Vous êtes sur la page 1sur 2

Vanguardismo

El vanguardismo, o avant-garde en francés,1 se refiere a las personas o a las obras que son
experimentales o innovadoras, en particular en lo que respecta al arte, la cultura, la política y la
literatura.

El vanguardismo representa un empuje de los límites de lo que se acepta como la norma o statu
quo, sobre todo en el ámbito cultural. La noción de la existencia del vanguardismo es considerado
por algunos como una característica del modernismo, a diferencia de la posmodernidad. Muchos
artistas se han alineado con el movimiento avant-garde y aún continúan haciéndolo, trazando una
historia a partir del dadaísmo pasando por los situacionistas hasta artistas posmodernos como los
Poetas del Lenguaje alrededor de 1981.2

El término también se refiere a la promoción de reformas sociales radicales. Fue este sentido que
fue evocado por el adherente a Saint-Simon Olinde Rodrigues en su ensayo "L'artiste, le savant et
l'industriel" ("El artista, el científico y el industrial", 1825), que contiene el primer uso registrado
de "avant-garde" en su sentido ahora habitual: allí, Rodrigues pide a los artistas a "servir como el
vanguardismo [de la gente]", insistiendo en que "el poder de las artes es de hecho la forma más
inmediata y rápida" para la reforma social, política y económica.3

Introducción

Marcel Duchamp, La Fuente, 1917. Fotografía de Alfred Stieglitz.

El vanguardismo se hace simplemente a través de varios movimientos que, desde planteamientos


divergentes, abordan la renovación del arte o la pregunta por su función social, desplegando
recursos que quiebren o distorsionen los sistemas más aceptados de representación o expresión
artística, en teatro, pintura, literatura, cine, arquitectura o música, entre otros.

Algunos autores, como Peter Bürger (teoría de la vanguardia) distinguen las "auténticas"
vanguardias de aquellos movimientos que orientaron su confrontación hacia la institución arte y la
dimensión política del accionar artístico en la sociedad, y concentraron sus innovaciones en la
búsqueda de nuevas funciones y relaciones de poder.

Estos movimientos artísticos renovadores, en general dogmáticos, se produjeron en Europa en las


primeras décadas del siglo XX, desde donde se extendieron al resto de los continentes,
principalmente hacia América, en donde se enfrentaron al modernismo.

La característica primordial del vanguardismo es la libertad de expresión, que se manifiesta


alterando la estructura de las obras, abordando temas tabú y desordenando los parámetros
creativos: en poesía se rompe con la métrica y cobran protagonismo aspectos antes irrelevantes,
como la tipografía; en arquitectura se desecha la simetría, para dar paso a la asimetría; en pintura
se rompe con las líneas, las formas, los colores neutros y la perspectiva.
Contexto histórico y social

Desde el punto de vista histórico, el primer tercio del siglo XX se caracterizó por grandes tensiones
y enfrentamientos entre las potencias europeas. Por su parte, la Primera Guerra Mundial (entre
1914 y 1918) y la Revolución Soviética (en octubre de 1917) fomentaron las esperanzas en un
régimen económico diferente para el proletariado.

Tras los años 1920, época de desarrollo y prosperidad económica conocida como los años locos,
vendría el gran desastre de la bolsa de Wall Street (1929) y volvería una época de recesión y
conflictos que, unidos a las difíciles condiciones impuestas a los vencidos de la Gran Guerra,
provocarían la gestación de los sistemas totalitarios (fascismo y nazismo) que conducirán a la
Segunda Guerra Mundial.

Desde el punto de vista cultural, fue una época dominada por las transformaciones y el progreso
científico y tecnológico (la aparición del automóvil y del avión, el cinematógrafo, el gramófono,
etc.). El principal valor fue, pues, el de la modernidad (o sustitución de lo viejo y caduco por lo
nuevo, original y mediado tecnológicamente).

Por su parte, en el ámbito literario era precisa una profunda renovación. De esta voluntad de
ruptura con lo anterior, de lucha contra el sentimentalismo, de la exaltación del inconsciente, de lo
racional, de la libertad, de la pasión y del individualismo nacerían las vanguardias en las primeras
décadas del siglo XX.

Europa vivía, al momento de surgir las vanguardias artísticas, una profunda crisis. Crisis que
desencadenó la Primera Guerra Mundial, y luego, en la evidencia de los límites del sistema
capitalista. Si bien «hasta 1914 los socialistas son los únicos que hablan del hundimiento del
capitalismo», como señala Arnold Hauser, también otros sectores habían percibido desde antes
los límites de un modelo de vida que privilegiaba el dinero, la producción y los valores de cambio
frente al individuo.

Resultado de esto fue la chatura intelectual, la pobreza y el encasillamiento artístico contra los que
reaccionaron en 1905: Pablo Picasso y Georges Braque con sus exposiciones cubistas, y el
futurismo que, en 1909, deslumbrado por los avances de la modernidad científica y tecnológica,
lanzó su primer manifiesto de apuesta al futuro y rechazo a todo lo anterior.

Así se dieron los primeros pasos de la vanguardia, aunque el momento de explosión definitiva
coincidió, lógicamente, con la Primera Guerra Mundial, con la conciencia del absurdo sacrificio que
ésta significaba, y con la promesa de una vida diferente alentada por el triunfo de la revolución
socialista en Rusia.

Vous aimerez peut-être aussi