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A. Farré y J.

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EDAH
ESCALAS PARA LA EVALUACIÓN DEL
TRAsToRhro PoR oÉncr oe
ATENcTóI coN HTPERAcTvTDAD
Anna Farré i Riba, Juan Narbona García

MANUAL
(5e edición)
Revisada y ampliada

TVI
TIEEJ
puBLtcActoNES DE pslcotocía apucnoe
Serie menor núm. 264
TEA Ediciones, S.A.
MADFID 2OO3
T

Esta obra ha sido premiada con el ll Premio


TEA Ediciones de investigación, 1997.

Copyright O 1998, 1999, 2000, 2001, 2003 byTEA Ediciones, S.A, Ouedan rigurosamente prohibidas, sin la aulorización escr¡ia
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Edila:TEA Ediciones, S.A.; Fray Bernardino de Sahagún, 24 ' 28036 l\radrid


Prinled in Spain. lmpreso en España poI lmp, Casillas;Agustín Calvo, 47, 28043 l'radrid.
INDICE

\ . ,. -.,-:'EDICIÓN
1.
-:T,],)ECI\lIENTOS

I\TRODUCCIÓN.

1. TRASTORNO POR DÉFICIT DE ATENCIÓN CON HIPERACTIVIDAD. CONCEPIO. . t1

1,1. EPIDEMIOLOGÍA.. l3
r.2. sEMrol-oc͡,..... 1.1

1.2.1. Hiperactividad . . . . t4
1.2.2. Déficit de atención . I5
1.2.3. lmpulsividad...... t7
1.2.4. Trastomos asociados. l8
1.2.4.1. Trastornos de conducta. l8
1.2.4.2. Dificultades de aprendizaje. . . . . . . 20
1.2.4.3. Alteraciones perceptivo-motrices y praxias constructivas 2)_

1.2.4.4. Trastornos emocionales 2I

2. FICHA TÉCNICA. 25

3. JUSTIFICACIÓN TEÓRICA. 25

4. JUSTIFICACIÓNESTADÍSTICA..... 31

4.I. METODOLOGÍA... 31
4.1.1. Composición y descripción de la muestra. 31

4.2. ANÁLISISESTADÍSTICOS 35
4.2.1. Estadísticos básicos y diferencias intersexo. 35
4.2.2. Frecuencias de las puntuaciones . . . . 37
4.2.3. Análisis factorial. 38
4.2.4. Índices de discriminación 39
4.2.5. Fiabilidad 40
4.2.6. Correlacionesentresubescalas 40
4.2.7. Yalidez 41
.1,3. BAREMOS Y PUNTUACIONES DE CORTE 43

5. \OR\I.{S DE,{PLICACIÓN Y CORRECCIÓN. 51

6 SIB¡¡OGRJ{]]ÍA. 53
NOTA A LA 5'EDICIÓN
Desde su publicación por TEA Ediciones en 1998, la EDAH ha sido ampliamente utilizada en
el ámbito educativo, médico y psicológico. Sin duda han influido la sencillez de la prueba y la faci-
lidad de corrección y manejo. Sin embargo, creemos que era necesario llevar a cabo una revisión
que mejorara la fundamentación estadística de la escala y permitiera tomar decisiones de cara al
tratamiento o al seguimiento a partir de datos más rigurosos y más representativos de la población
escolar.

La principal aportación de las nueva EDAH es la diferenciación por cursos que abarca toda la
Educación Primaria, de l'a 6'. En segundo lugar se han realizado nuevos estudios de fiabilidad y
validez y un nuevo análisis factorial. Los nuevos baremos incorporan un sistema clasificatorio a par-
tir de dos puntos de corte, basados en distintos valores estadísticos y epidemiológicos. Cada uno de
los puntos de corte marca un área de mayor o menor riesgo de padecer TDAH. Esta posibilidad
puede ayudar a tomar decisiones en cada caso particular respecto a seguir el diagnóstico hacia una
u otra dirección y respecto a valorar la relación coste-beneficio de los posibles tratamientos. Porque
las escalas EDAH, en su esencia, siguen teniendo su principal utilidad en la evaluación del caso indi-
vividual, como un instrumento más, que permite además observar cambios intraindividuales a lo
largo del tiempo en los sujetos afectos. La anamnesis, los informes escolares (libres y estructurados
en cuestionario), la observación directa, la evaluación con tests y los criterios clínicos universal-
mente admitidos, deben complementarse para el diagnóstico de TDAH.

La presente revisión de la EDAH ha sido posible gracias a los datos cedidos por el IPPA
(Instituto de Psiquiatía y Psicología Aplicadas). Este grupo de profesionales de composición multi-
disciplinar, dedicados al estudio y tratamiento en distintos ámbitos de la Salud Mental, emprendie-
ron una ambiciosa investigación, conocida por "Pilota Vermella", sobre la prevalencia del TDAH en
la población infantil. El estudio se realizó en 10 centros de Educación infantil y pnmaria del área
metropolitana de Barcelona (Vallés Occidental y Barcelona) con una muestra de2.401niños y niñas
de 6 a 12 años. Puesto que el principal instrumento utilizado fue la escala EDAH, los datos obteni-
dos en base a esta escala permiten, además de cumplir los objetivos de su estudio, ¡ealizar nuevos
baremos con una amplia muestra de alumnos (Joseph, D.; Blázquez, G, y cols.: artículo ert prensa).

Para la realización de su estudio obtuvieron la colaboración de distintas instituciones y profe-


sionales: los maestros y equipos directivos de los centros educativos y el equipo psicopedagógico
(EAP B-25) que les facilitó el acceso a los centros y el equipo Coddia a través del Sr. José Maía
Batlle.

Queremos agradecer a IPPA su dedicación al estudio y tratamiento del TDAH, y en especial la


cesión desinteresada de los datos que han hecho posible esta revisión con datos representativos de
todos los cursos de la Educación Primaria y representación de ambos sexos. Los miembros del IPPA
que han participado en el estudio "Pilota Vermella" son:
Dr. D. Joseph i Munné (Director Médico y jefe del Departamento de Neurociencias)
Sra. G. Blázquez Almeía (Jefa del departamento "Pilota Vermella")
Sra. E. Burón Masó (psicóloga)
Sra. C. Carrillo González (psicóloga)
ANNA FARRÉ I RIBA, JUAN NARBONA GARCÍA

Sra. R. Freile Sánchez (logopeda)


Sra. M. Joseph i Munné (educadora especial)
Sra. L. Joseph i Munné (recursos humanos)

A todos ellos, nuestro reconocimiento a su labor y nuestro más sincero agradecimiento.

También queremos agradecer al Prof. Dr. Salvador Herrando su asesoramiento en las distintas
fases, tanto en el estudio "Pilota Vermella", como en la fase de baremación y análisis estadístico de
la EDAH. Merece también especial mención Gema Pascual por su colaboración en los análisis
estadísticos y en la redacción de comentarios referentes a los mismos.

Anna Fané y Juan Narbona


Noviembre de 2003

6
(AGRADECIMIENTOS A LA 1'EDICIÓN)

A Rosa Farré, Xavier Demestre, Salvador Herrando y Francesc Salvador por su asesoramiento.

Al Centro Huarte San Juan, a las enfermeras del Servicio de Pediatría y al personal del A¡chivo
de la Clínica Universitaria de Navarra, que facilitaron los datos y las historias clínicas y a Lluís
Bardají por su colaboración en la fase de introducción de datos.

A todo el equipo de Asesoramiento Psicopedagógico de Sant Mceng dels Horts por su apoyo
personal y profesional.

Y, muy especialmente a Xavier Bardají y a María.


INTRODUCCIÓN
l-a búsqueda de técnicas e instrumentos precisos y objetivos para el diagnósdco ¡ evaluación de
distintos trastornos en la infancia se adscribe al campo de la psicometía y de la estadísüca. Pero esta
búsqueda carece de sentido si no se sustenta en un conocimiento de la realidad que se mide, que es
lo que proporciona criterios para analizar los datos obtenidos dándoles significado: el problema no
se acota en su medida, sino en la valoración que se hace a pafir de ella.

En este punto hablamos de evaluación, entendida como proceso de recogida y análisis de infor-
mación que nos facilita criterios sobre los cuales basaremos futuras intervenciones.

Ambos conceptos, medida y evaluación, son descritos por Doménech (1982) en el campo de la
estadística aplicada a las ciencias humanas: "Medir un cierto rasgo en un individuo es asignarle un
número tanto mayor cuanto más intenso sea dicho rasgo. Evaluar un cierto rasgo es asociar a su
medida un juicio 6[e v¿]6¡"(t).

Desde esta perspectiva, medición y evaluación son complementarias: para evaluar, primero
necesitamos medir. Pero hay más: no podemos emitir un juicio si no tenemos un conocimiento pro-
fundo del tema que evaluamos y que nos aporte criterios valorativos.

En el campo de la psicopedagogía, esta operación se hace especialmente difícil puesto que nos
encontramos ante problemas derivados de muy diferentes causas y que, a menudo, deben ser eva-
luados por profesionales de distintos campos.

En este marco situamos el presente trabajo. Por un lado, se intenta profundizar en el conoci-
miento teórico de una alteración muy frecuente en la infancia: el Trastomo por Déficit de Atención
con Hiperactividad (TDAH) y conocer sus implicaciones en el desarrollo del niño.

Por otro lado, a pafir del estudio de un instrumento de medida de la hiperactividad infantil, las
Escalas de Conners, y del análisis de su utilidad en la evaluación del trastomo, presentamos una
nueva propuesta de escalas para la valoración del TDAH con baremación en nuestra población.

El trabajo se presenta como continuación de estudios anteriores sobre las mismas escalas que,
a pesar de ser un instrumento de gran difusión a nivel intemacional, no habían sido baremadas en
población española. (Fané, 1984; Farré y Narbona, 1997).

tD Domérrccl J.M.: Bioestodkica. Métodos estadísticos parq ¡nyestigadores. Barcelon4 Herder, 1982. p. 57.

)
1. TRASTORNO POR DÉFICIT DB ATENCIÓN
CON HIPERACTIVIDAD. CONCEPTO

La existencia del Trastomo por Déficit de mal funcionamiento. Por esta vía se llegó
Atención con Hiperactividad (TDAH) como al nombre de Disfunción Cerebral Mínima
entidad nosológica está comúnments acepta- (McKeith, 1963; Wender, 1971).
da, así como sus principales características:
hiperactividad, déficit de atención e impulsi- A medida que se profundizaba en la etio-
vidad. Diversos estudios coinciden en la fre- logía, surgió la sospecha de que coexistían
cuente comorbidad de otros trastornosjunto a factores no orgánicos que podían agravar el
los tres criterios clínicos principales. Las difi- síndrome e incluso ser la única causa
cultades de aprendizaje, los trastor¡os de (Rebollo, 1972).
conducta y las alteraciones emocionales, son
las caracteústicas psicopatológicas adiciona- La discusión se trasladó desde el punto de
les más frecuentemente descritas. vista etiológico al semiológico: la conside-
ración de la hiperactividad como síntoma
La presencia y gravedad de los trastornos capital introdujo el término de Síndrome
comórbidos marcan en gran medida la evolu- Hipercinético Infantil (SHI). Muchos autores
ción y el tratamiento del sujeto con TDAH, aceptaron la nueva nomenclatura, e incluso
según el grado de repercusión en las distintas en el ámbito institucional, Ia OMS la utilizó
esferas de la vida del niño: personal y fami- en la Clasificación Internacional de Enfer-
liar, académica y social. medades (CIE-9).

La etiología del TDAH, su fisiopatogenia e Algunos autores se cuestionan el protago-


incluso algunos criterios para el diagnóstico nismo de la hiperactividad en el síndrome
siguen siendo motivo de estudio. (Guimón, 1980; Rutter, 1984 ) puesto que lo
consideran un síntoma común a otras entida-
La falta de trabajos rigurosos que validen des psiquiátricas. En cambio se cree que
empíricamente el síndrome es la causa de la puede ser más distintivo del síndrome el pro-
confusión conceptual existente, el abuso en el blema de la atención. Con la aceptación de
diagnóstico y las dificultades en encontrar el estas ideas por pafle de la Asociación Ame-
tr¿tamiento adecuado. ricana de Psiquiatía en el DSM-III, se acuña
el nuevo término: Trastomo por Déficit de
Las variaciones terminológicas que han Atención (TDA).
surgido en tomo al síndrome son representa-
tivas de los cambios sucesivos en su trasfon- El soporte teórico de este nuevo paradigma
do teórico y conceptual. En un principio, la es amplio y supone la revisión de conceptos
sintomatología se suponía consecuencia di- re]acionados con la atención en cuanto con-
recta de una lesión cerebral y surgieron las ducta o proceso cognitivo.
denominaciones sugerentes de causa ana-
tómica como "lesión cerebral mínima". En 1987, se presenta la edición revisada
(Pasamanick y Knobloch, 1961) del DSM-III, y en ella encontramos algunos
cambios respecto a los criterios diagnósticos
Más adelante se vio que no siempre había anteriores. Desaparece la agrupación de sín-
lesión evidente. pero sí se podía pensar en un tomas en los tres apartados (atención, impul-

11

L
ANNA FARRÉ I RIBA, JuAN NARBoNA GARCíA

sividad e hiperactividad) y se descnben todos (1992) añade hipótesis etiológicas para apo-
los síntomas en un único grupo. También yar Ia existencia del TDAH separada de otras
desaparece el subtipo "TDAH sin hiperactivi- condiciones psiquiátricas.
dad" y encontramos en el aPartado corres-
Sunder (1992) aboga por una mejor defini-
pondiente a "Otras alteraciones..." una cate-
ción de los subtipos del TDAH validándolos
goría diagnóstica denominada "Trastomo por
Déficit de Atención indiferenciado".
con estudios biológicos. Denckla (1992)
sugiere como explicación altemativa al sola-
E¡ 1992 se publica la CIE-10 de la OMS. pamiento con otros trastornos la existencia de
En la nueva versión, en la sección destinada a una comorbilidad.
trastomos del comportamiento y de las emo-
Lucas (1992) atribuye la dificultad de un
ciones de comienzo habitual en la infancia
acuerdo acerca del concepto de TDAH a las
y en la adolescencia, se describen los diferencias entre DSM-III-R y CIE-10.
TrasÍonlos hipercútéticos, con los siguientes
También los datos epidemiológicos tan contra-
subapartados:
dictorios entre países se deberían al uso de las
. Trastomos de la actividad y de la aten- distintas clasif rcaciones con sus concepciones
ción teóricas de fondo. Entre las diferencias más
. Trastorno hipercinético disocial importantes, este autor señala que en el
. Otros trastomos hipercinéticos DSM-lll-R sólo son necesarios 8 de los 14 sín-
tomas de las distintas áreas contempladas. En
. Trastomos hipercinéticos sin especifica- cambio, la CIE-10 especifica que debe existir
ción alteraciones en ambos campos, hiperactividad
e inatención. Según este criterio, usando el
A pesar de las distintas revisiones de las DSM-III-R pueden ser diagnosticados de
clasifi caciones intemacionales de enfermeda- TDAH niños sin problemas de atención.
des, todavía no existe un total acuerdo sobre
la existencia del TDAH como entidad propia. Otra diferencia importante se halla en la
Weinberg y Brumback (1992) discuten la generalización de las conductas. Que la hipe-
existencia del síndrome y su inclusión en el ractividad sea situacional o generalizada es
DSM-III-R. Para estos autores la descripción un componente crucial en la CIE-10 y ha
del TDAH se basa en los síntomas clínicos sido descrito por numerosos autores (Rutter,
pero no en los sustratos fisiológicos o patoló- 19841 Costello, 1991). En cambio, para el
gicos. Creen que la sintomatología del TDAH DSM-III-R, es sólo un grado de severidad.
está originada por una alteración emocional o
un trastorno primario de alerta, por dificulta- Por último, en ambas clasificaciones se
des de aprendizaje o por alteraciones de con- acepta como criterio la información de padres
ducta y, por tanto, bajo el confuso diagnósti- y profesores, sin embargo, en la CIE-10 se
co de TDAH se esconden otros trastomos requiere además la observación directa de ina-
específicos que el clínico debe hallar. tención e hiperactividad por parte del clínico.

