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EL ORIGEN Y LAS CREENCIAS DEL CRISTIANISMO PRIMITIVO

9 Jesús murió en la víspera del día de Pascua (o el Viernes santo) del año
ANACRONISMOS 30 ó 33 2 • En opinión de sus seguidores, el movimiento lanzado por Juan
el Bautista y Jesús había llegado a su fin. Un relato evangélico recuer-
Y PRETENSIONES DESMEDIDAS da que uno de los discípulos observó: «Nosotros esperábamos que se-
ría él quien iba a librar a Israel...» (Le 24,21). Pero resultó que su de-
Cristianismos perdidos y de otro tipo cepción fue efímera. ¡Aquel fin de semana cambió sus vidas!

Un testimonio~
Papías. obispo de Hieráp<>lis (en Asia Menor, en la ~tual Turquía),
EN los últimos años se ha puesto de moda hablar de «cristianismos» ejerció el ministerio a principios del siglo IL Escribió e~ vahí...
múltiples y de un montón de evangelios perdidos 1• Uno de los persona- menes de una obm titulada Exposición de los dtdws del Seiior, de
jes ficticios de El Código da Vinci, de Dan Brown, declara que en el si- la que, lamentablemente, sólo se han conservado uoos pocos frag-
glo I circulaban unos ochenta evangelios, lo cual es sencillamente ab- , mentos, y siempre en citas contenidas en las obras de escdtmq
surdo. Toda esta confusión empeora cuando algunos estudiosos tratan posteriores (como Eusebio. et gran historiador de la Iglesia del si-
de pasar clandestinamente al siglo I escritos del siglo 11, «probando» así glo IV). En uoo de esos Ctagtnentos conservados, Papías afirma que
que el cristianismo era muy diverso desde el principio, y que todos esos se encontró con seguidores de los «ancianos», es deeir, los ap6sto-
cristianismos tienen más o menos el mismo mérito, la misma antigüe- les de Jesús:
dad y la misma autoridad. A veces estas notables «hazañas» concluyen «Y si sucedía que me enoontraba con algán seguí.a de los an-
con alegatos en favor de una mayor tolerancia y apertura a nuevas for- cianos, le preguntaba sobre las palabras de los ancianos, sobre
mas de experiencia cristiana. Esto puede ser políticamente correcto, pe- lo que habían dicho Andrés o Pedro, o Felipe, o Tom'8 o San-
ro ¿es históricamente correcto? tiago, o Juan o Mateo. o cualquier otro di$Cípulo del Sefior. o lo
En los capítulos 3 y 4 abordábamos los problemas que se plantean que estaban diciendo Aristioo y el anciano luan, di$dpulos del
al tratar de asignar fechas tempranas a textos que tienen todas las ca- Señor. Pues yo pensaba que no obtendría t a n t a - ~ de
racterísticas del siglo 11 -a veces apuntando a finales de dicho siglo e los libros como de una voz todavía viva y permanente» (Citado
por Eusmo, Hist(}ria eclesiáltica 3.39A; v6lse \Jfla ~~
incluso a fechas más tardías-. Ésos son precisamente algunos de los es-
cioo similar en JERÓNIMO, De viris illllstrihus 18),
critos que, según algunos investigadores, fueron compuestos induda-
blemente en el siglo I -tal vez en formas hipotéticas ligeramente dife- Versión basada en la lraducción de .J.B. LIIJH'l'FOOr - J.R. ~ - M.W.
rentes, más primitivas- y reflejan ideas aún más primitivas, que quizá HOLMBS, The Aptntolic Falhers, rev. Cid., Baker, Grand Rapids t939, p. 314.
se remonten a la primera generación de cristianos. Como hemos visto,
no hay ninguna prueba convincente, sencillamente, para una datación
temprana de esos escritos extracanónicos. La fe cristiana empezó el domingo, el primer día de Pascua, con el
Aparte de la cuestión acerca de la antigüedad que puede atribuirse descubrimiento de un sepulcro vacío y las apariciones del Resucitado.
a esos escritos, está también la suposición, mantenida por algunos, se- El evangelio de Marcos es, de entre todos los evangelios del Nuevo Tes-
gún la cual hubo muchos «cristianismos», pero sólo uno de ellos -el tamento, el que nos ofrece el relato más primitivo. Dice así:
que después emergería como cristianismo «ortodoxo»- acabó triunfan- «Pasado el sábado, María Magdalena, María la madre de Santiago y
do, imponiéndose a las otras formas y rechazándolas. Toda esta aproxi- Salomé compraron aromas para ir a embalsamarlo. Y muy de madru-
mación es profundamente defectuosa y, como sucede con gran parte de gada, el primer día de la semana, a la salida del sol, van al sepulcro.
este debate, es anacrónica y exagerada. Se decían unas a otras: "¿Quién nos retirará la piedra de la puerta del
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sepulcro?". Y levantando los ojos ven que la piedra estaba ya retirada; eran María Magdalena, Juana y María la de Santiago y las demás que
y eso que era muy grande. Y entrando en el sepulcro vieron a un jo- estaban con ellas. Pero a ellos todas aquellas palabras les parecían de-
ven sentado en el lado derecho, vestido con una túnica blanca, y se satinos, y no les creían» (Le 24,9-11)3.
asustaron. Pero él les dice: "No os asustéis. Buscáis a Jesús de
«Aquel mismo día iban dos de ellos a un pueblo llamado Emaús, que
Nazaret, el Crucificado; ha resucitado, no está aquí. Ved el lugar don-
dista sesenta estadios de Jerusalén, y conversaban entre sí sobre todo
de lo pusieron. Pero id a decir a sus discípulos y a Pedro que irá de-
lo que había pasado. Mientras conversaban y discutían, el mismo
lante de vosotros a Galilea; allí lo veréis, como os dijo". Ellas salie-
Jesús se acercó a ellos y caminó a su lado; pero sus ojos estaban co-
ron huyendo del sepulcro, pues un gran temblor y espanto se había
mo incapacitados para reconocerlo. Él les dijo: "¿De qué discutís por
apoderado de ellas, y no dijeron nada a nadie porque tenían miedo»
el camino?". Ellos se pararon con aire entristecido. Uno de ellos, lla-
(Me 16, 1-8).
