Vous êtes sur la page 1sur 3

Algunas frases de SexCode

—Mierda, mi preservativo caduca mañana. Sería una lástima dejar que se desperdicie, ¿no
crees?

—¿Te estudio o te trabajo?

—Mi novia dice que no estás mal (para tríos).

—Tú. Yo. Esposas. Nata líquida. ¿Alguna pregunta?

—Yo lo que quiero es follar. No sé si me explico.

—(Coges un cubito de hielo y lo llevas donde está la chica. Coges el cubito y lo rompes contra
el suelo): Ahora que hemos roto el hielo creo que es hora de que nos presentemos. O: Bueno,
ya hemos roto el hielo. ¿Te llamabas?

—(Te acercas a la chica, mojas el dedo en la humedad del vaso y lo secas en su blusa): Será
mejor que nos quitemos estas ropas mojadas antes de que nos resfriemos.

—¿Trabajas para MRW (o cualquier empresa de transporte o mensajería conocida)? No, es que
como me ha parecido que me mirabas el paquete… —Puede que no sea el tío más guapo del
local, pero soy el único que está hablando contigo.

—Realmente estoy luchando contra la necesidad de hacerte esta noche la mujer más feliz del
mundo.

—¿Son de verdad?

—Por una sonrisa tuya recorrería un kilómetro… Pero iría mucho más lejos por eso que haces
con la lengua.

—Me encanta ese vestido. Quedaría perfecto hecho un burruño en el suelo de mi cuarto.

—Mi nombre es M-A-R-I-O. Recuérdalo, porque lo estarás gritando más tarde.

—¿Crees en el amor a primera vista… o tengo que volver a pasar por delante de ti?

—¿Qué tal una noche de pizza y sexo en mi casa? ¿Qué pasa? ¿Es que no te gusta la pizza?

—¿Conoces la diferencia entre un bistec y un pene? (No) Vente a cenar a mi casa.

—¿Te apetecería saborear una cosita que ha hecho mi mamá? (yo)

—He perdido mi virginidad… ¿Puedo tomar la tuya un momentito?

—Bonitas piernas… ¿A qué hora abren? —Perdona, es que soy nuevo en la ciudad… ¿Cómo se
va a tu casa?

—¿Sabes lo que dice una chica después de su tercer orgasmo? ¿No? Pues yo sí

—¿Ves a mi colega por allí? ¿Sí? Quiere saber si me encuentras cuco.


—Perdona, es que he perdido mi osito de peluche… ¿Te vienes a dormir conmigo?

—Tienes 206 huesos en el cuerpo… ¿Qué tal uno más? (Al rato…) Ah, no, que es un músculo…
(Al otro rato) ¡Hostia, tampoco!

—Me gustaría ver qué pinta tienes cuando estoy desnudo.

—Mira, no soy muy bueno entrando a las tías… Si te parece, te empiezo a tocar las tetas ya…

—¡Hostia! (pones cara de alucinado mirándola)… ¿Sabes que tienes el pelo a juego con el color
de mi almohada?

—¿Sabes que en mi carné de conducir figuro como donante de órganos? Pues aprovéchate,
que aún estoy vivo.

—Sabes por qué el 75% de las valencianas está insatisfechas sexualmente, ¿no? Uno no puede
estar en todas partes a la vez.

—Si quedamos para desayunar juntos, ¿cómo te despierto? ¿Por teléfono o con el codo?

—Si por ejemplo te dice: “Creo que es hora de acostarse”, contesta con algo como: “¿Tan
pronto? ¿Ni siquiera sé aún si sabes besar y ya intentas arrastrarme hacia tus sábanas?” O
también: “Oye, ¿por qué no nos hacemos amigos primero?”

—“¿Te he dicho alguna vez el increíble trabajo que estás haciendo?” Pausa. “Hay una razón” o
“Pues alguna razón habrá”. O también: “¿Sabes? Me encantaría decirte el brillante trabajo que
estás haciendo.” Pausa. (Ella dirá algo como: “¿En serio?”) “Pero no me hago el ánimo” (dando
a entender con tu lenguaje corporal que se trata de una mentira demasiado grande para tus
escrúpulos).

—Cuando hace un ejercicio de autocrítica o de Humor Auto degradante, potenciar dicho


aspecto en lugar de negarlo. Corona su comentario con algo como: “Bueno, ya puestos yo
también añadiría que… (un defecto), pero tú misma”. O, “Sí, la verdad es que eres un poco
aburrida y estaba empezando a plantearme cobrarte por esto. Pero no te preocupes, no eres
tan patética. Yo creo que con un poco de dinero se te puede aguantar perfectamente”.

