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FLCH/EAPLing/Fonología I

2013-Jvalquic
Lectura 1

CLEMENTS, G. N. y Elizabeth V. HUME


1995 "The Internal Organization of Speech Sounds". The Handbook of Phonological Theory. (Edited by
John A. Goldsmith, 1995). Blackwell Publishers, Cambridge, Massachusetts. [Traducción: Celin]

0. Introducción

Recientemente ha llegado a ser aceptado con gran amplitud que las unidades básicas de la
representación fonológica no son segmentos, sino rasgos, miembros de un pequeño grupo de
categorías gramaticales, las cuales se combinan de varias maneras para formar los sonidos del habla
de las lenguas humanas. Mientras los rasgos son construidos normalmente como entidades
psicológicas, los segmentos son definidos en términos de patrones específicos de lo acústico y la
realización articulatoria, la cual provee el crucial enlace entre la representación cognitiva del
lenguaje y su manifestación física.

La amplia aceptación de la teoría de rasgos resulta del hecho de que ofrece explicaciones
sustentadas para muchas observaciones potencialmente no relacionadas. Por ejemplo, desde que
los rasgos son universales, la teoría de los rasgos explica el hecho de que todas las lenguas se
encierran en un pequeño grupo similar de propiedades del lenguaje para la construcción de sus
sistemas fonológicos. Desde que los rasgos son típicamente binarios o tienen valor-uno, también se
explica el hecho de que los sonidos del lenguaje son percibidos y guardados en la memoria en una
clase predominantemente categorial. Además, desde que las reglas fonológicas se aplican a las
representaciones de rasgos, dan cuenta de la observación de que las reglas fonológicas incluyen
característicamente “clases naturales” de sonidos, es decir, clases que pueden ser definidas
únicamente en términos de una simple conjunción de rasgos. También ofrece explicaciones sobre
muchas generalizaciones en los campos de adquisición de la lengua, desórdenes de la lengua y
cambios históricos, entre otros. La teoría de los rasgos ha emergido como uno de los mejores
resultados de la ciencia lingüística en este siglo y ha proporcionado una poderosa corroboración en
la consideración de que las lenguas no varían por siempre, pero reflejan un patrón general, el cual
está arraigado en las capacidades físicas y cognitivas de la especie humana1.

Pero mientras muchas investigaciones han estado dedicadas a las preguntas ¿qué son los rasgos? y
¿cómo son definidos? es solo recientemente que los lingüistas han empezado a aplicar una tercera e
igualmente importante pregunta: ¿cómo son organizados los rasgos en las representaciones
fonológicas? Antes los teóricos se inclinaban a pensar en los fonemas como grupos no
estructurados de rasgos, o “haces de rasgos” en la caracterización conocida de Blomfield. De
acuerdo con esta consideración, trabajos posteriores en las tradiciones Jakobsoniana y generativa
trataron los segmentos como columnas de rasgos sin estructura interna. En este enfoque, las
secuencias fonológicas fueron caracterizadas típicamente como matrices de rasgos en dos
dimensiones, como ilustramos abajo para la palabra sun:

(1) s л n
Syllabic – + –

Voice – + +

Nasal – – +

Coronal + – +

etc.
En este sentido, un fonema (o unidad fonémica) es simplemente una columna de rasgos. Desde
que los fonemas siguen a cada uno en estricta sucesión, estos modelos pueden ser considerados
como lineales.

El formalismo de la matriz tiene poderosos argumentos a su favor: es conceptualmente simple, es


matemáticamente tratable e impone poderosas restricciones sobre la manera en que los rasgos
pueden ser organizados en representaciones. Sin embargo, a pesar de sus ventajas, ha llegado a ser
evidente que este modelo (también como otros modelos en los cuales los fonemas son vistos como
haces de rasgos estrictamente secuenciales) tiene dos inconvenientes importantes.

Primero, en dicho modelo, todos los rasgos definen una posición del fonema en relación uno a uno;
de este modo cada valor del rasgo caracteriza solo un fonema y cada fonema es caracterizado por
un solo valor de cada categoría. Esto sigue como una predicción estricta de que los rasgos no
pueden extenderse sobre dominios más grandes o menores que un único fonema. Sin embargo, hay
evidencia considerable de que esta consideración es incorrecta. Ejemplos simples y llamativos
demuestran relaciones de “no linealidad” entre rasgos que pueden ser bosquejados de las lenguas
tonales. Por ejemplo, en algunas lenguas tonales dos o más tonos pueden “apiñarse” sobre una
única sílaba formando tonos de contorno (i.e., tonos ascendentes y descendentes). En muchas
lenguas tonales los tonos “únicos” se “alargan” o extienden sobre varias sílabas y en algunas los
tonos “fluctúan” en el sentido de que ellos no están asociados con alguna unidad de producción
tonal particular en la representación. Los tonos son encontrados además para constituir “melodías
tonales” independientes en abstracción de secuencias de consonantes y vocales en las cuales son
realizadas. (Para una discusión de estas y otras propiedades ver e.g. Pike 1948, Welmers 1962,
Goldsmith 1976 y Pulleyblank 1986).

Antes se pensaba que las relaciones no lineales entre los rasgos de esta clase estaban
restringidas a un pequeño grupo de propiedades prosódicas y suprasegmentales del lenguaje
incluyendo tono, acento y entonación. Sin embargo, ha sido demostrado convincentemente que las
propiedades segmentales también muestran un comportamiento comparable, aunque en
proporción más limitada. Por ejemplo, en muchas lenguas el rasgo nasal puede “asumir” parte de
un segmento dando origen a los registros pre y postnasalizados tales como [nd] y [dn]; y en las
lenguas esto regularmente se extiende por más de un segmento o sílaba, estableciendo dominios de
armonía nasal (ver, e.g., Bendor-Samuel 1970; Luna 1973; Anderson 1976). En forma similar, en las
lenguas con armonía vocálica, los rasgos tales como [posterior], [redondeado] y [RLA] tienen la
capacidad de extenderse a muchas sílabas a un tiempo. Otros rasgos segmentales también muestran
propiedades no lineales como podremos observar en una discusión posterior.

Problemas como estos ofrecen un desafío directo a las teorías lineales de la representación
fonológica e induce al desarrollo de alternativas del sistema no lineal2. El más antiguo de estos fue
la teoría de componentes extensos desarrollado por Harris ( 1944 ) (ver también Hockett 1942,
1947 para un enfoque similar) y la teoría de análisis prosódico desarrollado por J. R. Firth y sus
colaboradores, después de la segunda guerra mundial (ver e.g., Firth 1948, the Philological Society
1957 y Palmer 1970). Un enfoque más reciente y aún en desarrollo es el de la teoría de la
dependencia hecha por J. Anderson, C. Ewen y sus asociados (para una visión general y discusión
más completa ver Anderson y Ewen 1987 y también el capítulo diecisiete de este volumen).

Quizás el más influyente de estos sistemas en este tiempo ―y el único en el que nosotros estamos
interesados principalmente― es una aproximación que emana de la teoría de la fonología
autosegmental, desarrollada en los años 1970 e inicios de los 80. En la fonología autosegmental,
como presentó primero Goldsmith (1976, 1979a, 1979b), los rasgos que son observados
extendiéndose sobre dominios más grandes o menores que el simple segmento son extraídos de las
matrices de rasgos y colocados en “canales” diferentes o en sus propias hileras. De este modo, los
tonos, por ejemplo, están representados en una hilera diferente de los segmentos vocálicos y
consonánticos, donde pueden funcionar de una manera parcialmente autónoma. Los elementos en
2
la misma hilera están ordenados secuencialmente mientras que los elementos de diferentes hileras
están desordenados y relacionados mutuamente mediante líneas de asociación las cuales establecen
patrones de alineación y cubrimiento. Desde que las asociaciones entre tonos y las unidades de
soporte tonal no están necesariamente uno a uno, nosotros podemos encontrar otros tipos de
ligamiento como mostramos abajo (H = Tono alto, L = Tono bajo y V = alguna unidad de soporte
tonal, tales como una vocal o una sílaba).

(2) (a) V (b) H V L (c) V H V (d) V

(a) L H L (c) V H V (d) H L

Solamente (2a) involucra una relación uno a uno entre tonos y unidades de soporte tonal de la clase
admitida en las teorías lineales. (2b) muestra una vocal ligada a dos tonos constituyendo un tono
decreciente, (2c) despliega dos vocales que se dividen en un único tono y (2d) ilustra un tono
flotante. Múltiples representaciones de este tipo pueden ser extendidos a otros rasgos mostrando
patrones complejos de alineamiento tales como nasalización y las operaciones de rasgos de armonía
vocálica (Goldsmith 1979a; Clements y Sezer 1982).

Un segundo problema inherente en un enfoque basado en una matriz es su pretensión implícita de


que los haces de rasgos no tienen estructura interna. Cada rasgo es relacionado igualmente a otro y
los rasgos no son agrupados en grandes grupos, en correspondencia a las clases de la fonética
tradicional tales como “punto” y “modo” de articulación. Esta propuesta es una consecuencia
intrínseca de cómo el sistema representacional es designado3. Algunos lingüistas, sin embargo, han
propuesto dosificar los rasgos fonológicos dentro de categorías taxonómicas. Aunque no han
asignado comúnmente ningún estatus a tales categorías en sus mismas representaciones fonológicas,
han sugerido algunas veces que podrían tener un estatus cognitivo de alguna clase. Así, mientras
Jakobson y Halle (1956) agrupan los rasgos segmentales de “sonoridad” y “tonalidad” en terrenos
estrictamente acústicos, los lingüistas sugieren que estas clases forman dos “ejes” independientes en
la adquisición del lenguaje. Chomsky y Halle (1968) clasificaron los rasgos en varias clases
taxonómicas (rasgos de clase mayor, rasgos de cavidad, etc.), pero advirtieron que “en última
instancia, los propios rasgos deberán ser organizados en una estructura jerárquica la cual podría
parecerse a la estructura que nosotros hemos impuesto en ella por razones puramente expositoras”
(1968, p.300). La propuesta más antigua para agrupar rasgos dentro de clases más grandes quizás
sea la de Trubetzkoy (1939) cuyas “clases relacionadas” de rasgos son definidas bajo principios
fonológicos y fonéticos. Para dar un ejemplo, los rasgos de sonoridad y aspiración acceden a una
única clase relacionada en lo que respecta a lo fonético, al ser realizados en términos de actividad
laringal, independientemente del punto de articulación. Pero estos rasgos también funcionan juntos
fonológicamente, en el sentido de que frecuentemente sufren neutralización como una unidad (ver
más adelante en la sección 2.3) o exhiben patrones sólidos de implicación mutua. Trubetzkoy
asigna tales clases de rasgos para separar “planos” de estructura y relacionar sus estatus cognitivos
independientes (psicológicos) de sus relaciones fonética y funcional, planteando que “la proyección
de oposiciones distintivas (y de este modo también de correlaciones), algunas veces sobre los
mismos planos y otras sobre diferentes, es la consecuencia psicológica de solo esos vínculos de
relaciones entre las marcas de correlación, en las cuales la clasificación de correlaciones en clases
relacionadas está hecha” (p 85). Estas copiosas sugerencias no sostuvieron el inmediato desarrollo
en las tradiciones Jackobsoniana o generativa como hemos visto. Sin embargo, la concepción de
Trubetzkoy puede ser vista como precursora importante del modelo el cual examinaremos
detalladamente más adelante.

Hay, verdaderamente, una considerable suma de evidencias de que los rasgos son agrupados dentro
de unidades funcionales más altas, lo cual constituye lo que podría ser llamado “clases naturales” de
rasgos, algo parecidas a la noción de Trubeztkoy de “clases relacionadas”. Por ejemplo, en el inglés
contemporáneo /t/ es frecuentemente glotalizado en /t’/ en posición final de sílaba. En algunos
contextos, la glotalizada /t’/ pierde su oclusión oral completamente permitiendo la pausa glotal que
3
observamos en pronunciaciones comunes de palabras como mitten [mIn]. En ciertos dialectos
españoles, los rasgos no laringales de /s/ se pierden en la coda de la sílaba, dejando solamente
aspiración [mihmo]. En casos como estos, que han sido discutidos por Lass 1976, Thráinsson 1978
y Goldsmith 1979, los rasgos de la región oral de un segmento están destinados como una clase,
mientras que los rasgos laríngeos, tales como glotalización y aspiración, quedan atrás. En forma
similar, en muchas lenguas, todos los rasgos de punto funcionan juntos como una unidad. En el
inglés, el segmento nasal de los prefijos syn– y con– típicamente asimila el punto de articulación de
la siguiente consonante, donde es realizada como labial [m] ante las labiales (simpathy,
compassion), alveolar [n] ante las alveolares (syntax, condescend), velar [] ante las velares
(synchronize, congress), etc. En tales procesos, todos los rasgos definen la función del punto de
articulación como una unidad, sugiriendo que tienen un estatus especial en la representación
(Goldsmith 1981, Steriade 1982, Mohanan 1983). Para describir procesos como este, la teoría lineal
tradicional requiere de una regla que mencione todas las funciones que designan el punto de
articulación i.e., [coronal], [anterior], [distribuido], [posterior], etc. De modo que una regla no es
más valorada que la que involucra algún grupo de rasgos seleccionados arbitrariamente, incluyendo
esos que nunca funcionan juntos en las reglas fonológicas.

En respuesta a este problema, un modelo general de organización de rasgos ha sido propuesto y en


la cual los rasgos que funcionan regularmente juntos como una unidad en las reglas fonológicas son
agrupados en constituyentes (Clements 1985; Sagey 1986; ver también Hayes 1986 para una
apreciación similar). En este enfoque, los segmentos son representados en términos de
configuraciones de nudos organizados jerárquicamente, cuyos nudos terminales son valores de
rasgos, y cuyos intermedios representan los constituyentes. En lugar de localizar rasgos en matrices,
este modelo los ordena de la siguiente manera:

(3) A

a C

b D

c E
d
e

f
g

Diferente de los familiares esquemas arbóreos en la teoría sintáctica, los elementos terminales (aquí,
valores de rasgos) son ordenados y localizados en hileras diferentes, como se advierte en el
diagrama. Esta organización hace posible expresar puntos en común de los rasgos, como en la
fonología autosegmental estándar. Todas las ramificaciones emanan de un nudo raíz (A) el cual
corresponde al mismo sonido de una lengua. La clase de nudos de nivel bajo (B, C, D, E) designa
rasgos funcionales a los grupos, los cuales incluyen el nudo laríngeo, el nudo de punto y otros
nudos que serán discutidos más adelante.

En este modelo, la asociación de líneas tiene una doble función. Sirve, primero, para codificar
patrones de alineación temporal y la coordinación entre elementos en las representaciones
fonológicas, como en la fonología autosegmental (cf. (2)). La importancia de esta función será vista
después en la discusión de los segmentos de contorno (sección 1.3), la extensión (sección 1.4) y los
nudos con múltiples uniones (sección 2.1), por ejemplo. En suma, como se ha mostrado en (3), la

4
asociación de líneas agrupa elementos dentro de constituyentes, los cuales funcionan como
unidades únicas en las reglas fonológicas. Los constituyentes inmediatos de ciertos grupos son
hermanas, y ambas son hijas, o dependientes, del nudo constituyente más alto; en (3) por ejemplo,
D y E son hermanas e hijas (o dependientes) de C. Nótese además que si D es (universalmente)
una hija de C, la presencia de D en una representación exigirá necesariamente la presencia de C,
una relación que tomará alguna importancia en una discusión posterior.

Esta apreciación de la organización de rasgos hace posible imponer fuertes lazos en la forma y
funcionamiento de las reglas fonológicas. En particular asumimos el siguiente principio.

(4) Las reglas fonológicas ejecutan solamente operaciones simples.

Este principio predice, por ejemplo, que la regla fonológica podría afectar el grupo de rasgos d, e, f
y g en (3) para ejecutar una operación simple en el constituyente C, sin embargo, ninguna regla
puede afectar los nudos c, d y e, solo en una operación simple, puesto que no forman un
constituyente. En general, una teoría que incorpora este principio afirma que solo los grupos de
rasgos que forman constituyentes pueden funcionar juntos en reglas fonológicas. Desde que el
grupo de rasgos que forman constituyentes es una proporción muy pequeña de todas las
posibilidades lógicas, esta afirmación representa una fuerte hipótesis empírica con relación a las
reglas fonológicas posibles.

Un principio ulterior es requerido con el fin de mantener esta afirmación en su forma más general.
Lo enunciamos como lo siguiente:

(5) La organización de los rasgos está universalmente determinada.

De acuerdo a este principio, el modo en el cual los valores de rasgos son asignados a hileras y
agrupados dentro de grandes constituyentes no varía de lengua a lengua. Obviamente, si la
organización de los rasgos pudiera variar libremente, la teoría no podrá hacer predicciones por
medio de la lingüística. Sin embargo, hay muchas razones para creer que la organización de rasgos
es universal, desde que las mismas agrupaciones de rasgos se repiten lengua tras lengua4.

Asumimos que el principio (5) proyecta la misma organización de rasgos en todos los niveles de
derivación, desde la estructura subyacente hasta la superficial. Esto significa que las reglas
fonológicas no pueden tener el efecto de crear nuevos tipos de organización de rasgos. Las reglas
que podrían producir estructuras mal formadas son frecuentemente tomadas para ser sujetas a
nuevas convenciones, las cuales tienen el efecto de preservar lo más adecuado de la representación
(e.g. interpolación del nudo Sagey 1986). Así, el rasgo opera jerárquicamente como una plantilla que
define la buena formación a través de las derivaciones. Los principios que restringen la forma y
organización de las reglas fonológicas serán discutidos como adelantamos.

Podemos dar ahora una respuesta preliminar a la pregunta ¿cómo están organizados los rasgos?

(6) (a) Los valores de rasgos están formados en hileras separadas donde pueden formar
parte de las relaciones no lineales con alguna otra.
(b) Los rasgos son, al mismo tiempo, organizados en formatos jerárquicos, en las cuales
cada constituyente puede funcionar como una única unidad en las reglas
fonológicas.

Un modelo que tiene estas propiedades generales ha sido llamado una “geometría de rasgos” 5.
Sobre estas suposiciones, la labor empírica de la teoría de rasgos es determinar cuáles nudos
reconocer y cómo estos nudos son organizados.

5
1. Segmentos Simples, Complejos y de Contorno

Ahora desarrollaremos una teoría de organización de rasgos con más detalle. Primero recogemos la
cuestión de la densa estructura segmental, enfocando la representación de segmentos simples,
complejos y de contorno. Aquí y en otra parte, nuestra discusión de ejemplos particulares será
necesariamente breve e incompleta. Se sugiere al lector consultar nuestras fuentes para una
discusión más completa.

