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MARGIT FRENK ALA TORRE
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ENTRE FOLKLORE
Y LITERATURA
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(Lírica hispánica antigua)
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J JORNADAS 68
11 EL COLEGIO DE MEXICO
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JORNADA~ 68
EL COLEGIO DE Mll:XICO
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MARGIT FRENK ALATORRE
ENTRE FOLKLORE
Y LITERATURA
(Lfrica hispánica antigua)
JORNADAS68
CENTRo DE ESTUDIOs LINcüfsncos
Y I...rrmwuos
EL COLEGIO DE MEXICO
Primera edición, 1971
lNDICE
Advertencia 1
l. TRAYECTORIA I..l"'mRARIA DE LA CANCIÓN
POPULAR MmiEVAL 3
En la Edad Medía 5
"Poesia popular.. 10
Adoptar es adaptar 13
Autenticidad folklórica 17
Primera etapa de la valoración:
1450-1580 19
Segunda etapa de la valoración:
1580-1650 35
En la época moderna 42
1
2 ADVERTENCIA
gló u In muerte de Ahnanzor {año 1002) y que en el Duelo de la Virgen la famosa cántica "¡Eya,
<•oll•hm su derrota: velarl.., en la que ha querido verse el reflejo de
un tipo de poesfa musical distinto del que reve-
En Cañataña~ lan las jarchas: lírica masculina, canto de velado-
Almam;or perdi6 ell atamor. 2 res, compuesto en series de pareados irregulares,
en parte ligados por el paralelismo y con interca-
Do~ siglos más tarde el cronista portugués Fer- lación de un estribillo.
ni\o Lopes reproducirá unos curiosos cantarcillos Las cantigtU aamigo gallego-portuguesas {siglos
como el compuesto a raiz de la revolución d~ xm y XIV)$ nos llevan nuevamente al lirismo fe-
1383, en que fueron muertos el Conde de Andeiro menino, ahora al del Occidente hispánico. Aqw el
amante de la reina Leonor Telles, y el obispo cas:
te11ano de Lisboa: campo de luz se ampHa. Entran los temas mari-
neros, la romerla, los ciervos y las aves canoras,
Se quiserdes cameiro,
la flor del pino y el avellano florido, la fuente
qual deram ao Andeiro? donde la niña Java sus cabellos . .. , todo un deli-
Se quiserdes cabrito, cado paisaje literario, en que se han incorporado
qual deram ao hispo? 1 elementos del folklore. De éste proceden también
ciertos recursos estillsticos, el paralelismo, el lelm-
Pero ya para entonces Ja neblina se ha roto re- pren y quizá el texto de algunas estrofas iniciales
petidas veces, dejándonos entrever otros hechos y de algunos estribillos. ¿Cómo saberlo con segu-
de gran interés. Y es que adem's de los cronis- ridad? Tenemos entre manos las luminosas crea-
tas, ahí están los poetas. Primero los poetas árabes ciones de trovadores y juglares, arte exquisito y
y hebreos del Andalus. Entre los siglos XI y xm depurado. El poeta juega con los motivos y técni-
escriben en su lengua las muWMhahtu que rema- cas del lirismo popular, los transforma y recrea;
tan en una estrofilla romance, copia o remedo de busca y encuentra, en felices hallazgos personal~.
cantare-; que circulaban en la tradición oral. Con efectos insospechados. Lo que no sabemos es dón-
el milagroso descubrimiento de las farchu mozá- de está la frontera entre lo folklórico y lo litera-
rabes, ·como rayo de sole" salió en aquellas tie- rio, ni dónde acaba la tradición y comienza la
rras, .rayo que iluminó de pronto una pequefia creación personal del poeta.
zona de lo que debió de ser la Hrica musical his- Y la misma duda tenemos frente a ciertos poe-
pánica de esos tiempos. Una zona circunscrita geo- mas catalanes del siglo xm y de comienzos del xv,
gráficamente -el territorio ocupado por los ára- paralelfsticos y encadenados como las cantig&
bes-, tem,ticamente -son sobre todo cantares de d'armgo y que desarrollan temas quiz' follclóri-
amor l)uestos en boca de una muchacha- y tam- cos.• Cataluña se asocia, en efecto, a Galicia y
bién formalmente.• Portugal y a Andaluda en esa adopción de ele-
Hacia mediados del siglo xm intercala Berceo mentos del arte popular: nótese que son básica-
H El'll LA IDAD MEDIA 9
m~nt" las regiones periféricas de la Penfnsula las sía) y el literario (la poeda exige ingenio, cono-
qun han acogido de alguna manera, en algún mo- cimientos y gran pericia técoica ). Ambos explican
mento de su historia literaria medieval, ecos y re- el desdén que, todavía durante el reinado de
fi"Jos de las canciones lúicas del pueblo. ]uaD II, sentían los cortesanos de Castilla por la
~y Castilla? Castilla, como veremos, tuvo en la poesfa que cantaba el pueblo. Eae doblo despre-
Edad Media una lírica popular extraordinariamen- cio encontró cabal expresión en la famosa frase
te rica y valiosa, pero que quedó sepultada e ig- del Marqués de Santillana, •lnfimos son aquellos
norada dur&Jlte varios siglos. Fuera del posible que sin ningún orden, regla nin cuento f~ es-
eco en Berceo, algo de ella se transparenta quizá tos ~ e cantares, de que las gentes de bua
en el famoso cosaute del almirante Diego Hurta- e servil condi~ se alegran•. Lo sorprendente de
do de Mendoza {siglo XIV), •A aquel árbol que este pasaje del Prohsmlo e carta al condel'ttllil~
vuelve la foja• [55]; por lo demás, silencio. La de Portvgol (entre 1445 y 1449) es que los roman-
primera escuela lfrica castellana -gallego-castella- ces y los •cantares• (¿poemas q,icos? ¿canciones
na- hereda géneros, temas, tknicas de la poesfa lfricas?), o sea, esa burda e imperfecta produc-
trovadoresca de Portugal, pero no quiere saber ción destinada al pueblo inculto, aparecen trata-
nada de la cantiga de amigo ni de elementos fol- dos, a pesar de todo, como poesfa. Santillana dis-
klóricos. La supresión es OODSCiente, deliberada, tingue en ésta tres grados: ~ (obras en
y da fe de UD soberano desprecio por la poesfa griego y latfn), mediocre (obras en lengua vulgar
rustica. y cómo no iban a despreciarla aquellos li- escritas por trovadores y otros poetas de renom-
teratos que vefan en la poesfa un •arte de tan bre de acuerdo con ciertas reglas) e inffmo (obras
elevado entendimiento e de tan sotil engefio, que en lengua vulgar, compuestas para el pueblo bajo
la non puede aprender. . . salvo todo omme que por juglares que no siguen las reglas). La inclu-
sea de muy altas e sotiles inve~ooes . . . e tal sión de esta última categorla, tan opuesta a la
que aya visto e oydo e leydo muchos e diversos concepci6n que de la poesfa tenfa UD hombre como
libros e escripturas, e sepa de todos lenguajes, e Baena, podrla quizá considerarse como un p~
aun que aya cursado cortes de Reyes . .. , e final- paso, muy tímido aún, en la valoración de la poe-
mente que sea noble fyda1go e cortés ..... .Asi se sía no literaria: dentro del desdén, UD primer re-
expresaba, hacia 1445, Juan Alfonso de Baena, en conocimiento. Faltaba dar un paso más -el deci-
el prólogo a su gran Cancionero. La poesfa era un sivo- y encontrar un atractivo intrfnseco en la
arte aristocrático y complejo, reservado a •aque- misma imperfección técnica y hasta en la condi-
llos que byen e sabya e sotyl e derechamente la ción social ínfima de quienes cultivaban esa poesfa.
saben fazer e ordenar e conponer e limar e escan- De hecho, ese paso se estaba dando ya fuera
dir e medir por sus pies e pausas .. . • de España. en Italia sobre todo. Y fue justamente
Como se ve, confluyen aqui dos criterios distin- en la corte napoütana de Alfonso V de Aragón
tos: el social ( s6lo los nobles pueden hacer poe- donde se apreció por primera vez de lleno el va-
10 TRAYECroiUA LITERARIA ll
lor poético y musical de la poesía popular espa- chas veces al baile. Son arte, pero arte colectivo,
ñola y donde se inició un movimiento de dignifi- lo cual quiere decir, no sólo que son patrimonio
cación de esa poesfa cuyas proporciones e inten- de )a colectividad, sino también y ante todo que
sidad no han vuelto a tener paralelo en España. ésta se impone al individuo en Ja creación y la
Los cortesanos españoles que residían en Nápoles recreación de cada cantar.
gustaban no sólo de cantar romances castell~nos La colectividad posee una tradición poético-mu-
viejos, sino también de escribir romances nuevos sical, un caudal limitado de tipos melódicos y rít-
que imitaban bastante de cerca el estilo de aqué- micos, de temas y motivos literarios, de recursos
llos. Se perfilaba así un cambio en los gustos, que métricos y procedimientos estilísticos (caudal li-
pronto repercutiria en la Penmsu1a. Ya Enrique mitado, pero no necesariamente reducido). Den-
IV, sucesor de Juan 11, se dice que •cantaba muy tro de él debe moverse el autor de cada nueva
bien de toda música, ansf de la iglesia como de canción para que ésta pueda divulgarse; dentro
romances e canciones, e había gran plazer de ofr- de él, también los innumerables individuos que,
la".7 Veremos adelante cómo por ese mismo tiem- al correr del tiempo, la retocan y transforman.
po aparecen las primera~ muestras de una valo- Queda poco margen para la originalidad y la in-
ración de la lírica popular. Unos cuantos años des- novaci6n, aunque éstas no están excluidas. Y be
pués encontraremos ya en pleno auge, en la corte aquí la principal y radical diferencia entre la poe-
de Jos Reyes Católicos, la moda poética popula- sía producida por una •escuela poética popular..,
rizantc. Moda, sí. pero no caprichosa ni arbitra- como con tanto acierto la ha llamado Sergio Bal-
ria, sino hondamente arraigada en el espíritu de di, y la de una escuela literaria •culta'". En am-
la época. bas hay comunidad de recursos, pero una deja li-
bertad a la expresión individual y única, mientras
que la otra la limita enormemente.
En la poesia popular la tradición -en el sentido
de conjunto de recursos y temas comunes, de "es-
cuela..- es esencia. Mejor dicho, una tradición o
ANTES DE seguir adelante, conviene que nos de- un cuerpo de tradiciones. Porque una escuela de
tengamos un momento a ve~ qué son esas cando- poesía popular es un fenómeno tan circunscrito y
neo; "populares.. que hemos buscado entre las ti- condicionado históricamente como cualquier otra
nieblas y que ahora, por fin, aparecerin ante nues- corriente poética. ¿Cabe hablar de la poesia po-
tros ojos, gracias al humanismo renacentista. Per- pular y definirla estéticamente? Quizá no puedan
tenecen -ya Jo sabemos- a la gente "'de baja e darse de _ella, pese a Benedetto Croce, definicio-
servil condición•, al vulgo iletrado; probablemen- nes universalmente válidas. Concretándonos a Es-
te más al del campo que al de las ciudades. Es- paña, la antigua Urica popular nos induciría a de-
tán unidas de manera indisoluble al canto y mu- cir, por ejemplo, que toda poesfa folklórica es ante
lll AOOPTAR ES ADAPTAR 13
tncln c1motiva y que razona poco. Pero viene en hres" y su •estilo viejo", preferibles al estilo re-
la actual lirica popular hispánica a darnos
llf'l(11ldu huscado ..que no es mAs que juego de palabras,
111 mentís con coplas como "'Ni contigo ni sin ti 1 afectación pura..: la vieja y sincera cancionciJla
t lrm(•n mis males remedio: 1 contigo, porque me de amor era, como la del "'Roy Henry", preferible
matas, 1 y sin ti, porque me muero'", y oon segui- a las afectadas frialdades de un pOema a la moda.
