Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
Material extraído del marco teórico de la ”TESIS PARA OPTAR AL TÍTULO DE FONOAUDIÓLOGO Y AL GRADO
ACADÉMICO DE LICENCIADO EN FONOAUDIOLOGÍA” titulada “HABILIDADES PREARTICULATORIAS EN
PACIENTES DE 0 A 24 MESES CON FISURA LABIAL Y/O PALATAL PRE Y POST CIRUGÍAS PRIMARIAS
PROVENIENTES DE LA CUARTA Y QUINTA REGIÓN, ATENDIDOS EN EL HOSPITAL GUSTAVO FRICKE”
Año 2012
Autores: Karin Hermosilla Gálvez, Katherine Lobos Sánchez, Nathaly Millones Espinoza
Profesora Guía: Flga. Carolina Carmona Urbina
Las estructuras orofaciales necesitan de una indemnidad anatómica para llevar a cabo
una serie de funciones. Estas estructuras corresponden a nariz, labios, reborde alveolar,
paladar, dientes, lengua y mejillas (Hale, Kellum & Gross, 1991). Existen alteraciones como la
fisura labial y /o palatal que comprometen la anatomofisiología de algunas de estas
estructuras.
1-. Nariz
La nariz es la parte superior del sistema respiratorio, varía de tamaño y forma en cada
persona (Rouvière & Delmas, 2005). En el niño con fisura, se ve alterada, en mayor o menor
medida, dependiendo de los tipos de fisuras existentes, ya sean labiales y/o palatales, es
decir, según la estructura anatómica involucrada.
La estructura cartilaginosa de la nariz está compuesta por cinco cartílagos, dos alares,
dos laterales o superiores y uno del tabique. Los cartílagos alares forman: la punta nasal, el ala
nasal y la columela, que separa las dos narinas en izquierda y derecha (Mérida, et al., 2004).
En la normalidad, la punta nasal es el sitio de unión de los cartílagos alares, mientras que en la
fisura labial estos cartílagos no confluyen en la punta de la nariz, existiendo un
ensanchamiento de la punta nasal (Mérida, et al., 2004; Treserra, 1977). El ala nasal, que
normalmente circunda a cada narina en su porción lateral, está aplanada y desviada hacia un
lado, abajo y atrás en el lado de la fisura labial unilateral. Por su parte, la columela une la
punta nasal con el labio superior, sin embargo, en el caso de la fisura labial unilateral, se
encuentra desviada hacia el segmento sano y, en la fisura bilateral, se encuentra acortada o es
casi inexistente, lo que hace que el labio superior se una directamente a la punta de la nariz
(García, 2009; Rossell, 2009; Lee y Facs, 2002; Treserra, 1977; Cameron & Widmer ,1998).
Los labios están constituidos por un plano cutáneo, un plano mucoso y, entre ambos,
un plano muscular (Salem et al., 2004). En primer lugar, la parte cutánea del labio superior
presenta, en su centro, una depresión que está limitada por dos crestas verticales. Esta
depresión es el filtrum, que se ubica entre el labio superior y las crestas filtrales, que lo limitan
(…) “éstas descienden desde la base de la columela a las partes extremas del arco de cupido”
(Tresserra, 1977:20). En el caso de fisura labial unilateral, la cresta filtral del labio fisurado es
algo más corta y más oblicua que la mitad opuesta, es decir, del lado no fisurado. La
hendidura está situada por la región lateral de la cresta filtral y todos los elementos de la
parte media del labio, forman parte del borde interno de la fisura. En la fisura labial bilateral,
el filtrum y las crestas filtrales no están claramente desarrolladas. En segundo lugar, la parte
mucosa o bermellón, que es el plano más profundo de la región labial, en la fisura unilateral es
delgada, seca y está desviada en dirección hacia el piso de la nariz” (Habbaby, 2000; Rouvière
y Delmas; 2005 Tresserra, 1977).
El plano muscular, en tercer lugar, está constituido, principalmente, por los músculos
constrictores, que son el orbicular y el compresor de los labios. Por un lado, el orbicular tiene
como función la oclusión de los labios. Mientras que el músculo compresor, al contraerse,
contribuye al cierre de los labios, de anterior a posterior, ayudando a comprimirlos; está
particularmente desarrollado en el recién nacido y desempeña un papel importante en el acto
de succión (Rouvière & Delmas, 2005). En la fisura labial unilateral, el músculo orbicular de los
labios es asimétrico y sus fibras se extienden desde ambas comisuras hacia la base de la nariz
del lado afectado. Las fibras se encuentran interrumpidas y generalmente paralelas a la fisura,
la cual no permite al músculo alcanzar su longitud normal. Por lo tanto, se evidencia una
retracción muscular, debido a la falta de unión con su parte opuesta (Moreno, 2011;
Tresserra, 1977). En la fisura labial bilateral, la parte media del músculo orbicular no está
desarrollada y es reemplazada por tejido fibroso (Treserra, 1977; Habbaby, 2000).
