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ENTRE FOLKLORE
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(Lírica hispánica antigua)

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J JORNADAS 68

11 EL COLEGIO DE MEXICO
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JORNADA~ 68

EL COLEGIO DE Mll:XICO
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MARGIT FRENK ALATORRE

ENTRE FOLKLORE
Y LITERATURA
(Lfrica hispánica antigua)

JORNADAS68
CENTRo DE ESTUDIOs LINcüfsncos
Y I...rrmwuos
EL COLEGIO DE MEXICO
Primera edición, 1971

lNDICE

Advertencia 1
l. TRAYECTORIA I..l"'mRARIA DE LA CANCIÓN
POPULAR MmiEVAL 3
En la Edad Medía 5
"Poesia popular.. 10
Adoptar es adaptar 13
Autenticidad folklórica 17
Primera etapa de la valoración:
1450-1580 19
Segunda etapa de la valoración:
1580-1650 35
En la época moderna 42

II. EL MUNDO POÉTIOO DE L.' ANTICUA UmCA


POPULAR 49
Imagen, s{mbolo, metáfora 54
El estilo 58
Derechos rt:Sf;lrvados conforme a 1a ley Los temas ff1
© 1971, EL CoLECto oc Mmoo La fonna 74
Cuonajuato l25, México 7, D. F.
Notas 97
Impreso y hecho en México Bibliografía 102
Prlnted and mode in M61Cico
A MAIIIANA FnENx:-\VESTHEIM,
1111 mudre
ADVERTENCIA
*La poesfa popular de épocas pasadas, ha dicho Au-
relio Roncaglia. está fuera del alcance del critico mo-
derno, pues, aun cuando se ha conservado, aparece
dentro de textos que, por el hecho solo de estar escri-
tos, pertenecen a un ambiente literario; es decir, que
ha sido filtrada a través de un proceso de asimilación
cultural cuyos l&nites se nos escapan.• As(, en efecto,
se nos escapan los Hmites entre folklore y literatura
cuando nos ponemos a estudiar la lírica de tipo po·
puJar que existió en Espafia antes del siglo XVII.
Tomar conciencia del problema, seguir la trayec-
toria de esa poesia a lo largo de la literatura y la vida
cultural hispánicas del Renacimiento y el Siglo de
Oro, conocer su destino ulterior, es lo que me he
propuesto hacer aqui, en la primera parte, y, en la
segunda, explorar en sus diversos aspectos el mundo
poético de esas cancioncitas antiguas que tanto nos
gustan hoy.
Escrito hace más de seis años, este trabajo se publica
ahora por vez primera. Entre tanto han aparecido va-
rios estudios importantes: la Introduccl6n de Romeu
Figueras al Cancionero mwlcal de Palacio, el libro de
Sánchez Romeralo sobre El olllanclco y la copiosa an-
tologia de J. M. Alfo con su extensa lntroduccl6n.
Todos ellos son trabajos que merecen amplia conside-
racl6n y detaDado análisis; emprenderlos aqu( habrla
significado rebasar los lúnites impuestos a las publi-
caciones de esta serie. Fuera, pues, de algunos leves
cambios y retoques, el librito mantiene su forma ori-
ginal.
En las citas de tenas antiguos conservo la ortogra-
fia de la fuente utilizada, aunque modernizando acen-
tos, puntuaci6n y mayúsculas. Los números entre [ 1

1
2 ADVERTENCIA

que no llevan otra indicación remiten a mi antología


Lirica hispánica tk tipo popular. ya al mismo texto.
ya a otra versión ligeramente discrepante. La Biblio-
grafía que cierra el tomo se limita a los estudios de
earácter más general y a las principales antologias.
l. T RAY EC TORIA LIT ERARIA DE
M. F. A. LA CANCION POPULAR
El Colegio de México. 1970
MEDIEVAL
EL RJSTOBIADOR de la poesía medieval española se
mueve inevitablemente entre sombras. ¡Cuántos
eslabones perdidost ¡Cuántas obras desaparecidas,
cuántos textos truncos y testimonios insuficientes,
inseguros! Lo que Ileg6 a ponerse por escrito que-
d6 expuesto mil veces a la destrucci6n; si algo se
ha salvado, es por milagro. ¿Y qué decir de lo que
no se escribi6 nunca, de la poesfa cantada, esen-
cialmente oral, que no necesitaba ponene en el
papel para mantenerse viva en el recuerdo? ¿Qué
podemos saber de las canciones que acompañaban
los bailes en las fiestas de aldea y de las que en-
tonaban los labradores, los artesanos, las mu~­
chas, en sus quehaceres diarios?
Una espesa neblina se cierne sobre toda esa rea-
lidad viva, bullente, cotidiana, ocultándola a nues-
tra vista. De cuando en cuando, un desgarramien-
to súbito deja pasar un tenue rayo de luz, y pode-
mos ver a lo lejos algún fragmento mfnimo de
aquel mundo. Muy tenue es la luz que proyectan
ciertas crónicas medievales sobre los cantos -ape-
nas mencionados y nunca reproducidos- que en-
tonaban los soldados al volver victoriosos de una
expedicl6n, o sobre los cánticos de bienvenida y
de alabanza, las endechas fúnebres, los cantares
de boda.1 De pronto, un brevísimo destello: Lu-
cas de Túy recoge, en 1236, el texto minúsculo e
insignificante de un cantar que, según dice, sur-
5
6 EN LA EDAD MEDIA 7

gló u In muerte de Ahnanzor {año 1002) y que en el Duelo de la Virgen la famosa cántica "¡Eya,
<•oll•hm su derrota: velarl.., en la que ha querido verse el reflejo de
un tipo de poesfa musical distinto del que reve-
En Cañataña~ lan las jarchas: lírica masculina, canto de velado-
Almam;or perdi6 ell atamor. 2 res, compuesto en series de pareados irregulares,
en parte ligados por el paralelismo y con interca-
Do~ siglos más tarde el cronista portugués Fer- lación de un estribillo.
ni\o Lopes reproducirá unos curiosos cantarcillos Las cantigtU aamigo gallego-portuguesas {siglos
como el compuesto a raiz de la revolución d~ xm y XIV)$ nos llevan nuevamente al lirismo fe-
1383, en que fueron muertos el Conde de Andeiro menino, ahora al del Occidente hispánico. Aqw el
amante de la reina Leonor Telles, y el obispo cas:
te11ano de Lisboa: campo de luz se ampHa. Entran los temas mari-
neros, la romerla, los ciervos y las aves canoras,
Se quiserdes cameiro,
la flor del pino y el avellano florido, la fuente
qual deram ao Andeiro? donde la niña Java sus cabellos . .. , todo un deli-
Se quiserdes cabrito, cado paisaje literario, en que se han incorporado
qual deram ao hispo? 1 elementos del folklore. De éste proceden también
ciertos recursos estillsticos, el paralelismo, el lelm-
Pero ya para entonces Ja neblina se ha roto re- pren y quizá el texto de algunas estrofas iniciales
petidas veces, dejándonos entrever otros hechos y de algunos estribillos. ¿Cómo saberlo con segu-
de gran interés. Y es que adem's de los cronis- ridad? Tenemos entre manos las luminosas crea-
tas, ahí están los poetas. Primero los poetas árabes ciones de trovadores y juglares, arte exquisito y
y hebreos del Andalus. Entre los siglos XI y xm depurado. El poeta juega con los motivos y técni-
escriben en su lengua las muWMhahtu que rema- cas del lirismo popular, los transforma y recrea;
tan en una estrofilla romance, copia o remedo de busca y encuentra, en felices hallazgos personal~.
cantare-; que circulaban en la tradición oral. Con efectos insospechados. Lo que no sabemos es dón-
el milagroso descubrimiento de las farchu mozá- de está la frontera entre lo folklórico y lo litera-
rabes, ·como rayo de sole" salió en aquellas tie- rio, ni dónde acaba la tradición y comienza la
rras, .rayo que iluminó de pronto una pequefia creación personal del poeta.
zona de lo que debió de ser la Hrica musical his- Y la misma duda tenemos frente a ciertos poe-
pánica de esos tiempos. Una zona circunscrita geo- mas catalanes del siglo xm y de comienzos del xv,
gráficamente -el territorio ocupado por los ára- paralelfsticos y encadenados como las cantig&
bes-, tem,ticamente -son sobre todo cantares de d'armgo y que desarrollan temas quiz' follclóri-
amor l)uestos en boca de una muchacha- y tam- cos.• Cataluña se asocia, en efecto, a Galicia y
bién formalmente.• Portugal y a Andaluda en esa adopción de ele-
Hacia mediados del siglo xm intercala Berceo mentos del arte popular: nótese que son básica-
H El'll LA IDAD MEDIA 9

m~nt" las regiones periféricas de la Penfnsula las sía) y el literario (la poeda exige ingenio, cono-
qun han acogido de alguna manera, en algún mo- cimientos y gran pericia técoica ). Ambos explican
mento de su historia literaria medieval, ecos y re- el desdén que, todavía durante el reinado de
fi"Jos de las canciones lúicas del pueblo. ]uaD II, sentían los cortesanos de Castilla por la
~y Castilla? Castilla, como veremos, tuvo en la poesfa que cantaba el pueblo. Eae doblo despre-
Edad Media una lírica popular extraordinariamen- cio encontró cabal expresión en la famosa frase
te rica y valiosa, pero que quedó sepultada e ig- del Marqués de Santillana, •lnfimos son aquellos
norada dur&Jlte varios siglos. Fuera del posible que sin ningún orden, regla nin cuento f~ es-
eco en Berceo, algo de ella se transparenta quizá tos ~ e cantares, de que las gentes de bua
en el famoso cosaute del almirante Diego Hurta- e servil condi~ se alegran•. Lo sorprendente de
do de Mendoza {siglo XIV), •A aquel árbol que este pasaje del Prohsmlo e carta al condel'ttllil~
vuelve la foja• [55]; por lo demás, silencio. La de Portvgol (entre 1445 y 1449) es que los roman-
primera escuela lfrica castellana -gallego-castella- ces y los •cantares• (¿poemas q,icos? ¿canciones
na- hereda géneros, temas, tknicas de la poesfa lfricas?), o sea, esa burda e imperfecta produc-
trovadoresca de Portugal, pero no quiere saber ción destinada al pueblo inculto, aparecen trata-
nada de la cantiga de amigo ni de elementos fol- dos, a pesar de todo, como poesfa. Santillana dis-
klóricos. La supresión es OODSCiente, deliberada, tingue en ésta tres grados: ~ (obras en
y da fe de UD soberano desprecio por la poesfa griego y latfn), mediocre (obras en lengua vulgar
rustica. y cómo no iban a despreciarla aquellos li- escritas por trovadores y otros poetas de renom-
teratos que vefan en la poesfa un •arte de tan bre de acuerdo con ciertas reglas) e inffmo (obras
elevado entendimiento e de tan sotil engefio, que en lengua vulgar, compuestas para el pueblo bajo
la non puede aprender. . . salvo todo omme que por juglares que no siguen las reglas). La inclu-
sea de muy altas e sotiles inve~ooes . . . e tal sión de esta última categorla, tan opuesta a la
que aya visto e oydo e leydo muchos e diversos concepci6n que de la poesfa tenfa UD hombre como
libros e escripturas, e sepa de todos lenguajes, e Baena, podrla quizá considerarse como un p~
aun que aya cursado cortes de Reyes . .. , e final- paso, muy tímido aún, en la valoración de la poe-
mente que sea noble fyda1go e cortés ..... .Asi se sía no literaria: dentro del desdén, UD primer re-
expresaba, hacia 1445, Juan Alfonso de Baena, en conocimiento. Faltaba dar un paso más -el deci-
el prólogo a su gran Cancionero. La poesfa era un sivo- y encontrar un atractivo intrfnseco en la
arte aristocrático y complejo, reservado a •aque- misma imperfección técnica y hasta en la condi-
llos que byen e sabya e sotyl e derechamente la ción social ínfima de quienes cultivaban esa poesfa.
saben fazer e ordenar e conponer e limar e escan- De hecho, ese paso se estaba dando ya fuera
dir e medir por sus pies e pausas .. . • de España. en Italia sobre todo. Y fue justamente
Como se ve, confluyen aqui dos criterios distin- en la corte napoütana de Alfonso V de Aragón
tos: el social ( s6lo los nobles pueden hacer poe- donde se apreció por primera vez de lleno el va-
10 TRAYECroiUA LITERARIA ll
lor poético y musical de la poesía popular espa- chas veces al baile. Son arte, pero arte colectivo,
ñola y donde se inició un movimiento de dignifi- lo cual quiere decir, no sólo que son patrimonio
cación de esa poesfa cuyas proporciones e inten- de )a colectividad, sino también y ante todo que
sidad no han vuelto a tener paralelo en España. ésta se impone al individuo en Ja creación y la
Los cortesanos españoles que residían en Nápoles recreación de cada cantar.
gustaban no sólo de cantar romances castell~nos La colectividad posee una tradición poético-mu-
viejos, sino también de escribir romances nuevos sical, un caudal limitado de tipos melódicos y rít-
que imitaban bastante de cerca el estilo de aqué- micos, de temas y motivos literarios, de recursos
llos. Se perfilaba así un cambio en los gustos, que métricos y procedimientos estilísticos (caudal li-
pronto repercutiria en la Penmsu1a. Ya Enrique mitado, pero no necesariamente reducido). Den-
IV, sucesor de Juan 11, se dice que •cantaba muy tro de él debe moverse el autor de cada nueva
bien de toda música, ansf de la iglesia como de canción para que ésta pueda divulgarse; dentro
romances e canciones, e había gran plazer de ofr- de él, también los innumerables individuos que,
la".7 Veremos adelante cómo por ese mismo tiem- al correr del tiempo, la retocan y transforman.
po aparecen las primera~ muestras de una valo- Queda poco margen para la originalidad y la in-
ración de la lírica popular. Unos cuantos años des- novaci6n, aunque éstas no están excluidas. Y be
pués encontraremos ya en pleno auge, en la corte aquí la principal y radical diferencia entre la poe-
de Jos Reyes Católicos, la moda poética popula- sía producida por una •escuela poética popular..,
rizantc. Moda, sí. pero no caprichosa ni arbitra- como con tanto acierto la ha llamado Sergio Bal-
ria, sino hondamente arraigada en el espíritu de di, y la de una escuela literaria •culta'". En am-
la época. bas hay comunidad de recursos, pero una deja li-
bertad a la expresión individual y única, mientras
que la otra la limita enormemente.
En la poesia popular la tradición -en el sentido
de conjunto de recursos y temas comunes, de "es-
cuela..- es esencia. Mejor dicho, una tradición o
ANTES DE seguir adelante, conviene que nos de- un cuerpo de tradiciones. Porque una escuela de
tengamos un momento a ve~ qué son esas cando- poesía popular es un fenómeno tan circunscrito y
neo; "populares.. que hemos buscado entre las ti- condicionado históricamente como cualquier otra
nieblas y que ahora, por fin, aparecerin ante nues- corriente poética. ¿Cabe hablar de la poesia po-
tros ojos, gracias al humanismo renacentista. Per- pular y definirla estéticamente? Quizá no puedan
tenecen -ya Jo sabemos- a la gente "'de baja e darse de _ella, pese a Benedetto Croce, definicio-
servil condición•, al vulgo iletrado; probablemen- nes universalmente válidas. Concretándonos a Es-
te más al del campo que al de las ciudades. Es- paña, la antigua Urica popular nos induciría a de-
tán unidas de manera indisoluble al canto y mu- cir, por ejemplo, que toda poesfa folklórica es ante
lll AOOPTAR ES ADAPTAR 13