mado CJeofás, le respondió: "¿Eres tú el único residente en Jerusalén
La mayoría de las Biblias contienen a continuación los versículos que no sabe las cosas que han pasado allí estos días?''. Él les dijo:
9-20, normalmente entre corchetes o en una nota a pie de página. Se "¿Qué cosas?". Ellos le dijeron: "Lo de Jesús el Nazareo, que fue un
presentan así porque estos versículos (conocidos como el «final largo» profeta poderoso en obras y palabras delante de Dios y de todo el pue-
blo· cómo nuestros sumos sacerdotes y magistrados lo condenaron a
de Marcos) no se encuentran en los manuscritos más antiguos. Los in-
mu~rte y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que sería él el que iba
vestigadores sospechan -con razón- que fueron añadidos dos o tres si- a librar a Israel; pero, con todas estas cosas, llevamos ya tres días des-
glos después de la publicación de Marcos. El evangelio de Marcos no de que esto pasó. El caso es que algunas mujeres de las nuestras nos
terminaba originariamente en el versículo 8, sino que contenía al me- han sobresaltado, porque fueron de madrugada al sepulcro y, al no ha-
nos otro párrafo más (que pudo ser conocido por Mateo) donde se des- llar su cuerpo, vinieron diciendo que incluso habían visto una apari-
cribía la aparición de Jesús a las mujeres y los discípulos. Es probable ción de ángeles que decían que él vivía. Fueron también algunos de
que nunca sepamos qué pasó con el final original de Marcos. los nuestros al sepukro y lo h_allaron tal como las mujeres habían di-
cho, pero a él no lo vieron". El les dijo: "¡Oh, insensatos y tardos ~e
Los evangelios de Mateo y Lucas siguen la narración de Marcos. corazón para creer todo lo que dijeron los profetas! ¿No era necesano
Aquí citamos únicamente la continuación del relato de Marcos. Mateo que el Cristo padeciera eso para entrar así en su gloria?". Y, ~mpezan-
dice: do por Moisés y continuando por todos los profetas, les exphcó lo que
«Pasado el sábado, al alborear el primer día de la semana, María había sobre él en todas las Escrituras.
Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro ... Ellas partieron a Al acercarse al pueblo adonde iban, él hizo ademán de seguir ade-
toda prisa del sepulcro, con miedo y gran gozo, y corrieron a dar la lante. Pero ellos le rogaron insistentemente: "Quédate con nosotros,
noticia a sus discípulos. En esto, Jesús les salió al encuentro y les di- porque atardece y el día ya ha declinado". Entró, pues, y se quedó con
jo: "¡Salve!". Y ellas, acercándose, se asieron de sus pies y lo adora- ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendi-
ron. Entonces les dice Jesús: "No temáis. Id, avisad a mis hermanos ción, lo partió y se lo iba dando. Entonces se les abrieron los ojos y lo
que vayan a Galilea; allí me verán"» (Mt 28, 1.8-10). reconocieron, pero él desapareció de su vista. Se dijeron uno a otro:
"¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos
«Por su parte, los once discípulos marcharon a Galilea, al monte que
hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?". Y, levantándo-
Jesús les había indicado. Y al verlo lo adoraron; algunos, sin embar-
se al momento, se volvieron a Jerusalén y encontraron reunidos a los
go, dudaron. Jesús se acercó a ellos y les habló así: "Me ha sido dado
Once y a los que estaban con ellos, que decían: "¡Es verdad: el Señor
todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a to-
ha resucitado y se ha aparecido a Simón!" Ellos, por su parte, conta-
das las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del
ron lo que había pasado en el camino y cómo lo habían conocido al
Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he manda-
partir el pan» (Le 24,13-35).
do. Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del
mundo"» (Mt 28,16-20).
El evangelio de Juan dice:
Lucas dice: «El primer día de la semana va María Magdalena de madrugada al se-
«Regresaron, pues, del sepulcro y anunciaron todas estas cosas a los pulcro, cuando todavía estaba oscuro, y ve la piedra quitada del se-
Once y a todos los demás. Las que referían estas cosas a los apóstoles pulcro. Echa a correr y llega a Simón Pedro y al otro discípulo a quien
Jesús quería y les dice: "Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sa- En la versión de Lucas tenemos detalles nuevos e interesantes: (3)
bemos dónde lo han puesto". Salieron Pedro y el otro discípulo, y se Según este evangelio, María Magdalena, Juana, María la madre de
encaminaron al sepulcro. Corrían los dos juntos, pero el otro discípu- Santiago y «las demás que estaban con ellas» visitaron el sepulcro, lo
lo corrió por delante más rápido que Pedro y llegó primero al sepul- encontraron vacío, vieron a dos hombres con vestidos resplandecientes
cro. Se inclinó y vio los lienzos en el suelo, pero no entró. Llega tam-
y recibieron el encargo de decir a los apóstoles que Jesús había resuci-
bién Simón Pedro siguiéndole, entra en el sepulcro y ve los lienzos en
el suelo, y el sudario que cubrió su cabeza, no junto a los lienzos, si-
tado. Pero ellos pensaron que las mujeres estaban delirando y no las
no plegado en un lugar aparte. Entonces entró también el otro discí- creyeron. Lucas narra a continuación la interesante historia de los dos
pulo, el que había llegado el primero al sepulcro; vio y creyó, pues discípulos que iban de camino hacia la aldea de Emaús. Uno de ellos se
hasta entonces no habían comprendido que, según la Escritura, Jesús llamaba Cleofás. Conversaron con el Resucitado y después encontraron
debía resucitar de entre los muertos. Los discípulos, entonces, volvie- reunidos a los Once (es decir, los doce apóstoles menos Judas Iscario-
ron a casa. te ), que les dijeron: «¡Es verdad: el Señor ha resucitado y se ha apare-
Estaba María junto al sepulcro fuera, llorando. Y mientras lloraba
cido a Simón!» (Pedro o Cefas)4. El final del evangelio de Lucas des-
se inclinó hacia el sepulcro, y ve dos ángeles de blanco, sentados don- cribe cómo Jesús se despide de sus discípulos; este relato se narra de
de había estado el cuerpo de Jesús, uno a la cabecera y otro a los pies. nuevo, de una forma un tanto diferente, en Hechos 1.
Dícenle ellos: "Mujer, ¿por qué lloras?". Ella les respondió: "Porque La versión de Juan presenta también algunas diferencias: (4) Según
se han llevado a mi Señor, y no sé dónde lo han puesto". Dicho esto, este evangelio, María Magdalena fue al sepulcro en la madrugada del
se volvió y vio a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús. Le dice domingo. No se menciona a otras mujeres. Cuando encuentra la piedra
Jesús: "Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?". Ella, pensando que quitada y el sepulcro vacío, va a contárselo a Simón Pedro y al otro dis-
era el encargado del huerto, le dice: "Señor, si tú lo has llev\dO, dime cípulo (es decir, «el Discípulo amado»). Éstos corren al sepulcro y lo
dónde lo has puesto, y yo me lo llevaré". Jesús le dice: "María". Ella encuentran como María había dicho. Algún tiempo después -este as-
se vuelve y le dice en hebreo: "Rabbuní'' (que quiere decir: "Maes- pecto no es precisado por la narración de Juan-, María Magdalena vuel-
tro"). Dícele Jesús: "Deja de tocarme, que todavía no he subido al
ve al sepulcro, pensando todavía que el cuerpo de Jesús no está, y allí
Padre. Pero vete a mis hermanos y diles: Subo a mi Padre y vuestro
Padre, a mi Dios y vuestro Dios". Fue María Magdalena y dijo a los
encuentra al Resucitado. Jesús le dice: «Deja de tocarme», una expre-
discípulos: "He visto al Señor" y que había dicho estas palabras» sión que nos hace pensar en la versión de Mateo (en Mt 28,9). Después
(Jn 20,1-18). María regresa al lugar donde se encuentran los discípulos y les dice:
«He visto al Señor».
