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La comisión por omisión (doctrina francesa), también conocida
como omisión impropia (doctrina alemana), se produce cuando es
vulnerada una norma prohibitiva a través de la infracción de una
norma de mandato o de un especial deber jurídico; puede decirse que
el autor no hace lo que debe hacer y produce un resultado que no
debe producir. Generalmente, las fuentes que obligan a la realización
de un determinado comportamiento son la ley, el contrato, la
actuación precedente o injerencia (cuando el omitente con una
conducta anterior a crea un peligro abierto), la asunción de riegos por
cuestión de confianza y ciertos deberes éticos.
Casos concretos[editar]
Esta variedad de omisión se encuentra recogida en diversos códigos penales del mundo. Por ejemplo, en el
artículo 11 del Código penal español se dice que:
Los delitos que consistan en la producción de un resultado sólo se entenderán cometidos por omisión cuando la no
evitación del mismo, al infringir un especial deber jurídico del autor, equivalga, según el sentido del texto de la Ley, a su
causación. A tal efecto se equiparará la omisión a la acción: (a) cuando exista una específica obligación legal o
contractual de actuar. (b) cuando el omiténte haya creado una ocasión de riesgo para el bien jurídicamente protegido
mediante una acción u omisión precedente.
La omisión impropia o comisión por omisión, no es un tipo legal específico (pues no se hallan
específicamente tipificados), sino que es una posible modalidad de comisión de algunos delitos de
resultado; por lo que el rasgo más característico de esta clase de delitos es que en los mismos no existe
un deber estrictamente penal y genérico que obligue a toda persona a actuar ante una situación
determinada, sino que existe una posición de garante por la que el sujeto debe proteger un
determinado bien jurídico, puesto que el no hacerlo equivaldría a la acción lesiva de tal bien.
La omisión puede ser definida como la vertiente negativa del comportamiento, es decir, como un
no hacer jurídicamente desaprobado.
Podemos decir además, que las clases de omisión son dos: la omisión propia y la impropia.
La estructura del tipo de omisión pura o propia, a la vista de la descripción de esta clase de
delitos, está constituida por los tres elementos propios del delito de omisión
Concierto para
delinquir
El delito de concierto para delinquir se
estableció con el fin de tomar medidas contra delitos como el
secuestro, la conformación de grupos armados ilegales, el
terrorismo y la extorsión entre otros, los cuales se suelen
caracterizar porque dos o más personas se reúnen o conciertan para
celebrar un convenio o pacto que tiene como fin la organización de
dichos individuos en una sociedad con fines delictivos, sin que se
especifique qué tipo de delitos se cometerá, el momento y el lugar
ni contra quién o qué se va a atentar, pero sí cuál va a ser su
actividad principal: delinquir (Cabrera y Niño, 2010).
Cabe la pena revisar algunos términos que se relacionan
directamente con el delito de concierto para delinquir.
Requisitos[editar]
Para que se reconozca este delito debe darse la conjunción de tres factores: primero, la existencia
permanente de una organización con objetivos delictivos; segundo, que los miembros de dicha organización
se hayan organizado voluntariamente con un objetivo en común; por último, que dicho objetivo ponga en
peligro la seguridad pública.1