tncln c1motiva y que razona poco. Pero viene en hres" y su •estilo viejo", preferibles al estilo re-
la actual lirica popular hispánica a darnos
llf'l(11ldu huscado ..que no es mAs que juego de palabras,
111 mentís con coplas como "'Ni contigo ni sin ti 1 afectación pura..: la vieja y sincera cancionciJla
t lrm(•n mis males remedio: 1 contigo, porque me de amor era, como la del "'Roy Henry", preferible
matas, 1 y sin ti, porque me muero'", y oon segui- a las afectadas frialdades de un pOema a la moda.
(IJUas del tipo de "Dos contrarios efectos 1 me El adoptar la lírica popular como mate~ .poé-
causa el verte: 1 a la vista contento 1 y al alma tico fue un acto de Ubertad y un reconocuruento
muerte... Este estilo conceptual y hasta concep- de que la poesfa podía ser algo muy distinto de
tuoso, que llena una amplia zona de la lírica fol- lo que entonces se tenia por tal. En cierto sen-
klórica de nuestros días -folkl6rica, sf- deriva tido esa corriente significó una revolución com-
en línea directa de la archiculta "'poesfa de can- pa~ble a la que provocó el petrarquismo en Es-
cionero• de los siglos xv y XVI.• Revela a Jas cla- paña y no es un azar que ambas ocurrieran al
ras que la poesfa popular no necesariamente ni mmr:o tiempo. Eran proyecciooes, en dos ~
siempre es intuitiva, cándida, elemental; muestra ciones distintas, de una urgente necesidad de re-
hasta qué punto puede influir en ella una escuela novar la poesfa, aunque, desde luego, la corriente
poética culta, y cuál diferente puede ser la poe- italiaui:zante constituyó un cambio más profundo Y
sfa popular de un mismo país. en dos épocas bas- radical: el popularismo, en realldad, no fue sino
tante próximas. la infUtración de elemeatos nuevos dentro del mar~
En los siglos xv y XVI ese conceptuoso intelec- co mismo de la poesfa cortesana, que en otros as-
tualismo era, como dije, J"8llgo caracterist:ico de la pectos segufa siendo lo. que era. Esto al ~nos en
Urica culta, que la distingufa tajantemente de la lo que podemos llamar la ..primera etapa de la
poesfa popular contemporánea, no intelectUal ni dignificación de la lfrica popular, que se extiende
razonadora. Y precisamente ese rasgo nos expllca aproximadamente hasta 1580.
en parte el amor e íntimo placer con que esta
última fue acogida por muchos Uteratos de en-
tonces. Frente a la torturada introspecci6n, frente
a los alambicados y cada vez mú convencionales
ADoPTAR ES ADAPTAR
juegos de antltesis y paralelismos, la llaneza del
cantar popular, su emotividad directa - · Que me
muero, madre, 1 con soledade'"-, su juguetona li- PARA PODER comprender los alcances de esa dig-
gereza - ..Airezillo en los mis cabellos, 1 i aire en nificación y seguir su trayectoria a través de la
ellos'"- debieron sentirse como brisa refrescante. literatura del Siglo de Oro, conviene tener una
Recordando lo que dice Alceste en el Müdntropo idea general de cómo funciona dentro de ella.
de Mollere, esas canciones en que "'la pasión habla Podemos distinguir tres niveles: la utilización di-
pura'" parecerian a menudo, pese a SUS· ..rimas po- recta y textual de los antiguos cantares como ma-
14 ADOPTAR ES ADAPTAR 15
terial poético, la imitación de esos cantares y una dsas. Una vez lanzada la moda, las imitaciones
infiltración más vaga y general de su estilo. brotaron por todas partes y se hicieron a menudo
Dentro de la poesía lirica culta, la utilización en fonna tan atinada, que no hay manera efi~z
directa se manifiesta principahnente en el empleo de distinguirlas con plena seguridad de los textos
de cantarcillos folklóricos como estribillos de ·vi- auténticos. No hay manera para nosotros, hoy, por-
llancicos" o "canciones• que desarrollaban, en un que sólo conocemos la tradición llrica popular de
número variable de estrofas, la idea contenida en los siglos xv a xvu a través de la literatura de la
ellos. Es decir, que se sometía a la canción popu- época, y no podemos saber a ciencia cierta cuá-
lar al mismo tratamiento dado a los estribillos de les elementos nuevos se han superpuesto a la tra-
carácter más literario. La "glosa" -usando la pa- dición medieval. Ni siq_uiera la aparición de cier-
labra en sentido ampJio- solía estar escrita en el tos motivos y giros típicos del amor cortés es un
estilo conceptual de que hemos hablado; pero indicio seguro, puesto que, como veremos adelan-
también solia adoptar un estilo que podriamos te, la ideología amatoria cortesana parece haber
Uamar "popularizante", manifestación de esa in- penetrado en la poesia folklórica ya en la Edad
filtración más vaga y general antes aludida. El se- Media.
gundo paso, que par<.>ce haberse dado desde el Gracias a la corriente dignificadora de la poesía
comienzo mismo de la dignificación, es la imita-
popular conocemos la antigua Urica. del pueblo,
ci6n de los cantares folklóricos en Jos estribil1os
igual que los romances viejos. Pero a la vez, esa
de villancicos. Imitación que tuvo muy diversos
grados, desde la simple utilización de un molde corriente, esencialmente literaria, se interpone en-
métrico popular hasta el pastiche perfecto, pasan- tre nosotros y la poesía medieval, de la cual nos
do por toda clase de etapas intennedias, en que da un reflejo un tanto alterado. Alterado en dos
la poética popular se amalgamaba, de muy dife- sentidos: por una parte ampliado con toda clase
rentes maneras, con la culta. Podríamos citar como de elementos y textos nuevos; por otra, reducido.
t'jemplo el estrihilJo de Diego de San Pedro: Menéndez Pidal nos ha hablado en su Romancero
hi9pánico de cómo las preferencias de los recol~
De venir, buen cavallero, tores de romances en siglo XVI hicieron que no se
no tardéys, imprimieran muchos textos cuyo tema o estilo no
por que biva me halléys. gustaba entonces. Lo mismo ocurri6 con los can-
tares Hricos. Aquí y allá encontramos textos aisla-
Aquí se combina el esquema métrico y la alocu- dos que por su tema, su forma o su estilo difieren
ción al caballero de varios cantares populares con del conjunto de canciones de tipo popular reco-
un motivo de la poesía culta ( ..por que viva me gidas y que apuntan a la existencia de tipos poé-
halléis.. ) y con una construcción sint,ctica ajena ticos casi desconocidos. Es poco probable que en
al estilo popular. la Edad Media española existiera sólo un cantar
Por supuesto, es imposible tru.ar fronteras pre- sobre el tema de la madre incestuosa [322] o so-
AUTENTICIDAD FOLXLÓJuCA 17
hw d de la madre que ata perros a la cama de
su hija [ 122] o que dialoga con ella acerca de su
cusamiento [114] ; ni habrla únicamente un cantar Al.Tl'ENTICIDAD FOLICLÓRICA
referente a las jactancias del enamorado [272] , ni
unas cuantas canciones de cuna. En lo tocante a Pmm A LOS literatos de esa époc:a una escrupulo-
las formas, hay también algunas muy escasamente sa precisión y una desapasionada fidelidad a los
representadas, que deben de haber sido mucho textos que citaban sería absurdo y anacrónico. No
más frecuentes. Para no hablar de formas y te- eran "folldoristas'"; utilizaban el folldore como ma-
mas de los cuales ·no se nos conserva ni un solo terial poético, y lo utilizaban, por supuesto, a ~u
ejemplo y que se perdieron irremediablemente. antojo. Pero también es justificable nuestra. cuno-
¡Y cuántas canciones desaparecidas! Por ahí se en- sidad y nuestra inquietud por encontrar s1q~~
cuentran alusiones a cantares que nunca parecen un resquicio dentro de esa barrera, un resqw~o
haberse recogido en su integridad. ¿Qué es ese que nos permita asomamos, aunque sea de reoJO,
"Amigo, si me bien queredes .. . • o ese "'Digades, a lo que era la vida de la canción folld6rica antes
la casada, cuerpo ganido . .... que cita el músico de su dignificación literaria en el Renacimiento.
Salinas? ¿O el "cantar de las galanas• que semen· Mortunadamente, tras mucho buscar, damos con
ciona en un auto portugués y que comenzaba una rendija por la que podemos ver -ya es mu-
"Yvanse las tres hennanas 1 a un bayle todas tres'"? cho- que ciertos cantares existían de hecho den-
Sebastián de Covarrubias da el comienzo de un tro de la tradición folldórica. Baste un ejemplo:
·cantarcillo antiguo•: *Santa Águeda, señora, 1 de •pJega a Dios que nazca 1 el perexil en el
hazéme una alcandora, 1 de lino, que no de esto- ascua'" escribe Juan de Mal Lara: •dízenme ser
pa, etc.•, y otro ·etcétera.. desesperante aparece, cantar viejo de Extremadura'". Casos 00';00 éste
en una comedia de Moreto y C6ncer, tras los ver- hay varios. Pero ademú existen otros medios. para
sos -rres bofas en el arbolé 1 meneavansé'" . . . determinar la autenticidad folldórica de ciertos
Ademú, las transcripciones se haclan a menudo cantares. El más seguro de ellos es la búsqueda
de modo defectuoso, por ejemplo omitiendo repe- de supervivencias, en la tradición oral de hoy. de
ticiones que son necesarias en la estructura de las canciones recogidas en el Siglo de Oro. C~~
canciones. Hay razones para creer que el parale- se trata de canciones que gozaron de amplia di-
lismo, el encadenamiento y la repetición parcial fusión en los ambientes cultos y en la literatura
del estribillo entre los versos eran procedimientos de entonces, la supervivencia puede deberse pre-
mú frecuentes de lo que dejan ver los textos con- cisamente a esa difusión. Pero cuando nos encon-
servados. En muchos casos no podemos sino adi- tramos con textos sólo recogidos, casi al azar, en
vinar. una o dos fuentes antiguas y que perviven hoy en
la tradición, podemos estar seguros ~e que el can-
tar vivía entonces, como sigue viVIendo hoy, en
la tradición oral del pueblo, al margen del arte
18 PRIMERA ETAPA DE LA VALORACIÓN 19
culto. Asf, Correas recoge una cancioncilla que su expulsión en 1492. Hay casos notabillsimos.
decía "Solivia el pan, panadera, 1 solivia el pan, "Um amigo que eu avía 1 ~nas d'ouro m'en-
que se quema" [428], y hoy se canta en Ávila: via. .. 1 a milhor era partida ... " [lOO] cantan
"Oliva el pan, panadera, 1 oUvalo bien, que se en una tragicomedia de Gil Vicente, y en nuestros
quema•, y en Galicia: "DaUe vo1ta ó pan, pana- días los judíos marroquíes lo rectierdan casi al pie
deira, 1 dalle volta ó pan, que se queima'". El mis- de la letra: "Un amor que yo tenia 1 manzanitas
mo Correas, y nadie más que él, anota: "A segar de oro él me vendia, 1 la mejorcita de ellas para
son idos 1 tres con una hoz; 1 mientras uno siega, mi amiga" [614]. Aquí rozamos con el milagro.
1 holgavan los dos" [ 403], que en la provincia de Los ejemplos podrfan multiplicarse.• Prueban
Madrid se canta hoy así: "'A segar, segadores, 1 que al menos una parte de los cantares de tipo
tres con una hoz, 1 mientras el uno siega 1 des- popular que nos ofrecen las fuentes renacentistas
cansan los dos•. y posrenacentistas eran verdaderos cantares folkló-
Un arriero canta en la comedia Servir a señor ricos, hecho puesto en duda por algunos investi-
di8CretO de Lope de Vega el cantarcillo •Mariqui-
gadores. No todos son pastiches, ni poesías mera-
ta me IJaman 1 los arrieros, 1 Mariquita me ·n a- mente popularizantes. Por otra parte, s( es indu-
dable, y debemos tenerlo siempre presente, que
man, /voyme con eJlos" rns], no citado por na-
muchos cantares de tipo popular fueron teñidos,
die más en esa época. Hoy lo encontramo.,, casi
modificados, recreados, cuando no creados, por los
textualmente, en la provincia de Madrid, y los ju-
autores que nos los han trasmitido: la lírica de
díos sefardíes de Levante lo cantan así: "More-
tipo popular de aquella época se encuentra a me-
nica a mí me IJaman 1 los marineros; 1 si otra
dio camino entre el folklore y la literatura. Reco-
vez me llaman, 1 yo me vo con ellos•. También rramos la trayectoria que, dentro de ésta, siguió
es muy popular entre los judíos de Levante la es- la canción Urica de tipo popular, quiénes la culti-
trofa "'Morenica me llama, 1 yo blanca nad, 1 de varon y cuáles son, en lineas generales, las fuen-
pasear galana 1 mi color perdi, que se remonta tes de que disponemos.10
igualmente a un texto muy antiguo, recogido en
el siglo xvn: ..Aunque soi morena, 1 io blanca
nazf : 1 a guardar ganado 1 mi color perdi" [196] .
Y así podrían citarse varios otros cantarcillos, ates-
tiguados en fuentes renacentistas, que se conser- PRIMERA ETAPA DE LA VAWRACIÓN: 1450-1580
van hoy como reliquias aisladas en medio de una
poesía folldórica de carácter muy distinto. Sobre SABEMOS ya que, bajo el influjo del Renacimiento
todo se conservan, por supuesto, entre los judfos italiano, se inicia la valoración del romance espa-
sefardíes de Oriente y de África, que, al igual que ñol en la corte napolitana de Alfonso el Magnáni-
la lengua, mantuvieron vivo el recuerdo de las mo ( 1443-1458) y que esa valoración se propaga
canciones que sus antepasados cantaban antes de a la Península Ibérica durante el reinado de En-
l.Ul PRIMERA ETAPA DE LA VALORACIÓN 21
e·haua IV ti~ Castilla (1454-1474). No tenemos por fas cuyo estilo es el de la poesía culta contempo-
.. t.urn una prueba segura de que existiera un apre- ránea, aunque revela a veces una intención popu-
du 11imilar de la canción lírica popular, ni en Ná· larizante. Un ejemplo (la glosa a ..Ojos de la mi
pules ni en la corte de Enrique IV. Las primeras señora"):
muestras de dignificación de la lírica popular en
España (prescindiendo de las ya mencionadas can- Vuestro lindo p8l'e9er
y fennosura
ciones catalanas de principios del xv) a~ a mi fazen pa~
en el tercer cuarto del siglo xv, DO en Castilla, muy grande tristura.
sino en la corte navarro-amgonesa de Juan Il, 11 O, muy linda aiatura,
adonde confluyen muchos poetas que habían es- que gozedes,
tado en Nápoles con AHonso V. Desde el punto usaredes de la mesura
de vista literario, esa corte es, en varios sentidos, que devedes ..•
una continuación de la napolitana. Hacia 1463 se
compila ahl el llamado Cancionero de Herberay Hacia la misma época se escribiría el famoso y
des Esaom, primera manifestación fechable de la mal llamado "'Villancico• que comienza "'Por una
corriente que estamos estudiando. En él aparece gentil floresta• [Aionso-Biecua, 333], relato en el
glosado el cantarcillo castellano cual se incorporan cuatro cancioncillas arcaicas.
Fue atribuido en el siglo XVI a Santillana, pero
Ojos de la mi señora, dos c6dioes del xv se lo adjudican a Suero de Ri-
¿y vos qué avedesP bera, poeta que estuvo en la corte napolitana de
¿Por qué vos abuades Alfonso V.11 Mú tarde, como veremos, será oo-
quando me veedesP [176] món la técnica de insertar cantares populares en
poemas de cierta extensión.
Por su estilo, su métrica y su lenguaje arcaico, La valoración sistemática de la canción popular
este cantar tiene visos de haber sido folklórico. se inicia unas décadas mú tarde, hacia fines del
También podrían serlo otros, como "'Que no es va- siglo xv, en la corte castellano-aragonesa de los
ledero 1 el falso del amor, 1 que no es valedero, Reyes Católicos y en el palacio de los Duques de
no.. o "'Soy ganidilla e pierdo saz6n 1 por mal Alba. Su primer gran testimonio es el Cancionero
maridada; 1 tengo marido en mi cora~n, 1 que a musical de Palocio, compilado a fines del siglo xv
mi agrada•. Algunos mis - ·1.a niña gritillos dar y comienzos del XVI. De las cuatrocientas cincuen-
1 no es de maravillar"- quizá sean imitaciones. ta composiciones polifónicas que contiene, muchas
En total. media docena de cantares que muestran se basan en canciones follclóricas castellanas, y aun
ya, en pequefia escala, no sólo una valoración de portuguesas, gallegas y catalanas, de las cuales
la canción lirica popular, sino su consciente utili- proceden tanto su melodia como su texto. Se ve
zación como material poético.11 Los cantarcillos claro que los musicos adoptaban la melodia po-
han sido glosados por poetas de la corte, en estro- pular y elaboraban sobre ella una pieza para va-
TRAYECTORIA U1'ERAIUA PRIMERA EI'APA DE LA VALOI\AOÓN

rh&JII voces. En cuanto a la letra, solían conservar textos preciosos.. que de otra manera se habrian
IIÓ!o, como en el Cancionero de Herberay, el can- perdido.
tnrcillo o villancico inicial, al cual añadúm estro- Como caso aparte hay que considerar la boga
fus glosadoras del tipo de la que cité antes. popularizante en el ámbito de la Urica religiosa.
Muchas de esas glosas del CatiCionero mtl8ical En esa boga intervienen factores distintos y extra-
de Palacio son tan pobres que debemos suponer- artísticos. Desde mucho antes de iniciarse la dig-
las escritas por muy mediocres versificadores, qui- nificación de la poesía popular en España, la Uri-
zá en parte por los músicos mismos. Parece ser ca religiosa en lengua vulgar hab{a estado en es-
que en esa etapa los buenos poetas no se intere- trecho contacto con la canción folldórica. En su
saban aún por la lírica popular; lo prueba tam- afán por acercarse al pueblo y por enardecer su
bién el Cancionero general de Remando del Cas- fe, los frailes adoptan su lenguaje, su música, su
tillo ( 1511 ) , que recoge la poesía cortesana de la poesía. A partir del siglo xm se practican en casi
época de los Reyes Católicos, donde sólo por ex- toda Europa los contrafacta o veniones a lo divi-
cepción se encuentra algún elemento de tipo po- no de canciones profanas. 1 ' No se sabe cumdo se
pular. El único poeta notable de ese período que inicia el cultivo de este género en España. Las
les concede atención es Juan del Encina. Sin em- muestras más antiguas parecen ser de la primera
bargo, en Encina encontramos más una poesía de mitad del siglo xv y de Cataluña. Más adelantado
tipo popularizante que poemas basados directa- el siglo, entre 1467 y 1481, escribe Gómez Man-
mente en cantares fol1c16ricos. En efecto, no deben rique una ·canción para callar al Niño'" ("Callad-
confundirse con éstos los villancicos pastoriles del vos, Señor, 1 nuestro Redentor, 1 que westro do-
tipo de 'lan buen ganadico 1 y más en tal valle lor 1 durará poquito"), que debía cantarse al tono
1 plazer es guardaUe'", ni deben despistamos com- de una canción de cuna, de todos conocida.
posiciones como .. Mas vale trocar /plazer por do- El auge de este tipo de composiciones comien-
lores, 1 que estar sin amores'": pertenecen a una za en los últimos años del siglo .xv; y no es un
tradición distinta, nacida en el seno de la poesfa azar: la valoración de la canción popular en la
culta contemporánea. corte de los Reyes Católicos dio de pronto digni-
En el Cancionero mwical de Paklcio hay tam- dad y vitalidad al género. A Juan Alvarez Gato
bién viiiancicos de tipo popular seguidos de una tocó, por un azar de la historia literaria, aparecer
o más e~trofas que pareren proceder de la tra- como verdadero inaugurador de la ..divinización..
dición folldórica: son las llamadas "glosas popula- de canciones populares en España, y a la zaga de
res", que habrán de ocupamos más adelante. Po- él, a fray Ambrosio Montesino y a fray lñigo de
siblemente, en estos casos los músicos tuvieron Mendoza. Este último, por ejemplo, toma un es-
pereza de componer una nueva glosa, y dejaron el tribillo folklórico, "Eres niña y has amO!': 1 ¡qué
texto de la canción tal como lo recogieron de boca harás quando mayor"! [116], y haciéndole un pe-
de la gente; gracias a eso poseemos una serie de queñísimo retoque lo adapta a Jesucristo y Jo glo-
24 PRIMERA ETAPA DE LA VALORACIÓN 25
sa a lo divino: "Heres niño y as amor: 1 ¿qué su obra intitulada El cortesano un vivo retrato del
farás quando mayor? // Pues que en tu natividad ambiente de esa corte, que quiere ser un poco
1 te quema la caridad, 1 en tu varonil hedad 1 como las cortes italianas: ambiente de damas y
¿quién sufriri su calor?'" etc. Y Álvarez Gato trans- caballeros de la nobleza y la alta burguesía, que
forma las indignadas palabras de una muchacha aman la buena vida, las fiestas y bailes y cace-
a su pretendiente en rechazo ascético del mundo: rías, Jas bromas y los fuegos, que mezclan varias
por •Quita allá. que no quiero, 1 falso enemigo, lenguas, hablan en verso y sostienen escaramuzas
1 quita allA, que no quiero 1 que huelgues con- verbales plagadas de agudezas, retruécanos y ci-
migo'" [278], •Quita allá. que no quiero, 1 mundo tas literarias. Ahf se sazonan las charlas con tex-
enemigo, 1 quita. allá. que no quiero 1 pende~ tos y parodias de canciones cortesanas y también,
contigo·. La nueva canci6n religiosa que asf sur- mucho, de cantares populares.
gfa se cantaba siempre con la música del cantar Entresaquemos esa escena en que dofia Jeróni-
popular original. ma, la celosfsima mujer de don Juan Femández
Tanto en la lúica religiosa como en la profana, de Heredia, quiere irse de la reunión, precisamen-
la utilización del cantar de tipo fol1d6rico segui- te por celos que le da su marido. La virreina,
rá durante la primera mitad del siglo XVI, y hasta doña Germana de Foix, le ruega que se quede.
1580 apro.dmadamente, las lineas marcadas por los Dofia Jerónima contesta: •Sefiora, con tan gran
poetas del siglo xv. La diferencia estad sobre favor, 1 yo seré tan socorrida, 1 que no me veré
todo en un cultivo mú intenso y a menudo de corrida 1 sino por mi corredor•. El corredor es m
mayor calidad estética. Después de 1510 la moda marido, que recoge el guante, parodiando un can-
cundió por todas partes, entreverAndose con las tarcillo callejero: • ¿Quién os ha mal enofado, 1
otras corrientes literarias. Apenas habrA una reco- mi buen amor, 1 que me hezistes corredor?'" [cf.
210).
pilación poética (impresa o manuscrita) en que
no figure por lo menos un villancico con estn'billo El mismo Juan Femández de Heredia (ca. 148().
de tipo popular. 1549) fue el espaftol que por esos años cultivó con
más gracia y virtuosismo la canci6n lúica de es-
Toda la Penfnsula se cubrió as{ de brotes po- tribffio popular. Sus desarrollos son agudos, inge-
pularizantes. Pero hay dos lugares donde el cul- niosos, de una epigramática condensación:
tivo fue particularmente intenso. Cosa curiosa, se
trata. nuevamente de dos regiones marginales, am- Que las manos tengo blandas
bas de cultura bilingüe: Valencia y Portugal. La del broslar:
corte valenciana de don Fernando de Aragón, Du- no nascl para segar.
que de Calabria, fue uno de los centros literarios O, manos m(as tan heDas,
y musicales de mayor vitalidad e importancia du- no para segar nasádas,
rante el segundo cuarto del siglo XVI. El músico si ya no fuessen las vidas
y poeta valenciano Luis Milán nos ha dejado en de cuantos osaren veDas.
26 TRAYECroiUA l.l'I'ERA1UA