1.1. La Teoría de Rasgos Basada en el Articulador


Algo central para el desarrollo general de la teoría de rasgos es la idea de que el habla es producida
usando varios articuladores que funcionan independientemente. Estos articuladores ―incluyendo
los labios, el cuerpo de la lengua, la parte anterior y la raíz, el paladar blando y la laringe― pueden
definir una única constricción principal en el tracto vocal, o puede combinarse para producir varias
constricciones al mismo tiempo. Desde que los articuladores juegan un papel fundamental en la
organización de la estructura del segmento, ha sido propuesto que ellos deben ser representados
por nudos de sus propias representaciones fonológicas, formadas en hileras separadas (Sagey 1985,
Halle 1988). Estos nudos labial, coronal y dorsal están definidos en términos de articulaciones del
tracto oral, como se explica abajo (Sagey 1986, p.274).

(7) Labial: involucra los labios como un articulador activo.


Coronal: involucra la parte anterior de la lengua como articulador activo.
Dorsal: involucra el cuerpo de la lengua como un articulador activo.

Los rasgos articulatorios son también llamados rasgos de “punto” porque se unen bajo el
constituyente de punto en la jerarquía de rasgos6.

A diferencia de otros rasgos, [labial], [coronal] y [dorsal] son tratados como privativos (valor uno)
antes que binario. Esto es porque las reglas fonológicas no parecen operar con valores negativos de
estas categorías. Por ejemplo, mientras muchas reglas involucran la asimilación labial, hay pocas
reglas de asimilación no labial que tornan e.g. [p] a [t] en el contexto de un sonido no labial ([t, č, k],
etc.), o reglas de disimilación no labial, cambiando, e.g., [t] a la labial [p] que sigue a una no labial.
Estas observaciones se siguen directamente del supuesto que asume que los rasgos articulatorios
son de un valor: si [-labial] no tiene existencia en la teoría, luego ninguna regla puede llevar a cabo
una operación sobre los sonidos [-labial]7.

Otros rasgos son también el articulador ligado, en el sentido de que dependen de un articulador
específico para su ejecución, o articulador libre, en el sentido de que no están restringidos para un
articulador específico. Los rasgos del articulador ligado presentan y además prescriben el carácter
específico de la constricción formada por un articulador dado. Tales rasgos son localizados bajo el
apropiado nudo articulatorio. Así, por ejemplo, los rasgos del articulador ligado [anterior] y
[distribuido] son unidos bajo el nudo coronal, donde ellas distinguen coronal anterior de posterior
y coronal apical de laminal respectivamente. Ilustramos estas distinciones con un sistema de
contraste mínimos encontrados en muchas lenguas australianas (Dixon 1980; sus dígrafos
representan sonidos simples en todos los casos):

(8) Lamino-dental Apico-alveolar Lamino-palato-alveolar Retrofleja


[dh, nh] [d, n] [j, ny] [rd, rn]
[coronal] [coronal] [coronal] [coronal]

[+anterior] [+anterior] [-anterior] [-anterior]


[+distribuido] [-distribuido] [+distribuido] [-distribuido]
6
La situación de los rasgos [anterior] y [distribuido] bajo el nudo coronal es motivado por varias
observaciones. Primero, estos rasgos son relevantes solo para los sonidos coronales. Así, ninguno
de los sonidos no coronales es distinguido mínimamente por estos rasgos; tampoco estos rasgos
definen clases naturales incluyendo sonidos no coronales (Steride, 1986; Sagey 1986); estas
observaciones se siguen directamente del tratamiento de [anterior] y [distribuido] como
dependientes del nudo [coronal], puesto que la presencia de uno y otro rasgo en un segmento
conlleva la presencia de [coronal]. Segundo, este análisis predice correctamente que si un segmento
asimila a otro coronal, necesariamente asimila [anterior] y [distribuido] a la misma vez. Esta
predicción es sostenida por reglas de asimilación coronal en lenguas tan diversas como el inglés
(Clements 1985), el sánscrito (Shein y Steriade 1986), el vasco (Hualde 1988) y el tahltan (Shaw
1991).

Los rasgos del articulador libre designan el grado de estrechez de un sonido, independiente del
articulador específico involucrado, y de este modo son algunas veces llamados rasgos rígidos. Por
ejemplo, sonidos [+continuos] son aquellos que permiten la continuación de flujo de aire a través
del centro del tracto oral, sin tener en cuenta dónde la estrechez mayor está localizada. Los rasgos
[+/-sonante], [+/- aproximante] y [+/-consonántico] también carecen de un articulador designado.
Muchos escritores ubican los rasgos articulatorios libres en la jerarquía de los rasgos articulatorios.
Examinaremos la evidencia que apoya este punto de vista más adelante.

1.2. Segmentos Simples y Complejos


Si los rasgos pueden ser considerados los átomos de la representación fonológica, los rasgos
complejos constituyen segmentos que podrían ser considerados las moléculas. Ahora examinemos
la estructura molecular con más detalle. Infiriendo de la terminología introducida por Sagey,
podemos distinguir entre segmentos simples, complejos y de contorno. Un segmento simple se
compone de un nudo raíz caracterizado, a lo sumo, por un rasgo de articulador oral. Por ejemplo,
el sonido [p] es simple debido a que únicamente es [labial].

Un segmento complejo es un nudo raíz caracterizado al menos por dos rasgos diferentes del
articulador oral, representado un segmento con dos o más constricciones simultáneas del sistema
oral. Este análisis recibe un notable apoyo de la observación de Halle (1983): podemos encontrar
segmentos complejos articulados doblemente involucrando todos los pares posibles de
articuladores orales, definidos por los rasgos articulatorios labial coronal y dorsal. Por ejemplo, la
labio palatal [tp] de yeletnye es formado por cierres simultáneos de los labios y la parte anterior de
la lengua (Maddiesson y Ladefoged 1988); la labio velar [kp] de Yoruba, por cierres simultáneos de
los labios y el cuerpo de la lengua (Ladefoged 1968) y el clic alveolar [!] de las lenguas bantu y
khoisan de África del sur, por cierres simultáneos de la parte anterior de la lengua y el cuerpo
(Ladefoged y Traill 1984). Las representaciones de varios segmentos simples y complejos son
dados más adelante, mostrando solamente la estructura relevante. (Hay que tener presente que los
nudos de hileras diferentes no están en orden con respecto al otro. No tenemos en cuenta la
distinción entre articulaciones mayores y menores, para ser discutidas en la sección 3.5).

(9) p t, s k tp kp !
place place place place place place

[labial] [labial] [labial] [coronal]


[coronal] [coronal] [dorsal] [dorsal]
[dorsal]

Se habrá apreciado que la observación original de Halle se sigue directamente del modelo del
articulador, sobre la asunción de que los segmentos complejos están formados por la combinación

7
libre de rasgos del articulador oral: ya que hay solo tres de estos, podríamos encontrar exactamente
las tres combinaciones ilustradas anteriormente.

1.3. Segmentos Perfilados o de Contorno


Paralelo al tratamiento de tonos periféricos, descrito en (2b), múltiples representaciones de rasgos
permiten la expresión directa de segmentos periféricos o segmentos de contorno, es decir, los
segmentos contienen secuencias (o “contornos”) de rasgos diferentes. La motivación clásica para
reconocer los segmentos perfilados es la existencia de “efectos cortantes” fonológicos, de acuerdo
al cual un segmento dado procede como si tuviera el rasgo [+F] considerando segmentos en un
lado y [-F] considerando los otros (Anderson 1976). Comúnmente, propusieron candidatos para
tales tipos de segmentos incluidas las africadas y prenasalizadas.

Hay, concurrentemente, dos posibles consideraciones de cómo tales segmentos pueden ser
caracterizados, como es sugerido en la siguiente figura representando las prenasalizadas (la
estructura irrelevante ha sido omitida).

(9) (a) Análisis de una raíz (b) Análisis de dos raíces


X X

raíz raíz raíz

[+nasal] [–nasal] [+nasal] [–nasal]

En el análisis de una raíz (10a), los segmentos de contorno son caracterizados por la secuencia de
rasgos unidos por un único nudo más alto (Sagey 198). En esta consideración una prenasalizada
como [nd] es representada como un único nudo raíz caracterizado por la secuencia [+nasal] [–
nasal]8, y una africada como [ts] es representada por un nudo raíz caracterizado por la secuencia [–
continuo] [+continuo]. Este análisis asume que solamente los rasgos terminales, no las clases de
nudos, pueden ser ordenados en un segmento dado. Nótese, sin embargo, que aún con este
contraste, un gran número de segmento complejos (teóricamente posibles, pero no ocurrentes) son
predecidos, produciendo sonidos tales como [+sonoro] [–sonoro] o [–distribuido] [+distribuido].

En el análisis de dos raíces (10b), los segmentos perfilados consisten en dos nudos seguidos bajo la
posición de un solo esqueleto. De este modo, una prenasalizada puede estar representada como la
secuencia de dos nudos, caracterizado como [+nasal] y [–nasal] respectivamente (Clements 1987;
Piggott 1988; Rosenthall 1988). Este análisis asume una restricción que universalmente impide
ramificar la estructura bajo el nudo raíz, el cual, puede ser expuesto como sigue:

(11) La Restricción de la no Ramificación:


Configuraciones de la forma
A

B C
son mal formados, donde A es alguna clase de nudo (incluyendo el nudo raíz), A
inmediatamente domina a B y C, B y C están en la misma hilera.

Esta afirmación está basada en una propuesta hecha por Clements (1989b), generalizando una
versión más específica propuesta por Piggott (1988)9. Incluso con esta restricción, sin embargo, los
otros principios son requeridos para expresar el hecho de que no toda secuencia de los nudos raíz
constituye un posible segmento de contorno (por sugerencia, ver Rosenthal 1988).

8
En un importante estudio del fenómeno nasal, Steriade (1991) presenta una extensa evidencia a
favor del análisis de dos raíces de la pre y postnasalizada, mientras que da un paso hacia la
construcción de clase de segmentos de contorno potenciales. Steriade propone que los segmentos
de contorno (incluyendo los realizados en su análisis) deberían ser analizados como secuencias a los
que ella denomina “nudo de apertura”. Ella reconoce tres clases de nudos de apertura, definidos
fonéticamente como lo siguiente:

(12) Ao = Ausencia total de flujo de aire oral (tal como en los puntos oral y nasal)
Af = Grado de apertura oral suficiente para producir una turbulencia de aire (cómo en
las fricativas y la segunda fase de las africada)
Amax = Grado de apertura insuficiente para producir una turbulencia de aire (como las
sonantes y la fase libre de pausas)

Steraide sugiere que tales “nudos de apertura” pueden ser incorporados dentro del modelo de
rasgos fonológicos como nudos de raíz caracterizados por los valores de rasgos apropiados.
Nosotros sugerimos libremente la siguiente interpretación nudo raíz (otros son posibles)10:

(13) Ao = Un nudo raíz caracterizado como [–continuo, –aproximante]


Af = Un nudo raíz caracterizado como [+continuo, –sonante]
Amax = Un nudo raíz caracterizado como [+continuo, –sonante]

Este modelo asigna solo dos tipos de secuencias segmentales internas: A o Af definen segmentos
con una pausa seguida por escape fricativo (i.e., africadas) y Ao Amax definen segmentos con una
pausa seguida por un escape abrupto máximo.

Dadas estas asunciones y continuando el uso de la notación taquigráfica en (13), podemos


representar las pausas orales (libres), africadas, prenasalizadas y africadas prenasalizadas,
respectivamente, por las configuraciones parciales mostradas en (14) (se indica solamente la
estructura relevante; ubicamos el rasgo [nasal] por encima de los nudos raíz por comodidad):

(14) [t]: [nt]: [ts]: [nts]~ [ns]: [tn]:

[nasal] [nasal] [nasal]

raíz: Ao Amax Ao Amax Ao Af Ao Af Ao Amax

punto punto punto punto punto

Las primeras dos figuras muestran un segmento libre y prenasalizado respectivamente. La


prenasalización [nt] difiere de su correspondiente oral [t] solo en tener el rasgo [nasal] vinculado a
su nudo raíz no continuo Ao, de este modo es analizado formalmente como cierre nasal seguida
por una (máxima) apertura oral. La tercera figura muestra una africada, analizada como un nudo
raíz no continuo Ao seguida por la liberación de una fricativa (homorgánica) Af.

La cuarta figura provee una única representación para los segmentos prenasalizados
frecuentemente trascritos como [nts] y [ns]. Esta última, descrita habitualmente como una fricativa
prenasalizada, es aquí representada solamente como el molde, como una africada con cierre [nasal].
Este análisis asume que la diferencia articulatoria entre [ns] y [nts] es siempre no distintivo, siendo
determinado por el principio de lenguas particulares de implementación fonética. El último tipo de
segmento mostrado en (14), la post nasalizada [tn], puede naturalmente del todo ser caracterizada
como una [t] con una liberación [nasal] máxima. El segmento nasal ordinario tal como [n] (no
mostrado aquí) difiere de este solamente en que [nasal] es asociada con los nudos de cierre y
apertura.

9
En la propuesta de Steriade, los verdaderos segmentos perfilados son restringidos a la clase de
obstruidas y africadas, como se mostró anteriormente. Otras clases mayores, como fricativas,
líquidas y vocoides tienen un único nudo raíz, de modo que no pueden ser fonéticamente pre o
postnasalizadas11. El sistema de Steriade, entonces, es una alternativa obligada la cual restringe los
segmentos de contorno a solo unos pocos tipos bien atestados; queda por ver si otros tipos de
segmentos complejos algunas veces propuestos en la literatura, tales como diptongos cortos,
podrían ser agregados al inventario.

Las africadas son las menos comprendidas en comparación con las prenasalizadas. Mientras que los
“efectos cortantes” han sido demostrados convenientemente para las pre y postnasalizadas, ellos
son mucho menos evidentes para las africadas. En efecto, en algunas lenguas, como el vasco, el
turco y el maya yucateco, las africadas muestras “efectos anticortantes” procediendo como pausas
con respecto a los segmentos siguientes y/o como las fricativas con respecto a los segmentos
precedidos. El análisis formal de las africadas resta una pregunta no resuelta en el presente (ver
Hualde 1988a, Lombarda 1990 y Steriade 1991 para varias propuestas diferentes).

1.4. Duración
Los sonidos del lenguaje pueden ser largos o cortos. La duración fonológica (o cantidad) puede
definirse como biposicional en la hilera que representa la cantidad fonológica, si esto es tomado
como la CV –o esqueleto X– en el sentido de Mc Carthy (1981, 1985), Clements y Keyser (1983),
Prince (1984) y otros; o la hilera de unidad de peso en el sentido de Hyman (1985) 12. En todas estas
apreciaciones, una consonante larga o una vocal es representada como en nudo raíz unida a dos
unidades de cantidad como se muestra en (15):

(15) Corto: Largo:


X X X

raíz raíz

Un resultado sorprendente de este análisis es que nosotros no tenemos un modo uniforme más
largo de reconstruir la noción tradicional de “segmento”. Así, un segmento complejo como [ts] se
compone de un nudo sobre la hilera de cantidad y dos en la hilera de la raíz, mientras que una
consonante larga como [t:] se compone de dos nudos en la hilera de cantidad y uno en la hilera de
raíz. ¿En qué hilera está definido el segmento? Ni la alternativa parece correctamente apropiada. La
aparente paradoja puede reflejar simplemente el hecho de que estamos tratando con diferentes
clases de segmentaciones en cada hilera. Podría ser más útil distinguir entre “segmentos melódicos”
delimitado en el esqueleto; de este modo una africada podría componerse de dos segmentos
melódicos unidos a un segmento métrico y así sucesivamente.

2. Procesos Fonológicos

Un problema clásico en la teoría fonológica es el de determinar la clase de procesos elementales, los


cuales indican representaciones subyacentes dentro de las representaciones superficiales. La
Fonología Generativa Estándar suministró un rico vocabulario para la enunciación de reglas
fonológicas, pero como Chomsky y Halle indicaron (1968, cap. 9); ello no proporcionó un modo
intrínseco de distinción creíble (para discusión adicional de este punto ver, e.g. Clements 1976,
Goldsmith 1981 y Mc Carthy 1988). En reacción a este problema, la teoría de la Fonología Natural
desarrolla un grupo de criterios para distinguir entre “procesos naturales” y “reglas aprendidas”
(Stampe, 1980), pero no suministra una base formal para la distinción.

10
En esta sección, elevamos esta conclusión desde la perspectiva de la representación jerárquica de
rasgos. Mostramos que un pequeño número de tipos de reglas elementales y principios
organizacionales proyectan una clase larga de tipo de “reglas naturales”, mientras que excluye las
poco comunes o no atestiguadas.

2.1. Asimilación
Quizás el tipo de regla fonológica más ampliamente recurrente es la asimilación. La fonología
generativa describió la asimilación en términos de rasgos copiados, de acuerdo a lo cual un
segmento copia las especificaciones del rasgo del segmento vecino. En el modelo presente, en
contraste, las reglas de asimilación son descritas como la asociación (o “extensión”) de un rasgo o
nudo F del segmento A a un segmento vecino B, como se muestra abajo (las líneas punteadas
indican la asociación de líneas agregadas por la regla).

(16) A B o B A

F F

Este enfoque representa el duplicado fonológico del modelo articulatorio de asimilación asumida
por la escuela fonológica francesa, quienes escribieron (1933, p. 185) “L’ assmilation consiste dans
l’extensión d’un ou de plusieurs mouvements articulatoires au dela de leur dumaine originaire. Ces
mouvements articulatoires sont propers au phonème agissant, le phonèmeagi, en se les appropiant
aussi, devient plus semblable à l’autre”. Bajo este punto de vista, una asimilación involucra uno o
más movimientos articulatorios que extienden sus dominios al segmento que afectan (phonème
agissant) o gatillo, o a un segmento afectado (phonème agissant) u objetivo. Hay un considerable
soporte fonológico para tal opinión como podemos ver en la sección 2.1.2.

2.1.1. Tipos de asimilación

Como una base para la discusión, será útil distinguir varios tipos de asimilación. Una distinción
depende de la naturaleza del segmento afectado. Si la regla únicamente se extiende a rasgos que no
están todavía especificados en el objetivo, ello se aplica a modo de rasgo lleno (completo). Este
patrón común puede contemplarse como un modo de asimilación no marcada (o defecto). Si la
regla se aplica en segmentos ya especificados para la extensión de rasgos, reemplazando su valor
original, la regla se aplica a modo de cambio de rasgo.