Estos relatos evangélicos son interesantes, especialmente por la pri- Es cierto que estos detalles están enredados, pero, no obstante, re-
macía que dan a María Magdalena y otras mujeres. Recordemos los da- sulta un esbozo bastante claro: (1) Unas mujeres -entre las cuales des-
tos: (1) Según Marcos, María Magdalena, María la de Santiago y taca María Magdalena- son las primeras que encuentran el sepulcro va-
Salomé fueron al sepulcro de Jesús y lo encontraron vacío. Se encon- cío; (2) parece que María Magdalena es la primera persona que ve a
traron con una persona misteriosa, que les dijo que Jesús de Nazaret ha- Jesús resucitado; (3) Pedro (Cefas o Simón) ve al Resucitado; (4) los
bía resucitado y que ellas habían de comunicárselo a Pedro. El relato se once discípulos, y al parecer uno o dos más, ven a Jesús.
interrumpe bruscamente. (2) Según Mateo, María Magdalena y la «otra La resurrección de Jesús, tal como es atestiguada por los seguido-
María» (presumiblemente la madre de Santiago, como se precisa en res de Jesús, es lo que transformó el movimiento de Jesús en lo quepa-
Marcos) fueron al sepulcro. Se encontraron con una extraña figura que saría a ser la fe cristiana. Todas las personas que se identificaban como
Mateo llama «un ángel del Señor» y que les dijo esencialmente lo mis- cristianas en los primeros años de la nueva fe coincidían en este punto5 •
mo que en Marcos. Pero el relato de Mateo no se interrumpe. Continúa No hubo ningún grupo cristiano que rechazara la resurrección y ense-
describiendo la aparición de Jesús a las mujeres, que «se asieron de sus ñara que la fe cristiana estaba centrada en otra cosa.
pies y lo adoraron». Jesús resucitado repite las instrucciones del ángel. La resurrección de Jesús transformó a sus seguidores, los llenó de
Después se encuentra con todos los apóstoles y les encomienda que ha- energía y renovó su sentido de misión. Y también dio origen a com-
gan discípulos de todos los pueblos. prensiones nuevas o más profundas de la significación de Jesús y de su
ministerio. Las dos conclusiones más importantes que se vieron confir- Llama la atención el hecho de que no figuren mujeres en la lista de
madas en las mentes de los seguidores de Jesús debido a la resurrección Pablo. No se menciona ni a una sola mujer: ni a María Magdalena ni a
fueron: (1) la exaltación de Jesús (como Señor, Salvador, Mesías, Hijo «la otra María»: Ninguna. ¿Por qué? ¿No sabía Pablo que las mujeres
de Dios); y (2) el significado expiatorio de su muerte. Las Escrituras de fueron las primeras que encontraron el sepulcro vacío y vieron a Jesús
Israel (o lo que los cristianos llamaban el Antiguo Testamento) fueron resucitado? Yo estoy seguro de que lo sabía. Los intérpretes han expli-
estudiadas a la luz de la resurrección y de estas nuevas convicciones, cado plausiblemente que la tradición «recibida» de 1 Corintios 15 es
profundamente sentidas. una «lista oficial» de testigos, establecida y cerrada por motivos apolo-
Vemos este desarrollo en los demás escritos del Nuevo Testamento. géticos. Se menciona expresamente sólo a las figuras más importantes
Me centraré en Pablo, porque algunos afirman que la comprensión pau- de la Iglesia primitiva, como Pedro y los Doce (es decir, los once origi-
lina de Jesús y de la fe cristiana fue significativamente diferente de la narios más Matías), y Santiago, el hermano de Jesús. Es indudable que
comprensión de los primeros seguidores de Jesús. He aquí un impor- las mujeres están incluidas en el grupo de «más de quinientos herma-
tante pasaje de la carta de Pablo a los cristianos de Corinto, en Grecia, nos» y, probablemente, también en el grupo de «todos los apóstoles» 8 •
escrita a comienzos de los años 50: Por definición, un apóstol tenía que haber visto a Jesús resucitado (pe-
«Porque os transmití, en primer lugar, lo que a mi vez recibí: que ro no todos los que habían visto al Resucitado se convirtieron necesa-
Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; que fue se- riamente en apóstoles).
pultado, y que resucitó al tercer día, según las Escrituras; que se apa- El testimonio de Pablo es primitivo e importante. Según su carta a
reció a Cefas y luego a los Doce; después se apareció a más de qui- las Iglesias de Galacia, en Asia Menor (en la actual Turquía), la con-
nientos hermanos a la vez, de los cuales todavía la mayor parte viven versión de Pablo se produjo en un momento que hay que situar entre los
y otros murieron. Luego se apareció a Santiago; más tarde, a todos los dos y los tres años posteriores a la resurrección de Jesús 9 • Unos tres
apóstoles. Y en último término se me apareció también a mí, que soy años después, Pablo fue a Jerusalén a visitar a Pedro (Ga 1, 18). Durante
como un aborto» (1 Co 15,3-8). ese tiempo vio a Santiago, el hermano de Jesús. Catorce años más tar-
Aunque la tradición «recibida» por Pablo no coincide exactamente de, junto con Bernabé y Tito, regresó a Jerusalén (Ga 2, 1). En esta oca-
con los relatos evangélicos, hay un importante acuerdo entre ambos6 • sión, Pablo presenta ante los líderes de la Iglesia de Jerusalén su com-
Según Pablo, el Resucitado se apareció a Cefas (es decir, Simón Pedro) prensión de la fe cristiana:
y después a los Doce. Con «Doce» Pablo se refiere a los once apóstoles «Les expuse a los notables en privado el Evangelio que proclamo en-
supervivientes (es decir, los Doce menos Judas Iscariote), que aún eran tre los gentiles, para ver si corría o había corrido en vano» (Ga 2,2).
llamados «Doce», o a los once más Matías, que sucedió a Judas (véase «Y de parte de los que eran tenidos por notables (¡no importa lo que
Hch 1,23-26) y que también había visto al Resucitado. (Pienso que esta fuesen: Dios no mira la condición de los hombres!), en todo caso, los
última opción es más probable). Hasta aquí, la lista de Pablo coincide notables nada nuevo me impusieron. Antes al contrario, viendo que
con las narraciones evangélicas. Y hasta este punto es probable que ten- me había sido confiada la evangelización de los incircuncisos, al igual
gamos la tradición «oficial», a la que Pablo añade algunos datos. que a Pedro la de los circuncisos (pues el que actuó en Pedro para ha-
Pablo afirma que Jesús se apareció a más de quinientos de sus se- cer de él un apóstol de los circuncisos actuó también en mí para ha-
guidores «a la vez». Parece que esta aparición va más allá de la crono- cerme apóstol de los gentiles), y reconociendo la gracia que me había
logía establecida en los evangelios del Nuevo Testamento. Después el sido concedida, Santiago, Cefas y Juan, que eran considerados como
Resucitado se apareció a Santiago, el hermano de Jesús -y este hecho columnas, nos tendieron la mano en señal de comunión a mí y a
Bernabé, para que nosotros fuéramos a los gentiles y ellos a los cir-
pudo llevar a Santiago (y a sus hermanos) a entrar en la comunidad cris-
cuncisos. Sólo nos pidieron que nos acordáramos de los pobres, cosa
tiana- y a «todos los apóstoles». Es probable que Pablo se refiera con que he procurado cumplir con gran solicitud» (Ga 2,6-10).