(IJUas del tipo de "Dos contrarios efectos 1 me El adoptar la lírica popular como mate~ .poé-
causa el verte: 1 a la vista contento 1 y al alma tico fue un acto de Ubertad y un reconocuruento
muerte... Este estilo conceptual y hasta concep- de que la poesfa podía ser algo muy distinto de
tuoso, que llena una amplia zona de la lírica fol- lo que entonces se tenia por tal. En cierto sen-
klórica de nuestros días -folkl6rica, sf- deriva tido esa corriente significó una revolución com-
en línea directa de la archiculta "'poesfa de can- pa~ble a la que provocó el petrarquismo en Es-
cionero• de los siglos xv y XVI.• Revela a Jas cla- paña y no es un azar que ambas ocurrieran al
ras que la poesfa popular no necesariamente ni mmr:o tiempo. Eran proyecciooes, en dos ~
siempre es intuitiva, cándida, elemental; muestra ciones distintas, de una urgente necesidad de re-
hasta qué punto puede influir en ella una escuela novar la poesfa, aunque, desde luego, la corriente
poética culta, y cuál diferente puede ser la poe- italiaui:zante constituyó un cambio más profundo Y
sfa popular de un mismo país. en dos épocas bas- radical: el popularismo, en realldad, no fue sino
tante próximas. la infUtración de elemeatos nuevos dentro del mar~
En los siglos xv y XVI ese conceptuoso intelec- co mismo de la poesfa cortesana, que en otros as-
tualismo era, como dije, J"8llgo caracterist:ico de la pectos segufa siendo lo. que era. Esto al ~nos en
Urica culta, que la distingufa tajantemente de la lo que podemos llamar la ..primera etapa de la
poesfa popular contemporánea, no intelectUal ni dignificación de la lfrica popular, que se extiende
razonadora. Y precisamente ese rasgo nos expllca aproximadamente hasta 1580.
en parte el amor e íntimo placer con que esta
última fue acogida por muchos Uteratos de en-
tonces. Frente a la torturada introspecci6n, frente
a los alambicados y cada vez mú convencionales
ADoPTAR ES ADAPTAR
juegos de antltesis y paralelismos, la llaneza del
cantar popular, su emotividad directa - · Que me
muero, madre, 1 con soledade'"-, su juguetona li- PARA PODER comprender los alcances de esa dig-
gereza - ..Airezillo en los mis cabellos, 1 i aire en nificación y seguir su trayectoria a través de la
ellos'"- debieron sentirse como brisa refrescante. literatura del Siglo de Oro, conviene tener una
Recordando lo que dice Alceste en el Müdntropo idea general de cómo funciona dentro de ella.
de Mollere, esas canciones en que "'la pasión habla Podemos distinguir tres niveles: la utilización di-
pura'" parecerian a menudo, pese a SUS· ..rimas po- recta y textual de los antiguos cantares como ma-
14 ADOPTAR ES ADAPTAR 15
terial poético, la imitación de esos cantares y una dsas. Una vez lanzada la moda, las imitaciones
infiltración más vaga y general de su estilo. brotaron por todas partes y se hicieron a menudo
Dentro de la poesía lirica culta, la utilización en fonna tan atinada, que no hay manera efi~z
directa se manifiesta principahnente en el empleo de distinguirlas con plena seguridad de los textos
de cantarcillos folklóricos como estribillos de ·vi- auténticos. No hay manera para nosotros, hoy, por-
llancicos" o "canciones• que desarrollaban, en un que sólo conocemos la tradición llrica popular de
número variable de estrofas, la idea contenida en los siglos xv a xvu a través de la literatura de la
ellos. Es decir, que se sometía a la canción popu- época, y no podemos saber a ciencia cierta cuá-
lar al mismo tratamiento dado a los estribillos de les elementos nuevos se han superpuesto a la tra-
carácter más literario. La "glosa" -usando la pa- dición medieval. Ni siq_uiera la aparición de cier-
labra en sentido ampJio- solía estar escrita en el tos motivos y giros típicos del amor cortés es un
estilo conceptual de que hemos hablado; pero indicio seguro, puesto que, como veremos adelan-
también solia adoptar un estilo que podriamos te, la ideología amatoria cortesana parece haber
Uamar "popularizante", manifestación de esa in- penetrado en la poesia folklórica ya en la Edad
filtración más vaga y general antes aludida. El se- Media.
gundo paso, que par<.>ce haberse dado desde el Gracias a la corriente dignificadora de la poesía
comienzo mismo de la dignificación, es la imita-
popular conocemos la antigua Urica. del pueblo,
ci6n de los cantares folklóricos en Jos estribil1os
igual que los romances viejos. Pero a la vez, esa
de villancicos. Imitación que tuvo muy diversos
grados, desde la simple utilización de un molde corriente, esencialmente literaria, se interpone en-
métrico popular hasta el pastiche perfecto, pasan- tre nosotros y la poesía medieval, de la cual nos
do por toda clase de etapas intennedias, en que da un reflejo un tanto alterado. Alterado en dos
la poética popular se amalgamaba, de muy dife- sentidos: por una parte ampliado con toda clase
rentes maneras, con la culta. Podríamos citar como de elementos y textos nuevos; por otra, reducido.
t'jemplo el estrihilJo de Diego de San Pedro: Menéndez Pidal nos ha hablado en su Romancero
hi9pánico de cómo las preferencias de los recol~
De venir, buen cavallero, tores de romances en siglo XVI hicieron que no se
no tardéys, imprimieran muchos textos cuyo tema o estilo no
por que biva me halléys. gustaba entonces. Lo mismo ocurri6 con los can-
tares Hricos. Aquí y allá encontramos textos aisla-
Aquí se combina el esquema métrico y la alocu- dos que por su tema, su forma o su estilo difieren
ción al caballero de varios cantares populares con del conjunto de canciones de tipo popular reco-
un motivo de la poesía culta ( ..por que viva me gidas y que apuntan a la existencia de tipos poé-
halléis.. ) y con una construcción sint,ctica ajena ticos casi desconocidos. Es poco probable que en
al estilo popular. la Edad Media española existiera sólo un cantar
Por supuesto, es imposible tru.ar fronteras pre- sobre el tema de la madre incestuosa [322] o so-
AUTENTICIDAD FOLXLÓJuCA 17
hw d de la madre que ata perros a la cama de
su hija [ 122] o que dialoga con ella acerca de su
cusamiento [114] ; ni habrla únicamente un cantar Al.Tl'ENTICIDAD FOLICLÓRICA
referente a las jactancias del enamorado [272] , ni
unas cuantas canciones de cuna. En lo tocante a Pmm A LOS literatos de esa époc:a una escrupulo-
las formas, hay también algunas muy escasamente sa precisión y una desapasionada fidelidad a los
representadas, que deben de haber sido mucho textos que citaban sería absurdo y anacrónico. No
más frecuentes. Para no hablar de formas y te- eran "folldoristas'"; utilizaban el folldore como ma-
mas de los cuales ·no se nos conserva ni un solo terial poético, y lo utilizaban, por supuesto, a ~u
ejemplo y que se perdieron irremediablemente. antojo. Pero también es justificable nuestra. cuno-
¡Y cuántas canciones desaparecidas! Por ahí se en- sidad y nuestra inquietud por encontrar s1q~~
cuentran alusiones a cantares que nunca parecen un resquicio dentro de esa barrera, un resqw~o
haberse recogido en su integridad. ¿Qué es ese que nos permita asomamos, aunque sea de reoJO,
"Amigo, si me bien queredes .. . • o ese "'Digades, a lo que era la vida de la canción folld6rica antes
la casada, cuerpo ganido . .... que cita el músico de su dignificación literaria en el Renacimiento.
Salinas? ¿O el "cantar de las galanas• que semen· Mortunadamente, tras mucho buscar, damos con
ciona en un auto portugués y que comenzaba una rendija por la que podemos ver -ya es mu-
"Yvanse las tres hennanas 1 a un bayle todas tres'"? cho- que ciertos cantares existían de hecho den-
Sebastián de Covarrubias da el comienzo de un tro de la tradición folldórica. Baste un ejemplo:
·cantarcillo antiguo•: *Santa Águeda, señora, 1 de •pJega a Dios que nazca 1 el perexil en el
hazéme una alcandora, 1 de lino, que no de esto- ascua'" escribe Juan de Mal Lara: •dízenme ser
pa, etc.•, y otro ·etcétera.. desesperante aparece, cantar viejo de Extremadura'". Casos 00';00 éste
en una comedia de Moreto y C6ncer, tras los ver- hay varios. Pero ademú existen otros medios. para
sos -rres bofas en el arbolé 1 meneavansé'" . . . determinar la autenticidad folldórica de ciertos
Ademú, las transcripciones se haclan a menudo cantares. El más seguro de ellos es la búsqueda
de modo defectuoso, por ejemplo omitiendo repe- de supervivencias, en la tradición oral de hoy. de
ticiones que son necesarias en la estructura de las canciones recogidas en el Siglo de Oro. C~~
canciones. Hay razones para creer que el parale- se trata de canciones que gozaron de amplia di-
lismo, el encadenamiento y la repetición parcial fusión en los ambientes cultos y en la literatura
del estribillo entre los versos eran procedimientos de entonces, la supervivencia puede deberse pre-
mú frecuentes de lo que dejan ver los textos con- cisamente a esa difusión. Pero cuando nos encon-
servados. En muchos casos no podemos sino adi- tramos con textos sólo recogidos, casi al azar, en
vinar. una o dos fuentes antiguas y que perviven hoy en
la tradición, podemos estar seguros ~e que el can-
tar vivía entonces, como sigue viVIendo hoy, en
la tradición oral del pueblo, al margen del arte
18 PRIMERA ETAPA DE LA VALORACIÓN 19
culto. Asf, Correas recoge una cancioncilla que su expulsión en 1492. Hay casos notabillsimos.
decía "Solivia el pan, panadera, 1 solivia el pan, "Um amigo que eu avía 1 ~nas d'ouro m'en-
que se quema" [428], y hoy se canta en Ávila: via. .. 1 a milhor era partida ... " [lOO] cantan
"Oliva el pan, panadera, 1 oUvalo bien, que se en una tragicomedia de Gil Vicente, y en nuestros
quema•, y en Galicia: "DaUe vo1ta ó pan, pana- días los judíos marroquíes lo rectierdan casi al pie
deira, 1 dalle volta ó pan, que se queima'". El mis- de la letra: "Un amor que yo tenia 1 manzanitas
mo Correas, y nadie más que él, anota: "A segar de oro él me vendia, 1 la mejorcita de ellas para
son idos 1 tres con una hoz; 1 mientras uno siega, mi amiga" [614]. Aquí rozamos con el milagro.
1 holgavan los dos" [ 403], que en la provincia de Los ejemplos podrfan multiplicarse.• Prueban
Madrid se canta hoy así: "'A segar, segadores, 1 que al menos una parte de los cantares de tipo
tres con una hoz, 1 mientras el uno siega 1 des- popular que nos ofrecen las fuentes renacentistas
cansan los dos•. y posrenacentistas eran verdaderos cantares folkló-
Un arriero canta en la comedia Servir a señor ricos, hecho puesto en duda por algunos investi-
di8CretO de Lope de Vega el cantarcillo •Mariqui-
gadores. No todos son pastiches, ni poesías mera-
ta me IJaman 1 los arrieros, 1 Mariquita me ·n a- mente popularizantes. Por otra parte, s( es indu-
dable, y debemos tenerlo siempre presente, que
man, /voyme con eJlos" rns], no citado por na-
muchos cantares de tipo popular fueron teñidos,
die más en esa época. Hoy lo encontramo.,, casi
modificados, recreados, cuando no creados, por los
textualmente, en la provincia de Madrid, y los ju-
autores que nos los han trasmitido: la lírica de
díos sefardíes de Levante lo cantan así: "More-
tipo popular de aquella época se encuentra a me-
nica a mí me IJaman 1 los marineros; 1 si otra
dio camino entre el folklore y la literatura. Reco-
vez me llaman, 1 yo me vo con ellos•. También rramos la trayectoria que, dentro de ésta, siguió
es muy popular entre los judíos de Levante la es- la canción Urica de tipo popular, quiénes la culti-
trofa "'Morenica me llama, 1 yo blanca nad, 1 de varon y cuáles son, en lineas generales, las fuen-
pasear galana 1 mi color perdi, que se remonta tes de que disponemos.10
igualmente a un texto muy antiguo, recogido en
el siglo xvn: ..Aunque soi morena, 1 io blanca
nazf : 1 a guardar ganado 1 mi color perdi" [196] .
