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El sentimiento de culpa, según Nietzsche (ese

"cabronazo genial")
20 DE MARZO DE 2010 - 14:57 - PERLAS ARGUMENTATIVAS

Alguna divagación marginal de esta semana tuvo como protagonista el sentimiento de


culpa. Ahí salió a colación Nietzsche -ese "cabronazo genial" como lo definió mi amigo
Luís (con tilde, sí)- con su idea de que la culpa no es sino el resultado de encerrar las
verdaderas esencias humanas, de asfixiar la individualidad entre las normas colectivas que
rigen las sociedades (Genealogía de la moral). Yo, que no soy sospechoso de compartir las
tesis de Nietzsche -ni en este punto ni en muchos otros-, no quiero dejar de cederle este
modesto espacio al filósofo alemán, al que no le niego su habilidad lingüística y
argumentativa:

Todos los instintos que no se desahogan hacia fuera se vuelven hacia dentro -esto es lo que
yo llamo la interiorización del hombre: únicamente con esto se desarrolla en él lo que más
tarde se denomina su “alma”. Todo el mundo interior originariamente delgado, como
encerrado entre dos pieles, fue separándose y creciendo, fue adquiriendo profundidad,
anchura, altura, en la medida en que el desahogo del hombre hacia fuera fue quedando
inhibido. Aquellos terribles bastiones con que la organización estatal se protegía contra los
viejos instintos de la libertad -las penas sobre todo cuentan entre tales bastiones- hicieron
que todos aquellos instintos del hombre salvaje, libre, vagabundo, diesen vuelta atrás, se
volviesen contra el hombre mismo. La enemistad, la crueldad, el placer en la persecución,
en la agresividad, en el cambio, en la destrucción -todo esto vuelto contra el poseedor de
tales instintos: ése es el origen de la “mala conciencia”. El hombre que falto de enemigos y
resistencias exteriores, encajonado en una opresora estrechez y regularidad de las
costumbres, se desgarraba, se perseguía, se mordía, se roía, se sobresaltaba, se maltrataba
impacientemente a sí mismo, este animal al que se quiere “domesticar” y que se golpea
furioso contra los barrotes de su jaula, este ser al que le falta algo, devorado por la nostalgia
del desierto, que tuvo que crearse a base de sí mismo una aventura, una cámara de
suplicios, una selva insegura y peligrosa -este loco, este prisionero añorante y desesperado
fue el inventor de la “mala conciencia”.

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2 COMENTARIOS
luís - 20 de marzo de 2010 - 15:07

Nietzsche era un cabronazo genial que escrib... Ver másía muy bien y nos conocía bastante;
por eso me gustaba tanto en mi juventud. Lástima que acabó como una chota: no hay quien
pueda conjugar un origen de buena familia y una vida corriente y más bien aburguesada
con ese pensamiento nihilista.
Me tengo que repasar "El ocaso de los ídolos", aunque no comulgue (¡qué gracia de verbo!)
con mi pensamiento... ¡es tan entretenido!

israelprofedelengua - 20 de marzo de 2010 - 15:03

Según Nietzsche, tiene mala conciencia, sentimiento de culpa, aquel que reprime sus
sentimientos, y no deja salir al "animal" que lleva dentro, por las convenciones sociales o
por lo que sea... Sin embargo, cómo soltar al animal que llevamos dentro sin hacer daño a
otros... La convivencia de tanto animal suelto sería imposible... El día que llegue eso
volveremos a las cavernas, que, eso sí, estarán llenas de "superhombres", unos cabrones sin
conciencia. (espero no estar cuando eso suceda).
Otras veces el bicho interior te sale sin remedio: ¿qué hay de malo en tener un poco de mala
conciencia, qué hay de cobarde o de sumiso en pedir perdón cuando has hecho algo mal?
Joder, no hay mejor cosa que acostarte sin tener la mínima sospecha de que le has hecho la
puñeta a alguien...
Otra cosa completamente diferente es reconcomerte todos los días por algo que ya quedó
atrás y ya no tiene remedio... Eso tiene algo de masoquismo, porque a veces nos encanta
castigarnos...
La culpa si tiene una perspectiva positiva: si no te sientes nunca culpable, estás siempre
conforme contigo mismo; ¿cómo mejorar entonces?...

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