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El presente trabajo ha sido elaborado como requisito final de la materia de derecho laboral II, que
imparte el profesor Lázaro Cárdenas. El mismo consiste en explicar de conformidad con el Código
Laboral Dominicano los aspectos concernientes a la ejecución de la suspensión de la sentencia
laboral de pleno derecho y la suspensión por garantía de la corte de trabajo. Este trabajo, ha sido
realizado a partir de investigaciones en fuentes secundarias, que tienen como finalidad interpretar
y analizar las fuentes primarias. Entre las fuentes utilizadas se encuentra el Código de Trabajo,
Artículos en Web de Internet y Biografía. El trabajo, recoge los aspectos más fundamentales de
los elementos que fluyen en la suspensión de las sentencias laborales; adicional a esto,
profundizamos en un análisis crítico de los aspectos positivos y negativos que afectan a los
empleadores y trabajadores. Esperamos que el trabajo llene las expectativas de lugar, y pueda
servir de instrumento de análisis y conocimientos, para aquellos que se interesan en estas temáticas
del derecho laboral.
1. La suspensión de la ejecución de la sentencia laboral de pleno derecho
Si bien es cierto que el derecho laboral requiere de celeridad por ser un derecho eminentemente
social, no menos cierto es que no se puede caer en la irracionalidad de fijar un plazo tan corto, en
el cual la parte a la que se notifica la sentencia que le es desfavorable deberá proceder, si no está
de acuerdo con la misma, a redactar un recurso de apelación y una demanda en suspensión de la
ejecución de la sentencia por ante el juez de los referimientos. Asimismo, tendrá que hacer acopio
de toda la documentación de sustentación de ambas demandas, lo que sin lugar a dudas, en la
mayoría de los casos, no puede hacerse en ese plazo.
Es lo anterior lo que permite que, una vez transcurrido el plazo sin que se recurra la sentencia o
no habiéndose demandado la suspensión o depositado el duplo de las condenaciones, los abogados
de los trabajadores armados de una sentencia de primer grado acudan a la ejecución forzosa de las
sentencias, vía el embargo ejecutivo con traslado, de los bienes de la parte que sucumbió.
Es por eso que en la Comisión Revisora del Código del Sector Empleador hemos planteado la
posibilidad de que este plazo sea extendido a quince días laborables, plazo prudente que permitiría
que la parte perdidosa pueda preparar su estrategia de defensa si no está conforme con la misma o
que si decidiere pagar, pueda agenciarse los recursos para ello.
Existe un segundo aspecto a tomar en cuenta en relación con este tema y es el relativo al carácter
supletorio que en esta materia le asigna el artículo 663 del Código de Trabajo al derecho
común, que tratándose de embargos debe entenderse que por derecho común se refiere a las
disposiciones del CPC.
En cuanto a este punto, a mi modo de ver, se cometió quizás uno de los mayores errores de este
código, porque permite el embargo ejecutivo de una sentencia laboral obtenida en primer grado,
la que por estar sujeta a una revisión en segundo grado no se encuentra revestida del carácter de
irrevocabilidad de la misma. Además, en los casos del embargo ejecutivo sujeta el procedimiento
de ejecución de la sentencia a las disposiciones supletorias del derecho común, o sea, a las
disposiciones de los artículos 545 y siguientes del CPC, las cuales son disposiciones ajenas al
derecho laboral y por lo tanto desprovistas de las peculiaridades de un derecho social como el
laboral. El artículo 597 del CPC le da un poder omnímodo al ministerial actuante al momento de
un embargo, ya que permite que este rechace automáticamente el guardián sugerido por la parte
embargada bajo el criterio de que este no le merece confianza y que no es solvente. Acto seguido
se designa como guardián de los mismos a una persona llevada por él a la escena del embargo,
quien en la casi totalidad de las veces es más insolvente que la sugerida por la parte embargada.
Todo ello, con la única finalidad de que este guardián proceda al traslado de todos los bienes
embargados.
Defensa
Esta situación acarrea que, mientras la parte embargada se defiende apresuradamente y consigue
suspender la ejecución o revocar la decisión en el grado de apelación, los bienes embargados no
sirven o, lo que es peor, han desaparecido. Esto conlleva grandes pérdidas económicas irreparables
a los hoteles, a la industria y al comercio en general, ya que existe una imposibilidad casi absoluta
de lograr revertir la situación a su estado original, dado el estado general de insolvencia del que
adolecen los trabajadores frente a sus empleadores.
A mi juicio, no existe sentido en permitir en materia laboral la ejecución de una sentencia emanada
de un Juzgado de Trabajo, la cual por no ser definitiva puede en todo momento ser revocada por
una sentencia del CT. Si el legislador de 1992 lo que quería era preservar el crédito de los
trabajadores, ante la ausencia de una sentencia irrevocable, debió permitir solo el embargo
conservatorio de los bienes de la parte perdidosa hasta tanto la sentencia adquiera el carácter de
irrevocable, como así lo hizo para el embargo retentivo, y en estos casos prohibir el embargo
ejecutivo.