Y así podrían citarse varios otros cantarcillos, ates-
tiguados en fuentes renacentistas, que se conser- PRIMERA ETAPA DE LA VAWRACIÓN: 1450-1580
van hoy como reliquias aisladas en medio de una
poesía folldórica de carácter muy distinto. Sobre SABEMOS ya que, bajo el influjo del Renacimiento
todo se conservan, por supuesto, entre los judfos italiano, se inicia la valoración del romance espa-
sefardíes de Oriente y de África, que, al igual que ñol en la corte napolitana de Alfonso el Magnáni-
la lengua, mantuvieron vivo el recuerdo de las mo ( 1443-1458) y que esa valoración se propaga
canciones que sus antepasados cantaban antes de a la Península Ibérica durante el reinado de En-
l.Ul PRIMERA ETAPA DE LA VALORACIÓN 21
e·haua IV ti~ Castilla (1454-1474). No tenemos por fas cuyo estilo es el de la poesía culta contempo-
.. t.urn una prueba segura de que existiera un apre- ránea, aunque revela a veces una intención popu-
du 11imilar de la canción lírica popular, ni en Ná· larizante. Un ejemplo (la glosa a ..Ojos de la mi
pules ni en la corte de Enrique IV. Las primeras señora"):
muestras de dignificación de la lírica popular en
España (prescindiendo de las ya mencionadas can- Vuestro lindo p8l'e9er
y fennosura
ciones catalanas de principios del xv) a~ a mi fazen pa~
en el tercer cuarto del siglo xv, DO en Castilla, muy grande tristura.
sino en la corte navarro-amgonesa de Juan Il, 11 O, muy linda aiatura,
adonde confluyen muchos poetas que habían es- que gozedes,
tado en Nápoles con AHonso V. Desde el punto usaredes de la mesura
de vista literario, esa corte es, en varios sentidos, que devedes ..•
una continuación de la napolitana. Hacia 1463 se
compila ahl el llamado Cancionero de Herberay Hacia la misma época se escribiría el famoso y
des Esaom, primera manifestación fechable de la mal llamado "'Villancico• que comienza "'Por una
corriente que estamos estudiando. En él aparece gentil floresta• [Aionso-Biecua, 333], relato en el
glosado el cantarcillo castellano cual se incorporan cuatro cancioncillas arcaicas.
Fue atribuido en el siglo XVI a Santillana, pero
Ojos de la mi señora, dos c6dioes del xv se lo adjudican a Suero de Ri-
¿y vos qué avedesP bera, poeta que estuvo en la corte napolitana de
¿Por qué vos abuades Alfonso V.11 Mú tarde, como veremos, será oo-
quando me veedesP [176] món la técnica de insertar cantares populares en
poemas de cierta extensión.
Por su estilo, su métrica y su lenguaje arcaico, La valoración sistemática de la canción popular
este cantar tiene visos de haber sido folklórico. se inicia unas décadas mú tarde, hacia fines del
También podrían serlo otros, como "'Que no es va- siglo xv, en la corte castellano-aragonesa de los
ledero 1 el falso del amor, 1 que no es valedero, Reyes Católicos y en el palacio de los Duques de
no.. o "'Soy ganidilla e pierdo saz6n 1 por mal Alba. Su primer gran testimonio es el Cancionero
maridada; 1 tengo marido en mi cora~n, 1 que a musical de Palocio, compilado a fines del siglo xv
mi agrada•. Algunos mis - ·1.a niña gritillos dar y comienzos del XVI. De las cuatrocientas cincuen-
1 no es de maravillar"- quizá sean imitaciones. ta composiciones polifónicas que contiene, muchas
En total. media docena de cantares que muestran se basan en canciones follclóricas castellanas, y aun
ya, en pequefia escala, no sólo una valoración de portuguesas, gallegas y catalanas, de las cuales
la canción lirica popular, sino su consciente utili- proceden tanto su melodia como su texto. Se ve
zación como material poético.11 Los cantarcillos claro que los musicos adoptaban la melodia po-
han sido glosados por poetas de la corte, en estro- pular y elaboraban sobre ella una pieza para va-
TRAYECTORIA U1'ERAIUA PRIMERA EI'APA DE LA VALOI\AOÓN
rh&JII voces. En cuanto a la letra, solían conservar textos preciosos.. que de otra manera se habrian
IIÓ!o, como en el Cancionero de Herberay, el can- perdido.
tnrcillo o villancico inicial, al cual añadúm estro- Como caso aparte hay que considerar la boga
fus glosadoras del tipo de la que cité antes. popularizante en el ámbito de la Urica religiosa.
Muchas de esas glosas del CatiCionero mtl8ical En esa boga intervienen factores distintos y extra-
de Palacio son tan pobres que debemos suponer- artísticos. Desde mucho antes de iniciarse la dig-
las escritas por muy mediocres versificadores, qui- nificación de la poesía popular en España, la Uri-
zá en parte por los músicos mismos. Parece ser ca religiosa en lengua vulgar hab{a estado en es-
que en esa etapa los buenos poetas no se intere- trecho contacto con la canción folldórica. En su
saban aún por la lírica popular; lo prueba tam- afán por acercarse al pueblo y por enardecer su
bién el Cancionero general de Remando del Cas- fe, los frailes adoptan su lenguaje, su música, su
tillo ( 1511 ) , que recoge la poesía cortesana de la poesía. A partir del siglo xm se practican en casi
época de los Reyes Católicos, donde sólo por ex- toda Europa los contrafacta o veniones a lo divi-
cepción se encuentra algún elemento de tipo po- no de canciones profanas. 1 ' No se sabe cumdo se
pular. El único poeta notable de ese período que inicia el cultivo de este género en España. Las
les concede atención es Juan del Encina. Sin em- muestras más antiguas parecen ser de la primera
bargo, en Encina encontramos más una poesía de mitad del siglo xv y de Cataluña. Más adelantado
tipo popularizante que poemas basados directa- el siglo, entre 1467 y 1481, escribe Gómez Man-
mente en cantares fol1c16ricos. En efecto, no deben rique una ·canción para callar al Niño'" ("Callad-
confundirse con éstos los villancicos pastoriles del vos, Señor, 1 nuestro Redentor, 1 que westro do-
tipo de 'lan buen ganadico 1 y más en tal valle lor 1 durará poquito"), que debía cantarse al tono
1 plazer es guardaUe'", ni deben despistamos com- de una canción de cuna, de todos conocida.
posiciones como .. Mas vale trocar /plazer por do- El auge de este tipo de composiciones comien-
lores, 1 que estar sin amores'": pertenecen a una za en los últimos años del siglo .xv; y no es un
tradición distinta, nacida en el seno de la poesfa azar: la valoración de la canción popular en la
culta contemporánea. corte de los Reyes Católicos dio de pronto digni-
En el Cancionero mwical de Paklcio hay tam- dad y vitalidad al género. A Juan Alvarez Gato
bién viiiancicos de tipo popular seguidos de una tocó, por un azar de la historia literaria, aparecer
o más e~trofas que pareren proceder de la tra- como verdadero inaugurador de la ..divinización..
dición folldórica: son las llamadas "glosas popula- de canciones populares en España, y a la zaga de
res", que habrán de ocupamos más adelante. Po- él, a fray Ambrosio Montesino y a fray lñigo de
siblemente, en estos casos los músicos tuvieron Mendoza. Este último, por ejemplo, toma un es-
pereza de componer una nueva glosa, y dejaron el tribillo folklórico, "Eres niña y has amO!': 1 ¡qué
texto de la canción tal como lo recogieron de boca harás quando mayor"! [116], y haciéndole un pe-
de la gente; gracias a eso poseemos una serie de queñísimo retoque lo adapta a Jesucristo y Jo glo-
24 PRIMERA ETAPA DE LA VALORACIÓN 25
sa a lo divino: "Heres niño y as amor: 1 ¿qué su obra intitulada El cortesano un vivo retrato del
farás quando mayor? // Pues que en tu natividad ambiente de esa corte, que quiere ser un poco
1 te quema la caridad, 1 en tu varonil hedad 1 como las cortes italianas: ambiente de damas y
¿quién sufriri su calor?'" etc. Y Álvarez Gato trans- caballeros de la nobleza y la alta burguesía, que
forma las indignadas palabras de una muchacha aman la buena vida, las fiestas y bailes y cace-
a su pretendiente en rechazo ascético del mundo: rías, Jas bromas y los fuegos, que mezclan varias
por •Quita allá. que no quiero, 1 falso enemigo, lenguas, hablan en verso y sostienen escaramuzas
1 quita allA, que no quiero 1 que huelgues con- verbales plagadas de agudezas, retruécanos y ci-
migo'" [278], •Quita allá. que no quiero, 1 mundo tas literarias. Ahf se sazonan las charlas con tex-
enemigo, 1 quita. allá. que no quiero 1 pende~ tos y parodias de canciones cortesanas y también,
contigo·. La nueva canci6n religiosa que asf sur- mucho, de cantares populares.
gfa se cantaba siempre con la música del cantar Entresaquemos esa escena en que dofia Jeróni-
popular original. ma, la celosfsima mujer de don Juan Femández
Tanto en la lúica religiosa como en la profana, de Heredia, quiere irse de la reunión, precisamen-
la utilización del cantar de tipo fol1d6rico segui- te por celos que le da su marido. La virreina,
rá durante la primera mitad del siglo XVI, y hasta doña Germana de Foix, le ruega que se quede.
1580 apro.dmadamente, las lineas marcadas por los Dofia Jerónima contesta: •Sefiora, con tan gran
poetas del siglo xv. La diferencia estad sobre favor, 1 yo seré tan socorrida, 1 que no me veré
todo en un cultivo mú intenso y a menudo de corrida 1 sino por mi corredor•. El corredor es m
mayor calidad estética. Después de 1510 la moda marido, que recoge el guante, parodiando un can-
cundió por todas partes, entreverAndose con las tarcillo callejero: • ¿Quién os ha mal enofado, 1
otras corrientes literarias. Apenas habrA una reco- mi buen amor, 1 que me hezistes corredor?'" [cf.
210).
pilación poética (impresa o manuscrita) en que
no figure por lo menos un villancico con estn'billo El mismo Juan Femández de Heredia (ca. 148().
de tipo popular. 1549) fue el espaftol que por esos años cultivó con
más gracia y virtuosismo la canci6n lúica de es-
Toda la Penfnsula se cubrió as{ de brotes po- tribffio popular. Sus desarrollos son agudos, inge-
pularizantes. Pero hay dos lugares donde el cul- niosos, de una epigramática condensación:
tivo fue particularmente intenso. Cosa curiosa, se
trata. nuevamente de dos regiones marginales, am- Que las manos tengo blandas
bas de cultura bilingüe: Valencia y Portugal. La del broslar:
corte valenciana de don Fernando de Aragón, Du- no nascl para segar.
que de Calabria, fue uno de los centros literarios O, manos m(as tan heDas,
y musicales de mayor vitalidad e importancia du- no para segar nasádas,
rante el segundo cuarto del siglo XVI. El músico si ya no fuessen las vidas
y poeta valenciano Luis Milán nos ha dejado en de cuantos osaren veDas.