esta expresión a otros apóstoles, además de los Doce, como Bernabé
(véase Hch 14,14; 1 Co 9,5-6; Ga 2,9), Andrónico, Junia y otros cuyos El contexto muestra claramente que la comprensión paulina del
nombres no conocemos (véase Rm 16,7)7. Por último, Pablo afirma que evangelio no exigía que los gentiles observaran la ley judía. Los jefes
Jesús se le apareció a él mismo. de la Iglesia de Jerusalén estuvieron de acuerdo (Ga 2,3). Ésta es una
información importante y hemos de tenerla presente. Según Pablo, su que Dios realizó por su medio entre vosotros, como vosotros mismos
comprensión del mensaje cristiano estaba de acuerdo con la compren- sabéis, a éste, que fue entregado según el determinado designio y pre-
sión de los primeros discípulos y apóstoles de Jesús («los que eran con- vio conocimiento de Dios, vosotros lo matasteis clavándolo en la cruz
siderados como columnas»), incluido Pedro 10 • Pablo no estaba desarro- por mano de unos impíos; a éste, Dios lo resucitó ... A este Jesús, Dios
llando una nueva versión del cristianismo, contraria a la forma anterior, lo resucitó; de lo cual todos nosotros somos testigos ... Convertíos, y
más judía, de cristianismo promovida por los líderes de la Iglesia jero- que cada uno de vosotros se haga bautizar en el nombre de Jesucristo,
solimitana 11. Lo único que las columnas pidieron a Pablo fue que «se para perdón de vuestros pecados» (Hch 2,22-24.32.38).
acordara de los pobres», y él dice que ha procurado cumplirlo con gran «Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien, por
solicitud. Así pues, la comprensión paulina del mensaje cristiano y su su gran misericordia, mediante la Resurrección de Jesucristo de entre
autoridad apostólica para proclamarlo fueron confirmadas por los líde- los muertos, nos ha reengendrado a una esperanza viva, a una heren-
res de la Iglesia de Jerusalén. cia incorruptible, inmaculada e inmarcesible, reservada en los cielos
para vosotros, a quienes el poder de Dios, por medio de la fe, protege
Lo que quiero dejar aquí bien claro es que no hay absolutamente
para la salvación, dispuesta ya a ser revelada en el último momento»
ninguna prueba de una diferencia significativa de opinión con respecto (1 P 1,3-5).
al mensaje central de la fe cristiana. Pablo y Pedro afirman la muerte y
la resurrección de Jesús, y la necesidad de una respuesta de fe para po- «Pues también Cristo, para llevamos a Dios, murió una sola vez por
der salvarse. Comparemos los pasajes siguientes. los pecados, el justo por los injustos, muerto en la carne, vivificado en
el espíritu» (1 P 3,18).
Textos de las cartas de Pablo:
«Os hago saber, hermanos, el Evangelio que os prediqué, qu~ habéis Marcos y Pedro, según Papias
recibido y en el cual permanecéis firmes, por el cual también sois sal-
vados, si lo guardáis tal como os lo prediqué ... Si no, ¡habríais creído Eusebio, historiador de la Iglesia, transmite una interesante trad:lcí6n
en vano! Porque os transmití, en primer lugar, lo que a mi vez recibí: relacionada con la composición del evangelio de Marcos, bajo la in-
que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; que fue fluencia de Pedro:
sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras; que se apa-
reció a Cefas y luego a los Doce» (1 Co 15,1-5). « Y el anciano dijo esto también: "Marcos, habieudo pasado a
ser el intérprete de Pedro, escribió exactamente todo lo que re-
«Pablo, siervo de Cristo Jesús, apóstol por vocación, escogido para el cordaba, pero no consignándolo en el orden en que había sido
Evangelio de Dios, que había ya prometido por medio de sus profetas dicho o hecho pór Cristo. Porque él ni oyó al Señor ni lo siguió,
en las Escrituras Sagradas, acerca de su Hijo, nacido del linaje de sino que después, como be dicho, siguió a Pedro, el cual adap-
David según la carne, constituido Hijo de Dios con poder, según el tó sus enseñanzas a las neéeSidades (de sus oyentes), pero no te-
Espíritu de santidad, por su resurrección de entre los muertos, nía intención de dar un rtlato ordenado de los dichos del Señor.
Jesucristo Señor nuestro» (Rm 1,1-4). Así que Marcos no hizo nada erróneo al poner por escrito algu-
«Pues no me avergüenzo del Evangelio, que es fuerza de Dios para la nas cosas tal (lomo las recordaba; porque to que le interesaba era
salvación de todo el que cree: del judío primeramente y también del no omitir nada de lo que había oído, y oo consignar ninguna
griego» (Rm 1,16). atin:nación falsa en ello» (Citado por Eusebio, Historia ecJe·
siástica 3.39.15).
«Porque, si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu
corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvo. Pues Versión basada en la fradm::ción de J.B. LIGHJ'F()(Jf - Ut ltwmt - M.W.
con el corazón se cree para conseguir la justicia, y con la boca se con- HOLMES, The Apostolic Fathers, rev. ed., Bmr, Grand Rapids 1989, p. 316.
fiesa para conseguir la salvación» (Rm l 0,9-1 O).

Textos de la tradición asociada con Pedro: La fe cristiana empezó con la resurrección de Jesús, cuya muerte
«Israelitas, escuchad estas palabras: A Jesús, el Nazoreo, hombre fue interpretada (en clave judía) como expiatoria y salvadora, y como
acreditado por Dios ante vosotros con milagros, prodigios y signos cumplimiento de las profecías. No hubo ningún desacuerdo en este
Ftdlas tempranas importantes 1 en los orlgenes del ttisdanismo

R.esW'J'ección Conversión Pilat-0 es Pablo se reúne Santiago, hijo Muerte Pablo Concilio de Pablo
deJesm de Pablo destituido eon Pedroy de Zebedeo, de A.gripal escribe Jerusalén escribe
Santiago, es asesinado latartaalos l Corlatios
hemnmo de Jesús Gálatas
Hechos 9,3-9 Gálata$ 1,18 Hechos 12,1-2 Hechos 12,20-23 Hechos 15
1 1 1 1 4
D.C.38ó;D 33636 31 3Só31 41 44 411 49 55
Para un estudio de 1a <ilOllología de Pablo, véase Robert JBWB'IT, A Chrono--
of Paul'a Fortress Pre~ Pbiladelphia. 1979; Jack FINooAN,
Ot:ik of Chronology, rev. ed.• Hendricbon, Pea.body (Ma.ss.)

punto. Todas las personas que creían en Jesús y se contaban entre sus que, a juicio de los especialistas, son los escritos que reflejan la pers-
seguidores coincidían en estas creencias esenciales. No había otro pectiva judeo-cristiana.