Podemos también distinguir diferentes tipos de asimilación de acuerdo a la identidad del nudo de
extensión. Si el nudo raíz se extiende, el segmento afectado adquirirá todos los rasgos del “gatillo”.
En el modo de cambio de rasgo, este resultado, a menudo llamado asimilación completa o total,
da el efecto de supresión con el compensatorio alargamiento. Por ejemplo, un sonido muy
conocido en los dialectos Lesbio y Tesalia de la Grecia Antigua, la [s] asimila la sonante que
precede o que sigue, quizás pasando a un intermedio [h] (Steriade 1982, Wetzels 1986, Riallond
1933):

(17) *gwolsā > bollā “consejero”


*awsōs > awwōs “alba”
*esmi > emmi “yo estoy”
*naswos > nawwos “templo”

Estas asimilaciones ilustran ambos casos del esquema (16) donde F = el nudo de la raíz:

11
(18) *gwolsā > bollā *esmi > emmi
X X X X

raíz raíz

{todos los rasgos de l} {todos los rasgos de m}

El despliegue del nudo raíz reemplaza el nudo raíz de [s], el cual es suprimido por convención.

Si un nudo de clase de nivel más bajo se extiende, el objetivo adquiere varios, pero no todos los
rasgos del gatillo (asimilación parcial o incompleta). Ya hemos mencionado un ejemplo del inglés,
involucrando la asimilación de puntos de rasgos en los prefijos syn- y con-. Reglas similares
ocurren en muchas lenguas que tienen la forma general que se muestra en (19):

(19) raíz raíz o raíz raíz

punto punto

Finalmente, en la asimilación de un único rasgo, solamente un rasgo terminal se despliega. Tipos


comunes incluyen armonía vocálica, asimilación sonora y asimilación nasal. Muchos ejemplos han
sido presentados desde la literatura más antigua a la avanzada fonología no lineal (ver e.g. papeles
representativos en Van der Hulst y Smith 1982; Aranozf y Cerhle 1984).

Las reglas de asimilación proveen un potente criterio para responder a la pregunta ¿cómo son
organizados los rasgos?, desde que algún rasgo o grupos de rasgos que se asimilan como una
unidad debe constituir un nudo en una hilera independiente. Ahora consideraremos una importante
predicción empírica del modelo extendido de la asimilación.

2.1.2. Nudos de enlaces múltiples

En el modelo desplegado de asimilación, una regla siempre da salida al nudo de enlaces múltiples
en su output. Nótese, por ejemplo, que en el output de una regla de asimilación total, un único
nudo raíz es enlazado a dos posiciones del esqueleto como se mostró en (18). Será llamado así este
tipo de representación que es idéntico al más antiguo propuesto para los segmentos largos
subyacentes (sección 1.4). El modelo desplegado de asimilación predice, por lo tanto, que las
geminadas derivadas por las reglas de asimilación deberían ser formalmente indistinguibles de las
geminadas subyacentes con respecto a etapas posteriores de una derivación fonológica.

Esta predicción parece ser correcta. Hayes (1986b) muestra que las geminadas creadas de
segmentos disímiles por reglas de asimilación proporcionan propiedades especiales con las
geminadas subyacentes (i.e. monomorfémicas), las cuales no están desplegadas por secuencias de
consonantes idénticas que ocurren en el límite entre morfemas diferentes o palabras. Uno de estos
es la inseparabilidad de geminadas, de acuerdo a lo cual las geminadas “reales” (i.e., aquellos
exhiben estructura de enlaces múltiples) no pueden ser separados por vocales epentéticas. Esta
propiedad puede ser ilustrada por reglas de epéntesis y asimilación en el árabe palestino, como
describió por primera vez Abú- Salim (1980). En las palabras que contienen grupos de 3 o más
posiciones consonánticas, una vocal epentética [i] es insertada antes de las dos finales: (C)CCC →
(C)CC[i]CC. Esta regla es mostrada en (20a). La regla no se aplica si las dos posiciones dejadas
corresponden a una geminada monomorfémica, tal como se muestra en (20b). La epéntesis
también aparece sin grupos separados por limite de palabra (20c), igual si las consonantes
flanqueadas son idénticas (20d). (20e) ilustra la epéntesis entre el articulo que define /l-/ y el grupo
siguiente. Por una regla independiente, /l-/ asimila totalmente a la consonante coronal que sigue
12
dando geminadas superficiales como en [š- šams] “el sol” del subyacente /l- šams/. Las geminadas
creadas por esta regla no pueden ser separadas por la epéntesis; en cambio, contrario al patrón
regular, la vocal epentética es insertada a su izquierda (20f).

(20) (a) ?ak[i]l-kum “tu comida” /?akl-kum/


?ib[i]n-ha “su hijo(de ella)” /?ibn-ha/
(b) sitt-na “nuestra abuela” (*sit[i]t-na)
?imm-na “nuestra madre” (*?im[i]m-na)
(c) ?akl [i] mniih “una buena comida”
walad [i] kbiir “un muchacho grande”
(d) samak [i] kbiir “un pescado grande”
(e) l-walad l[i]-kbiir “el muchacho grande” /l-kbiir/
(f) l-walad [i] z-ziir “el muchacho pequeño” (*z[i]-ziir)

En este paradigma, las geminadas inseparables son justamente aquellas que son monomorfémicas
(20b) o heteromorfémicas y producidas por la asimilación (20f).

Ese patrón puede ser explicado en la adopción de que las geminadas “reales”, sean subyacentes o
creadas por la asimilación, han mostrado la estructura de enlace múltiple en (21a), mientras que las
geminadas “accidentales” producidas por la concatenación a través de límites han separado nudos
de raíz, como se muestra en (21b). La falta de epéntesis para aplicar en germinadas reales pueden
ser explicada por el hecho de que la inserción de una vocal epentética dentro de la estructura unida
crearía una violación de la restricción en contra de las líneas cruzadas (discutido en la sección 2.5),
como se muestra en (21c)13:

(21) (a) C C (b) C C (c) *C V C

raíz raíz raíz raíz raíz

No solamente la asimilación total, sino la parcial da origen a los nudos de enlace múltiples, como
hemos mostrado en (19). Grupos parcialmente asimilados deberían, por lo tanto, mostrar efectos
de inseparabilidad como lo hacen las germinadas plenas. Esta predicción está, además, bien
apoyada por la evidencia. Por ejemplo, en kolami los grupos que han experimentado asimilación de
punto son impenetrables a una regla posterior de epéntesis que podría de otra manera ser creado
para romperlos (ver Steraide 1982, después Emenau 1955). Así, la epéntesis normalmente inserta
una copia de la vocal omitida entre la primera de los dos miembros de un grupo CCC, como se
mostró en la primera columna en (22a). Sin embargo, esto falla al aplicarlo en grupos
homorgánicos producidos por la asimilación, como se muestra en (22b).

(22) pasado presente UR (raíz)


(a) “romper” kimik-tan kimk-atum /kink/
“hacer levantar” suulup-tan suulup-atum /suulup/
“barrer” ayak-tan ayk-atun /ayk/
(b) “salirse” (liquido al abrir) poŋk-tan poŋg-atun /pong/
“enterrar” min(t)-tan mind-atun /mind/

Este comportamiento puede ser explicado por la atribución de nudo de enlace múltiple a los
grupos asimilados; como en el caso de geminadas, la epéntesis produciría una estructura mal
formada14. Efectos similares han sido citados del tamazight berber (Steriade 1982), popoluca de la
sierra (Clements 1985) y del Celta de la Isla Barra (Clements 1986), entre otras lenguas.

La unión múltiple de grupos parcialmente asimilados puede ser demostrada también de otras
formas. Por ejemplo, los grupos asimilados en parte muestran la misma clase de efectos inalterables
13
que son encontrados en las geminadas reales, de acuerdo a lo cual ciertos tipos de reglas, que
ordinariamente afectan el contenido del rasgo de segmentos simples, fallan al aplicarse a segmentos
con estructuras enlazadas; ver Hayes (1986a, 1986b) y Schein y Steriade (1986) para la discusión y
ejemplos de una variedad de lenguas. Otra vez las reglas fonológicas están frecuentemente
restringidas para aplicarse solamente a miembros de grupos homorgánicos asimilados parcialmente;
tales reglas puedan ser simplemente formulados por la causa directa que hace referencia a los nudos
enlazados (Ver Kiparsy 1985; Clements 1985 y Hume 1991 para ejemplos del catalán, popoluca de
la sierra y coreano respectivamente). Otro argumento para la estructura enlazada puede ser citado
de muchas lenguas, las cuales restringen grupos de consonantes intervocálicos; en tales casos
podemos decir que los grupos intervocálicos pueden tener solamente en nudo (Prince 1984, p. 243).
En suma, hay muchos tipos independientes de evidencia que apoyan la teoría de extensión de la
asimilación, las cuales juntas proporcionaron una poderosa fuente de soporte para la representación
del rasgo no lineal como en el bosquejo anterior.

2.2. Disimilación y la OCP


Consideremos disimilación al proceso por el cual un segmento falta sistemáticamente para tener
un rasgo presente en un segmento próximo (o cercano). Las reglas de disimilación son también
comunes a las lenguas y podría recibir una simple expresión formal en la teoría.

Tradicionalmente, la disimilación ha sido expuesta en términos de reglas de cambio de rasgo del


tipo [X] → [F] / ___ [+F]. Sin embargo, esta aproximación no puede ser adoptada en el presente
marco, ya que muchos rasgos que experimentan comúnmente disimilación ([coronal], [labial] y
[dorsal], etc.) tienen solo un valor. En lugar de eso, la disimilación puede ser expresada como un
efecto de desligamiento, con lo cual un rasgo o nudo es desligado de un segmento; el nudo
abandonado es entonces borrado a través de una convención general. Una regla posterior puede
insertar el valor opuesto (típicamente, por defecto). (Ver Odden 1987, Mc Carthy 1988 y Yip 1988
para los ejemplos y discusión).

Mientras la disimilación puede ser expresada formalmente como desligamiento, nosotros tenemos
todavía que explicar por qué el desligamiento comúnmente tiene una función disimilatoria. Una
respuesta un tanto refinada llega del principio de contorno obligatorio (Obligatory Contour
Principle), originalmente propuesto en el trabajo de lenguas tonales para dar cuenta del hecho de
que secuencias de tonos adyacentes idénticos, tales como HH, son ampliamente eludidas en las
representaciones subyacentes y derivadas (Leben 1973). En un trabajo posterior, Mc Carthy,
extendió este principio a la fonología segmental para explicar por qué muchas lenguas evaden
secuencias de segmentos idénticos (o idénticos en parte) (Mc Carthy 1986). Él expone este
principio en su forma más general como lo que sigue (Mc Carthy 1988):

(23) Principio de contorno obligatorio (PCO):


Los elementos idénticos adyacentes están prohibidos.

Por esta afirmación el PCO se aplica a algunos rasgos idénticos o nudos los cuales son adyacentes
en una hilera dada. Su contenido empírico es triple: puede prohibir representaciones subyacentes
las cuales lo violan; puede “manejar” o motivar reglas las cuales suprimen violaciones del principio;
puede bloquear reglas que podrían de otra manera crear violaciones de éste (ver Mc Carthy 1981,
1986, 1988; Mester 1986; Odden 1988; Yip 1988, 1989; Clements 1990, 1993 para ejemplos y
discusiones). Una consecuencia directa del PCO es que el desligamiento disimilatorio debería ser
un tipo de proceso preferido a través de las lenguas, desde que tiene el efecto de eliminar las
violaciones del PCO.

14
Ilustraremos el PCO con un ejemplo bien conocido del árabe clásico (Greenberg 1950; Mc Carthy
en prensa). En estas lenguas, las raíces de las consonantes son sujetas a restricciones estrictas.
Primero, en tales raíces, dos consonantes no pueden ser idénticas. Así, las raíces hipotéticas como
/bbC/, /Cbb/ y /bCb/ están malformadas donde C es alguna consonante15. Además, las raíces
que contienen consonantes homorgánicas tienden fuertemente a ser excluidas; así, las raíces
hipotéticas como /bmC/, /Cbm/ y /bCm/ con dos consonantes labiales están totalmente
ausentes (ver Mc Carthy para requisitos y discusiones más completas).

Considere ahora cómo estas constricciones pueden ser tomadas en cuenta por el PCO. La
constricción en contra de consonantes adyacentes idénticas se sigue directamente de la afirmación
(23), aplicada en la hilera de la raíz. La constricción en contra de las consonantes homorgánicas
también se sigue de (23), aplicado en este caso a los rasgos articulatorios. Considere la
representación siguiente (parcial) de la raíz mal formada */dbt/ con consonantes homorgánicas
iniciales y finales.

(24) d b t
raíz raíz raíz

punto punto punto

[coronal] [coronal] ← violación PCO


[labial]

La malformación de esta representación es debido a la violación del PCO en la hilera [coronal],


como muestra la flecha. Crucialmente, las dos ocurrencias de [coronal] están adyacentes en sus
hileras, aun cuando los segmentos que ellas caracterizan, /d/ y /t/, no son adyacentes en la hilera
de la raíz. Esto es porque la consonante intermedia, /b/, es caracterizada por un nudo [labial] la
cual, yace en su propia hilera, no es ordenada con respecto a [coronal]. Este resultado presupone
que los rasgos articulatorios son ordenados en hileras diferentes, como propusimos anteriormente.

De este modo en el árabe y en muchas otras lenguas, el PCO genera un patrón dominante de
disimilación que involucra consonantes idénticas y homorgánicas. En muchas lenguas las
violaciones de PCO son resueltas de otras maneras tales como la fusión o asimilación de nudos
idénticos adyacentes (Mester 1986), el bloqueo de reglas de síncopa que crearía, por el contrario,
violaciones del PCO (Mc Carthy 1986) y la inserción de segmentos epentéticos, como la regla de
formación del plural en el inglés, la cual inserta una vocal entre dos sibilantes coronales en las
palabras como, taxes, brushes (Yip 1988). Esta evidencia, tomada acumulativamente, sugiere que la
disimilación es solo una de varias estratagemas para reducir o eliminar las violaciones del PCO en
todos los niveles de representación. Como la asimilación, la disimilación (y otras reglas de
desligamiento) proveen un criterio para la organización de los rasgos: cualquier nudo desligado
debe realizarse en su propia hilera.

2.3. Neutralización
Otro tipo de proceso común es la neutralización, la cual elimina los contrastes entre dos o más
rasgos fonológicos en ciertos contextos (Trubetzkoy 1939). Estamos aquí interesados en las reglas
de neutralización las cuales no son ni asimilaciones ni disimilaciones. Ejemplos comunes incluyen
reglas de bucalización (Clements 1988; Mc Carthy 1988; Trigo 1988), las cuales eliminan contrastes
entre rasgos del tracto oral; reglas de desonorización, desaspiración y/o desglotalización, la cual
elimina contraste entre los rasgos laríngeos (Lombard 1991); y las reglas de reducción de vocales
altas, las cuales reducen o eliminan contrastes de altura o [ATR] (Clements 1991). La neutralización
en el nivel del nudo de la raíz elimina todos los contrastes segmentales, como en la reducción de
todas las vocales inacentuadas a una vocal neutral (como en el inglés), o de ciertas consonantes a un
15
elemento “por defecto” o “no comparecente” como la [] (como en el Toba Batak, ver Hayes
1986). Característicamente, las reglas de neutralización eliminan los valores marcados a favor de los
valores no marcados.

Como la disimilación, la simple neutralización puede ser descrita en términos de desligamiento del
nudo. Lo ilustramos con un ejemplo particularmente interesante del coreano. En esta lengua el
contraste fonémico entre obstruyentes sordas, aspiradas y “tensas” (o glotalizadas) es neutralizado
en posición final y preconsonánticamente (i.e. en la coda de la sílaba). En suma, las obstruyentes
coronales /t, th, t’, č, č h, č’, s, s’/ y (por lo menos para algunos hablantes) /h/ son neutralizados a
/t/ en los mismos contextos. En estilos de habla rápida o casual, sin embargo, las coronales
pueden asimilar totalmente el segmento que sigue bajo condiciones que aparecen en varios
hablantes. Los dos estilos son ilustrados por el siguiente ejemplo (Martín 1951, Cho 1990, Kim
1990)16:

(25) /-e/ “en” /-kwa/ “y”


Despacio Rápido
/path/ path-e pat-k’wa o pak-k’wa “campo”
/os/ os-e ot-k’wa o ok-k’wa “ropas”
/čəč/ čəč-e čət-k’wa o čək-k’wa “la leche de”
/k'očh/ k’očh-e k’ot-k’wa o k’ok-kwa “flor”

Nótese que la regla de neutralización ilustrada en los estilos de habla despacio se aplica a los rasgos
[anterior] y [continuo] quienes, en la organización de rasgos de Sagey (1986), por ejemplo, están
separadas: [anterior] es dominada por [coronal], mientras que [continuo] es dominada
inmediatamente por el nudo de la raíz. Para llevar a cabo este efecto en términos de una operación
simple en armonía con el principio (4), la regla debe de desligar el nudo de la raíz de la obstruyente
coronal17. La resultante posición de esqueleto vacío es asignada a los rasgos de la no determinada [t],
la consonante no marcada, por defecto. La siguiente derivación de las formas de habla lenta ilustra
el análisis de la neutralización; nótese que los nudos entre paréntesis están automáticamente
interpolados para preservar la buena formación (Sagey 1986). (La estructura irrelevante es omitida).

(26) Desligamiento Supresión automática Inserción por defecto


C → C → C

raíz (raíz)

[cont] [–cont]
punto (punto)

[coronal] [coronal]

[anterior] [+anterior]
t, č, s [t]

En el habla más rápida, la regla por defecto es preevacuada por una regla que se extiende al nudo
de la raíz de la segunda consonante hacia la posición del esqueleto del primero.

Las reglas de neutralización proveen un criterio adicional para la organización de los rasgos: desde
que solo los nudos simples pueden sufrir desligamiento, cualquier rasgo que se desligue como un
grupo debe constituir un único nudo en su propia hilera dependiente.

16
2.4. Otros tipos de reglas elementales
Los tipos de reglas elementarias requeridos para los procesos descritos arriba son ligados, no
ligados y de inserción por defecto. Un nuevo proceso (supresión) puede con frecuencia ser
descompuesto dentro del desligamiento seguido por la supresión automática. Esta breve lista no
está probablemente completa. Las reglas de cambio de rasgos, que afectan los valores de rasgo tales
como [sonante] [consonante] y [continuo], son las más requeridas para expresar procesos de
fortalecimiento y debilitamiento, y las reglas de inserción de rasgos son algunas veces necesarias
para expresar la introducción de valores de rasgos marcados. Otro tipo de reglas posibles incluyen
la fusión (o unión), propuesta para explicar varios tipos de procesos de coalescencia de rasgos
(Mester 1986; Shane 1987; de Hass 1988), y fisión, diseñada para explicar la diptongación y otro
tipo de fenómeno de “rompimiento” (Clements 1989b). Entre estos varios tipos de regla, sin
embargo, aquellas que organizan patrones de asociación entre nudos existentes (extensión y
desligamiento) aparecen para representar al menos el caso marcado.

Para resumir, la teoría de rasgos presentados aquí asume un pequeño grupo de tipos de reglas
elementales, las cuales llevan a cabo operaciones simples en las representaciones del rasgo. Adopta
la firme hipótesis de que todas las reglas fonológicas legítimas adquieren uno de estos tipos
elementales. Este resultado nos conduce un paso a la meta vaga de la caracterización de clases de
reglas “naturales” en términos formales.