26 TRAYECroiUA l.l'I'ERA1UA
Sí para cegar son ellas quien, en el último tercio del siglo, escribirá en
en mirar, la Nueva España la letra de unas ensaladas reli-
pero no para segar. u giosas que tienen muchos puntos de contacto con
las de Flecha.
Y Luis Milán, autor del Cortesano, lo fue tam- Pero no se agotan aquí las muéstras de la valo-
bién del primer Libro de vihuela publicado en Es- ración artística de la canción popular en Valencia.
paña ( 1536), manual didáctico en que se inclu-
Uno de los cancioneros polifónicos más pr6digos
yen, con espléndidos acompañamientos vihuelísti- en villancicos y glosas de tipo popular, el llama-
cos, las melodías de varios romances y de algu- do Cancionero ck Upsala, de 1556, parece estar
nos cantarcillos en castellano y portugués, con
glosa popular o culta. también estrechamente asociado con la corte del
Duque de Calabria. Lo mismo el notable cancio-
Según un estudio de J. Romeo Figueras 18 tam-
nero poético llamado Flor de enamoradoa, que se
bién estuvieron en contacto con la corte v~lencia
na el gran polifonista catalán Mateo Flecha el public6 en Barcelona en 1562, o sea, el mismo año
viejo, lo mismo que su sobrino y homónimo y' sus en qpe se editan p6stumamente las poesías de He-
discípulos Cárceres y Chac6n. Es grande la im- redia y un año después de la tardía publicación
del Cortesano de Milán. El mismo medio social y
portan~a de Flecha. dentro de la coniente poéti-
co-musical que venunos estudiando. Sus ..ensala- cultural retratado en éste se refleja en la FW..,
das" polifónicas, graciosa concatenación de trozos donde galanes y galanas dialogan en villancicos
sueltos dentro del marco de una alegoría religio- castellanos y catalanes de frecuente raigambre po-
sa, de~ parte de su encanto y de su riqueza pular.
mel6d1ca, rítmica y textual a la incorporación de En 1561 también ha aparecido en Valencia el
cantares tradicionales. El compositor hacía alarde Sarao de amor, primer cancionero importante de
de habilidad y de ingenio para engarzarlos ade- los recopilados por el valenciano Juan Timoneda.
cuadamente en el contexto musical y literario. Se Está en la misma Unea de la FW.. de enamoroclo.J,
trata de un virtuosismo análogo -aunque elevado pero ya se perfilan ciertos cambios. Timoneda per-
al plano artístico- al que desplegaban los corte- tenece a una nueva generación. Ha nacido unos
sanos de Valencia en sus citas oportunas de can- treinta y cinco años después de Femández de He-
tarcillos, y coincide con él en el abundante uso de redia y tiene apenas treinta cuando muere el Du-
la parodia. que de Calabria ( 1550). Quizá gracias a su oficio
Cárceres, Chacón, Flecha el joven y también de impresor, percibe agudamente los cambios so-
Pere Alberch Vila compusieron ensaladas que, ciales y culturales que se están gestando en Es-
musical y poéticamente, seguían en más o en me- paña. La literatura está abandonando los estre-
nos la línea trazada por Flecha el viejo, con aná- chos recintos palaciegos y saliendo a la ancha ca-
loga utilizaci6n del elemento follclórico. Al final lle. La burguesía urbana, que antes se hab{a con-
de esa cadena está Femán González de Eslava, tentado con presenciar de lejos los festines artís-
•
28 plUMEI\A. ETAPA DE LA VALORACIÓN 29
ticos de la nobleza y con recibir de limosna las Gil Vicente. Como tantas otras cosas, esa dignifi-
migajas sobrantes, se ha vuelto exigente. Quiere cación es en él superación personal de ~ moda
m literatura. Quiere 8U8 libros. Los baratos y efi. literaria, a tal punto que llega a ser creac16n su-ra,
meros pliegos de cordel -migajas de los suntuosos libre, al margen de las convenciones; tan única
cancioneros in folio- soo ya indignos de ella. Pros- que no sólo no tiene verdaderos predecesores -en
peran entonces los cancioneros en pequeño for- el teatro de Encina los elementos de poesia fol-
mato, ya no lujosos, pero sí decentes en su impre- klórica son minimos-, sino tampoco verdaderos
sión y bien nutridos de textos, en un cómodo y continuadores. Después de Gil Vicente y antes de
aceptable término medio. La poesía que en ellos fines de siglo, el teatro portugués y el español
se imprime es todavía herencia servil de las ~ ( Lope de Rueda, sobre todo) suelen valerse, sf,
das cortesanas; y sin embargo, se van infiltrando de la lírica musical de tipo popular, pero de ma-
elementos nuevos, hechos ya a la medida del nue- nera esporádica y más bien convencional. Tal pa-
vo público. rece que no hubiera existido Gil Vicente. Porque
Timoneda aparece justo en la intersección de en él la canción de tipo popular había alcanza~o
las dos corrientes y contribuye con su abundante una importancia extraordinaria. En las más. vana-
y variada obra, lo mismo a la divulgación de los das situaciones de sus autos, farsas y trag¡come-
·antiguos.. que a su oul.garizac16n interna. Contri- dias brota de pronto el cantar como chorro de
buye así, de pasada, a la vulgarización de la poe- poesía pura:
sía foUclórica, y esto no es una paradoja sino por En la huerta nasce la rosa:
la apariencia. La moda popularizante -glosas a quiérome yr aDá,
cantares antiguos y ensaladas, imitaciones y con- por mirar al ruyseñor
trahechuras- se generaliza y aburguesa, y, para- cómo cantavá.
lelamente, los productos de esa moda van cam- Por las riberas delno
biando. Algo hay en las glosas escritas o recopila- limones coge la virgo.
das por el propio Timoneda -¿desenfado, soltura, Quiérome yr allá,
ligereza?- que las hace sonar distinto de las de por mirar al ruyseñor
sus predecesores, algo que les da sabor de calle. cómo cantavá.
Es el camino que llevará muy pronto a un nuevo Limones cogfa la virgo
arte de escribir poesfa,tT cuyo principal centro de para dar al su amigo.
divulgación será precisamente la ciudad de Va- Quiérome yr aDá,
lencia. para ver al ruyseñor
cómo cantavá ... {99]
En Portugal la dignificación de la lúica popu-
lar comienza, en los primeros años del siglo XVI, Cantar siempre hermoso, intenso, hondo, Y a veces
con un espléndido estallido: la obra dramática de ligero, travieso:
30 PRIMERA ETAPA DE LA VALORACIÓN 31
Bien quiere el viejo, de preferencia o exclusivamente los géneros tradi-
¡ay, madre mlaf, cionales.
bien quiere el viejo
a la niña {5441. Montemayor incluyó uno que otro cantarcillo
popular glosado en la Ditma, en sus autos y en su
cancionero. Mucho más importante es para nos-
Son villancicos solos o seguidos de glosas en estilo otros la obra poética de Pedro de Andrade Ca-
popular, maravillosamente poéticas. De la tradi- minha, gran amigo de glosar cantarcillos de tipo
ción folklórica española tomó Cil Vicente lo me- folklórico en portugués y castellano, y la obra lí-
jor, unas veces citando textualmente, otras reto- rica, dramática y aun epistolar de Camoens. Ade-
cando y recreando, en íntima compenetración con más de glosar muchas canciones y de poner otras
el espúitu de ese arte.
en boca de sus personajes teatrales, Camoens gus-
Al mismo tiempo se inicia en Portugal la valo- taba de citarlas a la menor ocasión. En Portugal,
ración del cantar de tipo popular d~ntro de la como en Valencia, solían aducirse letras de can-
poesía lírica. El gran Cancioneiro geral de Carcfa tares populares para ilustrar la charla, como lo ve-
de Resende ( 1516) se muestra todavía tan reacio mos también en las comedias-novelas de Jorge
a ella como el de Hemando del Castillo. Pero en F erreira de Vasconcelos.
la época en que se publica, ya Francisco Sá de Mi- Esa familiaridad con los cantares presupone un
randa está glosando "cantares velhos· y "vilance- cultivo musical y literario más o menos generali-
tes que cantam pelas ruas• y cantigas que ento- zado de ellos, cultivo de que dan fe ciertos can-
nan "as m~ ao adufe... Los glosa en portugués cioneros musicales y poéticos. En todo caso, más
y en castellano, en un estilo más llano y personal que por esas manifestaciones difusas de la moda,
que el de los otros poetas y siempre con su carac- se caracteriza la dignificación en Portugal por las
terística melancolía. No tienen esas glosas el bri- cuatro grandes figuras que acogieron la lirica po-
llo virtuosista de Fernández de Heredia, ni la gra- pular con especial devoci6n. Tengamos en cuenta
cia de Castillejo, pero sí un tono íntimo de que que en Valencia el cultivo de esa lirica fue más
carecen ambos. Sá de Miranda fue además inno- bien un fenómeno de ambiente cultural y que sólo
vador, dentro de Portugal, en el campo de la poe- dos poetas -ninguno de la talla de los portugue-
sfa al estilo italiano. En su obra confluyen, pue~. ses- se destacaron en él.
las dos corrientes de renovación poética que ca- Otro tanto cabe decir del resto de la Península.
racterizan a esa época. Ambas fluirán lado a lado, Nos consta, por los cancioneros impresos y manus-
años más tarde, en la lírica de Camoens y de An- critos, por los pliegos sueltos, por las obras de los
drade Caminha, como también en la del portu- vihuelistas y polifonistas, por citas literarias, que
gués castellanizado Jorge de Montemayor. Hecho en Castilla se cantaban, se citaban y se glosaban
curioso, si se tiene en cuenta que en el resto de canciones de tipo popular en las esferas cultas.
la Península los poetas "popularistas" cultivaron Pero sólo dos poetas castellanos de cierto renom-
TRAYECTOIUA I..l"I'ERARL\ PRIMEI\A ETAPA DE LA VAIDMCIÓN 33
llw M~ Interesaron por ese género: Sebastián de Que también el ambiente literario sevillano, de
llorozco y Crist6bal de Castillejo. Horozco, tole. sello más bien tradicionalista, fue favorable a la
cluno, escribi6, además de una ensalada y algunas canci6n de tipo popular lo vemos por el an6nimo
glosas a lo profano, muchas versiones a lo divino Ccmclonero sevlllano,11 recopilado antes de 1568.
de cantares populares, en su mayoría más chaba- Contiene gran número de villancicos de tipo po-
canas que inspiradas. Al salmantino Castillejo de- pular, ya con glosa profana, ya con glosa religio-
bemoc; varias glosas y parodias, de mayor calldad sa, ya vueltos a lo divino. Estos dos últimos gru-
poética. pos nos muestran el auge que babia alcanzado ha-
Salamanca fue quizá, dentro del área castella- cia mediados del siglo la tendencia popularista
na, la regi6n de más actividad popularizante, a dentro de la lírica religiosa, sobre todo de la des-
juzgar por los cartapacios poéticos ahí recopilados. tinada a ciertas festividades, como la Navidad.
