Definición: Es una entidad mórbida, multisindrómica, de defensa aguda ante
agresiones abdominales de muy distintas características. Por lo general genera un cuadro grave de emergencia médica, caracterizado por síntomas y signos localizados en la cavidad abdominal. Principalmente el dolor es de no más de ocho horas de evolución y que posiblemente necesite resolución quirúrgica. Las características conceptuales que posee este síndrome son: 1. Estar causado por una agresión al compartimento peritoneal (con el dolor abdominal como síntoma predominante). 2. Desencadenar una fisiopatología intraabdominal y sistémica, evolutivamente grave y rápida, que le da gran potencialidad de producir muerte. 3. Por lo anterior, debe ser necesario un diagnóstico y tratamiento tempranos, lo cual es complejo y difícil en muchas ocasiones, para lograr su resolución y curación. 4. Requiere por lo general tratamiento quirúrgico, aunque no siempre sea necesario. Por lo que existiría un AA quirúrgico y un AA no quirúrgico.
La cavidad peritoneal como unidad anatomofuncional.
En el interior de la región abdominopélvica existe la cavidad peritoneal, donde se alojan las vísceras abdominopélvicas, este espacio se encuentra tapizado y limitado por el peritoneo. El lumen de la cavidad peritoneal contiene un fluido en movimiento (menos de 300 cc en condiciones normales), formado por un ultrafiltrado sanguíneo, y con una sustancia lubrificante que permite un movimiento visceral protegido y sin fricción. En el cual también se encuentran algunos macrófagos y células cebadas residentes inactivas. El peritoneo forma la pared de esta cavidad y tapiza todas las paredes abdominopélvicas como todas las vísceras y sus mesos, a la vez que forman prolongaciones desde las vísceras llamadas epiplones. En conjunto tiene una dimensión considerable (1,8 m2 e igual a la superficie corporal). El peritoneo está formado estructuralmente por un manto monocelular continuo de células planas (células mesoteliales) unidas entre sí, colocadas sobre una lámina basal que, a su vez, cubre a una lámina areolar rica en vascularización e inervación. Las células mesoteliales son células activas metabólicamente y pluripotentes, que frente a cualquier agresión secretan a la luz peritoneal diversos mediadores inflamatorios (citoquinas, quemoquinas, etc.) que la convierten en la mayor protagonista de la defensa inflamatoria peritoneal. En los epiplones existen agregados celulares de macrófagos, neutrófilos y linfocitos rodeando a circunvoluciones capilares y desde aquí pueden ser incorporados a la defensa en la agresión peritoneal. La cavidad peritoneal está neuralmente preparada para dirigir hacia el cerebro información nociceptiva, tanto epicrítica (desde las paredes abdominales a través del sistema nervioso periférico), como protopática (desde las vísceras a través del sistema nervioso autónomo), tanto simpático como parasimpático. Este mismo sistema neural doble permite respuestas reflejas, tanto a los músculos parietales como a las vísceras. El conjunto de estos componentes hace que la cavidad peritoneal se una unidad neuro-inmuno-humoral capacitada para una respuesta a la agresión.
Síndrome general inflamatorio peritoneal
La cavidad peritoneal, frente a las agresiones, tiene una respuesta general inflamatoria común, que cursa en cuatro fases: A) fase de ataque etiopatogénico; B) fase de respuesta inflamatoria local; C) fase de respuesta inflamatoria sistémica y D) fase de fracaso.
Fase de ataque etiopatogénico
La agresión se sigue dos mecanismos etiopatogénicos distintos. El primero causado inicialmente por un ataque inicial directo al peritoneo y el segundo con un ataque inicial que afecta a las vísceras intestinales, siendo la afectación peritoneal secundaria a este. Entre los primeros, que pueden ser difusos o localizados, hay también dos mecanismos distintos de lesión. En unos casos está causado por contaminación bacteriana o química secundaria a patología del propio paciente denominados AA peritoníticos. El otro mecanismo es la causada por traumas y siendo los más frecuentes los yatrogénicos, llamados AA traumáticos. En el segundo grupo, el ataque visceral se produce por causas obstructivas intestinales: AA obstructivo, o por problemas en la vascularización visceral: AA vascular.
Características etiopatogénicas diferenciales
Abdomen agudo peritonítico. Según el tipo de contaminación sufrida se puede dividir en peritonitis primarias y secundarias. En las peritonitis primarias, la infección bacteriana se produce por vía hematógena o linfática desde un foco a distancia (neumonía, aparato genital femenino, urinario). En las peritonitis secundarias, la contaminación puede ser producida directamente desde un foco inflamatorio abdominal, por propagación séptica (apendicitis, diverticulitis) o no séptica (pancreatitis), o tras la perforación de víscera hueca por vertido séptico a la luz peritoneal (apendicitis, diverticulitis) o aséptico inicialmente (perforación gastroduodenal). Abdomen agudo traumático. Los traumatismos abdominales, abiertos y cerrados, y sobre todo los generados por el uso de cirugía abdominal (abierta como miniinvasiva), o por manipulación peritoneal en las diálisis peritoneales, causan lesiones peritoneales que pueden asociarse a producir hemorragias agudas intraperitoneales que incrementan los efectos de dicha agresión. Causan dolor abdominal acompañado de signos anémicos si está presente la hemorragia. Abdomen agudo obstructivo o íleo. La afección visceral inicial ocurre por detención del tránsito intestinal por causas mecánicas (vólvulos, tumores) o funcionales paralíticas, siguiendo una respuesta peritoneal a este. Se caracterizan inicialmente por la presencia de dolor y distensión abdominal e interrupción de heces y gases. Abdomen agudo isquémico vascular. Inicialmente se forma una necrosis intestinal aguda, que puede ser por causa arterial (embolia), venosa (trombosis venosa) o mixta (estrangulación herniaria). Está caracterizada por presentar un dolor agudo abdominal inicialmente y la presencia de sangre en heces.