«cristianismo» que pensara de otra manera. Los evangelios escritos en En el Nuevo Testamento se confiesa con mucha frecuencia que Je-
el siglo I, es decir, los evangelios del Nuevo Testamento (Mateo, Mar- sús es el Salvador, y así lo encontramos también en los escritos cristia-
cos, Lucas y Juan) narran el hallazgo del sepulcro vacío y distintas apa- nos más antiguos. Jesús es el Salvador en Lucas-Hechos (Le 2,11; Hch
riciones de Jesús resucitado a sus seguidores. La resurrección de Jesús 5,31; 13,23), en las cartas de Pablo (Flp 3,20; Ef 5,23) y en las tradi-
y su poder salvífica se convirtieron en la verdad central de la predica- ciones vinculadas a Pedro (2 P 1,1.11; 2,20; 3,18), Juan (Jn 4,42; 1 Jn
ción y la actividad misionera cristianas, de las que Pedro y Pablo dan 4,14) y Judas (Judas 25). Esta lista aumenta si incluimos las formas del
un vigoroso testimonio. Sencillamente, no hay prueba alguna de ningún verbo salvar, que tienen el mismo significado y función que «SalvadoD>
otro movimiento cristiano en la primera generación pospascual que pre- (por ejemplo, Mt 1,21; Hb 7,25; 9,28).
dicara una cosa distinta. Jesús es Salvador tanto de los judíos como de los no judíos, ante to-
Antes de concluir esta sección, podríamos considerar los títulos do debido al valor expiatorio de su muerte en la cruz. En pocas pala-
usados para designar a Jesús. Veintiséis de los veintisiete escritos del bras, al morir en la cruz, Jesús pagó por los pecados de la humanidad.
Nuevo Testamento se refieren a Jesús como el Cristo (o Mesías), tér- Ésta es la enseñanza de todos los maestros y escritores del cristianismo
mino que significa ungido por Dios o por el Espíritu de Dios (como en más primitivo. Obviamente, no todos los escritos del Nuevo Testamento
Is 61,1). El único escrito del Nuevo Testamento que no se refiere a abordan este tema, pero la mayoría de ellos lo tratan, y en ningún caso
Jesús de esta manera es una carta muy breve: 3 Juan. Diecinueve de los se sugiere una interpretación alternativa de la muerte de Jesús.
veintisiete escritos del Nuevo Testamento se refieren a Jesús como el En suma, la esencia de la fe cristiana se encuentra en los escritos
Señor Jesús. El número de escritos aumenta si incluimos aquellos que más antiguos del cristianismo, que tuvieron su origen en el siglo I, mu-
simplemente llaman a Jesús «el Señor». Doce de los escritos neotesta- chos de ellos en las dos o tres décadas posteriores a la muerte y resu-
mentarios designan a Jesús como Hijo de Dios. Y, de nuevo, el número rrección de Jesús. Y no sólo eso, sino que las creencias y los valores nu-
de escritos aumenta si incluimos ejemplos en los que se designa a Jesús cleares del cristianismo primitivo se formaron a partir de la enseñanza
sencillamente como «el Hijo». Todos estos títulos aparecen en las car- prepascual de Jesús, y a partir de las experiencias que los creyentes de
tas de Pablo y en otros escritos del Nuevo Testamento, como Santiago, la primera generación tuvieron en Pascua y Pentecostés 12 • Las afirma-
1 y 2 Pedro, Judas, Hebreos, el evangelio de Juan y las cartas de Juan, ciones según las cuales a mediados del siglo I coexistieron varios «cris-
tianismos» -que sostenían visiones diferentes de la persona y la misión para que recibieran el Espíritu Santo» (Hch 8,14-15). Para Lucas, la re-
de Jesús, e ideas diferentes de lo que significaba ser su seguidor- exa- cepción del Espíritu Santo es una prueba tangible de una conversión
geran las diferencias y deforman los datos. Se reconoce que hubo de- genuina.
sacuerdos entre los primeros seguidores de Jesús. Pero ¿justifican estos Vemos esto de nuevo, dos capítulos después, en el relato de la con-
desacuerdos el que se hable de «cristianismos perdidos»? Vamos a tra- v~rs~ón de Comelio, el centurión romano. Pedro proclamó el mensaje
tar de responder a esta pregunta. cnstiano a este hombre: «Y nosotros somos testigos de todo lo que hi-
zo ... Dios le resucitó al tercer día... De esto todos los profetas dan tes-
timonio: que todo el que cree en él alcanza, por su nombre, el perdón
UNIDAD Y DIVERSIDAD EN EL CRISTIANISMO PRIMITIVO
de los pecados» (Hch 10,39-40.43). Presumiblemente, Comelio y su fa-
milia creyeron lo que Pedro estaba diciendo, porque cuando todavía es-
Aun cuando la primera generación cristiana era unánime con respecto taba hablando Pedro, «el Espíritu Santo cayó sobre todos los que escu-
a las ideas nucleares según las cuales Jesús -Mesías de Israel e Hijo de chaban la palabra» (v. 44). Los creyentes judíos que habían acudido con
Dios- había muerto en la cruz por el pecado de la humanidad y había Pedro «quedaron atónitos al ver que el don del Espíritu Santo había si-
resucitado al tercer día, existían desacuerdos en tomo a cuestiones re- do derramado también sobre los gentiles» (v. 45). Pedro mandó enton-
lativas a la validez y aplicación de la ley de Moisés, tanto para los ju- ces que los recién convertidos fueran bautizados (vv. 47-48).
díos como para los gentiles. Este espinoso tema nunca quedó comple- En Hechos tenemos el relato de la propagación del mensaje cristia-
tamente resuelto y, con el tiempo, llevó a un descenso de los miembros no entre los samaritanos (considerados por los judíos, en mayor o me-
judíos de la Iglesia, que dio como resultado una división duradera en la nor medida, como medio judíos, medio gentiles) y entre los gentiles. En
Iglesia. • cada ocasión, representantes de Jerusalén observan y confirman la rea-
Los escritos del Nuevo Testamento no dudan en airear los trapos su- lidad de las conversiones. ¿Por qué? La observación y la confirmación
cios de la Iglesia. Aunque el evangelista Lucas se esfuerza denodada- eran necesarias porque muchos creyentes judíos pensaban que los gen-
mente por representar la unidad cristiana, los desacuerdos en la prime- tiles sólo podían llegar a ser creyentes si su conversión incluía la plena
ra generación de la Iglesia son evidentes en el libro de los Hechos. Tales adopción del judaísmo (es decir, si se hacían prosélitos). Naturalmente,
desacuerdos no se centran en el propio Jesús, que es visto universal- al contar la historia del modo en que lo hizo, Lucas preparó el ministe-
mente entre sus seguidores como Mesías de Israel, Hijo de Dios y Sal- rio de Pablo con el fin de mostrar que la evangelización de Pablo a los
vador del mundo. El punto de desacuerdo está en la cuestión acerca de gentiles no sólo era legítima, sino que, de hecho, seguía el ejemplo del
si los no judíos (o gentiles) tienen que hacerse prosélitos (o converti- propio Pedro, el jefe de la Iglesia.
