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En este trabajo nos proponemos socializar parte de los avances teóricos y empíricos de dos
proyectos de investigacióni que integramos como equipo, uno finalizado y otro en curso,
pertenecientes a las Convocatorias de la Secretaría de Investigación y Posgrado de la
Universidad Nacional de las Artes (UNA). Ambos proyectos, anclados en el Área
Transdepartamental de Formación Docente, están centrados en la articulación entre las
artes y el curriculum como temática general y más específicamente, entre la formación
docente en artes y los usos de las nuevas tecnologías en la enseñanza de las artes.
En el proyecto actual, Artes y Educación: entre la intención y la práctica. Dimensiones
sociológicas y didácticas, nos propusimos realizar un estudio descriptivo y exploratorio
sobre los posibles cruzamientos entre varias tensiones que consideramos fundamentales y
que atraviesan la enseñanza de las artes en la actualidad: a) tensión entre intención y
realidad curricular, b) tensión entre la jerarquización del arte como educación artística y la
concepción tradicional del arte como entretenimiento, c) tensión entre artes, formación
docente en artes y tecnologías, y d) entre la formación docente y a las prácticas que buscan
articular arte y educación. Para esta ponencia tomaremos como eje central dos de estas
tensiones: la tensión entre intención y realidad curricular, y la tensión entre artes, la
formación de docentes en artes y las tecnologías.
Palabras clave: Arte, educación, investigación curricular, perspectivas didácticas,
nuevas tecnologías.
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Introducción
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herramientas tecnológicas vinculadas al desarrollo de estrategias didácticas colaborativas
en la formación docente en artes, y 2) el lugar de las artes en los diseños curriculares,
analizados desde su dimensión socio-política.
Entre los resultados de esa tarea nos interesa resaltar la localización de tres tensiones
fundamentales: a) tensión entre la intención y la realidad curricular; b) tensión entre la
jerarquización del arte en las escuelas como educación artística y la concepción tradicional
del arte como entretenimiento, y c) tensión entre las artes, la formación docente en artes y
las tecnologías. Los entrecruces de estas tensiones implican considerar una tensión más
entre la formación docente y las prácticas que buscan articular arte y educación.
El campo de estudio centrado en el curriculum surge, en la primera mitad del siglo XX,
como expresión teórica y técnica de la expansión de los sistemas educativos modernos
(Feeney, 2007). Entre las primeras investigaciones se encuentran las de Bobbit (1914 y
1918) en Estados Unidos, quien define al curriculum en términos de eficiencia y
efectividad en la escuela y desplaza al docente del rol tradicional, para ubicarlo en una
función de ejecutor que lleva a la práctica el curriculum diseñado por especialistas. Este
surgimiento de los estudios sobre el curriculum se realiza con una fuerte influencia de la
racionalidad científica, que se concentró en la mejora de resultados de conductas
observables, medibles y evaluables. Nombres como J. Johnson y Roger Mager, entre otros,
aportan a la concepción del curriculum en términos de objetivos de aprendizaje que se
aspira a lograr. Con la investigación curricular, comienza a constituirse un campo de
estudio sobre el curriculum como artefacto social, concebido y elaborado con propósitos e
intereses deliberados, que encierra una paradoja al concebir al curriculum escrito, la más
notoria de las construcciones sociales, como un elemento previo a su puesta en práctica y
un factor de neutralidad (Goodson, 2003: 41) En este esquema, los estudios curriculares se
centraron en “un terreno común”, el de los contenidos de la enseñanza y de su
organización en un plan de estudio. En consecuencia, las políticas educativas han
planteado, hasta nuestros días, reformas curriculares que se reducen al cambio de un plan
de estudio como una nueva organización de contenidos de carácter neutral, que
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redistribuye algunos tiempos y funciones docentes y administrativas. Se fomenta, así, la
ilusión que da por hecho que cualquier reforma será para bien y difunde retóricas que se
reinventan en las sucesivas reformas, sobre la necesidad de profesionalizar la formación
docente, la actualización de contenidos y metodologías en los distintos niveles de la
escolarización. Los estudios curriculares lejos de lograr el cambio, favorecen la
constitución de áreas de estabilidad, de “un terreno elevado” incuestionable. Mientras
tanto, “persiste la miopía” de pensar que mejorar la educación está en la actualización de
contenidos escolares y metodologías y “se omite analizar las batallas ideológicas y
políticas en torno al curriculum en el plano estatal y social” (Goodson, op.cit.: 45).
