplano, liberan
Ayaviri, Lampa, Azángaro y los altos espacios cusqueños, consiguiendo la adhesión de
muchas comunidades quechuas y de la vigorosa etnia aymara; derrotan al ejército
conjunto de los corregidores de Lampa, Puno y Chucuito(10), para seguidamente atacar
al Cusco durante 8 días, tras los cuales el caudillo José Gabriel Tupac Amaru ordena la
retirada hacia sus bastiones de Tinta, al ver que los españoles habían impuesto el terror
en esa ciudad y los indios nobles de aquella urbe le daban la espalda.

Hacia marzo de 1781, mientras la rebelión crece en el Alto Perú, donde el común de los
aymaras había elegido como máximo jefe (APU MALLKU) de los ayllus o markas a
JULIAN APAZA TUPAC KATARI, quien pone cerco a La Paz; los realistas contratacan
en el Cusco, con un ejército compuesto por más de 17,000 hombres(11); y Jose Gabriel
en lugar de dirigirse hacia los altos espacios andinos de Puno y el Alto Perú, donde
contaba con grandes fuerzas, decide resistir en Tinta, en las heredades ancestrales de
la familia Condorcanqui, a cuyo linaje también pertenecía. Tras dividir por razones
tácticas sus fuerzas, los Tupac Amaru logran vencer a los realistas y sus servidores
indios en Pucacasa, Cusipata y Lauramarca; pero sufren una importante derrota en
SALCA, donde según testimonios de la época, citados por VEGA, hubo una carnicería
que horrorizó a Túpac Amaru: “cuyo asombro creció viendo que le tomaron sus cañones,
pertrechos, municipios, equipajes…”. Recién entonces, JOSE GABRIEL decide
replegarse al Collao (actual Puno) y al Alto Perú (actual Bolivia) donde la llama de la
guerra convocada por los TUPAC AMARU contra España, había prendido en las
poblaciones quechuas y aymaras de la zona; más en este intento, el caudillo es
apresado, por traidores al servicio de los colonialistas, cuando se dirigía a Ayaviri, a
revienta caballo.

En la segunda etapa de la guerra, los rebeldes, bajo el liderazgo de Diego Cristóbal


Túpac Amaru, Andrés Túpac Amaru, Miguel Túpac Amaru, Julián Apaza – Túpac Katari,
(gran caudillo aymara, aliado de los quechuas tupacamaristas) y de diversos
comandantes y capitanes como Pedro Vilcapaza, toman bajo su control provincias
enteras, centrando su capital en Azángaro y ejerciendo dominio en grandes zonas que
abarcaban Sicuani, Lampa, Ayaviri, Huancané, Carabaya, Yunguyo, Sandia y el Alto
Perú (Bolivia), etc; asolando o sitiando ciudades colonialistas como Chucuito, Zepita,
Juli, Sorata, Puno y La Paz. En aquellas provincias, el ejército colonialista no pudo
repetir los éxitos obtenidos en la zona de Tinta: el Mariscal español José del Valle,
comandante de la expedición virreinal pacificadora vio cómo su ejército de 17,000
hombres: criollos, indios, negros y “mestizos” era diezmado y dispersado, hasta que
finalmente el máximo jefe militar español decide replegarse al Cusco, al que según
fuentes de la épocaregresó con solo 1,500 hombres de los 17,000 hombres con los que
había partido.

