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¿Por qué existo? ¿Para qué he sido creado?

1.- Lo primero es prepararme para la oración. Buscar un lugar tranquilo para rezar, una posición cómoda.
Luego me calmo, me relajo física y psicológicamente. Una vez que estoy tranquilo caigo en la cuenta de que
estoy delante del Señor, avivo su presencia como avivo las brazas de un fuego. Me pongo delante del Señor que
tanto me quiere. Me persigno lentamente; lo hago nuevamente... Quizás te puede ayudar leer el cuento "El
País de los Pozos".

2.- Oración Preparatoria: Luego de ponerme en la presencia del Señor le


pido ayuda para poder hacer bien mi oración. Digo: “Que todo lo que quiero,
todo lo que hago, todo lo que emprendo, conduzca a Ti, Señor”.

3.- Tomando conciencia de que Jesús está a tu lado, háblale con confianza y
pide la gracia: "Señor, muéstrame tus caminos; dame la gracia para
descubrir a dónde voy y a qué". Repítela cuantas veces sea necesario y en
especial si te distraes.

4.- Lee lenta y atentamente Jeremías 18,1-6. Saborea las palabras que Dios
te dirige a ti en esta mañana.
 Dios es creador y te ha creado a ti por amor.
 A veces las cosas salen mal, no vivo como desearía vivir, se estropea
la propuesta de Dios para mi vida, pero con paciencia y cariño Dios tiene la
capacidad de rehacerme de nuevo y hacer de mí un instrumento de su amor.
 Eres barro y por lo tanto frágil y quebradizo, pero en manos de Dios
tu vida se llena de horizonte y de sentido.

5.- Lee cuantas veces sea necesario el texto de Jeremías y aplícalo a tu vida. Te pueden ayudar las siguientes
preguntas:
 ¿Sientes que tu vida es obra de Dios? ¿Cómo lo sientes?
 ¿Te consideras creatura de Dios? ¿Cómo lo vives?
 ¿Cuáles razones crees que tiene Dios para regalarte la vida?
 Si eres creatura de Dios, ¿para qué fuiste creado?
 ¿Cómo te imaginas una vida en plenitud? ¿Cómo crees que Dios te sueña? ¿Cuál es el deseo de Dios
para tu vida?
 ¿Qué le da sentido a tu existencia? ¿Qué llena tus días de sentido?
 ¿Qué experimentas como fragilidad en tu vida? ¿Confías en que Dios puede rehacer aquello que
consideras perdido en ti?

6.- Coloquio: Dialoga con el Señor "cómo un amigo habla con otro amigo". Exprésale el deseo de descubrir el
sentido de tu vida y déjalo que Él te cuente los sueños que tiene para ti. Termina con un Padre Nuestro y un
Ave María.

7.- Evaluación. Toma nota por escrito de las siguientes preguntas: ¿Cuál fue el sentimiento predominante
durante la oración? (sequedad, alegría, pena, ansiedad, confianza, etc...) ¿Qué momento de la oración me dejó más
gusto? (una frase, un recuerdo, una idea, un diálogo con el Señor…) ¿Tuviste también dificultades? ¿Cuáles?
¿Cómo puedo evitarlas para el próximo bloque de oración? Finalmente, ¿por dónde crees que Dios te va
llevando? ¿Hacia dónde te conduce el Señor?

Retiro Colegio Babeque


El país de los pozos.
Era el país de los pozos. Los había grandes, pequeños, feos,
hermosos, ricos, pobres... Alrededor de los pozos apenas se veía
vegetación; la tierra estaba reseca. Los pozos hablaban entre sí,
pero a distancia; en realidad, lo único que hablaba era el brocal
(borde que rodea la boca de un pozo). Y daba la impresión de
que, al hablar, sonaba a hueco. Como el brocal estaba hueco, en
los pozos se producía una sensación de vacío, vértigo,
ansiedad... Cada uno tendía a llenarlo como podía: con cosas,
ruidos, sensaciones raras,... continuamente estaban llenando el
brocal de cosas nuevas, diferentes... Y quien más tenía era más
respetado y admirado... Pero, en el fondo, no estaban nunca a
gusto con lo que tenían.

El brocal estaba siempre reseco sediento... Bueno, si: la mayoría, a través de los entresijos que dejaban las cosas,
percibían en su interior algo misterioso..., sus dedos rozaban en ocasiones el agua del fondo. También se hablaba
–en la superficie- de aquellas “experiencias profundas” que muchos sentían... Pero había quien se reía, bastantes,
y decían que todo eso eran ilusiones...; que no había más realidad que el brocal y las cosas que entraban en el
hueco.

Pero hubo alguno que empezó a mirar hacia dentro... Como las cosas que había ido acumulando le molestaban,
prefirió librarse de ellas, y las arrojó fuera de sí. Y el ruido lo fue eliminando, hasta quedarse en silencio.
Entonces, en el silencio del brocal, oyó burbujear el agua allá abajo... y sintió una paz enorme, una paz viva, que
venía de la profundidad. Hasta entonces había creído que el ser pozo era el tener un gran brocal, muy rico y
adornado, bien lleno de cosas.

Feliz por su descubrimiento, intentó comunicarlo, y comenzó a sacar agua de su interior, y el agua, al salir fuera,
refrescaba la tierra, y la hacía fértil y pronto brotaron las flores alrededor del pozo. La noticia cundió enseguida.
Las reacciones fueron muy variadas... Y la mayoría optó por no hacer caso, pues la verdad es que estaban muy
ocupados rellenando de cosas el brocal. Sin embargo, algunos intentaron la experiencia, y, tras liberarse de las
cosas que les rellenaban, encontraron también el agua en su interior. Comprobaron que, por más agua que sacaban
de su interior para esparcirla en torno suyo, no se vaciaban, sino que se sentían más frescos, renovados...

Al seguir profundizando en su interior, descubrieron que todos los pozos estaban unidos por aquello mismo que
era su razón de ser: el agua. Así comenzó una comunicación “a fondo” entre ellos, porque las paredes del pozo
dejaron de ser límites infranqueables. Se comunicaban “en profundidad”, sin importarles cómo era el brocal de
uno o de otro, ya que eso era superficial y no influía en lo que había en el fondo. Pero el descubrimiento más
sensacional vino después, cuando los pozos que ya vivían en su profundidad llegaron a la conclusión de que el
agua que les daba la vida no nacía allí mismo, en cada uno, sino que venía para todos de un mismo lugar... y
bucearon siguiendo la corriente de agua... Y descubrieron... ¡el manantial! El manantial estaba allá lejos: en la
gran Montaña que dominaba el País de los Pozos, que apenas nadie percibía su presencia, pero que estaba allí,
majestuosa, serena, pacífica... y con el secreto de la vida en su interior. Los pozos habían estado muy ocupados en
adornar su brocal, y apenas se habían molestado en mirar a la montaña.

Desde entonces, los pozos que habían descubierto su ser, se esforzaban en agrandar su interior y aumentar su
profundidad, para que el manantial pudiera llegar con facilidad hasta ellos... Y el agua que sacaban de sí mismos
hacía que la tierra fuera embelleciendo, y transformaban el paisaje... Mientras, allá fuera, en la superficie, la
mayoría seguían ocupados en ampliar su brocal y en tener cada vez más cosas...

Retiro Colegio Babeque

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