En la década del ´60, Joseph Schwab (1964) advertía que los estudios curriculares como
campo disciplinar producen un objeto, el curriculum como texto y un discurso que expresa
problemas, debates y temas que impactan en el mismo texto curricular.
En cuanto a la investigación curricular en Argentina, se señala su relevancia a partir de
1983, tras el retorno de la vida democrática, siendo casi exclusiva del campo de la
Didáctica, si bien "el término curriculum, tal como se utilizaba en los EE.UU aparece entre
1965-1975 como parte de una estrategia modernizante, durante el proceso de desarrollo y
consolidación de la planificación educativa (Aguerrondo & Zoppi, 1990, en Feeney, 2007:
176). Es importante señalar que el curriculum en sus orígenes fue un elemento de la
política educativa. Sin embargo, la teoría curricular y las empresas editoriales que traducen
autores norteamericanos e incluyen argentinos, como María Irma Sarubi y Combetta que
enfatizaron en la “concepción técnica del currículum”.
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Por todo esto, proponemos un entrecruzamiento de dimensiones de análisis e
interpretación de las dimensiones política, sociológica y didáctica. Esto favorece la mirada
compleja sobre el objeto de estudio y, de este modo, se evitarían las reducciones de los
estudios curriculares sobre “el terreno alto”, ya mencionado en términos de Goodson, o
quedarse varado en el estudio de las políticas curriculares enajenadas a las prácticas
curriculares.
Desde estas dimensiones se plantean los ejes estructurantes del currículum: las relaciones
entre la teoría y las políticas curriculares, las tecnologías de diseño y la práctica educativa.
Entre las preocupaciones en torno a la enseñanza que asume la Didáctica, en las últimas
décadas del S.XX, se descubre la Didáctica para el Nivel Universitario, proceso que
contribuyó a la renovación de las categorías de análisis didáctico-tradicionales. Así,
"distintos estudios y nociones hoy favorecen el avance en el examen de las prácticas de
enseñanza concretas y en su eventual singularidad, de modo de distinguir con mayor
precisión los variados procesos que los y las docentes llevan a cabo cotidianamente y los
enfoques que adoptan” (Festenmacher y Soltís; 1999). En esa dirección, recuperamos del
ámbito local distintos aportes derivados de diversas tareas de investigación, como la
noción de configuración didáctica -“constructo interpretativo alternativo en el análisis de
las prácticas” (Litwin, 1997) que viene a colaborar significativamente en la indagación de
la enseñanza, dado que esas configuraciones constituyen la “manera particular que
despliega el docente para favorecer los procesos de construcción del conocimiento (…) una
elaboración en la que se pueden reconocer los modos como el docente aborda los múltiples
temas de su campo disciplinario (…).” Así los distintos modos de enseñar de los profesores
dan cuenta de un variado universo de componentes que consideran como de las relaciones
que se ponen en juego ante la toma de decisiones diversas, imprevistas o anticipadas
(Steinman, J., 2008) que siempre implican las prácticas. Así resulta posible afirmar que tal
tipo de análisis "resulta provechoso, pues permite reconocer las particulares construcciones
metodológicas desde la singularidad de las propuestas de prácticas de enseñanza
(Edelstein, G.; 1996), con sus riquezas, potencialidades y limitaciones, fruto del interjuego
de múltiples factores que intervienen en el quehacer docente cotidiano, frecuentemente
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naturalizado. En consecuencia, como decíamos en otros trabajos (Burré, M. 2011 y 2014)
el estudio de todos, gran parte o algunos de los aspectos puestos en juego en la
configuración de las prácticas de enseñanza desplegadas, esos modos de enseñar, conlleva
en principio el desafío de volverlos visibles."