III. PUMACAHUA y OTROS CURACAS FRENTE AL PROYECTO TUPACAMARISTA.

En este contexto crucial, del cual dependía la vigencia o no, del régimen español en el
sur peruano, las autoridades virreinales lograron el apoyo de varios caciques como
PUMACAHUA, quien al parecer por rivalidades personales no apoyó a los TUPAC
AMARU, como se vislumbra en el hecho de que muchos años después, casi anciano,
se lanzó a dirigir una nueva guerra contra los colonialistas hispanos, la misma que no
llegó a tener ni la fuerza ni la organización que tuvo la guerra de los Túpac Amaru. Sin
embargo, este tipo de disensiones no desmerece, ni reduce en nada el valor de la gesta
de los Túpac Amaru; recordemos que este tipo de escisiones fueron comunes en el área
andina, durante la invasión española, pues las panacas incas se encontraban divididas
en una lucha por el poder y eso favoreció el triunfo paulatino de los invasores ibéricos.
El mismo Manco Inca, al principio y según puede conjeturarse por razones tácticas, fue
un aliado vital de la hueste de Pizarro, pues apoyó el aniquilamiento de los grandes
sinchis (generales) que habían servido a Ataohuallpa y que eran sus enemigos:
Quizquiz, Challcochimac y Rumiñahui, antes de iniciar su propia guerra contra los
invasores. Por lo demás, en la historia universal, es común advertir que la acción de
grandes líderes independendistas nacionales, muchas veces resultó desdeñada y hasta
combatida por sectores de su propio pueblo y nación, como sucedió en la guerra de la
independencia norteamericana contra la dominación inglesa; en las luchas por la
emancipación sudamericana del yugo colonial, en las que estuvo comprometida solo
una parte de la élite criolla; etc. Asimismo, en la historia de la humanidad abundan
ejemplos de enfrentamientos fratricidas entre personas del mismo pueblo: en la batalla
de los Campos Catalaunicos o de Chalons, también llamada de la llanura de Mauriac,
lucharon del lado de las fuerzas romanas los VISIGODOS, mientras que en el bando
contrario, del lado de Atila, gran jefe huno-mongol, lucharon sus hermanos de raza los
OSTROGODOS(17); y en la batalla de las pampas de Ayacucho, al lado de las fuerzas
españolas, lucharon denodadamente contra los batallones independendistas,codo a
codo, las comunidades indias de Iquicha (Huanta), de lengua quechua.

IV. EL TERROR CONTRA EL PRIMER PROYECTO NACIONAL PERUANO.

La guerra de liberación de los TUPAC AMARU II, generó tal terror en los colonialistas,
que las penas aplicadas por los jueces no tuvieron parangón en la historia del virreinato.
Sólo en la época de la invasión y conquista española se había visto una crueldad
semejante: En abril de 1781, José Gabriel Túpac Amaru fue condenado a morir
descuartizado por cuatro caballos, (este tipo de condena, al parecer la habían aprendido
los godos de los hunos-mongoles, cuando sus tierras natales en Germania, Panonia y
otras, fueron invadidas por éstos, en la época final del Imperio Romano); como los
corceles no pudieron seccionar el cuerpo del gran inca, terminaron con él a machetazos.
La mujer del inca fue ahorcada y como no expiraba debido a la delgadez de su cuello,
la acabaron a golpes y puntapiés. El gran caudillo aymara TUPAC KATARI, fue
igualmente descuartizado por caballos y similar muerte le tocó a Pedro Vilcapaza, líder
del altiplano. En marzo de 1783, Diego Cristobal Túpac Amaru, líder de tanta
trascendencia como Jose Gabriel, fue ejecutado atenazado por hierros candentes al rojo
vivo: salvaje suplicio que demuestra que las autoridades coloniales eran conscientes de
que el proyecto de los incas alzados en armas había puesto en peligro la misma
existencia del régimen virreinal y era necesario un extremo escarmiento.
Las comunidades que habían apoyado la guerra contra los colonialistas fueron
masacradas. En la propia capital del mundo andino, el barrio de San Cristóbal en el
Cusco, fue arrasado por los partidarios del régimen colonial hispano, como lo relata el
mismo José Gabriel Túpac Amaru, en una carta:

V. LA VIOLENCIA DE LAS MASAS TUPACAMARISTAS.

Luego de la muerte de José Gabriel Túpac Amaru, el resto de los Túpac Amaru,
sucesores en el comando, radicalizaron las acciones militares y las campañas contra
las poblaciones pro-colonialistas y en otros casos las masas indígenas del pueblo llano,
que seguía a los caciques rebeldes, rebasaron los límites que los caudillos vanamente
trataban de imponer, para no atemorizar a los criollos. Veamos, lo que relata el
comandante español Joaquín de Orellana, corregidor de Puno y tenaz defensor del
orden colonial hispano:

