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El periodismo se enfrenta a un reto que perfilará en corto plazo. Los que hemos aprendido este
oficio en la trinchera tradicional, teniendo al Estado como centro y referencia de nuestra lucha por
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la verdad, hoy vemos que esa institución, cada vez más pequeña y frágil, ha dejado de ser la
referencia de la esperanza o la angustia de la gente. ¿Cómo vamos a entender nuestro oficio dentro
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Pareciera que a quienes hoy conocemos como buceadores de la verdad, perros guardianes,
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vigilantes de la democracia y otras palabras similares con las que se ha definido el trabajo de los
periodistas, tuvieran algo que ver con la realidad, pero muy lejos de los conceptos románticos que
enarbolaban y con los que vivimos por mucho tiempo.
En Paraguay, a este oficio, confundido a veces con profesión y considerado como contrapoder o
cuarto poder, se le han perdido los paradigmas por efectos de los cambios económicos profundos,
los cuales podrían alterar su histórica relación con la sociedad y con lo que ella esperaba de estos
profesionales de la noticia.
Hay una crisis profunda en el periodismo moderno y una tendencia a subestimar los números de esa
enfermedad moderna que se llama angustia informativa. Tenemos más fuentes de información, sin
embargo, lo que sabemos por ellas sirve muy poco para entender el mundo que vivimos. Hay que
retornar a las fuentes, dicen algunos; pero los viejos paradigmas del periodismo moderno y antiguo
chocan hoy con ideas absolutamente nuevas en torno al interes público. Esto era en los manuales de
antaño parte indisoluble del concepto de Estado. Pero, ¿dónde ha quedado esa idea cuando la
mayoría de las formas de representación de ese interés han caído en manos privadas? Dirán algunos
que el Estado sigue controlando su funcionamiento por medio de sus órganos de regulación, pero ya
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sabemos cómo actúa ese mismo Estado que, por incompetencia o corrupción, se ha visto obligado a
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vender sus empresas más lucrativas, que en manos privadas no han favorecido al ciudadano, como
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preconizaron durante el proceso de traspaso. Hay ejemplos claros en la región Argentina, acaso el
mejor referente a la hora de demostrar cómo la prensa alejada de la gente tuvo que sostener su
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caída en el escándalo o en la chabacanería, algo que la mayoría de las televisoras paraguayas han
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repetido como fórmula que los acerque a esa ciudadanía con la cual han roto sus vínculos de
confianza.
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El periodismo moderno es hoy parte de un sistema económico que hace que la propiedad de esos
medios ampliados en el concepto del holding concedan y consientan hechos violatorios a la verdad y
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al derecho de los ciudadanos, simplemente porque sus acciones han pasado a formar parte del
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sistema que deberían, por norma, vigilar, auscultar y denunciar. ¿Podrán los medios periodísticos
ingresar con las mismas razones, que fundamentaron su existencia por tantos años, en los despachos
de las corporaciones que administran servicios públicos? La respuesta es sencilla: no. Acaso podrían
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hacerlo cuando esas corporaciones son las propietarias de los holding de los medios de
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Herramientas nuevas
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El periodismo se enfrenta a un reto que perfilará en corto plazo. Los que hemos aprendido este
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oficio en la trinchera tradicional, teniendo al Estado como centro y referencia de nuestra lucha por
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la verdad, hoy vemos que esa institución, cada vez más pequeña y frágil, ha dejado de ser la
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referencia de la esperanza o la angustia de la gente. ¿Cómo vamos a entender nuestro oficio dentro
de un nuevo marco de relación y de propiedad? Sólo queda que la Internet o la impresión de
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periódicos regionales o comunitarios vuelvan a estrechar los vínculos de unión entre el ciudadano y
su prensa, que hoy, según las encuestas, parecen cada vez más distantes y lejanos. Las radios
comunitarias, en coparticipación con el Estado, pueden ser otra alternativa; la comunicación digital
en su conjunto lograría romper lo que hasta ahora es una peligrosa tendencia en el mundo moderno:
medios que no canalizan ni intermedian la relación entre el ciudadano y las instituciones escogidas
por él para administrarlo. Es difusa la relación entre ciudadadanos y corporaciones como lo es hoy la
relación entre su prensa y la ciudadanía.
La comunicación digital que abarató los costos para fundar medios de comunicación y se constituyó,
en el caso de la Internet, en el medio que más rápido llegó y se propagó en el mundo, constituye una
opción en la que los nuevos periodistas deberían fijar su atención.
Los periodistas hemos sido formados para controlar al Estado, pero no tenemos herramientas ni
Revista Mexicana de Comunicación http://mexicanadecomunicacion.com.mx/rmc/2003/03/01/periodismo-frente-a-nuevos-paradigmas/
Periodismo frente a nuevos Revista Mexicana de
paradigmas Comunicación Benjamín Fernández Bogado
capacidad de hacerlo con las corporaciones. El colapso de la empresa Enron en Estados Unidos es
un ejemplo de cómo algo de ese tamaño pudo haber caído sin que la prensa se enterara, cosa
imposible en ese mismo volumen de dinero envuelto con una institución del Estado.