Varios autores responden críticamente a las Debido a la confusión existente, distintos


afirmaciones de Weinberg y Brumback. autores proponen completar los criterios de
Golden (1992) admite el uso indiscriminado las clasificaciones intemacionales con otras
del TDAH como diagnóstico, así como Ia condiciones habitualmente descritas en la
subjetividad en la evaluación de las conductas práctica de muchos clínicos.
descritas en et DSM-III-R; sin embargo'
intenta diferenciarlo de otros trastomos espe- Con la aparición del DSM-IV Parece
cíficos, aunque con rasgos comunes. Levine haberse esclarecido la confusión que se creó

t2
, l .: .3 ::- - --.4: -: ' :Iesenta Cfitefios
- análisis bioquímicos...), y con ellos el cono.
:,:S t-:;-:-t. - f S\l-Ill. En la edición de cimiento de los mecanismos etiopatogénicos
1991..i:.?:- -: :::_:ue tres formas clínicas que subyacen en el síndrome. Por otro lado,
üel TD.:,- :.:;!o combinado, el tipo con dentro y fuera de las ciencias médicas, se
:::'- :-.::r -- .e I détlcit de atención y el tipo ha aportado información que ha hecho re-
,.-: ::.'.oninio de la hiperactividad y la considerar Ias fronteras nosológicas del sín-
l::::.,.; r idad. drome.

\o
se trata de una discusión puramente Se trata, efectivamente, de un síndrome de
folmall en las sucesivls rcrisiones conccp- límites poco claros y que, en todo caso, com-
tuales hcn influido distintrs cienci¡s: por Lln promete en gran manera la frágil personali-
lado los avances tecnológicos en los medios dad del niño en pleno período de desarrollo
dc exploración neuropsicológic¿ (T.4.C., intelectual, afectivo y social.

1.1. EPIDEMIOLOGÍA

Las variaciones en las cifras de prevalencia relación 4/i. Ortega cita como estimación en
del síndrome en la población infantil ofrecen la clínica un porcentaje deir 4290.
razonables dudas sobre los criterios utiliza-
dos en su estimación.
En el estudio que realizamos en población
escolar navana hallamos una incidencia del
En el extremo inferior podemos citar las 67o atendiendo a la valoración realizada por
investigaciones de Rutter y colaboradores padres o profesores (Farré y Narbona, 1989).
cuyos resultados apoyan una cifra inferior al Sin embargo, si exigimos como cnteno que
17o (Rutter, 1984). En el extremo opuesto la valoración sea coincidente en uno y otro
encontramos porcentajes de hasta el 209o y el medio (familia y escuela), limitamos la cifra
al 0,807o.
307o (Laufer y Shetty, 1980). Sin embargo, la
mayoría de autores prefieren aceptar un Atribuimos estas diferencias a la existencia
margen alrededor del 5Vo. (Taylor, 1986; de un tipo de síndrome "situacional", sensible
Cantwell, 1984). en sus manifestaciones a condicionantes
extemos (en nuestro estudio 3,407o en la
La relación entre sexos se sitúa entre las escuela y 2,57a en casa).
razones 4ll y l0/1, con prevalencia del sexo
masculino. En el DSM-III-R se cita la dife- Con una diferencia menos destacada halla-
rencia entre la población clínica (con propor- mos al hipercinético "permanente", cuyas ma-
ción 6/l) y la población general (3/l). nifestaciones no están sujetas a contextos. Esta
distinción sugerida por Rutter, puede ser una
En la población clínica la frecuencia es sig- de las causas de la gran disparidad de datos
nificativamente mayor que en la normal. epidemiológicos existentes. (Rutte¡ 1982).
Stewart y colaboradores hallaron un porcen-
taje del 22Ío y Safer y Allen del 407o. Sin embargo, ésta no es la única causa.
Hemos visto que no existía un acuerdo acerca
En nuestro ámbito, Guimón y colaborado- de la definición, ni de los criterios diagnósti-
res hallaron una frecuencia del 8lo en \a cos, ni acerca de la consideración de algunos
población normal, y un 25Vo en la clínica. La síntomas. Tampoco existen instrumentos de
prevalencia del sexo masculino se cifra en la diagnóstico comunes y generalizados.

t3
ANNA FARRÉ I RIBA, JUAN NARBONA CARCÍA

Estudios transculturales muestran que, si el mente cuando los instrumentos de estimación


instrumento de valoración es el mismo, las son los mismos, cabe esperar que los datos
diférencias supuestamente debidas a los reilejados por distintrs investigaciones res-
patrones conductuales de un país y otro, no pondan a deflniciones distintas' x instrumen-
son significativas. (Taylor y Sandberg, 1984) tos de diagnógtico diferentes. Hasta que no
haya acuerdo sobre qué se mide, cómo y a
Si en los propios sujetos no existen dife- quién, la utilidad de los datos referentes a la
rencias debidas a factores culturales y la valo- epidemiología queda en suspenso y sus esli-
ración de los adultos no difiere significativa- maciones deben ser tomadas con precaución.

1,2. SE}IIOLOGÍA

La descripción clínica del TDAH se aborda alto de actividad pero sin implicar excesiva-
de manera distinta según los autores y ten- mente la conducta global del niño. Se refe-
dencias. En general se tiende a describir una riía a actos aislados, más graves cuanto más
serie de síntomas que se consideran predomi- amplios fueran los movimientos, pero que
nantes y distintivos del síndrome. Se señala nunca entraían en el campo de la psicopato-
otro grupo de características que, siendo logía.
secundarias, acostumbran a acompañar a los
síntomas cardinales (Cantwell, 1984; Rutter, La,hiperactividad estaría en un nivel supe-
1984; Narbona, 1981 y 1991; Uriarte, 1989). rior dentro del continuo. Implica toda una
conducta y no actos individuales. Supone la
Los síntomas de hiperactividad, déficit de ausencia de control de los impulsos, a la vez
atención e impulsividad son indiscutiblemen- que una inquietud constante, con cambios
te centrales en la descripción del síndrome continuos de actividad. Por ello está íntima-
(Cabanyes y Polaino-Lorente, 1997). Las mente ligada a los conceptos de déficit de
alteraciones de conducta generalmente se atención (falta de concentración para perse-
encuentran presentes en la clínica (aunque no verar en un estímulo) e impulsividad.
se contemplan en los criterios diagnósticos).
La torpeza motora, las dificultades de apren- El término hipercinesía se refiere, según
dizaje y los trastornos emocionales son sínto- Taylor, al síndrome psiquiátrico y necesaria-
mas descritos por la mayoría de autores, pero mente implica tres grandes ideas: a) que la
ocupando lugares distintos en importancia; conducta hiperactiva es un rasgo caracteísti-
mientras que algunos de ellos se consideran co del individuo, no una reacción ante una
primarios, otros son considerados como reac- situación determinada, b) que Ia conducta
tivos a los síntomas principales. hiperactiva es realmente un problema; y
c) que puede diferenciarse de otras categoías
En general, otras caracteísticas que even- que incluyen trastornos de conducta.
tualmente aparecen en el síndrome se consi-
deran de tipo secundario y no definitorias En la mayoía de los autores no encontra-
para el diagnóstico. mos la drferenciación terminológica que pre-
senta Taylor. En general se equiparan concep-
1.2.1. HIPERACTIVIDAD [ualmente las distintas expresiones y se ccep-
ta la idea de hiperactividad como la presencia
Taylor ( l99l ), distingue entre "sobreactivi- de une serie de movimientos excesivos, una
dad", "hiperactividad" e "hipercinesia". En "hipermotricidad incontrolable" y que no
un continuo, \a sobreactividad sería un grado siempre es mensurable de manera objetiva'

t4
La técnica ha aportado instrumentos para control permanente sobre el curso de los mis-
medir la cantidad de movimienio. pero en mos". Esta definición nos trae tres importan-
diversas investigaciones se ha visto que la tes aspectos a considerar:
cantidad no difi ere significativamente respec-
to al movimiento de los niños normales. Se - el proceso de selección de estímulos
trata más bien de un problema de calidad. La - las estrategias de abordaje de la informa-
actividad del hipercinético se caracteriza por ción
la falta de un fin lógico, intencional. Este - la estabilidad o mantenimiento en el
carácter de no-planificación nos lleva a foca- tiempo.
lizar el estudio en aspectos de tipo cognitivo
(Van Hout, 1981). No se trata de vanables independientes. En
cualquier actividad atencional interviene una
Rutter (1982) introdujo una interesante dis- serie de factores que la condicionan: factores
tinción en el concepto de hiperactividad seña- extemos procedentes de los propios estímulos
lando la existencia de factores del entomo (novedad, intensidad, organización estructu-
que pueden producir o agravar la conducta ral), y factores internos, del mismo sujeto (sus
hiperactiva. La hiperactividad situacional, capacidades, intereses y disposiciones).
estaría sujeta en sus manifestaciones a deter-
minados factores ambientales. La hiperactivi- Bajo la etiqueta de trastornos de la aten-
dad que Rutter denomina pen,asiue y que. no ción se engloban una serie de alteraciones
encontrando en castellano una traducción relacionadas, y que pueden tener efectos a
exacta podíamos traducir corno pe¡Tnanente medio o largo plazo sobre Ia conducta del
o masiva, es aquella que se manifiesta en niño, el rendimiento escolar y el funciona-
todas las situaciones. miento cognitivo. La atención puede estar
disminuida en distintos estados psicopatoló-
Si la hiperactividad puede estar condicio- gicos o en trastomos neurológicos, pero en el
nada por factores contextuales y, de alguna TDAH es un trastomo especíñco de la aten-
manera determinada por la valoración subje- ción. (Narbona y Chevrie Muller, 1997).
tiva de los evaluadores dependiendo de su
nivel de tolerancia, expectativas, etc., parece
lógico que haya perdido parte de su peso - Atención y activación
específico en el diagnóstico del TDAH y haya Los mecanismos de activación cerebral tie-
cedido e[ protagonismo a los problemas de nen una localización concreta y distinta en la
atención. corteza cerebral. La hipótesis de que el
TDAH se deba a un insuficiente nivel de acti-
La presencia o no de hiperactividad en el
vación no ha podido ser probada de forma
TDAH marca una discusión entre la existen-
concluyente. Rapin (1987) señala que los
cia de un síndrome TDAH sin hiperactividad
niños hiperactivos incluso suelen estar típica-
o si ésta sería una patología distinta (Hynd y
mente alerta. En los casos de niveles altos de
colaboradores, 1991; APA-DSM-III; DSM-
activación generalizada existe un efecto des-
III-R; DSM-IV).
tructivo sobre la atención, disminuyendo la
selectividad de la respuesta.
1.2.2. DÉFICIT DE ATENCIÓN
Esta hipótesis podría ser aplicable a algún
Luria (1979, 198.1) definía la atención grupo de niños hiperactivos, especialmente a
como el "proceso selectivo de la información aquellos que no responden a la medicación
necesaria, la consolidación de los programas estimulante, supuestamente porque su nivel
de acción elegibles y el mantenimiento de un de activación no es deficitario.