“Entré a Chucuito y no encontré a persona alguna, a quien preguntar por los demás, me
dirigí a la Plaza, donde hallé el mayor horror que en este reino se ha visto desde la
conquista. Fuera de los enterrados, se hallaban más de 200 cadáveres en aquél lugar,
pasé a la casa del cura y también se encontraron sus cuartos abarrotados de cuerpos
muertos, de manera que no se escapó alma que tuviese rostro de español que no
pereciere“(19).

VI. LOS ACUERDOS DE PAZ y LA FELONÍA COMETIDA CONTRA LA FAMILIA


TUPAC AMARU.

En la gran gesta de los TUPAC AMARU, hay un hecho trascendental que no se recuerda
y resalta como se debe. Ese hecho, que constituye una verdad histórica, es que las
autoridades españolas tuvieron que FIRMAR ACUERDOS DE PAZ con los líderes de la
familia TUPAC AMARU, para poder pacificar el virreinato. Es decir: el movimiento
rebelde no pudo ser derrotado por la fuerza de las armas; y se tuvo que recurrir a la
diplomacia y luego a la felonía de la traición. Al respecto, escapa a los fines de este
artículo divulgativo, detallar las circunstancias y negociaciones que se dieron entre las
fuerzas pacificadoras españolas y los TUPAC AMARU desde fines de 1781 a enero de
1782; solo mencionaremos que las autoridades virreinales, primeramente decretaron el
INDULTO general de todos los rebeldes, el perdón para todos los alzados, incluyendo
expresamente a los caudillos; luego, como los rebeldes seguían levantados en armas,
con la mediación de religiosos como el obispo del Cusco: JUAN MANUEL MOSCOSO,
lograron firmar tratados de paz.
El primer Tratado de Paz, que suscribieron ambas partes, es el de PATAMANTA o LA
PAZ (3 de noviembre de 1781) entre ANDRES TUPAC AMARU Inca en representación
de su tío Diego Cristóbal Túpac Amaru y los virreinales representados por el
comandante español JOSE DE RESEGUIN Teniente Coronel de los Reales ejércitos
Comandante General de las fuerzas del Virreinato de Buenos Aires y Gobernador de
Armas de la Audiencia de Charcas, en representación de su Católica y Real Majestad
Carlos III(21).

Luego DIEGO CRISTOBAL TUPAC AMARU firma el Tratado de LAMPA (11 de


diciembre de 1781), con el comandante de las fuerzas españolas Ramón Arias. Veamos
como describen a Diego Cristobal Túpac Amaru, en tales tratativas, las crónicas de la
época:

“..el Rebelde…bajó circulado de 15 granaderos con fusiles que le rodeaban a caballo,


fuera de los indios lanceros que también lo rodeaban inmediatos a su mula. El Rebelde
traía un vestido negro de terciopelo, chuspa de tisu de oro, espadín de oro, hebillas de
lo mismo y bastón con puño de oro…y entraron a tratar sobre la pacificación y demás
asuntos del día, acerca de los cuales (el Rebelde) hablaba con tanto denuedo e imperio
que denotaba no venir de paz sino de guerra, pero nuestro comandante con mucha
sagacidad procuraba contestarle…”

Finalmente, se celebra el ARMISTICIO y ceremonia de paz de SICUANI ( 26 y 27 de


enero de 1782), entre Diego Cristobal Túpac Amaru y el máximo jefe de los ejércitos del
Rey en el Virreinato de Lima, el mariscal español JOSE DEL VALLE:

“Y en este estado se le aseguró a dicho Diego, bajo de palabra de honor, que ninguno
de los subalternos que sirven a nuestras ordenes, ni persona alguna, de cuantas habitan
en estos dominios, lo hostilizarán en lo más mínimo, ni perjudicará en esta causa a su
persona, familia y hacienda, ni las de sus parientes y allegados, siempre que fieles,
verdaderamente subordinados y rendidos a la protección del rey, nuestro señor,
cumplan lo que tiene ofrecido bajo la religión del juramento.

