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T.S.X.GALICIA CON/AD SEC.

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A CORUÑA

SENTENCIA: 00379/2018

Ponente: Doña Dolores Rivera Frade

Recurso número: Derechos Fundamentales 50/2018 (y acumulado


D.F. 51/2018)

Recurrentes: Confederación Intersindical Galega, Sindicato


Nacional de Comisiones Obreras de Galicia

Demandada: Vicepresidencia e Consellería de Presidencia,


Administracións Públicas e Xustiza

Ministerio Fiscal

EN NOMBRE DE EL REY

La Sala de lo Contencioso-Administrativo –Sección


Primera- del Tribunal Superior de Justicia de Galicia, ha
dictado la:

S E N T E N C I A

Ilmo./Ilmas. Sr./Sras.:

Don Fernando Seoane Pesqueira, presidente.

Doña Blanca María Fernández Conde

Doña Dolores Rivera Frade


---------------------------------------------

En A Coruña, a 19 de septiembre de 2018.

El Procedimiento para la Protección de los Derechos


Fundamentales de la Persona que con el número 50/2018 (y
acumulado 51/2018) pende resolución de esta Sala ha sido
interpuesto por la Confederación Intersindical Galega,
representada por el procurador don Miguel Vilariño García y
dirigida por el letrado don Héctor López de Castro Ruíz y el
Sindicato Nacional de Comisiones Obreras de Galicia,
representada por el Procurador don Marcial Puga Gómez y
dirigida por la letrada doña Lidia de la Iglesia Aza, contra
el Decreto 26/2018, de 1 de marzo, por el que se dictan normas

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para garantizar los servicios esenciales durante la huelga
convocada para el día 8 de marzo de 2018 (DOG 07/03/2018),
siendo parte demandada Vicepresidencia e Consellería de
Presidencia, Administracións Públicas e Xustiza, representada
y dirigida por el Letrado de la Comunidad y habiendo
intervenido el Ministerio Fiscal.

Es Ponente la Ilma. Sra. Doña Dolores Rivera Frade.

ANTECEDENTES DE HECHO

PRIMERO.- Con fecha 7 de marzo de 2018 tuvieron


entrada en esta Sala sendos escritos de interposición de
recurso contencioso administrativo presentados por la
Confederación Intersindical Galega (D.F. 50/2018) y el
Sindicato Nacional de Comisiones Obreras de Galicia (D.F.
51/2018).

SEGUNDO.- Requerida la parte demandada a fin de


remitir los expedientes administrativos, en fecha 21 de marzo
de 2018 se dispuso seguir la tramitación de ambos recursos por
el procedimiento especial para la protección de los derechos
fundamentales de la persona.

TERCERO.- Mediante escritos presentados el 26 de


marzo (Sindicato Nacional de Comisiones Obreras de Galicia en
el D.F. 51/2018) y el 24 de abril de 2018 (Confederación
Intersindical Galega en el D.F. 50/2018) las actoras
formalizaron sendas demandas, en la cuales, tras enumerar los
hechos y fundamentos que consideraron de aplicación, acabaron
solicitando, en síntesis, que se dictase sentencia estimando
el recurso, y en consecuencia declare la nulidad del Decreto
impugnado. Asimismo, la Confederación Intersindical Galega
solicitó en su escrito, subsidiariamente, que se declare la
nulidad de los servicios mínimos establecidos para:
Presidencia de la Xunta de Galicia, CRTVG, registros, 112,
parque nacional de las Islas Atlánticas, transportes de
escolares y trabajadores, actividad docente y farmacéuticos
inspectores de salud pública.

CUARTO.- La representación procesal y defensa de la


Xunta de Galicia, tras exponer los hechos y fundamentos que
consideró aplicable, solicito el Tribunal el dictado de una
sentencia en la que se desestimasen las demandas, con
imposición de costas a los recurrentes. A juicio del
Ministerio Fiscal, en su escrito fechado el 28 de marzo, se
interesaba la desestimación de la demanda, sin perjuicio de la
posición definitiva que se adoptase en el escrito de
conclusiones, valorando la prueba que se practique.

QUINTO.- Por Auto de veinte de junio de 2018, previo


traslado a las partes, se acordó la acumulación de ambos
procedimientos.

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SEXTO.- Por Auto de 9 de julio de 2018 se recibió el
procedimiento a prueba, se admitió la practicada con el
resultado que obra en autos. Finalizado el periodo probatorio,
se dio traslado a las partes para la presentación de
conclusiones escritas. El Ministerio Fiscal, en escrito
evacuado el 6 de agosto, interesó se dictase sentencia en la
que se proceda a la estimación del recurso por aparecer
acreditada la lesión de los Derechos Fundamentales invocados.
Declarado concluso el debate escrito, quedaron las actuaciones
sobre la mesa para dictar sentencia por el turno que
corresponda. La cuantía del recurso es INDETERMINADA.

FUNDAMENTOS DE DERECHO

PRIMERO.- Objeto del recurso contencioso-


administrativo. Cauce procedimental especial:

Las organizaciones sindicales “Confederación


Intersindical Galega (CIG) y “Sindicato Nacional de Comisiones
Obreras en Galicia (CCOO)” impugnan, por la vía del
procedimiento especial para la protección de los derechos
fundamentales de la persona prevista en los artículos 114 y
siguientes de la Ley de la Jurisdicción contencioso-
administrativa, el Decreto 26/2018, de 1 de marzo de la
Consellería de la Presidencia, Administraciones Públicas y
Justicia, por el que se dictan normas para garantizar los
servicios esenciales durante la huelga convocada para el día 8
de marzo de 2018.

Dispone el artículo 121.2 de la LJCA, en sede de


regulación del procedimiento especial para la protección de
los derechos fundamentales, que la sentencia estimará el
recurso cuando la disposición, la actuación o el acto incurran
en cualquier infracción del ordenamiento jurídico, incluso la
desviación de poder, y como consecuencia de la misma vulneren
un derecho de los susceptibles de amparo.
En este caso las organizaciones sindicales
recurrentes han escogido el trámite del procedimiento especial
de protección de derechos fundamentales de la persona,
previsto en el Capítulo I del Título V de la LJCA por entender
que la disposición impugnada, y en cuanto afecta a los
servicios mínimos establecidos en ella, vulnera el derecho
fundamental a la huelga reconocido en el artículo 28.2 de la
CE.

La huelga para la cual se establecieron los servicios


mínimos a que se refiere esta litis, fue convocada para el día
8 de marzo de 2018 por varias organizaciones sindicales, y
entre ellas las aquí recurrentes, con diversos tramos
horarios. La huelga afectaría a todas las actividades y
centros de trabajo, tanto empresas privadas como del sector
público, con vínculo funcionarial, estatutario o laboral, en
el ámbito territorial de la Comunidad Autónoma de Galicia, o

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en la Administración exterior, y se desarrollaría desde las
00:00 horas del 8 de marzo, hasta las 24:00 del mismo día.

No obstante, en aquellas empresas, administraciones y


organismos que tuviesen varios turnos de trabajo, el comienzo
de la huelga se efectuaría en el primer turno, aunque empezase
antes de las 00:00 horas del día 8 de marzo, y su finalización
tendría lugar una vez finalizado el último turno, aunque se
prolongase después de las 24:00 horas del día 8 de marzo.
Asimismo, en aquellas empresas, administraciones y organismos
que tuviesen un único turno de trabajo pero que comenzase
antes de las 00:00 horas del día 8 de marzo, el paro se
iniciaría a la hora de comienzo de la actividad laboral y
finalizaría el día 8 de marzo en la hora en que concluyese
esta.

SEGUNDO.- Concretos motivos de impugnación:

Las recurrentes en sus respectivos escritos de


demanda, después de manifestar su rechazo con el proceder
cronológico de la Administración a la hora de publicar el
Decreto de fijación de los servicios mínimos al hacerlo el día
anterior a la jornada de huelga, alegan que se ha vulnerado lo
establecido en el artículo 28 de la Constitución, el cual
reconoce el derecho a la huelga de los trabajadores para la
defensa de sus intereses, pues la resolución recurrida carece,
a su juicio, de la motivación necesaria para completar los
servicios mínimos decretados, además de carecer de la
necesaria proporcionalidad que tiene que existir para la
restricción del citado derecho fundamental, considerando los
servicios mínimos fijados claramente abusivos y atentatorios
de aquel principio constitucional.

Y centran el debate de la litis en la falta de


motivación y de proporcionalidad en la fijación de servicios
mínimos en determinados ámbitos o sectores de la actividad
administrativa: Presidencia de la Xunta de Galicia, CRTVG,
Personal de registros, servicio de Emergencias 112, en el
ámbito de conservación da natureza, en el del uso especial de
transporte de escolares y de trabajadores, en el ámbito de la
Consellería de Cultura, Educación e Ordenación universitaria,
y en el de la prestación de servicios de inspección
farmacéutica de saúde pública.

En relación con las vulneraciones alegadas, los


recurrentes sostienen que los servicios mínimos exceden de la
habilitación del artículo 10 del Real Decreto-Ley 17/1977, de
4 de marzo, dando una apariencia de normalidad en la
prestación de los servicios afectados, lesionando gravemente
el derecho de huelga; que la ausencia de justificación de la
consideración de los servicios como esenciales constituye por
sí misma causa suficiente de nulidad que viene refrendada en
este caso por una ausencia de negociación sobre los citados
servicios mínimos, que fueron impuestos de manera unilateral
por la demandada, y además son contrarios al criterio

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reiterado por la doctrina judicial, entre otros por el Auto
del TSJG Galicia 19 de junio de 2002.

Y por último, consideran que la fijación de servicios


mínimos no ha tenido en cuenta la diferente representatividad
de las organizaciones sindicales que convocaron el paro, pues
la huelga fue considerada de 24 horas en todos los casos,
cuando los sindicatos más representativos del sector tan solo
han convocado paros parciales en tramos horarios concretos.

TERCERO.- Sobre la negociación de los servicios


mínimos, la actuación cronológica de la Administración, y la
representatividad de las organizaciones sindicales
convocantes:

No se puede hablar de falta de negociación de los


servicios mínimos con las organizaciones sindicales
convocantes, cuando del expediente administrativo, y de los
propios datos facilitados por las demandantes en sus escritos
de demanda, resulta que el día 26 de febrero de 2018 la
Administración convocó a todos sindicatos convocantes de la
huelga, para negociarlos, convocando a los Comités de huelga a
la reunión que se realizaría dos días después, el 28 de
febrero, a las 9:00 horas. Y si bien esta convocatoria no se
vio acompañada de la remisión de la propuesta de los servicios
mínimos, la propuesta fue enviada al día siguiente, a las 14
horas.