l5
ANNA FARRÉ I RIBA, JUAN NARBONA GARCÍA

Se ha sugerido también que el problema Taylor (1991) revisa también el concepto


se puede hallar en una activación pobremen- de distraibilidad. El sujeto se orientaría hacra
te modulada, lo que origina que la intensi- estímulos irrelevantes del entorno. En el pro-
dad de atención a los estímulos no sea la cesamiento de la información se hace más
requerida (bien por excesiva, si se trata de difícil la realización de una tarea por la intro-
estímulos irrelevantes, o por defectiva en los ducción de características irrelevantes del
relevantes). estímulo. Para evitar esto es necesario selec-
cionar sólo los estímulos relevantes. Por
tanto, es tan importante ser capaz de identifi-
- Atención selectiva y distraibilidad car lo que es relevante como concentrarse en
Se entiende por atención selectiva la ello ignorando lo secundario.
"capacidad de dirigir la atención hacia un
En general, parece un concepto bastante
estímulo principal, ignorando los secunda-
ceñido a una sola significación a pesar de
rios". La distraibilidad sería un defecto en el
encontrar matices distintos según los autores.
mecanismo de "filtraje" de los estímulos o Fleisher y colaboradores (1984) sugieren que
un problema de discriminación de estímulos
el acuerdo no trasciende fuera del ámbito
relevantes e irrelevantes (Douglas, 1984). médico. Desde el punto de vista psicológico
Según Uriarte el niño hiperactivo no es capaz y educativo tiene distintas interpretac iones,
de seleccionar, jerarquizar y organizar los Generalmente se le atribuye una acepción de
estímulos exteriores. Copeland y Reiner tipo conductual y social, distinta a la que
(1984) también describen esta dificultad en hemos presentado, ya que "el procesamiento
separar lo irrelevante. En esta línea, estudios de estímulos aislados y secuencias sin signi-
recientes de Reardon y Naglieri (1992) ficado (que es lo que miden los tests de aten-
muestran diferencias significativas en la ción selectiva como el 'central incidenlal
capacidad de atender estímulos relevantes. task') es muy distinto al procesamiento de
Zenlall y Dwyer (1989) observan incluso estímulos significativos y relacionados tal
que, añadiendo estímulos i¡relevantes a tare- como acontecen en el aula". Estas diferencias
as que el niño debe realizar, mejoran las res- no permiten la generalización de un solo
puestas y el tiempo en los niños hiperactivos. aspecto a todo el proceso de atención.
Si ello es así, existen importantes implica- Además, en el aula contribuyen en gran
ciones para el tratamiento. medida factores como la motivación, la rela-
ción entre el profesor y el alumno, las habili-
Orjales (1992) encuentra diferencias signi- dades del profesor para exponer un tema, etc.
ficativas entre un grupo control y otro con
TDAH en el tiempo empleado en tests de
atención selectiva y en la calidad de la ejecu-
- Atención sostenida e impersistencia
ción. En el concepto de atención sostenida pue-
den englobarse distintos aspectos relaciona-
Para Peters, el niño hiperactivo, por su dis- dos, como son: el mantenimiento de la aten-
traibilidad, es extremadamente susceptible a ción a lo largo del tiempo, la organización y
intemrpciones a causa de otros estímulos o autodirección del proceso y la cantidad de
por cualquier movimiento o ruido que acon- esfuerzo invertido o intensidad de 1a atención.
tezca a su alrededor. Estos estímulos provo-
can un reflejo de orientación que no puede En el niño con TDAH, la capacidad de
inhibi¡. Con tantas interrupciones su atención mantener la atención en una actividad decre-
se fatiga rápidamente y el niño experimenta ce rápidamente. Esta fatigabilidad se mani-
esta fatiga con una sensación mental de dolor. fiesta especialmente ante estímulos estáticos,

16
. L i.ii ...

incluso cuando hay motivación adecuada por El niño hiperactivo presenta problemas en
pane del niño. Iio cr.¡rre tanto en actividades la inhibición de los impulsos. l¡ resulta difí-
rápidas y rio\irl-s: juegos, dibujos animados, cil mantener sus impulsos bajo control para
anuncios de la TV o en películas de acción. enfrentarse a situaciones que requieren ciena
En general se comportan como niños más organización y concentración y emiten una
pequeños. serie de respuestas no reforzadas que no pue-
den evitar (McClure y Gordon, 1984).
Peters señala que la fatigabilidad se mani-
El grado de control inhibitorio demostrado
fiesta no sólo en una limitación de tiempo,
por un niño dependerá de la tarea con la que
sino también de la extensión. Los niños hipe-
interactúa, las condiciones en las que está 1,
ractivos estarían más o menos limitados por otras variables del propio sujeto.
la cantidad de unidades de información que
pueden captar en su mente al mismo tiempo e La manifestación extema puede ser distin-
integrarlas en una acción global. Consecuen- ta según el tipo de tarea a realizar. En las tare-
temente, cuando debe afrontar una situación as más simples, el niño con TDAH puede
compleja que requiere dirigir la atención de mostrarse incapaz de retener la respuesta
una información a otra, falla en la operación hasta que aparezca el estímulo, o respondien-
de síntesis y presenta la información frag- do de manera repetitiva ante estímulos sim-
mentada. Ante el fracaso, su esfue¡zo decae ples. En tareas más complejas, la impulsivi-
en los sucesivos intentos mostrando una dad puede reflejarse en la tendencia a actuar
antes de haber entendido el problema con cla-
conducta de inquietud, ensoñamiento o hipe-
ridad, o antes de haber pensado suficiente-
ractividad.
mente las soluciones.

1.2,3. IMPULSIVIDAD En síntesis, no se trata simplemente de un


problema de rapidez en la respuesta. Parecen
El estudio de la impulsividad se ha aborda- estar implicados distintos procesos cognitivos
do desde distintos puntos de vista. Para algu- y conductuales. Se atribuye al niño con
nos autores entra en el campo de los procesos TDAH una manera propia de abordar la
atencionales. Para otros se refiere más pro- información usando estrategias que le distin-
piamente a un problema conductual. guen de otros niños. En un estudio compara-
tivo del rendimiento de niños hiperactivos y
Taylor (1991) presenta una distinción que no hiperactivos en distintas tareas, Romero y
nos parece muy aclaratoria: colaboradores (1988) observaron que los
resultados variaban según las tareas, pero el
. La impulsividad como conducta incon-
déficit se centraba principalmente en la alte-
trolada de los niños imprudentes, que no ¡ación de la "capacidad de procesamiento de
piensan en las consecuencias de sus tareas de complejidad elevada".
acciones, y demandan gratificaciones
inmediatas. Reardon y Naglieri (1992) describen el
problema como una severa alteración de la
. La impulsividad como una manera de competencia cognitiva que se manifiesta en la
responder rápida e incorrectamente a las dificultad de formular planes y estrategias
tareas que implican resolución de pro- inhibiendo respuestas impulsivas.
blemas.
Douglas y Benezra (1990) atribuyen los
La primera acepción hace referencia a Ia déficit cognitivos asociados al TDAH a pro-
conducta y la segunda a la cognición. cesos de autorregulación que controlan ope-

1'7
ANNA FARRÉ I RIBA, JUAN NARBoNA GARCfA

raciones mentales de reflexión, esfuerzo sos- EI solapamiento entre hiperactividad y


tenido, ensayo-error y estrategias de resolu- trastomos de conducta ha originado cierta
ción de problemas. En esta línea se hallan los confusión. En parte, parece ser que los corre-
estudios sobre estilos cognitivos. latos de una y otros son muy similares
(Sandberg, Ruuer y Taylor, 1978). Algunas
En diferentes estudios con sujetos hiperac- investigaciones señalan que la mayoía de los
tivos no se han hallado diferencias significa- sujetos con trastomos de conducta muestran
tivas en los resultados de las pruebas, pero sí también hiperactividad.
en la cantidad de errores cometidos o en el
tiempo utilizado. Parece que el hiperactivo La hipótesis inversa se cumple también
usa estrategias cognitivas más ineficaces pero con menor fuerza. Este solapamiento ha
que los no hiperactivos (Weithom, Kagen, llevado a la necesidad de estudiar si existen o
Marcus, 1984; Zentall y Dwyer, 1989; no diferencias entre una y otra entidad. El
Reardon y Naglieri, 1989). En estudios longi- mismo autor afirma que sólo seían atribui-
tudinales se ha observado que, además, esta bles en el grupo de hiperactivos "masivos" o
permanentes.
característica persiste en la edad adulta
(Polaino, 1984).
Taylor (1986) apoya también una comuni-
dad de aspectos entre hiperactividad y altera-
El estudio de los estilos cognitivos ha
ciones de conducta, sin embargo ésta no debe
abierto un nuevo campo en la investigación
ser causa de confusión. Existe un rasgo dis-
sobre Ia impulsividad. Además ha supuesto
tintivo: mientras que en el TDAH la hiperac-
una importante apofación en el tratamiento,
tividad va unida a un bajo desarrollo de las
ya que el tema se aborda desde el punto de habilidades atencionales, esto no ocurre
vista pedagógico y se abre la posibilidad de siempre con los trastornos de conducta.
terapias cognitivas y comportamentales. Parece ser que en estos últimos tienen un
mayor peso etiológico los factores ambienta-
1.2,4. TRASTORNOS ASOCIADOS les negativos. Este autor llega a la conclusión
de que la hiperactividad puede ser un factor
1.2.4.1. Trastornos de conducta de riesgo difuso para el trastorno de conduc-
ta, y opera, en parte, modificando el entomo
Los trastomos de conducta, junto con los afectivo del niño (Taylor, i986).
de rendimiento escolar son, a menudo, la
causa que lleva a los padres a buscar consejo La expresión "trastomos de conducta" se
médico (Rapin, 1987). El diagnóstico que se ha utilizado para abarcar distintos comporta-
haga del niño a partir de este momento mientos disruptivos, agresivos o antisociales.
dependerá, en parte, de la rotundidad con Algunos autores creen en la necesidad de una
que se manifiesten los otros síntomas, del subclasificación en la cual se podúa incluir
examen más o menos exhaustivo por parte como un subgrupo el TDAH (Rutter, 1984).
del profesional que le estudia, de la descrip- En esta línea se hallan también los estudios
ción que hagan los padres y maestros, etc. de Halperin y colaboradores (1990). Entre los
Rapin señala también que según la especiali- trastornos más citados se encuentran: la con-
dad del médico se Ie puede diagnosticar ducta desañante, la agresividad y los proble-
mas de relación.
indistintamente como DCM, discapacidad
para el aprendizaje, TDAH o trastorno emo-
cional o frastomo de conducta, puesto que
- Conducta desafiante
todos estos criterios no son mutuamente Entendida como desobediencia, insolencia,
excluyentes. una actitud de desacato a las normas sociales.

18
Esto le da cie¡o carácter de subjetividad, - Agresividad
puesto que está determinada de alguna mane-
ra por los valores sociales. Lo que está apro- Diversos autores señalan que en el niño
bado en una cultura puede no estarlo en otra. con TDAH puede existir un comportamiento
Lo mismo puede ocurrir según los distintos autoagresivo o heteroagresivo (Guimón,
contextos de la vida del niño; dependiendo 1980; Rutte¡, 1984). La tendencia a sufrir
del nivel de tolerancia de padres, maestros u accidentes podría ser una manifestación de
ciertos deseos de dañarse a sí mismo. Si exte-
otras personas encargadas de su tutela, las
rioriza estos sentimientos dirigiéndolos a su
conductas del niño pueden parecer más o
entomo pueden manifestarse en agresiones
menos graves.
verbales o físicas con sus compañeros, des-
Taylor (1986) sugiere que la trucción de objetos y robos.
conducta
desafiante no debe ser considerada como una
Ingersoll (1988) destaca que no todos los
enfermedad, pero sí como un síntoma de gran hiperactivos roban. pero sí parece que tienen
importancia porque es un fuerte predictor de una mayor tendencia a hacerlo. Entre las
trastomos de personalidad y conducta antiso- posibles causas enumera: el escaso control de
cial en la edad adulta, y está muy vinculado a sus impulsos, la falta de previsión de las con-
otros trastornos como los problemas de secuencias de sus actos, la escasa empatía
aprendizaje, las dificultades en las relaciones con los demás (no se pone en el lugar de la
familiares y la inadaptación escolar. víctima), y la baja autoestima y pocas habili-
dades sociales.
Turecki y Tonner (1987) añaden a las
caracteísticas de insolencia y desobediencia Algunos autores señalan también una ten-
una actitud de "llevar la contraria". A veces dencia a la mentira, como un intento de encu-
desobedece porque no escucha o porque hace brir o justificar sus deficiencias. La mentira
lo que le apetece, pero en muchos casos hace giraría en tomo a sus problemas escolares
justo lo contrario de lo que le dicen, como (especialmente excusándose de sus negligen-
una manifestación de un negativismo a lo que cias con los deberes), y en torno a la agresivi-
el entorno marca como "normativo". dad ("me pegan primero, me defendía...").
(Uriarte, 1989).
Con los compañeros de escuela y de juego,
el niño con TDAH también puede manifestar - Problemas de relación
esta alteración. No sigue las normas de juego
marcadas, no espera su tumo, y se irrita si las Dentro de los trastomos de conducta, algu-
cosas no se hacen como él quiere. Este com- nos autores señalan los problemas que afec-
portamiento origina un rechazo social que es tan a la relación con los compañeros. En
causa y agravante de otros trastomos en el general se trata de niños poco aceptados en el
área conductual y afectiva. grupo, con dificultades para hacer y mantener
amistades y que se pelean constantemente
Campbell (1977) señala que la presencia (Ascer de Loy, 1972; Cantwell, 1984).
en el aula de un niño con estas caracteísticas
puede influir en los modelos de interacción
En el juego les cuesta seguir las normas
establecidas. con lo que les resulta difícil el
de toda la clase y marcar una dinámica fre-
juego en equipo y, a menudo, quedan exclui-
cuentemente negativa. Si las consecuencias
dos (Ingersoll, 1988).
en el entomo no se llegan a manifestar y no
existe el rechazo social, el pronóstico es Como además tampoco destacan en los
mej or. temas escolares, sino que también suelen