dos) judíos para ser salvados por el Mesías Jesús. Unos respondían La Iglesia convocó un concilio en Jerusalén para tratar este inquie-
«sí», y otros «no». tante desarrollo. Algunos lanzaron contra Pedro y otros esta acusación:
Este debate se desarrolla en el libro de los Hechos, y se alude a él «Has entrado en casa de incircuncisos y has comido con ellos» (Hch
en varios lugares de los escritos paulinos. Lo cual no resulta sorpren- 11,3). Esto podría parecemos extraño, pero para los judíos del siglo I
dente, ya que la misión de Pablo a los no judíos --esbozada en Hechos que se tomaban la ley de Moisés en serio era una cuestión importante.
y mencionada en varios lugares en sus cartas- fue un factor que consti- No hacía mucho tiempo que los judíos habían soportado una opresión
tuyó una contribución decisiva en este debate. mortal que tenía como objetivo obligarles a comer y vivir como genti-
En Hechos, la primera indicación del desarrollo del debate se en- les. En el siglo II a.c., los judíos devotos (los «mártires macabeos») ha-
cuentra en la mención de la propagación del movimiento cristiano en bían sido torturados y ejecutados por negarse a comer carne de cerdo (2
Samaria. Se nos dice que Felipe -un diácono, no un apóstol- empezó Macabeos 6-7). Para ellos, comer cerdo y adoptar otras costumbres
a predicar al Mesías Jesús entre los samaritanos. Muchos creyeron y se gentiles significaba abandonar la ley y la fe judías.
bautizaron (Hch 8,1-13). Después se dice: «Al enterarse los apóstoles ¿Cómo se explica, entonces, que Pedro, que dirige el movimiento
que estaban en Jerusalén de que Samaria había aceptado la palabra de de Jesús, un movimiento cuyo objetivo es redimir y restaurar Israel,
Dios, les enviaron a Pedro y a Juan. Éstos bajaron y oraron por ellos pueda entrar en la casa de un gentil y comer la comida que allí le ofre-
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cen? Ésta es una buena pregunta. Y la respuesta consistió en narrar có- mos quienes tenían necesidad de médico (con lo cual indicaba implíci-
mo el Espíritu Santo de Dios había tomado posesión de los gentiles que tamente que los pecadores con quienes se sentaba a la mesa eran, de he-
habían creído en Jesús (Hch 11,4-18). La lógica no explícita, pero sí cho, pecadores) y que lo que mancha a la persona es lo que sale delco-
implícita, de esta afirmación estaba suficientemente clara: si Dios pue- razón, no lo que entra en el estómago (Me 2,15-16; 7,14-23). Por lo que
de vivir con los gentiles (que no siguen las leyes alimentarias judías), respecta a las espigas arrancadas y comidas en sábado, ¿acaso David y
entonces ciertamente también pueden hacerlo Pedro y otros creyentes sus hombres no comieron en sábado los panes consagrados? Entonces,
judíos. No se había respondido enteramente a toda la cuestión, pero por ¿por qué no podían Jesús y sus discípulos seguir este precedente bíbli-
el momento los creyentes judíos parecían satisfechos. co? ¿Acaso el «Hijo del hombre» (que recibió autoridad del cielo) no
Un poco más adelante, en el relato mismo del libro de los Hechos, es señor del sábado? (Me 2,23-28).
se encomienda a Pablo la misión de predicar el mensaje cristiano en el
Parece que algunas respuestas como éstas, respaldadas por el ex-
extranjero. En Hechos 13-14 tenemos un relato bien conocido de este
cepcional acontecimiento de Pascua, dejaron satisfechos a ciertos fari-
primer viaje misionero. Aunque primero entraba en las sinagogas en ca-
seos que, con el tiempo, se incorporarían al movimiento cristiano. Esto
da una de las ciudades que él y sus compañeros visitaban ( «primero a
no sorprende demasiado, porque eran conocidos por su creencia en la
los judíos»), cuando eran rechazados se dirigía a los gentiles ( «después
resurrección (Hch 23,6-8; Josefa, La guerra de los judíos 2.163). Es
a los griegos» )13 • Pablo no exigía a sus convertidos gentiles que adopta-
probable que un Mesías resucitado resultara convincente para muchos
ran las prácticas judías, y mucho menos que se convirtieran en proséli-
de ellos. Pero seguían siendo fariseos, y eso significaba que necesaria-
tos judíos de pies a cabeza. Esto ocasionó el concilio de Jerusalén, na-
mente se tomaban la ley de Moisés en serio 14. Entonces, ¿qué era eso de
rrado en Hechos 15. He aquí el comienzo del relato:
que los gentiles, que no observaban la ley y aparentemente no tenían in-
«Bajaron algunos de Judea que enseñaban a los hermanos: .. Si no os tención de convertirse en prosélitos judíos, se incorporaran al movi-
circuncidáis conforme a la costumbre mosaica, no podéis salvaros". miento? Ellos estaban seguros de que eso no estaba bien. Jesús comió
Se produjo con esto una agitación y una discusión no pequeña de con pecadores (¡al menos él los veía como pecadores!), pero estaban
Pablo y Bemabé contra ellos; y decidieron que Pablo y Bemabé y al- circuncidados y, cuando menos, se encontraban marginalmente dentro
gunos más de ellos subieran a Jerusalén, adonde los apóstoles y pres-
de los límites de la ley de Moisés. Pero ¿cómo se justificaba que los
bíteros, para tratar esta cuestión. Ellos, pues, enviados por la iglesia,
atravesaron Fenicia y Samaria, contando al detalle la conversión de gentiles entraran en la comunidad del Mesías?
los gentiles y produciendo gran alegría en todos los hermanos. La controversia abordada por el concilio de Jerusalén, descrita en
Llegados a Jerusalén fueron recibidos por la iglesia y por los apósto- Hechos 15, fue el tema que dividió a la Iglesia primitiva. Aunque la de-
les y presbíteros, y contaron cuanto Dios había hecho juntamente con cisión alcanzada puede producir la impresión de que Pablo y los defen-
ellos. Pero algunos de la secta de los fariseos, que habían abrazado la sores de la misión a los gentiles quedaron justificados, el problema no
fe, se levantaron para decir que era necesario circuncidar a los genti- quedó plenamente resuelto y, de hecho, nunca desapareció. Pero, aun
les y mandarles guardar la Ley de Moisés» (Hch 15,1-5).
cuando la Iglesia estuviera dividida acerca de la cuestión de hasta qué
Hay personas que se sienten desconcertadas por la postura de los fa- punto los creyentes gentiles tenían que hacerse judíos, ¿está justificado
riseos. A mí no me produce ninguna perplejidad, porque tiene sentido. que se hable de «cristianismos» en el siglo I? Pienso que no 15 •
En realidad, aquí se expresa la misma preocupación que durante el mi- En Hechos 11, Pedro había hablado y decidido el asunto. Sí, tam-
nisterio de Jesús. Los fariseos eran críticos porque, desde su perspecti- bién los gentiles podían ser salvados por el Mesías Jesús. Y en Hechos
va, parecía que Jesús no se tomaba en serio el sábado y las leyes de pu- 15, el texto que nos ocupa ahora, Santiago el hermano de Jesús habla
reza judías. De hecho, con frecuencia comía con pecadores. Según el para decir que no, que los gentiles no tienen que convertirse en prosé-
razonamiento de los fariseos, Jesús, como Mesías de Israel, ¿no debe- litos judíos. No obstante, como creyentes en Dios y en su santo Hijo,
ría poner más cuidado en la observancia fiel de la ley de Moisés, una los gentiles tienen que abandonar las prácticas paganas. El consejo de
ley por la que muchos judíos devotos habían entregado su vida? Natu- Santiago fue aceptado, y parece que el problema quedó resuelto, al me-
ralmente, Jesús respondió a estas críticas señalando que eran los enfer- nos por algún tiempo.