El retraso con el que las organizaciones sindicales


recibieron la propuesta de servicios mínimos no impidió su
conocimiento y examen con suficiente antelación a la reunión
para la que fueron convocadas, sino que incluso el mismo día
27 de febrero, como también se reconoce en los escritos de
demanda, tuvo lugar una reunión entre el Comité de huelga y
representantes de la CRTVG, en la cual se debatió, en lo que
afectaba a este centro de trabajo, la propuesta de los
servicios mínimos recibida.
En el escrito de demanda se dice que el Comité de
huelga no fue requerido a los efectos de negociación, sino
únicamente a los efectos de notificación. Ello se contradice
con lo manifestado seguidamente, reconociendo las actoras que
la Administración fijó los servicios mínimos “tras oír las
alegaciones efectuadas por el Comité de Huelga”.

Pero es que además en esta concreta materia (fijación


de servicios mínimos), no existe una obligación de negociar,
como ha tenido ocasión de señalar el Tribunal Supremo en la
sentencia de 15 de septiembre de 1995 (Recurso 524/91), según
la cual:

“la previa negociación no está excluida, e incluso puede ser


deseable, pero no es un requisito indispensable para la validez de la
decisión administrativa desde el plano constitucional".

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Así lo recordó esta Sala en su sentencia de 24 de
marzo de 2011 (Recurso 11/2010), añadiendo que:

“incluso respecto de materias legalmente sometidas a


negociación colectiva en el ámbito de la función pública, una cosa es el
"deber" de negociar y otra bien distinta es la "posibilidad" de alcanzar
acuerdos, fruto de la negociación como distinto es el mandato de negociar
del deber de convenir”.

Y es que, en efecto, en sede de negociación


colectiva no se puede equiparar negociar con la obligación de
tener en cuenta las alegaciones formuladas por la
representación de los trabajadores, y ni siquiera con llegar a
un acuerdo, siendo trasladable a este caso la doctrina sentada
por los Tribunales en interpretación del artículo 33 del EBEP.

De esta manera el Tribunal Supremo en la sentencia de


25 de marzo de 2009 ha matizado la obligación de la
negociación colectiva en el sentido de que:

“Negociación colectiva y suscripción de acuerdos no se


encuentran ineludiblemente vinculados de forma necesaria, de modo que en
toda reunión del órgano negociador, deba alcanzarse un convenio, sino que
en estas sesiones debe permitirse por parte de la Administración que los
restantes miembros de la Mesa conozcan las propuestas y sus informaciones
anexas, así como se permita el diálogo sobre las materias incluidas en el
orden del día (…)”.

Tampoco se comparte con las recurrentes las


alegaciones que hacen respecto de la obligación de tener en
cuenta, a la hora de fijar los servicios mínimos, la diferente
representatividad de las organizaciones sindicales convocantes
de la huelga.

Ningún resultado patológico que se traduzca en un


incumplimiento normativo, se produce por el hecho de que la
huelga fuera considerada por la Administración como una huelga
de 24 horas pese a que no fuese convocada de esta manera por
los sindicatos más representativos del sector, sino por
sindicatos con escasa representación en el ámbito gallego.

La consideración de la huelga como de 24 horas a la


hora de determinar los servicio mínimos no ha vulnerado la
libertad sindical de aquellos sindicatos más representativos
del sector que decidieron convocarla por tramos horarios
concretos, pues lo cierto es que la Administración al
determinar los servicios mínimos, y por tanto al acordar las
medidas necesarias para asegurar su funcionamiento, tal como
señala el artículo 10 del Real Decreto Ley 17/1977, de 4 de
marzo, sobre relaciones de trabajo, debe atender a una única
realidad, que es una convocatoria de huelga que en su conjunto
afecta a toda la jornada.

Sobre este extremo ya se pronunció el Auto dictado en


la pieza separada de medida cautelarísima, de 7 de marzo

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pasado, el que, saliendo al paso de la misma alegación que se
hacía en la solicitud de medida cautelar, se dice que el
Decreto 26/2018, como disposición general que es,

“no puede diferenciar los servicios mínimos en función de que


unos sindicatos hayan convocado paros especiales y otros huelga de 24 horas
para el mismo día, pues basta que uno la haya convocado para todo el día
para que esté justificada que la fijación de los servicios mínimos, pues la
llamada para toda la jornada presenta factible que todos afectados la sigan
y obliguen a la fijación por la Administración. Otra conclusión entrañaría
la presunción de que por el hecho de que los sindicatos mayoritarios llamen
a paros parciales la mayor parte de los interesados la seguirán de este
modo, para cuya presunción o discusión no existe base”.

Sin embargo esta Sala sí comparte con las


organizaciones sindicales recurrentes, y con el Ministerio
Fiscal, el rechazo al comportamiento de la Administración, con
abuso de su posición como autoridad gubernativa, publicando el
Decreto de fijación de los servicios mínimos el día anterior a
la jornada de huelga, haciéndolo siete días después de que
tuviese lugar la audiencia con los Comités de huelga (28 de
febrero), y seis desde que el Decreto fue aprobado por el
Consello del Xunta de Galicia (1 de marzo).

Con este proceder, si bien no se ha privado a las


organizaciones sindicales de la posibilidad de impugnar el
Decreto de los servicios mínimos, sí se les ha limitado a la
hora de articular dicha impugnación, en la medida en que se
les ha restringido injustificadamente el plazo para poder
hacerlo, y al mismo tiempo las ha sometido, también
injustificadamente, a una presión temporal a la hora de
articular la solicitud de medida cautelar. Esa limitación se
trasladó incluso a este tribunal, que al tener que resolverla
con tal premura impidió un examen en profundidad de todos y
cada uno de los servicios y ámbitos del actividad
administrativa respecto de los cuales las organizaciones
sindicales recurrentes alegaron la vulneración del derecho
fundamental a la huelga, y como criterio de la tutela cautelar
aplicable, el fumus boni iuris; limitación que sin embargo no
ha podido favorecer a las solicitantes de la medida teniendo
en cuenta la paralización de los servicios a que afectaría la
suspensión del Decreto de servicios mínimos de la huelga que
se celebraría al día siguiente.

Y aunque, como indica el Ministerio Fiscal en su


escrito de contestación a la demanda, este proceder no puede
tener consecuencias sobre la estimación del recurso puesto que
la normativa vigente no dispone un plazo mínimo para que se
publique el Decreto de fijación de los servicios mínimos,
diremos que, en efecto, el Real Decreto-Ley 17/1977, de 4 de
marzo, regula la antelación con la que se debe de comunicar la
huelga y la antelación con la que se debe de comunicar el
preaviso del comienzo de huelga al empresario y a la autoridad
laboral. Pero no el plazo ni la antelación con la que la
Administración debe elaborar y publicar la disposición general

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de fijación de los servicios mínimos. Ahora bien, con su
publicación el día anterior a la jornada de huelga, cuando la
Administración disponía de casi una semana desde que elaboró
el Decreto, mal se pueden entender cumplidos los principios
básicos y generales que deben de presidir su actuación. Estos
principios se recogen no solo en el artículo 3 de la Ley
40/2015, de 1 de octubre, de Régimen Jurídico del Sector
Público, sino también en el artículo 103 de la CE al
establecer que “Las Administraciones Públicas sirven con objetividad los
intereses generales y actúan de acuerdo con los principios de eficacia,
jerarquía, descentralización, desconcentración y coordinación, con
sometimiento pleno a la Constitución, a la Ley y al Derecho”. Destacando
igualmente, entre los principios que se recogen en artículo 3
de la Ley 40/2015, el de Buena fe, omitido por la
Administración en su actuación cronológica al publicar el
Decreto impugnado.

CUARTO.- Doctrina sobre la fijación de servicios


mínimos para garantizar la prestación de servicios esenciales
durante el ejercicio del derecho de huelga:

Como punto de partida diremos que ya el Tribunal


Constitucional en su sentencia número 27/1989, de 3 de febrero
de 1989, indicaba que el análisis de cuestiones como las
planteadas en este procedimiento, debe partir de la doctrina
desarrollada por dicho Tribunal acerca del derecho de huelga
y, en particular, de las limitaciones que pueden imponerse al
mismo y de los requisitos que han de guardar las normas y
medidas sobre servicios mínimos, doctrina que se inicia en la
STC 11/1981, y desarrollan, entre otras, las SSTC 51/1986 y
53/1986.

De esta última sentencia, en la que se condensan


buena parte de los criterios mantenidos en anteriores
resoluciones, conviene destacar ahora que el derecho de huelga
puede experimentar limitaciones o restricciones en su
ejercicio derivadas de su conexión con otros derechos o bienes
constitucionalmente protegidos, aunque nunca podrán rebasar su
contenido esencial, hacerlo impracticable, obstruirlo más allá
de lo razonable o despojarlo de la necesaria protección.

Una de esas limitaciones, expresamente prevista en la


Constitución, procede de la necesidad de garantizar los
servicios esenciales de la Comunidad, entendidos como
servicios que atienden la garantía o ejercicio de los derechos
fundamentales, las libertades públicas y los bienes
constitucionalmente protegidos.

De otro lado, la consideración de un servicio como


esencial no puede suponer la supresión del derecho de huelga
de los trabajadores que hubieran de prestarlo, sino la
necesidad de disponer las medidas precisas para su
mantenimiento o, dicho de otra forma, para asegurar la
prestación de los trabajos que sean necesarios para la
cobertura mínima de los derechos, libertades o bienes que

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satisface dicho servicio, sin que ello exija alcanzar el nivel
de rendimiento habitual ni asegurar su funcionamiento normal.

La clase y número de trabajos que hayan de realizarse


para cubrir esa exigencia y, en definitiva, el tipo de
garantías que hayan de disponerse con ese fin, no pueden ser
determinados de manera apriorística, sino tras una ponderación
y valoración de los bienes o derechos afectados, del ámbito
personal, funcional o territorial de la huelga, de la duración
y demás características de esa medida de presión y, en fin, de
las restantes circunstancias que concurran en su ejercicio y
que puedan ser de relevancia para alcanzar el equilibrio más
ponderado entre el derecho de huelga y aquellos otros bienes
(comunidad afectada, existencia o no de servicios
alternativos, etc.), sin olvidar la oferta de preservación o
mantenimiento de servicios que realicen los sujetos
convocantes o trabajadores afectados (STC 26/1981 de 17
julio).

Por su parte, la doctrina del Tribunal Supremo sobre


el significado general de la "causalización" o motivación de
los servicios mínimos (expresada, entre otras, en las
sentencias de 11 de mayo de 2006, Recurso de Casación
2430/2003 y 19 de diciembre de 2007, Recurso de casación
7759/2004), viene declarando que se cubrirá satisfactoriamente
el canon constitucionalmente exigible para la validez de
dichos servicios mínimos cuando se cumpla con esta doble
exigencia (sentencia del Tribunal Supremo de 3 de noviembre de
2010, recurso número 2610/2009):

En primer lugar, que sean identificados los intereses


afectados por la huelga (el inherente al derecho de los
huelguistas y el -o los- que puedan ostentar los afectados por
el paro laboral).