El reborde alveolar es la prominencia ósea del maxilar y mandíbula, que se encuentra
cubierto por la mucosa o encía y que, además, contiene a los alveólos dentarios, cavidad
donde se alojan las raíces de los dientes. Esta estructura como se mencionó anteriormente,
forma parte de la premaxila, por lo que, en los casos de fisura labio alveolar unilateral, donde
se encuentra afectado el reborde alveolar, la premaxila suele estar separada del segmento
alveolar lateral. A su vez, en la fisura labio alveolar bilateral, “se afecta tanto la premaxila,
como el prolabio (…)” (Zambrana & Dalva, 2000:77). Este se encuentra adherido a la
premaxila, separado por completo de las dos partes laterales, presentando falta de altura,
espesor y movilidad, lo cual provocaría discontinuidad del vestíbulo. En ocasiones, estas
estructuras se proyectan hacia adelante y, en algunos casos, sufren rotaciones (Sadler &
Langman, 2004; Schmalbach, Guevara & Gómez, 2006; Montoya, 1997; Moreno 2011;
Monasterio, 2008).
3-. Paladar
“El paladar está formado en sus dos tercios anteriores por la bóveda palatina, y en su
tercio posterior por el velo del paladar” (Tresserra, 1977: 23). Los dos tercios anteriores del
paladar están constituidos por una porción ósea, que se forma por la fusión de las apófisis
palatinas del maxilar superior con las láminas horizontales del hueso palatino. A este conjunto
de estructuras, se les denomina paladar duro. En las fisuras palatinas, existe un
desplazamiento divergente de los dos segmentos del maxilar superior, es decir, la fisura divide
completamente el maxilar superior en dos partes. En esta anomalía, es característica la
deficiencia de mucosa y hueso, como en el caso de la apófisis palatina del lado fisurado que es
más estrecha que su homóloga del lado sano. Este tipo de alteración provoca una
comunicación permanente entre la cavidad oral y nasal y, aunque esto no produce problemas
estéticos para el paciente, sí conlleva a alteraciones funcionales, en la succión, respiración,
deglución, entre otras (Expósito, Ruiz & Hernández, 2011; Velayos, 2007; Tresserra, 1977;
Habbaby, 2000; Cameron & Widmer, 1998).
El tercio posterior, en tanto, conocido como velo del paladar o paladar blando, es una
estructura musculomembranosa conformada, principalmente, por la aponeurosis palatina y
cinco músculos pares. La aponeurosis es una estructura tendinosa resistente, que posee un
recorrido anteroposterior; en ella, se fijan los músculos del paladar, los cuales se dirigen
transversalmente hacia la línea media. En el caso de la fisura velar, esto no ocurre, ya que, al
estar el paladar blando dividido a nivel de la línea media, sus fibras musculares se encuentran
separadas de su homóloga y dispuestas a cada lado de la fisura. Estas poseen una orientación
anómala posteroanterior insertándose en las apófisis palatinas del maxilar, por lo que la
aponeurosis palatina no existe o está retraída (Tamashiro, 2011; Treserra, 1977).
Los músculos que constituyen el velo del paladar son el periestafilino interno,
periestafilino externo, el glosoestafilino, faringoestafilino y músculo de la úvula. El
periestafilino interno eleva el velo del paladar, pero en la fisura, sus fibras están paralelas a
ésta, por lo que no cumple su función (Treserra, 1977; Monasterio, 2008; Cauvi & Leiva 2004).
El periestafilino externo tensa el paladar blando, sin embargo, en el caso de fisura no produce
el aplanamiento de la concavidad normal del velo (Montoya, 1997; Treserra, 1977). El
glosoestafilino eleva la porción posterior de la lengua y lleva el paladar blando hacia la base de
la lengua, este es el más atrofiado en la fisura, pues no forma un cuerpo carnoso compacto,
sino más bien un repliegue mucoso. El faringoestafilino eleva el velo, faringe y laringe; en el
caso de la fisura, al ser un músculo de la faringe, conserva su función, supliendo en parte la
acción velar. El músculo de la úvula está encargado de retraerla, pero en la fisura se altera,
porque se origina una hemiúvula. En el paladar normal, todos estos músculos, a excepción del
periestafilino externo, se entrecruzan en la línea media y forman una ancha cincha
(Tamashiro, 2009; Treserra, 1977; Habbaby, 2000); no obstante, en el caso de fisura velar “la
cincha muscular no se forma, por lo tanto, (…) los músculos no tiran y el velo no se alarga (…)”
(Tresserra, 1977:48).