l9
An-NA FARRÉ I RIBA, JUAN NARBONA GARCÍA

tener dificultadesi tampoco son Yalorados por las ratio de impulsividad que a las de hipe-
el aspecto escolar. Con todo ello I'an creando ractividad.
una imagen de sí negatit'a, para sí mismos 1'
para los demás (De Negri, 1977, Laufer y Encontramos autores que atribuyen los
Shetty, 1980). problemas de rendimiento del síndrome a sus
problemas de atención, al menos en parte,
porque "producen una ruptura en la capaci-
1,2.4,2. Dificultades de aprendizaje
dad de desarrollar los niveles superiores de
pensamiento y razonamiento" (Copeland y
Se ha visto que la impulsividad puede afec-
tar la actividad cognitiva del niño con TDAH
Reiner; 1984). Para probar esta hipótesis bus-
can la existencia de diferencias entre el com-
haciendo que las estrategias utilizadas para el
pofiamiento atencional de niños con proble-
aprendizaje sean ineficaces. Sin embargo, no
mas de aprendizaje y niños sin dificultades.
hay acuerdo sobre la inclusión de este proble-
Sus ¡esultados apoyan ciertos rasgos distinti-
ma en la descripción del TDAH. Y en caso de
vos, pero sin significación estadística:
considerarlo como constitutivo del síndrome,
no se habla de dificultades específicas para . Los niños con dificultades de aprendizaje
este tipo de trastomo. tienen menor capacidad para atender estí-
mulos centrales y aprenden como buenos
Halperin y colaboradores (1984) comparan los secundarios.
un grupo de hiperactivos con dificultades de . Muestran más dificultades para procesar
aprendizaje con un grupo de hiperactivos sin
problemas escolares y no hallan diferencias
ciertos tipos de información y cometen
más en ores.
claras, aunque sí alguna variación: el grupo
con dificultades era más impulsivo, su media . Las diiicultadcs son persistenl.es y resis-
de edad era superior, y el porcentaje también tentes a modificación.
era mayor. De ello concluyen que los niños
hiperactivos son sujetos a riesgo de proble- En cambio, en la posición contraria, Rapin
mas escolares, que estas dificultades se mani- (i987) afirma que no se puede atribuir una
fiestan en edades tempranas y que, además, relación causa efecto a los problemas de
tienden a persistir en el tiempo. atención o memoria y el fracaso escolar o los
problemas de aprendizaje. Los procesos o
Shaywitz y Shaywitz (1991) señalan que el mecanismos pueden no ser intrínsecamente
TDAH y las dificultades de aprendizaje son defectuosos y su ineficiencia puede deberse a
dos trastomos diferentes pero que, a menudo, otros factores.
se presentan de forma concurrente.
Efectivamente, existe una íntima relación
Para Rutter. es obvio que el término "difi- entre atención y aprendizaje, pero también
cultades de aprendizaje" no tiene valor entre experiencia afectiva y aprendizaje.
diagnóstico. Los niños fracasan escolarrnente Puede afectar la distraibilidad, o la falta de
por muy distintos motivos: baja inteligencia, estrategias cognitivas adecuadas para organi-
inadecuada escolaridad, poco apoyo y moti- zar la información. Pero puede haber un pro-
vación por parte de la familia...y, además por blema de lenguaje o perceptivo o puede fal-
causas asociadas a disfunciones orgánicas tarle la motivación para aprender, o que su
cerebrales o déficit cognitivos específicos. ambiente no le dé las oportunidades para el
aprendizaje.
Las investigaciones de Weithom y colabo-
radores (1984) les Ilevaron a afirmar que el En los estudios realizados sobre estilos
rendimiento académico es peor en relación a cognitivos se ha hallado que la impulsividad,

:¿0
ngidez y dep€ofui¡ & c.'to c¡i¡ co h hresto que el dominio de la nro¡ricidad fina
base de estilc cognirirc cirmr Iigadm es básico y necesario para los aprendizajes
a rasgos persorel€s cm la hiperactiúüd o académicos, las alteraciones visomotrices del
la ansiedad- Armqrr no se puede hablar de niño con TDAH se manifiestan rápidamente
diferencias §gnificativas en el rcndimiento, sí en sus ejecuciones escolares.
parece haber rasgos distintivos sobre la
manera de abordar los aprendizajes que, en el Sus dificultades también se manifiestan en
problemas en el vestir como abrocharse los
caso de los hiperactivos eran más ineficaces.
botones, o en manejar los cubiertos a edades
Estudios de Rabinowitz y colaboradores en que ya debeían hacerlo comectamente.
(1992), muestran que existe una íntima ¡ela-
Existe además una inadecuada orientación
ción entre estrategia de aprendizaje y accesi-
en el espacio y en el tiempo. Le cuesta com-
bilidad del conocimiento. Si el contenido a
prender los conceptos de derecha, izquierda,
aprender es cercano al sujeto y posee cualida-
antes, después... Las nociones de espacio y
des que le hacen accesible, Ias estrategias uti-
tiempo están implicadas en numerosas activi-
lizadas son mejores y de mayor generaliza-
dades cotidianas, y especialmente en las
ción a otros aprendizajes. Las implicaciones
académicas.
de estos resultados en la práctica educativa
son valiosísimas. En matemáticas le resulta difícil orientarse
en todos aquellos movimientos y continuos
1.2.4.3. Alteraciones perceptivo motrices y cambios de direccionalidad que suponen las
praxias constructivas operaciones aritméticas.

Seguramente debido a la posible organici- En la lectura y escritura es donde se mani-


dad del síndrome, se ha hablado de la presen- festará más su problemática: continuas inver-
cia de torpeza motriz o dispraxia del desarro- siones, escritura en espejo, mala grafía, ina-
llo en el TDAH (Narbona, 1987). decuada organización del espacio, etc.

Se han descrito algunas alteraciones en la La exploración de los distintos aspectos


motricidad gruesa: andan de modo desgarba- relacionados con el nivel de integración gno-
do, son poco hábiles para los deportes, cho- sopráxica es de gran valor diagnóstico, pues-
can a menudo con objetos, caen con facilidad. to que informa sobre los posibles correlatos
En general parece que sus movimientos no orgánicos del síndrome.
son armónicos sino más bien torpes y sin
ritmo (Gillberg, 1982; Narbona, 1987, Del 1.2.4.4. Trastornos emocionales
Giudice y Romano, 1987). Estas característi-
cas provocan a menudo la marginación y el Las alteraciones que se manifiestan en el
rechazo por parte de sus compañeros con lo área emocional son, casi siempre, secunda-
que se agravan sus relaciones sociales. rias y reactivas al resto de la sintomatología.

Sin embargo, es en la motricidad fina El concepto que engloba una gran parte de
donde se describen más alteraciones. Peters estas alteraciones es el de inestabilidad afec-
explica estas dificultades por una inadecuada tiva. Bajo esta inestabilidad encontramos
"modulación" de la motilidad: no controla como característica frecuente la labilidad
su fuerza, su movimiento, su tono de voz... emocional. Cambios continuos de humor que
Por ello resulta un niño brusco, torpe, des- van de la euforia a la tristeza y de la tranqui-
mañado. lidad a la irritación de una manera imprede-

2l
ANNA FARRÉ I RIBA, JUAN NARBONA GARCÍA

cible. Además, sus reacciones suelen ser exa- nes mentales responden a una tipología
geradas y contradictorias: puede enfadarse depresir a.
exageradamente por una menudencia o que-
darse inalterable ante un premio o un castigo También se ha descrito, de forma paralela,
(De Negri, 1977; Garrido Landíva¡ 1989; un estilo atribucional depresivo como un
Uriarte, 1989). modo de analizar los acontecimientos: lo que
es fracaso se vive desde atribuciones internas,
La inestabilidad hace que la convivencia globales y estables, mientras que el éxito se
con estos niños sea difícil y poco motivadora atribuye a factores extemos e inestables.
incluso para los propios padres a los que su
hijo les resulta incomprensible. Todo ello les Ayres y colaboradores (1990) observan
ha llevado a ganarse el adjetivo de niños difí- diferencias atribucionales y de autoconcepto
ciles (Campos Castelló, 1979; Turecki y en niños con problemas de aprendizaje. Sin
Tonner, 1987). Son niños gruñones, hiperne- embargo, sugieren que las atribuciones mala-
gativos, de difícil sonrisa, que se adaptan con daptativas hacen referencia a sus experiencias
dificultad a los cambios pero que, sin embar- escolares; de la misma forma, no está altera-
go, son totalmente irregulares en sus estados do su autoconcepto global, sino aquellos
de ánimo y en sus hábitos de sueño y comida. aspectos referentes al rendimiento escolar.
Se les describe también como niños irritables,
de llanto fácil, y con dificultades para experi- Navas y colaboradores (1992) estudian las
mentar el placer y, por el contrario, con un relaciones entre atribuciones y expectativas
umbral sensorial muy bajo. de alumnos y profesores y el rendimiento
escolar. Hallan que las expectativas pueden
Otro rasgo muy frecuente en las descrip- influir más en el rendimiento que las atribu-
ciones de los distintos autores es la autoima- ciones.
gen negativa, ya desde edades muy tempra-
nas, y la tendencia a la depresión (Weiss y La depresión, que sería la forma más grave
Hetchtman, 1986). de trastorno emocional en el TDAH, no siem-
pre se hace manifiesta. Más bien aparecen
La depresión, según Polaino (1988) puede trastomos menores relacionados con una per-
ser consecuencia de las reiteradas experien- cepción de sí mismo negative.
cias de fracaso que generan en el niño los
estilos cognitivos y atribucionales que pue- Uriarte describe la autoimagen del niño
den estabilizar un comportamiento depresivo con TDAH por un sentimiento de culpa y
inicial. Entre los factores depresógenos, este pobre autoestima, una autopercepción de sen-
autor señala algunos acontecimientos fami- tirse incapaz, inepto, malo y tonto y de no ser
Iiares (separaciones, disputas, enfermedades, querido.
carácte¡ de los padres...); y también, con un
importante grado de influencia, Ia escuela, Todo ello desemboca en el aislamiento, en
especialmente en aquellos casos en que el la tristeza. Los padres y profesores descri-
niño vive reiterados fracasos. ben a nifios "poco felices", impopulares y
poco integrados al grupo. En muchos de
El niño con TDAH, como reacción a sus ellos se "cronifican" sus sentimientos nega-
dificultades escolares y de relación puede tivos y los rasgos depresivos van convirtién-
desarrollar un sentimiento de fracaso que dose en auténtica depresión. El niño muestra
desemboque en la depresión como un estilo entonces una tristeza persistente, pérdida de
cognitivo desde el cual su modo de percibir, apetito, alteraciones del sueño, y pérdida de
pensar, recordar... en general sus operacio- actividad.

22

¡
LELTR\\la':l\-: :
:- -i1 : - ::-:'. -- a','.tL\il\'\ -

Encontramos también otras características Seguramente estas alteracion€s adicionales


ligadas al autoconcepto negativo: la inseguri- son la consecuencia a fracasos o experkrcias
dad en sí mismo y la excesiva dependencia negativas en la primera infancia y por tanto
del adulto (Ganido Landíva¡ 1989). no son específicas del síndrome. De Negri
(1996) presenta al niño con TDAH como
Otros rasgos que se han descrito son las aquel que va formando la "estructuración
fobias, el bruxismo o trastomos psicosomáti- de una imagen de sí mismo ambigua, des-
cos como las alteraciones del sueño, el valorizada y
angustiante, derivada de las
sonambulismo o la enuresis (De Negri, 1977; experiencias crónicas de frustración y re-
Turecki y Tonner, 1987; Uriarte, 1989). chazo".

23
2. FICHA TÉCNICA
Nombre: Escalas para la evaluación del trastorno por Déficit de
Atención con Hiperactivrdad.

Autores: Anna Farré y Juan Narbona.

Aplicación: Individual (para el profesor del sujeto a evaluar).

Duración: 5 a 10 minutos.

Ámbito de
aplicación: 6 a 12 años (l' a 6o de Primaria).

Significación: Medida de los principales rasgos del TDAH (Trastomo por


Déficit de Atención con Hiperactividad) y de los Trastomos
de Conducta que puedan coexistir con el síndrome.

Baremación: Baremos en centiles para las cuatro subescalas por cursos de


l' de Primaria a 6" de Primaria. Mediante puntos de corte se
establecen niveles de riesgo de padecer el trastorno.

Material: Hoja de anotación autocopiativa que contiene el cuestiona-


rio para el profesor.

3. JUSTIFICACIÓN TEÓRICA
Debido a la amplitud y diversidad de la sin- todos, elaborar hipótesis hacia un diagnóstico
tomatología, el diagnóstico del TDAH debe etiológico (Bugié, 1990). La evaluación del
considerarse desde un cnterio multifactorial, TDAH puede realizarse desde distintos pro-
en el que es necesaria la intervención de un cedimientos c omp leme ntario s.
Distintos
equipo multiprofesional médico y psicope- autores señalan la importancia de utilizar
dagógico, además de requerir la colaboración métodos estructurados y otros de menor sis-
de profesores y, sobre todo, de los padres. tematización para obtener más riqueza de
información.
El trabajo en equipo va a permitir un doble
objetivo: por un lado el diagnóstico funcio- El acceso a los padresy a los propios suje-
nal, a partir del cual se constituyen las bases tos es relativamente fácil tanto desde el ámbi-
para el tratamiento, por otro lado, los datos to de Ia psicología clínica como desde el
nos pueden llevar al diagnóstico sindrómico, ámbito médico, puesto que son los padres los
que nos permita atribuir los trastornos obser- que acuden a la consulta. Sin embargo, el
vados al mal funcionamiento de determina- acceso a los maestros, excepto para el psico-
das estructuras; y, en ciertos casos, no en pedagogo o para el psicólogo escolar, suele

25
ANNA FARRÉ I RIBA, JUAN NARBo^*A GARCÍA

ser más difícil. La información que nos puede - Social Adjusrentertt Scale Self-repon
aportar el maestro es tan valiosa por su obje- (SASSR) de Orvaschel (1980).
oyy por la posibilidad de comparar al
tividad
nlno con LrlI¡S Jc:.1 u:::t-... !a,:a . :: -: Existen otras escalas además de las que
mismo entomo.... que es imprescindible para hemos enumerado. Ávila de Encío (1990)
acotar el diagnóstico. realiza una exhaustiva revisión de los proce-
dimientos clínicos, escalares y observaciona-
La elaboración de un instrumento de eva- les para la evaluación de los hiperactivos
Iuación en la escuela de la conducta hiperac- estudiando empíricamente su validez.
tiva y del déficit de atención ha sido el obje-
tivo de muchos trabajos. Se pueden citar, Queremos hacer mención especial a dos de
entre otras: los instrumentos de más difusión para la valo-
ración del TDAH: el cuestionario de Gillberg
- Aftention Deficit Disorder Contprehen- (1982) y las escalas para padres y maestros de
siye Teaclrcr Rating-scale (ACTERS) de Conners (1969, 1978, 1980).
Ullman, Sleator y Sprague, 1984. Consta
de cuatro subescalas que abordan las El cuestionario de Gillberg
áreas del TDAH (conducra oposicionis-
-
ta, hiperactividad, atención y problemas El cuestionario de Gillberg fue elaborado
sociales). en Suecia, y baremado en una muestra de
3.448 niños y niñas de la ciudad de Góteborg.
- Self control rafittg scale (SCRS) de Contiene 35 ítems distribuidos en cinco fac-
Kendal y Wilcox, 1979. Contiene 33 tores. Las cuestiones se refieren a funciones o
ítems sob¡e inhibición de conductas, habilidades que los maestros están acostum-
seguimiento de normas y control de Ia brados a observar.
impulsividad.
Los cinco factores hacen referencia a
- Child Attention/Activity Profile (CAP), determinadas áreas del TDAH. Son las
de Edelbrock y Barkley (1988). Consiste siguientes: déficit de aiención, disfunción de
en una selección de cuestiones de la la conceptualización, problemas de conducta,
Child Behavior Cft¿ctlis¡ de Achenbach, disfunción en la motricidad gruesa y disfun-
en su versión para maestros. Separaron ción en la motricidad fina.
los ítems más altos en Hiperactividad o
en atención y que a su vez fueran los más Para el estudio de la validez, se realizaron
bajos en el área cont¡aria. Resulta útil otras pruebas como criterio: neurológicas,
para valorar los efectos terapéuticos a lo psiquiátricas y psicológicas, además de un
largo del tiempo. cuestionario destinado a los padres.