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2) Tensión educación artística-arte como entretenimiento o asistencia social. Las últimas
reformas curriculares en nuestro país, presentan, a nivel intencional, una jerarquización del
arte como educación artística, dividida en cuatro lenguajes: visuales, danza, música y
teatro. Pero, a nivel de la realidad curricular, persisten los problemas ya mencionados que
hacen que se siga sosteniendo el lugar relegado que históricamente marcó el desarrollo de
las disciplinas artísticas en las escuelas. Algunas de estas dificultades parten de los propios
diseños curriculares, como por ejemplo la distribución y asignación de las cargas horarias
destinadas a la enseñanza del arte. Otras cuestiones refieren a la arquitectura escolar, ya
que los edificios escolares no suelen contar con espacios específicos para la enseñanza de
estas asignaturas y, por último, otro aspecto importante que nos interesa mencionar tiene
que ver con las posibilidades concretas de contar con recursos y materiales específicos para
el dictado de estas materias.
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3) Tensión entre Artes, formación docente en Artes y tecnologías. En la investigación
precedente, hemos podido observar en distintas instancias (incluidas las de discusión en
clase de textos centrados en la articulación de la educación con las nuevas tecnologías) que
la concepción casi excluyente de la tecnología de los docentes noveles y futuros docentes
de Artes remite en general al dominio focalizado en la WEB (y en particular a ciertos
servicios que ésta posibilita, en particular, los referidos a búsquedas de información y
contacto con otros) y en la telefonía celular contemporánea (que suma la posibilidad del
registro visual y/o audiovisual a la de contacto con otros), seguido de otros Dt -IPod,
tablets-; en otras palabras, la tecnología es concebida prioritariamente como una
producción histórica-cultural bastante reciente caracterizada por dotar a los actores de
posibilidades de comunicación verbal (ya privada o colectiva) y de acceso, registro y/o
almacenamiento e intercambio rápido de información diversa (textos, imágenes, videos,
música). Observamos además en ese sentido que tanto las tecnologías inherentes a la
producción de bienes o servicios entramados tempranamente en su vida cotidiana -
bolígrafos, cuadernos, libros, mobiliario, electrodomésticos usuales, pizarrón, ascensores o
el correo postal- no son reconocidas espontáneamente como producciones tecnológicas
(sino luego, tras la interrogación específica sobre su naturaleza), y de igual modo las
propias de la producción artística en sus despliegues más tradicionales en los distintos
lenguajes artísticos (técnicas de representación visual y de serialización de la imagen,
desarrollo de materiales pictóricos y/o de instrumentos musicales; iluminación;
amplificación sonora; registro y reproducción serial sonora y audiovisual, etc).
Mediante el relevamiento informal acerca de producciones artísticas con nuevas
tecnologías notamos una vacancia de saberes en ese sector, que luego constatamos en sus
narrativas de las prácticas de enseñanza y aprendizaje de las artes (PEyAA) de diversos
contenidos afines a su práctica docente futura, toda vez que no dan cuenta de la atención de
componentes tecnológicos vinculados con la producción artística o con los que resultan
pasibles de ser incluidos eventualmente en ellas. Agregamos en consecuencia, y a modo de
hipótesis, que la falta de una concepción más amplia de la(s) tecnología(s) impide
visibilizar los múltiples y variados procesos llevados a cabo en continuidad por el hombre
y las comunidades en pos de resolver problemas o satisfacer necesidades específicas
prácticas o simbólicas en dominios concretos que solicitan de la apelación a la innovación
para la creación de nuevos dispositivos (o renovación de los ya existentes); siendo la
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Educación uno de esos dominios, y en particular el que concierne a las PEyAA, resulta de
interés avanzar en esa hipótesis.