Es importante observar que la recomendación de Santiago no era Por su parte, Santiago exhorta a los creyentes gentiles a abstenerse
una imposición de la ley del Antiguo Testamento (ya se trate del anti- «de la impureza». Y Pablo está también completamente de acuerdo con
guo código pre-abrahámico asociado con Noé, o de la ley de Moisés), esta recomendación:
sino más bien una exhortación, dirigida a los gentiles que se convierten
a la fe, para que abandonen sus costumbres paganas. El texto recuerda «Porque ésta es la voluntad de Dios: vuestra santificación; que os ale-
jéis de la fornicación» (1 Ts 4,3).
estas palabras de Santiago:
«Os escribí en mi carta que no os relacionarais con los impuros»
«Por esto juzgo yo que nosotros no debemos molestar a los gentiles (1 Co 5,9).
que se conviertan a Dios, sino escribirles que se abstengan de lo que
«Pero el cuerpo no es para la fornicación» (1 Co 6,13).
ha sido contaminado por los ídolos, de la impureza, de los animales
estrangulados y de la sangre. Porque desde tiempos antiguos Moisés «¡Huid de la fornicación! Todo pecado que comete el hombre queda
tiene en cada ciudad sus predicadores cuando se lee cada sábado en fuera de su cuerpo; mas el que fornica peca contra su propio cuerpo»
las sinagogas» (Hch 15,19-21). (1 Co 6,18).
«No forniquemos como algunos de ellos fornicaron» (1 Co 10,8).
Hay que subrayar tres puntos importantes. Primero, Santiago dijo
que «nosotros [creyentes judíos] no debemos molestar a los gentiles que En algunas de sus instrucciones y prohibiciones, Pablo combina
se conviertan a Dios», es decir, que se arrepienten y creen en el Mesías también idolatría, inmoralidad y comida, como hizo Santiago en su car-
Jesús. «No debemos molestar» significa que no se debe exigir a los gen- ta conciliar.
tiles que, como parte de su conversión a la fe mesiánica, se conviertan
Tercero, Santiago dice que «desde tiempos antiguos Moisés tiene en
en prosélitos judíos. Ésta era también la posición de Pablo. como se ve
cada ciudad sus predicadores cuando se lee cada sábado en las sinago-
en Gálatas 2, 11-14, donde Pablo critica duramente a Pedro por su con-
gas». Lo que Santiago quiere decir aquí es que los gentiles que se con-
ducta incoherente e hipócrita con respecto a los creyentes gentiles.
vierten a Dios y creen en su Mesías, de hecho saben ya que las prácti-
Segundo, Santiago exhorta a los creyentes gentiles a abstenerse de cas paganas, como la idolatría y la inmoralidad (incluida la prostitución
la conducta idólatra e inmoral, que era muy común en las prácticas re- en el templo), son malas y están condenadas. Ya han oído lo funda-
ligiosas y en el estilo de vida pagano. Convertirse a Dios significaba mental de la ley de Moisés, aunque no hayan frecuentado la sinagoga
apartarse del paganismo. Parte de este cambio afectaba a la idolatría y local. Los mandatos de abstenerse de tales prácticas no deberían ser una
la comida: «que se abstengan de lo que ha sido contaminado por los gran sorpresa.
ídolos ... de los animales estrangulados y de la sangre». Ésta era también En suma, descubrimos que el desacuerdo principal dentro de la
la postura de Pablo, como él mismo afirma cuando tiene que afrontar Iglesia primitiva era el relacionado con la cuestión de los gentiles y la
este tema en la Iglesia de Corinto (1 Co 8,7-13; 10,7-8.14-28). He aquí ley judía. ¿Estaban obligados a obedecerla? Y si la respuesta era posi-
algunas de sus afirmaciones a este respecto: tiva, ¿hasta qué punto? 16 Lo que vemos en Santiago y Pablo es esen-
cialmente la misma postura. Los gentiles no tienen que adoptar la ley
«Os escribí que no os relacionarais con quien, llamándose hermano,
es impuro, avaro, idólatra, difamador, borracho o ladrón. Con ésos ¡ni judía ni convertirse en prosélitos judíos, pero sí deben abstenerse de las
comer!» (1 Co 5,11). prácticas paganas inmorales e idólatras.
Hay que abordar otra cuestión más. Durante siglos, los intérpretes
«En efecto, si alguien te ve a ti, que tienes conocimiento, sentado a la del Nuevo Testamento han abordado la aparente tensión entre Santiago
mesa en un templo de ídolos, ¿no se creerá autorizado por su con- y Pablo con respecto a la cuestión de las obras y la justificación. Para
ciencia, que es débil, a comer de lo sacrificado a los ídolos? Y por tu Pablo, nadie puede estar justificado por las «obras de la ley» (Ga 2-3;
conocimiento se pierde el débil» (1 Co 8, 10-11 ). Rm 4). Con el fin de probarlo, cita el ejemplo de Abrahán. He aquí dos
«No os hagáis idólatras al igual que algunos de ellos ... Ni fornique- breves fragmentos de la argumentación de Pablo:
mos como algunos de ellos fornicaron ... Por eso, queridos, huid de la «Conscientes de que el hombre no se justifica por las obras de la ley,
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idolatría» (1 Co 10,7-8.14). sino por la fe en Jesucristo, también nosotros hemos creído en Cristo
Jesús, a fin de conseguir la justificación por la fe en Cristo y no por ¿Resulta conocido? Jesús dice que debemos amar a Dios y al prójimo
las obras de la ley, pues por las obras de la ley nadie será justificado» como a nosotros mismos (Me 12,28-31). Santiago se queja en su carta
(Ga 2,16). de quienes confiesan fácilmente el Shemá («Dios es uno, y yo amo a
«El que os otorga el Espíritu y obra milagros entre vosotros ¿lo hace Dios»), pero no ponen en práctica lo que Jesús exigía y se enseña en la
por las obras de la ley o por fe en la predicación? Así, Abrahán "cre- ley de Moisés: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo» (Lv 19,18).
yó en Dios y le fue reputado como justicia". Tened, pues, entendido Por consiguiente, si alguien necesita vestido o comida, y lo único
que los que creen, ésos son los hijos de Abrahán» (Ga 3,5-7). que el supuesto creyente le aporta es una recomendación («Caliéntate y
come»), entonces la fe de esa persona está muerta. Santiago apela a
Pero parece que Santiago dice otra cosa: Génesis 15,6, pero en relación con el gran relato de la disposición de
«¿ Quieres saber tú, insensato, que la fe sin obras es estéril? Abrahán, Abrahán a sacrificar a su hijo Isaac (Gn 22). La finalidad de Santiago
nuestro padre, ¿no fue justificado por las obras cuando ofreció a su hi- es mostrar que la acción de Abrahán demuestra que su fe es real.