- Preschool Competence Questionnaire de Los resultados del estudio parecen demos-


Olson (1984). Consta de 50 cuestiones de trar que el cuestionario discrimina a los niños
0 a 4 puntos sobre áreas específicas de con TDAH y es capaz de distinguir dos gra-
rendimiento. Utiliza también una escala dos de severidad (media y grave). El porcen-
de "cooperación social". Su ámbito de taje de prevalencia hallado en este estudio fue
aplicación de extiende a niños y adultos. del l,2Vo en la población general y para el
TDAH severo.
- School Situations Questionnaire (SSQ)
de Barkley ( I98l ). Evalúa siluaciones en En ltalia, el cuestionario fue validado en la
las que se pueden dar problemas de con- ciudad de Nápoles por De Giudice y Romano
ducta en la escuela. (1987), en una muestra de 698 niños.

26
Los datos epidemiológicos coinciden nuevas propuestas de cambios o aponando
mucho con los de Gillberg y colaboradores: nuevas posibilidades de uso de la escala.
1,9 Vo en la forma severa y el5,8 7o en la lige-
ra. La frecuencia estimada en la población En t973, Conners presenta conjuntamente
total comparada con los datos de Gillberg las dos escalas, habiendo variado en algunas
parece indicar una prevalencia homogénea de cuestiones la de los padres, y proponiéndola
TDAH independiente de diferencias geográ- en su forma más conocida de 93 ítems. En la
ficas y/o socioculturales. misma publicación introduce la escala abre-
viada. Esta versión contiene los 10 ítems de
mayor puntuación en las dos escalas y' a la
- Las escalas de Conners
vez, los que, según el estudio test-retest, eran
Conners publicó en 1969 una escala para más sensibles a la medicación.
profesores (Conners Teaclrcr Rating Scale)
destinada a medir la conducta hiperactiva. El
En 1975, Werry, Sprague ¡' Cohen utilizan
la escala para profesores y proponen algunos
objetivo del estudio era obtener un instru-
mento para evaluar la eficacia terapéutica. cambios en la distribución factorial. En el
Constaba de 39 ítems puntuables de 1 a 4 y mismo estudio se propone también el uso de
tras aplicarlo a una muestra de 103 niños (82 una escala abreviada de l0 ítems. En esta
varones y 21 mujeres) procedente de la investigación, realizada en una muestra de
población clínica, determinó la existencia de 291 sujetos (143 niños y 148 niñas), se com-
cinco factores: I. problemas de conducta, II. paran hiperactivos y normales en las medias
inatención/pasividad, III. ansiedad, IV. hipe- y desviaciones típicas de cada uno de los fac-
ractividad y V problemas de relación y tras- tores. El análisis factorial conobora la exis-
tomos psicosomáticos. tencia de los factores señalados por Conners
aunque los factores II y IV (inatención/pasi-
En 1970, Conners realiza un estudio con vidad e hiperactividad) aparecen como uno
una escala para padres, de 73 ítems, puntua- solo. EI factor tensión-ansiedad se presenta
bles de 1 a 4, y adaptada de otra escala ante- como el más inestable y dudosamente útil.
rior (Cytm, Gilbert y Eisenberg, 1960). En el En cambio, el factor de problemas de rela-
análisis factorial agrupa las cuestiones en 24 ción que Conners no consideraba se presenta
categorías. La muestra consistía en 316 niños con suficiente valor para tenerlo en cuenta.
(258 varones y 58 mujeres) pacientes de una En síntesis, los autores proponen no cambiar
clínica psiquiátrica de Baltimore y escolari- la escala de Conners puesto que los resulta-
zados en centros públicos de ambientes dos no llegan a ser contradictorios y las
socioeconómicos medio y bajo. En este estu- pequeñas variaciones encontradas no justifi-
dio compara los resultados en la escala entre can cambios importantes en la concepción
tres grupos, hipercinéticos, neuróticos y nor- del instrumento.
males en cada ítem, en cada una de las 24
categorías o síntomas y finalmente, en una En 1978, Goyette, Conners y Ulrich, reali-
agrupación factorial de 6 factores: trastornos zan una revisión de las escalas presentando una
de conducta, ansiedad, conductas antisocia- nueva versión de 28 ítems en la escala de pro-
les, enuresis, problemas psicosomáticos e fesores y 48 en la de padres. El estudio se rea-
inmadurez/ansiedad. liza en una muestra de 570 niños de 3 a 17
años, seleccionados al azar del área de
A partir de estos dos estudios se suceden Pittsburgh, y de los cuales el 5570 eran varones
las investigaciones del propio Conners y y el 45Vo mujeres. La escala de padres se dis-
colaboradores y de otros autores, acerca de tribuye en 6 factores: problemas de conducta,
las aplicaciones de las dos escalas, haciendo problemas de aprendizaje e inatención, pro-

2l
ANNA FARRÉ I RIBA, JUAN NARBoNA GARCfA

blemas psicosomáticos, impulsividaühiperac- autores hallan siete factores y proponen la


tividad, agresividad y ansiedad. Los ítems de la agrupación en cinco: problemas de conducta.
escala de profesores son agrupables en tres fac- hiperactividad./inatención, problemas de rela-
tores: problemas de conducta. hiperactir.idad y ción, conducta antisocial y alteraciones emo-
falta de atención/pasividad. Elimina¡ los facto- cionales. Estos resultados son comparados
res tensión-ansiedad, sociabilidad y trastomos con cinco estudios factoriales anteliores r,
psicosomáticos. realizados en distinros ámbitos de América i
de Gran Bretaña.
Trites y
colaboradores (1980) señalan 6
factores: hiperactividad, problemas de con- La existencia de numerosos estudios a par-
ducta, ansiedad, labilidad emocional, con- tir de un instrumento sugiere la gran difusión
ducta antisocial y dificultades del sueño. intemacional de que goza el cuestionario. Se
ha utilizado en países como Australia, Gran
Glow, Glow y Rump, realizan en 1982 el Bretaña, Estados Unidos..., por lo que se ha
estudio del coeficiente de fiabilidad alfa con convertido en un importante medio de com-
las dos escalas distribuidas en 7 y 13 factores, paración transcultural. En el ámbito anglo-
respectivamente. En esta investigación, las sajón se usan de manera indistinta las dos
revisiones a la escala desembocarán en Ia lla- versiones (de 39 y 28 ítems para maestros )
mada versión de Adelaida. La escala de pro- 93 para la escala de padres).
fesores consta de 38 cuestiones distribuidas
en siete factores: I. problemas de conducta, En España fue adaptada y baremada la ver-
II. hiperactividad/problemas de atención, III. sión reducida de 28 y 48 (para maestros y
disconformidad, IV rechazo social, V con- padres, respectivamente) (Fané y Narbona,
ducta antisocial, VI. depresión y VII. deseo 1984). Otros estudios basados en la utiliza-
de agradar. ción de las escalas en nuestro país son los de
Cuimón y colab_oradores (1980.¡ o Flórez y
En el mismo año, Loney y Milich, partien- Marín ( 1985) y Ávila de Encío en 1990.
do de la escala para profesores, estudian la
posibilidad de una versión reducida en dos - Escalas para la evaluacién del défi-
subescalas con 10 cuestiones cada una. La cit de atención con hiperactividad
primera escala haría referencia a los proble- (EDAH) de Farré y Narbona
mas de atención e hiperactividad, la segunda
a los problemas de conducta y agresividad. A partir de nuestra experiencia con las
Con los coeficientes alfa de cada una de las escalas de Conners adaptadas (Farré y
escalas proponen su utilización de forma Narbona, 1984) y los estudios sucesivos rea-
separada. Cada escala tiene un punto de corte lizados a partir de ellas, hemos considerado la
distinto basado en distintas medidas estadísti- conveniencia de elaborar una nueva escala
cas y en datos de prevalencia en Ia población. que, manteniendo las cualidades de las ante-
Esta versión se conoce como lowa Conners' riores, pudiera adaptarse a los nuevos conoci-
Teacher Rating Scale y se han realizado estu- mientos.
dios rigurosos sobre su fiabilidad y validez
(Loney y Milich, 1982; Pelham, Milich,
- En primer lugar, la escala debeía medir
exclusivamente los síntomas principales
Murphy y Murphy, 1989). del TDAH: hiperactividad, impulsividad
y déficit de atención. Los estudios facto-
Taylor y Sanberg (1984), realizan un estu- riales realizados con las escalas de
dio transcultural a través de Ia comparación Conners indican que el factor emocional
de los resultados de diversas investigaciones carece de peso estadístico en el conjunto
basadas en las escalas de Conners. Estos de la escala (Farré y Narbon a, 1997). La

28

"'l
ETclñIf,I)

valoración de este aspecto se debería feso¡ a diferencia de los padres. puede


hacer mediante instrumentos elaborados comparar al alumno con el resto del
específi camente para ello. grupo y valorar su conducta con mayor
objetividad. Su información puede ser
- En segundo lugar nos parece imponante
contrastada con la de los padres y ello
que una escala de evaluación permita la
nos permite conocer si el déficit es situa-
distinción introducida en el DSM-IV
cional, y por tanto ligado a un contexto,
entre TDAH predominantemente hiperac-
o si se trata de un trastorno ',masivo,'.
tivo impulsivo, TDAH predominantemen-
te atencional y TDAH de tipo combinado. Conviene tener en cuenta también que la
consulta la suelen realizar los padres, por lo
- En tercer lugar, y debido a la fuerte corre-
que podemos acceder a ellos de manera
Iación entre TDAH y los trastomos de
menos sistematizada. En cambio, el acceso a
conducta, y al gran valor factorial de este
los maestros puede ser más difícil y la exis-
síntoma con los centrales del síndrome,
tencia de un instrumento sencillo puede faci-
seía interesante que la escala permitiera
litar su respuesta.
establecer los límites entre TDAH y tras-
tornos de conducta, y diferenciar si estos A panir de estas consideraciones se propo-
últimos son una entidad única y distinta o ne la escala de 20 ítems, con dos subescalas
si son trastomos secundarios al TDAH. de l0 ítems cada una: l. Hiperactividad-défi-
cit de atención y 2.Trastomos de conducta. A
- Por último, considerando que en nume-
su vez, la primera subescala se compone de
rosos estudios Ia correlación entre las
escalas de padres y las de maestros son
dos apartados, que llamaremos igualmente
subescalas, con 5 ítems cada uno: Hiperac-
extraordinariamente bajas, valoramos la
necesidad de una única escala dirigida a
tividad-impulsividad y Déficit de atención.
los maestros. La EDAH permite evaluar
En el cuestionario definitivo los ítems de
los rasgos principales del TDAH de una
Ias distintas áreas se han mezclado entre ellos
manera sencilla y objetiva a través de la
para que funcionen como distractores.
información aponada por el profesor del
sujeto de estudio. Esta información es A continuación se presentan los ítems dis-
especialmente valiosa puesto que el pro- tribuidos por factores:

Area I: Hiperactividad/Impulsividad/Inatención
- Hiperactividad./impulsividad
1. Tiene excesiva inquietud motora.
5. Exige inmediata satisfacción a sus demandas.
3. Molesta frecuentemente a otros niños.
13. Se mueve constantemente, intranquilo.
17. Es impulsivo e irritable.

- Déficit de atención.
4. Se distrae fácilmente, muestra escasa atención.
7. Está en las nubes, ensimismado.
8. Deja por terminar las tareas que empieza.
19. Sus esfuerzos se frustran fácilmente, es inconstante.
2. Tiene dificultades de aprendizaje escolar.

29

r
ANNA FARRÉ I RIBA, JUAN NARBoNA GARcfA

Area II: Trastornos de conducta


I l. A menudo grita en situaciones inadecuadas.
12. Contesta con facilidad. Es irrespetuoso y arroganle.
15. Tiene explosiones impredecibles de mal genio.
14. Discute y pelea por cualquier cosa.
9. Es mal aceptado por el grupo.
16. Le falta el sentido de la regla, del'juego limpio".
10. Niega sus errores o echa la culpa a otros.
18. Se lleva mal con la mayoía de sus compañeros.
6. Tiene dificultad para las actividades cooperativas.
20. Acepta mal las indicaciones del profesor.

Obviamente no debe ser un único instru- Se trata de un instrumento de gran senci-


mento de evaluación, y su urilidad puede ser llez tanto por el tipo de material utilizado
distinta según el momento diagnóstico. Puede como por la facilidad de corrección y puntua-
utilizarse en una primera fase como screenirrg ción. Para el profesor supone poco esfuerzo
que permita al evaluador elaborar hipótesis puesto que los ítems son pocos y de fácii
diagnósticas o, en una fase más avanzada del comprensión, por tanto, la inversión de tiem-
diagnóstico. En caso de que el sujeto reciba po es mínima. El evaluador puede hacer una
medicación, el cuestionario puede utilizarse rápida valoración cuantitativa y, la subclasifi-
para la valoración y seguimiento de los efec- cación permite también dar orientaciones en
tos terapéuticos. base a una evaluación cualitativa.

