Vous êtes sur la page 1sur 3

Recuerda, acoge y sana tu niño interior

https://lamenteesmaravillosa.com/recuerda-acoge-y-sana-
tu-nino-interior/
Mi niño interior sigue en mí, no se ha ido, es la voz que escucho cuando me permito ser libre
e ilusionarme por las cosas. Él, quien me pide que sane las heridas emocionales del pasado…

Es habitual que oigamos a menudo expresiones como “la necesidad de curar nuestro niño interior“. Lejos de
ser una corriente espiritual o nutrida de enfoques como el new age, este concepto tiene su origen en
el psicoanálisis.
La importancia de los primeros años de nuestra vida y sus respectivas experiencias previas, van a moldear
gran parte de nuestra personalidad, nuestros valores, equilibrio emocional, autoestima…
Además, muchos de esos recuerdos iniciales pueden convertirse en sombras de miedos o ansiedades, o
en recuerdos de una infancia plena y feliz que nos acompañarán mientras nos convertimos en adultos.

Cada uno de nosotros disponemos de nuestro propio “arcón existencial”, ahí donde los 8 primeros años de
vida, son sin duda la llave de gran parte de lo que somos ahora.
Es ahí, en un rincón muy oculto de nuestro ser donde se esconde el niño interior. Todos aparentamos ser
adultos maduros y seguros, bien protegidos con nuestras armaduras de grandes guerreros aptos para hacer
frente a ese complejo mundo.
Ahora bien, son muchas las veces en que cerramos los ojos y sabemos que nos falta algo. Que nos duele
algo que no tiene herida exterior, sino interior.
Hay un niño en todos nosotros que se quedó en una edad donde apareció un determinado tipo decarencia, de
necesidad no cubierta. Hablemos hoy sobre ello.
Mi niño interior y su pasado emocional
Es posible que más de uno se sonría o vea algo irónico en el término de “niño interior”. Para muchos, esta
expresión denota debilidad, inocencia y la mirada de alguien que aún no sabe demasiado qué es y cómo va
el mundo.
“Los adultos lo saben todo y los niños no saben nada” -piensan-. Y aún más, “la infancia es esa etapa que todos
hemos vivido con despreocupación y una felicidad absoluta” -valoran algunos de forma equívoca-.
La niñez es el despertar a la vida, ahí donde aparecen las primeras preguntas y donde
recibimos las primeras respuestas. Si lo que nos rodea es el desapego, la carencia, la tristeza o
el abandono, nos costará mucho convertirnos en adultosseguros emocionalmente.

Para crecer con madurez y felicidad, todo niño necesita desarrollar un apego saludable donde exista un
amor sincero que le ofrezca seguridad en cada paso, en cada caída, aliento en cada una de sus experiencias
previas.
Si el vínculo desarrollado con nuestros progenitores no es el adecuado, todas esas primeras vivencias nos
van a marcar de una forma u otra.
La infancia no siempre es sinónimo de felicidad o despreocupación. Nadie tiene garantizado
su bienestar físico y emocional solo con llegar al mundo.

Ser niño nunca es fácil, porque todos necesitamos el apoyo de alguien para empezar a andar, para pronunciar
las primeras sílabas, y saber que los temores, las angustias, se apagan con abrazos y palabras adecuadas.
Las demandas de nuestro niño interior
Aclarada ya la necesidad de aceptar que todos tenemos un niño interior, es importante que sepamos ahora qué
es lo que nos puede pedir.

Reflexiona unos instantes sobre estas dimensiones:


– Tu niño interior te puede pedir que resuelvas ciertos aspectos del pasado.
– Es posible que necesites alguna explicación sobre un hecho de tu infancia, que demandes un perdón o que
incluso tú mismo necesites ofrecerlo.
– Puede también que en tu caso, no tengas ninguna carencia emocional del pasado que resolver. Ahora bien,
nuestro niño interior nos demanda también ser más libres en el día a día.
– Es necesario que te permitas relativizar un poco más tu realidad, que dejes a un lado tuspreocupaciones,
el estrés…
– Sé más espontáneo, permítete reír un poco más, recuperar un poco de tu inocencia perdida y con ella, tu
ilusión.
– Nuestro niño interior también demanda amor. Querer y ser amado. Vence tus reparos, tus vergüenzas o tu
apariencia de adulto gris, y permítete un poco de libertad emocional.
Cómo sanar nuestro niño interior
Todo proceso de sanación emocional, requiere un convencimiento pleno y auténticopor
nuestra parte. Nadie puede ser libre a la fuerza si primero, no existe la necesidad de serlo

Debe quedar claro que no podremos resolver un determinado problema si primero, no nos convencemos de
que lo tenemos. Piensa por ejemplo en tu día a día…
¿Sufres mucho estrés? ¿Has perdido la ilusión? ¿Sientes que tu pareja por mucho que se esfuerce, no te
hace feliz? ¿Hay un tipo de amor que falta en tu interior y que no puedes definir?
Este pequeño ejercicio de visualización y de reconstrucción emocional, puede ayudarnos en muchos
aspectos.
1- Coge una fotografía de cuando eras pequeño, cuando tenías 7 u 8 años.
2- Deja que los recuerdos vuelvan a ti, con tranquilidad, evoca aquellos años y siéntete libre para que las
emociones y las imágenes vengan hasta ti.
3- Ahora visualízate a ti mismo con ese niño. Estáis los dos, el “yo adulto” y el “yo de tu infancia” frente a
frente.
4- Pregúntale qué necesita, qué quiere, qué echa en falta. Pregúntale qué carencia tiene y que desearía para
sentirse libre y completo.
Reflexiona sobre ello, seguro que te sirve de ayuda.

Vous aimerez peut-être aussi