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COBARDÍA VS.

VALENTÍA
(2°Timoteo 1:15-18)

“Ya sabes que se apartaron de mí todos los de Asia, entre ellos Figelo y Hermógenes.
El Señor conceda misericordia a la casa de Onesíforo, porque muchas veces me
reanimó y no se avergonzó de mis cadenas. Más bien, cuando estuvo en Roma, me
buscó solícitamente y me halló. El Señor le conceda que halle misericordia de parte del
Señor en aquel día. Cuánto nos ayudó en Efeso, tú lo sabes muy bien”.

Un viejo dicho resuena siempre en nuestros días: “Hay de todo en la viña del Señor”. En
su momento el Señor Jesús nos enseñó que, en el reino (el presente de la iglesia) el trigo
y la cizaña crecen juntos. Y de seguro, en más de una ocasión hemos creído que ciertos
hombres o mujeres parecen ser fieles al ministerio, a los cuales aprobamos y
recomendamos con total certeza. Entonces, llega el día, en que nos quedamos
boquiabiertos por su deserción.

Pablo, teniendo la misma experiencia, escribió: “Ya sabes que se apartaron de mí todos
los de Asia, entre ellos Figelo y Hermógenes”. ¿Abandonarías a un amigo herido o en
necesidad? No sé tú. Pero, Pablo dice que Figelo y Hermógenes sí lo hicieron. En otras
palabras, fueron cobardes al ministerio. Prefirieron salvar su propio pellejo, antes de
verse involucrado en acusaciones que traerían consigo castigo y prisión.

Y cuando nos vemos solos y atrapados entre cadenas, barrotes, persecución, acusaciones
o enfermedades, el Señor nos concede a hombres valientes que confortan nuestro
espíritu. Entonces, Pablo expresa: “El Señor conceda misericordia a la casa de
Onesíforo, porque muchas veces me reanimó y no se avergonzó de mis cadenas.

Un momento, ¿Por qué “a la casa de Onesíforo”, y no, “a Onesíforo y a su casa”?


Bueno, existen probabilidades (textuales) que para este tiempo de la carta, Onesíforo
haya muerto.

Pablo ahora describe una de las obras de Onesíforo: “muchas veces me reanimó”. En la
cultura de esos tiempos, a los prisioneros no se les proveía de alimento por parte del
estado. Eran las familias y amigos que tenían que sostener a sus presos. Y tal vez, es
parte de lo que se refiere Pablo acerca de Onesíforo. Éste, estuvo dispuesto a sostener
con alimento al apóstol sin importar cuánto le demandaría tal acción.

Un segundo aspecto de las obras de Onesíforo es que: “y no se avergonzó de mis


cadenas”. Realmente, sostener al apóstol mientras estaba en la cárcel demanda
sacrificio, abnegación y coraje. Qué triste es ver en la iglesia que algunos miembros
están dispuestos a callar o no hacer nada, cuando algo compromete su reputación. De
sobra se entiende que ellos no entienden el sufrimiento por Cristo.

Luego, Pablo hace resaltar una tercera característica de las obras de Onesíforo: “Más
bien, cuando estuvo en Roma, me buscó solícitamente y me halló”. Esto sugiere que
Pablo no estaba en una cárcel pública. Es posible que enviaran a Pablo al
encarcelamiento más recóndito que pudiera existir en Roma (Allí, donde sólo van los
más peligrosos). Y esto, se convirtió en un verdadero desafío para Onesíforo. Pero éste,
es un hombre perseverante. Él ha tomado la determinación de encontrar a Pablo y no
cesó hasta que lo halló. Me pregunto, ¿Hay algún Onesíforo en tu congregación? Tal
vez está camuflado con otro nombre. Pero si hallamos alguno, honremos a estos siervos.

Ahora, Pablo tiene una explosión de deseo ante Dios: “El Señor le conceda que halle
misericordia de parte del Señor en aquel día”. Esta es la razón textual por la que se
piensa que Onesíforo ya está muerto en el momento en que se escriben estas palabras.
La expresión paulina, “aquel día”, es una expresión escatológica. Pues se refiere al Día
del Señor, el día en que venga por segunda vez y haga juicio sobre los hombres, el día
de la salvación de todos los redimidos (el estado final de la salvación).

Pero, con esta frase hallamos 2 problemas en la interpretación: (1) Si Onesíforo está
muerto, es que ¿Se vale hacer oraciones por los muertos? Y (2) La frase “que halle
misericordia”, ¿Es que no hay seguridad de salvación para el tiempo en la tierra? O
¿Nuestra salvación recién se definirá ante el tribunal de Cristo?

Respuestas: (1) Esta no es una oración intercesora por los muertos (según la teología
católico-romana), es un deseo para el buen final de alguien que supo portarse como un
gran amigo. También, no se puede construir una doctrina sobre la incertidumbre de si
Onesíforo está o no está muerto. Además, tampoco se construye una doctrina por una
única expresión, en todo el Nuevo Testamento.

(2) La Biblia enseña y ratifica la seguridad de nuestra salvación aun cuando estamos
presentes en la tierra. Por lo tanto, aquel día debe referirse no al juicio ante el Gran
Trono Blanco (donde se pesará la intensidad del castigo para el infierno), sino el juicio
ante el tribunal de Cristo (donde se pesará las recompensas para la eternidad). Además,
en “aquel día”, no se definirá si somos condenados o salvados, sólo se definirá la
intensidad del castigo o la cantidad de las recompensas.

Entonces, el deseo por “misericordia” para Onesíforo significa, que Dios no tenga en
cuenta sus errores (los buenos cristianos también cometen errores), sino que tenga
misericordia y lo recompense por sobre todas las cosas. Importante: Esto tampoco es
una doctrina (que Dios pase por alto los errores), es simplemente un deseo.

Y Pablo termina trayendo a la memoria de Timoteo algo de lo que él (tal vez) fue
testigo: “Cuánto nos ayudó en Efeso, tú lo sabes muy bien”. Literalmente debería
traducirse: “Cuánto ayudó (sirvió o ministró) en Éfeso”. En los mejores manuscritos no
aparece el pronombre “nos”. Sin embargo, el testimonio de servicio de Onesíforo habla
por sí mismo, aun después de su posible muerte.

En Hechos 13:36 hay un hermoso epitafio sobre un rey: “Porque, después de haber
servido en su propia generación a la voluntad de Dios, David murió…”.

¿Cuál es el epitafio que quieres para tu tumba?… Depende de ti.

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