Sí para cegar son ellas quien, en el último tercio del siglo, escribirá en
en mirar, la Nueva España la letra de unas ensaladas reli-
pero no para segar. u giosas que tienen muchos puntos de contacto con
las de Flecha.
Y Luis Milán, autor del Cortesano, lo fue tam- Pero no se agotan aquí las muéstras de la valo-
bién del primer Libro de vihuela publicado en Es- ración artística de la canción popular en Valencia.
paña ( 1536), manual didáctico en que se inclu-
Uno de los cancioneros polifónicos más pr6digos
yen, con espléndidos acompañamientos vihuelísti- en villancicos y glosas de tipo popular, el llama-
cos, las melodías de varios romances y de algu- do Cancionero ck Upsala, de 1556, parece estar
nos cantarcillos en castellano y portugués, con
glosa popular o culta. también estrechamente asociado con la corte del
Duque de Calabria. Lo mismo el notable cancio-
Según un estudio de J. Romeo Figueras 18 tam-
nero poético llamado Flor de enamoradoa, que se
bién estuvieron en contacto con la corte v~lencia­
na el gran polifonista catalán Mateo Flecha el public6 en Barcelona en 1562, o sea, el mismo año
viejo, lo mismo que su sobrino y homónimo y' sus en qpe se editan p6stumamente las poesías de He-
discípulos Cárceres y Chac6n. Es grande la im- redia y un año después de la tardía publicación
del Cortesano de Milán. El mismo medio social y
portan~a de Flecha. dentro de la coniente poéti-
co-musical que venunos estudiando. Sus ..ensala- cultural retratado en éste se refleja en la FW..,
das" polifónicas, graciosa concatenación de trozos donde galanes y galanas dialogan en villancicos
sueltos dentro del marco de una alegoría religio- castellanos y catalanes de frecuente raigambre po-
sa, de~ parte de su encanto y de su riqueza pular.
mel6d1ca, rítmica y textual a la incorporación de En 1561 también ha aparecido en Valencia el
cantares tradicionales. El compositor hacía alarde Sarao de amor, primer cancionero importante de
de habilidad y de ingenio para engarzarlos ade- los recopilados por el valenciano Juan Timoneda.
cuadamente en el contexto musical y literario. Se Está en la misma Unea de la FW.. de enamoroclo.J,
trata de un virtuosismo análogo -aunque elevado pero ya se perfilan ciertos cambios. Timoneda per-
al plano artístico- al que desplegaban los corte- tenece a una nueva generación. Ha nacido unos
sanos de Valencia en sus citas oportunas de can- treinta y cinco años después de Femández de He-
tarcillos, y coincide con él en el abundante uso de redia y tiene apenas treinta cuando muere el Du-
la parodia. que de Calabria ( 1550). Quizá gracias a su oficio
Cárceres, Chacón, Flecha el joven y también de impresor, percibe agudamente los cambios so-
Pere Alberch Vila compusieron ensaladas que, ciales y culturales que se están gestando en Es-
musical y poéticamente, seguían en más o en me- paña. La literatura está abandonando los estre-
nos la línea trazada por Flecha el viejo, con aná- chos recintos palaciegos y saliendo a la ancha ca-
loga utilizaci6n del elemento follclórico. Al final lle. La burguesía urbana, que antes se hab{a con-
de esa cadena está Femán González de Eslava, tentado con presenciar de lejos los festines artís-


28 plUMEI\A. ETAPA DE LA VALORACIÓN 29

ticos de la nobleza y con recibir de limosna las Gil Vicente. Como tantas otras cosas, esa dignifi-
migajas sobrantes, se ha vuelto exigente. Quiere cación es en él superación personal de ~ moda
m literatura. Quiere 8U8 libros. Los baratos y efi. literaria, a tal punto que llega a ser creac16n su-ra,
meros pliegos de cordel -migajas de los suntuosos libre, al margen de las convenciones; tan única
cancioneros in folio- soo ya indignos de ella. Pros- que no sólo no tiene verdaderos predecesores -en
peran entonces los cancioneros en pequeño for- el teatro de Encina los elementos de poesia fol-
mato, ya no lujosos, pero sí decentes en su impre- klórica son minimos-, sino tampoco verdaderos
sión y bien nutridos de textos, en un cómodo y continuadores. Después de Gil Vicente y antes de
aceptable término medio. La poesía que en ellos fines de siglo, el teatro portugués y el español
se imprime es todavía herencia servil de las ~ ( Lope de Rueda, sobre todo) suelen valerse, sf,
das cortesanas; y sin embargo, se van infiltrando de la lírica musical de tipo popular, pero de ma-
elementos nuevos, hechos ya a la medida del nue- nera esporádica y más bien convencional. Tal pa-
vo público. rece que no hubiera existido Gil Vicente. Porque
Timoneda aparece justo en la intersección de en él la canción de tipo popular había alcanza~o
las dos corrientes y contribuye con su abundante una importancia extraordinaria. En las más. vana-
y variada obra, lo mismo a la divulgación de los das situaciones de sus autos, farsas y trag¡come-
·antiguos.. que a su oul.garizac16n interna. Contri- dias brota de pronto el cantar como chorro de
buye así, de pasada, a la vulgarización de la poe- poesía pura:
sía foUclórica, y esto no es una paradoja sino por En la huerta nasce la rosa:
la apariencia. La moda popularizante -glosas a quiérome yr aDá,
cantares antiguos y ensaladas, imitaciones y con- por mirar al ruyseñor
trahechuras- se generaliza y aburguesa, y, para- cómo cantavá.
lelamente, los productos de esa moda van cam- Por las riberas delno
biando. Algo hay en las glosas escritas o recopila- limones coge la virgo.
das por el propio Timoneda -¿desenfado, soltura, Quiérome yr allá,
ligereza?- que las hace sonar distinto de las de por mirar al ruyseñor
sus predecesores, algo que les da sabor de calle. cómo cantavá.
Es el camino que llevará muy pronto a un nuevo Limones cogfa la virgo
arte de escribir poesfa,tT cuyo principal centro de para dar al su amigo.
divulgación será precisamente la ciudad de Va- Quiérome yr aDá,
lencia. para ver al ruyseñor
cómo cantavá ... {99]
En Portugal la dignificación de la lúica popu-
lar comienza, en los primeros años del siglo XVI, Cantar siempre hermoso, intenso, hondo, Y a veces
con un espléndido estallido: la obra dramática de ligero, travieso:
30 PRIMERA ETAPA DE LA VALORACIÓN 31
Bien quiere el viejo, de preferencia o exclusivamente los géneros tradi-
¡ay, madre mlaf, cionales.
bien quiere el viejo
a la niña {5441. Montemayor incluyó uno que otro cantarcillo
popular glosado en la Ditma, en sus autos y en su
cancionero. Mucho más importante es para nos-
Son villancicos solos o seguidos de glosas en estilo otros la obra poética de Pedro de Andrade Ca-
popular, maravillosamente poéticas. De la tradi- minha, gran amigo de glosar cantarcillos de tipo
ción folklórica española tomó Cil Vicente lo me- folklórico en portugués y castellano, y la obra lí-
jor, unas veces citando textualmente, otras reto- rica, dramática y aun epistolar de Camoens. Ade-
cando y recreando, en íntima compenetración con más de glosar muchas canciones y de poner otras
el espúitu de ese arte.
en boca de sus personajes teatrales, Camoens gus-
Al mismo tiempo se inicia en Portugal la valo- taba de citarlas a la menor ocasión. En Portugal,
ración del cantar de tipo popular d~ntro de la como en Valencia, solían aducirse letras de can-
poesía lírica. El gran Cancioneiro geral de Carcfa tares populares para ilustrar la charla, como lo ve-
de Resende ( 1516) se muestra todavía tan reacio mos también en las comedias-novelas de Jorge
a ella como el de Hemando del Castillo. Pero en F erreira de Vasconcelos.
la época en que se publica, ya Francisco Sá de Mi- Esa familiaridad con los cantares presupone un
randa está glosando "cantares velhos· y "vilance- cultivo musical y literario más o menos generali-
tes que cantam pelas ruas• y cantigas que ento- zado de ellos, cultivo de que dan fe ciertos can-
nan "as m~ ao adufe... Los glosa en portugués cioneros musicales y poéticos. En todo caso, más
y en castellano, en un estilo más llano y personal que por esas manifestaciones difusas de la moda,
que el de los otros poetas y siempre con su carac- se caracteriza la dignificación en Portugal por las
terística melancolía. No tienen esas glosas el bri- cuatro grandes figuras que acogieron la lirica po-
llo virtuosista de Fernández de Heredia, ni la gra- pular con especial devoci6n. Tengamos en cuenta
cia de Castillejo, pero sí un tono íntimo de que que en Valencia el cultivo de esa lirica fue más
carecen ambos. Sá de Miranda fue además inno- bien un fenómeno de ambiente cultural y que sólo
vador, dentro de Portugal, en el campo de la poe- dos poetas -ninguno de la talla de los portugue-
sfa al estilo italiano. En su obra confluyen, pue~. ses- se destacaron en él.
las dos corrientes de renovación poética que ca- Otro tanto cabe decir del resto de la Península.
racterizan a esa época. Ambas fluirán lado a lado, Nos consta, por los cancioneros impresos y manus-
años más tarde, en la lírica de Camoens y de An- critos, por los pliegos sueltos, por las obras de los
drade Caminha, como también en la del portu- vihuelistas y polifonistas, por citas literarias, que
gués castellanizado Jorge de Montemayor. Hecho en Castilla se cantaban, se citaban y se glosaban
curioso, si se tiene en cuenta que en el resto de canciones de tipo popular en las esferas cultas.
la Península los poetas "popularistas" cultivaron Pero sólo dos poetas castellanos de cierto renom-
TRAYECTOIUA I..l"I'ERARL\ PRIMEI\A ETAPA DE LA VAIDMCIÓN 33
llw M~ Interesaron por ese género: Sebastián de Que también el ambiente literario sevillano, de
llorozco y Crist6bal de Castillejo. Horozco, tole. sello más bien tradicionalista, fue favorable a la
cluno, escribi6, además de una ensalada y algunas canci6n de tipo popular lo vemos por el an6nimo
glosas a lo profano, muchas versiones a lo divino Ccmclonero sevlllano,11 recopilado antes de 1568.
de cantares populares, en su mayoría más chaba- Contiene gran número de villancicos de tipo po-
canas que inspiradas. Al salmantino Castillejo de- pular, ya con glosa profana, ya con glosa religio-
bemoc; varias glosas y parodias, de mayor calldad sa, ya vueltos a lo divino. Estos dos últimos gru-
poética. pos nos muestran el auge que babia alcanzado ha-
Salamanca fue quizá, dentro del área castella- cia mediados del siglo la tendencia popularista
na, la regi6n de más actividad popularizante, a dentro de la lírica religiosa, sobre todo de la des-
juzgar por los cartapacios poéticos ahí recopilados. tinada a ciertas festividades, como la Navidad.
En Salamanca se publicaron el Libro de múrica Lírica, en general, de mediocre calidad literaria,
de vihuela de Pisador y dos obras eruditas, que pero hist6ricamente interesante. Hacia mediados
recogen abundantes cantarcillos del pueblo: el re- de siglo un an6nimo versificador, en quien se ha
franero de Hemán Núñez y el tratado De musica querido ver una monja concepcionista de Madrid
libri septem de Francisco Salinas. o de Toledo, escribió canciones piadosas para can-
Mayor aún parece haber sido la tendencia po- tarse al tono de ciertos cantarcillos, alguno tan
pu1arista en el ambiente literario y musical sevi- hermoso como "Hilo d'oro mana 1 la fontana, 1
llano. Bastaría con decir que ahí vivi6 y trabaj6 hilo d'oro mana• (392]. En el Cancionero ~­
el admirable músico extremeño Juan Vásquez, no encontramos aplicado a la Virgen el cantarci-
cuyo entusiasmo por la canci6n fol1c16rica s6lo es llo profano •Moriré de amores, 1 moriré• [299].
comparable con el de GU Vicente, lo mismo que Dice as{ la glosa: ·Moriré de amores 1 de aquesta
su acierto para escoger los cantares más hermo- donzella, /pues nos da por ella 1 Dios tantos favo-
sos. Esto, unido a su arte polifónico verdadera- res. 1 Moriré. // Por ella nos vino 1 Dios a visitar
mente genial, que conserva intacta la llaneza y 1 y quiso pagar 1 nuestro desatino. 1 Moriré. //
frescura de la melodía popular y a la vez la con- :€sta fue la g&r'9a 1 que abaxó del cielo 1 al ñeblí
vierte en gran música, profunda y compleja. Juan sagrado 1 que hoy veys en el suelo. 1 Moriré .. . '"
Vásquez trabaj6 más de medio centenar de can- No es raro, pues, que al venerable var6n Fran-
ciones arcaicas. Sus composiciones circularon en cisco de Yepes, hermano de San Juan de la Cruz,
España antes de la publicaci6n de sus dos libros la piedad le dictara desmafiadas coplillas de sa-
( 1551 y 1560), y varios vihuelistas las adaptaron bor rústico, que en los momentos de éxtasis él
para vihuela y voz sola. Dos de ellos, Alonso Mu- imaginaba cantados por vírgenes, santos y ánge-
darra y Miguel de Fuenllana, vieron publicadas les. S6lo en ese siglo XVI español pudo ocurrir que
sus obras precisamente en Sevilla, y ahí estuvo un los ángeles celebraran a Dios cantándole: "'El Se-
tiempo Luis de Narváez. ñor me cri6 1 y también me redimió: 1 y qui[é]-
SEGUNDA ETAPA DE LA VALOBA.CIÓN 35

rc•uw él, 1 y quiérole yo", y que en una visión


!11'&aparezca un santo cantando, "con mucha gra-
•·ha y melodía.., "Mira que viene Jesús 1 y tam- SEGUNDA ETAPA DE LA VALORACIÓN: 1580-1650
bién viene Mana. 1 ¡0, qué gozo y qué alegria!
/¡0, qué gozo y qué alegrfaJ"1• EL CAMBIO social y cultural que se había venido
Más inspiradas son las pocas canciones popula- preparando desde mediados del siglo en España
~izan~ ~e S~ta ~eresa, como el espléndido parece llegar a su plenitud en la penúltima déca-
-M1galle)o, mua qu1én llama. 1 -Ángeles son da y condiciona en muy importante medida la
que ya viene el Alba... Hacia fines del siglo p~ gran renovación literaria que se inicia por esos
liferaron los cancionerillos devotos de análogo ca- años. La literatura no sólo deja de ser exclusiva
rácter; todos cultivan la ingenuidad, algunos con de una mínorfa, sino que se dirige conscientemen-
cierta gracia, como el Cancionero tk Nuestra Se- te a las clases sociales antes ignoradas, sobre todo
ñora, del cual procede este ejemplo: a la burguesía urbana, de creciente vitalidad. La
manifestación más clara de este fenómeno es el
Bien aya quien hizo teatro; pero la nueva poesía, sobre todo la que
cadenas, cadenas, gira en tomo al Romancero artístico, es igualmen-
bien aya quien hizo
cadenas de amor. te significativa. Es una poesfa que combina lo co-
nocido con lo desconocido, los moldes viejos -el
La Reyna del cielo romance, la seguidilla, el villancico- con temas
tanto a Dios am6, inéditos, las formas familiares con un espfritu ori-
que lo encadenó ginal. Tiene as{ para el gran público el doble atrac-
y lo baxó al suelo.
¡O, qué gran consuelo tivo de lo tradicional y de lo moderno -los ro-
para el pecador! mances nuevos se anuncian como "los más moder-
Bien aya quien hizo nos que hasta hoy se han cantado,.-; el atractivo
cadenas de amor. también de un popularismo que llega mucho más
al fondo que el de la ya decadente poesía corte-
Sevilla dio también un erudito folklorista: Juan sana.
de Mal Lara, quien en su obra La fi1o8ofía vulgar En efecto, del plano secundario en que había
( 1568) hizo interesantes anotaciones y adiciones estado antes, la poesía popular española pasa a
a varios cantares recopilados por Hemán Núñez. ser elemento Msico, o mejor dicho, punto de
Años más tarde otro andaluz, Rodrigo Caro, es- arranque de la nueva poesía, trampolín desde don-
tudiaría los juegos infantiles y recogería con mi- de se salta hacia algo muy distinto. Y lo curioso
nucioso escnípulo grao número de rimas y copli- es que esta nueva poesía arrastrará consigo, en su
llas. Pero para entonces la corriente de valoración salto, a la misma canción popular de donde par-
de la lírica popular había cambiado de rumbo tió, transformándola esencialmente.
como en seguida veremos. ' La dignificación del folklore poético ha cam-
:en SECUNDA ETAPA DE LA V..U.OBA.CIÓN 37
ltl~ttln rlu signo. Recordemos que basta 1580 había con nuevos textos. Como obedeciendo a una con-
~ h !u una moda en cierto sentido secundaria den- signa, los romances, letras y seguidillas se publi-
1m rld marco de la poesfa cortesana, a la cual can anónimos; se sabe, sin embargo, cuáles son
1111 había afectado en el fondo. Ahora ese folldore los principales autores: en primerisimo lugar, Lope
poético dará su sangre misma a la nueva planta de Vega, alma de todo este moVimiento literario;
y, como el ruiseñor de Wilde, morirá en la entre- además Góngora, I.J6án de Riaza, Lasso de 1a
ga. De ahí la paradoja aparente de que la poesía Vega, Juan de Salinas, y, en menor medida, Que-
- y la música- anterior a 1580 nos conserve más vedo y otros poetas.
canciones arcaicas que la posterior a esa fecha, y Las poesías también circulaban abundantemen-
que en ésta, tan entrañablemente ligada a la anti- te en cartapacios manuscritos y eran divulgadas
gua canción popular, se produzcan mil veces más además por los músicos y en el teatro. Pronto Es-
imitaciones y recreaciones que en la primera eta- paña se vio inundada por la nueva moda, y mu-
pa. Prescindiendo ahora del Romancero, la mani- chas de las poesías, sobre todo de las seguidillas
festación primordial de la nueva moda populari- y coplas semi-populares, pasaron a la tradición
zante serán los cantares que podemos llamar oral. Con el tiempo se llegó a la folldorización, no
"semi-populares'": las cabezas de letras y letrillas s6lo de ciertos textos, sino de la misma escuela
los estribil1os de muchos romances y las seguidi~ poética a que pertenecían. Hoy se han recogido,
Has •modernas·: "'Salen las galeras 1 de el puer- ca<~i intactas, de boca del pueblo, seguidillas como
to, madre, 1 con las betas tendidas 1 y en popa "Unos ojos negros 1 me han cautivado: 1 ¡quién
el aire'", "'Vanse mis amores, 1 madre, de Madrid, dixera que negros 1 cautivan blancos!• En México
1 Y 1Iévanme el alma 1 a Valladolid'", "'Nifia del nos suena muy familiar aqueUa otra, recogida en
color quebrado, 1 o tienes amor o comes barro'" el siglo XVII, que dice "'Una flecha de oro 1 me
"Padre, que me muero : 1 carricoche quiero'", ~ tiró el Amor: 1 ¡ay Jesús!, que me ha dado 1 en
muchas otras. el corazón•, tan parecida a una famosa estrofa del
Toda esta poesía comienza a divulgarse en plie- "Cielito lindo•: ..Una flecha en el aire 1 tir6 Cu-
gos sueltos que se imprimen en Valencia a par- pido; 1 él la tiró jugando, 1 y a mí me ha herido'".
tir de 1589 y, simultáneamente, en una serie de Además se han seguido escribiendo seguidillas
tomitos intitulados en su mayoría Flor de varios exactamente en el mismo estilo. 20
romancea nuevos, que se editan en Valencia, Bar- Pero no sólo eso: al folklorizarse esta escuela
celona, Huesca, etc. y sobre todo en Toledo y Ma- poética de origen semi-popular, junto con aquel
drid, ciudades donde se centra la actividad poéti- otro tipo de poesfa, ya mencionado, que deriva de
ca de los jóvenes escritores. En Madrid se pu- la lírica ..de cancionero•, fue desapareciendo de
bli~rá en 1600 el gran Romancero general, que la tradición oral 1a antigua escuela popular, de la
reune la mayor parte de las poesías incluidas en cual ya s61o sobreviven hoy unas cuantas reli-
las Flores. Después aparecerán otros florilegios quias. Curioso contraste con lo ocurrido en el caso
SECUNDA ETAPA DE LA VALORACIÓN 39
ele•l llnnumcl!ro: los romances nuevos de la época callejeras y darles un colorido y una animación
ele• l.upc• no arraigaron en la tradición oral, salvo que compensaba la desnudez de la escenografía.
l'nlllncln!l excepciones. El pueblo siguió cantando Muchas veces las canciones se nos presentan como
lu11 vh•Jos romances tradicionales, tal como se co- . un eco o un comentario, patético o burlesco, cuan-
um·fun antes de 1600, y algunos otros, posteriores, do no como un anticipo de los S\Ícesos. "Lope, ha
qtw se ajustaban básicamente a la técnica del ~ dicho Casalduero, utiliza las canciones con un pro-
mnnce medieval La vitalidad de ese viejísimo gé- pósito escénico y dramático evidente; sin embargo,
nero es impresionante y conmovedora. Las cancion- la función primordial consiste en trasladar la ac-
citas Hricas no tuvieron la misma suerte: sucum- ción a un plano exclusivamente Hrico, en el cual
bieron a una muerte casi brusca, causada en gran el tema se despoja de toda contaminación real, y al
parte por el dinámico e invasor movimiento de sublimarse cristaliza en su esencialidad."
renovación poética que se inició hacia 1580. Un cantarcillo minimo, cantado una sola vez,
Pero si la nueva poesía llegó con el tiempo a puede llenar toda una escena de misteriosa y esca-
desterrar a la antigua en el terreno follclórico, den- lofriante intensidad, proyectando su luz sobre la
tro de la literatura posterior a 1580 y anterior a obra entera. Asf ocurre en Los amantes de Teruel
1650 ambas conviven todavfa pacíficamente. Los de Tirso, en el Caballero de Olmedo de Lope. La
propios poetas que lanzaron y alimentaron la moda aparición de los cantores puede hacer cambiar de
de la poesia semi-popular se nos muestran muchas rumbo a la acción misma. Las alabanzas que tras
veces devotos de loe; cantarcillos de rancio sabor. las bambalinas cantan los músicos del prlncipe a la
Los glosan en letrillas, los incrustan en romances hermosa labradora Pascuala, cuando va a cenar
y "ensaladillas•, los desarrollan a lo divino. Pero con su marido, provocan una impresionante escena
más que nada utilizan las antiguas canciones rús- de La luna de la sierra de Vélez de Guevara; en
ticas en el teatro, ambientando con ellas las esce- La ocasión perdida de Lope los cantos de los al-
nas de bodas y bautizos, de fiestas de mayo y deanos hacen que don Juan pierda, precisamente,
San Juan, las que pintan el regocijo de las cose- la ocasión.
chas y vendimias, de las bienvenidas y serenatas. Hay veces en que el texto del antiguo cantar
La comedia, el auto sacramental, los entremeses y queda intercalado en un diálogo amatorio como
bailes dram!ticos del Siglo de Oro español nos pointe y estribilJo que acentúa su lirismo. Hay,
conservaron muchos cantares aldeanos que, de no por fin, comedias enteras basadas en un cantar
ser por ellos, se habrlan perdido irremisiblemente. antiguo, entre lírico y narrativo, como La niña de
Lope de Vega, Tirso de Molina, Vélez de Gue- Gómez Arias de Vélez de Guevara y la de Calde-
vara, Rojas Zorrilla, Valdivielso, Quifiones de Be- rón; como El caballero de Olmedo de Lope. Y hay
navente son los nombres principales dentro de otras que derivan de una canción de tipo popular
esta corriente. No sólo incorporan cantarcillos fol- su leitmotiv y aun a veces el titulo mismo (Por la
klóricos para ambientar las escenas campesinas o puente, Juana; Más valéis oos, Antona). No faltan
SECUNDA ETAPA DE LA VALORACIÓN 41
lu11 ('Omedias -burlescas todas- que están salpi- años realizó el maestro Gonzalo Correas. Por su-
t'IHins de cantares, al modo de las ensaladas de puesto, el criterio de Correas es muy otro: crite-
disparates. rio que sin exageraciones podemos llamar cientí-
Muy rico y variado fue también el empleo de fico. Acoge y supera con mucho la labor de reco-
cantos folkl6ricos en los autos sacramentales so- pilaci6n de refranes realizada en 'el siglo anterior
bre todo en los de Valdivielso y Lope de Vega. por hombres como Hemán Núñez y Mal Lata; al
igual que ellos, presta atenci6n también a los can-
y, algo menos, en los de Calder6n y Gómez Te-
jada de los Reyes. Se trata casi siempre de cantos tares del vulgo, que recoge en gran cantidad. De
profanos, que adquieren sentido religioso por el hecho, su Vocabulario de refra.n68 y frasea prover-
contexto, por las estrofas glosadoras o por retoques bi&es (oo. 1627) es, junto con su Arte ik la len-
hechos a su texto original gua española casteUana ( 1625), la fuente más im-
Dentro de los géneros dramáticos breves, los portante de canciones antiguas. Bastará decir que
entremeses y sobre todo los bailes son los que ma- parece haber en ambas obras más de trescientos
yor uso hacen de la lirica popular al estilo anti- cincuenta cantarcillos.
guo. La encontramos en los entremeses de Cervan- Otros eruditos "folkloristas" de esa primera mi-
tes (como también en algunas de sus comedias), tad del siglo XVII son el ya mencionado Rodrigo
de Quüiones de Benavente y de otros autores. Los Caro, recopilador de juegos infantiles, y el lexic6-
bailes an6nimos y los de Quiñones, hechos en su grafo Sebastián de Covarrubias, que hered6 de su
mayorla de canciones a la moda escritas a ~;>rop6- padre, Sebastián de Horozco, la afición a los ·can-
sito, suelen incorporar poesías evidentemente me- tarcillos triviales.. y que, como dice con orgullo,
dievales. Algunas de ellas son rimas infantiles, no desdeña "alegarlos para comprobaci6n de nues-
como las que componen el Baile curioso de Pedro tra lengua'". Al igual que muchos folkloristas de
de Brea (y las que, dentro de la poesía lírica, dan hoy, esos estudiosos del siglo XVII tuvieron quizá
oie a los JUP-l!o.t de Noche Buena moralizado8 a conciencia de que había que salvar aquel tesoro
la oú1a de Cristo, de Alonso de Ledesma, y a cier- de canciones irremisiblemente condenadas a des-
tas comPOsiciones religiosas de Gaspar de los Re· aparecer ante el impulso arrollador de las nuevas
yes y Gómez Tejada) . Hay bailes que son una modas poético-musicales. Incluso la literatura no
desquiciada, loqufsima concatenaci6n de cantarcl- tardaría en desentenderse de esas canciones. De
llos y parodias de cantarcillos, como las de las los poetas que mueren después de 1640, son muy
ensaladas. pocos los que todavía las utilizan de cuando en
Esas piezas ensaladescas, como las ensaladas cuando: Trillo y Figueroa, el Prlncipe de Esqui-
mismas, son documentos valiosos para el conoci- lache, Francisco Manuel de Me1o, Sor Juana Inés
miento de la antigua lírica de tipo popular. Sin de la Cruz. Sólo en el teatro perviven hasta entrada
habérselo propuesto, son como versiones en minia- la 2• mitad del siglo (Calderón, Moreto, Cinoer,
tura de la grandiosa recopilaci6n que por esos Francisco de Avellaneda, Juan Vélez de Guevara).
EN LA ÉPOCA MODEBNA 43