4-. Dentición
En el desarrollo de la dentición, se pueden diferenciar diversas etapas, una de ellas es
la llamada dentición primaria o dentición infantil, la cual comienza a desarrollarse en la vida
intrauterina. Alrededor de los seis meses, surge la erupción dentaria que se completa entre
los dos a tres años aproximadamente (Bartuilli, Cabrera & Periñán, 2007). Al finalizar esta
etapa, el menor cuenta con un total de 20 piezas dentarias. En el niño con fisura, Fishman,
(1970) y Ranta, (1984) plantean que “cuando la cresta alveolar se ve afectada, se altera la
erupción de los dientes (…), sin embargo, se podría suponer que los diferentes tipos de fisuras
no ejercen la misma influencia en el orden de aparición de los dientes (…)” (cit. en Kobayashi&
cols., 2010:220).
Dentro de las alteraciones anatómicas que provoca la presencia de fisuras, están las
que afectan el aspecto dental y oclusal en las diferentes etapas de la dentición. Según lo que
señalan Wu, Chen, Lo, Cheng y Ching Ko (2011), la asociación entre las anomalías dentales y la
fisura puede ser causada por la proximidad anatómica existente entre ambas y el tipo de
hendidura. De acuerdo a lo que plantean Pérez y cols. (1995), “las anomalías dentarias en los
individuos fisurados pueden manifestarse en alteraciones (…) de número, de posición y de
tamaño, (…)” (cit. en Célis, 2006: 35).
En cuanto a las alteraciones de número, según lo señalado por Okan, Evirgen, Uslu y
Toygar (2010), las más frecuentes son la agenesia y la presencia de dientes supernumerarios.
En el caso de la agenesia, diversos estudios (Shapita et. al., 1999; Ribeiro et. al., 2003; Olin,
1964) concluyeron que los dientes más afectados “(…) son los incisivos laterales superiores
permanentes (…) del sitio de la fisura” (cit. en Macedo, & cols., 2010: 140). Mientras que los
supernumerarios “afectan principalmente a los caninos adyacentes a la fisura” (cit. en Célis,
2006:36), pues en la mayoría de los casos, aparecen en esta zona.
La oclusión normal o neutroclusión, ocurre cuando los dientes del maxilar sobrepasan
a los de la mandíbula y la cúspide mesiovestibular del primer molar superior está alineada con
el surco vestibular del primer molar inferior (Delgado & Sánchez, 2009). En los niños con
fisura, las anomalías a este nivel pueden ser causadas por un mal hábito oral, predisposición
genética y por secuela de la cirugía del paladar primario. Dentro de estas anomalías se
encuentra la mordida cruzada, la mordida abierta e invertida. La primera de ellas, según
Mclntee y cols. (1986) (…), “es la maloclusión más común asociada en los pacientes fisurados”
(cit. en Barraza & Lonza, 2000: 16). La que es causada por una comprensión del maxilar que
impide su crecimiento y puede presentarse, tanto en casos de fisuras unilaterales, como
bilaterales. En las fisuras labiopalatinas unilaterales, generalmente, la maloclusión se
encuentra en el lado de la fisura; mientras que, en las fisuras labiopalatinas bilaterales, la
compresión de ambos segmentos maxilares puede originar una mordida cruzada bilateral
(Cauvi & Leiva, 2004; Monasterio, 2008; Mata y cols., 2009). Mclntee y cols. (1986) plantean
que este tipo de maloclusión tiene serias repercusiones, “(…) en la asimetría de la función
masticatoria y en la disfunción de la articulación témporomandibular producida por el
desequilibrio (…) de fuerzas sobre la dentición” (cit. en Barraza & Lonza, 2000: 16).
La mordida abierta, según Pérez y cols., (1995), “es frecuente encontrarla a nivel de
incisivos, caninos y premolares del lado de la fisura” (cit. en Barraza & Lonza, 2000:16). Puede
provocarse por una reducción del hueso alveolar (Monasterio, 2008). Por otra parte, Pérez y
cols., (1995) plantean que la mordida invertida o maloclusión clases III, que afecta al niño con
fisura, “se explica porque a nivel anterosuperior hay una retrusión del maxilar superior
producto de la fisura” (cit. en Barraza & Lonza, 2000:16).