Con lo expresado se concluyó este acto de satisfacción y lo firmamos con el expresado


Diego Cristobal Tupac Amaru y los oficiales de plana mayor.”(23)

Los TUPAC AMARU deponen las armas en una posición de prestigio y reconocimiento
de las masas indias, que los veían como sus líderes no vencidos, que venían de lejos a
pedirles consejo, que los llamaban INCAS y los consideraban sus gobernantes(24). Ello
no convenía en modo alguno a la corona española; unas semanas después de haber
celebrado la paz, el rey de España daba instrucciones, acerca del fin que debía tener la
familia Tupac Amaru; por Real Orden del 24 de mayo de 1782, el rey de España indica
al Virrey del Perú acerca de: “la ninguna fe que se debe dar a las palabras y ofertas de
los traidores Diego y Andrés Túpac Amaru…”(25), ordenando que con sagacidad el
Virrey tome las medidas y previsiones posibles para aprehenderlos y formarles su
causas.

Y en efecto, en marzo de 1783, sorpresivamente, en violación flagrante de los acuerdos


pactados, todos los miembros de la familia Tupac Amaru fueron apresados. Más de un
centenar de personas, entre los cuales estaban: Diego Cristobal, Andrés y Cecilia Tupac
Amaru, sus familiares, allegados, amigos y hasta sus empleados, ahijados y criados(26).
Inventándosele nuevos cargos Diego Cristobal fue procesado y condenado, acusado de
estar promoviendo un nuevo levantamiento y de no acatar la paz firmada con las
autoridades del Rey, como tal se le condenó a morir atenazado por fierros ardientes; la
sentencia se cumplió el 18 de julio de 1783 en todas sus partes. Todos los miembros de
la familia TUPAC AMARU fueron asesinados o deportados. Se les confiscó todas sus
propiedades. Se ordenó eliminar todo rastro de los documentos que probaban la
ascendencia inca de la familia rebelde y que se quemaran públicamente tales papeles
en la Plaza de Armas de Lima(27). Se dispuso arrasar y salar las propiedades de los
incas rebeldes. Se prohibió el uso del apelativo INCA, de los trajes de incas, de las
trompetas quechuas llamadas PUTUTOS, de las comedias indígenas relativas a los
incas, de los cuadros, retratos y murales alusivos a los incas, de los árboles
geneológicos destinados a probar los entronques familiares de los incas y sus
descendientes; se ordenó la requisa y quema del Libro del Inca Garcilazo de la Vega:
Comentarios Reales de los Incas; se abolió los cargos de curacas; se dispuso
castellanizar totalmente a la población indígena y anular todos los reconocimientos
geneológicos habidos hasta entonces respecto a los descendientes de los incas. En
suma, el conjunto de estas medidas, que constan en las sentencias dictadas por los
jueces coloniales y que fueron luego ratificadas por reales órdenes(28), no hacen sino
demostrar el terror que el movimiento nacional inca encabezado por la FAMILIA TUPAC
AMARU había generado en el mundo colonial hispano y criollo. En respuesta a ello, el
pueblo indígena colonial fue descabezado, perdió a su clase dirigente. Pocas veces en
la historia humana se ha visto un genocidio y un etnocidio tan completo, como éste.

De esta forma, la guerra de los Túpac Amaru, tendría un terrible costo en vidas
humanas: 100,000 a 140,000 muertos(29), la mayor parte, indios de las comunidades
alzadas en armas contra el régimen colonial; saldo trágico de acciones de violencia
política, cuya magnitud fue inusitada, en cuanto a la historia peruana y que precedió el
camino de los futuros movimientos emancipadores criollos.
LA GRAN REBELIÓN DE TÚPAC AMARU II

❶ La Gran Rebelión

El movimiento rebelde de mayor envergadura y trascendencia fue el liderado por José


Gabriel Condorcanqui, Túpac Amaru. Asumió este nombre por Túpac Amaru, el último
Inca de la resistencia de Vilcabamba. Esta rebelión articuló a sectores sociales muy
diversos, desde criollos e indígenas, hasta el clero, gracias al descontento generalizado
producido por los ajustes fiscales y presiones sociales de las reformas borbónicas.