oscuros y estar siempre preparado para los mú


insospechados hallazgos.
Teniendo esto en cuenta, se comprenderá por
l .A ANTERIOR exploración nos ha llevado a los prin- qué no se ha podido publicar aún el corpus ín-
cipales campos de la cultura renacentista en que tegro de aquellos materiales y se comprenderá
se manifestó la dignificación de la canción popu- también el porqué del retraso en que se encuentra
lar: dentro de la literatura; en la lírica culta y el el estudio de toda esa poes{a. Nuevo contraste
teatro; al margen de ella, en la música y las obras con la fortuna de los romances viejos. Fácilmente
de erudición. Sin embargo, la corriente penetró localizables, se han podido reunir y publicar casi
también, en menor escala, no sólo en otras ramas en su totalidad y han sido, desde hace más de un
de la literatura, como la novela, sino aun en Jos siglo, objeto de múltiples investigaciones. Sobre la
terrenos menos pensados. Nadie esperarla encon- antigua lírica popular se ha escrito poco. Los ro-
trar cantares populares en un tratado sobre labo- mánticos europeos, que descubrieron el Roman-
res de campo y ganadería, por ejemplo; pero ahi cero y vieron en él la expresión poética quinta-
está el D~pertiultJr que trata de la gran fertiU- esenciada de la España medieval, mostraron es-
dad. riqueztU. • . y cabollo8 que &palia solía- te- caso interés por las cancioncitas líricas me<lieva-
ner, donde, hacia 1578, el baclilller Valverde Arrie- les. Nicolás BOhl de Faber, Agustin Durán, Euge-
ta trae a cuento algunas canciones aldeanas, sin nio de Ochoa son excepciones, pero aun ellos no
más propósito que el de censurar la sustitución de lograron sino reunir un número reducido de tex-
vacas y bueyes por mulas _y machos ... tos y nunca se preocuparon por estudiarlos.
Así, el que ande a la busca de antiguos cantar- Años mú tarde Menéndez Pelayo se interesa-
cülos no sólo deberá recorrer los muchos cancio- ría por los cantares populares que recogió Lope
neros españoles, impresos y manuscritos, que se de Vega. Pero el verdadero interés por la anti-
conservan diseminados por las bibliotecas públi- gua lirica folklórica naci6 hacia 1916. En ese
cas y privadas del mundo, los incontables pliegos año comenzó a trabajar Pedro Henrlquez Ureña
sueltos, igualmente diseminados, 21 las obras musi- en su gran libro sobre La versificación irregular
cales de toda indole, los autos y farsas y comedias en la poesía CGSteUana ( 1920), cuyo principal ob-
anteriores a Lope y los centenares de comedias, jeto de estudio es precisamente esa poesía. Henrl-
autos sacramentales, entremeses, bailes, loas y mo- quez Ureña reunió y citó un caudal impresionante
jigangas de la época dorada, las colecciones de de cantares; incluyó varios de ellos en su Antolo-
refranes (que deben leerse de cabo a rabo), las no- gía de la versificación ntmlca,22 el primer florile-
velas, las florestas de cuentos y anécdotas, las cró- gio moderno de este tipo. Y en 1919 pronunció
nicas y relatos históricos, las vidas devotas, las Ramón Menéndez Pidal su fundamental conferen-
obras de lexicografía, gramática y versificación ... , cia sobre "La primitiva poes{a lírica española'",
sino que tiene que hurgar en los rincones más que abrió una brecha definitiva hacia esa apasio-
44 TRAYECTORIA LITERAIUA EN LA ÉPOCA MODERNA 45
nante rea:lidad. En 1921 comenzó a editar Julio y seriedad. Frente a ella destaca luminosa la An-
Cejador y Frauca una enorme y caótica antologia tologw publicada doce años después por Dámaso
en que, bajo el polémico título de LA oerdadera Alonso y José Manuel Blecua, bien conocida de
poesía casteUana. Floresta de la antigua lírica po- todos. De 1966 es mi Lírica hispáfl4ca de tipo P~
pular,23 incluyó centenares de canciones folldóri~ pular. Edad Media y Rentldmiento; de 1968, El
cas, desgraciadamente mezcladas con muchas otras cancionero e1paiiol de tipo tradidonol de José Ma·
que nada tienen que ver con eiias. ría Alín, la antologia m~ rica y documentada que
Quien vino a poner orden en el caos fue Dá· hasta ahora se haya publicado: de 1969, la col~
maso Alonso. Después de editar ( 1934) las poe· ci6n de textos que Sánchez Romeralo anexó a su
sías castellanas de Gil Vicente, publicó en 1935 va mencionado estudio sobre el Vill4ncico.
su Poesfa de la Edad Media y poe&fa de tipo tra· · Todas estas antologias responden a la necesidad
dlcional, preciosa antologia en que la Iúica que de dar a conocer una poesía antes prácticamente
aqu{ nos ocupa desempeña un papel preponderan· ignorada, un •nuevo" capítulo de la historia lite·
te. No son muchos los textos, pero cada uno es raria española, al que los manuales, por cierto, van
una pequefia joya. La antologfa hizo época, y de prestando cada vez m6s atención. Pero responde~
ella tomaron materiales varias de las. que han ve. sobre todo -y esto es lo importante- al descubn-
nido publicándos~ desde 1941, incluso fuera del miento de una poesia, a un goce y regodeo esté·
área hispánica.•• Incluir canciones antiguas de tipo tico. Algo tienen esos cantarcillos antiguos que
popular ha sido desde entonces empresa obligada atrae y hechiza a los hombres del siglo :xx. Algo
m las colecciones de poes(a española. 11 A partir hace que esos cantares dejen su huella en los poe--
de 1941 se publican en América varios pequefios tas de nuestro tiempo:
florilegios de cantarcillos antiguos, entre ellos el Ya en las Canctonu pam cantar en las ba1'CXI3
hermoso Cancionero llamado Flor de la ro.wJ de de José Gorostiza ( 1925) encontramos un eco cla·
Daniel Devoto, provisto de anotaciones." Tam· ro de esa influencia:
hién incluye abundantes y sólidas notas la peque·
ña colección que en 1953 dedicó Aurelio Ronca· Iremos a buscar
hojas de plitano al platanar.
glia a los estudiantes italianos: Poe!ie clafflbl'e
spagnole elispif'azione melic4 popolare~Ca. Dalle Se olegt"a el mar.
"kh4rge mozarabiche a Lope de Vega. Iremos a buscarlas en el camino
Las Cancione8 popularea de la Eclod de Oro de padre de las madejas de lino.
Santiago Magariños (Barcelona, 1944) inician, por Se olegt"a el mar • • •
su parte, la serie de antologías de mayor extensión
dedicadas exclusivamente a este aspecto de la poe- Esta huella, que es de ritmo y de tono más que
sfa española. Es la de Magariños una obra rica nada, asoma una y otra vez, desde Machado has·
t>n materiales, pero crltieable por la falta de rigor ta los poetas de hoy. En Machado mismo:
46 TRA YECTOIUA Ln'ERARIA. t-;N LA ÉPOCA MODEI\NA 47
Malos sueños he. Quizá menos deliberado el recuerdo de "Barque-
Me despertaré. ro, barquero, 1 que se llevan las ·aguas los remos"
(De un cancionero ap6crlfo) [389] en el "Canto nocturno de los marineros an-
daluces":
En Pedro Salinas:
¡Ay, muchacho, muchacho,
¡Si me llamaras, sí, que las olas se llevan mi caballo!
si me llamaras!
(La voz a ti debida) Luego, esos estribillos constantes, repetidos entre
verso y verso -"Iré a Santiago:, "A las cinco de la
En Alfonso Reyes (1917) : tarde"'-, que también encontramos en otros poe-
F1or de las adormideras, tas contemporáneos. En Alberti, por ejemplo, que
engáñame y no me quieras, es "el verdadero heredero de esas canciones me-
dievales".21 Hay en él recuerdos directos:
o recuerdos directos: el estribillo "Las mañanitas Por allí, por allá,
de abril 1 buenas son de dormir", en el romance a Castilla se va.
"Blanda, pensativa zona" ( 1923), y el "Que de Por all'. por allí,
noche lo mataron . . . "', aplicado a Garda Lorca a mi verde país . ..
( 1937). (El alba del alhelí [cf. 351})
En Garcfa Lorca las reminiscencias de la anti-
gua lírica de tipo popular aparecen entreveradas Y sobre todo, mucho, mucMsimo del ritmo carac-
con los ecos, más abundantes, de la canción po- terístico:
pular actual, sobre todo de la infantil. Pero ade- ... Si no la robé la aurora de los mares,
más hay recuerdos deliberados de canciones que si no la robé,
están en Lope y en Góngora: yo la robaré.
Despertad, señora, despertad, (Marinero en tie"a)
porque viene el aire floreciendo azahar. Debajo del chopo, amante,
(Bodas de sangre) debajo del chopo, no ...
(La amante)
... ¿Dónde estará
la miel? Se equivoc6 la paloma,
Está en la flor azuJ, se equivocaba.
Isabel, Por el Totoral
en la flor bailan las totoras
del romero aquél. del ceremonial.
(Lawo de poema8) (Entre el clavel y la espada)
Y 1ms los versos juguetones, en la seriedad de
IIUI'!!lms días, Blas de Otero toma el canto anti-
guo y lo vierte en su alma:
. . . De los álamos tengo envidia,
de ver cómo los menea el aire. 11. EL MUNDO PO:tTICO DE LA
("Canción de amigo", En castellano) u ANTIGUA L1RICA POPULAR

"El valor vivo, la capacidad de mover al hom-


bre del siglo xx, que tiene esa lírica de tipo tra-
dicional, es enorme•, ha dicho Dámaso Alonso en
el prólogo a su Antología. Y ¿qué es lo que nos
emociona en esa poesfa? "Esa poes{a, blanca, bre-
ve, ligera, que toca como un ala y se aleja deján-
donos estremecidos, que vibra como arpa, y su re-
sonancia queda exquisitamente tembJando". Poe-
sfa que no se entrega para un lento paladeo;
poesfa que nos deja, como dice el mismo Dámaso
Alonso, "con la miel en la boca".
Lo niricn. es precisar el porqué de ese placer es-
tético. "Lirismo quintaesenciado", se ha dicho tam-
bién. ¿Pero cómo? ¿Una imagen que crea de pron-
to dimensiones insospechadas? No. Curiosamente,
en esa antigua poesfa popular casi no hay metá-
foras. ¿Qué hay, pues?
Recordad, ojuelos verdes,
que a la mañanica dormiredes [361].

U na frase clarísima, que dice todo lo que tiene


que decir. Sencillez absoluta, ternura, intimidad,
gracia. A lo sumo, la identificación de los ojos de
la, amada
. con la amada misma, sinécdoque comu-
ntsuna.
Olvidar quiero mis amores,
que yo quiérolos olvidar.

Mis amores tos primeros


no me salieron verdaderos,
sino fa1sos y lisongeros.
Que yo quiérolos olvidar.

Mis amores los de antes


no me salieron leBles,
sino. falsos v con maldades.
Que yo quÍérolos olvidar [267].

Todo está dicho. Conmueve la misma simplicidad,


el terco candor de la muchacha engañada, su in-
dignación contenida. Conmueve, a veces, el tono
patético:
51
52 EL MONDO POÉTICO lNTRODUa::IÓN 53
Madre mia, muriera yo, [399]. Frente a esa placidez, la angustia de ver
y no me casara. no [286). el torrente llevándose los remos: "Barquero, bar-
quero, 1 ¡que se llevan las aguas los remos!•
Divierte a menudo la gracia traviesa: [389]. .
Morenica m'era yo: Muchas veces la naturaleza se subjetiviza: en lu-
dizen que sf, dizen que no [204]. gar de evocarse directamente, aparece contempla-
da por los ojos apasionados de un espectador:
Varlan los temas, cambia el tono. Lo permanente "Que mirava la mar 1 la malcasada, 1 que mira-
es ~ expresión directa y clara, sin segundas in- va la mar, 1 cómo es ancha y larga'" [387). Y ese
tenciones, aunque no siempre sin misterio. Por eso espectador es a menudo la persona misma que ha-
la imagen, si se da, suele ser evocación de una bla : "A riberas d'aquel río 1 viera estar rosal flo-
real~dad tangible, directamente percibida por los rido" [344], "Vi los barcos, madre, 1 vilos y no
sentidos, como en tantos hai-kais japoneses. Pue- me valen'" [386]. "Ribera d'un río 1 vi ~ vir-
de ser una imagen visual estática: go" [161] . . .
Alta estava la peña El río deja de ser simple río cuando por sus
riberas del río, márgenes han de pasearse los amados, y los árbo-
nace la malva en eDa les ya no son s6Jo árboles: "Orillicas del rlo, 1 mis
y el trévol florido [340]. amoresé, 1 y debaxo de los álamos / me atendé'"
[83], "'Por el río me llevad, amigo, 1 y llevádme
Otras veces un soplo de aire -el aire obsesión por el rlo" [395]. También la luna reluce para
de esa poesía- rompe la inmovilidad: ' algo: •Ay, luna que reluzes, 1 toda la noche
Florida estava la rosa, m'alumbres. // ¡Ay!, luna, atán bella, 1 alúmbres-
que o vento le volvía la foDa [345]. rne a la sierra 1 por do vaya y venga .. ... [366]
Vaya y venga: la actividad del hombre dinamiza
El viento puede imprimir su dinamismo a la ima- la imagen visual: ..Bengo de la güerta 1 y boi al
gen entera: "'Airezillo en los mis cabellos, 1 i aire jardín ... '", o, acelerando el ritmo, "Por aquí, por
en ellos'" [347], preciosa imagen visual, que repite aquí, por allf, 1 anda la niña en el toronjil ... "
en cámara lenta el conocido cantarcillo "Estos mis [351].
cabellos, madre, 1 dos a dos me los lleva el aire" La presencia del hombre en el paisaje es cons-
[348]. tante. A veces no se le ve: s6Jo se oye su voz a
El. paisaje suele adquirir movimiento por otros lo lejos. Las voces, Jos gritos que resuenan "en
medi~s; así, el mar, desmenuzado en inquietas oli- aquella sierra", preocupan a la imaginación popu-
tas:, Las hondas de la mar 1 ¡quán menudicas lar: "Vozes dan en aquella sierra, 1 leñadores son
van! [391]. Y sobre el mar, la barca que cami- que hazen leña" (417]; o, con mayor misterio,
na : "Pelo mar vai a vela, 1 vela vai pelo mar" "Gritos davan en aquella sierra, 1 ¡ay, madre, quié-
54 EL MUNDO POÉnoo ' IMAGEN, sfJ.ooLO, METÁFOBA 55
rom'ir a ella!" [186]. Una vez los gritos suenan Enbiúame mi madre
cerca; vemos toda la escena: por agua a la fonte fria:
vengo del amor ferida [87].
Gritos dava la morenica
so el olibar, En la poesía folklórica de muchos países y épo-
que las ramas haze temblar. cas la fuente es el lugar donde se encuentran los
La niña cuerpo garrido amantes, y esto no es por mero azar. "'La fuente,
(morenica cuerpo garrido) ha dicho Eugenio Asensio, es un símbolo carga-
llorava su muerto amigo do de intrincadas sugerencias, en las que domina
so el olibar, la idea de renovación y fecundidad·." Así el can-
que las ramas llaze temblar [321]. tarcillo
He ahf un detalJe gráfico, cargado de dramatis- A mi puerta nasce una fonte:
mo, como los hay pocos en esta lfrica. Tenemos Jpor dó saliré que no me mojel [81]
que andar mucho también para encontrar tal mi-
nucia descriptiva. La vemos, aunque de otra ma- nos traslada a regiones recónditas del alma hu-
nera, en aquel delicioso cantarcillo de mujer in- mana. En otro cantar los amantes se lavan mutua-
dignada: " ... Anoche, amor, 1 os estuve aguardan- mente la cara, símbolo de su unión erótica: "En
do, 1 la puerta abierta, 1 candelas quemando ... " la fuente del rosel 1 lavan la niña y el donzel. //
[225] : la situación está caracterizada con dos por- En la fuente de agua clara 1 con sus manos la-
menores significativos y eficaces. Pero esto no es van la cara. 1 ~l a ella y elJa a él 1 lavan la niña
la norma, al menos en el repertoiro, demasiado y el donzel" [78]. Mismo simbolismo en otras can-
incompleto, que nos conservó la tradición escrita. ciones arcaicas en que "la niña y el cavallero 1
ambos se yvan a bañar.. [80] o en que "el galán y
la galana f ambos buelven ('revuelven') ell agua
clara· [79]. Relacionado con este conjunto de sím-
IMACEN, sfMBOLO, METÁFORA
bolos está el de lavar la camisa del amado, "rito
que simboliza una mágica intimidad con él.. (E.
Asensio): "A mi puerta la garrida 1 nasce una
LAS IMÁGENES tomadas de la naturaleza suelen ser fonte frida, 1 donde lavo la mi camisa 1 y la de
en esta poesía mucho más que un mero elemento aquel que yo más quena· [81] .
decorativo: suelen estar cargadas de un valor sim- Igualmente arraigada en el "subconsciente co-
b6lico, quizás inconsciente, que hunde sus raíces lectivo• está la identificación del amor con el mun-
en un fondo común de la humanidad. Esos simbo- do vegetal. La primavera hace florecer los amo-
los "arquetípicos.. surgen una y otra vez, como por res a la par de las plantas: "Ya florecen los árbo-
sí solos. les, Juan, 1 mala seré de guardar .. ... [72]. Una
EL MUNDO POÉTICO IMAGEN, sfNBoLO, METÁFORA 57