Y en segundo lugar, que se precisen también los


factores de hecho y los criterios que han sido utilizados para
llegar al concreto resultado plasmado en los servicios mínimos
que hayan sido fijados; esto es, cuáles son los hechos y los
estudios concretos que se han tenido en cuenta para determinar
las actividades empresariales que deben continuar durante la
situación de huelga y el preciso número de trabajadores que
dichas actividades requieren para que queden garantizados esos
otros intereses o derechos, tan relevantes como el derecho de
huelga, cuya atención pretende garantizarse a través de los
servicios mínimos.

La primera de esas exigencias impone señalar los


intereses de los afectados por la huelga que, por encarnar un
derecho fundamental o un interés de urgente atención
constitucionalmente tutelado, o por estar así dispuesto en una
norma, merecen ser considerados servicios esenciales.

La segunda exigencia, relativa a la ponderación de


los intereses en conflicto, se traduce en la debida

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observancia en dicho juicio del principio de proporcionalidad.
Y esta Sala y Sección ha declarado (sentencia de 8 de octubre
de 2004 -Recurso de casación 5908/2000 -, entre otras) que,
con arreglo al criterio inherente a dicho principio, la
validez de los servicios mínimos depende en último término de
lo siguiente: que el contraste entre, de un lado, el
sacrificio que para el derecho de huelga significan tales
servicios mínimos y, de otro, los bienes o derechos que estos
últimos intentan proteger, arroje como resultado que aquel
sacrificio sea algo inexcusable o necesario para la protección
de esos otros bienes o derechos, o de menor gravedad que el
quebranto que se produciría de no llevarse a cabo los
servicios mínimos.

Las sentencias del Tribunal Supremo de 15 de enero de


2007 (casación 7145/02) y 26 de marzo de 2007 (casación
1619/2007) han perfilado el alcance de estas exigencias de la
motivación señalando lo siguiente:

"(...) no basta para satisfacer las exigencias constitucionales


con manifestar ante quienes convocan una huelga qué servicios considera la
Administración que han de ser garantizados y el personal llamado a
prestarlos. La concreción que exige la jurisprudencia significa que han de
exponerse los criterios en virtud de los cuales se ha llegado a identificar
tales servicios como esenciales y a determinar quiénes han de asegurarlos a
la luz de las circunstancias singulares de la convocatoria de que se trate.
Son, precisamente, esos los datos relevantes para examinar si se ha
observado la necesaria proporción entre el sacrificio que comportan para el
derecho de los trabajadores y los bienes o intereses que han de
salvaguardar (...)".

Resulta relevante la sentencia del Tribunal


Constitucional 183/2006, de 19 de junio. En ella, y por lo que
se refiere al requisito de motivación, se dice cuál es su
significado, cuál ha de ser su contenido y cuándo debe ser
exteriorizada la justificación en que consista dicha
motivación, señalando a este respecto que el deber de motivar
el acto existe desde el momento que este se adopta.

En particular precisa,

"e) Finalmente, por lo que se refiere a la fundamentación de la


decisión que impone el mantenimiento de servicios esenciales para la
comunidad, este Tribunal ha declarado reiteradamente que el acto por el
cual se determina dicho mantenimiento ha de estar adecuadamente motivado y
que, cuando se produce una restricción de derechos fundamentales
constitucionalmente garantizados, la autoridad que realiza el acto debe
estar en todo momento en condiciones de ofrecer la justificación. Siendo
una decisión que comporta tan graves consecuencias es preciso, no sólo que
exista una especial justificación, sino que tal justificación se
exteriorice adecuadamente con objeto de que los destinatarios conozcan las
razones por las cuales su derecho se sacrificó y los intereses a los que se
sacrificó y de que, en su caso, puedan defenderse ante los órganos
judiciales. Pesa, pues, sobre la autoridad gubernativa el deber de explicar
las razones que, a su juicio, legitiman en una concreta situación de huelga

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la decisión de mantener el funcionamiento de un servicio esencial para la
comunidad, correspondiéndole asimismo probar que los actos de restricción
del derecho fundamental tienen plena justificación, sin que sean aquí de
aplicación las reglas generales sobre distribución de la carga de la prueba
(SSTC 26/1981, de 17 de julio; 51/1986, de 24 de abril; 53/1986, de 5 de
mayo; 43/1990, de 15 de marzo; 122/1990, de 2 de julio; 8/1992, de 16 de
enero).

Ello significa que en la motivación aportada por la


autoridad gubernativa han de incluirse los factores o
criterios cuya ponderación han conducido a determinar las
prestaciones mínimas establecidas, sin que sean suficientes
«indicaciones genéricas, aplicables a cualquier conflicto», de
las que no es posible deducir cuáles son los elementos
valorados por aquella autoridad para «tomar la decisión
restrictiva en la forma y con el alcance con que lo ha hecho».

En definitiva, han de hacerse explícitos, siquiera


sea sucintamente «los criterios seguidos para fijar el nivel de tales
servicios, de forma que por los Tribunales, en su caso, y en su momento, se
pueda fiscalizar la adecuación de las medidas adoptadas» (SSTC 26/1981, de
17 de julio); 51/1986, de 24 de abril; 53/1986, de 5 de mayo; 27/1989, de 3
de febrero; 43/1990, de 15 de marzo; 8/1992, de 16 de enero).

Si es lícito distinguir entre la motivación expresa


del acto -«que puede responder a criterios de concisión y claridad
propios de la actuación administrativa»- y las razones que en un
proceso posterior se pueden alegar para justificar la decisión
tomada, ello no implica que la justificación ex post libere
del deber de motivar el acto desde el momento mismo en que
éste se adopta, pues la falta de motivación impide
precisamente la justa valoración y control material o de fondo
de la medida. La decisión de la autoridad gubernativa ha de
exteriorizar los motivos que le llevan a apreciar la
esencialidad del servicio, las características de la huelga
convocada, los intereses que pueden quedar afectados y los
trabajos que no pueden sufrir interrupción o cuya prestación
debe mantenerse en algún grado, siendo insuficientes a este
propósito las indicaciones genéricas que pueden predicarse de
cualquier conflicto o de cualquier actividad, y de las cuales
no quepa inferir criterio para enjuiciar la ordenación y
proporcionalidad de la restricción que al ejercicio del
derecho de huelga se impone (SSTC 51/1986, de 24 de abril;
53/1986, de 5 de mayo; 27/1989, de 3 de febrero; 43/1990, de
15 de marzo; 8/1992, de 16 de enero."

Y por último, diremos que la Sentencia del Tribunal


Supremo de 18 de abril de 2012 (casación 4476/11), y la que en
ella se cita, de 21 de junio de 2011 (casación 6420/09) -
objeto de viota a su vez en la posterior de 9 de julio de 2012
(casación 5109/2011), recuerdan la doctrina de ese Tribunal en
relación a la necesaria motivación que debe acompañar a las
resoluciones gubernativas que fijan los servicios mínimos
aplicables a una convocatoria de huelga, en los siguientes
términos:

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«En relación con lo anterior, esta Sala, en sentencia de 19 de
febrero de 2007 (recurso de casación nº 2739/2004), sostiene que "(...)
Conviene recordar, a propósito de la motivación de la que venimos hablando,
que el Tribunal Constitucional la exige como un requisito esencial para la
validez de las resoluciones gubernativas que los señalan y que la entiende
como la exposición, aunque sea sucinta, de las concretas razones por las
que se imponen unos precisos servicios mínimos en las particulares
circunstancias que concurren en la singular huelga a la que se refieran. La
limitación al derecho fundamental que comporta el aseguramiento de dichos
servicios es lo que atribuye tal importancia a la motivación, que no tiene
como objeto solamente que los trabajadores afectados conozcan el por qué de
los mismos. Poseen, además, una especial trascendencia a la hora del
control judicial de la decisión que los establece porque solamente a través
de su examen podrán los Tribunales contrastar su idoneidad y
proporcionalidad en relación con el sacrificio que comportan para el
derecho fundamental reconocido en el artículo 28.2 de la Constitución.

De esta manera, aquellas resoluciones que fijen los servicios


mínimos y carezcan de motivación u ofrezcan una de carácter genérico,
válida para cualquier convocatoria de huelga o, en general, las que no
consideren las circunstancias específicas de aquélla a la que se refieren
habrán de ser consideradas nulas por desconocer las exigencias que en este
punto derivan de la protección constitucional del derecho a la huelga, tal
como las han perfilado el Tribunal Constitucional [últimamente, en las
Sentencias 183, 184, 191 y 193/2006, que citan las anteriores] y este
Tribunal Supremo [entre otras muchas y por citar las más recientes, en las
Sentencias de 16 y 23 de mayo de 2005 (casación 6940/2001 y 1242/2002 ,
respectivamente), 31 de enero de 2005 (casación 4613/2000), 17 de diciembre
de 2004 (casación 1612/2002), 10 de mayo de 2004 (casación 8534/1999)]"»".

QUINTO.- Deber de motivación del Decreto 26/2018:

En el presente caso los servicios mínimos


indispensables para el funcionamiento de los servicios
esenciales que tenía que fijar la Administración autonómica
con el objeto de conciliar el ejercicio del derecho
constitucional de huelga y el mantenimiento de los servicios
esenciales, se concretaron en el Decreto objeto de recurso.

En la exposición de motivos se dice que los servicios


mínimos se establecen respecto de los sectores y actividades
cuya regulación es competencia de alguna de las Consellerías
de la Xunta de Galicia y que pueden afectar al desarrollo
ordinario de la actividad ciudadana, en el sentido del
artículo 2 del Decreto 155/1988, de 9 de junio, es decir,
sanidad, seguridad, protección civil, transportes y
comunicaciones, medios de comunicación social, registros
públicos, edificios, bienes e instalaciones públicas,
asistencia social y educación, servicios de vigilancia y
extinción de incendios y bomberos.

También es en la exposición de motivos del Decreto


26/2018, donde se identifican los intereses afectados por la
huelga. Y se precisan los factores de hecho y los criterios

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que han sido utilizados para llegar al concreto resultado
plasmado en los servicios mínimos fijados.

En cuanto a los criterios determinantes para su


fijación se dice que se han tenido en cuenta los distintos
pronunciamientos de este Tribunal en relación con los
servicios esenciales fijados en las jornadas de las anteriores
huelgas, como las de 8 de junio de 2010, de 29 de septiembre
de 2010, de 27 de enero de 2011, de 29 de marzo de 2012 y de
14 de noviembre de 2012.

Añade que los servicios mínimos que es necesario


fijar para el período de huelga convocado no podrían exceder
en cada centro, departamento u oficina, del número de personas
que normalmente permanecen en ellos con ocasión de un domingo
o día festivo, salvo que se trate de órganos que tales días
permanecen cerrados, caso en que se tendrá que atender a los
turnos establecidos para los sábados.