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- la proyección de imágenes de obras afines al tema de clase en instancias expositivas
del docente: 4 (cuatro) -a efectos de la enseñanza de los contenidos Matiz, Valor,
Saturación; Contrastes de color; Forma: distintos tipos; Color-
- la visualización de láminas afines a la producción a realizar: 1 (una) –a efectos de la
enseñanza del contenido Tratamiento del volumen. Tridimensión (Técnica de
pellizco)
- el envío de distintos Facebook de acceso público para visualizar extraclase imágenes
de obras afines al tema de clase: 1 (una), a efectos de la enseñanza del contenido
Monocromía.
- facilitación de CD con imágenes de obras, “conceptos básicos del tema de manera
simplificada” (sic) y “objetivos y propósitos de la cátedra” (sic) ,y dos links a
textos de autores clásicos en PDF: 2 (dos) –de la misma cátedra-, a efectos de la
enseñanza de los contenidos Forma: distintos tipos y Contrastes de color.
Dada la limitada extensión para este avance, vale detenerse en ciertos aspectos de las
narrativas restantes de Artes Visuales, donde la enseñanza se centra en dos métodos
privilegiados: la demostración “paso a paso” (sic) del procedimiento a aprender –en otras
palabras, el cómo se hace o así se hace- a cargo del docente, que el estudiante debe
(predominantemente) replicar –imitar- en clase en un tiempo ya paralelo o posterior al de
la demostración del procedimiento –v. gr. técnicas de grabado (xilografía), modelado
(técnica de ‘chorizo’ y ‘pellizco’, de representación por perspectiva). El predominio de la
réplica del procedimiento, según las narrativas, consiste en que el estudiante puede hacer
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algunas variaciones o aportes personales (v.g. alteración del tamaño las piezas cerámicas;
propuesta de composición personal para la estampa) pero sin alterar las instancias que son
propias del procedimiento. En este sentido, el aprendizaje se centra en la ejercitación de la
técnica para reaseguro de su dominio, pero con un único resultado posible.
El otro método referido consiste en la indicación de una consigna específica de realización
de (al menos) un procedimiento a partir de uno o más conceptos o nociones - v. gr.
confección de escalas de valor o tablas de desaturación-, de modo que tal actividad de
enseñanza se asimila a la realización de un trabajo práctico que solicita la articulación de
saberes teóricos y prácticos para su resolución. Asimismo, en una de las narrativas también
se dio cuenta de la indicación de una consigna no especificada para la realización de un
procedimiento sin definición específica del concepto o noción eje de la práctica
(representación gráfica de modelo acentuando direcciones principales de los elementos
destacados), de modo que este tipo de actividad podría conllevar la resolución de una
consigna problemática, más que de un recurso de resolución de problemas.
Más allá de esta distinción de métodos, recursos didácticos y del eventual empleo de
dispositivos tecnológicos, es preciso aclarar que en todos los casos referidos los contenidos
remiten a una formación centrada en materiales, soportes, herramientas y procedimientos
inherentes a las técnicas propias de las prácticas artísticas tradicionales, sin que se hayan
encontrado empleos de las denominadas nuevas tecnologías.
Dado el carácter fundamental que advertimos en las tensiones referidas, consideramos que
el estudio y análisis de sus entrecruzamientos en la enseñanza de las Artes constituyen el
propósito general del proyecto. En ese sentido, hemos formulado como hipótesis
preliminar y orientativa, la existencia de una profunda brecha entre la intención curricular -
que se manifiesta en los distintos diseños curriculares-, y la realidad de las prácticas de
enseñanza artística.
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Nota al final del documento
Dir. Burré, M.; Codir. Orce, V. Denominación del proyecto: Artes y Educación: entre la intención y la
práctica. Dimensiones sociológicas y didácticas. Período 01/2015 al 12/2016. 34/0424. Universidad
Nacional de las Artes.
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Dir. Burré, M.; Codir. Orce, V. Denominación del proyecto: Desarrollo de prototipos didácticos
experimentales desde la participación colaborativa con TIC: I+D+I para la Formación de Profesores de
Artes. Período 01/2013 al 12/2014. Cód. 34-0179. Universidad Nacional de las Artes.
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