dmu·c•lln sueña un sueño misterioso: que le "'flo- zan con ellos. SOn pocas las que hay en la antigua
rr~·fn In rosa, 1 el pino so ell agua frida.. [308}, lírica de tipo popular, y la mayorfa consiste en
¡;fmbolos de amor y fecundidad. Los amantes se una simple comparaci6n: '"Mis penas son como OD·
encuentran en un jardfn florecido: das del mar, 1 qu'unas se vienen y otras se van ... "
[331] o este casi refrán: ..Más prende amor que
Yo m'iva. mi madre, la Ma, 1 más prende y más mata". (A su pa·
las rrosas coger, rentesco con el refranero debe la lírica popular
hallé mis amores algunas imágenes de doble fondo: "'Porque duer·
dentro en el vergel [91]. me sola el agua 1 amaneze elada" [106].)
La comparaci6n puede establecerse por medio
"Las rosas coger•: otro súnbolo antiquísimo y uni- de un paralelismo:
versal que, convertido en cliché, pierde mil veces Quebrántanse las peñas
su original sentido. La rosa es la doncellez (o la con picos y a~dones,
doncella misma); el hombre la •corta• (desflora quebrántase mi oora~n
)a planta), o la muchacha se la ofrece; menos di- con penas y dolores [298].
rectamente, la muchacha corta flores para darlas
a su amigo. Los frutos desempeñan el mismo pa- O, dando un paso más hacia el lenguaje figurado:
pel: "'Por las riberas del rfo 1 limones coge la vir· "Uvanse las casadas 1 con agua de limones; 1 lá-
go .. . 1 para dar al su amigo" [99]. vome yo, cuitada, 1 con ansias y dolores" [297].
Pero toda entrega amorosa encieml un peligro: Otra traslación, derivada de la asociaci6n del amor
hay que pagar por ella. Y esta idea se expresa con con el mundo vegetal :
un símbolo varias veces repetido: el de la prenda
que debe darse a cambio de las flores o frutas Dame del tu amor, señora,
siquiera una rosa;
hurtadas: "'En trastes, mi señora, 1 en el huerto dame del tu amor, galana,
ageno, 1 cogistes tres pericas 1 del peral del me- siquiera una rama [167].
dio, 1 dexaredes la prenda 1 d'amor verdadero"
{75]. Clara es también la simbología del cantar La identificación de la amada con una planta
de las Tres morillas (búsqueda de amor y frus- condujo a una de las poquísimas metáforas en que
traci6n) : -rres morillas tan garridas 1 yvan a co- la idea básica encama plenamente en una imagen
ger oJivas ... , 1 y hallávanlas cogidas, 1 y toma- concreta y se funde con ella:
van desmafdas ... • [101]. Como es claro el tras-
fondo de "'Meu naranjedo non ten fruta, 1 mas Arrimirame a ti, rosa,
agora ven: 1 no me le toque ninguén" [343]. no me diste solombra [259).
La naturaleza también desempeña un papel pre-
dominante en las metáforas, que debemos distin- El desamparo expresado en una breve e intensa
guir de los símbolos, aunque a veces se entrecru- imagen poética. Antes de 1580 es extraordinaria-
EL ESTILO 59
58 EL MUNDO POÉ'nOO
No puedo apartarme
mente raro encontrar algo asi en la lfrica de tipo de los amores, madre,
popular. En Ja siguiente etapa de la dignificación, no puedo apartarme [126).
en la época de Lope de Vega. las cosas cambian.
Ahí no nos sorprende tanto topamos con textos Suprimamos el tercer verso, que · no añade nada
como "lo soi la mariposa 1 que nunca paro 1 has- al sentido. El efecto es otro; queda la asevera-
ta dar en la llama 1 donde me abraso'". Estamos ción pura, neutral. La carga de pasión parece des-
ya en el terreno de la lírica semi-popular, que cansar sobre todo en la repetición, al final, de las
comparte con la poesía culta contemporánea tó- primeras palabras. El poeta acentúa con la repe-
picos y procedimientos poéticos: "Mis amores, za- tición el elemento subjetivo "no puedo apartarme"
galas, 1 y mis contentos 1 unos fueron ayre 1 y y hace pasar a segundo término el resto de la fra-
otros son fuego'". Es, ya lo sabemos, poesía artfs- se; pero a la vez toda ella se contamina con la
tica con ropaje popular. Después el contenido mis- intensidad que emana de la repetición: el cantar-
mo pasará al folklore hispánico, y a la follcloriza- cillo entero ha subido de tono.
ción de la poesía semi-popular de la época lo- Idéntico procedimiento encontramos en un sin-
pesca debe la lírica popular actual, siquiera en fín de cantares antiguos. En varios se repite al fi-
parte, su notable riqueza metafórica. nal todo el primer verso: "Si dixeren, digan, 1 ma-
dre mía, 1 si dixeren, digan.. [236], "Hilo d'oro
mana 1 la fontana, 1 hilo d'oro mana" [392). En
otros muchos la repetición del principio se efec-
EL ESTILO túa dentro de un mismo verso: "Por en~ima de la
oliva 1 mírame el amor, mira" [70], "Yo, mi ma-
LA ESCASEZ de auténticas metáforas en la más an- dre, yo, 1 que Ja flor de la villa me so" [184],
tigua lírica de tipo popular parecerá quizá un de- "En aquella peña, en aquélla, 1 que no caben en
fecto básico a quienes quieren ver en la imagen e11a'" [Alín 348], "que yo blanca me era, blanca"
la esencia de toda poesía. Y sin embargo, ¿podrán [200], "'Delicada soy, delicada ... " [524). El pro-
ellos mismos sustraerse al encanto de aquellos vi- cedimiento da un carácter casi exclamativo a la
Uancicos? Se llegará inevitablemente a la conclu- estrofa. Hay cantarcillos que consisten en dos o
sión a que llegó Eugenio Asensio a propósito de tres palabras varias veces repetidas: "So ell en-
las cantigas á amigo: puesto que no hay metáfo- zina, enzina, 1 so ell enzina" [95], "Vayámonos
ras y sí poesfa en ellas, el efecto estético radica ambos 1 amor, vayamos, 1 vayámonos ambos"
en otros factores.10 Tratemos de encontrar siquie- [98) '"Trébol florido, trébol, 1 trébol florido"
ra algunos de ellos. [3S.~i], "Anda, amor, anda, 1 anda, amor" [440].
¿Dónde está, por ejemplo, el secreto de la in- Un efecto análogo y a la vez diferente nos pro-
tensidad que emana de tantos cantarcillos? Inten- ducen. los cantares que repiten las primeras pala-
sidad, tensión, énfasis. bras variándolas: "Vos me matastes, 1 niña en ca-
ft() EL MUNDO POÉTroo EL ESTILO 61
hr,llu, 1 vos me avéys muerto" [161], "En Ávi1a, de" [353] acentúan la imagen. Se llega a casos
mi!! ojos, 1 dentro en Ávila.. [320), y aquellos pa- como
r<mdos cuyo segundo verso repite los elementos
del primero invirtiéndolos, a veces con alguna al- En el guindal verde,
teración o supresi~n: •ne1 amor vengo yo presa, en el guindal,
1 presa del amor [ 124 J, "Del rosal vengo mi en el guindal verde
madre, /vengo del rosale'" [344], "Por el rf~ me guindas ay [354],
1levad, amigo, 1 y Ilevádeme por el rfo" [395]. Sub-
siste el énfasis, aunque ya sin el efecto de marti- de extraordinario efecto sonoro y plástico; o como
lleo que produce la repetición textual. el espléndido
Otras veces la repetición actúa meramente como
apoyatura rftmica: "Si le mato, madre, a Juan, 1 si Si me lleva el vento, lleva,
le mato, matarme han'" [Alín 646]. Las palabras ¡ay, madre mía, voy que me lleva! [384],
que siguen a la repetición son esenciales y espe-
radas; la frase se tiende como un arco sobre el que nos arrastra tras si en su vertiginoso vuelo.
segundo "'si le mato", con lo cual disminuye el Repetición, y aun juego con las palabras. Un
valor enfatizador de la repetición. A este tipo per- mismo verbo aparece en dos inflexiones distintas:
tenecen muchas cuartetas que repiten textualmen- "si le mato, matarme han'" [183], "Por cortar una
te el primer verso tras el segundo: "Por vida de rama, 1 vida y cortéme·; un sustantivo, con su
mis ojos, 1 el cavallero, f por vida de mis ojos, derivado ("'Solivia el pan, panadera ... "' [ 428],
1 bien os quiero" [156], "Que si soy morena, ¡ ma- "Las palomicas del palomar... ") o con su varian-
dre, a la fe, 1 que si soy morenita, f yo me lo te ("Qué tomillexo, 1 qué tomillar ..... [404}, "Que
passaré'" [201], "'Solié que andava f el molin6 f no hay tal andar por el verde olivico, 1 que no hay
solié que andava, 1 y agora no" [ 424], ' tal andar por el verde olivar" [352] ) • Y no falta
la figura etimológica: "La mañana de San Juan
Que no me los ame nadie f las flores florecerán'" [453], "Molinico ¿por qué
a los mis amoresé, no mueles ... ?" [425], "Oh, cuán bien segado ha-
que no me los ame nadie, béis, 1 la segaderuela. 1 Segad paso, no os cor-
que io me los amaré [228]. téis, 1 que la hoz es nueva" [ 408], "Velador, que
el castillo velas, 1 vélalo bien y mira por ti, 1 que
En general es patente que la antigua lírica de velando en él me perdí" [ 436]. Y así hasta llegar
tipo popular se goza en la repetición de palabras. al franeo juego: "Hola, que me lleva la ola" [390].
Aquel "'vamos, vamos, f vamos a poner ramos'" El goce en la repetición es tan caracterfstico
[Alonso-Blecua, 464], aquel "Fuera, fuera, fuera como el empleo de giros fijos: la continua invo-
1 el pastorcico" [279] subrayan la exhortación: cación a la madre, el llamar a la amada o al ama-
"Gaviao, gaviáo branco" [310], ·oliva!, olival ver~ do mi~ o;os, mi vida, mi alma, vida de mi oída, y
62 EL MUNDO POÉTICO f:L ESTILO
63

hablar de má lindo amigo, mi buen amigo, mi lin- Pero volvamos al "'No puedo apartarme . · . " He-
do (dulce, buen, garrido) a7TW1'; el atán garrido y mos visto c6mo la repetición de esas palabras al
atán lozano; el ¿qué har~P y no puedo olvidar; el final de la frase origina un cambio de tono, ~do
agora viene, o irme quiero, o vámonos, o clero de pronto carácter enfático a lo qne e~ una sun-
estar; la noche escura, las riberO$ de aquel río, y ple aseveración sin especial carga afectiva. En un
tantos otros. Con ellos hay que asociar los perso- extenso grupo de cantares se logra un efe~o. pa-
najes preferidos: la niña virgo o niña dalgo o niña recido por medio de un procedimiento dis~to:
en cabello, la doncella, la sen-ana y la pastora, el empleo de una frase enfática -exclamaciÓn o
la moza o mozuela o zagala, la 7TW1'ena, la señora interrogación- después de un comienzo en tono
y dama, la casada o mnlca.soda; el caballero, el reposado:
marido, el barquero, pastor, villano. También los
nombres que suelen adoptar los personajes: Cata- Madre mía, amores tengo:
lina, Isabel, Juana, Leonor y Maria, o Juan, Pedro; ¡ay de mi, que no los veo! [215]
y los lugares predilectos: Sevilla, Granada, Casti-
Si eres niña y has amor,
Ua, España ... ¿qué harás quando mayor? [116]
Más que de clichés -fónnulas desgastadas- se
trata aquí de palabras y giros poéticamente con- El ·procedimiento es muy frecuente: "Llaman a la
sagrados, que suelen poseer un concentrado poder puerta J y espero yo al mi amor. 1 ¡Ay, que to-
de evocación. Ya el carácter arcaico de algunas das las aldavadas 1 me dan en el cora~nl" {213],
-niña dalgo, cuerpo genzor, fonte frida- las col- "Puse mis amores 1 en Fernandi<;D· 1 ¡Ay, q?e era
maba de sugerencias.'1 Lo mismo, la -e paragógi- casado!, 1 ¡mal me ha mentido! {253], 'Titze~ a
ca o asonántica, que desapareció de la lengua ha- mí que los amores é: 1 ¡con ellos me vea s1 lo
blada en el siglo XI y siguió viva como arcaísmo tal pensél.. (200], "Y la mi cinta dor&:da 1 ;por
poético en los cantares de gesta, los roOMlnces y qué me la tomó 1 quien no me la dio?'" {295~ ,
las canciones líricas (c:Wdade, rosale, af1Wf'e, olvi- "Buen amor tan desseado, 1 ¿por qué me has olVI·
dare, serane, none). Para los literatos de los si- dado?" {249]. A veces el segundo e~emento, .que
glos XVI y XVII esa -e teodrla un encanto particu- marca el énfasis, constituye una répl~~ al P~~­
lar y también ciertas formas arcaicas del habla ro con lo cual se intensifica la opos1c1Ón estilfstt-
vulgar, como ge lo 'se lo', ál 'otra cosa', so 'deba- cd entre ambos: "Llamáysme villana: 1 ¡yo no lo
jo', feridas, oos 'os', estó 'estoy', o la terminación soy!" {290], ..Engañástesme una vez: 1 ¡nunca
-{}des, -edes en el presente de indicativo, o for- más me engafiaréisl" Otras .veces ~e . establece ~1
mas como el mi amigo, etc.; solían emplearlas en contraste entre una afirma.ClÓn ?b!etiva gener:ah-
sus imitaciones, porque las s~ntían como parte del zadora y sus consecuencias subJetivas y particu-
lenguaje poético característico de los vil1ancicos lares: "Las blancas se casan, 1 las morenas n?,:
antiguos. ¡ buen dia me á venido, 1 que blanca me SOl •
64 EL MUNDO POÉTICO EL ESTILO

(Este procedimiento, dicho sea de paso, es muy al~ las haldas: 1 ¡tira allá, mal viento, 1 que me
común en la actual lírica folld6rica.) Otras veces las al~l" [350] con la expresi6n enunciativa Y
el énfasis se logra mediante la contradicci6n u serena de "Levant6se un viento 1 que de la mar
oposici6n de los dos elementos: "Solfades venir, salía 1 y al~ las faldas 1 de la mi camisa"
amor: 1 agora non venides, non" [250], "No ten- [Aifn 394]. Son dos tipos de bell~za distintos: in-
go cabeJJos, madre, 1 mas tengo bonico donayre'" tensa, colorida, la una; callada, d1screta, la otra.
[191]. Y asf hay diversos tipos de contraste que
crean una dualidad en los cantarcilJos, presagio Dentro de esta última moda1idad hay maneras
de la frecuente bimembraci6n de la copla popular diferentes. Ahl está la oanci6n meramente narrati-
de nuestros días. va o descriptiva: "'Tres morillas m'enamoran 1 en
Pero no necesariamente tiene que haber con- Jaén: 1 Axa y Fátima y Marién" [}01], o -con el
trastes o repeticiones para que el cantar alcance ayre de la sierra 1 toméme morena [ 199J, o -yen-
el característico clima de intensidad. Basta a ve- do y viniendo 1 voyme enamorando, 1 una vez
ces una sola interjecci6n -un ¡oh!, un ¡ay/ o ¡ay riendo 1 y otra vez llorando• [129]. Aht. está, por
Dios!, un ¡tri8te de mí/- o un imperativo, una otra parte, la canci6n que razona y explica: "Pe>:'·
f6rmula de encarecimiento, o, cuántas veces, una narme quiero yo, madre, 1 porque sé 1 que a :nus
palabra especialmente expresiva. Pensemos en amores veré• [192], "Aunque soi morena, 1 no
..¡Ay!, luna que reluzes, 1 toda la noche me alum- soi de olbidar, 1 que la tierra negra 1 pan blanco
bres'" [368], en "'De las dos hermanas, dose, 1 vá- suele dar'" [202], o el cantarcillo gallego, ..Quien
lame la gala de la menore'" [65], en •No me las amores ten 1 afinque-los ben, 1 que nan he veinto
enseñes más, 1 que me matarás'" [180]. Muchas que va y ven• [230]. Aquí estamos ya a un paso
canciones son una sola frase exclamativa: ·¡si vi- del refrán. Otros cantares tienen un caricter total·
niese ahora, 1 ahora que estoi sola!" [108]. mente sentencioso: "Niña y viiia, peral Y habar 1
Por otra parte, veamos un cantar como: malo es de guardar" [73], y muchos como éste
eran a la vez cantares y proverbios: 11 "Allá miran
Las mis penas, madre, ojos 1 a do quieren bien" [Alío 333], "Quien bien
de amores son [302]. tiene y mal escoge, 1 por mal que le venga no se
enoje" • A los años mil welven las aguas por do
Una frase llana; la pasi6n amorosa expresada solfan' ir", "Las pascuas en domingo 1 vende los
sin exaltaci6n alguna. Compáresela con "Moriré bueyes y compra trigo•. Evident~ente estas ge-
de amores, madre, 1 moriré" [299], y se verá has- neralizaciones, por su naturaleza uusma, están le-
ta qué punto suena "desapasionada" aquella otra jos de toda exaltación Hrica.
queja: "Las mis penas, madre, 1 de amores son". Tampoco suele haber mucho énfasis pasional
Frente al grito, la serenidad. Dentro de otro ám- en estribillos dialogados como "Mi señora me de-
bito podemos comparar también la expresi6n en- manda: 1 -Buen amor, ¿quándo veméys? 1 -Si
fáticamente tmviesa de "Un mal ventezuelo 1 me no vengo para Pascua, 1 para Sant Juan me aguar-
66 EL MUNDO POÉ'nOO LOS TEMAS

