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FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIA POLÍTICA

ESCUELA DE DERECHO
DERECHO DE PERSONAS

FIN DE LA PERSONA NATURAL

ALUMNO:

Solís Cubas, Tirone Patrick.

DOCENTE:
Mgtr. Urpy Espinoza Silva

HUARAZ – 2018
FIN DE LA PERSONA
RESUMEN Y COMENTARIOS

El Código Civil peruano (Decreto Legislativo Nº 295, 25 de Julio de 19874) trata sobre este tema
en su Título VII, denominado precisamente Fin de la persona, el cual a su vez consta de tres
capítulos y 9 artículos en total, como veremos y analizaremos brevemente a continuación.

CODIGO CIVIL
TÍTULO VII
FIN DE LA PERSONA

CAPÍTULO PRIMERO: MUERTE


Art. 61.- FIN DE LA PERSONA
La muerte pone fin a la persona.
La muerte, como el nacimiento, constituyen hechos jurídicos, ya que ambos producen efectos para
el derecho. La muerte, en general, pone fin al ser humano y con ella la persona humana pasa a
convertirse de sujeto de derecho, en objeto de derecho. El artículo se refiere tanto a la muerte
plenamente comprobada como a la muerte presunta pero no dice nada respecto al deceso del
concebido.
La muerte, como hecho biológico constituye un proceso con fases:
 Muerte relativa o aparente: las funciones superiores se suspenden por breve tiempo, sin
que ello sea necesariamente irreversible.
 Muerte intermedia o muerte clínica: Dejan de funcionar de modo irreversible los
sistemas respiratorio, cardiovascular y nervioso, aun si se mantienen algunas funciones
biológicas mínimas. Es el momento en que se producen los efectos legales de dicho hecho
jurídico.
 Muerte absoluta: implica el cese definitivo de toda actividad biológica, incluyendo la vida
celular.
Según Limongi Franca se distinguen cuatro conceptos: Muerte encefálica, Muerte cerebral, Muerte
clínica y Muerte definitiva
Nuestro Código Sanitario definió la muerte haciéndola equivalente a la muerte clínica (D.L. Nº
17505, del 18.03.1969) en su art. 36 que dice: “La muerte se produce por la cesación de los grandes
sistemas funcionales, considerando que el fin de la vida, productora de consecuencias jurídicas, no
corresponde a la verdad biológica”
La Ley General de Salud, Ley Nº 26842 (09.07.97) menciona en su art. 108: “La muerte pone fin
a la persona. Se considera ausencia de vida al cese definitivo de la actividad cerebral,
independientemente de que algunos de sus órganos o tejidos mantengan actividad biológica y
puedan ser usados con fines de transplante, injerto o cultivo. El diagnóstico fundado de cese
definitivo de la actividad cerebral verifica la muerte. Cuando no es posible establecer tal
diagnóstico, la constatación de paro cardiorespiratorio irreversible confirma la muerte…”
Jurisprudencia
“ Se convierte en un petitorio física y jurídicamente imposible, el demandar la sucesión intestada
de un causante a favor de un heredero premuerto, porque solo heredan los que sobreviven al
causante, de ahí que no es posible declarar heredero de un muerto a otro que le premurió, porque
ya no es sujeto de derecho”.
Cas Nº 746.96 Lima 30-09-1996, FERNANDEZ ARCE, César, Derecho de Sucesiones, PUCP.
Lima, 2003,T. III, p. 1045

Art. 62.- PRESUNCIÓN DE CONMORENCIA


Si no se puede probar cuál de dos o más personas murió primero, se las reputa muertas al
mismo tiempo y entre ellas no hay transmisión de derechos hereditarios.
En anteriores dispositivos se empleaba la Teoría de la premorencia que establecía ciertas
presunciones basadas en edad, sexo y algunas fortalezas o debilidades, como, por ejemplo: En las
mismas circunstancias, los niños morían antes que los hombres por ser más débiles, la mujer moría
primero que el marido; y si eran padre e hijo, primero éste si era menor de 14 años o que en un
naufragio moría después el que sabía nadar.
En lo que respecta a la presunción de conmorencia este es aplicable al supuesto de que dos o más
personas hayan fallecido en un mismo suceso como en un desastre común, o también a los casos
de muerte en otras circunstancias, incluyendo la muerte en diferentes lugares y además no es
posible determinar el instante exacto de sus muertes por lo que se asume la existencia de un tiempo
común. En cuanto a la posibilidad de aplicarla para casos de personas ubicadas en distintos
espacios, no habiendo restricción expresa al respecto en la referida norma, ello quedará, en todo
caso, a la determinación de la doctrina y de la jurisprudencia.