Sobre todo en las zonas comercialmente más articuladas. Si bien ya nos hemos referido
a dichas reformas en este capítulo, no es el único factor a tomar en cuenta, por lo cual
vale la pena ahondar en la situación del sur andino y del altiplano como contexto al
desarrollo de la gran rebelión.

❷ Información Complementaria

 José Gabriel Condorcanqui, Túpac Amaru II.


 04 de Noviembre: Aniversario de la Revolución de Túpac Amaru.
 18 de Mayo: Aniversario del Sacrificio Heroico de Túpac Amaru II.

❸ Situación del Virreinato antes de la Rebelión

La situación del virreinato para la séptima y octava década del siglo XVIII se fue tornando
difícil para muchos sectores de la sociedad. Los criollos, ya sean terratenientes,
propietarios mineros, hacendados o funcionarios, vieron un cambio en las reglas del
juego que les afectaba tanto en sus ganancias como en sus privilegios de asumir cargos
y ser los principales gestores de la economía colonial. El aprovechamiento que la
Corona llevó a cabo con las reformas borbónicas dejó a las elites coloniales en pugna
por los excedentes y la mano de obra restante, la cual debían compartir con el clero.

Para la población indígena, sumado a la mita y el tributo, ahora debía lidiar con los
repartos de mercancías impuestos desde la década de 1670, pero que se tornaron
insoportables en el siglo XVIII ya que la decadencia del comercio trasatlántico llevó a
que los comerciantes limeños colocaran sus productos en el mercado interno de manera
compulsiva. Esto provocó que la cantidad de horas-hombre empleadas por los indígenas
en pagar las deudas de los repartos se triplicaran entre 1754 y 1780. Además la Corona
estableció ajustes para incrementar el tributo de la población indígena y la mita minera,
siendo el primero incrementado 16 veces entre 1750 y 1820. Para lo segundo, se realizó
un nuevo censo en el cual los mestizos, el sector de población que crecía con mayor
rapidez, entregaran pruebas de su condición étnica, con lo cual se abría la posibilidad
que una gran cantidad de mestizos indocumentados pasaran a trabajar en las minas.

La zona del sur andino y el altiplano boliviano tuvieron un gran intercambio comercial
que basaba su centro en la mina de Potosí. La influencia de la mina afectaba
comercialmente a puntos tan distantes como el Cuzco o Buenos Aires, y durante el siglo
XVII y hasta mediados del XVIII, los arrieros, obrajeros y otros comerciantes habían
acumulado gran riqueza y poder. La corona española, en uno de los primeros intentos
por recuperar el control económico fiscal, incrementó la alcabala del 2% al 4% en 1772
y luego al 6% en 1776, mientras que se establecieron aduanas por todo el territorio para
mejorar su recaudación. Este incremento no sólo afectó a hacendados, obrajeros,
mineros, arrieros y artesanos, sino a todo un gran sector de pequeños empresarios,
productores y comerciantes, a los que la triplicación del impuesto afectó en sus
modestos ingresos.

En 1776, la Corona decidió separar el territorio del Alto Perú del virreinato peruano y lo
incorporó al recién creado Virreinato del Río de la Plata, rompiendo así una unidad
económica y política que encontraba sus raíces los inicios de la colonia. Las rutas
comerciales se vieron comprometidas aún más con la política de libre comercio de 1778,
que abrió los puertos americanos al comercio irrestricto con España. La producción textil
del Cuzco se vio directamente afectada debido a que la plata potosina salía ahora por
el puerto de Buenos Aires y los bienes importados ingresaban al altiplano por el mismo
puerto.