En Salamanca se publicaron el Libro de múrica Lírica, en general, de mediocre calidad literaria,
de vihuela de Pisador y dos obras eruditas, que pero hist6ricamente interesante. Hacia mediados
recogen abundantes cantarcillos del pueblo: el re- de siglo un an6nimo versificador, en quien se ha
franero de Hemán Núñez y el tratado De musica querido ver una monja concepcionista de Madrid
libri septem de Francisco Salinas. o de Toledo, escribió canciones piadosas para can-
Mayor aún parece haber sido la tendencia po- tarse al tono de ciertos cantarcillos, alguno tan
pu1arista en el ambiente literario y musical sevi- hermoso como "Hilo d'oro mana 1 la fontana, 1
llano. Bastaría con decir que ahí vivi6 y trabaj6 hilo d'oro mana• (392]. En el Cancionero ~
el admirable músico extremeño Juan Vásquez, no encontramos aplicado a la Virgen el cantarci-
cuyo entusiasmo por la canci6n fol1c16rica s6lo es llo profano •Moriré de amores, 1 moriré• [299].
comparable con el de GU Vicente, lo mismo que Dice as{ la glosa: ·Moriré de amores 1 de aquesta
su acierto para escoger los cantares más hermo- donzella, /pues nos da por ella 1 Dios tantos favo-
sos. Esto, unido a su arte polifónico verdadera- res. 1 Moriré. // Por ella nos vino 1 Dios a visitar
mente genial, que conserva intacta la llaneza y 1 y quiso pagar 1 nuestro desatino. 1 Moriré. //
frescura de la melodía popular y a la vez la con- :€sta fue la g&r'9a 1 que abaxó del cielo 1 al ñeblí
vierte en gran música, profunda y compleja. Juan sagrado 1 que hoy veys en el suelo. 1 Moriré .. . '"
Vásquez trabaj6 más de medio centenar de can- No es raro, pues, que al venerable var6n Fran-
ciones arcaicas. Sus composiciones circularon en cisco de Yepes, hermano de San Juan de la Cruz,
España antes de la publicaci6n de sus dos libros la piedad le dictara desmafiadas coplillas de sa-
( 1551 y 1560), y varios vihuelistas las adaptaron bor rústico, que en los momentos de éxtasis él
para vihuela y voz sola. Dos de ellos, Alonso Mu- imaginaba cantados por vírgenes, santos y ánge-
darra y Miguel de Fuenllana, vieron publicadas les. S6lo en ese siglo XVI español pudo ocurrir que
sus obras precisamente en Sevilla, y ahí estuvo un los ángeles celebraran a Dios cantándole: "'El Se-
tiempo Luis de Narváez. ñor me cri6 1 y también me redimió: 1 y qui[é]-
SEGUNDA ETAPA DE LA VALOBA.CIÓN 35
dmu·c•lln sueña un sueño misterioso: que le "'flo- zan con ellos. SOn pocas las que hay en la antigua
rr~·fn In rosa, 1 el pino so ell agua frida.. [308}, lírica de tipo popular, y la mayorfa consiste en
¡;fmbolos de amor y fecundidad. Los amantes se una simple comparaci6n: '"Mis penas son como OD·
encuentran en un jardfn florecido: das del mar, 1 qu'unas se vienen y otras se van ... "
[331] o este casi refrán: ..Más prende amor que
Yo m'iva. mi madre, la Ma, 1 más prende y más mata". (A su pa·
las rrosas coger, rentesco con el refranero debe la lírica popular
hallé mis amores algunas imágenes de doble fondo: "'Porque duer·
dentro en el vergel [91]. me sola el agua 1 amaneze elada" [106].)
La comparaci6n puede establecerse por medio
"Las rosas coger•: otro súnbolo antiquísimo y uni- de un paralelismo:
versal que, convertido en cliché, pierde mil veces Quebrántanse las peñas
su original sentido. La rosa es la doncellez (o la con picos y a~dones,
doncella misma); el hombre la •corta• (desflora quebrántase mi oora~n
)a planta), o la muchacha se la ofrece; menos di- con penas y dolores [298].
rectamente, la muchacha corta flores para darlas
a su amigo. Los frutos desempeñan el mismo pa- O, dando un paso más hacia el lenguaje figurado:
pel: "'Por las riberas del rfo 1 limones coge la vir· "Uvanse las casadas 1 con agua de limones; 1 lá-
go .. . 1 para dar al su amigo" [99]. vome yo, cuitada, 1 con ansias y dolores" [297].
Pero toda entrega amorosa encieml un peligro: Otra traslación, derivada de la asociaci6n del amor
hay que pagar por ella. Y esta idea se expresa con con el mundo vegetal :
un símbolo varias veces repetido: el de la prenda
que debe darse a cambio de las flores o frutas Dame del tu amor, señora,
siquiera una rosa;
hurtadas: "'En trastes, mi señora, 1 en el huerto dame del tu amor, galana,
ageno, 1 cogistes tres pericas 1 del peral del me- siquiera una rama [167].
dio, 1 dexaredes la prenda 1 d'amor verdadero"
{75]. Clara es también la simbología del cantar La identificación de la amada con una planta
de las Tres morillas (búsqueda de amor y frus- condujo a una de las poquísimas metáforas en que
traci6n) : -rres morillas tan garridas 1 yvan a co- la idea básica encama plenamente en una imagen
ger oJivas ... , 1 y hallávanlas cogidas, 1 y toma- concreta y se funde con ella:
van desmafdas ... • [101]. Como es claro el tras-
fondo de "'Meu naranjedo non ten fruta, 1 mas Arrimirame a ti, rosa,
agora ven: 1 no me le toque ninguén" [343]. no me diste solombra [259).
La naturaleza también desempeña un papel pre-
dominante en las metáforas, que debemos distin- El desamparo expresado en una breve e intensa
guir de los símbolos, aunque a veces se entrecru- imagen poética. Antes de 1580 es extraordinaria-
EL ESTILO 59
58 EL MUNDO POÉ'nOO
No puedo apartarme
mente raro encontrar algo asi en la lfrica de tipo de los amores, madre,
popular. En Ja siguiente etapa de la dignificación, no puedo apartarme [126).
en la época de Lope de Vega. las cosas cambian.
Ahí no nos sorprende tanto topamos con textos Suprimamos el tercer verso, que · no añade nada
como "lo soi la mariposa 1 que nunca paro 1 has- al sentido. El efecto es otro; queda la asevera-
ta dar en la llama 1 donde me abraso'". Estamos ción pura, neutral. La carga de pasión parece des-
ya en el terreno de la lírica semi-popular, que cansar sobre todo en la repetición, al final, de las
comparte con la poesía culta contemporánea tó- primeras palabras. El poeta acentúa con la repe-
picos y procedimientos poéticos: "Mis amores, za- tición el elemento subjetivo "no puedo apartarme"
galas, 1 y mis contentos 1 unos fueron ayre 1 y y hace pasar a segundo término el resto de la fra-
otros son fuego'". Es, ya lo sabemos, poesía artfs- se; pero a la vez toda ella se contamina con la
tica con ropaje popular. Después el contenido mis- intensidad que emana de la repetición: el cantar-
mo pasará al folklore hispánico, y a la follcloriza- cillo entero ha subido de tono.
ción de la poesía semi-popular de la época lo- Idéntico procedimiento encontramos en un sin-
pesca debe la lírica popular actual, siquiera en fín de cantares antiguos. En varios se repite al fi-
parte, su notable riqueza metafórica. nal todo el primer verso: "Si dixeren, digan, 1 ma-
dre mía, 1 si dixeren, digan.. [236], "Hilo d'oro
mana 1 la fontana, 1 hilo d'oro mana" [392). En
otros muchos la repetición del principio se efec-
EL ESTILO túa dentro de un mismo verso: "Por en~ima de la
oliva 1 mírame el amor, mira" [70], "Yo, mi ma-
LA ESCASEZ de auténticas metáforas en la más an- dre, yo, 1 que Ja flor de la villa me so" [184],
tigua lírica de tipo popular parecerá quizá un de- "En aquella peña, en aquélla, 1 que no caben en
fecto básico a quienes quieren ver en la imagen e11a'" [Alín 348], "que yo blanca me era, blanca"
la esencia de toda poesía. Y sin embargo, ¿podrán [200], "'Delicada soy, delicada ... " [524). El pro-
ellos mismos sustraerse al encanto de aquellos vi- cedimiento da un carácter casi exclamativo a la
Uancicos? Se llegará inevitablemente a la conclu- estrofa. Hay cantarcillos que consisten en dos o
sión a que llegó Eugenio Asensio a propósito de tres palabras varias veces repetidas: "So ell en-
las cantigas á amigo: puesto que no hay metáfo- zina, enzina, 1 so ell enzina" [95], "Vayámonos
ras y sí poesfa en ellas, el efecto estético radica ambos 1 amor, vayamos, 1 vayámonos ambos"
en otros factores.10 Tratemos de encontrar siquie- [98) '"Trébol florido, trébol, 1 trébol florido"
ra algunos de ellos. [3S.~i], "Anda, amor, anda, 1 anda, amor" [440].
¿Dónde está, por ejemplo, el secreto de la in- Un efecto análogo y a la vez diferente nos pro-
tensidad que emana de tantos cantarcillos? Inten- ducen. los cantares que repiten las primeras pala-
sidad, tensión, énfasis. bras variándolas: "Vos me matastes, 1 niña en ca-
ft() EL MUNDO POÉTroo EL ESTILO 61
hr,llu, 1 vos me avéys muerto" [161], "En Ávi1a, de" [353] acentúan la imagen. Se llega a casos
mi!! ojos, 1 dentro en Ávila.. [320), y aquellos pa- como
r<mdos cuyo segundo verso repite los elementos
del primero invirtiéndolos, a veces con alguna al- En el guindal verde,
teración o supresi~n: •ne1 amor vengo yo presa, en el guindal,
1 presa del amor [ 124 J, "Del rosal vengo mi en el guindal verde
madre, /vengo del rosale'" [344], "Por el rf~ me guindas ay [354],
1levad, amigo, 1 y Ilevádeme por el rfo" [395]. Sub-
siste el énfasis, aunque ya sin el efecto de marti- de extraordinario efecto sonoro y plástico; o como
lleo que produce la repetición textual. el espléndido
Otras veces la repetición actúa meramente como
apoyatura rftmica: "Si le mato, madre, a Juan, 1 si Si me lleva el vento, lleva,
le mato, matarme han'" [Alín 646]. Las palabras ¡ay, madre mía, voy que me lleva! [384],
que siguen a la repetición son esenciales y espe-
radas; la frase se tiende como un arco sobre el que nos arrastra tras si en su vertiginoso vuelo.
segundo "'si le mato", con lo cual disminuye el Repetición, y aun juego con las palabras. Un
valor enfatizador de la repetición. A este tipo per- mismo verbo aparece en dos inflexiones distintas:
tenecen muchas cuartetas que repiten textualmen- "si le mato, matarme han'" [183], "Por cortar una
te el primer verso tras el segundo: "Por vida de rama, 1 vida y cortéme·; un sustantivo, con su
mis ojos, 1 el cavallero, f por vida de mis ojos, derivado ("'Solivia el pan, panadera ... "' [ 428],
1 bien os quiero" [156], "Que si soy morena, ¡ ma- "Las palomicas del palomar... ") o con su varian-
dre, a la fe, 1 que si soy morenita, f yo me lo te ("Qué tomillexo, 1 qué tomillar ..... [404}, "Que
passaré'" [201], "'Solié que andava f el molin6 f no hay tal andar por el verde olivico, 1 que no hay
solié que andava, 1 y agora no" [ 424], ' tal andar por el verde olivar" [352] ) • Y no falta
la figura etimológica: "La mañana de San Juan
Que no me los ame nadie f las flores florecerán'" [453], "Molinico ¿por qué
a los mis amoresé, no mueles ... ?" [425], "Oh, cuán bien segado ha-
que no me los ame nadie, béis, 1 la segaderuela. 1 Segad paso, no os cor-
que io me los amaré [228]. téis, 1 que la hoz es nueva" [ 408], "Velador, que
el castillo velas, 1 vélalo bien y mira por ti, 1 que
En general es patente que la antigua lírica de velando en él me perdí" [ 436]. Y así hasta llegar
tipo popular se goza en la repetición de palabras. al franeo juego: "Hola, que me lleva la ola" [390].