Respecto de este criterio, la exposición de motivos


del Decreto dice igualmente, que podía ser incorporado y
tenido en cuenta en ámbitos concretos de actividad, tal como
se particularizan y justifican en esa norma reguladora;
teniendo en cuenta, igualmente, el hecho de que la huelga se
desarrollaría únicamente durante un período de un día, con las
matizaciones correspondientes a los turnos de trabajo que
comienzan antes de las 00.00 horas y finalizan después de las
24.00 horas.

Pero a la luz de la doctrina jurisprudencial expuesta


en el precedente razonamiento jurídico, la identificación de
los intereses afectados por la huelga, y la indicación de los
criterios empleados para la determinación de los servicios
mínimos, no es suficiente.

La doctrina jurisprudencial también exige que la


Administración pondere los intereses en conflicto, lo que se
traduce en la debida observancia del principio de
proporcionalidad, de manera que el contraste entre el
sacrificio que para el derecho de huelga significan tales
servicios mínimos y los bienes o derechos que estos últimos
intentan proteger, arroje como resultado que aquel sacrificio
sea algo inexcusable o necesario para la protección de esos
otros bienes o derechos, o de menor gravedad que el quebranto
que se produciría de no llevarse a cabo los servicios mínimos.

El Tribunal Constitucional en su sentencia número


26/1981, de 17 de julio, F.J. 10 in fine, proclamó la doctrina
de que:

"la conclusión a la que las premisas anteriores nos tiene que


llevar [era la de la necesidad de fijación de servicios mínimos en los
servicios esenciales] es que los servicios esenciales no quedan lesionados
o puestos en peligro por cualquier situación de huelga (...) sino que será
necesario examinar en cada caso la extensión territorial que la huelga

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alcanza, la extensión personal y la duración. No es obviamente lo mismo una
huelga de unas horas, una huelga indefinida; una huelga que afecta a
algunas líneas y otra que se extienda a la totalidad de la Red; una huelga
de algunos miembros del personal y otra que sea general".

Dicha doctrina se reitera en la sentencia del mismo


Tribunal 8/1992, de 16 de enero, F.J. 2.a), cuando, al
concretar lo que sean servicios esenciales, por referencia a
los que tienen por objeto la satisfacción de los derechos
fundamentales, las libertades públicas y los bienes
constitucionalmente protegidos, añade que esa esencialidad
"solo lo será en aquellos casos en que la satisfacción de los mencionados
intereses afectados exija el mantenimiento del servicio, y en la medida y
con la intensidad en que efectivamente lo exija, puesto que los servicios
esenciales no son dañados o puestos en peligro por cualquier situación de
huelga, siendo necesario examinar en cada caso las circunstancias
concurrentes en la misma (SS.T.C. 26/81, fundamento jurídico 10; 51/1986,
fundamento jurídico 2º)."

Veamos a continuación si se ha respetado el deber de


motivación y el principio de proporcionalidad al fijar los
servicios mínimos en cada uno de los sectores o ámbitos que se
relacionan en el escrito de demanda.

SEXTO.- Servicios mínimos fijados en relación con la


Presidencia de la Xunta de Galicia. Vulneración del deber de
motivación y del principio de proporcionalidad:

En las demandas se alega que la labor de la


Presidencia de la Xunta de Galicia se desarrolla todos los
días del año, y que los domingos y festivos cuenta con un
secretario, un conductor y un portero mayor en régimen de
disponibilidad horaria. A pesar de esta justificación se fijó
como servicios mínimos un secretario, un portero mayor y un
conductor, aumentándose por tanto, dado que en un domingo o
festivo el portero solo trabaja en régimen de disponibilidad,
y no las 24 horas.
Como ya hemos visto anteriormente, uno de los
criterios determinantes para la fijación de los servicios
mínimos fueron los distintos pronunciamientos de este Tribunal
en relación con los servicios esenciales fijados en las
jornadas de anteriores huelgas. Entre estos pronunciamientos
está el Auto de 19 de junio de 2002, en el que se entendió que
los servicios mínimos a fijar no podrían exceder en cada
centro, departamento u oficina, el número de personas que
normalmente permanecen en ellos con ocasión de un domingo o
día festivo, salvo que se trate de órganos que tales días
permanecen cerrados en cuyo caso habrá que atender a los
turnos establecidos para los sábados, con la matización
particular de la Dirección Xeral de Avaliación e Reforma
Administrativa y el registro del Instituto Galego de Consumo.

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La aplicación indiscriminada de este criterio ha sido
rechazada por esta Sala en la sentencia de 24 de marzo de 2011
(Recurso 11/2010), pronunciándose en el sentido de que:

“El criterio de esta Sala y Sección utilizado en aquel Auto de


19 de junio de 2002), se fijó para un supuesto concreto, y por tanto
determinado por un conjunto de circunstancias concurrentes particulares (…)
y siendo así que el preámbulo del Decreto impugnado incorpora como
particular motivación de proporcionalidad la ratio que la Sala entendió
adecuada en aquel Auto, sin matizaciones, explicaciones adicionales o
adaptaciones al caso concreto determinadas por los factores que debió
ponderar y que no constan explicitados.

La generalización de aquella ratio, incorporándola como


criterio abstracto de proporcionalidad en la fijación de los servicios
mínimos de modo que cualquiera que sean las circunstancias que singularizan
el paro convocado con su acatamiento se deben dar por correctamente
cumplidos los requisitos de motivación (tanto de esencialidad del servicio
como del carácter no abusivo de los efectivos designados para realizar los
servicios mínimos), no solo pugna con la doctrina constitucional y
jurisprudencia que hemos dejado consignada (que impone tener en cuenta la
casuística en la ponderación de los intereses concurrentes), sino que
pervierte el pronunciamiento que esta Sala hizo en el citado Auto de 19 de
junio de 2002 pues, en ningún caso, se quiso establecer una pauta o regla
general, lo que es evidente, no solo porque en ningún momento se hace un
pronunciamiento de tal naturaleza en el mismo sino porque el citado Auto de
19 de junio de 2002 se dictó en la pieza de medidas cautelares incoada con
ocasión de la interposición de recurso contencioso-administrativo, por la
vía del cauce especial de los derechos fundamentales de la persona del
artículo 114 de la Ley 29/1998, de 13 de julio, contra la Orden de la
Consellería de la Presidencia y Administraciones Públicas de 17 de junio de
2002 de fijación de servicios mínimos para la huelga general de un día
convocada para la jornada del 20 de junio de 2002 y con la particularidad
de que los sindicatos recurrentes entonces instaron medida cautelarísima de
suspensión de su vigencia y efectividad al amparo del artículo 135 del
citado texto legal que impone un pronunciamiento de especial urgencia e
inaudita parte. Por tanto, este conjunto de datos (incidente cautelar de
cognición limitada y pretensión cautelarísima) ya impiden que la ratio
adoptada por la Sala con ocasión de aquella jornada de huelga general,
revele la intención de este órgano jurisdiccional de establecer un criterio
unificado sobre el quantum en la fijación de los servicios mínimos que de
ser observado siempre y en todo caso, convalida y sanciona los requisitos
de motivación y proporcionalidad en el sacrificio del derecho a la huelga.

De hecho, el fundamento jurídico Tercero es revelador de lo


expuesto al poner en función el criterio que establece con las
circunstancias suscitadas cuando utiliza la expresión “En esta tesitura…”
para justificar, a continuación, que aquella ratio se establece para no
dejar sin garantizar los intereses generales concernidos por el paro
convocado respecto de servicios esenciales que involucren derechos
fundamentales, libertades públicas y bienes constitucionalmente protegidos
(pues también se hace una referencia a lo considerado por la Administración
Pública como servicio esencial), expresándose en los siguientes términos
“Sin embargo, teniendo en cuenta que la suspensión pueda producir la
inadmisible consecuencia de provocar una huelga salvaje con paralización

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total y absoluta de todos los servicios incluidos los más esenciales de la
comunidad…”, se llega a la conclusión que el adoptado era el criterio
adecuado pero, desde luego, no el único sean cuales sean las
características de la concreta huelga convocada. Por tanto, se trata de un
criterio preventivo que no exime a la Administración de tener en cuenta los
factores concurrentes y de ponderarlos, en el supuesto concreto, en aras a
causalizar y justificar, en función de la casuística, el carácter no
abusivo de los servicios mínimos que se establezcan”.

Este pronunciamiento fue confirmado por el Tribunal


Supremo en la sentencia de 9 de julio de 2012 (Recurso número
3151/2011), según la cual:

“en relación con la alegación de que los concretos servicios


mínimos no son sino la traslación de la doctrina que, en relación con su
fijación, se contenía en un auto de la Sala de instancia del año 2002,
debemos subrayar que la sentencia recurrida explica y detalla el porqué los
razonamientos y la solución a la que se llegó en aquel auto no resultaban
de general aplicación ni podían ser empleados como criterio abstracto de
proporcionalidad en la fijación de los servicios mínimos, tal y como
pretendía la Administración autonómica, con independencia de cuáles fueran
las circunstancias concretas de la huelga convocada y de los servicios
esenciales afectados por ésta, razonamientos estos que resultan plenamente
acertados y que, en absoluto, han quedado desvirtuados en la presente
casación”.

Asimismo en la sentencia de 5 de diciembre de 2012


(recurso: 10/2011), se dice que:

“En suma el citado Auto de 19 de Junio de 2002 no puede servir


de amparo mecánico y rituario para cubrir todos los supuestos de servicios
mínimos, sin que este ámbito se rige por el principio de singularización,
tanto de las circunstancias de la huelga como de los concretos servicios
mínimos a garantizar”.

Ahora bien, en el presente caso, el Decreto


26/2018 singulariza la aplicación del criterio del que estamos
tratando, al decir que:

“Los servicios mínimos que es necesario fijar para el período


de huelga convocado no podrán exceder en cada centro, departamento u
oficina, del número de personas que normalmente permanecen en ellos con
ocasión de un domingo o día festivo, salvo que se trate de órganos que
tales días permanecen cerrados, caso en que se tendrá que atender a los
turnos establecidos para los sábados. Este criterio puede ser incorporado y
tenido en cuenta en ámbitos concretos de actividad a la hora de garantizar
los servicios esenciales para el próximo 8 de marzo, tal y como se
particulariza y justifica en relación con los servicios fijados a través de
esta norma reguladora”.

Este criterio se ha empleado en determinados ámbitos


de la actividad administrativa, singularizados en la propia
exposición de motivos, a la hora de fijar los servicios
mínimos, por ejemplo, en el Centro Superior de Hostelería de
Galicia, en la Dirección Xeral de Emergencias, en la

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prestación del servicio de transporte regular de uso general
de viajeros por carretera, en el ámbito de la Consellería de
Política Social, o en el de la Consellería de Medio Rural,
entre otros.