2.5. Transparencia y Opacidad


Otra fuente clásica en la teoría fonológica es aquella de delimitación de dominio dentro de las
cuales las reglas pueden aplicarse. Ha sido de extenso conocimiento que las reglas pueden afectar
no solamente a segmentos adyacentes, sino también a segmentos que ocurren a alguna distancia del
otro. Por ejemplo, las reglas de armonía vocálica y asimilación comúnmente se aplican de vocal a
vocal sin tener en cuenta las consonantes intermedias (ver Clements y Sezer 1982, Mc Carthy 1984,
Van de Hulst 1985 y Archangeli y Polleyblank 1989 para ejemplos representativos y análisis). De
manera similar, y más llamativamente, muchas lenguas asignan asimilaciones a grandes distancias en
las cuales una consonante afecta a otra atravesando consonantes intermedias con otros puntos de
articulación; las lenguas que han sido estudiadas incluyen el chumash (Poser 1982), el sánscrito
(Shein y Stenide 1986) y el tahtlan (Show 1991). Las reglas disimilatorias también con frecuencia
operan a distancia (Itô y Mester 1986; Mc Convell 1988). No obstante, si apartamos el caso especial
de lenguas con morfología no concatenativa (Mc Carthy 1981, 1985, 1989), encontramos que hay
límites importantes en cual lejos una regla puede “extenderse” a través de material intermedio para
afectar un segmento distante. En particular, parece que las reglas de asimilación no pueden
extenderse a través de segmentos “opacos”, segmentos que son ya caracterizados por el nudo de
extensión del rasgo (Clements 1980; Clements y Sezer 1981 y Steraide 1987a).

Estos límites siguen, al menor en parte, de las propiedades estructurales de ellos mismos. De
importancia particular es la prohibición en la asociación de líneas cruzadas (Goldsmith 1976), la
cual manifestamos en su forma más general como lo que sigue:

(27) La restricción del no cruzamiento (No-Crossing Constraint)


La asociación de líneas que enlazan dos elementos en la hilera j a dos elementos en la hilera
k no puede cruzarse.

Esta restricción, que se aplica como mostramos abajo, asigna representaciones como (28a), pero
excluye aquellos como en (28b)

(28) (a) Hilera j: P Q (b) Hilera j: P Q

Hilera k: R S Hilera k: R S
17
La RNC se aplica no solamente a lo subyacente, sino también a las representaciones derivadas,
donde sirve como una restricción absoluta que bloquea la aplicación de cualquier regla la cual
produciría una violación de esta restricción. Consecuentemente, ello evitará una regla de
asimilación de la extensión de un rasgo [F] a través de un segmento ya especificado para [F], dando
cuenta de los efectos de opacidad de la clase descrita arriba. (Un ejemplo será dado en la siguiente
sección).

3. Hacia un modelo formal de organización de los rasgos

Ahora mostramos el modelo de organización de rasgo con más detalle. Asumimos el principio
metateórico de que los rasgos tienen una mínima organización jerárquica por la ausencia de
evidencia de lo contrario. Luego consideraremos en qué podría consistir la evidencia de lo
contrario.

3.1. Evidencia para la organización de los rasgos

Hemos examinado ya varios tipos de evidencia para la organización de rasgos. El más importante
de estos es la operación de reglas fonológicas. De esta manera, si una regla fonológica puede ser
mostrada para realizar una operación (extensión, deslizamiento, etc.) sobre un grupo dado para la
exclusión de otros, asumimos que el grupo forma un constituyente en la jerarquía del rasgo.

Dos rasgos x y y pueden ser agrupados dentro del constituyente de cuatro maneras como se
muestra abajo:

(29) x domina y y domina x x y y están x y y forman


vinculadas un nudo
... ... ... ...

x y z [x, y]

y x x y

Si una operación en x siempre afecta a y, pero no viceversa, la primera configuración es motivada.


Si en una operación en y siempre afecta a x, pero no viceversa, la segunda es requerida. Si x e y
pueden ser afectadas independientemente uno del otro, ellos están ligados independientemente a
un nudo de raíz más alto z, como se muestra en la tercera figura. Finalmente si una operación no
siempre afecta al otro, forman un único nudo, como se muestra a la derecha.

Otro criterio para la organización de rasgos es la presencia del PCO-restricciones concurrentes.


Como se ha mostrado en la discusión previa, algún rasgo o grupo de rasgos escudados por tales
restricciones pueden formar un nudo independiente en la representación.

Un criterio adicional, el cual debe ser utilizado con cautela, es el nudo de implicación. Si un nudo x
esta siempre ligado bajo y en la organización de rasgo universal, la presencia de x (no flotante)
implica la presencia de y. Por ejemplo, desde que [anterior] está universalmente unida bajo el nudo
[coronal], predecimos que todos los segmentos [+anterior] son coronales. Nótese, sin embargo,
que no todas las relaciones implicadas entre nudos pueden ser expresadas de esta manera. Por
ejemplo, aunque todos los segmentos [+consonánticos] deben tener un punto, éste debe ser el mas
bajo en la jerarquía ya que el punto puede extenderse independientemente de [consonántico] (Halle
1989 y ver la sección 3.3.2 mas adelante). En forma similar, por razones que no tienen nada que ver
18
con la organización de un nudo, expresadas hace poco, todos los segmentos [–consonánticos] son
[–laterales] y [+sonantes]; todas las obstruyentes [–continuas] son [–nasal] y todas las vocales
[+bajas, –posteriores] son [–redondeadas]. Así mientras es posible capturar algunas relaciones
implicadas directamente en términos de relación dependiente, otras pueden aparentemente ser
expresadas en términos de condiciones explicitas bien formadas.

Un criterio para la organización de rasgos consiste en los efectos de transparencia y opacidad como
fue discutido en la sección 2.5. Para ver como estos efectos se aplican a la organización de rasgo,
nos permitimos considerar el fenómeno de transparencia laringal, como lo expuso Steriade (1987
b). En un número de lenguas, incluyendo Acoma, Nez Perce, Arborey Yocuts, las vocales asimilan
todos los rasgos de las vocales adyacentes pero no de las vocales que no lo son.

Excepcionalmente, las glides laríngeas [h, ] son transparentes a esta asimilación; así, en Arbore, la
asimilación cruza la laríngeas en ejemplos como /(ma) beh-o/ “él no está saliendo”→ […boho].
Este comportamiento puede ser explicado sobre la suposición de que las glides laríngeas, diferentes
de las vocales y consonantes reales, tienen rasgos no distintivos del sistema oral. Bajo este punto de
vista, [h] está caracterizado solamente por el rasgo laríngeo [+glotis ampliada] (Clements 1985),
adquiriendo sus características fonéticas del sistema oral de su contexto fonético (Keating 1988).
La transparencia de las glides laríngeas y la capacidad de las consonantes reales siguen de la
estructura de sus representaciones respectivas, como se muestra a continuación (los detalles
irrelevantes son omitidos).

(30) (a) .VV (b) .VhV (c) .VCV


V V V h V *V C V
raíz raíz raíz raíz raíz raíz raíz raíz
≠ ≠
punto punto punto punto punto punto punto punto

En (30), el punto de la raíz de la primera vocal se extiende al nudo de la raíz de la siguiente vocal,
desprendiéndose de su punto original (indicado por ≠). La extensión puede darse también en (30b),
ya que la intermedia [h] no tiene punto para bloquear la extensión. En (30c), sin embargo, la
extensión no puede tomar el punto sin introducir las líneas cruzadas, violando la restricción del no
cruzamiento (27). La transparencia de [h] es, por lo tanto, completamente predecible del hecho de
que no es caracterizado por puntos de rasgos18.
Esta última apreciación nos deja examinar la organización de los rasgos más detalladamente.

3.2. El Nudo Raíz

El nudo raíz, que domina todos los rasgos, expresa la coherencia del segmento “melódico” como
una unidad fonológica. Hay evidencia considerable a favor de un nudo raíz la cual tocamos
brevemente en la sección 2. Hemos visto, por ejemplo, que los procesos de asimilación total en
lenguas tales como el antiguo griego pueden ser expresados como la extensión del nudo raíz de
una posición de esqueleto a otro. Sin el nudo raíz, tales procesos podrían ser expresados como la
extensión de varios nudos del nivel más bajo a una vez, contrario al principio (4).

También hemos visto que el diferente comportamiento fonológico de segmentos cortos,


segmentos de contorno y segmentos geminados puede ser explicado intuitivamente en términos de
diferentes patrones de ligamento entre nudos raíces y las posiciones del esqueleto. Otra evidencia
para el nudo raíz puede ser bosquejado del segmento de nivel de metátesis, supresión segmental,
reglas que proyectan segmentos a posiciones de plantilla fonológica y el PCO que afecta al nudo
raíz (como fue demostrado en el árabe), también como del hecho de que los segmentos simples
constituyen comúnmente informaciones morfológicas en su propia recta, mientras las subpartes de

19
los segmentos raramente lo hacen. Todos estos fenómenos serían difíciles de expresar sin el nudo
raíz.

Shein y Steraide (1986) y Mc Carthy (1988) proponen asignar un status especial al nudo raíz para
permitirle soportar los rasgos de clase mayor, los cuales suponemos que sean [sonante],
[aproximante] y [vocoide] (el contraste terminológico de [consonante]). La unidad de estos rasgos
deriva de su rol en definir las clases mayores de sonoridad, obstruyente, nasal, líquida y vocoide.
Dados estos rasgos, el grado de sonoridad es una simple función de valores de grado positivo
(Clements 1990a).

(31) [sonante] [aproximante] [vocoide] grado de sonoridad


obstruyente – – – 0
nasal + – – 1
líquida + + – 2
vocoide + + + 3

La asignación de los rasgos de sonoridad directamente al nudo raíz predice que no pueden
extenderse o desligarse como una clase independiente del nudo raíz como un todo. Esta predicción
parece correcta en toda su magnitud, sin embargo ver a Kaisse (1992) para casos propuestos de
extensión [consonante] ([vocoide]). Asumiendo que esto es generalmente cierto, nosotros tenemos
la siguiente representación del nudo raíz.

(32) sonante
aproximante
vocoide

Christdas (1988) y Clements (1990) proponen que los rasgos de sonoridad están presentes y
especificados completamente en la representación subyacente, al menos la extensión necesaria para
“manejar” los procesos del núcleo de la silabificación y estimar las restricciones de la estructura de
la raíz.

Piggot (1997) propone que [nasal] se adhiere bajo el nudo de raíz en una hilera de sí misma. En el
modelo de Sagey (1986) [nasal] se liga a la raíz a través de una intervención del nudo palatal blando
que representa su articulador.

3.3. La organización de los rasgos de las consonantes

3.3.1. El nudo laríngeo

El origen fundamental del nudo laríngeo viene del hecho de que los rasgos laríngeos pueden
extenderse y desligarse no solo individualmente, sino como una unidad. Por ejemplo, en el proto-
indo-iraní, la sonoridad y aspiración se extiende bidireccionalmente como una unidad de aspiradas
sonoras para las obstruyentes adyacentes (Shindler 1946). En el dialecto shapsug del oeste
circassian, la distinción entre aspiradas sordas, planos sonoros y las glotales y fricativas se pierden
en posición preconsonántica, la fonación superficial del grupo como un todo es determinado por
su miembro final (Smeets 1984). En forma similar, en el coreano, como se noto en la sección 2.3,
las tres formas de contraste lexical entre obstruyentes aspiradas y “tensas” (glotalizadas) son
neutralizadas a un tipo sencillo de encarcelación en la posición de coda de la sílaba.

Para expresar estos hechos, asignamos los rasgos laríngeos para separar hileras y los agrupamos
bajo un nudo laríngeo, el cual se une en torno al nudo raíz.

20
(30) Raíz

Laríngeo

[glotis ampliada]
[constricción de glotis]
[sonoro]

Puede ser preferible caracterizar la sonoridad por los rasgos [cuerdas vocales tensas] y [cuerdas
vocales laxas] (Halle y Stevens 1971). Bao (1990) sugiere que [tenso] y [laxo] pueden formar un
constituyente bajo el nudo laríngeo, y [amplitud] y [constricción] otro.

3.3.2. El nudo de punto

En las reglas del punto de asimilación, los rasgos de punto del sistema oral [labial], [coronal] y
[dorsal] y sus dependientes se extienden como una única unidad, independientemente de la
estructura de rasgos tales como [continuo], [vocoide] y [sonante]. Podemos tomar este hecho para
agruparlos bajo un único nudo como se ilustra en (34).

(34) punto

[labial]
[coronal]
[dorsal]

[anterior]
[distribuido]

Las nasales asimilan comúnmente el punto de articulación del siguiente segmento. Aunque es muy
raro encontrar asimilación nasal antes de fricativas y aproximantes, un número de casos de este tipo
han sido tomados en cuenta. En el chukchi, la subyacente /n/ asimila el punto de articulación de
las siguientes consonantes, incluyendo las fricativas, líquidas y glides (Bogoras 1922; Krause 1980;
Odden 1987; v es una bilabial continua)20:

(35) tŋ-?- n “bueno”/tEŋ -/


tam-pera-k “ver bien”
tam-vairgin “ser bueno”
tam-war-n “buena idea”
tan-tsai “buen té”
ten-leut “buen jefe”
tan-ran “buena casa”
ten-yqt-k “dormir bien”

En cada caso, la nasal asimila el punto, pero no la estructura de la siguiente consonante. Ejemplos
similares de asimilación de punto independientemente de la estructura de los rasgos pueden ser
tomados del yoruba (Nard 1952), el catalán (Kiparsky 1985) y el dialecto yongdin del chino (Dell
1993), entre muchos otros.

Por otra parte, los nudos de punto pueden ser desligados, considerando los procesos de
debucalización tales como t >  y s > h (Mc Carthy 1988). Nótese que los sonidos debucalizados
son siempre realizados como glides [–consonánticos] ([+vocoide]). Este hecho proviene
directamente de la definición estándar de segmentos [+consonánticos] ([–vocoides] como los
21
sonidos producidos con una obstrucción radical en la región media sagital del tracto vocálico
(Chomsky y Halle 1968). Los sonidos sin rasgos de punto oral pueden no tener tal obstrucción, y
ser necesariamente no consonánticas.

Ello será evidenciado en este análisis, si el punto de nudo de una nasal es desligada, el rasgo
[+nasal], el cual se une al nudo raíz, debería quedarse atrás. Esta predicción recibe algún soporte de
los patrones del cambio de sonido en los dialectos malayos observados por Trigo (1988,1991). El
desarrollo de las fricativas y nasales finales en dos dialectos es resumido abajo:

(36) (a) p, t, k > 


(b) s, f, h > h
(c) m, n, ŋ > N (una glide nasal sin punto)

Los primeros dos grupos de cambios (a, b) representan ejemplos estándar de debucalización.
Podríamos suponer que los rasgos glotales [] y [h] estuvieron presentes en forma redundante en
las interruptas y fricativas, respectivamente, en el momento cuando el desligamiento toma el punto,
dando cuenta de su presencia en las formas debucalizadas. Crucialmente, el grupo (c) muestra que
cuando una nasal es debucalizada, [+nasal] es dejada atrás. Esto da evidencia directa de que el nudo
de punto está desligado, puesto que si el nudo raíz estuviera desligado, [+nasal] debería haber
estado desligado con ello. La causa más simple de estos fenómenos (aunque necesariamente no sea
históricamente correcto) es aquella en la que el nudo de punto fue suprimido en todos los casos.
Los rasgos laringales y [+nasal] no son afectados, y el segmento resultante es cambiado a una glide
[+vocoide] debido a su ausencia en el nudo raíz.

3.3.3. El nudo de la cavidad oral

En algunas presentaciones de la geometría de rasgos, el nudo de punto se une directamente al nudo


de raíz. Sin embargo, un trabajo reciente ha producido una clara evidencia en favor de un nudo de
cavidad oral que interviene entre el nudo de punto y el nudo de raíz dominando lo que
corresponde al punto y al nudo [+continuo]. Este constituyente corresponde a la noción
articulatoria de “constricción de la cavidad oral” y lo caracteriza como una unidad funcional en la
fonología.

Ilustramos este nudo con el proceso de formación de un punto de inserción (Intrusive Stop
Formation) encontrado en muchas variedades del inglés (Clements 1987). Mediante este proceso,
las palabras como dense y (para algunos hablantes) false adquiere una fugaz [t] en el espacio de
transición de la nasal o lateral a la fricativa siguiente, haciendo un sonido similar a dents y faults. El
elemento insertado tiene siempre el mismo punto de articulación de la consonante de su izquierda,
como vemos en los ejemplos como warmth […mpθ] y length […ŋkθ]. Los estudios fonéticos
muestran que el espacio de transición es más corto debido a un pequeño, pero significativo margen
que el espacio subyacente encontró en palabras como dents y faults (Fouratis y Port 1986).

Las descripciones tradicionales han visto algunas veces al ISF como involucrar una anticipación de
la oralidad de la fricativa en la nasal que precede; sin embargo, tales consideraciones no explican
por qué este proceso también puede aplicarse después a las laterales. Una descripción unificada de
la ISF es posible si lo vemos como la inclusión de la constricción de la cavidad oral de la nasal o
lateral en la fricativa que le sigue. En la pronunciación de una palabra como warmth, por ejemplo,
los hablantes prolongan la oclusión labial de la /m/ dentro /θ/, produciendo un segmento
“híbrido” que toma el cierre labial de la [m], exceptuando todos los rasgos de /θ/, en otras palabras,
una /p/. Este proceso puede ser formalizado como una regla de extensión en el nudo de cavidad
oral hacia el nudo de la raíz fricativa. Ilustramos este efecto de la siguiente manera:

22
(37) m (p) θ
raíz raíz

laríngeo laríngeo

[+nasal] [+nasal]

cavidad oral cavidad oral

[–continuo] [–continuo]

punto punto

[labial] [coronal]

En la representación derivada, [θ] lleva dos nudos de cavidad oral en sucesión, el nudo labial de la
[m] seguido por el nudo continuo coronal de la [θ]. Así, los dos nudos de la cavidad oral forman un
“perfil” que atraviesa [θ], de la misma manera que dos tonos pueden formar un perfil que atraviese
una vocal simple en el caso de tonos altos y bajos (ver (2b)). En este análisis, la [p] insertada no es
un segmento completo como el de su derecha, debido a que resulta del cubrimiento parcial del
nudo de la cavidad oral de la [m] con los otros rasgos de la [θ]. El hecho de la inserción sea
significativamente más corto en duración que una subyacente puede ser explicado en términos del
hecho de que constituye parte de un segmento de contorno21.

