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El bienestar físico se da cuando la persona siente que ninguno de sus órganos o funciones están

menoscabados; el cuerpo funciona eficientemente y hay una capacidad física apropiada para responder ante
diversos desafíos de la actividad vital de cada uno.
El bienestar mental se manifiesta a través de ciertas habilidades: a) Aprender y tener capacidad intelectual. b)
Procesar información y actuar conforme a ella. c) Discernir sobre valores y creencias. d) Tomar decisiones bien
pensadas y ponerlas en práctica. e) Comprender nuevas ideas.
El Bienestar emocional - - consiste en la habilidad de manejar las emociones; esto no significa reprimirlas sino
en sentirse cómodo al manifestarlas y hacerlo de forma apropiada. Una realidad es que las personas con
capacidad para resolver los conflictos y las tensiones, y además flexibles, disfrutan más de la vida.
El bienestar social
Se le llama al conjunto de factores que participan en la calidad de la vida de las personas en una sociedad y
que hacen que su existencia posea todos aquellos elementos que dan lugar a la satisfacción humana o social.
El bienestar social es una condición no observable directamente, sino que es a partir de formulaciones como se
comprende y se puede comparar de un tiempo o espacio a otro. Aun así, el bienestar, como concepto abstracto
que es, posee una importante carga de subjetividad propia del individuo, aunque también aparece
correlacionado con algunos factores económicos objetivos. El bien social no implica necesariamente un
colectivismo.

Salud sexual y reproductiva


La salud sexual y reproductiva es un estado general de bienestar físico, mental y social, en todos los aspectos
relacionados con el sistema reproductivo y sus funciones y procesos. En consecuencia, la salud reproductiva
entraña la capacidad de disfrutar de una vida sexual satisfactoria y sin riesgos, y de procrear, y la libertad
para decidir hacerlo o no hacerlo, cuándo y con qué frecuencia (CIPD, 1994). El análisis y difusión de los
indicadores asociados a la Salud Sexual y Reproductiva es un elemento que busca mejorar y actualizar la
información disponible para coadyuvar al diseño y evaluación de políticas públicas, programas y estrategias
que busquen mejorarla, siempre con un enfoque de pleno respeto a los Derechos Humanos de los individuos,
sobre todo de aquellos en situación de vulnerabilidad.

No más violencia contra las mujeres


Los estereotipos lastiman no solo a las mujeres, sino a los hombres y, muy especialmente, a las niñas.
La violencia de género es el resultado de una sociedad que normaliza e incluso justifica la discriminación y
desigualdad de género. Por mucho tiempo, se asignó a hombres y mujeres roles de género basados en su
sexo, limitando a las mujeres al espacio doméstico y el cuidado de las hijas o hijos, y colocando a los hombres
en los espacios públicos, asignándoles la responsabilidad absoluta de ser los proveedores del hogar. Esta
distribución desigual de labores y responsabilidades dio como resultado relaciones jerárquicas basadas en el
poder y la dominación, lo que con frecuencia conduce a la violencia.
Aunado a los roles de género, un factor que incide en la violencia contra las mujeres son los estereotipos de
género, es decir, todas esas ideas preconcebidas de lo que significa ser hombre y mujer, o lo que por mucho
tiempo se consideró que era femenino o masculino.
Hoy sabemos que los estereotipos lastiman no solo a las mujeres, sino a los hombres y, muy especialmente, a
las niñas, como lo han demostrado estudios que señalan que desde los seis años de edad, las niñas se
sienten menos inteligentes que los niños.
 Las consecuencias de conformarse con los estereotipos incluyen depresión, matrimonio infantil y abandono
de la escuela para ellas; para ellos, mayor exposición a la violencia física, mayor tendencia al abuso de
sustancias y suicidio, así como menor expectativa de vida que las mujeres.
Por ello, hoy más que nunca es importante impulsar una educación sin estereotipos de género, fomentando
un trato igualitario a niñas y niños desde los hogares. El mismo reto aplica a los medios de comunicación y a
quienes los consumimos. Privilegiar contenidos no sexistas y libres de estereotipos que sirvan de ejemplo y
modelos a seguir.

1. Violencia psicológica
El maltrato psicológico constituye una forma de abuso más sutil y difícil de percibir, pero no por eso menos
traumático para las mujeres que lo padecen. Es toda conducta activa u omisiva ejercida en deshonra,
descrédito o menosprecio al valor o dignidad personal, tratos humillantes y vejatorios, vigilancia constante,
aislamiento, marginalización, negligencia, abandono, celotipia, comparaciones destructivas, amenazas y actos
que conllevan a las mujeres víctimas a disminuir su autoestima, a perjudicar o perturbar su sano desarrollo y a
la depresión e incluso al suicidio.