Estas medidas afectaron a sectores de la población que no habían tenido motivos de


mayor descontento a lo largo del virreinato. Es por ello que las rebeliones a partir de la
década de 1770 tendrían un signo característico diferente de las anteriores, la
participación de un mayor número de criollos y mestizos. Sin embargo vale la pena dejar
en claro que las reformas borbónicas no afectaron de igual manera a todo el territorio
del virreinato del Perú, y generaron más descontento en los espacios donde el
movimiento comercial o la mita minera se vio afectada o agudizada. También esto
configuró de manera clara los planteamientos y reclamos de movimientos como el de
Túpac Amaru II, más ligados a la mita, las aduanas o el reparto, a diferencia de otros
sectores como el de la sierra central que siguieron levantándose durante la gran
rebelión, pero sin plegarse a ella por exigir otras reivindicaciones.

Los levantamientos en la zona del sur andino y el altiplano no se hicieron esperar. En la


década de 1770 se llevaron a cabo una serie de revueltas, siendo las más importantes
las de Urubamba, La Paz, Arequipa y Cuzco. La de Urubamba, ocurrida en noviembre
de 1777, fue directamente en contra del establecimiento de aduanas y del cobro de
alcabalas, y se desarrolló en el pueblo de Maras, donde el corregidor -principal víctima
de los levantamientos anticoloniales- logró salvarse. La rebelión de Arequipa fue en
contra de la recién inaugurada aduana, la cual fue destruida en enero de 1780. En
ambas rebeliones se liberaron a los presos de las cárceles, muchos de los cuales
cumplían condenas por deudas. En Cuzco la asonada no pasó de una conspiración
debelada antes de estallar, pero que prometía un levantamiento general organizado por
criollos, indios y mestizos en contra de la recién inaugurada aduana. Muchos curacas
ligados a los hacendados locales se plegaron a la conspiración, asegurando la
participación de los indios bajo su cargo. El soplo provino de un cura quien rompió el
secreto de confesión, y en junio de 1780 los cabecillas fueron ejecutados. Es en ese
contexto de descontento y enardecimiento social que se configuró la rebelión de Túpac
Amaru II.

REBELION Y REVOLUCION TUPAC AMARU II

La rebelión de Tupac amaru II: El siglo XVIII fue un ciclo de crisis, dificultades, perdida
de la hegemonía y rebeliones para la colonia del Perú. Para este proceso histórico
influyeron la lenta pero perceptible recuperación de la población india y mestiza, la
desmembración del Virreinato del Perú, que dio origen a otros virreinatos como el
Virreinato de Nueva Granada y el Virreinato del Rió de la Plata, el malestar causado por
la intensificación de la opresión colonial, la decadencia de la producción minera en
Potosí que cayó al 30 % respecto al siglo XVI y una nueva atmósfera intelectual,
resultado de la influencia de la Ilustración y de fenómenos de trascendencia universal
como la Independencia de los Estados Unidos y la Revolución Francesa.

El establecimiento del libre comercio limitado, mermo la importancia de Lima y el Callao,


la supresión de las encomiendas empobreció a la nobleza virreinal, y el Estado colonial
se militarizo, dando preferencia en el gobierno del Virreinato del Perú a los militares de
carrera que pudieran enfrentar los nuevos “tiempos revueltos” que se aproximaban. La
rebelión de Tupac amaru II se inscribe dentro de este proceso de cambios y acusado
descontento.

La Revolución de Tupac Amaru II :

José Gabriel condorcanqui, conocido como Tupac Amaru II, fue un curaca indígena:
Cacique de Pampamarca, Surimana y Tungasuca, descendiente del inca Felipe Tupac
Amaru, y nacido en Surimana en el cañon del rió apurimac, el 19 de marzo de 1738.
Tupac Amaru II fue educado en el Colegio de Caciques de San Francisco de Borja en
la ciudad de Cusco y se dedico al negocio de la arriería además de gobernar su
cacicazgo. Se caso con Micaela Bastidas, natural de Abancay, y tuvo con ella tres hijos
varones.