30

t¡l¡Lr
I

-I. Jf STIFICACIÓN ESTADÍSTICA

I
4.1. METODOLOGÍA

4.1.1. Composición y descripción de la (1.255 niños y 1.145 niñas) procedentes de


muestra distintos colegios de primaria del área metro-
politana ds l¿¡sgl6¡¿(t). Las edades oscilan
- Grupo control
entre 6 y l2 años y los datos cubren todos los
Este estudio se realiza en base a los datos niveles de la etapa de Educación Primaria. La
obtenidos en una muestra de 2.400 sujetos muestra está repartida de Ia siguiente manera:

Tabla 1. Composición de la muestra de escolares

1e Pr¡m. 2e Prim. 3e Prim. 4q Prim. 5e Pr¡m. 6! Pr¡m. TOTALES

221 207 210 tv5 207 ¿tc 1 .255


NtÑos
a )o/^ 8,6% a,8% 8,6% 9,0% 52,30/.

192 200 t/o 177 208 192 1.145


NIÑAS
8,0% 8,3% 73% 7,4% 8,7% 8,0% 47,7%
413 407 386 372 415 407 2.400
TOTAL
17 ,20/" 17 ,Oo/o 16j% 15,5% 17 ,3"/" 17,0% 100,0%

Si bien en el estudio anterior (Farré y Nar- Pediatía de Ia Clínica Universitaria de Navana.


bona, 1998), la escasa representatividad de Este servicio atiende mayoritariamente a niños
niñas en la muestra no permitió llegar a con- procedentes de Pamplona y otras localidades de
clusiones sobre diferencias ligadas al sexo, en la provincia. En menor proporción acuden de
el estudio actual quedan representados ambos otras provincias de España. Especialmente en el
sexos prácticamente por igual. En siguientes peíodo recogido en nuestra investigación, la
apartados se muestran los estudios realizados variabilidad de sujetos en cuanto a procedencia
con la nueva muestra. socioeconómica es amplia, puesto que era el
único servicio de neurología infantil de la pro-
- Grupo clínico (edición primera) vincia, con lo que recogía demandas de todos
los sectores de población.
Se revisaron 500 historias correlativas de
niños atendidos, entre 1984 y 1990, en la En principio se seleccionaron todas las his-
Unidad de Neurología Infantil del Servicio de torias de los niños que en algún momento

(r) Los datos han sido cedidos por el equipo de IPPA a través del proyecto
de investigación "pilota vermella".

3l
ANNA FARRÉ I RtBA. JUAN NARBONA GARCíA

hubieran sido diagnosticados de TDAH, SHI, graves, déficit sensoriales, trastomos del cre-
DCM o alguna caracteística del síndrome cimiento, etc.
que se presentara junto con dificultades de
aprendizaje. En el estudio de cada caso. se El pequeño tamaño de la muestra puede ser
acotaron los cnterios y se desestimaron aque- un inconveniente a la hora de generalizar los
llos que se incluían en trastomos mayores resultados. Es importante tener en cuenta
(PCI, deficiencia mental...) y los que no también que se trata de un grupo que consul-
poseían datos suficientes para formar parte de ta al clínico especialista (en este caso el neu-
la investigación. ropediatra), y por tanto existe un proceso más
o menos avanzado de identificación de la
La muestra definitiva consta de 33 casos enfermedad. Este factor influye en la canti-
(27 niños y 6 niñas) identificados como afec- dad de información que posee Ia familia y en
tos de TDAH con los criterios del DSM-III i sus expectativas respecto al niño. Su actitud
a los cuales se les aplica la escala de Conners. ante la entrevista o ante los instrumentos con-
Sus edades en el momento de consultar en la cretos de evaluación (la escala de Conners) es
Unidad de Neurología Infantil oscilan entre 5 distinta que en los casos del grupo escolar en
años y l1 años 9 meses. Todos ellos poseen el que los padres recibían el cuestionario
un cociente intelectual superior a 70 obtenido desde la escuela, en otro contexto y sin facto-
mediante prueba estandarizada y una explo- res desencadenantes de ansiedad.
ración neurológica que excluye cualquier
alteración mayor. En las páginas siguientes se presentan los
datos descriptivos de la muestra clínica.
Se recogen datos acerca de los motivos de
consulta y la existencia o no de problemas de a) Edad de consultct
rendimiento. Los motivos de consulta se
refieren principalmente a las quejas más La media de edad de consulta es de 103,5
comúnmente expresadas por los padres y que meses (aproximadamente 8 años y medio).
son las causas principales que les llevan al Esta edad coincide con el 3"' curso de
especialista. Primaria. La consulta debe ir muy ligada al
proceso escolar de los niños, porque los pro-
De cada niño completamos una ficha de blemas de aprendizaje empiezan a hacerse
datos (personales y familiares) para descartar evidentes entre 2' y 3' de Primaria. Como se
otras posibles afecciones o informaciones de observa en el gráfico de edades (figura l) los
interés que pudieran "disfrazar" la sintomato- siete y ocho años son los de mayor número de
Iogía del TDAH: alteraciones neurológicas niños en la muestra.

Figura 1. Frecuencia de sujetos por edades

5 6 7 8 I 10 >10
ños ANos ANos ANos Aios A\os ANos

32

Jn
Se trata de un moÍtento de cambio de ciclo sociedad. Los niños prefieren unos determi-
y, con é1, suele cambiar la metodología de tra- nados tipos de actividades lúdicas y deporti-
bajo a la vez que aumentan los contenidos vas, y entre ellos se aprecian una serie de
escolares. Hasta el ciclo inicial el niño está habilidades que no siempre coinciden con las
muy dirigido, y en tercero se empieza a exi- valoradas por las chicas o por los adultos.
gir al niño una mayor autonomía en el traba-
jo y una mayor carga de contenidos en las También se ha apuntado la idea de la posi-
distintas materias. Si no existe una buena ble infravaloración del TDAH en las niñas.
base en las materias instrumentales, el niño Los autores de esta hipótesis afirman que en
puede fracasar en el intento. las niñas no se manifiestan los trastomos de
conducta que hacen tan identificable el sín-
Muchos de los niños que durante la etapa drome en el niño, pero, sin embargo, habría
preescolar tienen dificultades de aprendizaje un imponante déficit cognitivo con mayor
pueden evolucionar con la propia madura- protagonismo en el síndrome.
ción, por ello, a veces, aunque se detecten las
dificultades no se consulta todavía a profesio- c) Dificultades de aprendizaje. Repeticiótt
nales extemos. Con el inicio de la lectoescri- de curso
tura al final del parvulario y, especialmente
en primero de Primaria, si las dificultades De los 33 sujetos del estudio poseíamos
persisten es cuando se sugiere a los padres un datos sobre la evolución escolar de 24 de
diagnóstico especializado por parte de profe- ellos. En los otros casos no era valorable por
sionales de la medicina o del campo de la psi-
edad (preescolar) o no poseíamos datos. El
copedagogía.
57,58% de la muestra habían repetido curso
en el momento en que consultaron, y sólo el
1597 no lo habían hecho.
b) Sexos
Este dato nos parece especialmente rele-
En el grupo de estudio (N = 33), encontra- vante a la hora de hablar de dificultades de
mos 27 niños y 6 niñas. La proporción se aprendizaje en el TDAH, puesto que es muy
sitúa entre 4ll y 5ll. significativo de problemas graves en la escue-
la. En muchos estudios se habla de fracaso
Este dato coincide con la mayoía de los
escolar en el TDAH, pero este término puede
estudios que conocemos (Guimón y colabo-
resultar muy vago si no se refiere a paráme-
radores, 1980; Thorley, 1984). El DSM-III tros concretos y definidos.
distingue entre los datos de prevalencia en Ia
población normal y en la clínica (3ll y 6/l Hynd y colaboradores (1991), encuentran
respectivamente). No se ha hallado todavía también un 607o de casos con fracaso escolar
una explicación convincente para esa diferen- (sin especificar en qué datos se basa). En el
cia epidemiológica. La hipótesis de una causa estudio de Howell y Huessy (1981) hallaron
genética ligada al cromosoma X no ha podi- que entre los niños con TDAH un porcentaje
do ser probada. De hecho, a 14 de los niños del267o había repetido algún curso. Tomando
de Ia muestra se les realizó un cariotipo y en como problemas de aprendizaje el presentar
ninguno se observó alteraciones. dificultades en dos o más áreas, el porcentaje
asciende hasta el 7 l7o, según las investigacio-
Había que pensar también en la existencia nes de Ackerman y colaboradores (1977).
de patrones culturales, difíciles de medir e
incluso de describir y que, aunque van per- Sin duda, las dificultades de aprendizaje
diendo sentido en cuanto a la diferenciación son muy importantes en Ia descripción del
de sexos, siguen estando presentes en nuestra síndrome. En el estudio realizado en 1984

JJ

I
ANNA FARRÉ I RIBA, JUAN NARBONA CARCÍA

(Fané, 1984; Farré y Narbona, 1989) analiza- cociente intelectual fuera superior a 70, para
mos la relación entre la hiperactividad y el descartar la deficiencia mental.
rendimiento escolar al final del ciclo inicial
Únicamente llamaremos la atención acerca
de Primaria, hallando correlaciones si gnifi ca-
tivas en la mayoría de las iáreas de aprendiza-
del intervalo en que se sitúan todos los
je. El estudio de Hynd y colaboradores cocientes de la muestra (80-110), con una
(1991) analiza diferencias en el rendimiento media aritmética de 99. Estos datos se hallan
escolar hallándolas principalmente en el área
muy próximos a la media desde el concepto
de matemáticas.
de normalidad estadística en CI. Parece que
no existen sujetos con TDAH con capacidad
superio¡ ni siquiera en el nivel medio-alto'
d) Capacidad intelectual Otra hrpótesis sería que aquellos niños con
TDAH y capacidad superior compensan sus
Con el presente estudio no se pretende ana-
déficit desde otras habilidades, y, por tanto no
lizar las diferencias de capacidad intelectual
llegan a la clínica. De todos modos, sería
entre niños normales y niños con TDAH.
necesario llevar a cabo un estudio en esta
Otros estudios lo han intentado con resultados
línea para comprobar la hipótesis.
contradictorios. En nuestro estudio anterior
(Fané, 1984), no encontramos diferencias sig-
nificativas en un test de aptitudes atribuíbles a e) Motivos de cottsuha
la hiperactividad y déficit de atención medi-
dos con la escala de Conners. Hynd y colabo- Los datos referentes a los porcentajes de

radores (1991) tampoco encuentran diferen- los distintos motivos de consulta se expresan
cias apreciables, aunque en sus estudios, gráficamente en Ia figura 2. En la tabla 2 se
como en otros realizados en esta línea sí se encuentran los datos numéricos y la media de
hallan diferencias de rendimiento en determi- edad para cada motivo.
nados tests (Rapoport y colaboradores, 1980).
Se observa que el motivo de consulta más
En el presente estudio, la capacidad inte- frecuente es el rendimiento escolar en un
lectual, medida a través de un test estandari- 51,57o de los casos. En segundo lugar apare-
zado (Leiter), se ha utilizado como criterio de ce la conducta hiperactiva (48,57o), en tercer
inclusión o exclusión en el estudio' puesto lugar las dificultades de atención (39,4Eo).
que se estableció la condición de que el Llama la atención que los trastornos de con-

Figura 2. Motivos de consulta. Porcenlajes

60

50

40

30

20

10

0
O FICUTTA¡ I]PEF}C otfrcn NETFISO
TH¡}ISTORNOS RIRASO OTHOS

AfRENüZA]E TV1MD ArENcró MNUJCTA IIOTOR LENOUAIE

34
Il) l

ducta se presentan Sólr¡ --:: -- : -,:- - : r: to se hallaron las correlaciones edad/motivo


JITo y con mellor i'-..- . de consulta, encontrando que únicamente el
problcmrs en el Ji--:: ." ' motivo del rendimiento escolar aumenta cla-
ramente con la edad. Respecto a los motivos
Puesto que lo. : relacionados con retrasos en el desarrollo
hr podido lr¡te: ..- (motor y del lenguaje) encontramos correla-
los molr\o.. .:- -- --- : -- --- --- ,- ciones negativas que nos llevaían a afirmar
ll conllnu" l. --:.- - -: , ,-,'-. -- una relación inversa. Parece lógico puesto
nino¡.c: TI- ,..------- -- - - -:-.--i- -: que estos problemas se detectan con mayor
enel rJ:- *:- .-- -- - -- --.:-
- - -- premura y empiezan a preocupar a los padres
Jcn-:.. -- - ---- - .:. -- en etapas más tempranas del desarrollo.
ll..:::1.-:-:., -r -.:-- I : :- :. -.::.--
..,.... . -- - ,---.-.---: - - .--: :, Cabe destacar también el signo negativo de
-: :- --- -.-: -, ::-.:-. la correlación (no estadísticamente significa-
tiva) en el motivo de hiperactividad, que nos
,:,::-..:.¡-. l;s medias de edad cn cada indicaría una posible tendencia a disminuir
r' -:. . a üa Jonsulta se puede ver que es más con la edad. El hecho de que la conducta
..iu en problemas de aprendizajc, seguido de hiperactiva disminuye con la edad ha sido
los trastornos dc conducta. Para contrastar la descrito en la mayoría de investigaciones
hipótesis de una posible evoluclón de los sobre la evolución del trastorno (Weiss, 1984;
motivos de consulta ligada a la edad del suje- Weiss y Hechtman, 1986).

Tabla 2. Motivos de consulta. Frecuencias y medias de edad

Motivo de consulla N ./. X edad (meses)

Dif icultad aprendizaje 17 51,5 96,4


H¡peractividad 16 48,5 90,7
Déf¡cit atención 13 39,4 90,7
Trastornos conducta 7 21 ,2 86,6
Retraso motor 11 33,3 82,9
Retraso lenguaje ., ol 81,8
Otros 8 24,2 98,3

4.2. ANÁLISIS ESTADÍSTICOS

4.2.1. Estadísticos básicos y diferencias la atención algunos valores de estos estadísti-


intersexo cos; es necesario considerar que el TDAH no
se presenta en la población en grados diferen-
Se obtuvieron las puntuaciones en las esca- tes a modo de distribución normal. Además,
las EDAH, a través del profesor, de todos los el EDAH es un instrumento en el que la
sujetos de la muestra en cada uno de los gru- mayoría de los niños puntúa 0 o muy bajo, y
pos. Los estadísticos básicos de los resultados por tanto la distribución de las puntuaciones
están recogidos en la tabla 3. Pueden llamar no se ajusta en ningún caso a la curva normal.