Se observará que el segmento derivado [pθ] tiene la estructura interna de una africada bajo el nudo
raíz en el que comprende una [p] seguida por una fricativa [θ]. Se recuerda, sin embargo, que la
Restricción de la no ramificación (11) prohíbe tales estructuras ramificadas bajo la raíz. Alineado
con nuestra discusión más temprana, asumimos que (37) es convertido automáticamente dentro de
una estructura con dos nudos raíz por el propio estado de convención22.

Para propuestas alternativas que ligue [continuo] dentro de un único constituyente, con punto de
rasgos, igualmente congruente con el análisis de la formación del punto de inserción propuesto
aquí (aún cuando difiere de otras predicciones empíricas) ver Selkirk 1990 y Padgett 1991.

3.3.4. El nudo faríngeo (o gutural)

En muchas lenguas encontramos que los sonidos glotales, faríngeas y uvulares definen una clase
natural frecuentemente definidas como “guturales”. Por ejemplo, en el árabe clásico muchas reglas
y restricciones son definidas sobre la subclase [+aproximante] de estos sonidos, que consisten en
las laringales [h ], las faríngeas [ħ ] y las continuas uvulares [ ] (Hayward y Hayward 1989;
McCarthy 1989b, en prensa); así, con muy pocas excepciones, las raíces no pueden contener dos
sonidos de este grupo. La clase de sonidos “guturales” pueden ser caracterizados por el rasgo
[gutural] (Hayward y Hayward) o [faríngeo] (McCarthy).

Mientras este rasgo es ahora establecido más allá de una duda razonable, su exacto estatus y
relación con otros rasgos es todavía incierto. McCarthy señala que no puede ser un rasgo
articulador a la par con [labial], [coronal], etc. Ya que no puede ser definido en términos del
movimiento de un único articulador. Mejor dicho, lo que estos sonidos de esta clase tienen en
común es que son articulados en una región continua del tracto vocal, extendiéndose
aproximadamente de la faringe alta a la laringe.

23
Corrientemente hay dos grandes teorías de cómo el rasgo [gutural] o [faríngeo] es integrado en la
jerarquía de rasgos. McCarthy sugiere que [faríngeo] se une bajo el constituyente punto con los
rasgos del tracto oral [labial], [coronal] y [dorsal]. Un problema potencial para tal análisis es el
fenómeno de de “transparencia gutural”, de acuerdo a lo cual los sonidos guturales, y no otros,
pueden ser transparentes a reglas que se extienden a los rasgos de punto vocálico. En la lengua tigre,
por ejemplo, la subyacente // del prefijo /t-/ asimila la siguiente /a/ a través de la gutural [] en
palabras como ta-ārafa “él visitó”, pero no asimila a través de la uvular [q] en palabras como t-
qābala “el conoció”, ya que [q], si bien es un sonido gutural, es [dorsal] además de [faríngeo]. Esta
concepción es ilustrada en (38a).

(38) McCarthy (en prensa) (b) Halle (1989, 1992)


punto raíz

[faríngeo] …
oral gutural

[labial] laringeo
[coronal] raíz lingual
[dorsal] …
[RLA]
[RLR]

En tigre, la regla puede ser expresada como la extensión del nudo oral de la vocal en la raíz hacia la
vocal del prefijo; la extensión será bloqueada por la Restricción del No Cruzamiento (27) solo en
caso que la consonante que interviene lleve algún rasgo oral como [dorsal].

Una forma alternativa, ilustrado en (38b), es propuesta por Halle (1989, 1992). Halle argumenta que
debido a que los sonidos guturales no son definidos por la actividad de un articulador simple, no
deberán ser asignados a un nudo articulador a la par con [labial], [coronal] y [dorsal]. En lugar de
eso propone agrupar las guturales bajo un nudo “gutural” de nivel más alto, el cual agrupa el
articulador laríngeo (“laringe”) y sus rasgos dependientes por una parte, y el articulador raíz lingual
y sus rasgos dependientes [RLA] (raíz lingual adelantada) y [RLR] (raíz lingual retraída) por otro. En
este modelo, la regla de asimilación puede ser expresada como una extensión del nudo de punto, y
el nudo oral no es necesario23.

Mientras estas concepciones son congruentes con el fenómeno de transparencia gutural, también
hacen sustancialmente diferentes predicciones en otros aspectos. Dado que los rasgos laríngeos son
suficientes para caracterizar las laríngeas [h ], el modelo de McCarthy no predice directamente que
estos segmentos formen un patrón con las guturales, a menos que, siguiendo a McCarthy, nosotros
le demos inclinación a la especificación redundante [faríngeo]. El modelo de Halle predice que las
obstruyentes con rasgos laríngeos distintivos tales como [+sonoro], [+glotis extendida] pueden
potencialmente con las guturales en virtud de su nudo glotal. Quizás la diferencia central, no
obstante, considera su pretensión concerniente a las posibles reglas de extensión y desligamiento.
El modelo de McCarthy predice que deberíamos encontrar reglas extendiendo y desligando
[faríngeo] junto con los rasgos de punto de la cavidad oral, mientras que Halle predice reglas que
extienden o desligan los rasgos laríngeo y de nudo de raíz como una unidad. No hay evidencia
completa que sostenga éstas predicciones.

24
3.4. La organización de rasgos de las vocoides
Ahora consideraremos la organización de rasgos de las vocoides, esto es, de las vocales y de las
glides. Un asunto que ha prevalecido mucho tiempo en la teoría fonológica ha sido que
consonantes y vocales son clasificadas por el mismo grupo de rasgos. Mientras la mayoría de
lingüistas estaba de acuerdo en que ellos comparten rasgos tales como [sonante], [nasal] y [sonoro],
al menos en el nivel en el cual los valores de los rasgos no distintivos son especificados, han estado
mucho menos de acuerdo con respecto a la extensión de los rasgos de punto de articulación y
constricción que comparten. La estructura de representación de rasgos basada en el articulador,
como es descrito arriba, ha hecho posible ofrecer un acercamiento más integrado a este problema.
En esta sección, primero resumiremos dos métodos inspirados por esta estructura general, y luego
consideraremos algunas de las diferencias entre ellos.

3.4.1. Un modelo basado en el articulador

En la más temprana de estas apreciaciones, Sagey (1986) conserva los rasgos de la SPE [alto], [bajo],
[posterior] y [redondeado]. Ella los integra dentro de una estructura basada en el articulador para
tratarlos como rasgos unidos al articulador, ligados bajo el nudo articulador apropiado. Así
[posterior], [alto] y [bajo], como rasgos ejecutados por el cuerpo de la lengua, están ligados bajo el
nudo dorsal y [redondeado], como un rasgo ejecutado por los labios, es asignado al nudo labial
como se muestra a continuación:

(39) punto

labial
dorsal
[redondeado]
[posterior]
[alto]
[bajo]

En este modelo, todas las consonantes y las vocoides formados en el sistema oral están
caracterizadas en términos de una selección apropiada de un grupo de nudos articulatorios y sus
dependientes, aunque coronal, reservado para vocales retroflejas, es usualmente no distintivo en
vocoides. Una de las predicciones centrales de este modelo es que el grupo [posterior], [alto] y
[bajo], como rasgos del nudo dorsal, tienen un estatus privilegiado entre subgrupos de rasgos de
vocales, en el que ello solo puede funcionar como una única unidad fonológica.

3.4.2. Un modelo basado en la constricción

Un segundo enfoque, emanado del trabajo de Clements (1989a, 1991, 1993), Herzallah (1990) y
Hume (1992), propone unificar la descripción de las consonantes y las vocoides de un modo algo
diferente. Este modelo está basado en la observación preliminar de que cualquier segmento
producido en el tracto oral tiene la característica de constricción, definida por dos parámetros
principales, grado de constricción y ubicación de constricción. Desde que las constricciones del
tracto vocálico determinan la forma de la señal acústica y de este modo contribuyen directamente a
la manera en que la palabra es percibida, estas pueden ser consideradas como constituyentes de la
meta efectiva de la actividad articulatoria.

Dada su importancia en la comunicación, no sería sorprendente encontrar que las constricciones


juegan un papel directo en la representación fonológica. Esta es la postura adoptada por el modelo
25
en discusión, el cual propone representar las constricciones por un nudo separado en la jerarquía de
rasgos. Los parámetros de grado de constricción y ubicación también están representados en nudos
separados, los cuales se ligan bajo el nudo de constricción. Este tipo de organización fue ya
propuesto para consonantes anteriormente, en la cual la constricción es representada por el nudo
de cavidad oral, el grado de constricción por el nudo [+continuo] y la ubicación de constricción por
el punto de nudo; esta concepción es resumida en (40a). Una estructura paralela puede ser asignada
a las vocoides como se muestra en (40b). En esta figura, la constricción de una vocoide es
representada por su nudo vocálico, su grado de constricción por un nudo de apertura, y su
localización (ubicación) de constricción por un punto de nudo. Como en el caso de las
constricciones consonánticas, estos nudos no tienen contenido intrínseco y reciben su
interpretación en virtud de los valores de rasgo que ellos dominan. En esta figura, los puntos de
nudo de consonantes y vocoides, los cuales ocurren en hileras diferentes, son designados como
“punto-C” y “punto-V” respectivamente.

(40) (a) Consonantes (b) Vocoide

cavidad oral vocálico

[continuo] apertura
punto-C punto-V

[labial]
[labial]
[coronal]
[coronal]
[dorsal]
[dorsal]

El nudo de apertura domina los rasgos de altura vocálica, representada por la elipsis la cual será
nuevamente discutida en la sección 3.4.5.

Una nueva innovación de este modelo es que los rasgos [labial], [coronal] y [dorsal] ocurren bajo el
nudo punto-V en vocoides, son suficientes para distinguir el punto de articulación en vocales, y
reemplazar los rasgos tradicionales [posterior] y [redondeado]. Para cumplir este nuevo y extenso
rol en la teoría, ellos deberán ser redefinidos en términos de constricciones en vez de movimientos
articulatorios como tales. Esto puede ser hecho como sigue, para una primera aproximación
(compare las definiciones dadas anteriormente en (7))24.

(41) Labial: involucra una constricción formada por el labio inferior.


Coronal: involucra una constricción formada por la parte anterior de la lengua.
Dorsal: involucra una constricción formada por la parte posterior de la lengua
(= dorso, cf. Ladefoged 1982, p.281)

Estas explicaciones, válidas para consonantes y vocoides sin distinción, definen la ubicación de la
constricción en términos del articulador activo involucrado. Desde que todos los segmentos con
constricciones del tracto oral están formados por los labios o el cuerpo de la lengua, todos son
caracterizados por, al menos, uno de estos tres rasgos. En lo que concierne a las vocoides, las
vocoides redondeadas son [labiales] de acuerdo a las definiciones, las vocoides anteriores son
[coronales] y las vocoides posteriores son [dorsales]. Las vocoides centrales no satisfacen ninguna
de las definiciones en (41) y son de este modo tratadas como fonológicamente inubicables. Estos
rasgos parecen suficientes para caracterizar todas las propiedades fonológicamente relevantes en la
ubicación de la constricción en vocoides, y hace a los rasgos [posterior] y [redondeado] superfluos
(Clements 1989b, 1991b, 1993).
26
Un modelo basado en constricciones que incorpora las definiciones en (41) hace un número de
predicciones diferentes del modelo de Sagey en cuanto al comportamiento fonológico de la
vocoides. Primero, el modelo basado en la constricción predice que las vocales anteriores pueden
formar una clase natural con las consonantes coronales, y las vocales posteriores, con las
consonantes posteriores; mientras que el modelo de Sagey predice que todas las vocales forman
una clase natural con las consonantes dorsales y no otras. Segundo, el modelo de constricción
predice que los rasgos de apertura, los rasgos de punto-V, o la abertura y rasgos de punto-V juntos
pueden funcionar como unidades únicas en las reglas fonológicas, mientras que el modelo de
Sagey predice que únicamente los rasgos dorsales [alto, posterior, bajo] pueden hacerlo también.
Tercero, el modelo de constricción predice que las consonantes dorsales (o, al menos, en dorsales
“ordinarias” sin articulación secundaria) serán transparentes a las reglas que extienden unos dos o
más rasgos vocálicos, mientras que el modelo de Sagey predice que las consonantes dorsales son
opacas a tales reglas, las cuales deben extenderse el nudo dorsal. Cuarto, el modelo basado en la
constricción predice que no solamente las dorsales, sino que todas las consonantes serán
transparentes a las reglas que extienden el redondeamiento del labio junto con uno o más rasgos
vocálicos, mientras que el modelo de Sagey predice que todas las consonantes que intervienen
(supralaringales) serán opacas a tales reglas, las cuales deben extender el punto de nudo.
Examinaremos esas predicciones en su turno.

3.4.3. Clases naturales de consonantes y vocales

El modelo basado de constricción predice que deberíamos encontrar una clase natural
correspondiente a cada punto de rasgos del tracto oral, como se muestra abajo:

(42) [labial]: consonantes labiales, vocoides redondeadas o nasalizadas


[coronal]: consonantes coronales, vocoides anteriores
[dorsal]: consonantes dorsales, vocoides posteriores

Cada una de estas clases está, en efecto, bien documentada en la literatura. De estas, la primera es la
menos controversial, después de haber sido discutida y reconocida a partir de estudios tempranos
de Reigard (1972) y Campbell (1974); ver Selkirk (1988), Capo (1989) y Clements (1990b, 1993)
para nuevos ejemplos. Como los modelos bajo consideración dan cuentan de esta clase,
consideraremos aquí solo las otras dos.

La interacción de consonantes coronales y vocales anteriores es cubierta por los estudios en


Clements 1976, 1990b, 1993; Pulleyblank 1989; Hume 1992; Blust 1992. Por ejemplo, en muchas
lenguas, las consonantes velares y/o labiales llegan a ser coronales, y coronales anteriores se
vuelven posteriores ante vocales anteriores. Este proceso, algunas veces denominado palatalización,
puede ser mejor llamado coronalización debido a que el sonido resultante, si bien es coronal, no es
necesariamente palatal o palatalizado. (Mester y Itô 1989, quienes atribuyen el término a Morris
Halle y Alan Prince). Mientras la aparición de consonantes coronales en el contexto de vocales
anteriores ha sido algunas tratada en términos de convencionalismos de ligamiento automático o
similarmente mecanismos arbitrarios, esta puede ser vista como un caso simple de asimilación si las
vocales anteriores son tratadas como [coronales]. Además de las referencias de arriba ver a
Broselow y Niyondagara 1989; Mester y Itô 1989; y Lahiri y Evers 1991 para nuevas discusiones.
Damos una ojeada más cercana a las reglas de coronalización (y palatalización) en la sección 4.

En forma paralela, las vocales son anteriorizadas al lado de consonantes coronales en un número
de lenguas. La consonante gatillo puede estar, pero no es necesariamente palatal. En el árabe maltés,
por ejemplo, la vocal del prefijo imperfectivo es siempre predecible. Este es generalmente realizado
como una copia de la vocal de la raíz, como se muestra en la segunda columna de (43a) (la raíz del
perfectivo esta dada a la izquierda para la comparación). Sin embargo, cuando la consonante que le

27
sigue es una coronal obstruyente, la vocal del prefijo es realizada automáticamente como vocal
anterior alta [i] como se muestra en (43b).

(43) perfectiva imperfectivo


(a) kotor yo-ktor “abundar”
rifed yi-rfed “sostener” /rifid/
asam ya-sam “romper”
ħebel ye-ħbel “delirar”
(b) orob yi-rob “tomar”
dalam yi-dlam “oscurecer”
žabar yi-žbor “coleccionar”
seħet yi-sħet “cursar”

Hume (1992) apunta que le modelo (43b) no puede ser atribuido a las reglas por defecto y
argumenta que ello resulta de la extensión de [coronal] de la consonante a la vocal.

Las restricciones de coocurrencia también revelan la relación especial de las vocales anteriores y las
consonantes coronales. En el cantonés, por ejemplo, entre otros patrones, si el ataque y la coda de
una sílaba dada son coronales, ninguna vocal baja debe de ser una de las vocales anteriores [i e ü ö]
(Cheng 1989). Así, mientras la palabra [tit] “hierro”, [tüt] “quitarse” y [tön] “un escudo” están bien
formadas, palabras como *[tut], *[tsot], *[sut] son excluidas. Aquí, entonces, una vocal flanqueada
por dos consonantes [coronales] asimila su coronalidad.

El coreano tiene una restricción disimilatoria particularmente interesante, con implicaciones nuevas
para la organización de rasgos. En la representación subyacente, las obstruyentes coronales no
ocurren con glides anteriores en las sílabas a inicio de palabra, ni las glides anteriores ocurren con
vocales anteriores altas; así las sílabas que contienen secuencias tales como *ty, *sy, *cy, *yi son
sistemáticamente excluidas. (Clements 1990b, 1993, después Martin 1951). Este patrón puede ser
entendido como una restricción manejada por el PCO contra las ocurrencias de [coronal] en
segmentos sucesivos, encontrando las condiciones ya expuestas. Este análisis es apoyado en
paralelo por las restricciones manejadas por el PCO que involucran labialidad (*pw, *mw, *wu, etc).
En el coreano, entonces, parece que el PCO se aplica “croscategorialmente” a la regla, fuera de
secuencias de consonantes y vocoides que tienen ocurrencias idénticas de los rasgos [coronal] y
[labial]. Nótese, sin embargo, que el PCO, como fue expuesto en (23), solamente se aplica a nudos
que son adyacentes y, por tanto, ubicados en la misma hilera. Para extender el PCO al coreano (y a
casos similares en otras lenguas), Hume (1992) propone que cada rasgo articulatorio de una
categoría dada debería ser asignado a la misma hilera si ello caracteriza a una consonante o a una
vocoide25. Esta propuesta asigna la siguiente estructura a secuencias como /ty/.

(44) t y
punto-C punto-C

vocálico

punto-V

[coronal] [coronal] ← violación PCO

Puesto que ambas instancias de [coronal] se apoyan en la misma hilera, ellas accionan el PCO como
fue expuesto en (23).

Hay además considerable evidencia que las vocoides posteriores (pero no las anteriores) y las
consonantes dorsales forman una clase natural definida por [dorsal]. Por ejemplo, en las lenguas
khoisan de África del Sur, solo las vocales posteriores pueden ocurrir después de consonantes
28
velares y uvulares, incluyendo los clicks (Trail 1985). Asumiendo que todos los clicks tienen un
componente [dorsal] (Sagey 1986; Bradlow 1992), podemos observar esto como una restricción de
la estructura silábica que extiende [dorsal] de la consonante a la vocal. Encontramos un proceso
disimilatorio en el desarrollo histórico del francés, donde las consonantes velares y labiales fueron
borradas en posición intervocálica cuando están flanqueadas en cada lado por una de las vocales
redondeadas (i.e. labiovelar) [u, o]; ejemplos de elisión velar incluye Lat. fagu > fau (MFr. fou)
“loco”, Lat. ruga > rue “calle” (Clements 1990b, 1993, así como Bourciez y Bourciez 1967).
Podemos considerar este proceso de elisión como la manejada por el PCO en la asunción de que
las vocales velares y las vocales redondas posteriores comparten el rasgo [dorsal]; fueron las
vocales anteriores dorsales quienes debieron haber activado la elisión también. Nuevos ejemplos de
la interacción vocal posterior/consonante velar son discutidos en Clements (1990b, 1993),
Herzallah (1990), Blust (1992) y Dell (1993)26.