Aquel "'vamos, vamos, f vamos a poner ramos'" El goce en la repetición es tan caracterfstico
[Alonso-Blecua, 464], aquel "Fuera, fuera, fuera como el empleo de giros fijos: la continua invo-
1 el pastorcico" [279] subrayan la exhortación: cación a la madre, el llamar a la amada o al ama-
"Gaviao, gaviáo branco" [310], ·oliva!, olival ver~ do mi~ o;os, mi vida, mi alma, vida de mi oída, y
62 EL MUNDO POÉTICO f:L ESTILO
63
hablar de má lindo amigo, mi buen amigo, mi lin- Pero volvamos al "'No puedo apartarme . · . " He-
do (dulce, buen, garrido) a7TW1'; el atán garrido y mos visto c6mo la repetición de esas palabras al
atán lozano; el ¿qué har~P y no puedo olvidar; el final de la frase origina un cambio de tono, ~do
agora viene, o irme quiero, o vámonos, o clero de pronto carácter enfático a lo qne e~ una sun-
estar; la noche escura, las riberO$ de aquel río, y ple aseveración sin especial carga afectiva. En un
tantos otros. Con ellos hay que asociar los perso- extenso grupo de cantares se logra un efe~o. pa-
najes preferidos: la niña virgo o niña dalgo o niña recido por medio de un procedimiento dis~to:
en cabello, la doncella, la sen-ana y la pastora, el empleo de una frase enfática -exclamaciÓn o
la moza o mozuela o zagala, la 7TW1'ena, la señora interrogación- después de un comienzo en tono
y dama, la casada o mnlca.soda; el caballero, el reposado:
marido, el barquero, pastor, villano. También los
nombres que suelen adoptar los personajes: Cata- Madre mía, amores tengo:
lina, Isabel, Juana, Leonor y Maria, o Juan, Pedro; ¡ay de mi, que no los veo! [215]
y los lugares predilectos: Sevilla, Granada, Casti-
Si eres niña y has amor,
Ua, España ... ¿qué harás quando mayor? [116]
Más que de clichés -fónnulas desgastadas- se
trata aquí de palabras y giros poéticamente con- El ·procedimiento es muy frecuente: "Llaman a la
sagrados, que suelen poseer un concentrado poder puerta J y espero yo al mi amor. 1 ¡Ay, que to-
de evocación. Ya el carácter arcaico de algunas das las aldavadas 1 me dan en el cora~nl" {213],
-niña dalgo, cuerpo genzor, fonte frida- las col- "Puse mis amores 1 en Fernandi<;D· 1 ¡Ay, q?e era
maba de sugerencias.'1 Lo mismo, la -e paragógi- casado!, 1 ¡mal me ha mentido! {253], 'Titze~ a
ca o asonántica, que desapareció de la lengua ha- mí que los amores é: 1 ¡con ellos me vea s1 lo
blada en el siglo XI y siguió viva como arcaísmo tal pensél.. (200], "Y la mi cinta dor&:da 1 ;por
poético en los cantares de gesta, los roOMlnces y qué me la tomó 1 quien no me la dio?'" {295~ ,
las canciones líricas (c:Wdade, rosale, af1Wf'e, olvi- "Buen amor tan desseado, 1 ¿por qué me has olVI·
dare, serane, none). Para los literatos de los si- dado?" {249]. A veces el segundo e~emento, .que
glos XVI y XVII esa -e teodrla un encanto particu- marca el énfasis, constituye una répl~~ al P~~
lar y también ciertas formas arcaicas del habla ro con lo cual se intensifica la opos1c1Ón estilfstt-
vulgar, como ge lo 'se lo', ál 'otra cosa', so 'deba- cd entre ambos: "Llamáysme villana: 1 ¡yo no lo
jo', feridas, oos 'os', estó 'estoy', o la terminación soy!" {290], ..Engañástesme una vez: 1 ¡nunca
-{}des, -edes en el presente de indicativo, o for- más me engafiaréisl" Otras .veces ~e . establece ~1
mas como el mi amigo, etc.; solían emplearlas en contraste entre una afirma.ClÓn ?b!etiva gener:ah-
sus imitaciones, porque las s~ntían como parte del zadora y sus consecuencias subJetivas y particu-
lenguaje poético característico de los vil1ancicos lares: "Las blancas se casan, 1 las morenas n?,:
antiguos. ¡ buen dia me á venido, 1 que blanca me SOl •
64 EL MUNDO POÉTICO EL ESTILO
(Este procedimiento, dicho sea de paso, es muy al~ las haldas: 1 ¡tira allá, mal viento, 1 que me
común en la actual lírica folld6rica.) Otras veces las al~l" [350] con la expresi6n enunciativa Y
el énfasis se logra mediante la contradicci6n u serena de "Levant6se un viento 1 que de la mar
oposici6n de los dos elementos: "Solfades venir, salía 1 y al~ las faldas 1 de la mi camisa"
amor: 1 agora non venides, non" [250], "No ten- [Aifn 394]. Son dos tipos de bell~za distintos: in-
go cabeJJos, madre, 1 mas tengo bonico donayre'" tensa, colorida, la una; callada, d1screta, la otra.
[191]. Y asf hay diversos tipos de contraste que
crean una dualidad en los cantarcilJos, presagio Dentro de esta última moda1idad hay maneras
de la frecuente bimembraci6n de la copla popular diferentes. Ahl está la oanci6n meramente narrati-
de nuestros días. va o descriptiva: "'Tres morillas m'enamoran 1 en
Pero no necesariamente tiene que haber con- Jaén: 1 Axa y Fátima y Marién" [}01], o -con el
trastes o repeticiones para que el cantar alcance ayre de la sierra 1 toméme morena [ 199J, o -yen-
el característico clima de intensidad. Basta a ve- do y viniendo 1 voyme enamorando, 1 una vez
ces una sola interjecci6n -un ¡oh!, un ¡ay/ o ¡ay riendo 1 y otra vez llorando• [129]. Aht. está, por
Dios!, un ¡tri8te de mí/- o un imperativo, una otra parte, la canci6n que razona y explica: "Pe>:'·
f6rmula de encarecimiento, o, cuántas veces, una narme quiero yo, madre, 1 porque sé 1 que a :nus
palabra especialmente expresiva. Pensemos en amores veré• [192], "Aunque soi morena, 1 no
..¡Ay!, luna que reluzes, 1 toda la noche me alum- soi de olbidar, 1 que la tierra negra 1 pan blanco
bres'" [368], en "'De las dos hermanas, dose, 1 vá- suele dar'" [202], o el cantarcillo gallego, ..Quien
lame la gala de la menore'" [65], en •No me las amores ten 1 afinque-los ben, 1 que nan he veinto
enseñes más, 1 que me matarás'" [180]. Muchas que va y ven• [230]. Aquí estamos ya a un paso
canciones son una sola frase exclamativa: ·¡si vi- del refrán. Otros cantares tienen un caricter total·
niese ahora, 1 ahora que estoi sola!" [108]. mente sentencioso: "Niña y viiia, peral Y habar 1
Por otra parte, veamos un cantar como: malo es de guardar" [73], y muchos como éste
eran a la vez cantares y proverbios: 11 "Allá miran
Las mis penas, madre, ojos 1 a do quieren bien" [Alío 333], "Quien bien
de amores son [302]. tiene y mal escoge, 1 por mal que le venga no se
enoje" • A los años mil welven las aguas por do
Una frase llana; la pasi6n amorosa expresada solfan' ir", "Las pascuas en domingo 1 vende los
sin exaltaci6n alguna. Compáresela con "Moriré bueyes y compra trigo•. Evident~ente estas ge-
de amores, madre, 1 moriré" [299], y se verá has- neralizaciones, por su naturaleza uusma, están le-
ta qué punto suena "desapasionada" aquella otra jos de toda exaltación Hrica.
queja: "Las mis penas, madre, 1 de amores son". Tampoco suele haber mucho énfasis pasional
Frente al grito, la serenidad. Dentro de otro ám- en estribillos dialogados como "Mi señora me de-
bito podemos comparar también la expresi6n en- manda: 1 -Buen amor, ¿quándo veméys? 1 -Si
fáticamente tmviesa de "Un mal ventezuelo 1 me no vengo para Pascua, 1 para Sant Juan me aguar-
66 EL MUNDO POÉ'nOO LOS TEMAS
•
76 EL MUNDO POBnOO LA FOBMA 77
na a él por su contenido y a menudo también por En otras muchas glosas de tipo popular desapa-
su texto: rece el nexo textual entre el villancico y las estro-
Alta estava la peña,
fas, pero sigue en pie la conex;ión temática, ~o
nace la malva en ella. en este precioso cantar recog¡do en la comed1a
Inés Pereif'a de Gil Vicente:
Alta estava la peña
riberas del río, Mal ferida va la g~a
nace la malva en ella enamorada,
y el trévol florido [340]. sola va y gritos dava.
A las orillas de un do
Vemos aquí que la estrofa "'despliega" por as{ de- la ~ tenia el nido;
cir los dos versos del villancico, añadiéndole a ballestero la ha herido
cada uno un verso que especifica y ampUa su con- en el ahna:
tenido. En éste y otros poemitas con el mismo es- sola va y gritos dava {309] .
quema la obligada reaparici6n del villancico den-
tro de la estrofa le marca fronteras le impone una Manteniendo el simbolismo del villancico, la glosa
especie de freno. Pero más frecuente que este des- explica el origen de la herida y de los gritos y pre-
doblamiento matemático es un desarrollo más li- cisa las circunstancias. Lo mismo, en ..Llamáysme
bre del villancico, casi siempre a partir de sus pri- villana: 1 ¡yo no lo soy! 1/ Cas6me mi padre 1
meras palabras: con un cavallero, 1 a cada palabra 1 "'hija d'un
pechero·. 1 ¡Yo no lo soyt• [290]: después de di-
Alabásteysos, cavallero, rigir su protesta al marido, tal parece como si la
gentilhombre aragonés, malcasada se volviese a un supuesto público para
no os alabaréys otra vez. explicarle por qué ha dicho aquello. Hay un con-
Alabásteysos en Sevilla traste estilístico entre el villancico y la glosa: fra.
que ten(ades linda amiga, te al énfasis exaltado de aquél y a su subjetividad.
gentilhombre aragonés: la narración objetiva y más pausada de - DA·
no os alabaréys otra vez [272]. rraci6n que a menudo tiene puntos de contacto
con los romances viejos.
La glosa desempeña aquf, en cuanto al contenido Hay varios cantares en que se establece \10 c!IA·
una función más importante que en el caso ante~ logo o una especie de diálogo entre el villudoo
rior, pues no sólo concreta lo vagamente enuncia- inicial y la glosa: "Covarde cavaUero, 1 cde ~
do en el villancico, sino que le añade un elemento avedes miedo? // ¿De quién avedes miedo / dur-
aclarador, que lo ilumina con nueva luz: sabemos miendo conmigo? 1 -De vos, mi seflon_, / . qll
ahora que el caballero aragonés ha cometido la tenéys otro amigo. 1 ¿Y d·eso avedes ....._. 1 C.
peor de las indiscreciones. varde cavallero?" [149]. En otros caDIINI el vi•
7H EL MUNDO POÉTICO LA FORMA
79
llnul'lcu ununcia un parlamento, y éste aparece en mientras las estrofas quedaban a cargo de uno o
In J(losn : "Por amores lo maldixo 1 la mala madre más solistas; el coro solla intervenir cantando una
ni buen hijo. // "¡Si pluguiese a Dios del cielo parte del estribillo entre verso y verso de la es-
1 y a su madre Santa María 1 que no fueses tú trofa. .
mi hijo 1 por que yo fuese tu amiga!" 1 Esto dixo Es probable que en la Edad Media las estrofas
y lo maldixo 1 la mala madre al buen hijo" [322]. glosadoras fueran a menudo i.mprovisada~ por los
En todos los textos citados hay una estrecha re- solistas siguiendo procediouentos tradiCIOnales.