El papel histórico de Tupac Amaru II

El curaca mestizo, Tupac Amaru II, comprobó la terrible opresión que padecían los
súbditos de su cacicazgo, sometidos a la mita de potosí, los repartos obligatorios de
mercaderías por parte de los corregidores, el peso del tributo y de las aduanas
terrestres, todo lo cual inspiro en el el animo secreto de liberarlos. Poreso, hacia 1770,
inicio gestiones a favor de los indios, al mismo tiempo que pleiteaba con la familia
Betancurt para ser declarado legalmente descendiente de Los Incas y con derecho al
marquesado de Oropesa. Sus reclamos y pretensiones fueron infructuosos en la ciudad
de Lima, en donde se puso en contacto con algunos criollos, por lo que quedo
convencido que el camino legal quedaba vedado para los indios del sur Andino.

Entonces es que concibió la idea de la insurrección, para lo cual, aprovechando su


condición de arriero, tejió los hilos de una vasta conspiración en el Sur Andino y el
altiplano altoperuano (boliviano).

Estallido de la Rebelión de Tupac Amaru II .

Tupac Amaru II, ante las terribles exacciones del Corregidor de Tinta, Antonio de
Arriaga, que pretendía utilizarlo para explotar aun mas a los indios, se resistió a
colaborar con el español y este lo amenazo de muerte y con el destierro a España, por
lo que decidió precipitar los acontecimientos.

El 4 de noviembre de 1780, aprovechando la circunstancia de un ágape ofrecido por el


párroco de Yanaoca, por ser cumpleaños del Rey, y donde estaban reunidos el
corregidor Antonio de Arriaga y Tupac Amaru II, después del armuerzo, y cuando el
corregidor retornaba a Tinta, Tupac Amaru II lo embosco y apreso en el abra o paso de
Hilaywa, en el lugar denominado Wanqoraqay, camino de tinta. Luego el caudillo rebelde
convoco a los indios de Canas y canchis, juzgo al corregidor, lo condeno a muerte, y lo
hizo ahorcar en la Plaza de Tungasuca el 10 de noviembre de 1780. Luego proclamo el
fin de los repartos y la mita y la persecución de los corregidores.

La Batalla de Sangarara: Triunfo de las fuerzas revolucionarias de Tupac Amaru II

Como el estallido de un volcán, los indios del Sur Andino se alzaron al mando de su
líder. Cuando la noticia de la revolución llego al cusco, se envió una milicia de 1,200
hombres, que marcho a Canas para derrotar a los rebeldes. El 16 de noviembre de
1780, Tupac Amaru II proclamo la liberación de los esclavos, y dos días después el 18
de noviembre de 1780 venció a la expedición punitiva en la batalla de Sangarara con la
cual afirmo la revolución.

Fases de la Revolución de Tupac Amaru II

Los modernos estudios tupacamaristas han descubierto que la revolución tuvo dos
fases: una cusqueña y quechua, en el territorio del obispado del Cusco, entre noviembre
de 1780 y mayo de 1781. Una puneña, quechua y aymara, entre 1781 y 1782, en el
territorio del virreinato del Rió de la Plata, al cual pertenecía el altiplano peruano-
boliviano.

La Fase Cusqueña quechua:

Estuvo dirigida personalmente por Tupac Amaru II, quien con un “ejercito” de 40,000
indios, y algunos mestizos, mal armados, marcharon al Collao y lo sublevo, llegando a
Azangaro el 13 de diciembre de 1780.

Sitio del cusco

Luego volvió al territorio cusqueño y puso sitio a la ciudad imperial del Cusco a partir del
4 de enero de 1781, pero después de 10 días de infructuosos ataques para tomar la
ciudad, e incursiones de sus lugartenientes sobre el Valle Sagrado de los Incas y el valle
del rió Paucartambo o Mapacho, tuvo que retirarse hacia el corregimiento de Tinta. En
el fracaso del sitio del cusco jugaron un papel primordial los caciques indios hispanistas,
como Mateo Pumacahua, entre otros.