La jurisprudencia admite que la ejecución provisional de la sentencia laboral puede ser suspendida
por ordenanza del juez de la ejecución o de los referimientos si la misma ha violado la
Constitución, contiene un error grosero, exceso de poder o ha violado el derecho de defensa. En
esta eventualidad puede ser suspendida sin exigir el duplo o la garantía. b. La suspensión de la
ejecución mediante el depósito del duplo de las condenaciones.
La jurisprudencia admite que la ejecución provisional de la sentencia laboral puede ser suspendida
por ordenanza del juez de la ejecución o de los referimientos si la misma ha violado la
Constitución, contiene un error grosero, exceso de poder o ha violado el derecho de defensa. En
esta eventualidad puede ser suspendida sin exigir el duplo o la garantía. d. Opinión doctrinal sobre
la ejecución de la sentencia laboral. Es indudable que el tema de la ejecución irregular de las
sentencias laborales vía el embargo ejecutivo con traslado ha adquirido en los últimos tiempos una
importancia capital, incluso convirtiéndose en un tema de opinión pública, cobrando singular
connotación en el sector turístico, sobre todo en el subsector hotelero. De conformidad con el
artículo 539 del CT, las sentencias emitidas por los tribunales de trabajo son ejecutorias al tercer
día de su notificación, salvo aquellos casos en que la parte que sucumba haya depositado el duplo
de las condenaciones. Este articulado ha suscitado una discusión doctrinal, pues mientras una parte
de la doctrina y de los abogados en ejercicio sostienen que por aplicación combinada de este
artículo con el 494 del Código, en realidad el plazo es de cinco días, ya que este plazo es franco.
Otros son de opinión de que no es así, ya que no se trata de un plazo procedimental, puesto que
con la evacuación de la sentencia se cierra la instancia, y al no haber instancia en curso el plazo no
puede ser franco.. Si bien es cierto que el derecho laboral requiere de celeridad por ser un derecho
eminentemente social, no menos cierto es que no se puede caer en la irracionalidad de fijar un
plazo tan corto, en el cual la parte a la que se notifica la sentencia que le es desfavorable deberá
proceder, si no está de acuerdo con la misma, a redactar un recurso de apelación y una demanda
en suspensión de la ejecución de la sentencia por ante el juez de los referimientos. Asimismo,
tendrá que hacer acopio de toda la documentación de sustentación de ambas demandas, lo que sin
lugar a dudas, en la mayoría de los casos, no puede hacerse en ese plazo.
3. Suspensión de la Sentencia laboral por la suprema corte de Justicia
En un caso sometido a su consideración, por las facultades que le otorga la Ley de Organización
Judicial y la Ley Orgánica de la Suprema Corte de Justicia, ésta dictó una sentencia que reguló el
hasta entonces inexistente procedimiento para que las partes, cuyos derechos esenciales hayan sido
vulnerados o estén en peligro de ser violados, pudieran presentar tal reclamo a la justicia.
Antes que interviniera el Congreso Nacional, el 2 de septiembre de 2004 nuestra SCJ consideró
que: persiguiendo el recurso de amparo conjurar vulneraciones a los derechos fundamentales de
las personas protegidas por la Constitución y otros instrumentos de igual jerarquía, en forma rápida
y expedita, resulta contrario a esa finalidad permitir que las decisiones adoptadas por el juez del
amparo sean susceptibles de demanda en suspensión de su ejecución de parte del que resulte
perdidoso, pues ello le restaría eficacia a la acción de amparo como recurso sencillo, rápido y
efectivo.
No obstante estos aciertos, la SCJ, mediante resolución 388-2009 del 5 de marzo de 2009, sin dar
motivos para el giro jurisprudencial, y haciendo una incorrecta interpretación del artículo 12 de la
Ley 3726 sobre procedimiento de casación, modificado por la reciente Ley 491-08, ya que dicha
disposición no creó el procedimiento de suspensión, y además no era su espíritu, ha vuelto sobre
sus propios pasos al permitir al recurrente en casación obtener la suspensión de la sentencia de
amparo, al establecer: para obtener la suspensión de la ejecución de una sentencia en materia
laboral o de amparo, recurrida en casación, el recurrente deberá elevar una solicitud a la Suprema
Corte de Justicia, la que puede ordenarla, siempre que se le demuestre evidentemente que de la
ejecución pueden resultar graves perjuicios a dicho recurrente” .
Con esta última decisión la SCJ abandona los principios que sentó en la sentencia del 2 de
septiembre de 2004. Así, basándose en que la ley 491-08 no reglamentaba los efectos de los
recursos de casación dirigidos contra las decisiones dictadas en materia de amparo y en materia
laboral, en lugar de reafirmar los criterios de la sentencia del 2 de septiembre de 2004,
encontrándose en el mismo contexto de antes, privilegia el establecimiento de un procedimiento,
que, según los presupuestos anteriormente fijados por ella, no es compatible con el amparo.