cléys...f245!- ~lgunos de ellos toman un sesgo hu-


morfstico: Dune, paxarito, que estAs en el nido:
1 !a da~a besada ¿pierde marido? 1 -No, la mi Los TEMAS
!>enora, SI fue en escondido.. [144), "Pereza, pere-
za, 1 por la tu santa nobleza, 1 que me dexes le- ToDA ES.~ diversidad de tonos y maneras encon-
vanta!. 1 -N.? quiero, no quiero, 1 buélvete a tramos en nuestros minúsculos villancicos. Y junto
echar [540], Entrá en casa, Cil Carda. 1 -Soltá a la variedad estilística, la riqueza temática. Esta
el palo, muger mía.. [547] . tradición poética ha bebido evidentemente en mu-
Dentro de cada uno de los dos grupos que he- chas fuentes diferentes. Alguna la conocemos ya :
mos establecido hay un sinnúmero de posibilida- el caudal de símbolos elementales y arquetípicos
des expresivas. Podríamos tomar una pequeña que pueden reaparecer una y otra vez de modo
mue~tra y ver de qué diversos modos se expresa espontáneo: el lavar la camisa del amado, el si-
la niña que no quiere ser monja, en los escasos multáneo florecer de los amores y las plantas, la
ocho. textos que he encontrado con ese tema. Una fuente, el baño de amor y varios mAs. Tales mo-
caOCión lo presenta en forma de breve diálogo en- tivos aparecen también en la lírica medieval de
~ madre e hija.: ..-Meterte quiero yo monja, 1 otros países europeos. En algún caso las coinci-
hiJa mfa y de mt cora~n. 1 -Que no quiero ser dencias son tan notorias, que revelan contacto y
monja, no,. [118]; en otra, la niña se limita a decir mutuas influencias entre las tradiciones poéticas.
ese "no quiero" con insistente repetición: "Nao Bien doit quellir oiolete 1 qui pat' amours aime se
quero ser monja, madre, 1 nao o tenho no cora- dice en una pastorela medieval francesa, 11 y en
~ao: 1 náo quero ser monja, náo.. [Alío 65]. Otra Cil Vicente: "~Quál es la niña 1 que coge las flo-
vez _lo dice de ..modo más calmado, razonándolo res 1 si no tiene amores?'' [74) . Continúa así:
graciOsamente: No quiero ser monja no 1 que "Cogía la niña 1 la rosa Aorida; 1 el ortelanico
niña namoradica so" [119] ; en otra, 'co~enza a 1 prendas le pedfa"; y en Francia se cantaba en
reflex!onar con mesura, •Aunque yo quiero ser el siglo xv: Glamays non iray al boy 1 la flor
beata , Y luego lanza el vuelo en una alada excla- culhir, 1 quar le forestier du boy 1 mon ghage en
mación -"¡el amor, el amor me lo desbarata!.. a prú. Son temas que viajan de un lugar a otro,
[123]-, que es ya glorificación del amor. Gran sin que podamos fijar su origen.
contraste con. el ~obrio •¿Cómo queréis, madre, Por toda la Europa medieval se extiende la tra-
1 que yo a D1os Sll'Va, 1 siguiéndome el amor 1 a dición de la canción puesta en boca de una mujer
la contina?" [AJín 398]. Nuevo tono exaltado en -chan.aon de femme francesa, Frauenlied alemán,
"~~gora 9ue sé d'amor 1 me metéys monja? 1 ¡Ay cantiga tlamigo gallego-portuguesa-, que en to-
D1os, que grave cosa!,. [120; cf. 121]. das partes expresa ademA$ temas análogos: a ve-
ces los temas universales del amor, los celos, la
ausencia; o bien motivos más concretos, que si
aparecen aquf y allá es por contagio. Entre estos
68 EL MUNDO POÉTIOO 69
últimos incluiría yo Jos curiosos alardes de belle- gefWgen aus melnet" Hand ... 1 ach Gott, wem
za: el."mírame, Miguel/ cómo soi hermosa.. [190], soU lch.J klagenl . •.
que tiene su paralelo en V ien avant, biau.t dous A veces la doncella, en figura de ave, es per-
amia, 1 Robín, Robin, Robín, 1 esgmr con fe suix seguida por un hombre en figura de cazador o de
belk; el "quantos me vieron dezfan 1 ¡qué pana- pájaro de rapiña. Se llega as{ al tema de la meta-
dera garrida!.., o en gallego-portugués, e fremoSitJ fórica "'caza de amor'", que en España comparten
mi diro quen me w . . . ca mi sei eu que mi pa- la literatura culta y la de tipo popular y que es
ruco ben. ya frecuente en la poesía trovadoresca provenzal
Otro tema femenino, francés y alemán, italiano y francesa. Y de Francia nos viene quizá el tema
Y espaiiol: la defensa del color moreno: Por ceu afín de la "guerra de amor'", tema ovidiano, pro-
86 fe suix brunete 1 ne fai fe pa8 a ranfweir. venzal, francés, alemán y árabe; persiste en la
- "Aunque soi morena, 1 no soi de olbidar.. [202]. poesía cortesana española de los siglos xv y XVI y
Y la morena se lava la cara con agua del almen- brota inesperadamente en el cantarcUlo lorre de
druco o del alcanfor [203), igual que en Italia la niña, y date, 1 si no, dart'é yo combate• [163] .
La brunettina mla 1 con racqua della fonte 1 la La poesía de los trovadores dejó en nuestra 11-
ri laoo la fronte 1 e'l viso e7. petto. General es rlca folklórica medieval algo más que esas redu-
también el tema de la "monja pesarosa•, aunque cidas muestras: le heredó -quizá a través de la
en Francia los lamentos llegan tarde ( moloia 80ft lúica Mde cancionero'" española- la concepción
de deu ki me fVt nonnete), y la niña espaiiola, ya misma del amor como servicio, con sus requisitos
lo sabemos, se cura en salud. forzosos de silencio y discreci6n y su repudio de
En las escasas alha8 españolas no aparece, como la jactancia masculina [272]; la timidez del aman-
en las francesas y alemanas, el velador, ni tampo- te -el clásico •no oso· [Alín 144, 340, 397]-, el
co la alondra; lo que saca a los amantes de su dul- odio a los murmuradores y •malos envolvedores..
ce reposo es el gallo, el mismo gallo que despier- [231-236]. También la idea del amor como cauti-
ta a los fieles en Jos himnos matutinos cristianos verio y como cadena, el corazón robado o incen-
[ 112, 113]. El pájaro mensajero, de rancio abolen- diado, etc.
go en las literaturas europeas, llegó también a la Podrá sorprender que la ideología del amor cor-
Penmsula [221, 222], pero más aún el ave que tés se encuentre reflejada en una tradici6n poéti-
simboliza al amante (ánade, azor, gavilán, bal- ca de tipo folldórico. Pero el hecho s6lo revela
cón) o a la amada (garza, paloma, pega) [188, una vez más cuánto puede haber de literatura en
189, 309; Alín 273, 869, XV J. En el siglo XVI la el folklore, y hasta qué punto éste se nutre a ve-
poesía popular alemana y la portuguesa lamentan ces en el arte de las clases superiores. La 1frica
de modo muy parecido la inconstancia de la ama- que aqui estudiamos nos ofrece otras muestras de
da: "Volava la pega e vay-se: 1 quem me la to- concepciones aristocráticas. Dice un cantarclllo de
massel" [132]; Mir ist ein kleim Waldoogelein 1 tipo popular recogido en el siglo XVI:
7«1 EL MUNDO POÉTICO LOS TEMAS 71
Si los pastores han amores, . cantares análogos [281-284], a juzgar por textos
¿qué harán los gentileshombres? [334] como ]e ne mi marlerai, 1 mais par amors amerai.
Lo mismo, el "Si no me cassan ogaño, 1 yo me
El amor es privilegio de los nobles. ¡Cuál no será yré con un frayre otro año" [Alín 632] ( cf. s'll ne
su fuerza, si hasta los sencillos pastores pueden
sucumbir a él! Normabnente se espera que los
r
me marient 1 ilz len repentiroñt: 1 apprendray
a fcdre 1 ce que les aultre font ... ).
hombres sin cultura no sepan lo que es amor: el La lírica francesa medieval ofrece además ejem-
rústico vi1lanch6n se muestra insensible a los re- plos del simbolismo erótico del molino [426] y
querimientos de la donceJla -la •gentil dama• del del tema de las comadres borrachas [571-578]. No
Romancero-, y por algo "'La que tiene el marido faltan coincidencias temáticas individuales, como
pastor 1 grave es su dolor• [Alín 631]. la del cantar de "Guárdame las vacas, 1 carillejo,
En Francia este último motivo es frecuente en y besarte he, 1 si no, bésame tú a mi, 1 que yo
las canciones de malmaridada. Al pasar a España te las guardaré" [143] con una canción francesa
-el origen francés es aquí seguro-, el género cam- del siglo xv: . . . ]e prenaisse moolt gtant plaisan-
bió un tanto de rumbo : las quejas de la malcasa- ce, 1 beUe, de voz moutona garder, 1 maia que ce
da española son por lo común mb patéticas y fust en e3percmce 1 que vous me ooulisriez aymer.
menos frívolas, incluso cuando asoma el tema del Más notable aún es la supervivencia del antiguo
adulterio. Pero quedan reliquias de la temática estribillo (siglo xm) Cuí lairai ge mu amot"S, 1
francesa. Así, aparece la desigualdad social de los amíe $a vos non; conocido ya del rey Dinis, quien
esposps: "mal aya quien os le dio 1 esse marido bordó sobre el tema una cantiga elamor, reaparece
grossero" [291], o, con signo inverso, •uamáys- en fuentes renacentistas en una fonna sorprenden-
me villana: 1 ¡yo no lo soy! ... " [290]. A esa des- temente cercana a la original, tanto por el texto
igualdad parecen apuntar el "Garridica soy en el como por la melod{a:
yermo ... " [292] y el ..Niña de rubios cabellos, 1
¿quién os traxo [a] aquestos hyermos?"' [AHn 92], ¿A quién contaré yo mis quexas,
que recuerdan aquel ]o qui .ron tant beUe filie 1 mi lindo amor?
man dounade a ung villan. . . Los otros dos mo- ¿A quién contaré yo mis quexas,
tivos franceses de desgracia matrimonial -el ma- si a vos no? [154]
rido viejo y el que golpea a la mujer- también
han dejado en España algunos vestigios: el "'Viejo Por otra parte, se dan en nuestra lírica temas y
malo en la mi cama ... " [Alín 146] y el •firi6os motivos que parecen exclusivos de la Península.
vuestro marido" [152] . Es evidente que en la Edad Hispánico es el papel preponderante de la madre,
Media española existieron mb canciones de mal- a la cual la muchacha confiesa sus penas y a!e-
maridada que las conservadas. grías amorosas. Presencia constante desde las jar-
Quizá viniera de Francia el "No quiero ser ca- chas hasta la Hrica actual, pasando por las canti-
sada, 1 sino libre enamorada" [Alin 572] y otros gas elamigo y los villancicos, se ha convertido en
72 LOS TEMAS 73
muchos de éstos en un cliché desprovisto de sig- -Dezid, hija garrida,
nificación; por algo decía Lope que no había can- ¿quién os manchó la camisa?
ción "sin niña y madre'". -Madre, las moras del ~al[e] ,
De los antiguos cantares hispánicos de romería [las moras del ~~ madre].
queda una que otm reliquia en nuestro reperto- -Mentir, hija, mas no tanto,
rio, y algunas más de las cantigas marineras, tan que no pica la~ tan alto [553].
arraigadas en el Noroeste ibérico. Hasta qué pun-
to estos cantos de mar se relacionan con la tradi- La misma diferencia temática entre ambos textos
ción occidental nos lo muestra, no sólo el lengua- parece probar que el castellano no deriva del ga-
je de muchos de ellos [400, 399], sino sobre todo llego-portugués, sino que ambos proceden de una
ciertas coincidencias textuales con cantigas de ami- tradición común. El cantar recogido por Hernán
go. La pregunta que hace al marinero la niña Núñez se relaciona a su vez con un romance cas-
abandonada [.252]: "¿si los viste a mis amores, 1 tellano antiguo:
si los viste allá pasar?'", corresponde a la que di-
rige a las ondas la doncella de Martín Codax [44]. -Essa guirnalda de rosas,
hija, ¿quién te la endonara?
Y la queja de otra muchacha gallega, Vi eu, mía -Donómela un cavallero
madr', andar 1 aa barCII8 eno mat'. • • e non o achet que por mi puerta passara;
i 1 [o] que por meu mal vl [42J, nos está expli- tomárame por la mano,
cando el sentido de "'Vi Jos barcos, madre, 1 vilos a su casa me llevara ...
y no me valen· [386). traygo, madre, la camisa
Otra reliquia de la tradición occidental es la oer- de sangre toda manchada . ..
vatica que enturbia el agua [82], descendiente de -Si dízes verdad, mi hija,
los simbólicos ciervos gallego-portugueses, como tu honrra no vale nada . · · u
los de la famosa cantiga de Pero Meogo:
(En seguida, la hija se defiende dicie~do "qu~
-Digades, filha. mia filha velida, más vale un buen amigo 1 que no ser malm~n­
porque tardastes na fontana fria? •.. dada": otro tema -ya lo vimos- de nuestra Unca,
- Tardei, mia madre, na fontana fria, que tiene un paralelo casi textual en la poes(a
cervos do monte a augua volvian ..• francesa del siglo xv: Il ooult bien myeulx aooü-
amy 1 qtleme mal mariée . .. )
-Mentir, mia fiJha, mentir por amigo: No paran aquí las coincidencias temáticas ~
nunca vi cervo que volvess'o rio... [37] el Romancero viejo. En él encontramos a la nma
cautivada por los moros mientras coge rosas [317;
Por cierto que esta cantiga se parece extraordi- cf. los romances de Mariana, de Jul~anesa, del P.!'l:
nariamente a otra casteiJana, recogida, en el si- mero], el "Si donnfs. . . desperta~ [369; cf. S1
glo XVI, por el Comendador Griego: duennes, rey don Rodrigo, 1 desp1erta por corte-
14 EL MUNDO POÉTIOO
75
sía"J, lo mismo que ciertas frases hechas como "la
mañana de San Juan", "blanca y colorada" "niño junto, una impresión engañosa y es, hasta cierto
Y muchacho", "falso, malo, engañador". La pre- punto, un campo de ruinas.
gunta con "Digasme ....., tan frecuente en el Ro- Vimos antes que los libros de música polifónica
mancer?: está en varios cantares líricos [252, 253], y vihueHstica del siglo XVI, lo mismo que ciertas
Y ~ambt~n en la glosa a "Si el pastorcico es nue- obras de teatro, recogen, además del villancico
vo [ Alm 4501, que parece trasunto del romance fo11dórico, las estrofas que el pueblo solfa cantar
de "La boda estorbada". Aquí. como en otros ca- a continuación de él, o bien estrofas que imitan
sos, los ecos romanceriles no aparecen en el breve a aquéllas. Los desarrollos estróficos de ese tipo
cantar Hrico, sino en las estrofas que lo desarro- -a los que hemos llamado glosa8 a falta de un
llan. ~ero esto nos lleva ya a otra cuestión, de término mejor- no son muchos, pero sí bastantes
gran mterés, que conviene examinar despacio. para afirmar, sin lugar a dudas, la existencia de
esa forma poética en la Edad Media.
Conocemos alrededor de doscientas de esas "glo-
sas... Predominan las formadas por una o m&s es-
LA FORMA trofas en pareados octosilábicos o en cuartetas
hexasilábicas, con ocasional alternancia de otras
CoMo SABEMos, la mayoría de los cantares de tipo medidas. Algunas constan de tercetos monorri-
popular que nos han conservado las fuentes lite- mos, más o menos regularmente octosilábicos; unas
rarias desde el siglo xv hasta el xvu son brevisi- cuantas, de un terceto monorrimo seguido de un
mas estrofas de dos, tres o cuatro versos. Solía y verso que rima con el estribillo (zéfel); otras po-
suele darse a este cantarcillo el nombre de villan- cas son sextillas hexa o heptasilábicas, rimadas en
~~ -término después limitado a las canciones re- los versos pares. No abundan las tiradas monorri-
ligwsas- . o sea, canción de villano de labriego mas de más de tres versos, como las de "'Aunque
Se ~ dicho, ~~ raz6n, que esa reducida estrof~ me vedes 1 morenica en el agua ..... [122], que
constituye el nucleo lírico popular en la trad ·_ son excepcionales también por su irregularidad
ci6n hispánica" (son palabras de Dámaso Alonso). métrica: en general el metro de las glosas tiende
Es la forma en que se nos presentan las jarchas a ser regular.
mozárabes y parece ser la forma por excelencia de Las estrofas rematan en la mayoria de los casos
las canciones de tipo popular recogidas durante el con la repetición parcial del villancico, a veces pre-
Renacimiento. Sin embargo, debemos reconocer cedida de un verso de enlace; mis raro es, en
que esas cancioncillas son en su mayoría fragmen- nuestros textos, que después de la estrofa se re-
to de un todo más amplio que en muchos casos pita íntegro el estribillo.
se ha perdido. En este sentido, el repertorio de los
textos que se conservan produce, visto en su con- El villancico suele constituir el elemento básico,
el núcleo de la composición. La gl?sa se subordi-