Cada vez más se privatizan desde los servicios públicos hasta las cárceles, desde las carreteras hasta
los servicios de inmigración… Hay más dificultades para que la prensa cumpla con su papel asignado
en los antiguos manuales de periodismo. Eso en cierta manera justifica la crisis de credibilidad que
rodea a los medios de comunicación en el mundo entero y la facilidad con que los medios transan
con los grupos privados para evitar que los escándalos y las trapisondas salgan a luz hasta explotar
en contra de los intereses de la gente.
La publicidad de los actos privados de las corporaciones que administran bienes públicos implica
todo un desafío nuevo en las cátedras de periodismo y en su ejercicio. Valdría la pena observar esta
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tendencia cada vez más creciente de disminución o desaparición de la figura del Estado en varios
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tramos de la vida del ciudadano, y cómo ingresan las corporaciones que lo sustituyen, pero,
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fundamentalmente, hay que ver la manera en que se comportan los medios ante ellos. Aparte de la
soberbia tradicional de varias redacciones, donde a sus reporteros y columnistas poco importaba la
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opinión de los ciudadanos que los leían, escuchaban o veían, así como la de sus colegas, es preciso
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entender que ese cambio en los paradigmas de la relación ciudadano-Estado, tal como la
conocíamos, y la tendencia creciente a la desconfianza hacia los medios, no hacen más que probar el
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largo y tortuoso camino que deben seguir los medios de comunicación para reestablecer la relación
perdida con su público, al que hoy sólo excitan, por lo general, con concursos y premios.
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Desafíos emergentes
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Los casos de corrupción en los procesos de privatización han sido acallados por jugosos contratos de
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publicidad entre la secretaría responsable de ejecutarla y los medios. Cuando estallaban los casos,
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casi siempre se daban entre medios cuyos propietarios no habían participado de la repartija de esas
empresas, que por mucho tiempo justificaron sus critícas y sus denuncias. A veces también esas
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en esos suculentos traspasos hoy referidos como hechos de corrupción monumentales en nuestra
América Latina. La prensa digital será un poderoso instrumento para saber lo que los medios
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tradicionales callan o consienten. Es también una fórmula capaz de reinventar un periodismo más
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cercano a la gente y sus necesidades, para convertirse en referencia de una nueva manera de contar
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historias sin las limitaciones comerciales y financieras que impedían por mucho tiempo fundar
medios de comunicación y difundir hechos y referencias sobre temas de interés general.
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Las escuelas de comunicación deben iniciar un proceso de cambio en sus currículos, poniendo
énfasis en las herramientas de comunicación emergentes cuya tendencia es creciente en usuarios y
baratas en su adquisición. Pero debemos enseñar a los futuros comunicadores a ubicar el centro de
la preocupación ciudadana y canalizarlos a través de este nuevo medio de comunicación que se
llama Internet y que podría promover un nuevo vínculo entre la prensa y la ciudadanía. Algunos
dirán que aún queda mucho por andar, incluso para que Internet alcance niveles de difusión
masivos, pero en la historia moderna no hay una referencia que muestre el crecimiento vertiginoso
que ha tenido este medio en su difusión, comparado con la prensa escrita, la televisión y la radio.
Trabajos en conjunto con estos medios ya han comenzado a darse y la tendencia será aun mayor a
corto plazo. De ahí la urgencia de entrenar a los nuevos comunicadores en el uso de esta plataforma
digital, que permitirá recobrar el vínculo con los ciudadanos y hacer que la ansiedad, hoy no
Debemos ser periodistas para la gente, para que ella entienda mejor el mundo donde vive; canalizar
sus frustraciones y hacerle entender que los dirigentes tan criticados no son más que frágiles
referencias de una representatividad lejana y distante. La frustración hacia la democracia en la
mayoría de nuestros pueblos y la disminución de lectores, televidentes y oyentes de radio hacia
programas informativos, se dan porque hablamos con los mismos personajes que reproducen en su
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discurso y en su acción la incertidumbre que queremos develar. Los periodistas no hacemos
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entender a la gente el mundo en que vive: ésa es nuestra carencia. No lo hacemos porque tampoco
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nosotros comprendemos en realidad cuál es el nuevo papel de un oficio tan antiguo, perfilado sobre
la idea de controlar a una institución cuasi inexistente o definitivamente alquilada a las
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corporaciones que la hicieron suya.
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No debemos reducir el análisis a criticar a los representantes del pueblo, que no logran vertebrar un
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discurso y una acción en favor de sus mandantes. Es preciso explicarle a la gente cuál es la nueva
relación que emerge para buscar las soluciones que también hoy la ciencia o la tecnología ofrecen, a
niveles aceptables, para la economía de nuestros deteriorados países del continente.
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Hay un vínculo tradicional que se ha roto, hay una creciente desconfianza hacia las instituciones
democráticas, incluida la prensa, y hay una tecnología digital emergente que puede restituir la
relación de confianza rota entre el ciudadano, su prensa y su Estado. Hacer comprender estos
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vínculos nuevos es ya el comienzo de pensar de manera diferente el mundo que nos toca vivir y la
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experiencia renovada que implica contar historias que sean comprendidas y sirvan para fortalecer al
ciudadano en su relación con sus nuevos paradigmas y con la comunidad en la que vive, sueña y
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crece.
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Los periodistas debemos ser los nuevos agentes socializadores al contar las razones de la debilidad
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de un SISTEMA con mayúsculas, pero incomprendido por la gran mayoría. Cuando sepamos qué es
el sistema y cómo funciona, empezaremos a aprovechar las ventajas que ofrece, incluso dentro sus
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