En suma, las reglas fonológicas ofrecen evidencia considerable para las clases naturales de
consonantes labiales, coronales y dorsales y vocoides como se explicó en (42). Este resultado
sostiene una descripción unificada del punto en consonantes y vocales en la cual [labial], [coronal],
[dorsal], realizan una doble tarea para consonantes y vocoides, permitiendo que los rasgos estándar
[posterior] y [redondeado] sean eliminados. (Para otras propuestas recientes que unifiquen la
caracterización del rasgo de consonantes y vocales dentro de estructuras comparables, ver
Pulleyblanck 1989 y Gorecka 1989). Nos permitimos ahora examinar la estructura interna de las
vocales con más detalle.

3.4.4. El nudo de punto-V

En el modelo de constricción, como hemos visto, las constricciones vocálicas son definidas en
términos de los parámetros de ubicación (punto) y grado (apertura). Como Odden (1991)
particularmente ha apuntado (aunque desde una perspectiva algo diferente), hay una considerable
evidencia fonológica para una división de rasgos vocálicos dentro de estas dos categorías generales.

En lo concerniente al punto, Odden ofrece evidencia de varias lenguas de que los rasgos de
posterioridad y redondez, i.e. nuestros [labial], [coronal] y [dorsal], funcionan como una sola unidad.
Por ejemplo, el cheremis del este tiene el grupo vocálico /i ü u e o ö a/, en la cual posterioridad y
redondez son distintivas, tanto como la vocal neutral //. Al final de palabra /e/ asimila la
posterioridad y redondez, pero no la altura, de la primera vocal precedente no neutral si ésta es
labial; así /e/ sale a la superficie como [o] después de [u, o] y [ö] después de [ü, ö]. Los ejemplos
son dados en (45).

(45) kit-še “su mano (de él)”


erg-že “su niño (de él)”
šužar-že “su hermana (de él)”
surt-šo “su casa (de él)”
üp-šö “su cabello (de él)”
boz-šo “su vagón (de él)”
šör-žö “su leche”

Hay una buena razón para no analizar la asimilación vocálica como dos reglas separadas, una que
extiende la posterioridad y otra la redondez, ya que, como Odden apuntó, ambas reglas podrían
aplicarse exactamente bajo las mismos condiciones y ambas tienen exactamente el mismo grupo de
excepciones. El patrón de posterioridad y redondez junto a la exclusión de altura vocálica
argumenta que estos rasgos forman un único constituyente, el cual tomamos como nudo de punto
vocálico (o punto-V) (los designaciones de nudo de Odden son algo diferentes).

29
Del valioso análisis de Odden, asumimos que la regla de asimilación vocálica extiende el nudo de
punto-V de una vocal [labial] dentro de una vocal media final no especificada para un nudo de
punto, i.e., en el no marcado, modo de rasgo lleno, como se mostró en (46). Si la extensión de
punto tiene un rasgo dependiente [coronal] como en el caso de [ü ö], este rasgo se extenderá
también. Ya que el nudo de apertura no está ligado bajo el punto-V, ello no es afectado. (Nótese
que las consonantes que intervienen no están especificadas para los nudos vocálico y punto-V y de
este modo no bloquearán la regla).

(46) vocálico vocálico

apertura
punto-V

[labial]

Otros ejemplos son citados de una variedad de lenguas (ver a Odden para una discusión y
referencias). Como Odden remarca, ese tipo de asimilación no puede dar cuenta dentro del modelo
de Sagey, en el cual los rasgos que se extienden no forman un constituyente único.

3.4.5. El nudo de apertura

Consideremos ahora el grado de constricción. Hyman (1988), Clements (1989b, 1991) y Odden
(1991) han presentado evidencia de varias lenguas de que los rasgos de altura vocálica pueden
extenderse como una como única unidad, apoyando el nudo de apertura (o altura vocálica)
propuesta anteriormente. Aquí consideramos una ilustración reciente del portugués brasileño,
discutido por Quicoli (1990) y Wetzels (1993).

Las vocales del portugués brasileño forman un sistema de cuatro altas /i u e o   a/. Las vocales
del medio de la raíz que subyacen, experimentan un patrón interesante de alternancia en la posición
prevocálica acentuada, como es mostrado para una comparación entre la segunda y primera
persona del presente indicativo. (La estructura de estos ejemplos es: raíz + vocal temática +
persona/número).

(47) 2da persona: 1ra persona:


mr-a-s [mras] “túɔresides” mr-a-o [mro] “yo resido” ɔ
mv-e-s [mves] mv-e-o [movo]ɔ
srv-i-s [srves] “túɔmueves” srv-i-o “yo muevo” ɔ
“túɔsirves [sirvo]ɔ “yo sirvo” ɔ

En las formas de primera persona, las vocales del medio de la raíz asimila de la altura de la siguiente
vocal “temática” no baja, volviéndose media ante [-e] y alta ante [-i]; la vocal temática es elidida. La
asimilación no toma lugar en las formas de la segunda persona. Este modelo es regular a través de
la conjugación verbal.

En su análisis de estas formas, Wetzels propone que las vocales temáticas son elididas en hiatos
ante otra vocal. Sin embargo, para un efecto de “estabilidad” similar a aquella encontrada en
muchas lenguas tonales, su nudo de apertura religa a la vocal de la raíz, reemplazando su nudo
original. Este análisis es ilustrado abajo, donde “(V)” representa la posición de la estructura de la
vocal temática suprimida. (Como la consonante de la raíz no está especificada para los nudo
vocálico y de apertura, esto no bloquea la regla).

30
(48) V C (V) ]stem V
raíz raíz raíz

vocálico vocálico

apertura apertura

Los nudos desligados bajo la vocal elidida son subsecuencialmente suprimidas. Como Wetzels
apuntó, esta regla (y muchas reglas similares de asimilación de la altura discutidas en la literatura) no
puede ser expresada como un proceso unitario si los rasgos de apertura no están agrupados dentro
de una sola unidad, como en el sistema asumido aquí.

No hemos hablado hasta ahora de los rasgos de altura vocálica como tales. Tradicionalmente, los
fonólogos generativistas han usado los rasgos binarios [alto] y [bajo] para distinguir entre vocales
alta, media y baja, y han agregado nuevos rasgos tales como [tenso] o [RLA] para expresar una
cuarta altura si es necesario. Estos rasgos son asumidos en las geometrías propuestas por Sagey
(1986), Hyman (1988) y Odden (1991), entre otros, y continúa representando la tendencia principal
en el campo. Sin embargo, la altura vocálica ha recibido una nueva forma de atención en años
recientes, y varios sistemas alternativos han sido propuestos. Nosotros discutimos dos aquí, los
cuales modelan la altura vocálica en términos de apertura en tanto la altura del cuerpo de la lengua,
acorde con las asunciones generales de una estructura basada en la constricción.

En uno, la altura de la vocal (junto con otros rasgos vocálicos) es tratada como un rasgo privativo
llamado una partícula o componente, con frecuencia representada por a, interpretada como una
apertura del tracto vocálico (Schane 1984; Rennison 1986; Anderson y Ewen 1987). Si se encuentra
sola, este rasgo designa la vocal baja [a] y si está combinado con otros rasgos, designa vocales con
algún grado de apertura (por ejemplo, cuando, combinado con el componente palatal i, designa una
vocal palatal relativamente abierta tal como [e] o []). Este modelo expresa directamente el hecho
de que cuando [a] se fusiona con [i], el resultado es con frecuencia una vocal no alta como [e]; esto
se sigue del hecho de que [e] es solo la combinación de las partículas a e i. Un problema, sin
embargo, resulta de su falta para proveer un rasgo o partícula que corresponda a [+alto] o [–bajo]:
no puede expresar el alzamiento de la vocal asimilatoria en términos de extendimiento
autosegmental. Aún el alzamiento asimilatorio es común a través de muchas lenguas y exhibe
características paralelas al bajamiento asimilatorio (ver, e.g., Clements 1991; Kaze 1991).

Una segunda alternativa para un sistema estándar propuesto por Clements (1989b, 1991), propone
un rasgo único [+abierto]. Diferente de la partícula a [abierto] es un rasgo binario, donde cada
valor puede extenderse. Para expresar varios grados de altura vocálica, el rasgo [abierto] es formado
en varias hileras de líneas ordenadas. En la hilera de la línea más alta, [abierto] asigna vocales a uno
o dos registros de altura principal, [–abierto] (relativamente alto) y [+abierto] (relativamente bajo).
Cualquier registro de altura puede ser subdividido por las asignaciones del rasgo [abierto] en la
siguiente hilera de líneas más bajas. Por ejemplo, el sistema familiar de tres alturas / i u e o a /
puede ser representado como se muestra abajo (los valores del rasgo redundante se incluyen)
donde el más alto de los dos registros principales, designado por las especificaciones [–abierto] en
la hilera 1, es subdividido dentro de los registros secundarios más altos y más bajos en la hilera 2:

(49) i, u e, o a
apertura apertura apertura

hilera 1: – – +
abierto:
31
hilera 2: – + +
Las clases naturales son definidas en términos de valores de rasgos en cada hilera. Así las vocales
bajas son aquellas que son [+abiertas] en la hilera 1, las vocales bajas son [–abiertas] en la hilera 2 y
así sucesivamente. En este sistema, el alzamiento asimilatorio es expuesto como la extensión de [–
abierto] a [+abierto] en una hilera designada. Si la hilera no está especificada, el alzamiento se aplica
a través de todas las hileras, produciendo (si la regla está preservando la estructura) el efecto de
alzamiento escalar.

Una ventaja de estos enfoques es que nos permiten eliminar el uso de [ATR] como un rasgo de
altura vocálica sintético, i.e., uno motivado solo por la necesidad de describir una cuarta altura; esto
es porque los sistemas con cuatro o más alturas vocálicas pueden ser analizados en términos de
partículas-a o hileras [abiertas] adicionales. Tales análisis están motivados fuertemente en lenguas
como el kimatuumbi en el cual “[RLA]” se extiende con otros rasgos de altura vocálica (Odden
1991), ya que si [RLA] estuviera realmente involucrado, uno podría suponer la extensión con rasgos
de punto, no con rasgos de altura27.

3.4.6. El nudo vocálico

Consideraremos ahora el estatus del nudo de constricción vocálica, el cual llamamos vocálico en
(40)28. Para agrupar todos los rasgos de punto y de apertura de las vocoides bajo el nudo vocálico,
nosotros predecimos que todos estos rasgos deberían poder extenderse libremente a través de las
consonantes que intervienen, incluso si son especificadas por los rasgos de punto de ellos mismos.
Esto se debe a que las consonantes (al menos aquellas sin articulaciones secundarias; ver más
adelante) no tienen el nudo vocálico que podría bloquearlos.

Hay evidencia considerable para que esta predicción sea correcta. Un ejemplo puede ser citado del
dialecto servigliano del italiano, como fue descrito por Camilli (1929)29. El sistema vocálico del
servigliano es /i u e o   a /, el cual es reducido a [i u e o a] en posiciones no acentuadas. Los
siguientes ejemplos ilustran un patrón regular de alternancia que involucra las vocales postónicas de
la raíz (nótese que todas las vocales finales en estos ejemplos son sufijos):

(50) birikkan-a “árbol de albaricoque” birikokun-u “albaricoque”


ptten-e “peine” pttin-i “peines”
alam-a “alma” alem-e “almas”
prdok-o “yo predico” predik-i “tu predicas”
stommuk-u “estómago” stommik-i “estómagos”

Sorprendentemente, la vocal final de la raíz es idéntica a la vocal sufijo en todos los casos. Formas
relacionadas como predik–á “predicar”, con la vocal de la raíz [i] y stomme –kósa “nauseabundo”
(fem. sing.), con la vocal de la raíz [e], muestran que esta vocal puede tener una diferente,
impredecible forma en la posición pretónica y debe de este modo ser especificado para, al menos,
algunos rasgos en la representación subyacente. Parece entonces que debemos postular una regla de
asimilación total de la vocal la cual extienda los rasgos de la vocal del sufijo a la vocal postónica de
la raíz. Crucial para el punto final de este asunto es que todas las consonantes son transparentes,
cualquiera que sean sus puntos y modos de articulación.

Veamos ahora cómo esta regla puede ser expresada en término de jerarquía de rasgos. Ya que el
nudo vocálico desempeña un rol similar (sino idéntico) al nudo dorsal de Sagey en el análisis de las
vocoides, asumimos que esta ligado a la misma posición, esto es, bajo nudo de punto (i.e. punto-C).
La regla entonces se aplica de la siguiente manera:

32
(51) V C .V #
punto-C punto-C punto-C

vocálico

El modelo sageyliano no puede expresar íntegramente las alternancias en (50) ya que la extensión
de más de un rasgo vocálico a una vez solamente es expresado como el entendimiento del nudo
dorsal o un mas alto (39) este modelo predice que las consonantes velares, las cuales son [dorsales]
deben ser opacas, pero como los últimos ejemplos muestras, esta predicción es incorrecta.30

Otras maneras de ligarse el nudo vocálico son consistentes, igualmente con la evidencia de las
reglas de asimilación total de la vocal, por ejemplo podría ser ligada al nudo de la raíz.31 Sin
embargo, el enlace dado arriba es apoyado en la nueva evidencia, la cual discutimos en las secciones
siguientes.

3.5. Articulaciones mayores y menores


Una nueva fuente de evidencia para la organización de rasgo vienen del estudio de las también
llamadas articulaciones secundarias como “una articulación” con grado menor de cierre, que ocurre
a la misma vez como otra articulación (primaria) (Ladefoged 1982, p 210), y con frecuencia reserva
el término para inherente como opuesto a articulaciones determinadas contextualmente. Los cuatro
tipos más comunes son labialización realizada típicamente como la adición de redondeamiento de
labios en la articulación primaria; palatalización involucra típicamente el alzamiento y anterioridad
del cuerpo de la lengua en la dirección del palatal duro; velarización realizado típicamente como el
retroceso de la lengua y farangalización que involucra argumentos de Chomsky y Halle (1968), es
aceptado ampliamente que las articulaciones secundarias involucran los mismos rasgos como las
vocales articulatoriamente similares, de tal modo que la palatalización involucran (algunos de ellos o
todos) los rasgos de [i], labialización los rasgos de [u] y así sucesivamente.

La definición desde arriba no es adecuada como una definición fonológica, puesto que esta basada
en criterios fonéticos. Por esta razón, Sagey propone redefinir articulaciones mayor y menor (1986,
1989). Ella observa que muchos tipos de consonantes complejas y en las que solamente un grado
de cierre es distintivo, la otra es completamente predecible y su grado de cierre no necesita ser
especificado en la representación. El articulador menor y el otro el articulador mayor. Por ejemplo
en las lenguas con labialización secundaria, el grado de la estrechez labial en un segmento es
siempre predecible de sus otros rasgos, de modo que la labialización constituye la articulación
menor. La estreches del otro, la articulación primaria puede ser distintiva, como en lenguas que
contrastan una velar labializada [kw] con una fricativa (xw) y esta articulación es correspondiente a la
articulación mayor.

Esta definición es puramente fonológica y no semejante a la definición fonética. La vinculación que


una articulación menor tiene con un grado más amplio de cierre que tiene una mayor. Está claro
que este no es necesariamente el caso. E. Ubykh por ejemplo, la articulación menor de la
labialización en las velares (e. g. [kw] es neutralizada con el redondamiento de labios, sino también
con cierre simultáneo en las alveolares (e. g. [tp]) (Comrie 1981). Anderson (1976) aduce la
evidencia de que la labiopalatal [kp Зb] encontradas en muchas lenguas africanas consta de un
componente primario y secundario. Una distinción la cual puede ser reinterpretada en términos de
articulaciones mayor y menor en la percepción de Sagey. Los clicks involucran dos cierres
simultáneos puede ser analizado dentro de una articulación dorsal mayor y una articulación coronal
menor (o labial) (Sagey 1986, 1989).

33
Sin embargo, cuando las dos constricciones simultáneas efectivamente en grado y cierre, la
articulación mayor (fonológica) siempre parece coincidir con la articulación primaria (fonética) y la
articulación menor con la articulación secundaria.32

La propuesta de Sagey da lugar al estudio de múltiples articulaciones con una base fonológica sólida
y ha sido ampliamente aceptado. Dadas las distinciones entre articulación mayor y menor, sin
embargo varias preguntas elementales emergen ¿cómo son organizados los articuladores mayor y
menor en las representaciones de rasgos? ¿Cómo es distinguido el articulador mayor del articulador
menor?

3.5.1. La organización de múltiples articulaciones

Como antes, nosotros consideraremos dos modelos alternativos. En el modelo de Sagey


(1986), todos los rasgos articulatorios orales, mayor y menor, se ligan directamente al nudo
de punto como hermanas. De modo que en los segmentos complejos, los rasgos
articulatorios mayor y menor no están formalmente distinguidos en términos de
organización de nudo. Para distinguirlos, un dispositivo llamado “indicador” es introducido,
el cual liga el nudo raíz (y los rasgos de estrechez que domina) al rasgo del articulador
mayor. Esta concepción es ilustrada abajo, donde damos la representación de una
consonante coronal palatalizada tal como [n’]. Nótese que la palatización es caracterizada en
términos de un nudo dorsal [–posterior], justo como una vocal anterior.

(52) [n’]

raíz

punto

[coronal]
. [dorsal]

[–posterior]

Este modelo predice que si el nudo de punto se extiende, los rasgos del articulador mayor y
menor deberían extenderse con él.

Los datos del irish confirman esta predicción. En el irish, de acuerdo con Ní Chiosáin
(1991), una consonante nasal asimila opcionalmente el punto de articulación de la
consonante siguiente. Solo en caso de que esta asimilación tome lugar, la nasal adopta la
articulación secundaria de la siguiente consonante; llegando a ser palatalizada ante una
consonante palatalizada y simple ante una consonante simple (ver (53)). En otras palabras,
cuando los rasgos del articulador mayor se extienden, los rasgos del articulador menor
también lo hacen.

(53) k’:n g’r → k’:ŋ’g’a:r “uno corto”


gan x’il → gaŋ’x’i:l “sin sentido”
ki:r:n b’eg → ki:r:m’ b’eg “un moro pequeño”

34
nk’i:n’ + u:w → n k’i:ŋ u:w “los negros”
Nosotros podemos explicar este patrón bajo la asunción de que los rasgos de articulación
mayor y menor se ligan bajo el nudo de punto, consistentemente con (52).