jo Isaac sobre el altar? ¿Ves cómo la fe cooperaba con sus obras y, por Nada de esto contradice a Pablo. En efecto, Pablo hizo una colecta
las obras, la fe alcanzó su perfección? Y alcanzó pleno cumplimiento para los pobres de Jerusalén (1 Co 16,1-3; Ga 2,10) y de este modo pu-
la Escritura que dice: "Creyó Abrahán en Dios, y se le consideró co- so en práctica lo que Santiago considera como una fe demostrada con
mo justicia", y se le llamó amigo de Dios. Ya veis cómo el hombre es
obras. Pablo está de acuerdo también en que la fe se manifiesta con
justificado por las obras y no por la fe solamente» (St 2,20-24).
«buenas obras» (por ejemplo, Ef 2, 10). Por esta razón habla en otros lu-
Lo interesante es que Santiago apela al mismo texto del Génesis gares de la «obediencia de la fe» (Rm 1,5; 16,26). Es una cuestión de
que Pablo. Para Pablo, Génesis 15,6 («Abrahán creyó en Dios, y se le énfasis y de situación.
reputó como justicia») prueba que Dios justifica, o considt!ra como jus- En mi opinión, la carta de Santiago es antigua y auténtica. No es un
tos, a quienes responden creyendo en él. Abrahán, cuyo padre era un escrito tardío y ficticio que habría sido escrito por Santiago, el herma-
gentil, creyó en la promesa de Dios y se convirtió en padre del pueblo no de Jesús, tal vez para contradecir a Pablo. Al igual que otros exper-
judío. Para Pablo este pasaje servía como patrón teológico para com- tos que han publicado recientemente estudios sobre Santiago, no puedo
prender la fe, las obras y la justicia. Pero para Santiago la Escritura encontrar una explicación convincente para esta hipótesis 17.
muestra que «Abrahán nuestro padre alcanzó la justificación por las Las exhortaciones de Santiago 2 están totalmente de acuerdo con la
obras» y, por tanto, que una persona «es justificada por las obras y no práctica y la disciplina eclesial con respecto al trato que se debe dar a
por la sola fe». los pobres y la distribución de los recursos (véase Hch 2; 4--6). La car-
Desde que Martín Lutero, el gran reformador, calificó la carta de ta de Santiago tiene una función pastoral y exhorta a los creyentes (ju-
Santiago como «carta de paja» (strohern Epistel, en alemán), el apa- díos) a demostrar la realidad viva de su fe por medio de obras buenas.
rente desacuerdo entre Pablo y Santiago ha sido notorio, y no ha sido No fue escrita para responder a la enseñanza según la cual las buenas
nada fácil encontrar una solución. Algunos intérpretes afirman, senci- obras y la justicia ~onseguida por méritos propios completaban la obra
llamente, que un autor corrigió al otro y que, por esa razón, tenemos del Mesías Jesús. Este fue el problema que abordó Pablo.
pruebas de dos formas de cristianismo divergentes. Yo no estoy de Lo que Pablo cuestiona en sus cartas, escritas poco tiempo después
acuerdo con ellos. de la carta de Santiago, es la idea de que los gentiles tienen que adhe-
Lo que Santiago trata de rebatir es la idea de que la fe en Dios no rirse a la ley de Moisés para que su vida cristiana pueda madurar. La
exige necesariamente obras de justicia y compasión. ¿De qué sirve esa idea que Pablo critica no es la enseñanza de Santiago. Las diferencias
clase de fe? Santiago dice: «Tú crees que hay un solo Dios» (St 2,19). que vemos en los escritos de estos autores se deben a diferentes clases
Sin obras, esa fe no vale nada. ¿Por qué? La pista nos la ofrece el ver- de problemas, que cada uno tiene que afrontar a su manera 18 •
sículo de la Escritura citado por Santiago, a saber, la primera parte del Así pues, una vez más las diferencias y desacuerdos atestiguados en
Shemá: «Escucha, Israel, el SEÑOR es nuestro Dios, el SEÑOR es uno» los escritos del Nuevo Testamento no constituyen pruebas de «cristia-
(Dt 6,4). El Shemá continúa de este modo: «Amarás al Señor tu Dios nismos» divergentes en la primera generación de la Iglesia.
con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas» (Dt 6,5). Naturalmente, todavía hay quienes sostienen que éste es el caso, y afir-
96
man que el Nuevo Testamento representa un cuerpo de escritos que fue­ En pocas palabras, Ehrman y otros que hablan de «cristianismos
ron filtrados, de modo que quedaron excluidos los escritos que defen­ perdidos» se refieren a individuos y grupos que se separaron de la en­
dían una visión diferente de la fe cristiana. Pero ¿qué escritos son ésos? señanza más primitiva y ampliamente atestiguada de Jesús y de la pri­
En capítulos anteriores de este libro hemos realizado un análisis dete­ mera generación de sus seguidores. Estos hipotéticos cristianismos no
nido de los competidores principales (Evangelio de Tomás, Evangelio existían a mediados del siglo l.
de Pedro, Evangelio de María y otros). Ninguno de estos escritos pue­ Pero la falta de pruebas y los anacronismos no impiden la creación
de ser datado antes de mediados del siglo II. de nuevos escenarios. Lo único que hace falta es imaginación y un
La única manera de sacar a la luz un «cristianismo» divergente con­ círculo de lectores no informados. En el capítulo 10 abordamos esta ex­
siste en retrotraer un escrito o un maestro del siglo II hasta mediados traña dimensión del problema.
del siglo l. Los ejemplos citados por Bart Ehrman en Cristianismos per­
didos son personas y movimientos del siglo II: los ebionitas, Marción y
sus seguidores, y el gnosticismo. Todos estos individuos y grupos apa­
recieron en el siglo II. Los ebionitas eran judíos que creían en Jesús, pe­
ro rechazaban algunas de las afirmaciones sobre Jesús y la ley judía.
Parece que los evangelios de los ebionitas eran revisiones de Mateo que
adecuaban el relato evangélico a la teología ebionita. Ningún escrito o
fragmento ebionita data de una fecha anterior al año 120 d.C. Marción
fue un extremista del siglo II que pretendía eliminar el Antiguo Testa­
mento y la mayoría de los escritos claramente judíos del Nuevo Testa­
mento. Le gustaban las cartas de Pablo... y poco más. La Iglesia, con
razón, rechazó sus ideas. Es probable que el gnosticismo, como vimos
en los capítulos 3 y 4, no surgiera hasta el siglo II, y ninguno de los es­
critos que poseemos de este movimiento, completos o en parte, data de
una fecha anterior a mediados del siglo II (estoy pensando especial­
mente en el Evangelio de Tomás, que, como sugieren los datos de que
disponemos, no fue escrito antes del año 175 d.C.).

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