76 EL MUNDO POBnOO LA FOBMA 77

na a él por su contenido y a menudo también por En otras muchas glosas de tipo popular desapa-
su texto: rece el nexo textual entre el villancico y las estro-
Alta estava la peña,
fas, pero sigue en pie la conex;ión temática, ~o
nace la malva en ella. en este precioso cantar recog¡do en la comed1a
Inés Pereif'a de Gil Vicente:
Alta estava la peña
riberas del río, Mal ferida va la g~a
nace la malva en ella enamorada,
y el trévol florido [340]. sola va y gritos dava.
A las orillas de un do
Vemos aquí que la estrofa "'despliega" por as{ de- la ~ tenia el nido;
cir los dos versos del villancico, añadiéndole a ballestero la ha herido
cada uno un verso que especifica y ampUa su con- en el ahna:
tenido. En éste y otros poemitas con el mismo es- sola va y gritos dava {309] .
quema la obligada reaparici6n del villancico den-
tro de la estrofa le marca fronteras le impone una Manteniendo el simbolismo del villancico, la glosa
especie de freno. Pero más frecuente que este des- explica el origen de la herida y de los gritos y pre-
doblamiento matemático es un desarrollo más li- cisa las circunstancias. Lo mismo, en ..Llamáysme
bre del villancico, casi siempre a partir de sus pri- villana: 1 ¡yo no lo soy! 1/ Cas6me mi padre 1
meras palabras: con un cavallero, 1 a cada palabra 1 "'hija d'un
pechero·. 1 ¡Yo no lo soyt• [290]: después de di-
Alabásteysos, cavallero, rigir su protesta al marido, tal parece como si la
gentilhombre aragonés, malcasada se volviese a un supuesto público para
no os alabaréys otra vez. explicarle por qué ha dicho aquello. Hay un con-
Alabásteysos en Sevilla traste estilístico entre el villancico y la glosa: fra.
que ten(ades linda amiga, te al énfasis exaltado de aquél y a su subjetividad.
gentilhombre aragonés: la narración objetiva y más pausada de - DA·
no os alabaréys otra vez [272]. rraci6n que a menudo tiene puntos de contacto
con los romances viejos.
La glosa desempeña aquf, en cuanto al contenido Hay varios cantares en que se establece \10 c!IA·
una función más importante que en el caso ante~ logo o una especie de diálogo entre el villudoo
rior, pues no sólo concreta lo vagamente enuncia- inicial y la glosa: "Covarde cavaUero, 1 cde ~
do en el villancico, sino que le añade un elemento avedes miedo? // ¿De quién avedes miedo / dur-
aclarador, que lo ilumina con nueva luz: sabemos miendo conmigo? 1 -De vos, mi seflon_, / . qll
ahora que el caballero aragonés ha cometido la tenéys otro amigo. 1 ¿Y d·eso avedes ....._. 1 C.
peor de las indiscreciones. varde cavallero?" [149]. En otros caDIINI el vi•
7H EL MUNDO POÉTICO LA FORMA
79

llnul'lcu ununcia un parlamento, y éste aparece en mientras las estrofas quedaban a cargo de uno o
In J(losn : "Por amores lo maldixo 1 la mala madre más solistas; el coro solla intervenir cantando una
ni buen hijo. // "¡Si pluguiese a Dios del cielo parte del estribillo entre verso y verso de la es-
1 y a su madre Santa María 1 que no fueses tú trofa. .
mi hijo 1 por que yo fuese tu amiga!" 1 Esto dixo Es probable que en la Edad Media las estrofas
y lo maldixo 1 la mala madre al buen hijo" [322]. glosadoras fueran a menudo i.mprovisada~ por los
En todos los textos citados hay una estrecha re- solistas siguiendo procediouentos tradiCIOnales.
lación entre el villancico y la glosa. Pero hay va- Pero ~bía otras arraigadas en la tradición oral Y
rias canciones cuyas estrofas están unidas al vi- permanentemente asociadas a algún villancico. La
llancico apenas por un hilo muy tenue. Veamos supervivencia de ciertos fragmentos de glosas en
ésta: "No pueden dormir mis ojos, 1 no pueden la tradición oral de nuestros días, sobre todo entre
dormir. // Y soñava yo, mi madre, 1 dos oras an- los judíos sefardies, demuestra ese arraigo folkló-
tes del dfa 1 que me flo~a la rrosa, 1 ell pino rico. Por lo demás, fuera de tales restos, las glosas
so ell agua frida. 1 No pueden dormir" [308]. Y desaparecieron de la tradición oral, porque d~s­
aun hay otros textos en que ambos elementos, tal apareció de ella, casi por coml?leto, J:t forma mts-
como se nos conservan. no parecen guardar ya nin- ma de la glosa folklórica al estilo antiguo.
guna relación. Así: "Vi los barcos, madre, 1 vilos Hay en la poesia que estudia~os cancion~s en
y no me valen. // Madre, tres m~elas, 1 no de las cuales el villancico no constituye el nucleo,
aquesta villa 1 en aguas corrientes 1 lavan sus ca- sino un simple estribillo o apoyo entre las estro-
misas.. [386]. Es posible que esta estrofa no fuera fas que son el elemento principal de la compo-
sino parte de una glosa más extensa, en la cual si siclón. Las fuentes renacentistas registran pocos
se estableciera el nexo entre los barcos del estri- ejemplos de este tipo, ~~ duda. porque se aparta-
billo y las mozuelas lavanderas de la glosa. Otra ban de los géneros poetico-musJcales en boga. Al-
explicación podría ser que el villancico se asoció, gunos son romances o roiJ?ancillos. n!rrativos con
en cierto momento de su' trasmisión oral, con una estribillo, como "So ell enzma, enzma [95]; otro.s,
glosa que pertenecla a otra canción. 83 historias entre narrativas y dialogadas, con camb1o
Poco sabemos de la primitiva ejecución musical de rima de estrofa a estrofa, como la de "Pero
de las canciones compuestas de villancico y glosa. González [560]. Y quizá hubiera otros tipos de
Las fuentes musicales que poseemos corresponden que no tenemos constancia.
a una etapa tardia y a un arte ya refinado. La No podemos recalcar demasiado, a es~ respec-
ejecución de todo el cantar por un solo cantant~ o to, la limitaci6n de las fuentes renacentistas. Las
por un conjunto no debe de haber sido la más formas de la tradición folldórica que no tenían pa-
frecuente en la Edad Media, pues hay razones ralelo en la poesía culta sólo fueron recogidas por
para suponer que en las fiestas medievales el vi- excepción. El caso más evident~ es el de la~ ~­
llancico era entonado por todos Jos asistentes, posiciones constituidas por vanas estrofas sunétri-
/i() EL MUNDO POÉTICO 81
cus sin villancico inicial. Las había de dos tipos: guesa: como si de la tradici6n folklórica en galle-
con un estribillo tras las estrofas o sin él. La pri· go y portugués hubiera desaparecido totalmente
mera forma, característica de tantas CIJiltigM <(am;. esa forma, o como si nunca hubiera existido den-
go gallego-portuguesas, suele considerarse exclusi- tro de ella y hubiera sido creaci9n efímera de los
va de ellas. Sin embargo, tiene que haber existido trovadores. Los cantares sefardfes y muchas can-
tam~ién ~ otras regiones de la Península, y en ciones de la tradición oral portuguesa de hoy
Castilla sm duda se dio esa forma "acéfala• junto muestran lo contrario.
a 1a otra. La prueba esbi en muchas canciones de También se cantarian canciones con estribillo
boda judeoespañolas, reliquia de la tradici6n me- más extenso, como lo prueban una cantiga galle-
dieval. He aquí una cantiga de Martín Codax [25] go-portuguesa de Pai Gomes Charinho [ 31] y otro
Y una canción recogida hace unos años en Ma- cantar recogido en Marruecos [6041:
rruecos [ 6071 :
& frores do meu amigo
Eno sagrado, en Vigo, briosas van no navío.
bailava corpo velido.
Amor el/ E varwe M frores
áaqul ben con meUB amores.
En Vigo, no sagrado, ldtu 60n M frore8
bailava corpo delgado. elaqul ben con meus amore1.
Amor el/
As frores de meu amado
• briosas van no barco.
En los tálamos de Sevilla E varwe M frore8
anda la novia en camisa. á aqul ben con meUB amores.
Andál que®. ldtu .tOR a8 frore8
claqui ben con meUB amores.
En los tálamos de Granada
anda la novia en delgada.
Anddi quedo. •
Dicilde al amor - si me bien ama,
Es evidente el carácter arcaico del cantar marro- que me traiga el coche- ande yo vaya.
quí, no sólo por su curioso parecido con "De los
álam~s vengo, ~dre" [3461. Sin embargo, ni los M as por laa arenltM,
canc1~neros mus1cales, ni las recopUaciones poéti- que por el arenal,
~s, m el teatro de los siglos XVI y xvn recogieron mos por calle8 del novio
eJemplos de este tipo; tampoco en lengua portu- me haréis andar.
H2 EL MUNDO POÍ:OCO LA FORMA 83
Dfcilde al amor - si me bien qtdere, La enorme semejanza formal que existe entre
que traiga la su mula - y que me leve. los ejemplos del siglo xm y los recogidos en nues-
Mas por las arenltas. tros días entre los judíos españoles no se limita a
que por el arentJl, la estructura estrófioa, sino · que !ltañe también a
moa por Ctlllea del noolo la relación entre una estrofa y otra, al paralelis-
me har& andar. mo que las une: una estrofa va se~da de ?tra
que repite casi textualmente su conterudo, vanan-
Como puede verse, esta cuestión se relaciona do la rima. Este procedimiento, que es común a
estrechamente con la del paralelismo, del cual ha- la literatura de muchas culturas diferentes, gozó
blaremos en seguida. Pero antes conviene exami- de extraordinaria difusión en la poesía cantada de
nar el otro tipo de canci6n acéfala: el que carece la Edad Media hispánica. Los trovadores gallego-
de estribillo y consiste sólo en una serie de estro-
portugueses lo adoptaron de la poesía oral y e~­
fas, simétricas por su forma, su tema y su expre-
si6n. Nuevamente podemos comparar las dos tra- plotaron sus posibilidades poéticas; Berceo lo uti-
diciones, a través de una cantiga de Pero Meogo lizó en su famosa cántica; los poemas catalanes
[36] y otra marroquí [618]: que mencionamos al comienzo, el cosaute de Die-
go Hurtado de Mendoza, todos son aprovecha-
Tal vai o meu amigo mientos más o menos literarios de un procedimien-
con amor que lh'eu dei
como cervo ferido
to generalizado en el folldore. Lo encontramos
de monteiro del-rei. también en muchas glosas de tipo popular reco-
gidas en fuentes renacentistas, aunque en ellas la
Tal vai o meu amigo estrofa que inicia el movimiento paralelístico no
madre, con meu amor, es la primera y básica de la composición, sino que
como cervo ferido está sujeta al villancico inicial y subordinada a él,
de monteiro maior ... como vimos: la estrofa inicial "Eno sagrado, en
• Vigo ... " da ella misma el tema que habrá de re-
petirse variado en la segunda estrofa, mientras que
... Aunque le di la mano, en "Mis ojuelos, madre ... " [ 182] la estrofa que
la mano al caballero, inicia el paralelismo no es estrofa primaria, sino
anillo de oro secundaria, derivada temaitica y textualmente del
metió en mi dedo. elemento básico, que es el villancico.
Aunque le di la mano, Las fuentes de los siglos xv a xvn, que no aten-
la mano al hijo de algo, dieron en general a las canciones acéfalas, nos
anillo de oro conservan sólo textos con paralelismo "secundario'",
metió en mi mano. salvo contadas excepciones, como:
EL MUNDO romeo LA FORMA 85
l.luruvu la casada por su marido,
l ugora la pesa de que es venido. 235]; cuando se combina con él [cf. 100, 101, UO,
234], podemos suponer ya el influjo de los trova-
~lorava la casada por su velado, dores gallego-portugueses. El procedimiento debe
t agora la pesa de que es llegado [549}, de haber sido más frecuente de Jo que permiten
sospechar las fuentes renacentistas, que muchas
o como veces no lo registran [cf. 317, 95, 559, 150].
Tanto el paralelismo como el encadenamiento
Al esquilmo, ganaderos, perduran en la Urica popular hispánica de nues-
que balan las ovejas y los cameros. tros días. Teniendo en cuenta la desaparici6n de
la antigua lírica folld6rica, es interesante esta su-
Ganaderos. a esquihnar, pervivencia formal; y no es la única, como en se-
que Dama los pastores el mayoral [418].ss guida veremos.
La forma más característica de la canción fol-
Este paralelismo "primario" tiene que haber sido kl6rica actual es la serie de estrofas métricamente
frecuente en la tradici6n castellana medieval. A equivalentes, pero a menudo temática y estilísti-
su vez, los textos gallegos y portugueses con villan- camente distintas, cantadas una tras otra con la
cico inicial -"Miño amor, dexistes ¡ay!• [152], misma melodía; suele haber estribillos, de varia-
"Donde vindes, filha.. [92], "Este é maio o maio ble extensi6n. Salta a la vista la semejanza con
é este• [357], etc.- revelan que el Occidente pe- los esquemas medievales antes estudiados: el ga-
ninsular no conocía s6lo la forma acéfala. Ambas llego-portugués y el sefardi. Salta a la vista tam-
fonnas están, por lo demás, en estrecha relaci6n bién la diferencia radical: la frecuente ausencia
de dependencia, como puede verse, por ejemplo, de trabazón temática y estilística entre las estro-
en las parejas de sin6nimos que coinciden en una fas en la canci6n actual. Con todo, ésta procede
y otra: amigo y amiga alternan con amado y ama- de la tradici6n medieval. La etapa intennedia está
da, camisa con delgado, quería con amtJba, la niña documentada en un género peculiar de canción lí-
(clonD) virgo con la niña (dona) dalgo, rio con alto rica, para el cual tenemos ahora bastantes testimo-
(o vado). sevma con Granada, florido con grona· nios del siglo XVI: las endechas. Eran estrofas de
do, etc. dos o tres versos largos o de cuatro versos breves,
En muchas cantigas tfamigo el paralelismo se independientes una de la otra, pero cantadas en
combina con el encadenamiento o leixa-pren: cada serie, con la misma melodfa. He aquí un fragmen-
estrofa da lugar a otra nueva mediante la repeti- to de una de esas series de endechas, procedente
ci6n de su último o sus últimos versos. El enca- de un cancionero manuscrito toledano de 1560-
denamiento, común también a la poesía folklórica 1570:
de otros países, existió en la Edad Media inde-
pendientemente del paralelismo [cf. 96, 99, 137, Armé una torre encima del agua,
salióme falsa y contraminada.
86 EL MUNDO POÉ'nOO LA FORMA 87

No me llamen flor de las flores versificaci6n. Detengámonos por un momento en


Uamadme castillo de dolores. ' este aspecto del villancico medieval, aunque no
estamos todavía en condiciones de abordarlo en
No me llamen flor de ventura forma definitiva. No podremos hacerlo mientras
Uamadme castillo de fortuna. : . no prescindamos de la manera éonvencional de
transcribir esas coplitas, de distribuir sus versos,
Aunque me veis que bivo en Canaria,
en Tenerife tengo mi morada. manera que nos fue impuesta por los literatos re-
nacentistas y que en muchos casos no corresponde
Coraz6n mio, no tengáis pesar, al peculiar ·sistema,. de versificación de aquella
si oy corre brisa, mañana vendoval. poesía.
Pedro Henrlquez Ureña nos ha dejado en su
Que oy corre brisa, mañana vendoval admirable estudio sobre la Versificación irf'egular
tras estos tiempos otros vendrán.a1 ' en la poesfa castelkma el análisis minucioso de los
distintos tipos métricos de los villancicos. Ha in-
Vemos aquí c6mo se yuxtaponen estrofas de di- sistido sobre todo en el carácter irregular -o •fluc-
verso <:<>ntenido y a la vez c6mo algunas pueden tuante"- de esa versificación, que no se rige por
estar hgadas entre sí por e] paralelismo o por el cuento de sílabas y cuya ley es la flexibilidad.
el encadenamiento, cosa que ocurre también en Veamos este cantarcillo que nos conservan dos
la ca~ci6n actual. Posiblemente lo que dio a esa fuentes del siglo XVI; en el tratado musical de
pecuhar forma poética su auge definitivo en el Francisco Salinas dice así:
folklore fueron las series de seguldillos -métrica-
~ente emparentadas con las endechas- que se hi-
-Meteros quiero monja,
hija m(a de mi co~n.
Cieron tan populares desde fines del siglo XVI y -Que no quiero yo ser monja, non.
que son también secuencias de estrofitas hetero-
géneas, dentro de las cuales ocasionalmente se La an6nima Fana penada lo trae de esta otra
agrupan dos o más estrofas paralelas. Y junto a manera:
las seguidillas, las cuartetas octosilábicas, que a
comienzos del siglo XVII se están cantando a su -Meterte quiero yo monja,
vez en series. hija mfa y de mi coraQ6n.
Esa forma poética lleg6 a desplazar casi por -Que no quiero ser monja, no [118].
completo a la canción con villancico y glosa en el
ámbito de la poesía folkl6rica hispánica. Y para- Ninguna de estas versiones puede considerarse
lelamente la seguidilla y la cuarteta octosilábica como corrupción de la otra. La adición o supre-
suplantaron a las demás formas métricas de la an- si6n de un yo en el primer verso o en el tercero
tigua Urica popular, que se había caracterizado es indiferente: lo mismo es el verso en una forma
por una extraordinaria variedad y riqueza en su y en otra, con una sílaba más o con una menos.
EL MUNDO POÉnOO LA FORMA 89
Contar las sílabas de esos versos es, incluso, un de separarse de él-, como atraído por una fuerza
eontrasentido, aunque no tenemos más remedio magnética. Los metros que siguen en frecuencia
que hacerlo. a los dos principales son los que, por decir asf,
Una estadfstica provisional -provisional porque los "rodean": el heptasflabo y el pentasflabo
se basa en la escritura convencional de los tex- (12.51) y el eneasflabo (81). Cabria considerarlos,
tos- nos dará una idea aproximada de los tipos en muchos casos, como variantes de los versos de
de verso y de su frecuencia. En mil villancicos de ocho y seis silabas, aunque en otros no actúan como
tipo popular (no se han tenido en cuenta las glo- versos subsidiarlos: hay cantares constituidos fnte-
sas) encontramos lo siguiente: gramente por versos de siete o de cinco o de nue-
tetrasflabos: 3.841 eneasílabos: 8.03t; ve silabas: "'Vos me matastes, 1 niña en cabello,
pentasílabos: 12.59% decasOabos: 4.281 1 vos me avéys muerto" [161], "¿Con qué la lava-
hexasílabos: 23.901 endecasflabos: l.4M ré 1 la flor de la mi cara ... " [297], "Abaxa los
heptasOabos: 12.621 dodecasflabos y ojos. casada. 1 no mates a quien te mirava• [179].
octosOabos: 32.731 trldecasílabos: .551 Los versos de diez a trece silabas, que juntos
constituyen sólo el es, se agrupan en torno al ver-
El orden de frecuencia es, pues: 1) octosflabos, so llamado ·de gaita gallega", regido por un prin-
2) hexasflabos, 3) heptasflabos y pentasflabos, 4) cipio decididamente acentual y no sUábico. Lo
eneasflabos, 5) decasUabos, 6) tetrasflabos, 7) en- que lo caracteriza es el acento cada tres silabas.
decasflabos, 8) dodecasílabos y tridecasflabos. Dentro de nuestra poesfa el tipo más común, el
Teniendo en cuenta lo dicho anteriormente so- centro de gravedad de este grupo, es el decasf-
bre el influjo que la dignificaci6n renacentista labo ("que se llevan las aguas los remos" [389] ),
ejerció en la antigua Hrica popular, podriamos su- con tres acentos; le sigue de lejos el endecasflabo,
poner que la gran frecuencia del octosflabo y, des- con cuatro golpes: "dice mi madre que olvide el
pués, del hexasílabo refleja la intervención de los amor" [117]. Son poco frecuentes los versos de
poetas cultos en los textos (retoques, pastiches }. gaita gallega de doce o trece silabas ( endecasfla-
También podemos sospechar que la poesía trova- bos con una o dos silabas átonas más al princi-
doresca y la poesfa de cancionero, lo mismo que pio): "que no hay tal andar por el verde olivico"
los romances, ejercieron fuerte influjo sobre la lí- [352], "a los pies de mi cama los canes ató" [122].
rica follclórica ya en la Edad Media. En todo caso, Existe también la variante eneasUábica: "al alba
el predominio de ambos metros (juntos dan el 56% venid, buen amigo" [110].
de los versos) parece revelamos que la versifica- Dentro de este grupo no debemos considerar
ción de la lfrica de tipo popular que conocemos, como fluctuaci6n la "adición" o "pérdida'" de sfla·
si bien fluctuante, no goza de una libertad ilimi- has iniciales, que le es connatural, sino las &.
tada. El verso parece tener muchas veces un pa- cuentes alteraciones del ritmo. ~ste, en efeclili
radigma ideal, un centro, al cual vuelve -después pierde a menudo su regularidad: "tómale aiii ttl
90 EL MUNDO POÉTIOO LA FORWA 91
verde olivar.., "que la flor de la villa m'era yo• ma la atención la enorme cantidad de villancicos
[184], •de los álamos vengo, madre• [346]. En plenamente isosilábicos, incluso entre los de ca-
ocasiones queda ya s6lo un leve eco del ritmo rácter más folklórico. En los pareados, que cons-
característico (•de ver c6mo los menea el ayre• tituyen el grupo más numeroso, abundan los de
[346) ), y entonces el verso de diez, once o doce dos hexasílabos ("Por vos mal me 'viene, 1 niña, y
sílabas se sustrae de hecho a la esfera del verso atendedme• [313]) y más aún los de dos octosí-
de gaita gallega y se asocia a una serie de ver- labos (•Aquel gentilhombre, madre, 1 caro me
sos largos no regidos por un principio acentual cuesta el su amor'" [315] }, sin faltar los de otros
fijo. El número de éstos parece ahora reducido, metros ( "Covarde cavallero, 1 ¿de quién a vedes
pero probablemente resultará ser mucho mayor miedor [149], otpóntela tú, la gorra del fraile.
cuando logremos reestructurar los versos de esas 1 p6ntela tú, que a mf no me cabe" [507] ) . Tam-
poesías según principios que correspondan más a bién entre los tercetos, mucho menos' frecuentes,
su naturaleza que la actual manera de distribuir- abundan los compuestos de octosílabos ("Si la no-
los; surgirán entonces versos de más de trece si- che haze escura 1 y tan corto es el camino, 1
labas, a la vez que disminuirá el número de los ¿cómo no ve!Ús, amigo?'" [220]) y hexasilabos
versos breves. ("Dos ánades, madre, 1 que van por aquí 1 mal-
Esa reestructuración afectará también honda- penan a mi [ 189] ) . Lo mismo en las cuartetas,
mente nuestra visión de las estrofas mismas y de que siguen en frecuencia a los pareados: "A la
las combinaciones de versos dentro de ellas. En su villa voy, 1 de la villa venp;o, 1 si no son amores,
excelente capitulo sobre "Estructura y fonna en el 1 no sé qué me tengo• [ 1.27]; "Que no me los ame
villancico", dice Sánchez Rmnemlo que la manera nadie 1 a Jos mis amor~é. 1 1Qué no me los ame
de escriblr los versos de esa lírica oral carece de nadie, 1 que yo me los amaré!'" [228].
importancia, con tal de que reconozcamos la es- Como viDancicos regulares hay que considerar
tructura interna de cada cantar.•• Tiene su parte además los compuestos de versos de desi~al me-
de razón, pero ¡_por qué hemos de renunciar a es- dida pero sufet~ :t ciertas ooml-.inAcionf"s mnsa-
cribir esas poesfas en una forma congruente, pre- gradas: el terceto de pie quebrado. 8...L.4+8 ("Sos-
cisamente, con su estructura interna? El hecho es piró una señora 1 Que yo vi : 1 1o~allá fuesse por
que la escritura convencional de los textos nos ha mH'" TI331), las cuartetas de 6...L.5+6+5 o 7+5
JJevado en muchos casos a una visión equivocada + 7+5 ("En el alameda 1 crla la paba, 1 en el
de su ritmo y de su configuración poética. Pero alameda, 1 que no en el agua..; "De7ilde al cava-
dejemos esto para indagaciones futuras y concre- llero 1 que non se quexe, 1 que yo le doy mi fe
témonos aquf a un panorama sumario y provisio- 1 que non le dexe• [155] ), etc.
nal de las estrofas, tal como nos las presentan las Frente a todos estos villancicos que se amoldan
colecciones con que ahora contamos. a un esquema fijo y preexistente están tos muchos
Conociendo el estudio de Henrfquez Ureña, lla- que han cuajado en una fonna más Jibre, tan li-
EL MUNDO POÍ:TIOO LA FORMA
93

