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Confinamiento de residuos peligrosos

Inversiones en Confinamientos de Residuos Peligrosos

Los residuos peligrosos representan un peligro latente para la salud de la población mundial, y es
imprescindible su disposición inmediata en confinamientos especiales. Estos confinamientos
cuestan enormes cantidades de dinero, y actualmente los inversionistas no están jugando su parte
pues temen ante la carencia de seguridad en su inversión y, sobre todo, a la irresponsabilidad de la
incontrolable prensa amarillista. Por lo anterior, es necesario crear un marco legal transparente
que proteja a los ciudadanos al mismo tiempo que otorga seguridad a los inversionistas. De lo
contrario, la población sufrirá las irreversibles consecuencias de los residuos peligrosos.

La Realidad de los Hechos

En America Latina se generan aproximadamente diariamente 865 mil toneladas de residuos


industriales, de los cuales 15,500 son peligrosos. Desgraciadamente, menos del 10% de los
residuos peligrosos son tratados adecuadamente, es decir, el 90% restante se desalojan en
arroyos, basureros municipales o simplemente en el drenaje, lo cual pone en grave riesgo la salud
pública. Ahora bien, es importante señalar la diferencia entre tres tipos de residuos:

a) Residuos sólidos Municipales.- representa la basura que generamos en hogares, carece de


toxicidad y va a los confinamientos municipales.

b) Residuos Industriales.- son los residuos generados por las empresas y que son tóxicos.

c) Residuos peligrosos.- tales como aceites quemados, pinturas, breas, plaguicidas, etc. De este
tipo de residuos es de los cuales estamos hablando.

Si los residuos peligrosos no reciben el tratamiento adecuado, es ineludible que se presenten


severos efectos. Un ejemplo de esto, es la ciudad de Matamoros, Tamaulipas, en donde años atrás
una maquiladora desalojaba residuos peligrosos que causaron que varios niños nacieran con sólo
la mitad de su cerebro. Claro, es menester decir que lo ideal es no generar residuos, y en este
sentido es importante que la industria implementara políticas para minimizar su generación. El
problema es

que para ello hay que invertir grandes cantidades de dinero en nueva maquinaria no-
contaminante, y en este momento crucial de la historia la industria tiene otras prioridades, tal es
el caso de mantener el nivel de empleos y pagar sus deudas. Lo anterior, provoca que el sector
industrial no pueda darse el "lujo" de no generar residuos peligrosos. Por lo tanto, es inaplazable
hacer algo con los residuos peligrosos, de tal forma que no representen un riesgo para la salud del
ser humano y el equilibrio del medio. Es necesario, entonces, enviar los residuos a un
confinamiento controlado.

¿Qué es un confinamiento controlado?

Un confinamiento controlado para residuos peligrosos es un lugar totalmente seguro que se


construye con el fin de recibir residuos de este tipo, y en el que se invierte en la más alta
tecnología. Debe instalarse en lugares alejados de los centros de población y, sobre todo, en
donde exista poca lluvia y no pasen corrientes de agua subterránea, pues el objetivo es reducir al
mínimo posible el riesgo. Los confinamientos controlados, como es de imaginarse, cuestan
millones de dólares en construcción y mantenimiento, además de que requieren conocimiento
sumamente sofisticado.

Como consecuencia del alto costo de estos confinamientos, la necesidad de inversión extranjera
es indiscutible.

De todas formas, a pesar de las grandes oportunidades en este sector Latino Americano, no se ha
realizado esta inversión indispensable, y entre los factores determinantes es la creencia de los
extranjeros de que se carece de seguridad jurídica para su inversión.

Los inversionistas foráneos se quejan acerca de la nula protección que el marco legal ofrece ante
el fenómeno NIMBY ("Not in my back yard" o "No en mi patio trasero"). El fenómeno NIMBY
representa la renuencia de la población a vivir cerca de un confinamiento o cerca de una cárcel,
por ejemplo. Bajo este fenómeno, los ciudadanos se juntan y bloquean los planes de construcción
de un confinamiento

Algo es seguro: este tipo de participación ciudadana es saludable y ejemplo de una democracia.
Sin embargo, si no se delimitan las reglas del juego, este tipo de acción popular puede ir
demasiado lejos. Para el bien común, es inaplazable la consecución de un balance entre el hecho
de que los confinamientos son sumamente necesarios, y de que nadie los quiere cerca.

Qué se necesita para lograr un balance?

Para alcanzar buenos resultados, la tranquilidad ciudadana y una protección efectiva al medio
ambiente, es necesario crear un marco legal transparente que proteja a todos los involucrados.

Transparencia, por cierto, quiere decir que el proceso y los requisitos para operar un
confinamiento deben ser nítidos, y que toda la sociedad esté enterada de las reglas del juego.
Lograr esta transparencia implica proteger al mismo tiempo a dos grupos distintos: primero y más
importante, a los ciudadanos, permitiéndoles participar, informarse, opinar, etc.; y, segundo, a los
inversionistas, dándoles seguridad a su inversión. El punto es que la autoridad debe escuchar a los
ciudadanos, manejar claramente los estudios de seguridad y viabilidad y, cuando sea momento de
tomar una decisión, sea tan razonada, transparente y justa, que sea inamovible.

Hoy estamos viviendo la satanización de los confinamientos y, como consecuencia, los


inversionistas se han alejado, víctimas del miedo, pues sienten que no existe un marco legal que
les dé seguridad en su inversión. La prensa amarillista, sumada a algunos líderes de opinión que
están mal informados y utilizan su influencia sin salir de su ignorancia respecto al tema, provocan
que aquellos que no se toman molestia en utilizar el sentido común, sigan sus opiniones mal
informadas y mal argumentadas.

Es necesario ser claros y abiertos; y lo más importante: el ciudadano, tenga acceso a información
equilibrada y clara, de tal forma que se pueda alcanzar un consenso basado en la confianza y el
respeto. De igual manera, hay que fomentar la inversión en el área de los confinamientos de
residuos peligrosos, siempre y cuando se cuide la salud pública, pues se trata de una labor que
beneficia al ambiente.

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