J)
ANNA FARRÉ I RIBA. JUAN NARBONA GARCfA

Tabla 3. Estadísticos básicos de la escala EDAH y sus subescalas

HIPERACT DEF, ATENC HIP-DEF. AT TTNO. CTA. GLOBAL

CURSO N Med¡a Dt lledia Dt Media Dt Med¡a Dt Media DI

1e primaria 413 3,55 I 3,7; 5,44 6,65 11,18 1 1,31


2e pr¡maria 407 4,01 4,rr 6,58 I,57 13,87 13,23
3q primaria 386
|
4.1e | 4,57 7,12 9,01
7

8,05
,33
14,53 14,53
4e primaria 372 3,06 I 3,78 6,28 7,4 '11,96 12,63
7 ,19
5e primaria 415 3,05 J 3,73 6,29 7,9 7,17 12,57 12,73
6e pr¡maria 407 3,13 I 3,72 6,37 7,74 6,99 12,81 12,65
TOTALES 2400 ctrQ I eoo 4,89 6,38 12,95 12,90

En los análisis comparativos por sexos, extremas en la escala global, tales diferencias
realizados con la T de Student sobre la mues- no son significativas en ninguna de las esca-
tra total, los niños obtienen puntuaciones más las (p> 0,01).
altas que las niñas tanto en la escala global
como en las cuatro subescalas de la prueba La tabla 4 muestra los estadísticos básicos
(p< 0,01). Sin embargo, resulta curioso que al (medias y desviaciones típicas) diferenciados
seleccionar sólo los sujetos con puntuaciones por edad y sexo.

Tabla 4. Estadísticos por edades y sexos

HIPERACT. DEF. ATENC. HIP.DEF. AT TTNO. CTA. GLOBAL

EDAD SEXO N Med¡a Dt Med¡a Dt Med¡a Dt Media Dt Med¡a Dt

M 102 2,01 2,86 2,71 3,29 4,38 17, 5,'t 4 6,96 9,04
6 AÑOS
113 5,17 4,19 5,08 4,11 5,38 6,02 10,25 7 ,25 1 5,63 12,37
M 210 2,88 3,55 3,83 3,98 4,15 6,18 6,71 6,78 10,87 12,36
7 ANOS
219 4,66 3,87 4,37 4,13 J,¿t 5,84 9,04 6,78 14,31 11,81

M 168 )q 3,39 3,46 3,84 3,37 3,tt 5,96 6,3 o ae 10,81


8 AÑOS
200 RñO 4,78 EE 4,73 6,51 7 ,62 10,39 8,41 16,9 15,27
M 170 2,55 3,39 3,76 3,81 3,90 5,57 6,31 6,24 10,21 11,18
9 AÑOS -7 -70
205 5,01 4,64 5,76 4,68 7,03 10,77 8,11 17 ,8 15,06
M 202 1,96 , ot J,b 4,08 3,48 5,36 5,56 5,69 9,04 '10,3
1O AÑOS
207 4,13 4,17 5,18 AA) 5,69 b,Yb 9,31 7,60 15,00 13,67
M 206 1 ,77 )q 3,40
.7 0-7 ,oÁ 4,7 4 5,17 5,86 8,11 10,'1 1
11 AÑOS
212 4, 15 4,01 6,58 4,81 6,4 6,91 10,73 7,55 17 ,13 13,56
M 81 1,74 )7t 2,91 J,C I 4,86 4,65 5,24 8,17 I,62
12 ANOS
97 4,45 4,02 4,92 4,45 6,56 7 ,22 I,37 7 ,48 15,93 1 3,84

JO

¡
4,2.2, Frecuencias de las puntuaciones En las distintas curvas correspondientes a
cada curso escola¡ se puede observar que sis-
Se han representado g:áficamente Ias fre- temáticamente 3'de Primaria se sitúa de
cuencias acumuladas de las punruaciones en manera algo diferenciada respecto al resto de
cada escala. Cada gnáfico contiene las cun as los cursos, especialmente en las escalas de
de frecuencias de los seis cursos estudiados.
Hiperactividad y Trastornos de conducta. Por
otros estudios anteriores se ha podido contras-
Lógicamente, la distribución de las pun-
tar la importancia de este curso en el diagnós-
tuaciones no obedece a una curva normal, tico del TDAH, puesto que parece evidenciar-
puesto que la normalidad está en las puntua- se que con el cambio de ciclo se ponen de
ciones más bajas, que recogen a Ia mayoía manifiesto síntomas que hasta entonces
de sujetos. podían haber pasado desapercibidos.

Gráf¡co 1. Frecuencias acumuladas en la escala Hiperactiv¡dad

HIPERACTIVIDAD

s!., # 4 7-
4 4 I *

-1 z
-¿ ,-
i '.¿
/ I
i
,7
/./a
k
tI 7
{r
6789
Puntuaciones

Gráfico 2. Frecuencias acumuladas en la escala Déf icit de atención

DEFICIT DE ATENCION

.P
t2 7 *
ffi
_é F
t'
fI
e
eo*

I 4v
,¿ r
so%

4Ao/.

,/. 7
7
6789 tl
Punluáciones

3'l
ANNA FARRÉ t RIBA, JUAN NARBONA GARCÍA

Gráf ico 3. Frecuencias acumuladas en la escala Hiperactividad/Déf icit de atención

HIPEBACT.DEF. ATENCION

I
)-1ffi
m7 -#
7O1o
'.1/..'
,/r-
..9 sov"
1
$ sox
I I
400h

30% ,,
20.h
,
o12345678 9 10 tr 12 13 14 1516 17 16 19 m 21 »2324 2526 27 28 29 30
Punlürc¡or|ea

Gráf¡co 4. Frecuencias acumuladas en la escala Trastornos de conducta

TRASTOBNOS DE CONDUCTA

d ¿
fr1II
100%

.lI *1-1

80./.
t_*
ñ¿
I 70%
E
a t\
I,
509"

4
,
40%
I
30%
7 8 91011 12 1314 15161718192021222324252627282930
Puntuaclones

4.2.3. Análisis factorial ítems que constituyen los factores hiperacti-


vidad, inatención y trastornos de conducta.
Se aplica el análisis de los componentes Los resultados del análisis factorial confi¡-
principales a través del programa estadís- man de nuevo esta coherencia. La subescala
tico SPSS versión 9.0. La tabla 5 muestra Déficit de atención queda perfectamente
los resultados del análisis factorial de esta
representada en el factor 2, que reúne los
escala.
ítems 7, 2,8,4 y 19. Los ítems del área
Distintos estudios realizados con las esca- Hiperactividad se hallan en el factor 4 con los
las Conners, mostraron la coherencia de los ítems l, 13,3 y 5. El ítem 17, que debería

38

¡
pertenecer a esta escala como Así, el factor I reúne los ítems 12, 20, 15, l7,
impulsividad se encuentra con 16, 14, I I y 10, los cuáles forman, excepto el
en el factor 4. Esto no es -i - ' '-' ,., ítem 17, en la escala actual el factor Trastomo
que Ia impulsividad estú e: .- -.- -: de conducta. El factor 3 reúne los ítems 9, 18
de los trastomos Je , , - - -: - y 6, que hacen referencia a las habilidades
como también \cl-ar-': - - - sociales, y aunque podían ser una subescala
cos. h i¡cllrc t ir J..- por sí mismos, nosotros preferimos conside-
rarlo junto con el área de conducta.

-?= ?: :-. .. :::-:"- -aa 2a:- :c:a (N-2.400)

-: r., FACTOR 3 FACTOR 4

0,938
0,874 0,157 -0,143
0,850
0,740 0,188
tb o,647 -0,206
14 0,586 -0,193 0,263
0,566 0,303
0,537 -0,213 0,1 66
0,868
0,864
0,856
0,817 0,219
))1 0,694
^
-0,102 -0,995
0,1 16 -0,887
0,117 0,273 -0,559
0,94 r

0,899
0,239 0,117 -0,223 0,504
0,344 0,435

4,2.4. Índices de discriminación vos en otras subescalas, con lo que se adivi-


nan las correlaciones entre algunas áreas,
Se han calculado los índices de discrimi- como se verá posteriormente con datos
nación de los ítems en cada una de las subes- estadísticos.
calas. Aunque en principio el índice de dis-
criminación sólo sería apropiado para cada Los índices de discriminación se presentan
ítem con su subescala, se puede observar en la tabla 6. Se han resaltado los valores
que algunos ítems tienen valores significati- superiores a 0,70 para facilitar su lectura.

39
ANNA FARRE I RIBA, JUAN NARBoNA GARCÍA

Tabla 6. Índices de d¡scriminación

ilems H DA TC H+DA Tolal Faclor


0,88
1

3 0,86
0,61
0,79
0,73
0,79
] o,zr
0,83
H

5 0,78 c.67
| H

13 0,86 4.62
0,66
0,73
II 0.70
O.72
H
H
17

2
0,75
0,29
0,76 U,bJ I
I
o,zs H

0.8 0 0.64 0,53 DA


4 0,56 0,89 0.84 o,74 DA
7 0,41 0.87 0.74 0,64 DA
B 0,41 0,8 6 0.7 4 0,64 DA
19 0,47 0.75 0.71 467 DA

sl 0,60
0,46
0,5,c
0,.:3
0.76
c.6-q
TC
]U

t?t 0,69
0,70
9::
0,81 TC

;;l
0,75
1' I
0,66 U,JO
L

0,77
TC
] TC
0,76 a,42 0,83 TC
15 0,68 o,3s I

0,79
'16 I

0,41 I
TC
.18 I
0,63
0,48 0.39
,I
I

l
0,76
0,70
TC
TC
20 I

I
0,53 0,38 I
0,66 TC

4.2.5. Fiabilidad como de los cuestionarios.


Mediante el programa SpSS se realiza el En la tabla 7 se presentan los coeficientes de
estudio psicométrico. Se hallan las correla- fiabilidad de cada una de las subescalas v de la
ciones de cada ítem con su facto¡ de cada escala Global. Todas las subescalas tienen coe-
ítem con el total y de cada factor con el total. ficientes de fiabilidad iguales o superiores a
Se halla el índice de fiabilidad (coeficiente 0,90. Respecto a Ia anterior versión de la esca-
alpha de Cronbach), tanto de los factores la, los resultados han sido algo más altos.

Tabla 7. Coef¡cientes de fiabilidad

HDA

5 10

0,9073 0,9097

4.2.6. Correlaciones entre subescalas vidad, también presente en el anterior estu-


dio, apoya el argumento de hacer una valora-
En la tabla 8 se hallan las correlaciones ción separada de los dos síntomas que nos
entre las distintas subescalas. La baja correla_ permita analizar el alcance de cada una de Ia
ción entre Déficit de atención e Hiperacti- alteraciones.

40

¡
EDAH E¡. .

Tabla I :-'-=:::-:s entre subescalas

Hiperact¡vidad

Déficit de alención 051r | 1,000

0,883* 1,000

Déficit de atención Trastornos de conducla

'. Lacorrelación es s:-':: .-. - :'- -- -.,a-a

ción en la segunda. Por tanto, la muestra es


reducida y algo sesgada, pero contiene infor-
mación de 43 alumnos, cuyos maestros res-
pondieron al EDAH nuevamente y además se
contrastaron los criterios del DSM-IV para
utilizarlo como instrumento de contraste.

Los resultados de este grupo (en adelante


-erupo
DSMJV) se presentan en la tabla 9. En
la tabla l0 se presentan los mismos estadísti-
cos en Ia población general (N= 2.400) para
facilitar su análisis comparativo.

Tabla 9. Estadísticos del EDAH en el grupo DSM-IV (n=a3)

Media Dt ¡mvars n Var alfa alfa c*


H 10,7 3,169 5 7,4 o,71 0,87
DA 11 ,7 2,3 3,283 5 5,4 0,48 0,85
TC 14,8 6,5 7,964 10 42 0,90 0,90
HDA 22,4 3,4 6,452 10 12 0,50 0,89
Global 37 ,2 o 't4,42 20 81 0,86 0,93
. alfa corregido por homogeneidad
muestral
n=ne de ítems

Tabla 10. Estadísticos del grupo general (N=2.400)

Media DT SumVars N Var alfa


H 3,53 4 4,567 tb 0,89
DA aq) 4,3 5,36 5 19 0,89
TC 4,89 6,4 7,116 10 41 0,92
HDA .10
8,05 7,2 9,927 52 0,90
Global 12,9 13 17,O4 ¿v 166 0,94
n=nq de ítems

41
a ANNA FARRÉ I RIBA, JUAN NARRONA GARCÍA

Como cabía esperar, Ios estadísticos son sig- paran totalmente aplicando la corrección Pq
nificativamente superiores en el grupo DSM- homogeneidad de la muestra.
IV. De hecho todos ellos habían superado los
criterios en la aplicación anterior, y era de La validez convergente se halló mediante
esperar que dos años más tarde los resultados las correlaciones entre las puntuaciones en la
fueran también altos. Aunque no se han con- escala EDAH y los criterios del DSM-IV.
trolado otras variables respecto a tratamientos Para ello, se cuantificaron los ítems del DSM-
u otros factores eventualmente condicionantes IV en puntuaciones 1 ó 0 según cumplían o
de la evolución, los datos sugieren consisten- no cada uno de los criterios. Los valores obte-
cia en el tiempo de las distintas escalas. nidos se presentan en la tabla 1 1.

Los índices alfa son más bajos en el grupo Los resultados son superiores a los hallados
DSM-IV puesto que la variabilidad es lógica- en la primera versión de Ia escala con los crite-
mente mucho menor, pero los valores se equi- rios del DSM-III, con el grupo clínico descrito.