En cuanto a los servicios prestados en el ámbito de


actuación de la Presidencia de la Xunta de Galicia, el Decreto
lo justifica de la siguiente manera:

“este mantiene su actividad con continuidad durante todos los


días de la semana, para lo que cuenta con el apoyo en los domingos y
festivos de un/a secretario/a en régimen eventual y un/a conductor/a, así
como el/la portero/a mayor en régimen de disponibilidad horaria, de acuerdo
con los requisitos del puesto, tal como se recoge en la vigente relación de
puestos de trabajo de los órganos superiores de la Presidencia”.

En evidente pues que en la fijación de los servicios


mínimos en este ámbito de la actividad administrativa se ha
empleado como criterio el del Auto de 19 de junio de 2002. Sin
embargo exige la presencia de un portero mayor durante las 24
horas, lo que resulta desproporcionado e injustificado. Aun
desconociendo cuántas personas iban a secundar la huelga, no
se justifica en qué medida el mantenimiento de 1 portero mayor
en régimen de disponibilidad, como si fuera un domingo o un
festivo –criterio empleado por la propia Administración-,
perjudicaría la prestación del servicio.

SEPTIMO.- Servicios mínimos fijados en relación con


los medios públicos de comunicación audiovisual de Galicia.
Vulneración del principio de proporcionalidad:

La detenida lectura de la exposición de motivos del


Decreto 26/2018 permite comprobar que al fijar los servicios
mínimos en relación con los medios públicos de comunicación
audiovisual el Decreto se está refiriendo a los servicios
informativos, y no a la emisión de cualquier otro tipo de
programas.
Así lo reconocen las propias recurrentes en sus
escritos de demanda cuando dicen que la exposición de motivos
de la norma impugnada se determina la esencialidad únicamente
en relación con los servicios informativos, manifestando que
los servicios mínimos establecidos únicamente son los
necesarios para su mantenimiento.

En el ámbito de la actividad en la CRTVG, las


demandantes alegan dos tipos de argumentos en base a los
cuales sostienen la conculcación del derecho a la huelga.

Por una parte alegan que la fijación de servicios


mínimos en este ámbito conculca la sentencia 364/2011, de 24
de marzo, y a continuación tratan de comparar los servicios
mínimos fijados en la huelga general del año 2002 con la
convocada en el Decreto 16/2018, con cita igualmente de la

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doctrina judicial sentada en relación con la emisión de
programas pregrabados.

Y por otra parte, alegan que se ha vulnerado el


derecho de huelga al incluir la emisión de programas
informativos las 24 horas del día, en sesión continua.

Respecto de la alegación según la cual en la huelga


general del año 2002 se establecieron unos servicios mínimos
que implicaba la prestación de servicio por 113 personas, y en
la actual lo es en cambio, de 152 personas, no explican las
demandantes en qué medida se conculca la sentencia de
364/2011, cuando además esta resolución judicial se refiere a
una huelga convocada para el día 8 de junio de 2010, y las
actoras citan a continuación como ejemplo de la conculcación
alegada, una huelga del año 2002, quizás debido a un error en
la redacción de la demanda.

Además, la diferencia numérica denunciada se explica


en el escrito de contestación a la demanda, señalando el
Letrado de la Xunta de Galicia que la Orden de 17 de junio de
2002, por la que se dictaron normas para determinar los
servicios esenciales durante la huelga convocada para el día
20 de junio de 2002 (única huelga general convocada ese año),
se identificaron 152 efectivos como servicios mínimos, solo
que se fueron relacionando separadamente en función de que
fuesen prestados en cada una de las entidades que integran el
ente público Corporación de la RTVG. Añade que en el presente
caso la propuesta inicial trasladada al Comité de huelga,
contenía 176 efectivos, cuando finalmente el Decreto 16/2018,
contiene 152.

Y respecto de la alegada vulneración del derecho de


huelga al incluir la emisión de programas informativos las 24
horas del día, en sesión continua, lo que están denunciando
las recurrentes no es una emisión continuada de informativos,
sino la cobertura del 100 % del tiempo del que disponen en su
horario habitual. Y es que, no resulta admisible que en un día
de huelga que en su conjunto abarca las 24 horas, la
Administración pretenda emitir los programas informativos de
forma íntegra en su horario habitual, lo que implica la
producción y la emisión de la normal programación informativa.

Este proceder ha sido rechazado por esta Sala en la


sentencia de 5 de diciembre de 2012 (recurso: 10/2011),
razonando lo siguiente:

“el planteamiento extensivo y universal del ámbito sujeto a


servicios mínimos que vierte en su contestación la Administración no es
admisible ya que la propia actividad de programación informativa admite
análisis y desglose de las distintas esferas, áreas y servicios en términos
de relevancia, existiendo un núcleo esencial y lógicamente otro susceptible
de suspensión para asegurar el ejercicio del derecho de huelga.

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En este sentido, nos resulta elocuente la Sentencia de la Sala
de lo Contencioso- Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de
Aragón del 17 de Junio del 2011 (Rec. 235/2010):

"La misma conclusión se impone en relación con la calificación


como servicio mínimo de "la producción y emisión de la normal programación
informativa" -artículo 3 b) del Real Decreto 531/2002, de 14 de junio-. Es
evidente la directa implicación en la adopción de esta medida del derecho a
comunicar y recibir información veraz por cualquier medio de difusión -
artículo 20.1 d) CE -. Ahora bien, la obvia pluralidad, heterogeneidad y
diversidad de contenidos que puede revestir y de hecho reviste la
denominada en el Real Decreto impugnado, sin más concreciones, "normal
programación informativa" no tiene por qué merecer, en razón de su distinto
valor desde la perspectiva del derecho a comunicar y recibir libremente
información veraz, un igual nivel de protección, de manera que sin una
mayor precisión de lo que constituye la denominada "normal programación
informativa", cuya ausencia no corresponde determinar a este Tribunal, no
puede considerarse justificada ni proporcionada la restricción que en este
caso, atendiendo a la extensión y duración de la huelga convocada, se ha
impuesto al derecho de huelga.

No puede dejar de recordarse a este respecto, como ya hemos


señalado con anterioridad, que "mantener un servicio implica la prestación
de los trabajos necesarios para la cobertura mínima de los derechos,
libertades o bienes que el propio servicio satisface, pero sin alcanzar el
nivel de rendimiento habitual" (STC 53/1986, de 5 de mayo, FJ 3), lo que
también resulta aplicable y extensible en este caso a la programación
informativa durante la jornada de huelga, sin que pueda justificarse sin
más la exigencia de una "normal programación informativa".

La tesis que se recoge en la Sentencia de la Sala de


lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de
Justicia de Aragón del 17 de Junio del 2011, no es sino una
reproducción del criterio que venía sosteniendo el Tribunal
Constitucional en las sentencias 183/2006 y 193/2006, ambas de
19 de junio, objeto de cita en la posterior del Tribunal
Supremo de 24 de febrero de 2010 (Recurso: 1425/2008), o en
las posteriores de 8 de abril de 2010 (Recurso 4151/2007), 9
de julio de 2012 (Recurso 3151/2011), y 12 de julio de 2013,
que abundando en el razonamiento del Tribunal Constitucional,
añade alguna de ellas:

“Comenzando por el reproche referido en concreto a la


"programación informativa" , debe decirse que la validez de la que sea
establecida con el carácter de servicio mínimo no depende tan sólo de que,
por quedar paralizadas o canceladas otras programaciones de contenidos
diferentes, la emisión de aquélla en las mismas condiciones de las
habituales haga posible durante la huelga una disminución de la totalidad
de la actividad televisiva o radiofónica en relación con la que sea emitida
en circunstancias de normalidad, ni que el personal establecido para la
prestación de los servicios mínimos sea notablemente inferior al
contingente que integra la plantilla ordinaria.

Como tampoco será suficiente para declarar esa validez, según


parece preconizar el recurso de casación, que hayan sido precisados los

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concretos contenidos o programas informativos que son mantenidos con el
carácter de servicios mínimos.

La validez de la "programación informativa" que sea establecida


con dicho carácter de servicio mínimo exigirá que queden debidamente
expresadas o identificadas las singulares circunstancias o datos de hecho
que demuestren en dicha "programación informativa" el cumplimiento de estas
dos exigencias que siguen. Por un lado, su "necesidad" para garantizar, en
el mínimo que resulta exigible, los derechos fundamentales de libertad de
expresión y de información del artículo 20 de la Constitución; y, por otro,
su "proporcionalidad", esto es, que la actividad informativa mantenida como
servicio mínimo comporta una disminución, no sólo de la total actividad
televisiva o radiofónica de cualquier clase de contenido que es
desarrollada en circunstancias de normalidad, sino también una apreciable
reducción de la actividad informativa que es realizada en esas mismas
circunstancias de normalidad.

Así debe ser considerado porque sólo así resultará visible a la


ciudadanía la perturbación que provoca la huelga en la actividad donde es
realizada, y sólo así, también, la huelga cumple esa virtualidad que le
corresponde, según recuerda el Tribunal Constitucional, de actuar como un
eficaz medio de presión a través de la exteriorización de los efectos que
produce el paro laboral.

Esas circunstancias o datos de hecho cuya consignación siempre


es necesaria, en el caso de la huelga aquí controvertida imponían a la
Orden impugnada haber dejado constancia de lo siguiente: emisoras
televisivas y de radiodifusión de titularidad pública existentes en la
Comunidad de Madrid que tienen también una programación informativa;
población residente en ese territorio que tiene acceso a dicha
programación; y programación informativa que en circunstancias de
normalidad emite el Ente público afectado por la huelga y sus sociedades,
con expresión, en su caso, de sus contenidos informativos específicos y
diferentes a los que difunden esas otras emisoras.

Por tanto, no figurando tales datos o circunstancias en la


Orden impugnada, esa primera censura planteada en el recurso de casación
sobre la "programación informativa" no merece ser acogida”.

En cuanto a la doctrina sentada sobre la emisión de


programas pregrabados, el Tribunal Constitucional en las
mismas sentencias 183/2006 y 193/2006, afirmó lo siguiente:

"No cabe duda de que el derecho de huelga, como ya hemos


señalado, no es un derecho ilimitado y que, en concreto, a los efectos que
a este recurso de amparo interesan, la salvaguarda del derecho a comunicar
y recibir información veraz por cualquier medio de difusión -artículo 20.1
d) CE - puede operar como límite de aquel derecho a la hora de definir los
servicios esenciales y los servicios mínimos en relación con una huelga
concreta.