lación entre el villancico y la glosa. Pero hay va- Pero ~bía otras arraigadas en la tradición oral Y
rias canciones cuyas estrofas están unidas al vi- permanentemente asociadas a algún villancico. La
llancico apenas por un hilo muy tenue. Veamos supervivencia de ciertos fragmentos de glosas en
ésta: "No pueden dormir mis ojos, 1 no pueden la tradición oral de nuestros días, sobre todo entre
dormir. // Y soñava yo, mi madre, 1 dos oras an- los judíos sefardies, demuestra ese arraigo folkló-
tes del dfa 1 que me flo~a la rrosa, 1 ell pino rico. Por lo demás, fuera de tales restos, las glosas
so ell agua frida. 1 No pueden dormir" [308]. Y desaparecieron de la tradición oral, porque d~s
aun hay otros textos en que ambos elementos, tal apareció de ella, casi por coml?leto, J:t forma mts-
como se nos conservan. no parecen guardar ya nin- ma de la glosa folklórica al estilo antiguo.
guna relación. Así: "Vi los barcos, madre, 1 vilos Hay en la poesia que estudia~os cancion~s en
y no me valen. // Madre, tres m~elas, 1 no de las cuales el villancico no constituye el nucleo,
aquesta villa 1 en aguas corrientes 1 lavan sus ca- sino un simple estribillo o apoyo entre las estro-
misas.. [386]. Es posible que esta estrofa no fuera fas que son el elemento principal de la compo-
sino parte de una glosa más extensa, en la cual si siclón. Las fuentes renacentistas registran pocos
se estableciera el nexo entre los barcos del estri- ejemplos de este tipo, ~~ duda. porque se aparta-
billo y las mozuelas lavanderas de la glosa. Otra ban de los géneros poetico-musJcales en boga. Al-
explicación podría ser que el villancico se asoció, gunos son romances o roiJ?ancillos. n!rrativos con
en cierto momento de su' trasmisión oral, con una estribillo, como "So ell enzma, enzma [95]; otro.s,
glosa que pertenecla a otra canción. 83 historias entre narrativas y dialogadas, con camb1o
Poco sabemos de la primitiva ejecución musical de rima de estrofa a estrofa, como la de "Pero
de las canciones compuestas de villancico y glosa. González [560]. Y quizá hubiera otros tipos de
Las fuentes musicales que poseemos corresponden que no tenemos constancia.
a una etapa tardia y a un arte ya refinado. La No podemos recalcar demasiado, a es~ respec-
ejecución de todo el cantar por un solo cantant~ o to, la limitaci6n de las fuentes renacentistas. Las
por un conjunto no debe de haber sido la más formas de la tradición folldórica que no tenían pa-
frecuente en la Edad Media, pues hay razones ralelo en la poesía culta sólo fueron recogidas por
para suponer que en las fiestas medievales el vi- excepción. El caso más evident~ es el de la~ ~
llancico era entonado por todos Jos asistentes, posiciones constituidas por vanas estrofas sunétri-
/i() EL MUNDO POÉTICO 81
cus sin villancico inicial. Las había de dos tipos: guesa: como si de la tradici6n folklórica en galle-
con un estribillo tras las estrofas o sin él. La pri· go y portugués hubiera desaparecido totalmente
mera forma, característica de tantas CIJiltigM <(am;. esa forma, o como si nunca hubiera existido den-
go gallego-portuguesas, suele considerarse exclusi- tro de ella y hubiera sido creaci9n efímera de los
va de ellas. Sin embargo, tiene que haber existido trovadores. Los cantares sefardfes y muchas can-
tam~ién ~ otras regiones de la Península, y en ciones de la tradición oral portuguesa de hoy
Castilla sm duda se dio esa forma "acéfala• junto muestran lo contrario.
a 1a otra. La prueba esbi en muchas canciones de También se cantarian canciones con estribillo
boda judeoespañolas, reliquia de la tradici6n me- más extenso, como lo prueban una cantiga galle-
dieval. He aquí una cantiga de Martín Codax [25] go-portuguesa de Pai Gomes Charinho [ 31] y otro
Y una canción recogida hace unos años en Ma- cantar recogido en Marruecos [6041:
rruecos [ 6071 :
& frores do meu amigo
Eno sagrado, en Vigo, briosas van no navío.
bailava corpo velido.
Amor el/ E varwe M frores
áaqul ben con meUB amores.
En Vigo, no sagrado, ldtu 60n M frore8
bailava corpo delgado. elaqul ben con meus amore1.
Amor el/
As frores de meu amado
• briosas van no barco.
En los tálamos de Sevilla E varwe M frore8
anda la novia en camisa. á aqul ben con meUB amores.
Andál que®. ldtu .tOR a8 frore8
claqui ben con meUB amores.
En los tálamos de Granada
anda la novia en delgada.
Anddi quedo. •
Dicilde al amor - si me bien ama,
Es evidente el carácter arcaico del cantar marro- que me traiga el coche- ande yo vaya.
quí, no sólo por su curioso parecido con "De los
álam~s vengo, ~dre" [3461. Sin embargo, ni los M as por laa arenltM,
canc1~neros mus1cales, ni las recopUaciones poéti- que por el arenal,
~s, m el teatro de los siglos XVI y xvn recogieron mos por calle8 del novio
eJemplos de este tipo; tampoco en lengua portu- me haréis andar.
H2 EL MUNDO POÍ:OCO LA FORMA 83
Dfcilde al amor - si me bien qtdere, La enorme semejanza formal que existe entre
que traiga la su mula - y que me leve. los ejemplos del siglo xm y los recogidos en nues-
Mas por las arenltas. tros días entre los judíos españoles no se limita a
que por el arentJl, la estructura estrófioa, sino · que !ltañe también a
moa por Ctlllea del noolo la relación entre una estrofa y otra, al paralelis-
me har& andar. mo que las une: una estrofa va se~da de ?tra
que repite casi textualmente su conterudo, vanan-
Como puede verse, esta cuestión se relaciona do la rima. Este procedimiento, que es común a
estrechamente con la del paralelismo, del cual ha- la literatura de muchas culturas diferentes, gozó
blaremos en seguida. Pero antes conviene exami- de extraordinaria difusión en la poesía cantada de
nar el otro tipo de canci6n acéfala: el que carece la Edad Media hispánica. Los trovadores gallego-
de estribillo y consiste sólo en una serie de estro-
portugueses lo adoptaron de la poesía oral y e~
fas, simétricas por su forma, su tema y su expre-
si6n. Nuevamente podemos comparar las dos tra- plotaron sus posibilidades poéticas; Berceo lo uti-
diciones, a través de una cantiga de Pero Meogo lizó en su famosa cántica; los poemas catalanes
[36] y otra marroquí [618]: que mencionamos al comienzo, el cosaute de Die-
go Hurtado de Mendoza, todos son aprovecha-
Tal vai o meu amigo mientos más o menos literarios de un procedimien-
con amor que lh'eu dei
como cervo ferido
to generalizado en el folldore. Lo encontramos
de monteiro del-rei. también en muchas glosas de tipo popular reco-
gidas en fuentes renacentistas, aunque en ellas la
Tal vai o meu amigo estrofa que inicia el movimiento paralelístico no
madre, con meu amor, es la primera y básica de la composición, sino que
como cervo ferido está sujeta al villancico inicial y subordinada a él,
de monteiro maior ... como vimos: la estrofa inicial "Eno sagrado, en
• Vigo ... " da ella misma el tema que habrá de re-
petirse variado en la segunda estrofa, mientras que
... Aunque le di la mano, en "Mis ojuelos, madre ... " [ 182] la estrofa que
la mano al caballero, inicia el paralelismo no es estrofa primaria, sino
anillo de oro secundaria, derivada temaitica y textualmente del
metió en mi dedo. elemento básico, que es el villancico.
Aunque le di la mano, Las fuentes de los siglos xv a xvn, que no aten-
la mano al hijo de algo, dieron en general a las canciones acéfalas, nos
anillo de oro conservan sólo textos con paralelismo "secundario'",
metió en mi mano. salvo contadas excepciones, como:
EL MUNDO romeo LA FORMA 85
l.luruvu la casada por su marido,
l ugora la pesa de que es venido. 235]; cuando se combina con él [cf. 100, 101, UO,
234], podemos suponer ya el influjo de los trova-
~lorava la casada por su velado, dores gallego-portugueses. El procedimiento debe
t agora la pesa de que es llegado [549}, de haber sido más frecuente de Jo que permiten
sospechar las fuentes renacentistas, que muchas
o como veces no lo registran [cf. 317, 95, 559, 150].
Tanto el paralelismo como el encadenamiento
Al esquilmo, ganaderos, perduran en la Urica popular hispánica de nues-
que balan las ovejas y los cameros. tros días. Teniendo en cuenta la desaparici6n de
la antigua lírica folld6rica, es interesante esta su-
Ganaderos. a esquihnar, pervivencia formal; y no es la única, como en se-
que Dama los pastores el mayoral [418].ss guida veremos.
La forma más característica de la canción fol-
Este paralelismo "primario" tiene que haber sido kl6rica actual es la serie de estrofas métricamente
frecuente en la tradici6n castellana medieval. A equivalentes, pero a menudo temática y estilísti-
su vez, los textos gallegos y portugueses con villan- camente distintas, cantadas una tras otra con la
cico inicial -"Miño amor, dexistes ¡ay!• [152], misma melodía; suele haber estribillos, de varia-
"Donde vindes, filha.. [92], "Este é maio o maio ble extensi6n. Salta a la vista la semejanza con
é este• [357], etc.- revelan que el Occidente pe- los esquemas medievales antes estudiados: el ga-
ninsular no conocía s6lo la forma acéfala. Ambas llego-portugués y el sefardi. Salta a la vista tam-
fonnas están, por lo demás, en estrecha relaci6n bién la diferencia radical: la frecuente ausencia
de dependencia, como puede verse, por ejemplo, de trabazón temática y estilística entre las estro-
en las parejas de sin6nimos que coinciden en una fas en la canci6n actual. Con todo, ésta procede
y otra: amigo y amiga alternan con amado y ama- de la tradici6n medieval. La etapa intennedia está
da, camisa con delgado, quería con amtJba, la niña documentada en un género peculiar de canción lí-
(clonD) virgo con la niña (dona) dalgo, rio con alto rica, para el cual tenemos ahora bastantes testimo-
(o vado). sevma con Granada, florido con grona· nios del siglo XVI: las endechas. Eran estrofas de
do, etc. dos o tres versos largos o de cuatro versos breves,
En muchas cantigas tfamigo el paralelismo se independientes una de la otra, pero cantadas en
combina con el encadenamiento o leixa-pren: cada serie, con la misma melodfa. He aquí un fragmen-
estrofa da lugar a otra nueva mediante la repeti- to de una de esas series de endechas, procedente
ci6n de su último o sus últimos versos. El enca- de un cancionero manuscrito toledano de 1560-
denamiento, común también a la poesía folklórica 1570:
de otros países, existió en la Edad Media inde-
pendientemente del paralelismo [cf. 96, 99, 137, Armé una torre encima del agua,
salióme falsa y contraminada.
86 EL MUNDO POÉ'nOO LA FORMA 87
hro a veces, que no parece someterse a ningu- ya de un molde fijo. Entre los pareados, por ejem-
na ley: plo, aparece a menudo la combinación de U;D ver·
so con otro que tiene una sflaba mú, del tipo de
¡Cordón. el mi cordón! "Arrimárame a ti, rosa, 1 no me diste solombra..