CAPÍTULO SEGUNDO: DECLARACIÓN DE MUERTE PRESUNTA

Art. 63.- SUPUESTOS DE DECLARACIÓN DE MUERTE PRESUNTA


Procede la declaración de muerte presunta, sin que sea indispensable la de
ausencia, a solicitud de cualquier interesado o del Ministerio Público en los
siguientes casos:
1.- Cuando hayan transcurrido diez años desde las últimas noticias del
desaparecido o cinco si éste tuviere más de ochenta años de edad.
2.- Cuando hayan transcurrido dos años si la desaparición se produjo en
circunstancias constitutivas de peligro de muerte. El plazo corre a partir de la
cesación del evento peligroso.
3.- Cuando exista certeza de la muerte, sin que el cadáver sea encontrado o
reconocido.
El presente artículo tiene por finalidad solucionar situaciones inciertas respecto de la vida o
fallecimiento de una persona que no se encuentra presente, o mejor dicho, se halla desaparecida, del
lugar de su domicilio durante un tiempo prolongado como lo menciona la norma. Tiene por objeto
tutelar el interés de la persona desaparecida; el interés de los terceros, principalmente de aquellos
que tengan derechos eventuales en la sucesión del desaparecido; y, el interés general de la sociedad
de que no haya bienes y derechos abandonados.
Los efectos jurídicos que produce la declaración de muerte presunta son: En la esfera patrimonial
cesan las relaciones jurídicas que se extinguirían por la muerte (el matrimonio, obligaciones
alimentarias), contratos, puesto que la muerte presunta, tiene como efecto principal, ponerle fin a la
persona; cesan los efectos de la declaración judicial de ausencia si la hubiera; se abre la sucesión del
muerto presunto a favor de sus herederos, etc.
Jurisprudencia
“Constituye un requisito indispensable para declarar la ausencia o muerte presunta, demostrar el
hecho de la existencia física de la persona”.
Exp. Nº 5254-98 del 07/12/98. Explorador Jurisprudencial. Gaceta Jurídica.

Art. 64.- DISOLUCIÓN DE MATRIMONIO POR DECLARACIÓN DE MUERTE


PRESUNTA
La declaración de muerte presunta disuelve el matrimonio del desaparecido.
Dicha resolución se inscribe en el registro de defunciones.
A diferencia de los Códigos Civiles de otros países, excepto España, la corriente más radical en
relación a los efectos de la declaración de muerte presunta en el matrimonio, es seguida por nuestro
Código Civil. En Perú y España se establece que el matrimonio se disuelve por la declaración de
muerte presunta o fallecimiento pudiendo de esta manera el presunto viudo contraer nuevas nupcias
sin que estas sean invalidadas por la reaparición del ausente, esto último señalado en el art. 68 del
Código.
COMENTARIO
En lo que respecta al artículo 61: “La muerte pone fin a la persona”, éste no establece sobre la
muerte del concebido en el entendido que la persona es tal desde que nace. El art. 1 así lo dice: “La
persona humana es sujeto de derecho desde su nacimiento…”. Por ello sería interesante retomar la
iniciativa que propone sustituir la norma por “La muerte pone fin al ser humano” ya que según
también el mismo art. 1 menciona: “...La vida humana comienza con la concepción…”
En relación al art. 62 sobre la “Presunción de Conmorencia”, término novedoso para la suscrita
pero muy importante a mi modo de ver por sus implicancias en la trasmisión sucesoria, ya que el
art. 660 dice: “Desde el momento de la muerte de una persona, los bienes, derechos y obligaciones
que constituyen la herencia se trasmiten a sus sucesores.” Si dos o más personas llamadas a
sucederse, como un padre y sus hijos, fallecen en un mismo evento es importante establecer quien
murió primero para la posibilidad de ejercer este derecho. Si no hay pruebas entonces se presume
la conmorencia y no hay por ende la posibilidad de heredar.
El art. 63 sobre los “Supuestos de declaración de muerte presunta”, me parece bastante claro y los
efectos jurídicos que se derivan de ello son similares a la llamada muerte natural, es decir aquella
donde tenemos la evidencia física del fallecido; con la diferencia que en la muerte presunta cabe la
posibilidad de la reaparición del supuesto muerto quien podrá solicitar su “Reconocimiento de
existencia” y reclamar sus derechos perdidos, excepto la disolución del nuevo matrimonio de su
cónyuge si se hubiera dado tal hecho. Es importante señalar también que quien solicita la
declaración de muerte presunta debe demostrar la existencia física de la persona ausente.
Por último, el art. 64, menciona que la declaración de muerte presunta automáticamente disuelve
el matrimonio del desaparecido y eso se da al igual que si hubiera ocurrido la muerte natural. Este
matrimonio no se anulará si reaparece el supuesto fallecido, como lo establece el art. 68. En el
derecho comparado, en otros países esto es diferente. Por ejemplo, en Italia si reaparece el cónyuge
supuestamente muerto el matrimonio contraído por su pareja será anulado; en Brasil el matrimonio
no se disuelve cuando se declara la muerte presunta del cónyuge; en México, Suiza, Suecia y otros,
el presunto viudo (a) podrá contraer segundas nupcias siempre en cuando efectúe una declaración
de divorcio por “abandono” del desaparecido y no por el hecho de la presunta muerte.
Por lo mencionado, opino que, como ocurre en países como Alemania, Holanda y Argentina, este
artículo podría decir: “La declaración de muerte presunta no disuelve el matrimonio del
desaparecido, lo que si ocurre cuando su cónyuge contrae nuevas nupcias…”, la que no se anulará
si reaparece el ausente.

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