Tabla 1 1. Validez convergente EDAH/DSM-IV

H¡perac +
Escala H¡peractiv^ DéÍ. Atención
Def. Alención

Correlación 0,768 0,7 45 0,769

Para el estudio complementario de la capa- sibilidad y especificidad (tabla 12). En la uti-


cidad diagnóstica del EDAH, y teniendo lización de los datos de esta tabla hay que
como prueba de referencia el DSM-IV se considerar el tamaño pequeño de la muestra y
realizaron los cálculos de los índices de sen- cierto sesgo en su origen.

Tabla I 2. Valores de especif icidad y sensibilidad. Valor predict¡vo

Punio de corte Espec¡ficidad Sens¡b¡l¡dad valor predictivo + Valor pred¡etivo -

Valor lnt.Confianza Valor lnt.Conf¡anza Valor lnt-Confianza Valor lnt.Conf¡anza


H DA 95'/. 950/. 95./" 950/"
"/"

6 o 60 30 90 91 81 100 88 77 99 67 36 97
6 7 60 30 90 91 81 100 88 77 99 67 36 97
7 7 70 42 98 85 tó o'f 90 80 100 58 30 86
o¿ OE 88
7 8 80 55 100 85 97 93 84 100
8 I 80 55 100 82 69 95 93 84 100 57 JI 83
I I 90 71 100 79 65 96 89 100 56 81
o 9 90 100 73 58 88 96 88 100 50 27 73
o 10 90 71 100 67 3l 83 96 87 100 45 67
10 10 90 71 100 61 44 77 95 86 100 bt
10 1.1 on 71 100 3¿ 34 69 94 84 '100 JO 17
1'1 11 100 100 100 45 28 62 100 100 100 JO 18
11 12 100 100 100 ao ¿ó 56 '1
00 100 100 JJ 16 50
12 12 100 100 100 JO 20 100 100 100 16 49
12 IJ 100 '100 100 24 10 ao 100 100 100 29 14 44

42
EDAH :N DE ATENC¡ÓN coN HIPERACTIV¡DAD

J.3. B.{RE\IT]S Y PT'\TL.{CIONES DE CORTE

La principal :r¡i:-...- ,- , . - De esta forma, valorando también las altera-


uctu.rl dc Iu ED.\H - ciones en otras áreas (aprendizaje, relación,
ner barcmos p..:. :--,-- - , - -', ) estabilidad emocional. . .) pueden tomarse deci-
se pfesenliLr - ^. ,: siones respecto al diagnóstico y al tratamiento.
pon dic n t.'. , -
ccntilc-: Aunque según los criterios del DSM-IV es
suficiente cumplir las condiciones en sólo uno
de los factores (H o DA), nuestra experiencia
-.. --
1.r r - con las escalas nos hace sugerir que debe
superarse el punto de corte en la suma de las
dos subescalas. Si se superara, se observaía la
carya de cada factor para averiguar el subtipo
de TDAH. Es necesario considerar que una
-, -, :.: . - Jt-j-
-- ..a.-: -,_::-¡::::. puntuación alta en sólo uno de los factores nos
- :: --:: l:1:l J.3 -:.::-::-;--l!-,:. ;.i",S-.-r'¡¿l puede indicar únicamente un síntoma, hipe-
: - J..:3::--:it:*: si se tret¿ba de TDAH o de ractividad o déficit de atención, que podría ser
Trasio¡¡o de conducta o de ias dos. Una pun- debido a otros trastomos de base.
tuación muy alta en una de los subcscalas
podía hacer superar el punto de corte global No es de extrañar que las puntuaciones en
y, sin embargo, no superar suficientemente la Ios baremos sean muy similares entre los
segunda escala. diferentes cursos, tal y como se deduce de los
gráficos de frecuencias mostrados anterior-
Las puntuaciones se prcsentan en centiles, menl.e. No obstante, se observa cierta progre-
porque debldo a la falta de nomalidad de la sión ascendente hasta 3" de Primaria y un
distnbución. olro tipo de puntu:-lciones c¡recc descenso en los dos últimos cursos. En el fac-
de valor comparativo. Se han establecido pun- tor atencional la progresión es más lineal.
tos de cofie a partir de criterios estadísticos y
epidemiológicos que pueden ayudar al evalua- Insistimos en la necesidad de completar el
dor a tomar decisiones acerca del diagnóstico. diagnóstico en base a datos referidos a la vida
Dichos puntos determinan la existencia de dos social y escolar del alumno y una anamnesis
niveles de riesgo de padccer el trastorno: ries- completa que pueda llevamos a hipótesis
go moderado r liesso elcvado. etiológicas del trastomo.

4-)
ANNA FARRE I RIEA. JUAN NARBONA GARCÍA

Tabla 13. a:'=-:: , :::.1 s:cos de 1a de Primaria

H DA H.DA TC CENTIL

t4-¡3 i-_ l 27 -3? 2.i-30

"l1oo ¡J ':3 2¿,-24

12 '.; lo
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IJJ o o 16
.11 o^ llJ
É,
90 É

85 I 8 14-1 5 8-10 85

80 7 7 12-13 6-7 80
7q 6 b 11 5 75

70 5 9-10 4 70

65 4 4 8 65

bU 3 3 7 60

55 6
o o
(,
o 50 2 2 5 1 50
o o
g
t¡J 45
45 4 fr
É.
z 40
z
6 40 1 1 3 6
J3 0 35

30 0 0 2 30
¿:) 1 25

20 20

15 0 15

10 10

5 5

Media .l,o / 3,96 7 ,22 Med¡a

Dt 3,88 5,44 6,65 DI

N 413 413 413 413 N

44

t
EDAH ES

Table ': :. -- : -. ::-. - :: ::S oe 2! de PrLmaria

CENTIL H DA H-DA TC CENTIL

28-30 27-30 100


o o
É 24-26 oa
uJ j- 92-4.1 t¡J
J 93 - 98 J
IJJ llJ
o 21 97
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18-19 95
c
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L-l I ._ .e o
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cE¡ 14 tr
85 ao 12-13 85
80 7 8 15 10-1 1 80
75 6 7 13-14 o 75
70 6 12 6-8 70
65 5 11 5 65
60 4 5 9-10 4 bU

J 4 7-8 3 55
o
(, o
(,
50 2 J o 2 50
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45 1 45
g
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40 2 4 40
z
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o
1 0 35
30 0 30
25 0
20 1 20
15 0 15
10 '10

5 5

Media 4,01 4,56 5,3 8,57 Med¡a

Dt 4,11 6,58 7,33 Dt

N 407 407 407 407 N

45
ANNA FARRÉ t RIBA. JUAN NARDONA GARCíA

Tabla 15. Baremos y estadísticos de 3e de Pr¡maria

CENTIL H DA H.DA TC CENTIL

100 IJ 27-30 100


o
o oo 25-26 99 o
llJ
ll 98 24 98 J
J ul
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o7 25 23 o
(,
o
tt, (/l
t¡I OA 22 96 ul
& ñ
13 21 95
o
o
o 94 12 94
¡)a o? cc
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o o
o 92 12 92 E
= q1 11 21 17 9'1
a
t¡.¡
90 10 11 1 9-20 lc- to 90
&.

9 10 18 1 3-14 85

80 I 16-17 10-12 80

7 8 15 9

70 6 7 13-14 7-8 70

65 5 6 10-12 5-6 65

60 4 5 9 4 60

55 3 4 I 2-3 55
o o
o 50 2 .l 7 1 50 o
a
o l¡.1
l¡J
45 1 6 45 fr
fr
z 4-5 0 40
z
6 40 2 o
0 '1 35

30 0 2 30

¿c 1 25

20 0 20
'15 t:)

10 10

Med¡a 4,19 4,82 5,52 9,01 Media

Dt 4,57 4,52 7,12 8,05 Dt

N JÓO 386 386 386 N

16
EDAH Escar

CENTIL DA H-DA TC CENTIL

o
100
"4.1^ 3-30 | , oo

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7 9 15-1 6 10-12 85
80 b I 14 8.9 80
75 Á 12-13 7 75
70 4 7 10-1 1 o 70
65 6 I 5 65
60 5 8 J-4 60
55 4 7 2 55
o o
o
a 50 1 3 6 50 o
t¡l o
tu
E 45 1 45 CE
z 40 2 z
6 4 40 o
35 0 1 J 0 35
30 2 .,U
25 0 1 25
20 0 20
15 15
10 10
5

Media J.UO 4,34 4,56 7A Media

Dt 3,78 4,38 6,28 7 ,19 Dt

N 372 372 N

4/
ANNA FARRÉ ¡ RIBA. JUAN NARBoNA GARCÍA

Tabla 17. Baremos y estadísticos de 5o de primaria

CENTIL H DA H-DA TC CENTIL


'r00 i4- t3
o ¿C.JU 100
a o
99 IJ 27 21-25 oo É
l,lj
J 98 25-24 oa 1¡¡
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96 11 22-23 .96r

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(5 91 15 o
o 91 (J
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*uJ
fr 90 8 1a
17-18 13-14 90 t¡J
E
85 7 10 15-16 10-12 85
80 o 9 13-14 9 80
75 ( 8 7-8
70 4 7 11 5-6 70
65 6 10 4 65
60 2 5l 8-9 3 60
55 4l 7 2 55
o
(5 o
50 1 6
o '1
50 o
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a 0 2 4 0 40 o
1 3
JU 0 2 30
25 1 25
20 0 20
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10 10

Med¡a 3,05 4,85 4,67 -70


Media
Dt J,/J 4,58 6,29 Dt
N 415 415 415 415 N

48
EDAH:.

-33 : ': :: :- : ::::- S: l3S de 6a de Primaria

CENTIL I DA H.DA TC CENTIL

27-34 100
o
a aa ,8.24 99
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J 22-24 oa )
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o ,ó 20-21 9?, o

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17 94
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EC
oñ 9 10 1 3-14 90

85 7-8 t5-lo 11-12 85

80 b 8-9 13- 14 10 80
7 12 ao 75

70 11 7 70

65 4 6 10 5-6 65

60 3 5 I 4 60

55 2 4 7-8 J 55
o o
o 50 1 6 2 50 o
o
o
g ul
45 2 5 1 45 IE
cc
z 0 40
z
6 40 0 3-4 o
1 2 35

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25 0 ,R
20

15 lc
10 IU

5 5

Media 3,13 4,61 5,06 7,74 Media

Dt 4,36 6,37 6,99 Dt

N 407 407 407 407 N

49

t
EDAH

5. \OR\I\S DE \PLIC{CIÓNY CORRECCIÓN


Aplicación los puntos de corte en alguna de las subesca-
las o en la combinación de ellas y la situación
El cucs:: --- -i- j-- :-- - -'::',11.¡ por del sujeto en los distintos grados de riesgo.
el prtrir. : -: -'
--- -: -:. -,'::.:: ,r aiida
elcnr.-l:: .- - -- --- :,--,., iJ (].1 3 Puntuaciones altas o muy altas sólo en Ia
pLllll--: i: -- -r-- , - : : -- j-' 1:a!'tlen- subescala de Hiperactividad, y siguiendo la
ai.: - -,: :'- : - ---.,:-: Jc>critll nomenclatura del DSMIY nos llevan a la
sospecha de riesgo moderado o alto de TDAH
con predominio hiperactivo impulsivo. Si las
Nada = 0 puntuaciones sólo se sitúan en zonas de ries-
Poco = I go en la subescala Déficit de Atención, el
Bastante = 2 diagnóstico apuntaría en mayor o menor
Mucho = 3 grado hacia el TDAH con predominio del
déficit de atención. Sin embargo, es muy
Corrección impoftante evitar diagnósticos a partir de pun-
tuaciones altas en una única subescala.
Para calcular las puntuaciones directas Numerosos estudios muestran que el trastorno
de cada subescala se suman las puntuacio- de atención es común a muchas otras entida-
nes corespondientes a los ítems de cada des nosológicas. Por tanto, es recomendable
una de ellas (H, DA y TC), destacadas con ahondar en más datos cuando sólo existe evi-
diferentes intensidades de gris. Luego se dencia de una única área alterada.
anota el resultado en el cuadro de la parte
inferior de la Hoja de anotación. Se halla Si las puntuaciones se sitúan en zonas de
también la suma de H y DA y se anota riesgo en las áreas DA y H o en la suma de
igualmente en el cuadro. ambas, cabrá pensar en un posible diagnósti-
co de TDAH tipo combinado.
Ca.lA puntuación se contrasta con el baremo
correspondiente en función del curso del niño. La presencia o ausencia de Trasfontos de
Para ello se utilizan las tablas 13 a 18. Una Cottdttcta ayuda a definir si éstos son conco-
vez obtenido el centil que corresponde a cada mitantes al TDAH o si se trata de otro tipo de
pr¡rituación se comprueba si supera alguno de trastorno sin TDAH de base.

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L¡ eristenci¡ det Tr¡slortro Por Déf¡cit de Atención co¡
está
I{iperactiv¡drd (fDA-H) como entidsd nosológica
comúnmente rc€ptrda, ¡sf como süs principsles
car¡cterfslicas: hiperactividad' impulsividad' traslornos
de
atención'
conducta, dificultrdes de aprendizaje y déficit de
de su
Sin embargo, lún permlnecen interrogantes acerca
et¡ologf8, su f¡siopstogeriir o su disgnóst¡co'

Uno de los obj€tivos primordiales de muchos trabajos


ha
de la
sido la elaboración de un io§trumento de evaluación
conducta hiperacliva y déficit de atencióo en el entorno
escolar. La información que puede ofrecer el mrestro
€s

tan v¿liosa por su objetividad y por la posibilidad


de
y ambiente'
comparar al rilo con otro§ d€ su misma edad
que es imprescindible para acotar el diagnó§iico' l:§ta
es

qüe permite
una de las grandes aportaciones de la tl'DAIt'
manera
evaluar los ra§go§ Principales del TDA-ll d€ una
por
sencilla y objetiva a través de la información aportada
el Profesor del §ujeto de estudio'

Desarroll¡da a partir de la experieacia de los autores con


compone
las conocid¡s Escal¡s de Conn€rs, ls fIDAH se
y ha
d€ curtro subescalas factori¡lmente diferenciadas
sido tipificldr con unr amplis mue§tra ¡nfantil
esPañola'
N,

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Madrid - Barcelona - Bilbao '

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