—“¿Sabes? Quizás es algo cruel decirlo, pero una de cada tres personas es fea. Mira a tu
izquierda; mira a tu derecha. Si no son ellos…” —Cuando te dice: “Que tengas un buen día”, la
miras seriamente, dejas una pausa para crear Tensión Sexual y respondes: “No me digas lo

que tengo que hacer”. Nueva pausa. “Ni siquiera te conozco y ya estás en plan dominante”.

—Métete en conversaciones que no van contigo pero puedes oír claramente con comentarios
divertidos de desaprobación.

—Acúsala, sospecha de ella, acúsala. Por ejemplo, con mucha serie- dad: “Oye, no me estarás
siguiendo (o espiando, o escuchando, o lo que pueda venir al caso)”. Pausa. Mirada suspicaz.
“Ajá, entiendo” Y conti- núas, como realmente sospechando mucho de ella: “Y dime, ¿por qué
actúas con tanto nerviosismo cuando saco el tema?”.
—Explícale a menudo por qué lo tiene crudo contigo o cómo tendría más posibilidades si
hiciese tal o cual cosa. Una de sus respuestas más típicas es: “Gracias, pero no te he pedido tu
opinión”, ante lo cual tu puedes replicar con algo como: “Haces bien”, dejando sobreentendido
con el tono que hace bien porque no le gustaría oírla. A veces, puede que la respuesta sea más
agresiva, del tipo: “Gracias, pero no te he pedido tu opinión. Cuando la quiera, ya te la pediré
así que, ¿por qué no te callas entre tanto?”, y en estos casos puedes rematar la faena con
comentarios del tipo: “Disculpa”, pero solo para seguir con un ataque a traición: “entiendo que
alguien en tu situación esté especialmente susceptible”.

—Si te pregunta por cómo le queda la ropa, puedes responder: “Sí, esos pantalones te hacen el
culo gordo… Bueno, la verdad es que no sé si son los pantalones”.

—En la misma línea, podría preguntarte en tono confidencial: “Oye, sinceramente, ¿tú crees
que estoy gorda?” Responde: “No sé. A ver, ¿cuánto pesarás? ¿Unos cien kilitos, kilo arriba,
kilo abajo?”

—O también: “De verdad, no sé qué le pasa a mi pelo. Hoy lo tengo horrible”, a lo que
contestarás: “No te lo quería decir. La verdad es que es horrible por lo general, pero lo de hoy
creo que ya se pasa de la raya. Oye, ¿te importa si andamos por aceras separadas? Solo por
hoy, ¿sabes?” O también: “No te lo quería decir, pero lo has acabado descu- briendo. La
verdad es que me da un poco de vergüenza que me vean contigo por la calle.”

—Supón que sale con un test, del tipo: “Odio esa música que pones en el coche” Una
respuesta chulifresca sería decir en tono juguetón pero seguro: “¿En serio? Pues entonces no
va a gustarte nada estar en mi coche, porque ahora que sé que te molesta es lo único que voy
a poner”. — “He ido al gimnasio hoy” Respuesta: “Perfecto. Lo necesitas.”

— “Cuando te saque algún defecto, haces muestra de humildad confesándole otro de tus
defectos (con lo cual sus Defensas desaparecen por completo), para frotarte las manos a
continuación y comentar con cierto entusiasmo: “Ahora es mi turno”.

— Implica a terceras personas, especialmente completos extraños, pidiendo su opinión y


poniéndola en evidencia ante ellos, acusándola o lamentando alguno de sus comportamientos
casi con incredulidad. Recuerda no implicar a ningún Aven que te la pueda levantar.

—Solo con quien tengas verdadera confianza, en un tono claramente amistoso y de broma:
“Tu necesidad de atención y aprobación es casi tan triste y lamentable como tu apariencia
física”. Cultiva otro tipo de frases rimbombantes y cariñosamente ofensivas. —Ante cualquier
acusación o defecto tuyo que señale: “No estamos hablando de mi, estamos hablando de ti”.
—Digamos que se pone a criticar a otra chica: “Oye, esa chica de allí es horrible, ¿no te
parece?” Llévate la mano a la boca, y exclama: “Vaya. El caso es que la había confundido
contigo poco antes”

—Cuando se muestre impertinente de un modo juguetón. “Nos pelea- ríamos todo el tiempo”
(larga pausa) “Y yo ganaría siempre”

—“Te amo”, con sarcasmo, especialmente después de que haya hecho algo reprobable.

Vous aimerez peut-être aussi