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Una niña pequeña, encantadora e inocente, devorada por un lobo es una imagen que se
graba en la mente de manera indeleble. El lobo engulle realmente a la abuela y a la niña.
Como ocurre con la mayoría de los cuentos de hadas.
De esta manera, la imaginación del que escucha la historia no puede actuar atribuyéndole
un significado personal. Aferrado a una interpretación racionalista del objetivo del cuento,
Perrault procura dejarlo todo muy claro. Por ejemplo, cuando la niña se desnuda y se mete
en la cama con el lobo y éste le dice que sus grandes brazos son para abrazarla mejor, la
imaginación no puede añadir nada más. Podemos pensar que Caperucita es tonta o bien
que quiere que la seduzcan porque, en respuesta a esta seducción tan evidente y directa,
no hace ningún movimiento para escapar ni para oponerse a ello. En cualquier caso, no es
un personaje con el que uno quiera identificarse. Con todos estos detalles, Caperucita Roja
pasa de ser una niña ingenua y atractiva a la que se convence de que no haga caso de las
advertencias de la madre y de que disfrute con lo que ella cree concientemente que son
juegos inocentes, a ser poco más que una mujer que ha perdido la honra.
Caperucita Roja está luchando con los problemas de la pubertad, pero no está preparada
psicológicamente. Intuye que algo va mal cuando ve a la abuela de manera extraña y hace
preguntas relacionadas con el sentido porque es asi como entiende en mundo el
adolescente. Parece que intenta comprender la diferencia entre los dos hombres: el
seductor (lobo) y el protector (cazador que representa el padre y el marido elegido).
El color rojo de la Caperucita simboliza la edad sexual de la protagonista, que debe guardar
su virginidad ante los seductores que quieren hacerle caer. Su peligro es la sexualidad por
lo cual aún no esta preparada emocionalmente.
El salir de la barriga del lobo simboliza el renacer, crecer emocionalmente por aprender de
los errores.
El niño comprende que las experiencias que nos perturban son las que nos hacen crecer.
Se aprende que los deseos pueden acarrear problemas y que hay que enfrentarse a ellos,
no esperar que te protejan, pues asi no se crecería como persona.