hro a veces, que no parece someterse a ningu- ya de un molde fijo. Entre los pareados, por ejem-
na ley: plo, aparece a menudo la combinación de U;D ver·
so con otro que tiene una sflaba mú, del tipo de
¡Cordón. el mi cordón! "Arrimárame a ti, rosa, 1 no me diste solombra..
Cefüdero de mi lindo amor [169]. [259) o del tipo inverso "'No tengo cabellos, ma-
dre, j mas tengo bonico donayre'" [191]. Este úl-
¡Quién vos avúa de llevar,
timo esquema, de 8+9 sílabas, es sumamente fre-
ou)" cuente. En las cuartetas encontramos ·por lo me-
¡Ay, Fatim!t [159].
nos un esquema semi-regular fijo: la combinación
Aquel traydor, aquel engañador,
aquel porfiado, 6+6+7+6:
que en toda aquesta· noche Pues se pone el sol,
&rmir no me ha dexado. palomita blanca,
huela y dile a mis ojos
Evidentemente existen en la lfrica folJclórica m~ que por qu6 se tarda [221],
dieval dos tendencias opuestas: la que lleva a la
regularidad y la que aparta de ella; la de utilizar que es como una cuarteta hexasiláhica que deriva
un molde preestablecido y la de prescindir de las hacia ]a seguidilla.
formas existentes. La fluctuación trabaja en las Considero estrofas semi-regulares también aque-
dos direcciones: irregu)ariza y regulariZa; crea si- llas que se aproximan a las combinaciones regula-
metrlas . y las deshace.•• La tradición folld6rlca res de dos medidas; digamos:
produce y acepta lo mismo el pareado ,"'Quien
bien hila y tuerze 1 bien se le pareze'" que su va- Enganado andais, amigo,
riante anisosilábica ..Quien . hila y tumve 1 bien comigo:
días ha que vo-lo digo [2771,
se le pkresce'" o la forma aún mis aSimétrica
•Quien bien hila 1 bien se le parece'" [ 429}. que varía ligeramente el terceto de ple quebra~;
Este ejemplo nos muestra no sólo el juego de o bien seguidillas del _tipo ·de:
ambas tendencias, sino también la existencia de
grados intermedios entre la regularidad y la falta . '•..
Que de bos, el guindó,
de una forma definible. La versión •Quien hila y cojeré guindas, '.
tuerce 1 bien se le paresce" ( 5+6) podría CODSÍ· y de bos, mi pastora, . ,·; i·l:, ~-:
derarse como un villancico semi..,.egulor, lo mismo palabras lindas [69J. .áé.é!t
que, digamos, un terceto de 6+7+6 o una cuarte-
ta de 9+8+8+8. Entre las muchas combinacio- La versión "Quien bien hila 1 bien se ··
nes semi-regulares que encontramos en los textos, rece· representa un paso más hacia la .
algunas se dan con tal frecuencia que cabe hablar ametrla. Podemos hablar ya de un
lH I.A FORMA 95
~ular. Esta categoría abarcaría todos los remos la distribución de los versos. La cancioncita
que se al~an de los esquemas regulares, aunque a. de Fatim' [159] se ha escrito siempre en tres ver-
~ vez se &)usfan a ciertas combinaciones típicas, no sos, de 8+4+5 sílabas; si atendemos a su ritmo
hgadas a unos determinados metros. Como el pa- interno, se organiza en dos:
reado 4+6 que acabo de citar, hay otros muchos ¡Quién vos avfa de llevar, oxalá!
de distintas medidas, cuyo primer verso es bas- ¡Ay, Fatimál
tant~ más breve que el segundo ("Aquella mora
gamda 1 sus amores dan pena a mi vida'" [317] ). y con eso queda integrada a un nutrido grupo de
A~ es más frecuente el esquema inverso: "La dísticos de an!logo esquema: "Palombas, se ami-
man..ana de San Juan, damas, 1 ~iñe el rey sus ar- gos amades, 1 no riñades", ..Airezillo en los mis
mas [ 458], "Ya se parten los navíos, madre, 1 cabellos, 1 i aire en ellos'" [347], ..Corten espadas
van para Levante" [397].•o afiladas, 1 lenguas malas" [235], etc.
Hay un esquema -podríamos hablar de "es- En su conjunto, los villancicos nos muestran,
quemas irregulares'"- que es típico de los terce- pues, una versificación fluctuante, pero sujeta a
tos: dos versos separados por uno más breve in- algún tipo de "regularidad", ya silábica, ya rítmi-
dependie~temente del número sil,bico: ..Agora ca; ya de combinación de unos metros con otros,
que sé d amor 1 me metéys monja? 1 (Ay Dios ya de esquemas combinatorios no ligados a medi-
qué grave cosa!'" [120]. En las cuartetas como ~ das fijas. Hay leyes formales evidentes y otras es-
16gico, los esquemas irregulares se m~tiplican. condidas, que actúan en silencio y que aún están
Muchas cuartetas reproducen, a pesar de su asi- por descubrir. El resultado externo es un reper-
metría, el ritmo de la seguidiUa: •¡Quhdo sali- torio casi ilimitado de realizaciones métricas, una
réys, 1 alva galana! 1 ¡Quúldo saliréys, 1 el alval'" riqueza verdaderamente extraordinaria de formas.
[360]. Hay además las que se acercan parcialmen- Si bien más aparente que real, esa variedad for-
te ~ la cuarteta hexasilábica (o, si se quiere, se mal de los antiguos villancicos de tipo popular es
aleJan de ella): ·El tu amor, Xuanilla, 1 no le un aspecto más de algo que hemos tenido ocasión
verás más: 1 molinero le dexo 1 en los molinos de de observar aquí: 1a enorme riqueza de esta poe-
Orgaz• [317], ·Amar es bueno, 1 ser amado es sía. Viéndola en su conjunto, debemos reconocer
mexor: 1 lo uno es servir, 1 lo otro, ser señor•, etc. que, pese a las limitaciones que hemos lamentado,
Por asimétricas que sean estas canciones que he las fuentes renacentistas nos conservaron un por-
H:unado "irregulares", nunca llegan, en mi opi- tentoso tesoro de poesía. Agradezcamos a los hom-
m6n, a ser amorfas: probablemente no hay ningu- bres de esa época, poetas y versificadores, músicos
na que no se sujete a una determinada ley fonnal. y dramaturgos, humanistas y oficiales de las letras,
~un las que parecen más anárquicas obedecen, el caudal de canciones que. salvaron del olvido, el
sm duda, a algún principio, y nuevamente creo agreste vergel que, uno a uno, plantaron con sus
que esto se verá con claridad cuando reestructu- manos para nuestro deleite.
NOTAS ·

1 Véase R. Menéndez Pida~ "'La primitiva poesía líri-


ca espdo)a" (cf. Bibliografía), pp. 29'7-300, y "Sobre
primitiva Urica", pp. 115 u.
2 As! en la Prlmma cnSnkG 1enerol. p . 449b; algo dis-

tinto en HflpataiG lllumat4, 4 (1608), p. 88. Cf. R. Me-


néndez Pida). ..Cantos románicos ....., p. 220.

, Cf. mi Urlca laUJMnlca ck tipo poJ>U/4r, nóm. 57.

• Ibld., núms. 2-21. La bibliografia mAs completa que


existe 10bre las jarchas está en Klaus Heger, Die bl.her
oeroffendlcht.n Har¡GI und Utre Deutura¡en, Tübin¡en,
1960. Seri puesta al día en la edición que preparaD S. C.
Armistead y J. M. Bennett.

o Urica ~ núms. 23-53. Para la poesfa ¡a]Je-


so-portuguesa, cf. S. Pellegrini, &pmorlo blbllollft1fico
dellD primo Urlca portoghe&e, Modeua, 1939. Sobre Jos
aspectos que aqui 1101 interesan, d. en especial M. Ro-
drigues Lapa, ~ ds llteroturtS ponugu.o. ltpoca me-
d~et;al, 6~ ed., Colmbra, 1006, y E. Alensio, P~ lf rea-
lltÜul •• •

e Urica h18p4rricQ, núms. 54, :SS, 59. Cf. J. Romeu


Figueras, "El cantar patalelistico en Cataluña ... "
7 Cf. R. Menéndez Pida). .Romoncero húpdnlco, Ma-
drid, 1953, t. !, pp. 19-24. En general, sobre la corriente
de valoración de lo primitivo y de lo popular, cf. Am&-
rico Castro, El pemamlento de Cemmte8, Madrid, 1925,
pp. 177 "·
e Cf. Yvette J. de Báez, Lírica e~ 1f llrica po-
pular actual, El Colegio de México, Mé:dco, 1969. (/or-
ruu:l&, 64.)

97
IJH
NOTAI NOTAS 99
u Cf. E. M. Tomer, Urlc11 hi#pánlc8 •• •, y mis "Super- · te Fray loseph de Velasoo, Iuua Maria lOMJph. Vfc:IG
\'lvcncias ... " Para todo el problema, w..e mi reciente 11 virtud.del~ ooron Fnmci«:o de Y6J* •• • , Va-
nrticulo sobre "La autenticidad folldórica • •• " lladolid, 1817, pp. ~. 208.
1
° Cf. también mi "Dignificacióa de la Jirica popu- :o Cf. mi ensayo "De la seguidilla. antigua .. . "
lar . •. " Al final de mi citada antologfa puede verse una
Dibliografla de fuentes antiguas. 2t En los últimos años han venido en ayuda del in-
vestipdor buen n6mero de excelentes edicionel de plie-
11
Juan, rey de Navarra desde 1419, hereda la corona gos sueliDI, c:anclonerilb y amcioueros antiguos. Debe-
de Aragóo a la muerte de su hermano Alfooso V, en mos muchas a la geamosa labor de don Antonio Pérez
14.58. Muere en 1479. Górnez, y a don Antonio Rodrlguez-Moñino, cuya reciente
mueree nos ha afectado pro(wadamente., publicacionm sin
11
Dentro del mismo ambiente surgió probablemente la cuento y valioslstmos estudios bibliogrüioos, ademú del
glosa al cantarcillo de tipo popular ~ 1 estimulo dado a otros investigadore~ para continuar la em-
mas no vos desdeft&M'" [207; con glosa en Alonso-Blecua, presa.
334],, e.c:rita por Fernando de la Teme, poeta burgalés
que mantuvo estrechas relaciones con la corte navarro- 22 Publicada en San José de Costa Rica en 1918 y
aragonesa. reimpresa en México en 1919.
11
V&se R. Lapesa, L4 obro Ulmlrlt1 tkl· Mtlt'quh de u Madrid, 1921-1930, 10 vols. El tomo V contiene
Sontflltma, Madrid, 1957, pp. 65-73 y 3!0-326; y cf. NRFH, una "Historia critica de la antigua lírica popular"; el X,
16 ( 1962), p . 437. el tndioe de primeros versos. Lo. tomos VI a X 1011 extra-
ordinariamente raros, y exi&ten muy pocas colecciones com-
H Cf. B. w. Wardropper, Hiltorld u Id poaÚJ llrlctl pletas de la obra.
a lo dlt>lno 4ln Id CrVtltmdod ocddenltll, Madrid, 1958.
Por e;emplo, De put <kr z11chten, oude en nisuwe
24

u Juan Femúdez de Heredia, ObrtJ. (Valencia 1562) 3ptltlfWdlchtlcutut, antologia bilingüe de Albert Helman,
cd . F. Martf Grajales, Valencia, 1913, p . 122. ' ' Amsterdam, 1941.
10
"Mateo Flecha el Viejo, la corte literariomusical del u V._ entre otros el lujoso Cancionero del Gmor
duque de Calabria y el Cancionero llamado de Upsala", antiguo de F. Gutiémz González, Barcelooa, 19ü; la
Anuario MUIIctll, 13 (1958), pp. 2.5-101. AnloloPJ tk 14 poaf4J amDf'OaiJ esptJiiolG. De lot prlmlll-
oor a lo. romtfnlicol, de 1• Maria Espinú, BaroeJona,
n Sobre cómo en el ambiente valenciano y, en parte, 1953; la colección de A. Serrano Plaja, .Hifo del oliHJ. V4-
por obra de Timoneda, se preparó también el camino ha- llancloo., ~. etvaladlllu 11 coloquio.~ u
cia el nuevo arte de hacer comedias, cf. ahora IUnaldo NocMbuentJ, Buenos Aires, 1943; J. Garcla Morales, Poe-
Froldi, Lope u Vep 11 ltl formoclón u Id comedia. En .W llrlcGI en el t.tro npat1ol (lf&los Xlll a XX), Ma-
tomo e Id trtJdkl6n df'tlf'NfHctJ ~ 11 Gl ,..,._ drid, 1950; F. Gutiérrez, lA poeú COitelltlna. Lo. prlm4-
teotro uL&pe. Anaya, Madrid, 1968. tioor, Barcelona, 19:50.
11
ae Buenos Aires, 1950. Además: B. Clariana y M. Alto-
Cf. "'El Cucionero sevillano de la Hlspanic Society laiUirre, Poesfc popultlr eap~~ftol& l . Lo. pritrúUoof el.~.
(ca. 1568)", NRFH, 16 (1962), pp. 355-394. ]utm Rulz, Arciprene tk Hita, half4 Gfl VlcenU, La Ha-
lOO NOTAS 101
h11111, 1941; De fDl árbol fQl fruto. Florilegio tú C4nciona n Cf. para todo esto mi articulo "Glosas de tipo po-
tiiWnlmM de lo1 llgb XV a XVII, Santiago de Cbile, . pular .• . -
11-'. Clner de los Rfos}, dos plaquettes de la serie Jardi-
nlUo de Navidad y Año Nuevo, México, 1944. •• Hay que relacionar con este tipo de C&Dclones los
villancicol con paralelismo interno ( intraeltr6fioo), del tipo
21 E. W. Palm, "Poesía tradicional. Die modeme spanl- . de "Dame del tu amor, le&>ra 1 siquiera una rosa. 1 Dame
sebe Dichtuq UDd das mittelaJterlicbe Lfed.., .Abenü, 5 del tu amor, ¡aLma, 1 siquiera uoa rama" [167}. Podria
(1958), pp. ~19. Cf. Solita Salinu de Marichal, El discutirse eo variol euos d se trata de una I01a eltrOfa
mando po4tico tú 8.4/a.l Albertl, Credos, Madrid, 1988. o de dos. Para la cuestión del paralelismo es fundamental
Para Garcla Lorca, cf. Daniel Devoto, "Nolu 10bte el ele- la obra citada de Eugenio Aseosio.
mento tradicioDal en la obra de Carcla Lorca.., FllologW
(Buenos Aires), 2 (1950), pp. 292-341. ., Remito a mfs "Endechas anónimas del s:lglo rvf',
artículo que se publicari en el Homenaje a Rafael Lape·
21
Cf. J. M. Alln. "Blu de Otero y la ponía tradicio- sa, y, para todo el prOblema planteado eo estas pigloas, a
nal.., Archioum (Oviedo), 15 (1965), pp. 275--289. "Historia de una forma .....

H Pohic. 11 recUdGd ... , p. 252. aa El olllancico, p. 172, pouim.


30 lbúl., pp. 128 •. H S&ncbez Romeralo, que conoci6 en versión mecano-
gráfica la segunda parte de este trabajo, habla de •dos
" Véase el admirable pasaje de E. AJeu.1lo sobre el tendendas diveTgeotes: isosilabismo y anfJosilablsmo...
valor del arcaísmo fon~ frida, op. cit., pp. 2lm-260. Para 6, aunque CODJidera que la regularidad e1 una 'VO-
luntad de forma que "opera también dentro de lo popu-
3
~ Cf. mi artículo ''Refranes cantados ... " lar", "'hay que suponer que la regularizacl6o ae hizo mu-
chas veces desde el campo culto'"; piensa que es "la ex-
11
Lu citas francesas proceden de lu siguientes fuen- cepclón en el villancfco durante los siglos xv y rvf', y
tes: K:. Bamch, Alt/rtmzOrilc'M Romanutt und Ptatowel- que "la regla es una indeterminación sil!blca y estJófi.
lett, Lefpzi¡, 1870, pp. 22, 28, 93. 209 y 211; F. Genn- ca ... , UD •amorfiamo•, que eso viene a ser su ausencia
rich, ~. VirelaU und Balloden .. . , t. 2, Dresden, de ·coluntod tU forma• " (p. 143; la cumva el mfa). "E)
1927, p. 22; C. París, Clwnlo111 du XV• lib:le, París, 1875 villancico, dice, es UD decit f)OMk;o, cuya forma no. . . es
[reimpr. foto¡r., Dannstadt, 1967), núms. 3, 119, 130; fifa"; "esta forma, cuando determinable, es el resultado
A. Casté, Clwm.om normande1 du XV• necle, Caen, 1866, del pro¡OO decir ~co. no UD continente previo en el
p. 15; Z.U.Cit.riff fiJr R0f711milc~ Phllologie, 5 (1881 ), que el decir poMico viene a verterse obedieote a lúnites
p. 522; Romtzma, 8 (1879), p. 81. La canción italiana previamente marcadoa... La idea del "amorftsmo.. es muy
está en la Incatenatura de Blaochioo; la alemana, en un interesaDte; sin embargo, creo que en poesía siempre ac-
pliego suelto de 1570. Los textos gallego-portugueses pro- túa una determinada voluntad de forma y que en nuestro
ceden de J. J. Nunes, Cantiga~ cfamlgo •. . , t. 2, Coimbra, caao Jo que ocurre e1 que esa voluntad ha llevado otro
1926, oúms. 79, 300. 419, 491. rumbo que el de las demás escuelas poéticas con que
estamos familiarizados.
" Del pliego suelto gótico, s.l.n.a. •Sigue se un ro-
mance que dfze. Tiempo es el cavallero. • • hechos por •o Esquemas Wlogos encontramos ya en las jarchas
Frldsco de lora.. (P~g01 polticol ~ en la Un•- de dos y cuatro versos. Cf. "'Filiolo alieno, 1 non más ador-
omldtul de Praga, t. 2, Madrid, 19fl0, p. 284). mes a meu seno" (farcha 1b).
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lf.,
popular 11 lo ctlllo. Castalia, Madrid, 1966. (lA lupo
~. 5.)

Se terminó de imprimir esta obra el


15 de abril de 1971 en los Talleres
de Fuentes Impresores, S. A. ( Cente-
no, 4-B, Mézioo 13, D. F.). Se tira-
ron 2 000 ejemplares, empleándose en
la composición tipos Caledonia 10:11,
9:10 y 8:9 puntos.
Cuidaron la edición:
La autora y Caño& Feo. Zúlilga
Diseño tipográfico, portada y super-
visión: las Rerlter.

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