Sin embargo, Ní Chiosáin anota datos nuevos que aumentan un problema para el modelo
de Sagey. Ante una consonante velar, la nasal puede asimilar solamente la articulación
dorsal mayor, como se muestra en (54), ilustrando una nasal palatalizada ante una nasal
velar simple.

(54) n k’i:n’ + xorkr → n k’i:ŋ’ xorkr “los púrpura”

Claro está que esta realización es la preferible33. Ello motiva una nueva regla de asimilación
dorsal, también opcional, la cual extiende el nudo dorsal solo. Sin embargo, este resultado
es inexplicable en el modelo sageyliano. Si la coronal palatalizada [n’] asimila la dorsalidad
de un sonido velar (no palatalizado), adquirirá un segundo nudo dorsal mientras pierde su
coronalidad:

(55) punto punto


≠ ≠
[coronal]
.[dorsal] [dorsal]

[–posterior]

Pero, ya que un segmento único no puede estar especificado doblemente, suponemos que
el nudo dorsal original de la nasal, que representa la palatización, puede ser desligada
automáticamente para preservar la buena formación34.

Ahora consideraremos cómo los segmentos complejos pueden ser representados en el


modelo de constricción. Los tipos más comunes de articulación ―labialización, palatización,
velarización y faringalización― pueden ser naturalmente caracterizados como articulaciones
menores que involucran los rasgos [labial], [coronal], [dorsal] y [faríngeo], respectivamente,
suplementado por los rasgos de altura vocálica apropiada a medida que sea necesario
(Clements 1990b, 1993; Herzallah 1990; Hume 1990, 1992). Si asumimos que estos rasgos
(o al menos los tres primeros; ver sección 3.3.4 para una discusión de [faríngeo]) son
miembros del constituyente vocálico, ligados bajo el nudo de punto-C, entonces la
extensión del último en las reglas de asimilación de punto conllevará automáticamente la
extensión de las articulaciones menores. Representamos este análisis en (56) ([F] =
cualquier rasgo de articulación mayor):

(56) cavidad oral cavidad oral

punto-C punto-C

[F]

vocálico

35
Como Ní Chiosáin apunta, este tipo de estructura constituyente es sustentada por los datos
del irish. Primero, nos permite expresar la extensión de todos los rasgos del punto-C como
una unidad, justificando los datos en (53); si los rasgos de la articulación menor estuvieran
ligados al nudo más alto, como la cavidad oral o el nudo raíz, no serían afectados por la
asimilación de punto.35 En suma, permite la extensión independiente de un único rasgo de
articulador mayor [F], dando cuenta directamente de los ejemplos del irish como (54).
Nótese, en particular, que la extensión del nudo de la velar [dorsal] al nudo punto-C de la
nasal, no disparará el desligamiento del nudo vocálico de la nasal, ya que la combinación de
un nudo mayor [dorsal] y un nudo menor [coronal] bajo el nudo vocálico está bien formado,
y de hecho constituye la representación canónica de una velar palatalizada.

(57) punto-C punto-C

vocálico

punto-V
[dorsal]
[coronal]

Los dos modelos también difieren en los medios que ellos utilizan para distinguir rasgos del
articulador mayor y menor. En el modelo de Sagey, como hemos observado, esta distinción
no está hecha por la organización de nudos y requiere del indicador. Fuera de esta función,
el indicador no juega ningún papel en la teoría. En el modelo de constricción, los rasgos del
articulador mayor y menor son distinguidos por la organización de un solo nudo, ya que el
rasgo mayor es siempre el nudo superior en la jerarquía. La articulación mayor en cualquier
consonante compleja es interpretada con los valores de rasgos de estrechez [continuo,
aproximante, sonante] presentes en la más alta estructura; y la articulación menor es
asignada a su grado no contrastivo de cierre por las reglas fonéticas independientes y los
principios. En esta teoría, el indicador no es necesario36.

3.5.2. La estructura nodal de las vocoides

Dada esta explicación de las articulaciones menores, podemos regresar a una cuestión
anterior concerniente a la estructura interna de las vocoides. Hemos visto que el nudo
vocálico caracteriza la unidad funcional de los rasgos vocálicos y describe las articulaciones
menores en las consonantes. En este último, como hemos observado, el nudo vocálico se
une crucialmente bajo el nudo del punto-C.

Hay razón para creer que la misma estructura se mantiene en las vocoides. Es una
generalización sorprendente que los rasgos de punto consonántico no parece que puedan
extenderse como una unidad de una consonante a otra a través de las vocales (Clements
1990b 1993)37. Por ejemplo, aunque comúnmente encontramos reglas en la cual una nasal
asimila una consonante adyacente en todos sus rasgos de punto, nunca buscamos reglas en
las cuales una nasal asimila todos los rasgos de punto de una consonante a través de una
vocal. De este modo, mientras las reglas que tienen el efecto de (58a) son comunes, las
reglas como (58b) parecen ser desestimadas.

36
(58) (a) N C (b) N V C

punto punto

Este hecho no puede, aparentemente, ser explicado en términos de alguna prohibición


general en contraste con la extensión de rasgos de punto a una consonante no adyacente,
puesto que los rasgos del articulador único no son restringidos de esta manera. Por ejemplo,
muchas lenguas tienen reglas de asimilación coronal en las que el nudo coronal se extiende
de consonante a consonante a través de vocales y ciertas consonantes 38. La regla de
retroflexión de n en el sánscrito es instructiva (Whitney 1989). Mediante esta regla, la
primera /n/ que sigue a la retrofleja [] o [r] se retrofleja en [] siempre que la consonante
no coronal intervenga y una sonante o vocal siga (Shein y Steraide 1986, después Whitney
1989). Consideremos, por ejemplo, la forma básica /brahman-/ “brahman”, de la cual un
número de formas modificadas son derivadas. Encontramos, por ejemplo, que [] es
asimilada a [r] en el singular locativo [brahma-i], aunque no en el singular vocativo
[brahman], donde no continúa una vocal o una sonante. Siguiendo el análisis de Shein y
Steraide (1986), la regla en cuestión extiende el nudo coronal de la [r] a través de las
vocoides y las consonantes no coronales que intervienen a la [n] que sigue; ya que el nudo
coronal domina los rasgos de retroflexión, estos rasgos se trasladan con él. De este modo,
el sánscrito muestra que los rasgos de un único articulador, tal como [coronal], puede
extenderse a través de vocales y consonantes semejantes39.

Estos patrones se siguen directamente de la estructura del modelo. La asimilación de todos


los rasgos de punto consonántico como una unidad puede ser solamente expresada como el
extendimiento del nudo de punto-C. Si las vocales también tienen un nudo punto-C, el
nudo de punto-C de las consonantes no puede extenderse a través de ellos sin violar la
restricción del no cruzamiento (27), como se muestra abajo:

(59) La extensión es bloqueada por la RNC:


C V C
raíz raíz raíz

cavidad oral cavidad oral cavidad oral

punto-C punto-C punto-C

(Por la misma razón, el nudo de cavidad oral o el nudo raíz de la consonante no puede
extenderse a través de una vocal). En contraste, las vocales no son opacas a la extensión de
un único rasgo articulatorio. Por ejemplo, una vocal anterior (i.e., [coronal]) no bloquea la
extensión de [coronal] en el sánscrito, ya que el nudo [coronal] de la vocal anterior se une a
la hilera de punto-V, mientras que el nudo [coronal] de la consonante se une a la hilera del
punto-C. (Recuérdese que la RNC (27) se aplica solamente a la asociación de líneas ligando
elementos en las mismas hileras)40.

37
3.6. ¿Son los rasgos articulatorios binarios en vocoides?

En este punto, una obvia cuestión surge: ya que los rasgos articulatorios [labial], [coronal] y
[dorsal] son de un valor en consonantes, ¿no deberían ser tratadas con un valor también en
vocales? ¿Pero no sería tal tratamiento empíricamente erróneo, dado que la teoría estándar
de rasgos trata [redondeado] y [posterior] como binarios.

Al final, sin embargo, la evidencia a favor de la naturaleza binaria de [redondeado] y


[posterior] está lejos de ser abrumadora. Ya Steriade (1987a) ha notado que es difícil
encontrar casos genuinos en los que [–redondeado] se extienda. Aunque ambos valores de
[posterior] parecen extenderse, en las reglas de estructura basadas en la constricción que
extienden [–posterior] pueden ser reinterpretados como reglas que extienden [coronal], y las
reglas que extienden [+posterior], como reglas que extienden [dorsal]. Los casos de
problemas reales, para una interpretación completa de valor uno de rasgos articulatorios en
vocoides, involucran reglas que tradicionalmente han sido definidas en [α posterior]. Estos
son de dos tipos principales: (i) las reglas asimilatorias en las que ambos valores de
[posterior] de extenderse, y (ii) reglas disimilatorias las cuales asignan alguna vocal el valor
[–α posterior] en la presencia de una vocal [α posterior] adyacente. Revisaremos brevemente
un ejemplo de cada tipo más adelante.

En el sistema de armonía vocálica palatal en el turco, como describió Clements y Sezer


(1982), los sufijos armónicos adquieren el valor [α posterior] de la primera vocal precedente.
Muchas consonantes son transparentes a la armonía, como se muestra en (60). Sin embargo,
las consonantes palatalizadas subyacentes /   / y la velar posterior /K/ son opacas,
bloqueando la armonía de la vocal que precede e instituye nuevos dominios de armonía
como se muestra en (60b, c).

(60) (a) Armonía vocálica regular (nom. sg./acc. sg.)


ip ip-i “cuerda”
kz kiz-  “chica”
ek ek-i “articulación”
tak tak-  “arco”
(b) Consonantes opacas [–posterior] /   /
sua suã-i “pregunta”
haf haf-i “carta”
/idra/ idra-i “percepción”
(c) Consonante opaca [+posterior] /K/
tasdiK tasdiK-  “confirmación”

En el análisis de Clements y Sezer, las consonantes opacas son asignadas al valor


fonéticamente apropiado de [+posterior] como un rasgo de articulación secundaria. Puesto
que todas las instancias de [+posterior] ocurren en la misma hilera, opacidad de las
consonantes en (60b, c) se siguen de la Restricción del no cruzamiento (27).

Para interpretar estos datos en términos de rasgos de un valor [coronal] y [dorsal], debemos
encontrar una manera de extender (asociar) estos rasgos para la exclusión de todos los otros,
entre tanto explique los efectos de opacidad. Consideraremos un posible análisis en las
siguientes líneas. Asumiremos que las vocales en el turco caen en dos clases, palatal y velar,
38
definidos como [coronal] y [dorsal] respectivamente. Suponemos, siguiendo la propuesta de
Browman y Goldstein (1989), que estos dos rasgos forman un único constituyente,
denominado lingual en vista de que ambos involucran la lengua. Bajo esta asunción, la
armonía vocálica puede ser expresada como la extensión del nudo lingual. Las consonantes
palatalizadas /   / están ahora especificadas subyacentemente por el rasgo [coronal] y
/K/ por [dorsal], quienes constituyen articulaciones menores bajo el nudo vocálico. Ya que
estos rasgos se unen al nudo lingual de la vocal, que se encuentra en la misma hilera en
consonantes y vocales, bloquearán la propagación del nudo lingual de la vocal que precede
y se asociaran ellos mismos a la vocal sufijo /I/ como sigue:

(61) a .l – I i .K – I

V .C – V V .C – V

lingual lingual lingual lingual

[dorsal] [dorsal]
[coronal] [coronal]

Este análisis predice que las consonantes especificadas por [coronal] o [dorsal] Como
articulaciones secundarias bloquearán siempre la extensión del nudo lingual41.

Un ejemplo de esta aparente naturaleza binaria de [posterior] del segundo tipo puede ser
bosquejado del ainu, como lo expuso Itô (1984). En estas lenguas, cuyas vocales son /i u e
o a/, los sufijos vocálicos son añadidos a las raíces de CVC para formar CVC +V. De este
modo la vocal del sufijo es simplemente una copia de la vocal de la raíz. Sin embargo,
detrás de un grupo de raíces marcado lexicalmente, es realizado como una vocal alta [i] o [u],
que tiene el valor opuesto de [posterior] de la vocal de la raíz. Los ejemplos incluyen ket-u
“restregar” y pok-i “amenazar”.

Podemos dar cuenta de este patrón sin recurrir a un rasgo binario [+posterior] bajo la
asunción de que una restricción manejada por el PCO se aplica a las raíces, rechazando dos
nudos linguales idénticos adyacentes. (Este análisis presupone que el nudo lingual no puede
ser multiligado). Ya que por principios de especificación del rasgo contrastivo cada vocal no
baja debe tener al menos un rasgo lingual, la única manera de que la vocal del sufijo pueda
ser realizada consistentemente con el PCO es por la selección del rasgo lingual alternativo
de la vocal raíz. De tal modo que debe ser [dorsal] si la vocal raíz es [coronal] y [coronal], si
es [dorsal].

Hay algo de evidencia de que el nudo lingual puede ser necesitado en la descripción de
consonantes tanto como de vocoides. Nótese que la clase de consonantes linguales es
coextensivo, en la cavidad bucal, con la clase de consonantes no labiales. Así, las reglas que
parecen requerir referencia a la clase de sonidos [–labial] pueden ser reformuladas como
reglas definidas en sonidos linguales. Los ejemplos no son difíciles de encontrar. En el
chino mandarín, por ejemplo, las obstruyentes linguales (velar, uvular, retrofleja y dental,
excepto para las dentales no estridentes [t th]) son reemplazadas por las alveopalatales ante
las vocales anteriores altas [i, ü], mientras las labiales ocurren libremente en esta posición
(Clements, 1976). En el eslovaco [æ] se posterioriza a [a] después de una lingual, pero no de
consonantes labiales (ver nota 43). Así, hay al menos evidencia sugerente de que el nudo
lingual puede ser necesitado tanto para consonantes como para vocales. En suma, si este
39
análisis algo especulativo es correcto, parecería innecesario retener rasgos de punto binarios
en vocales.

3.7. Sumario y discusión

Resumimos el debate hasta este punto en la forma de la figura (62), ilustrando algunos de
los nudos de clase mayor establecidos y su forma de organización en consonantes y
vocoides (como se anotó arriba, las consonantes con articulaciones secundarias incluyen un
nudo vocálico bajo el nudo de punto-C, no ilustrado aquí).

(62) (a) Consonantes (b) Vocoides

+ sonante + sonante
raíz + aproximante raíz + aproximante
.– vocoide + vocoide
laríngeo laríngeo
[nasal] [nasal]
[extendido] [extendido]
[constricción] [constricción]
cavidad oral cavidad oral
[sonoro] [sonoro]
[continuo] [continuo]
punto-C punto-C

.vocálico

apertura
punto-V
[abierto]

[labial] [labial]
[coronal] [coronal]
[dorsal] [dorsal]
[anterior] [–anterior]
[distribuido] [distribuido]

Cualquier segmento particular es representado con una selección apropiada de estos rasgos
(quizás entre otros) en su forma especificada completa. Por ejemplo, [k] tiene un nudo
dorsal bajo el nudo de punto, pero los nudos labial y coronal están ausentes. Una
consonante labiovelar como [kp] en el yoruba tiene ambos nudos labial y dorsal. Algunos
rasgos, tales como [–sonoro], [+continuo] y [–anterior] son universalmente no contrastivos
en vocoides. Cualquier sonido del lenguaje puede ser representado en esta forma general.
Siguiendo el principio universal (5) debatido arriba, sugerimos que este modo de
organización contiene todos los tipos de segmentos en todas las lenguas.

Unos pocos nuevos comentarios están en orden. Primero, (62) difiere de la propuesta más
temprana en que no incluye un nudo supralaringal. Mc Carthy (1986) ha mostrado que las
explicaciones alternativas son aprovechables para la mayoría de los fenómenos
(específicamente aquellos que involucran debucalización) que fueron originalmente citados
40
en su favor. Sin embargo, Dell (1993) ofrece nuevos argumentos para este nudo basado en
las reglas de asimilación en dos lenguas del este asiático. En un dialecto chino hablado en la
prefectura de Yongding, provincia de Fujian, la sílaba inicial /h/ asimila todos los rasgos
supralaringales de una nasal silábica siguiente, reteniendo solo su aspiración. Así la forma
/h/ es realizada como [M], /h/ como [N] y /h/ como [N] (las letras mayúsculas
designan aspiradas sordas). Aquí, aparentemente, el nudo supralaringal de la nasal se
extiende sobre la /h/, cuyos rasgos laringales inherentes son preservados. En Yi (una
lengua tibeto-burman), en ciertas sílabas cuyo ataque es una sonante (sonora o sorda) y
cuyo pico es una vocal alta, los rasgos supralaríngeos de la consonante ataque se extienden
hacia el pico: así /M/ es realizado como [M], /L/ como [L ], etc. Nuevamente, un
análisis en términos de un nudo supralaringal se sugiere fácilmente; Dell muestra que un
número de análisis alternativos pueden ser realizados. Como los ejemplos de esta clase son
todavía raros, nosotros no hemos incluido el nudo supralaringal en (62), pero casos nuevos
podrían sostener su reconsideración.

Segundo, el debate hasta ahora no ha tocado dos rasgos cuya afiliación todavía no está clara,
[lateral] y [estridente]. En el caso de [lateral], las dos hipótesis competentes están conectadas
bajo el nudo coronal o el nudo raíz. El argumento principal para la conexión coronal llega
del criterio de implicación del nudo, como se debatió en la sección 3.1; si nosotros unimos
[lateral] bajo el nudo coronal, damos cuenta directamente del hecho de que todos los
segmentos que lo producen son fonológicamente [coronales], sin la necesidad para una
nueva estipulación42. Sin embargo, hay al menos cuatro problemas: (a) cuando una nasal
asimila en parte a un sonido lateral, normalmente no llega a ser lateral (ver la forma del
chukchi ten-leut en (35), también formas similares en, e.g., catalán y yoruba, aunque Levin
(1987) también cita varias excepciones para esta generalización); (b) cuando una lateral
asimila en parte a una no lateral, normalmente retiene su lateralidad (e.g., español, tamil); (c)
cuando el nudo de cavidad oral se extiende de [l] a [s] (e.g. false [...l’s] ) el sonido resultante
es central, no lateral (ver sección 3.3.3); (d) las obstruyentes laterales pueden ser
completamente transparentes a reglas de asimilación a distancia involucrando obstruyentes
coronales (para el caso de tahltan, ver Shaw, 1991). Estos hechos argumentan fuertemente
que [lateral] ocurre por encima del punto en la jerarquía de rasgos. Si es así, puede ser que
los sonidos [lateral] sean universalmente coronales, solo en la manera en que este rasgo es
definido.