Pues bien, en este caso en relación con la calificación como


servicio mínimo de "la emisión, dentro de los horarios habituales de
difusión, de una programación previamente grabada" [artículo 2 a) del Real
Decreto 527/2002, de 14 de junio], ha de afirmarse, en aplicación de la

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doctrina constitucional expuesta que, aun admitiendo que pueda resultar
concernido el derecho a comunicar y recibir información -artículo 20.1 d)
CE - en aquellos supuestos en los que la programación previamente grabada
revista un contenido o un interés primordialmente informativo, se restringe
de manera desproporcional el derecho de huelga. En efecto, se trataría en
todo caso de una información que obviamente puede ser emitida con
posterioridad a la jornada de huelga, en esta ocasión de veinticuatro
horas, sin menoscabo alguno del derecho a comunicar o recibir información,
al estar desprovista ésta, por su propia condición de pregrabada, de la
actualidad e inmediatez necesarias que pudieran justificar en principio la
restricción del derecho de huelga. En otras palabras, la oportunidad del
ejercicio del derecho a comunicar y recibir información durante la jornada
de huelga respecto a una programación previamente grabada de posible
contenido o interés informativo supone una restricción del derecho de
huelga que, por la propia característica de la información que se quiere
emitir, no encuentra justificación en la preservación del derecho a
comunicar y recibir información.

Pero de inmediato debe advertirse, además, que no toda la


programación de televisión tiene que ver con el referido derecho
constitucional, existiendo una gran porción de espacio de puro
entretenimiento. Por ello, el resto de la plural actividad televisiva
previamente grabada, desprovista de todo contenido e interés informativo,
aún respaldada por un evidente interés legítimo tanto del comunicador como
de los receptores, en nada concierne al derecho a comunicar y recibir
información ex artículo 20.1 d) CE , no invocándose en el Real Decreto
impugnado ningún otro derecho o libertad constitucionalmente reconocido ni
ningún bien de idéntica significación cuya preservación requiera el
sacrificio del derecho de huelga para la emisión de la referida
programación previamente grabada.

A las precedentes consideraciones ha de añadirse, como el


Ministerio Fiscal señala con acierto, que mediante la calificación como
servicio mínimo de "la emisión, dentro de los horarios habituales de
difusión, de una programación previamente grabada" se persigue, como se
indica en la exposición de motivos del Real Decreto recurrido, la no
interrupción del servicio de la radiodifusión sonora y de la televisión,
con lo que se priva de repercusión apreciable a la huelga, sustrayéndole su
virtualidad de medio de presión y de inequívoca exteriorización de los
efectos del paro laboral efectivamente producido mediante la exigencia de
una apariencia de normalidad del servicio contraria, como ya hemos
señalado, al derecho de huelga.

Ha de concluirse, por tanto, que la calificación en este caso


como servicio mínimo de "la emisión, dentro de los horarios habituales de
difusión, de una programación previamente grabada" ha lesionado el derecho
de huelga (artículo 28.2 CE)".

En las sentencias de esta Sala recaídas en los


procedimientos especiales de protección de los derechos
fundamentales de las personas números 22/2010 y 23/2010
(impugnación del Decreto 151/2010, de 23 de septiembre de la
Consellería de la Presidencia, Administraciones Públicas y
Justicia, por el que se dictan normas para garantizar los
servicios esenciales durante la huelga convocada para el día

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29 de septiembre de 2010), y 1/2011 (impugnación del Decreto
2/2011, de 20 de enero de la Consellería de la Presidencia,
Administraciones Públicas y Justicia, por el que se dictan
normas para garantizar los servicios esenciales durante la
huelga convocada para el día 27 de enero de 2011), ya se decía
que:

“Conjugando la noción de servicio esencial que mantiene el


Tribunal Constitucional y la jurisprudencia reiterada del Tribunal Supremo
en materia de motivación del acto limitativo y quantum de los concretos
servicios mínimos y su aplicación al caso concreto, y por lo que se refiere
ahora, en particular, a los servicios prestados por los medios de
comunicación, se puede concluir que el Decreto impugnado no justifica la no
diferenciación entre servicios informativos y de emisión general,
desconociendo lo proclamado por el Tribunal Constitucional en sentencia nº
193/2006, de 19 de junio, cuando considera que la emisión de programas
televisivos grabados durante jornadas de huelga supone un doble perjuicio
para el trabajador y un beneficio para el empleador pues, por un lado, la
presión que con tal medida se pretende se ve disminuida al no hacerse
visible para la audiencia la ausencia de programación y emisión, y, por
otro, soporta un daño económico como consecuencia del descuento en su
salario por el ejercicio de tal derecho, lo que le lleva a estimar el
recurso de amparo promovido por el sindicato recurrente entendiendo
lesionado su derecho a la huelga, por citar algunos ejemplos”.

Estos pronunciamientos fueron confirmados por el


Tribunal Supremo en las sentencias de 12 de junio de 2013
(Recursos números 480/2012 y 1325/2012), y 18 de junio de 2013
(recurso número 85/2012), por lo que sobre este extremo
también hemos de dar la razón a las recurrentes.

La prueba practicada ha demostrado que el día de la


huelga se emitieron programas pregrabados. Y no solo eso sino
que se ha aprovechado para emitir programas con contenido
ajeno al informativo.

Respecto de esto último la Administración para


eludir todo pronunciamiento sobre este proceder, no puede
escudarse en que la licitud o no del mismo, no constituye la
cuestión a dilucidar en este procedimiento y que en su caso
debería dar lugar a un pleito laboral de los trabajadores
frente al empresario, pues al margen de que, en efecto, tal
comportamiento pudiera dar lugar a la exigencia de otras
responsabilidades en que haya podido incurrir el empresario -
en este caso, la Administración-, lo cierto es que es
claramente indicativo de tras la fijación de los servicios
mínimos se escondía una voluntad de privar de repercusión
apreciable a la huelga, empleando unos medios de comunicación,
como son la radio y la televisión, para prestar servicios que
no tienen la consideración de servicios esenciales (emisión en
directo o pregrabados, de programas con contenido ajeno al
informativo).

No se puede presumir una actitud lícita de la


Administración por el hecho de que se desconozca cuál ha sido

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el seguimiento de la huelga por el personal de la CRTVG, pues
se trata de un dato que por facilidad probatoria podría haber
facilitado la propia demandada, de entenderlo relevante y de
entenderlo necesario para despejar las dudas sobre ello.

OCTAVO.- Servicios mínimos fijados en relación con el


personal de Registros. No vulneración del principio de
proporcionalidad:

Respecto de este personal las demandantes denuncian


que conforme al Decreto impugnado se podrían considerar como
servicios esenciales servicios equivalentes a los prestados un
sábado. Sin embargo se establecieron como servicios mínimos
personal de registro en turno de tarde, cuando los sábados
únicamente se registra en turno de mañana; así como personal
de mantenimiento, cuando ni los sábados ni los domingos hay
servicio de mantenimiento.

Bajo este apartado de la demanda las recurrentes


parten del error de considerar que la Administración empleó
como criterio de fijación de los servicios mínimos en este
ámbito de la actividad administrativa, el previsto en el Auto
de 19 de junio de 2002, cuando ello no es así.

En la exposición de motivos del Decreto recurrido se


dice lo siguiente:

“En el ámbito de la Vicepresidencia y Consellería de


Presidencia, Administraciones Públicas y Justicia es necesario fijar
servicios mínimos en el funcionamiento de los registros administrativos,
tanto en los servicios centrales como en los servicios periféricos,
garantizando las actuaciones de la ciudadanía cuyo incumplimiento puede
suponer la pérdida o perjuicio de sus derechos. Se considera, asimismo,
esencial el mantenimiento de los edificios administrativos al objeto de
garantizar el correcto funcionamiento de sus instalaciones en las posibles
situaciones de emergencia que puedan acontecer”.

Y como sostiene el letrado de la Xunta de Galicia su


escrito de contestación a la demanda, resulta plenamente
justificado, y no desproporcionado, que el día de una huelga
general que en su conjunto se extiende a toda la jornada, se
fije como servicios mínimos una persona de mantenimiento, y
una persona en los registros en el turno de mañana y de tarde.

La fijación de estos servicios como mínimos no se


puede considerar desproporcionada teniendo en cuenta el número
de efectivos que trabajan en los turnos de mañana y tarde,
tanto en el registro general de San Caetano como en registro
de las delegaciones territoriales (la mayor parte cuenta con
un número superior a 20 efectivos entre mañana y tarde).

Lo mismo se puede decir del servicio de


mantenimiento, pues es un único efectivo el que se fija como
servicios mínimos, y solo para los principales edificios

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Verificación: https://sede.xustiza.gal/cve
administrativos, a pesar de la superficie de las instalaciones
a las que se extiende la prestación de este servicio.

NOVENO.- Servicios mínimos fijados en relación con el


personal de los servicios 112. Vulneración del principio de
proporcionalidad:

Respecto de este personal, el Decreto trata de


justificar la fijación de los servicios mínimos de la
siguiente manera:

“El número de trabajadores/as y equipos operativos del Centro


de Atención a las Emergencias 112 que se establece como servicios mínimos,
dadas las características del servicio dispensado por el Centro de Atención
a las Emergencias-112 de Galicia, resulta imprescindible para mantener la
adecuada cobertura en la atención de las emergencias y para evitar que se
produzcan graves perjuicios a la ciudadanía.

El 112 funciona las 24 horas del día, 7 días a la semana y los


365 días del año. La carga de trabajo a lo largo de una jornada viene
determinada, en primer lugar, por el número de llamadas que se produzcan, y
que dependen de una serie de emergencias, accidentes, situaciones o
necesidades ante las que el servicio debe estar suficientemente
dimensionado y preparado para darles respuesta y solución. Las emergencias
son, por definición, imprevisibles en su desarrollo y efectos, por lo que
el servicio debe estar preparado para atenderlas.

La respuesta a los requerimientos de la ciudadanía debe ser muy


rápida, ya que el tiempo resulta fundamental. Para la persona que realiza
la llamada al 112 en una situación de emergencia es esencial una inmediata
respuesta. La gestión de la llamada con la necesaria celeridad puede salvar
vidas que se encuentran en situaciones de riesgo.

Por cuanto antecede, y atendido el carácter esencial de este


servicio público, se establecen los siguientes servicios mínimos,
determinados en función de las diversas categorías en cada turno de
trabajo, ya que las funciones y trabajo que cada una lleva a cabo, por su
especialidad, no es sustituible o intercambiable por otra, en este sentido
es necesario destacar que:

- El/la coordinador/a tiene por finalidad el control de la


correcta gestión telefónica por parte del área de operación del CAE 112.
Supervisa y asesora a los/las operadores/as si la emergencia es de cierta
entidad y, en atención a su calificación, lleva a cabo la coordinación,
supervisión y seguimiento directo de la actividad de los/las operadores/as,
a los que presta su asesoramiento cando a situación lo requiera. De este
modo, no contar con esta figura dificultaría el correcto desarrollo del
servicio y afectaría a la labor de los/as operadores/as, que no podrían
tomar determinadas decisiones ante una emergencia en las debidas
condiciones de rapidez y eficacia. El/la coordinador/a realiza una función
que no es residenciable en otra categoría profesional.