No creo que haya que calificar este reglamento ni como un paso de avance ni de retroceso, prefiero
pensar que se trata de un gazapo, que pronto sería enmendado, retomándose con ello el camino de
protección efectiva y ágil de los derechos fundamentales.
El Art. 539 establece que las sentencias dictadas por los juzgados de trabajo son ejecutorias de
pleno derecho, es decir, por mandato expreso de la ley, sin necesidad de que el juez lo ordene, a
contar del 3er día de la notificación, sin necesidad de que el juez lo ordene. Esto significa que la
sentencia dictada por ese juzgado de trabajo no se suspende con la interposición del recurso de
apelación, ni siquiera con el recurso de tercería ni de casación.
El juez laboral puede ordenar la ejecución inmediatamente después de la notificación cuando hay
peligro en la demora. Esto plantea una dificultad que tiene que ver con la ejecución de la sentencia
en materia laboral. Este artículo lo que pretende es que se garantice el crédito reconocido por una
sentencia de un juzgado de trabajo, permitiendo que la parte gananciosa pueda ejecutar la
sentencia; pero no puede pretenderse que la sentencia es definitiva con autoridad de cosa
irrevocablemente juzgada, y en consecuencia siempre podrá pedirse su suspensión al juez de los
Referimientos.
- El interés: es la ventaja de orden pecuniario o moral que el demandante puede obtener de triunfar
en su pretensión, es de ahí que se diga la frase "no hay acción sin interés". Este debe ser legítimo,
nacido y actual; personal y directo.
- calidad: identifica al título en virtud del cual actúa el justificable. Es el caso de los sindicatos,
únicas personas con calidad para defender el interés común de sus afiliados. - Capacidad: es el
derecho de poder ejercer la acción de que es titular, además si a toda persona se le reconoce un
derecho de acción, no todas pueden ejercer ese derecho.
Clases de Procedimientos
Los conflictos jurídicos son diversos y se resuelven por varios tipos de métodos, es decir, no se
resuelven por medio de un procedimiento único. Hay 3 procedimientos:
- Ordinarios - Sumarios - Especiales Los conflictos económicos tienen una sola manera de
solución: un procedimiento que tiene 2 fases: mediación o conciliación administrativa y luego
el arbitraje.
Procedimiento ordinario.
Es el procedimiento de derecho común. Es el que se aplica a todos los conflictos salvo que la ley
diga que ese conflicto estará regido por un procedimiento diferente.
Ese procedimiento está contemplado en el código de Trabajo en los artículos 508. Hay otras
disposiciones que le son aplicables. El procedimiento empieza con el apoderamiento del tribunal.
Art. 508.- En toda materia ordinaria relativa a conflictos jurídicos, la acción se inicia
mediante demandaescrita de la parte que reclama dirigida al juez del tribunal competente y
entregada al secretario de dicho tribunal con los documentos que la justifique, si los hay, de todo
lo cual se expedirá recibo.
Se hace por una demanda escrita que se deposita en la secretaría del tribunal. Esa demanda no
puede ser verbal, pero el trabajador puede hacerse asistir por el secretario del tribunal.
El artículo 501 dice quién puede demandar. Tiene acceso a los tribunales de trabajo, en calidad de
parte toda persona con interés en hacer que se le reconozca o proteja algún derecho o situación
jurídica, cuyo beneficio lo otorguen las leyes de trabajo o derive de algún contrato de trabajo.
Conclusión
Luego de un estudio minucioso relativo a los procedimientos llevados por ante los tribunales para
conocer en materia laboral, advertimos sobre las garantías de los procesos en la referida materia.
Que en el fondo se ha querido proteger al trabajador. Esto es algo implícito en el Código de
Trabajo, facilitándole dónde pueda demandar.
Los conflictos jurídicos son diversos y se resuelven por varios tipos de métodos, es decir, no se
resuelven por medio de un procedimiento único. Hay 3 procedimientos: Ordinario, Sumario y
Especial, de los cuales dejamos plasmado en la presente investigación.
Los conflictos económicos tienen una sola manera de solución: un procedimiento que tiene 2 fases:
mediación o conciliación administrativa y luego el arbitraje.
Bibliografía
Código de Trabajo de la República Dominicana (LEY 16-92), Edición de Carlos Hernández
Contreras. Editora Dalis, Moca, República Dominicana. 2010.
Alburquerque, Rafael. Derecho del Trabajo, Tomo III, Los Conflictos de Trabajo y su Solución.
Santo Domingo, año 1999.
Hernández Rueda, Lupo. Folletos Laborales del Presidente de la Corte de Trabajo. Pág. 21,
Julio 1998.
Henri Capitant. Vocabulario Jurídico. Editora Desalma, Buenos Aires, año 1977.
Dr. Artagnan Pérez Méndez, Procedimiento Civil, Tomo I, 8va. Edición, Editora Taller, Santo
Domingo, 1998.
Material del Congreso del Trabajo realizado en PUCMM, Santiago, en el año 2000.