Tradicionalmente [estridente] ha sido usado para distinguir el “ruido” de las fricativas y


africadas (labiodentales, sibilantes, uvulares) de las “suaves” o melodiosas (bilabiales,
dentales, palatales, velares); ver, e.g., Chomsky y Halle (1968). Más recientemente, algunos
lingüistas han sugerido que este rasgo, como [lateral] deberían ser restringidos a sonidos
coronales; si esta propuesta es correcta, reabre la cuestión de cómo la fricativas bilabiales y
labiodentales pueden ser distinguidas lenguas como el ewe, en las que forman contrastes
mínimos. Ya que el punto de asimilación usualmente no afecta la estridencia, mantenemos
la posición conservadora que [estridente] se liga bajo el nudo raíz, mientras se espera que
trabajos futuros clarifiquen el estatus de este rasgo.

4. La expresión de las reglas de asimilación


Ahora nosotros estamos en posición empezar la formulación de reglas de asimilación de
punto entre consonantes y vocales con más detalle. Consideraremos, como un ejemplo, la
41
regla de palatalización y coronalización en el francés acadia, que hace que las consonantes
velares /k g/ cambien a velares palatalizadas /kj gj/ o a africadas palatoalveolares [t d]
ante vocales anteriores. Esta regla es opcional, la elección entre varias realizaciones es
determinada en parte por consideraciones sociolingüísticas (ver Hume 1992, después las
descripciones de Lucci (1972) y Flikeid (1988)).

(63) /kø/ kø ~ kjø ~ tø “cola”


/gte/ gte ~ gjte ~ dte “aguardar”

La regla debe ser más fonológica que fonética, puesto que tiene excepciones lexicales, tales
como [pike] “picar” y [mokø] “fastidio”, las cuales son siempre pronunciadas con una
consonante velar. Además, como Hume nota, alimenta otras reglas fonológicas.

Las variantes palatalizadas [kj gj] deben resultar de la extensión del rasgo [coronal] de la
vocal anterior hacia la velar. Específicamente, ya que la velar llega a ser una velar
palatalizada, no una coronal, [coronal] debe ligarse bajo su nudo de punto-V como una
articulación menor. De este modo la regla debe extender [coronal] del nudo de punto-V de
la vocal hacia la consonante, con la interpolación de nuevos nudos de punto-V y vocálico,
como es requerido para preservar la buena formación. Así, esto se aplique como sigue:

(64) k i

punto-C punto-C

[dorsal]

(vocálico) vocálico

(punto-V) punto-V

[coronal]

[–anterior]

El hecho de que la palatalización y la coronalización tengan el mismo grupo de excepciones


sugiere que la coronalización se aplica solo a formas que primero hayan sido palatalizadas.
Palabras como [pike] “picar” están marcadas como excepciones a la palatalización, y, por lo
tanto, no puede ser coronalizada. En este análisis, si la palatalización se aplica a una forma,
su articulación menor [coronal] puede opcionalmente ser reasignado al estatus de
articulación mayor por un proceso de promoción (Clements 1989a), de acuerdo a lo cual la
articulación menor de una consonante es desligada y copiada bajo su nudo punto C, donde
reemplaza su articulación mayor original. Si la articulación menor [coronal] ya lleva una
especificación redundante [–anterior] en la forma palatalizada, acompaña al nudo [coronal]
cuando es copiado, creando una coronal no anterior, tal como los sonidos alveopalatales [t
d].

En muchas otras lenguas, sin embargo, hay evidencia directa para una etapa intermedia
palatalizada en el proceso de coronalización. Por ejemplo, en el eslovaco las velares /k g x
/ son realizadas como [t d  ] respectivamente, cuando son seguida por una vocoide
42
anterior /i e æ j/, e.g., [vnuk] “nieto”, /vnúk +ik/ [vnutik] (dim.), /vnúk+æ/ [vnúta]43
(dim.). Diferente en el francés acadia, las velares nunca son palatalizadas en el eslovaco
(Rubach, próximamente). Para explicar tales casos, Hume (1992) caracteriza la
coronalización como un tipo de regla elemental en la que el rasgo [coronal] de las vocales
anteriores se extiende directamente al nudo de punto-C de la velar, reemplazando su rasgo
original [dorsal] (presumiblemente, otra vez, como el modo de aplicación no marcado). En
este análisis, la coronalización es expresada de la siguiente manera:

(65) k i

punto-C punto-C

[dorsal]

vocálico

punto-V

[coronal]

[–anterior]

La expresión de la coronalización como un tipo de regla elemental no es posible en una


estructura en la que las vocales anteriores son caracterizadas como [dorsal, –posterior]
(Sagey 1986). En tales estructuras es inexplicable que la asimilación de una consonante velar
([dorsal]) a una vocal anterior [dorsal] debería dar salida a una consonante [coronal]. Para
dar cuenta de este cambio, uno podría por supuesto, proponer alguna especie de
reestructuración de la convención que tiene el efecto de tráfico en el nudo [dorsal] para un
nudo [coronal] en el contexto de rasgo [–posterior]. Sin embargo, este tipo de aproximación
no está exenta de problemas, como es anotado por Broselow y Niyondagara (1989), Lahiri y
Evers (1991), y Hume (1992). Por ejemplo, la relación entre [coronal] y [ –posterior] es
arbitraria. La propiedad no formal de la teoría predice que una velar debería llegar a ser
[coronal] en el contexto de una vocal [–posterior], como opuesto a, e.g., una [+posterior] o
una [+redondeada]. Más importante, quizás, es que tal análisis requiere una regla de
reestructuración para dar cuenta de un proceso común tal como la coronalización. Las
reglas de reestructuración son legados poderosos y altamente arbitrarios. Para incorporarlos
en la teoría, debilitamos seriamente una de nuestros fines fundamentales, el cual es intentar
un formalismo capaz de expresar procesos comunes en términos de simples parámetros
descriptivos.

La asimilación de consonante a vocal recibe igualmente una explicación simple en el


modelo de constricción. Ilustramos con un ejemplo del árabe Maltés (Hume 1992). Como
se discutió antes (ver (43)), la vocal del prefijo imperfectivo es siempre realizado como [i]
ante una coronal obstruyente inicial de la raíz. Asumiendo que la vocal del prefijo está
inespecificada subyacentemente, esta realización puede ser explicada por una regla llenado
de rasgo, de acuerdo a lo cual el nudo [coronal] de la consonante se extiende a la izquierda,
hacia la vocal, como en (66) (se muestra la estructura del nudo interpolado). La altura de la
vocal es después asignada por una regla por defecto motivada independientemente44.

43
(66) V C

punto-C punto-C

(vocálico)

(punto-V)

[coronal]

4.1. El apremio del no cruzamiento


Antes de dejar la discusión de la asimilación, debemos considerar una nueva propiedad
interesante del modelo basado en la constricción. Como ya hemos visto, este modelo asigna
los rasgos articulatorios para ligar a las diferentes hileras: el punto-C y el punto-V. Como
resultado, asigna potencialmente configuraciones del siguiente tipo:

(67) punto-C punto-C

vocálico

punto-V

[labial] [labial]

A pesar de que las líneas que unen las dos instancias de [labial] a nudos más altos (punto-C
y punto-V) se “cruzan”, no violan la RNC (27), ya que los nudos más altos no están en la
misma hilera. Sin una nueva restricción, entonces, tales configuraciones son teóricamente
posibles.

Sin embargo, ahora nosotros sabemos de la evidencia que muestra que configuraciones
como (67) deberían ser excluidas. En efecto, Hume (1992) indica que éstas pueden ser
requeridas en el modelo de constricción, al menos en la producción de reglas inmediatas.
Consideremos, como un ejemplo, la armonía labial en el turco. En este sistema, la labialidad
de una vocal de la raíz se extiende a la vocal alta del sufijo, igualmente a través de las
consonantes labiales. Así, la forma /mum-I/ “vela” (acc. sg.) es realizada como [mum-a].
La armonía vocálica se aplica como sigue:

(68) … u m + I
punto-C punto-C punto-C

vocálico vocálico

punto-V (punto-V)

[labial] [labial]

Los segmentos de la derecha en esta figura presentan un ejemplo de (67).


44
Aparentemente, entonce,s la línea que cruza debe ser asignada siempre que no cree
violaciones de la RNC (27). Si las nuevas restricciones son requeridas más adelante en un
nivel de descripción para excluir configuraciones de este tipo (por ejemplo, satisfacer los
requerimientos de algún modelo particular de interpretación fonética) es una pregunta
abierta (ver Hume 1992 para un debate afín). Una examinación completa de este principio,
aunque interesante, iría más allá del alcance del presente estudio.

5. La interpretación fonética de la jerarquía de rasgos


En las secciones precedentes hemos revisado evidencia fonológica que justifica la jerarquía
de rasgos. La discusión posterior ha introducido la idea de que el principio básico de
organización de la jerarquía de rasgos es la constricción del tracto vocálico. Este punto de
vista está basado en dos consideraciones importantes. Primero, los rasgos articulatorios,
tales como [labial] [coronal] y [dorsal] parecen mejor definidos en términos de
constricciones formadas por los articuladores, en lugar de usar la noción vaga de
“envolvimiento articulatorio”. Segundo, la evidencia fonológica muestra que las
constricciones son representadas por nudos específicos en la jerarquía de rasgos (cavidad
oral, vocálica), están definidas en términos de nudos dependientes que representan la
ubicación de la localización de la constricción (punto C- y V-) y grado (duración, apertura).
Hemos sugerido que esta percepción permite un nuevo y más adecuado tratamiento de
fenómenos tales como las relaciones vocal-consonante, la estructura interna de vocales y la
representación de articulaciones mayor y menor.

Esto sería apropiado para ofrecer algunas observaciones tentativas en la posible


interpretación fonética de este modelo, dirigiendo tales preguntas como ¿Qué extensión de
la organización de rasgos reflejan aspectos de la estructura del tracto vocálico? y ¿Por qué
deberían los rasgos estar agrupados juntos en términos de constricción, como opuesto a
algún otro principio de organización? En efecto, una consideración basada en constricción
recibe el apoyo de una variedad de fuentes, incluyendo las teorías acústicas y articulatorias
de la producción del habla, y por esta razón ofrece un lazo posible entre la estructura
fonológica abstracta y la interpretación fonética.

El modelo basado en la constricción postula que la estructura del segmento está organizada
en términos de constricciones del tracto oral, los cuales pueden combinarse con
constricciones velares, faríngeas y laringales independientes. Totalmente sorprendente, esta
organización paralela la estructura del sistema vocálico, puesto que las articulaciones que
funcionan independientemente son asignadas a hileras independientes de la representación,
y las articulaciones interdependientes son agrupadas juntas dentro de los constituyentes.
Este resultado, conseguido independientemente de consideraciones fonéticas, provee una
fuerte motivación para el modelo en las constricciones físicas de la producción fonética. No
obstante al mismo tiempo, la organización de rasgos no es reducible enteramente a
consideraciones físicas o fonológicas. En particular, hemos observado evidencia de
procesos comunes tales como la asimilación en la que las constricciones del tracto oral son
de dos tipos: vocálico y consonántico, con la última incrustación bajo el formante. Aún
cuando es producida simultáneamente en consonantes con articulaciones menores, estos
dos tipos de constricciones deben ser asignadas a diferentes hileras, y claramente este hecho
debe reflejar otras consideraciones estrictamente fisiológicas. Sugerimos que esta diferencia
representacional refleja una diferencia fundamental en el estatus cognitivo asignado a
vocoides y consonantes como parte de la competencia de todos los hablantes. La diferencia
45
entre consonantes y vocales no es meramente una materia de sus especificaciones para [ +
vocoide], pero involucra una diferencia fundamental en su organización de rasgos.

Debemos recalcar, además, que esta separación no nos conduce a restituir una
representación de “dos entradas” de los segmentos en el que consonantes y vocales son
definidas por parámetros descriptivos enteramente diferentes, como en algunos enfoques
tradicionales (ver Ladefoged y Halle 1988 para una crítica). Por el contrario, nuestra
caracterización de consonantes y vocales está unificada en el sentido de que ampliamente el
mismo grupo de rasgos es usado por ambos, con la organización de consonantes y vocales
orientados uniformemente alrededor de la constricción como la unidad básica.

Que la estructura del segmento está realmente basada en la constricción es sugerido por una
variedad de nuevas observaciones. Consideremos, primero, el hecho de que muchos rasgos
pueden ser definidos directamente en términos de parámetros de grado y locación de
constricción. Así, los rasgos de punto (los rasgos articulatorios y sus dependientes) definen
la ubicación de constricción y los rasgos libres de articulador definen el grado de
constricción. Nótese que si la unidad básica de organización fuera “envolvimientos”
articulatorios como se asumió en anteriores trabajos, podríamos esperar encontrar rasgos
que caractericen cualidades específicas del movimiento del articulador (e.g., rigidez,
velocidad) antes que aquellas relacionadas a la forma de constricción y ubicación. Hasta
donde los rasgos dinámicos de esta clase parecen no estar motivados fonológicamente,
nosotros derivamos nuevos soportes para un modelo de organización basado en la
constricción.

Otros resultados en la teoría de rasgos apuntan en la misma dirección. Como lo hemos


visto, los estudios de McCarthy de consonantes faríngeas (1989b, en prensa) también
sugieren que una apreciación estrictamente basada en el articulador para la organización de
rasgos puede ser inadecuada. Esto es porque la clase natural de consonantes [faríngeas] no
pueden ser definidas por el movimiento de algún articulador, pero involucra una
constricción producida en cualquier parte de la región entre la laringe y la orofaríngea. Es
más, la teoría de apertura de Steriade, como hemos visto, está basada en el grado de
constricción, que va desde el cierre oral completo hasta la apertura máxima. Todos estos
indicadores sugieren firmemente que estamos en la pista correcta en la visión de la
organización de rasgos basados en la constricción.

Pero en este punto podríamos hacernos una pregunta: ¿Por qué debería ser así? Que la
estructura interna de segmentos esté organizada jerárquicamente no es por sí misma muy
sorprendente, dado que la estructura lingüística es jerárquica en todos los otros niveles de
representación (e.g., sintáctico, semántico, morfológico). Lo que es menos obvio es por qué
los rasgos fonológicos deberían estar organizados en términos de constricciones del tracto
vocálico que ellos designan, en lugar de algún otro principio. En lo restante de esta sección
revisamos investigación reciente en la teoría de producción del lenguaje, la cual provee un
nuevo soporte para la organización basada en constricción de rasgos.

Las constricciones forman la base de muchas teorías basadas acústicamente en la


producción del lenguaje. Estas incluyen, en particular, la teoría del filtro, presentado en
forma más completa en el trabajo de Fant 1960 (ver también Müller 1848, Chiba y
Kajiyama 1941, y Stevens y House 1955) y la teoría quantal del lenguaje, primariamente
desarrollado por Stevens (1972, 1989). Fant mostró que las frecuencias formantes están
determinadas por la forma del tracto vocálico supralaringal, la cual actúa como un filtro
46
acústico. En la teoría del filtro, el tracto vocálico es modelado como un tubo cerrado al
final. Dentro del tubo, las constricciones forman típicamente pares de resonadores
emparejados, de manera que las frecuencias naturales de cualquier par sean iguales
aproximadamente a las frecuencias naturales de los resonadores individuales, con alguna
perturbación de estos valores que resultan del emparejamiento acústico de ellos.

Desarrollando este modelo, Stevens encuentra que cuando una constricción es ubicada
apropiadamente, las frecuencias naturales del sistema son relativamente insensibles a
pequeñas modificaciones en su ubicación (locación); en otras palabras hay regiones
preferidas dentro de las cuales los desplazamientos moderados de la constricción producen
efectos insignificantes en la señal. Estas regiones forman una importante base para
establecer las correlaciones acústicas y auditivas de rasgos distintivos. Hasta donde la
producción de la vocal es concerniente, Stevens (1972, p. 56) concluye que “las vocales
caen naturalmente dentro de categorías discretas en lugar de ser identificables como puntos
en un continuo”; estas categorías, como también aquellas propuestas por Wood (1982), son
congruentes generalmente con aquellas que nosotros hemos definido en términos de [labial],
[coronal], [dorsal] y [faríngeo]. En su nuevo desarrollo de este enfoque, Mrayati, Carré y
Guérin (1988) proponen que el tracto vocal puede ser dividido en ocho “regiones
distintivas” de longitudes diferentes, definidas por cero-cruzamiento de funciones sensitivas
del tubo neutral de los primeros tres formantes; estas regiones representan configuraciones
articulatorias que producen máxima estabilidad y blancos acústicos distintos en la
apreciación de Stevens, y nuevamente parece estar correctamente correlacionada con las
constricciones de la lengua y labios, definidos por [labial], [coronal], [dorsal], [faríngeo] y
sus rasgos dependientes.

Los modelos articulatorios de la producción del lenguaje también tratan las constricciones
como centrales. En particular, el modelo de trabajo dinámico del lenguaje propuesto por
Browman y Goldstein (e.g., 1989, 1992) está basado en la noción de gestos, definidos como
caracterizaciones abstractas de movimientos articulatorios cuyo “trabajo”, de acuerdo a
estos escritores, es la formación de constricciones del sistema vocálico específico. El
paralelo entre éste modelos y los modelos fonológicos basados en rasgos es sorprendente y
extiende más detalles sutiles, como ellos mismos lo anotaron (Browman y Goldstein 1989).
Esto no dice que no hay diferencias importantes entre los dos modelos (ver Clements 1992),
sino que estas diferencias no son irreconciliables en principio, y no debería cegarnos a los
paralelos significantes entre estos dos enfoques.

Vemos de esta manera que la noción de “constricción” es central para muchas teorías
actuales de la producción del lenguaje, acústica y articulatoriamente. Por lo tanto, no es
sorprendente que las representaciones fonológicas pueden ser organizadas en términos de
constricciones también.

6. Conclusiones
Este estudio ha intentado resumir, y en lo posible sintetizar, algunas de las más recientes
contribuciones al estudio de la estructura interna de los segmentos. Encontramos considerables
evidencias para un modelo multilineal jerárquico de la organización de rasgos a lo largo de las líneas
presentadas anteriormente. Una evidencia principal para este modelo ha sido esbozado de los
estudios de procesos fonológicos y las interacciones segmentales en muchas lenguas. Esta evidencia
pasa a ser consistente de una lengua a otra.
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También tenemos que la organización de los rasgos podría reflejar aspectos funcionales de la
organización del tracto vocal en los cuales los articuladores independientes (o en parte
independientes), decisivas constricciones del tracto vocal, son asignadas a independizar y relacionar
hileras. En ese sentido, el modelo recibe confirmación adicional de fuentes totalmente
independientes. Mientras muchas preguntas interesantes e importantes permanecen pendientes y en
la necesidad de nuevos estudios, solo algunas de las cuales pueden ser discutidas en un revisión
general de esta clase, un acercamiento jerárquico a la organización de los rasgos permite dar cuenta
obligatoria de la organización fonológica en el nivel más abstracto, satisfaciendo el requerimiento
de la teoría lingüística formal, y ofrece un puente entre la estructura fonológica y la interpretación
fonética que puede ser explorada de manera rentable en futuros trabajos.

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