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Verificación: https://sede.xustiza.gal/cve
- Los/las operadores/as de enlace son personal cualificado al
que le corresponde recibir las llamadas de los/as jefes/as de los servicios
de emergencias y demás organismos y autoridades públicas para coordinar
actuaciones, evitando que estas llamadas pasen al resto de operadores/as
que están recibiendo las llamadas de la ciudadanía. A ello se suma que les
corresponde dar soporte en la activación de planes y hacer también el
seguimiento de los fenómenos meteorológicos adversos y de la documentación
precisa para el envío de las distintas alertas o avisos. Esta función no
puede ser desempeñada por ningún otro operador/a.

- Los/las operadores/as de atención telefónica. Su función


consiste en la recepción de las llamadas de emergencia o de urgencia, la
recogida de los datos precisos, la tipificación de las incidencias y su
transmisión a los organismos implicados en la movilización de recursos. Son
los/as operadores/as quienes, a través de la aplicación de gestión de
emergencias, tienen que conseguir gestionar en el menor tiempo posible una
situación de emergencia, desde la llamada inicial, de no contar con el
suficiente personal de esta categoría, se pondría en riesgo el
funcionamiento del servicio. Si no existen operadores/as telefónicos/as
suficientes, el servicio prestado por el 112 carecería del eslabón primero
y fundamental de la cadena. Sería imposible funcionar de acuerdo con los
estándares mínimos de rapidez y eficacia exigible en un centro de esta
naturaleza con un dimensionamiento inferior al establecido, atendiendo al
número de diario de llamadas que, de media, se reciben en el número 112.

– El personal de estructura es fundamental en la prestación del


servicio, ya que, entre otras funciones, le corresponde la importante tarea
de establecer el dimensionamiento de la sala del 112, solicitando la
incorporación de cualquiera de las otras categorías cuando la emergencia
así lo requiera. Es el personal que cuenta con la formación y experiencia
para el desempeño de dichas funciones.

- El personal de soporte técnico está formado y especializado,


y resulta fundamental su presencia para solventar cualquier incidencia,
avería o eventualidad de tipo técnico que pueda surgir. Debido a la
especificidad y criticidad de un centro como el CIAE 112 y a las
características de la plataforma de gestión de emergencias, es necesario
contar con una dotación suficiente de personal de soporte técnico para
poder asumir, con la garantía requerida, el nivel de soporte adecuado”.

El que se fije como servicios mínimos el 100 % de los


efectivos en la categoría de coordinador del Centro atención
emergencias 112, en cada turno de trabajo, no se puede
considerar desproporcionado desde el momento en que solo hay
un operador de coordinación por turno, los siete días de la
semana.

Lo mismo se puede decir respecto de los servicios


mínimos en el turno de noche, que asciende al 100 % de
efectivos para el personal de estructura y para el personal de
soporte técnico, pues en ambos casos en el citado turno de
noche tan solo se fija como servicios mínimos 1 persona, que
en el caso del personal de estructura se trata de una persona
localizada.

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Verificación: https://sede.xustiza.gal/cve
Pero sí se considera desproporcionado fijar como
servicios mínimos el 100 % de una jornada de trabajo normal,
en el caso de las operadoras telefónicas. La fijación de
servicios mínimos no puede verse justificado por el hecho de
que sean el primer eslabón de la cadena que se encarga de
gestionar las situaciones de emergencia. Una jornada de huelga
no puede convertirse precisamente en la justificación de ese
100%, pues este porcentaje vacía de contenido el derecho de
huelga, al alcanzar el nivel de rendimiento habitual. Con la
determinación de los servicios mínimos en un 100 %, lo que se
pretende es que este servicio se preste en la forma habitual,
y con ello, tal y como indica la sentencia del Tribunal
Supremo de 3 de febrero de 2015 (recurso 156/2014), se está
cerrando el paso a que la huelga pueda afectar al personal del
Centro de emergencias, lo cual no es aceptable, pues supone
vaciar de contenido el derecho de huelga en relación con los
servicios que prestan.

Lo que carece de relevancia es el hecho de que el


Comité de empresa del centro de trabajo de servicio 112 de
Galicia este compuesto íntegramente por representantes de la
CIG, y que la convocatoria de este sindicato lo fuese
únicamente para dos horas en turno de trabajo, pues como ya se
ha expuesto en precedentes razonamientos jurídicos, la
Administración a la hora de determinar los servicios mínimos
debe de atender al periodo temporal para el que en su conjunto
ha sido convocada la huelga, y que en este caso si bien lo ha
sido por la CIG para unas concretas franjas horarias, sin
embargo otras organizaciones sindicales la han convocado para
las 24 horas de manera que puede ser secundada por cualquier
trabajador independientemente del sindicato al que pertenezca.
Esto obliga a fijar servicios mínimos teniendo en cuenta el
periodo total de huelga convocado, afectando a todos los
centros de trabajo.

DECIMO.- Servicios mínimos fijados en el ámbito de la


conservación de la naturaleza. Vulneración del deber de
motivación y del principio de proporcionalidad:

En el ámbito de competencias de la Consellería de


Medio ambiente y Ordenación del territorio si bien las
recurrentes comienzan refiriéndose a los servicios mínimos
fijados para la prestación de la gestión de residuos humanos y
para el desarrollo de las funciones de inspección ambiental,
no dicen en cambio en qué sentido la fijación de los servicios
mínimos en estos dos ámbitos vulnera el derecho a la huelga.

Bajo este mismo apartado de la demanda la única


discrepancia que explican es la relativa a la fijación de
servicios mínimos en el ámbito de la conservación de la
naturaleza, discrepando con el establecimiento como servicio
mínimo de un guía en el Parque Nacional de las Illas
Atlánticas de Galicia, argumentando para ello que el turismo
informado no es un servicio esencial de la comunidad y no son

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Verificación: https://sede.xustiza.gal/cve
funciones de esta categoría profesional la atención de
eventuales situaciones de urgencia.

En el Decreto impugnado se justifica la determinación


de servicios mínimos de un guía en la necesidad de tener que
atender una eventual situación de urgencia las islas, teniendo
en cuenta además que son 4 archipiélagos, y para ello fija
como servicios mínimos, además de 2 agentes, 1 mecánico
(tripulación), un patrón (tripulación), y un marinero
(tripulación), un guía.

En el escrito de contestación a la demanda se


pretende completar la justificación del Decreto al incluir
entre los servicios mínimos a un guía, alegando el letrado de
la Xunta de Galicia que tiene encaje ante eventuales urgencias
que requieran de una persona con conocimientos amplios del
territorio del parque y de sus instalaciones y características
que pueda guiar a los equipos de emergencia.

Lo que no explica la Administración es en qué medida


los demandantes no aciertan cuando señalan que el guía presta
servicios en el ámbito del turismo informado, y que no
pertenece a sus funciones atender eventuales situaciones de
urgencia, cómo sería guiar equipos de emergencia.

En efecto, si acudimos a la definición que el


artículo 90.1 de la Ley 7/2011, de 27 de octubre, del turismo
de Galicia, hace de las guías y los guías de turismo, se trata
de profesionales que, debidamente habilitados, prestan, de
manera habitual y retribuida, servicios de asistencia,
acompañamiento e información en materia cultural, artística,
histórica y geográfica a las usuarias y usuarios turísticos en
sus visitas a museos y demás bienes integrantes del patrimonio
cultural de Galicia. Y nada se dice que en su labor
profesional tengan que atender a situaciones emergencias.

A lo que puede añadirse que esta ausencia de


justificación aparece reforzada por el hecho de que dentro de
los servicios mínimos en el ámbito de la conservación del
Parque Nacional de las Illas Atlánticas de Galicia, se
incluyen dos agentes, de los que se presume un conocimiento
del territorio del parque, de sus instalaciones y de sus
características.

UNDECIMO.- Servicios mínimos fijados en el ámbito de


la prestación de los servicios de transporte regular de
viajeros de uso especial escolar y de trabajadores. No
vulneración del principio de proporcionalidad:

Las recurrentes discrepan con la fijación como


servicios mínimos de todos los correspondientes al uso al
transporte de escolares en las horas de entrada y salida de
los centros de estudios, y en el caso de los servicios
regulares de uso especial para transporte de trabajadores, se
les haya considerado como servicios de carácter esencial,

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Verificación: https://sede.xustiza.gal/cve
cuando juicio de los recurrentes este carácter solo pueden
tenerlo en los supuestos de evidente dispersión geográfica,
imposibilidad de acceso por otros medios, etc..

Pero es que estos criterios, como el de dispersión


geográfica o imposibilidad de acceso por otros medios, han
sido empleados por la propia Administración a la hora de fijar
los servicios mínimos en este ámbito, no fijándose como
mínimos todos los correspondientes a las horas de entrada y
salida de centros de estudios, en el caso del transporte
escolar, dejándose para centros urbanos, en el caso de
transporte de trabajadores, sino que en el Decreto impugnado,
para el transporte escolar ya se dice que se mantienen como
esenciales los servicios de entrada a los centros desde las
7.30 hasta las 10.30 horas y los de salida desde las 13.30 a
las 19.00 horas en los itinerarios de transporte escolar de
estudiantes de niveles de enseñanza obligatoria, cuya longitud
total sea superior a 4 km; y para el transporte de
trabajadores se dice que, con el fin de garantizar el acceso y
la salida de los puestos de trabajo interurbano en que la
ausencia de una previsión mínima impediría toda posibilidad de
acceso al trabajo, se establecen como mínimos todos los
servicios en las expediciones anteriores a las 9.00
posteriores y posteriores a las 18.00 horas.

Bajo este apartado, y en respuesta igualmente a lo


alegado seguidamente por las actoras, impugnando los servicios
mínimos fijados en el ámbito de la Consellería de Cultura,
Educación y Ordenación Universitaria, a propósito de la
prestación de los servicios esenciales de la educación,
nuevamente ha de señalarse que en la fijación de los servicios
mínimos la Administración no tenía que atender a las concretas
franjas horarias para las que las organizaciones sindicales
recurrentes convocaron la huelga, sino al periodo total de 24
horas.

DUODÉCIMO.- Servicios mínimos fijados en el ámbito de


los servicios de inspección farmacéutica de salud pública:

Bajo este apartado de la demanda, las recurrentes


cuestionan el carácter que la Administración quiere atribuir a
los servicios de inspección farmacéutica de salud pública,
como servicios esenciales, acudiendo para ello al único
argumento de que esta consideración no la tenían en el Decreto
93/2012.

Pero este argumento no es válido pues la


consideración de servicios esenciales no la configuran los
Decretos de fijación de los servicios mínimos, sino el
carácter de las funciones que se desempeñan. En el caso de los
Inspectores farmacéuticos de salud pública, sus funciones se
recogen, tal como ya se indica en el escrito de contestación a
la demanda, en el Decreto 202/2005, con el 7 de julio, entre
las que destaca, a los efectos que aquí interesa, cubrir
necesidades urgentes o de perentoria necesidad (alertas, casos

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CVE-: KHL7Km6bl5
Verificación: https://sede.xustiza.gal/cve
aislados de legionela, brotes y actuaciones especiales en
establecimientos, etc).