2. Violencia sexual
Es toda conducta que amenace o vulnere el derecho de la mujer a decidir voluntaria y libremente su sexualidad,
comprendiendo ésta no sólo en el acto sexual, sino toda forma de contacto o acceso sexual, genital o no genital,
tales como actos lascivos violentos o acceso carnal violento o la violación propiamente dicha. Incluye el uso de
la fuerza o intimidación dentro del mismo matrimonio o de otras relaciones vinculares o de parentesco, exista
o no convivencia, así como la prostitución forzada, explotación, esclavitud, acoso, abuso sexual y trata de
mujeres.
3. Violencia patrimonial y económica
Se considera violencia patrimonial y económica toda conducta activa u omisiva que directa o indirectamente,
en los ámbitos público y privado, esté dirigida a ocasionar un daño a los bienes muebles o inmuebles en
menoscabo del patrimonio de las mujeres víctimas de violencia o a los bienes comunes. También la que se
dirige a ocasionar un menoscabo en los recursos económicos o patrimoniales de la mujer, a través de la
perturbación de la posesión, tenencia o propiedad de sus bienes, pérdida, sustracción, destrucción, retención
o distracción indebida de objetos, instrumentos de trabajo, documentos personales, bienes, valores y derechos
patrimoniales. Incluye todo acto que genere limitaciones económicas encaminadas a controlar sus ingresos, o
la privación de los medios económicos indispensables para vivir.
4. Violencia simbólica
Es la que se ejerce a través de patrones estereotipados, mensajes, valores, íconos o signos que transmiten y
reproducen relaciones de dominación, desigualdad y discriminación en las relaciones sociales que se
establecen entre las personas y naturalizan la subordinación de la mujer en la sociedad.
5. Acoso u hostigamiento
Es toda conducta abusiva y especialmente los comportamientos, palabras, actos, gestos, escritos o mensajes
electrónicos dirigidos a perseguir, intimidar, chantajear, apremiar, importunar, vigilar a una mujer, y que atenten
contra su estabilidad emocional, dignidad, prestigio, integridad física o psíquica, o que puedan poner en peligro
su empleo, promoción, reconocimiento en el lugar de trabajo o fuera de él.
6. Violencia doméstica
Aquella conducta activa u omisiva, constante o no, de empleo de fuerza física o violencia psicológica,
intimidación, persecución o amenaza ejercida contra una mujer por un integrante del grupo familiar, persona
con quien mantiene o mantuvo relación de afectividad, ascendientes, descendientes, parientes colaterales,
consanguíneos y afines, independientemente del espacio físico donde ésta ocurra, y que dañe la dignidad, el
bienestar, la integridad física, psicológica, sexual, económica o patrimonial, la libertad, comprendiendo la
libertad reproductiva y el derecho al pleno desarrollo de las mujeres. Incluye las relaciones vigentes o
finalizadas, no siendo requisito la convivencia.
7. Violencia laboral
Es la discriminación hacia la mujer en los centros de trabajo públicos o privados que obstaculicen su acceso al
empleo, ascenso o estabilidad en el mismo, tales como exigir requisitos sobre el estado civil, maternidad, la
edad, la apariencia física o buena presencia, o la solicitud de resultados de exámenes de laboratorios clínicos,
que supeditan la contratación, ascenso o la permanencia de la mujer en el empleo. Constituye también
discriminación de género en el ámbito laboral quebrantar el derecho de igual salario por igual trabajo. Así mismo
incluye el hostigamiento psicológico en forma sistemática sobre una determinada trabajadora con el fin de
lograr su exclusión laboral.
8. Violencia obstétrica
Se entiende por violencia obstétrica la apropiación del cuerpo y procesos reproductivos de las mujeres por
personal de salud, que se expresa en un trato deshumanizador, en un abuso de medicalización y patologización
de los procesos naturales, trayendo consigo pérdida de autonomía y capacidad de decidir libremente sobre sus
cuerpos y sexualidad, impactando negativamente en la calidad de vida de las mujeres.
9. Violencia mediática
Aquella publicación o difusión de mensajes e imágenes estereotipados a través de cualquier medio masivo de
comunicación, que de manera directa o indirecta promueva la explotación de mujeres o sus imágenes, injurie,
difame, discrimine, deshonre, humille o atente contra la dignidad de las mujeres, así como también la utilización
de mujeres, adolescentes y niñas en mensajes e imágenes pornográficas, legitimando la desigualdad de trato
o construya patrones socioculturales reproductores de la desigualdad o generadores de violencia contra las
mujeres.
10. Violencia institucional
Son las acciones u omisiones que realizan las autoridades, funcionarios y funcionarias, profesionales, personal
y agentes pertenecientes a cualquier órgano, ente o institución pública, que tengan como fin retardar,
obstaculizar o impedir que las mujeres tengan acceso a las políticas públicas y ejerzan los derechos previstos
en las leyes para asegurarles una vida libre de violencia.

La solución para prevenir la violencia


Actualmente en todo el mundo se han implementado campañas para evitar la violencia hacia las mujeres. Las
agresiones hacia el género femenino no sólo se traducen en violencia física, también la psicológica,
patrimonial, económica y sexual, son modalidades que pocas veces se abordan.
Uno de los grandes fantasmas al momento de luchar contra la violencia, es el apego afectivo. Este hace que
muchas veces se justifiquen comportamientos agresivos, o simplemente que se genere una dependencia
“afectiva” en la que se normaliza cierto grado de violencia física o psicológica.
Algunos aspectos a tener en cuenta para generar una conciencia sobre la prevención son:
Informarse del tema: nunca hay que dar por sentado que conocemos sobre un tema. La mayoría de las personas
desconocemos los aspectos cruciales sobre la violencia. Al estudiar y conocer los aspectos que generan
violencia, podemos identificar patrones para prevenir situaciones de riesgo.
Genera y fomenta un ámbito de respeto: tratemos a los demás como nos gustaría que nos traten. Aprendamos
que mediante un diálogo respetuoso y tolerancia podemos encontrar puntos de acuerdo para solucionar
problemas.
La violencia no se debe aceptar bajo ninguna circunstancia: los pellizcos, los jalones del brazo o el golpecito,
son acciones que deben evitarse siempre. Está comprobado que una vez aceptas esta situación, comienza un
proceso de “normalización de la situación”. Es decir, piensas que no fue tan malo y te acostumbras a las
agresiones.
Siempre expresa tu postura: la violencia psicológica puede estar camuflada bajo distintas formas y es más
frecuente de lo que se cree. Muchas veces pensamos “no quiero generar problemas” o bien, temes que tu pareja
se aleje y se opta por la sumisión. Si pensamos diferente, es importante expresarse con firmeza, respeto y
claridad.

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