Derrota y muerte de Tupac Amaru II

El visitador Areche organizo una poderosa fuerza armada de mas de 17,000 hombres ,
al mando del mariscal José del Valle y con ella ataco a Tupac Amaru II en Tinta,
derrotándolo en la batalla de Checacupe o Tinta, el 6 de abril de 1781. Tupac Amaru II,
en compañía de su familia huyo a Langui, pero allí fue traicionado por Ventura Landaeta,
apresado y entregado a los españoles.

Llevado al Cusco, fue juzgado, junto con sus principales lugartenientes, por el Oidor
Benito de la Matta Linares y condenado a muerte.

El 18 de mayo de 1781, en la Plaza de Armas del Cusco fue ejecutado mediante la pena
barbara de descuartizamiento, que en Europa solo se aplicaba a los regicidas (asesinos
de reyes), pero antes tuvo que presenciar la ejecución de su esposa Micaela Bastidas,
su hijo Hipolito y sus colaboracionistas: Andres Castelo, Jose Berdejo, Antonio Oblitas
y Tomasa Tito Condemayta.

La Fase Puneña: Quecha Aimara:

Muerte el caudillo rebelde la revolución no termino, pues inmediatamente comenzó la


segunda fase de la misma, en el Altiplano, peruano-boliviano, bajo el liderazgo de Diego
Cristobal Tupac Amaru, Pedro Vilcapasa y Tupac Catari, que establecieron su cuartel
general en Azangaro. Los rebeldes sitiaron Puno, luego la Paz, en dos oportunidades
Diferentes, Sorata, etc., y todo el Collao fue un territorio liberado del yugo español,
durante casi dos años. El mariscal José del Valle, marcho con sus 17,000 soldados a
derrotarlos y, los indios rebeldes libraron las batallas de Condorcuyo, Pukinakankari, y
una intensa guerra de guerrilas, que redujo el ejercito español a la octava parte. Puno
tuvo que ser evacuado y los españoles se retiraron con su ejercito del Altiplano hacia el
Cusco, sin haber podido vencer a los rebeldes. Mientras esto sucedía , Andres Tupac
Amaru sitiaba Sorata y tupac Catari, asolaba la región de Chucuito, en territorio aimara.

El armisticio y La traición final de los españoles.

Ante la imposibilidad de vencer militarmente a los rebeldes, los españoles acudieron a


los medios diplomáticos, dictando un Decreto de Perdon y Amnistia, el 12 de setiembre
del 1781. Diego Cristobal Tupac amaru después de muchas dudas, y contra los consejos
de Pedro Vilcapasa, se acogio a la amnistía y firmo el armisticio de Sicuani el 26 de
enero de 1782. Vilcapasa continuo luchando, pero fue vencido y ejecutado por los
españoles el 8 de abril de 1782. Diego Cristobal disfruto poco tiempo de la paz, pues en
1783, los españoles, por motivos fútiles lo apresaron, juzgaron y luego ejecutaron, en la
Plaza del Regocijo en el Cusco, el 19 de julio de 1783.

Trascendencia de la Rebelión de Tupac Amaru

La gran revolución iniciada por Tupac Amaru II fue el extraordinario esfuerzo que la
República de los Indios, realizo, para terminar con el dominio injusto de los españoles.
Fue el movimiento iniciador de la Emancipación y no solo precursor de la misma. Tuvo
una trascendencia continental, porque influyo en la rebelión de los comuneros en el
virreinato de la Nueva Granada y también en los incidentes de Quito y del Norte
argentino.

Demostro asimismo que el prestigio de los incas cusqueños, renacía como una
esperanza de liberación, frente a la opresión peninsular, lo que es tangible en el mito de
Inkarri. Igualmente José Gaberiel Condorcanqui “Tupac Amaru II” fue acogido como un
Inca libertador, porque las masas indias estaban desesperadas ante la tremenda
opresión colonial.

La gran revolución indígena fracasada costo 100,000 muertos entre las filas rebeldes y
destruyo la economía del Collao, especialmente el capital pecuario. Fue la gran
sacudida social y política que despertó a indios, mestizos y criollos como el poder
colonial en Sudamérica.

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