Además, los argumentos impugnatorios esgrimidos por


las actoras bajo este apartado de las demandas, coinciden con
los esgrimidos en su día en el procedimiento especial de
protección jurisdiccional número 126/2016, en el que recayó
sentencia el día 19 de octubre de 2016 admitiendo que el
desarrollo de parte de las funciones atribuidas a los
inspectores farmacéuticos de salud pública, implican la
prestación de servicios esenciales. Y así, se razona lo
siguiente:

“Ya hemos visto que los demandantes ponen en cuestión el


carácter esencial de los servicios, pues entienden que no se pueden
considerar esenciales la totalidad de los servicios a prestar por los
farmacéuticos inspectores de salud pública, que se recogen en el artículo 6
del Decreto 202/2005, frente a lo cual el Letrado de la Xunta de Galicia
argumenta que estamos ante servicios pertenecientes a la dimensión
sanitaria, de lo que deduce su carácter esencial y la necesidad de fijación
de servicios mínimos.

La expresión servicios esenciales hace referencia a la


naturaleza de los intereses a cuya satisfacción la prestación se endereza,
conectándose con los derechos fundamentales, las libertades públicas y los
bienes constitucionalmente protegidos [STS, Sala 3ª, Sección 7ª, 8 de abril
de 2013 (RC 3620/2011); 27 de diciembre de 2012 (RC 2912/2011); 9 de julio
de 2012 (RC 4833/2011)].

En este sentido, se argumenta en la STS de 8 de abril de 2013,


siguiendo el criterio plasmado en la STS Sentencia, de 27 de diciembre de
2012:

"La noción de servicios esenciales se refiere, antes que a


determinadas actividades industriales y mercantiles de las que derivarían
prestaciones vitales y necesarias para la vida de la comunidad, a la
naturaleza de los intereses a cuya satisfacción se dirige la prestación,
conectándose con los derechos fundamentales, las libertades públicas y los
bienes constitucionalmente protegidos. Esta última óptica, que pone el
acento en los bienes e intereses de la persona, y no la primera, que se
mantiene en la superficie de la necesidad de las organizaciones dedicadas a
llevar a cabo las actividades, es la que mejor concuerda con los principios
que inspiran nuestra Constitución. Con la consecuencia de que, a priori, no
existe ningún tipo de actividad productiva que, en sí misma, pueda ser
considerada como esencial. Sólo lo será en aquellos casos en que la
satisfacción de los mencionados bienes o intereses exija el mantenimiento
del servicio, y en la medida y con la intensidad que así lo requiera,
puesto que los servicios esenciales no son dañados o puestos en peligro por
cualquier situación de huelga, siendo necesario examinar en cada caso las
circunstancias concurrentes en la misma.

De esta forma la consideración de un servicio como esencial no


puede suponer la supresión del derecho de huelga de los trabajadores que
hubieran de prestarlo, sino la necesidad de disponer las medidas precisas
para su mantenimiento o, dicho de otra forma, para asegurar la prestación

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CVE-: KHL7Km6bl5
Verificación: https://sede.xustiza.gal/cve
de los trabajos que sean necesarios para la cobertura mínima de los
derechos, libertades o bienes que satisface dicho servicio, sin que se
exija alcanzar el nivel de rendimiento habitual ni asegurar su
funcionamiento normal".

En base a esos parámetros, no debiera existir problema en


admitir que en este caso, en cuanto directamente conectados con el ámbito
sanitario, son esenciales los servicios que tratan de preservarse, ya que
las funciones de los farmacéuticos inspectores de salud pública, que se
recogen en el artículo 6 del Decreto 202/2005, se refieren a la vigilancia
y verificación del cumplimiento de la legislación en materia de sanidad
ambiental, sanidad escolar, política sanitaria mortuoria, higiene
alimentaria, información y educación sanitaria, participación en la
administración, coordinación y ejecución de programas de salud, actuaciones
sobre determinados alimentos, bienes o servicios, y participación en la
investigación de brotes epidémicos”.

DECIMOTERCERO.- Sobre la pretensión reparatoria y de


publicación de la sentencia:

En cuanto a la solicitud de condena a la


Administración de reparación de las consecuencias derivadas de
la ilicitud del acto impugnado, no lugar a hacer un
pronunciamiento de esta naturaleza, en cuanto no se
especifican en la demanda cuáles son estas consecuencias ni en
qué se ha de traducir esa reparación.

Y en cuanto a la pretensión de la publicación de la


sentencia, hemos de aplicar el criterio sentado por esta Sala
en ocasiones anteriores, como ha sido en la sentencia que cita
el letrado de la Xunta de Galicia en su escrito de
contestación a la demanda, sentencia de 19 de octubre de 2016
(Recurso: 126/2016), según la cual:

“Junto a lo anterior también postulan los recurrentes que la


sentencia que recaiga sea objeto de publicación en dos periódicos
regionales a cargo de la demandada y hecha pública en la televisión de la
Comunidad Autónoma, sobre lo cual nada se dice en la contestación a la
demanda, y solamente en el escrito de conclusiones el Letrado de la Xunta
de Galicia hace una referencia al final sobre la inviabilidad de una
publicidad del fallo como la que se solicita.

Tal petición no puede prosperar porque no existe un título


jurídico para acordar la publicación, ya que cuando el legislador ha
querido imponer la misma lo ha hecho expresamente, así cuando en el
artículo 9.2.a de la Ley Orgánica 1/1982, de 5 de mayo, de protección civil
del derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia
imagen, establece que "el restablecimiento del derecho violado incluirá,
sin perjuicio del derecho de réplica por el procedimiento legalmente
previsto, la publicación total o parcial de la sentencia condenatoria a
costa del condenado con al menos la misma difusión pública que tuvo la
intromisión sufrida".

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Verificación: https://sede.xustiza.gal/cve
DECIMOCUARTO.- Sobre las costas:

Dispone el artículo 139.1 de la Ley Jurisdiccional,


en la redacción dada por la Ley 37/2011, de 11 de octubre, que
en los supuestos de estimación o desestimación parcial de las
pretensiones, cada parte abonará las costas causadas a su
instancia y las comunes por mitad, salvo que el órgano
jurisdiccional, razonándolo debidamente, las imponga a una de
ellas por haber sostenido su acción o interpuesto el recurso
con mala fe o temeridad.

En el presente, procede la imposición de costas a la


Administración demandada, a pesar de que la estimación del
recurso es parcial -tan solo afecta a la determinación de
servicios mínimos en algunos de los ámbitos de la actividad
administrativa cuestionada por las organizaciones sindicales
recurrentes-.

Sin embargo la imposición de costas a la


Administración demandada, y sin fijar un límite cuantitativo,
viene justificada no solo porque la estimación del recurso
alcanza a la mayor parte de los argumentos impugnatorios
expresados en los escritos de demanda, sino también por las
razones expuestas a lo largo de esta sentencia. En ella se
expresa el rotundo rechazo del comportamiento malicioso de la
Administración actuando con un retraso injustificado a la hora
de publicar el Decreto de fijación de servicios mínimos, y del
comportamiento también malicioso a la hora de fijar los
servicios mínimos en algunos ámbitos de la actividad
administrativa, incurriendo la Administración en las mismas
vulneraciones, bien de falta de motivación, bien vulneración
del principio de proporcionalidad, que se han venido
repitiendo en anteriores convocatorias de huelga, dando lugar
a sentencias estimatorias, de las que son un ejemplo las
siguientes: sentencias de 19 de octubre de 2016 (Recurso:
126/2016), de 5 de octubre de 2016 (Recurso: 141/2016), de 20
de julio de 2016 (Recurso: 25/2016), de 17 de abril de 2013
(Recurso: 348/2012), de 19 de diciembre de 2012 (Recurso:
129/2012), de 5 de diciembre de 2012 (Recurso: 10/2011), de
21 de marzo de 2012 (Recurso: 10/2010), de 1 de febrero de
2012 (Recurso: 22/2010), o la de 16 de noviembre de 2011
(Recurso: 1/2011), entre otras.

Vistos los artículos citados y demás preceptos de


general y pertinente aplicación.

FALLAMOS: Estimamos parcialmente el recurso


contencioso administrativo interpuesto por las organizaciones
sindicales “Confederación intersindical Galega (CIG) y
“Sindicato Nacional de Comisiones Obreras en Galicia (CCOO)”
impugnan, por la vía del procedimiento especial para la
protección de los derechos fundamentales de la persona
prevista en los artículos 114 y siguientes de la Ley de la
Jurisdicción contencioso-administrativa, el Decreto 26/2018,

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CVE-: KHL7Km6bl5
Verificación: https://sede.xustiza.gal/cve
de 1 de marzo de la Consellería de la Presidencia,
Administraciones Públicas y Justicia, por el que se dictan
normas para garantizar los servicios esenciales durante la
huelga convocada para el día 8 de marzo de 2018.

Y en consecuencia, anulamos el Decreto impugnado en


cuanto a la determinación de los servicios mínimos
establecidos para los siguientes sectores de actividad:
Presidencia de la Xunta de Galicia, CRTVG, Centro de
Emergencias 112, y Parque Nacional de la Illas Atlánticas;
condenando a la Administración demandada a estar y pasar por
dicha declaración, a abonar las costas causadas a las
organizaciones sindicales recurrentes.

Notifíquese la presente sentencia a las partes,


haciéndoles saber que contra ella puede interponerse recurso
de casación ante la Sala Tercera del Tribunal Supremo o ante
la Sala correspondiente de este Tribunal Superior de Justicia,

Asinado por:: FERNANDEZ CONDE, MARIA BLANCA


siempre que se acredite interés casacional. Dicho recurso
habrá de prepararse ante la Sala de instancia en el plazo de
TREINTA días, contados desde el siguiente al de la
notificación de la resolución que se recurre, en escrito en el

Data e hora: 19/09/2018 14:14:47


que se dé cumplimiento a los requisitos del artículo 89 de la
Ley reguladora de la jurisdicción contencioso-administrativa.
Para admitir a trámite el recurso, al prepararse deberá
constituirse en la cuenta de depósitos y consignaciones de
este Tribunal (1570-0000-85-0116/17), el depósito al que se
refiere la Disposición Adicional Decimoquinta de la Ley
Orgánica 1/2009, de 3 de noviembre (BOE núm. 266 de 4/11/09);
y, en su momento, devuélvase el expediente administrativo a su
procedencia, con certificación de esta resolución.

Asinado por:: SEOANE PESQUEIRA, FERNANDO


Así se acuerda y firma.

Data e hora: 19/09/2018 13:45:20


Asinado por:: RIVERA FRADE, MARIA DOLORES
Data e hora: 19/09/2018 13:14:23

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CVE-: KHL7Km6bl5
Verificación: https://sede.xustiza.gal/cve

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