Cefüdero de mi lindo amor [169]. [259) o del tipo inverso "'No tengo cabellos, ma-
dre, j mas tengo bonico donayre'" [191]. Este úl-
¡Quién vos avúa de llevar,
timo esquema, de 8+9 sílabas, es sumamente fre-
ou)" cuente. En las cuartetas encontramos ·por lo me-
¡Ay, Fatim!t [159].
nos un esquema semi-regular fijo: la combinación
Aquel traydor, aquel engañador,
aquel porfiado, 6+6+7+6:
que en toda aquesta· noche Pues se pone el sol,
&rmir no me ha dexado. palomita blanca,
huela y dile a mis ojos
Evidentemente existen en la lfrica folJclórica m~ que por qu6 se tarda [221],
dieval dos tendencias opuestas: la que lleva a la
regularidad y la que aparta de ella; la de utilizar que es como una cuarteta hexasiláhica que deriva
un molde preestablecido y la de prescindir de las hacia ]a seguidilla.
formas existentes. La fluctuación trabaja en las Considero estrofas semi-regulares también aque-
dos direcciones: irregu)ariza y regulariZa; crea si- llas que se aproximan a las combinaciones regula-
metrlas . y las deshace.•• La tradición folld6rlca res de dos medidas; digamos:
produce y acepta lo mismo el pareado ,"'Quien
bien hila y tuerze 1 bien se le pareze'" que su va- Enganado andais, amigo,
riante anisosilábica ..Quien . hila y tumve 1 bien comigo:
días ha que vo-lo digo [2771,
se le pkresce'" o la forma aún mis aSimétrica
•Quien bien hila 1 bien se le parece'" [ 429}. que varía ligeramente el terceto de ple quebra~;
Este ejemplo nos muestra no sólo el juego de o bien seguidillas del _tipo ·de:
ambas tendencias, sino también la existencia de
grados intermedios entre la regularidad y la falta . '•..
Que de bos, el guindó,
de una forma definible. La versión •Quien hila y cojeré guindas, '.
tuerce 1 bien se le paresce" ( 5+6) podría CODSÍ· y de bos, mi pastora, . ,·; i·l:, ~-:
derarse como un villancico semi..,.egulor, lo mismo palabras lindas [69J. .áé.é!t
que, digamos, un terceto de 6+7+6 o una cuarte-
ta de 9+8+8+8. Entre las muchas combinacio- La versión "Quien bien hila 1 bien se ··
nes semi-regulares que encontramos en los textos, rece· representa un paso más hacia la .
algunas se dan con tal frecuencia que cabe hablar ametrla. Podemos hablar ya de un
lH I.A FORMA 95
~ular. Esta categoría abarcaría todos los remos la distribución de los versos. La cancioncita
que se al~an de los esquemas regulares, aunque a. de Fatim' [159] se ha escrito siempre en tres ver-
~ vez se &)usfan a ciertas combinaciones típicas, no sos, de 8+4+5 sílabas; si atendemos a su ritmo
hgadas a unos determinados metros. Como el pa- interno, se organiza en dos:
reado 4+6 que acabo de citar, hay otros muchos ¡Quién vos avfa de llevar, oxalá!
de distintas medidas, cuyo primer verso es bas- ¡Ay, Fatimál
tant~ más breve que el segundo ("Aquella mora
gamda 1 sus amores dan pena a mi vida'" [317] ). y con eso queda integrada a un nutrido grupo de
A~ es más frecuente el esquema inverso: "La dísticos de an!logo esquema: "Palombas, se ami-
man..ana de San Juan, damas, 1 ~iñe el rey sus ar- gos amades, 1 no riñades", ..Airezillo en los mis
mas [ 458], "Ya se parten los navíos, madre, 1 cabellos, 1 i aire en ellos'" [347], ..Corten espadas
van para Levante" [397].•o afiladas, 1 lenguas malas" [235], etc.
Hay un esquema -podríamos hablar de "es- En su conjunto, los villancicos nos muestran,
quemas irregulares'"- que es típico de los terce- pues, una versificación fluctuante, pero sujeta a
tos: dos versos separados por uno más breve in- algún tipo de "regularidad", ya silábica, ya rítmi-
dependie~temente del número sil,bico: ..Agora ca; ya de combinación de unos metros con otros,
que sé d amor 1 me metéys monja? 1 (Ay Dios ya de esquemas combinatorios no ligados a medi-
qué grave cosa!'" [120]. En las cuartetas como ~ das fijas. Hay leyes formales evidentes y otras es-
16gico, los esquemas irregulares se m~tiplican. condidas, que actúan en silencio y que aún están
Muchas cuartetas reproducen, a pesar de su asi- por descubrir. El resultado externo es un reper-
metría, el ritmo de la seguidiUa: •¡Quhdo sali- torio casi ilimitado de realizaciones métricas, una
réys, 1 alva galana! 1 ¡Quúldo saliréys, 1 el alval'" riqueza verdaderamente extraordinaria de formas.
[360]. Hay además las que se acercan parcialmen- Si bien más aparente que real, esa variedad for-
te ~ la cuarteta hexasilábica (o, si se quiere, se mal de los antiguos villancicos de tipo popular es
aleJan de ella): ·El tu amor, Xuanilla, 1 no le un aspecto más de algo que hemos tenido ocasión
verás más: 1 molinero le dexo 1 en los molinos de de observar aquí: 1a enorme riqueza de esta poe-
Orgaz• [317], ·Amar es bueno, 1 ser amado es sía. Viéndola en su conjunto, debemos reconocer
mexor: 1 lo uno es servir, 1 lo otro, ser señor•, etc. que, pese a las limitaciones que hemos lamentado,
Por asimétricas que sean estas canciones que he las fuentes renacentistas nos conservaron un por-
H:unado "irregulares", nunca llegan, en mi opi- tentoso tesoro de poesía. Agradezcamos a los hom-
m6n, a ser amorfas: probablemente no hay ningu- bres de esa época, poetas y versificadores, músicos
na que no se sujete a una determinada ley fonnal. y dramaturgos, humanistas y oficiales de las letras,
~un las que parecen más anárquicas obedecen, el caudal de canciones que. salvaron del olvido, el
sm duda, a algún principio, y nuevamente creo agreste vergel que, uno a uno, plantaron con sus
que esto se verá con claridad cuando reestructu- manos para nuestro deleite.
NOTAS ·
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IJH
NOTAI NOTAS 99
u Cf. E. M. Tomer, Urlc11 hi#pánlc8 •• •, y mis "Super- · te Fray loseph de Velasoo, Iuua Maria lOMJph. Vfc:IG
\'lvcncias ... " Para todo el problema, w..e mi reciente 11 virtud.del~ ooron Fnmci«:o de Y6J* •• • , Va-
nrticulo sobre "La autenticidad folldórica • •• " lladolid, 1817, pp. ~. 208.
1
° Cf. también mi "Dignificacióa de la Jirica popu- :o Cf. mi ensayo "De la seguidilla. antigua .. . "
lar . •. " Al final de mi citada antologfa puede verse una
Dibliografla de fuentes antiguas. 2t En los últimos años han venido en ayuda del in-
vestipdor buen n6mero de excelentes edicionel de plie-
11
Juan, rey de Navarra desde 1419, hereda la corona gos sueliDI, c:anclonerilb y amcioueros antiguos. Debe-
de Aragóo a la muerte de su hermano Alfooso V, en mos muchas a la geamosa labor de don Antonio Pérez
14.58. Muere en 1479. Górnez, y a don Antonio Rodrlguez-Moñino, cuya reciente
mueree nos ha afectado pro(wadamente., publicacionm sin
11
Dentro del mismo ambiente surgió probablemente la cuento y valioslstmos estudios bibliogrüioos, ademú del
glosa al cantarcillo de tipo popular ~ 1 estimulo dado a otros investigadore~ para continuar la em-
mas no vos desdeft&M'" [207; con glosa en Alonso-Blecua, presa.
334],, e.c:rita por Fernando de la Teme, poeta burgalés
que mantuvo estrechas relaciones con la corte navarro- 22 Publicada en San José de Costa Rica en 1918 y
aragonesa. reimpresa en México en 1919.
11
V&se R. Lapesa, L4 obro Ulmlrlt1 tkl· Mtlt'quh de u Madrid, 1921-1930, 10 vols. El tomo V contiene
Sontflltma, Madrid, 1957, pp. 65-73 y 3!0-326; y cf. NRFH, una "Historia critica de la antigua lírica popular"; el X,
16 ( 1962), p . 437. el tndioe de primeros versos. Lo. tomos VI a X 1011 extra-
ordinariamente raros, y exi&ten muy pocas colecciones com-
H Cf. B. w. Wardropper, Hiltorld u Id poaÚJ llrlctl pletas de la obra.
a lo dlt>lno 4ln Id CrVtltmdod ocddenltll, Madrid, 1958.
Por e;emplo, De put <kr z11chten, oude en nisuwe
24
u Juan Femúdez de Heredia, ObrtJ. (Valencia 1562) 3ptltlfWdlchtlcutut, antologia bilingüe de Albert Helman,
cd . F. Martf Grajales, Valencia, 1913, p . 122. ' ' Amsterdam, 1941.
10
"Mateo Flecha el Viejo, la corte literariomusical del u V._ entre otros el lujoso Cancionero del Gmor
duque de Calabria y el Cancionero llamado de Upsala", antiguo de F. Gutiémz González, Barcelooa, 19ü; la
Anuario MUIIctll, 13 (1958), pp. 2.5-101. AnloloPJ tk 14 poaf4J amDf'OaiJ esptJiiolG. De lot prlmlll-
oor a lo. romtfnlicol, de 1• Maria Espinú, BaroeJona,
n Sobre cómo en el ambiente valenciano y, en parte, 1953; la colección de A. Serrano Plaja, .Hifo del oliHJ. V4-
por obra de Timoneda, se preparó también el camino ha- llancloo., ~. etvaladlllu 11 coloquio.~ u
cia el nuevo arte de hacer comedias, cf. ahora IUnaldo NocMbuentJ, Buenos Aires, 1943; J. Garcla Morales, Poe-
Froldi, Lope u Vep 11 ltl formoclón u Id comedia. En .W llrlcGI en el t.tro npat1ol (lf&los Xlll a XX), Ma-
tomo e Id trtJdkl6n df'tlf'NfHctJ ~ 11 Gl ,..,._ drid, 1950; F. Gutiérrez, lA poeú COitelltlna. Lo. prlm4-
teotro uL&pe. Anaya, Madrid, 1968. tioor, Barcelona, 19:50.
11
ae Buenos Aires, 1950. Además: B. Clariana y M. Alto-
Cf. "'El Cucionero sevillano de la Hlspanic Society laiUirre, Poesfc popultlr eap~~ftol& l . Lo. pritrúUoof el.~.
(ca. 1568)", NRFH, 16 (1962), pp. 355-394. ]utm Rulz, Arciprene tk Hita, half4 Gfl VlcenU, La Ha-
lOO NOTAS 101
h11111, 1941; De fDl árbol fQl fruto. Florilegio tú C4nciona n Cf. para todo esto mi articulo "Glosas de tipo po-
tiiWnlmM de lo1 llgb XV a XVII, Santiago de Cbile, . pular .• . -
11-'. Clner de los Rfos}, dos plaquettes de la serie Jardi-
nlUo de Navidad y Año Nuevo, México, 1944. •• Hay que relacionar con este tipo de C&Dclones los
villancicol con paralelismo interno ( intraeltr6fioo), del tipo
21 E. W. Palm, "Poesía tradicional. Die modeme spanl- . de "Dame del tu amor, le&>ra 1 siquiera una rosa. 1 Dame
sebe Dichtuq UDd das mittelaJterlicbe Lfed.., .Abenü, 5 del tu amor, ¡aLma, 1 siquiera uoa rama" [167}. Podria
(1958), pp. ~19. Cf. Solita Salinu de Marichal, El discutirse eo variol euos d se trata de una I01a eltrOfa
mando po4tico tú 8.4/a.l Albertl, Credos, Madrid, 1988. o de dos. Para la cuestión del paralelismo es fundamental
Para Garcla Lorca, cf. Daniel Devoto, "Nolu 10bte el ele- la obra citada de Eugenio Aseosio.
mento tradicioDal en la obra de Carcla Lorca.., FllologW
(Buenos Aires), 2 (1950), pp. 292-341. ., Remito a mfs "Endechas anónimas del s:lglo rvf',
artículo que se publicari en el Homenaje a Rafael Lape·
21
Cf. J. M. Alln. "Blu de Otero y la ponía tradicio- sa, y, para todo el prOblema planteado eo estas pigloas, a
nal.., Archioum (Oviedo), 15 (1965), pp. 275--289. "Historia de una forma .....