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Al igual que la vida material que tiene diferente etapas: nacimiento, crecimiento,
reproducción, y muerte así también la vida en Cristo tiene diferentes etapas que cada
cristiano tiene que pasar en la vida, no podemos quedarnos estancados, tenemos que
avanzar.
Nadie puede ser niño toda la vida, ni adolescente toda la vida o joven toda la vida,
queramos o no, un día llegaremos a ser ancianos y moriremos.
Pero muchos cristianos se rehúsan a avanzar en su vida espiritual, por eso el Señor muchas
veces tiene que darnos “empujoncitos” para hacernos avanzar hacia adelante en el rio del
Espíritu Santo
Si notamos en los versículos que hemos leído tres veces encontramos la frase “Me hizo
pasar” pues cuando nos quedamos estancados en nuestra espiritualidad el Señor nos hace
pasar, nos empuja, de diferentes formas, pero si de algo tenemos que estar seguros es que
no debemos ni podemos quedarnos estancados espiritualmente.
Veamos en el texto que hemos leído esta mañana cuales son las etapas de la vida Cristiana:
El agua hasta los tobillos nos habla del inicio de nuestra vida cristiana, de nuestro comienzo
en el caminar en los caminos de Dios.
El agua hasta los tobillos simboliza la frescura de venir de una vida llena de ansiedad, de
angustia, de amargura a causa del pecado, de venir caminando por el desierto de la vida a
disfrutar de la paz, el gozo de la salvación del Señor.(Éxodo 15:26-27)
Pero esta etapa es la de solamente salvación, sin compromisos, sin entrega, pues los tobillos
son los que le dan estabilidad al cuerpo, es decir que un cristiano que está en la etapa del
agua hasta los tobillos, no quiere perder su comodidad, aún tiene miedo de conocer más del
Señor, aún tiene miedo de involucrarse en su iglesia, aún tiene miedo de testificar y de dar a
conocer su fe en Cristo Jesús.
Son cristianos que se conforman con poco del Señor, y no están dispuestos a hacer mayores
esfuerzos para conocer más de Dios.
Es decir que son cristianos que son salvos, pero no se congregan constantemente, han
aceptado a Jesús como su salvador, pero aun ellos quieren ser los señores de sus vidas.
Pero tenemos que comprender que Jesús no solo vino a nuestra vida para ser nuestro
salvador, sino también para ser nuestro Señor (2 Pedro 1:11)
El agua hasta las rodillas nos habla de una vida de humildad y rendición a Dios, de
obediencia.
Genuflexión: Acción de doblar una rodilla, o ambas, hacia el suelo, generalmente en señal
de reverencia, sumisión o adoración
Ponerse de rodillas es una muestra de reconocimiento que Jesús él es Señor, que Jesús él es
Rey de nuestra vida. (Romanos 14:11)
Pero tenemos que reconocer que Dios no es un Dios conformista, el siempre quiere más de
nosotros, más de nuestra vida, más de nuestro corazón
Los lomos representan la fuerza, el vigor, es decir nos habla de esfuerzo, específicamente
del Servicio a Dios.
Son Cristianos con mayor compromiso para con Dios y su iglesia, son cristianos que ya no
solo se congregan, sino que sienten el llamado de servir a Dios y que pueden decir como el
profeta Isaías (Isaías 6:8) HEME AQUÍ ENVIAME A MI.
Son Cristianos que tratan de vivir una vida agradable a Dios, de apartarse del mal, y
practicar la santidad en sus vidas (1 Pedro 1:13-14)
Pero tenemos que notar algo muy importante, cuando el agua llega hasta los lomos, aún
queda una parte muy importante del cuerpo sin sumergirse en el agua: LA CABEZA.
Esto nos dice que aunque seamos cristianos que servimos a Dios y tengamos compromiso y
queramos vivir una vida agradable a Dios muchas veces tenemos áreas de nuestra vida que
no hemos entregado al Señor, pues la cabeza significa la voluntad, las decisiones, las
prioridades.
Y es por eso que el Señor nos tiene que hacer llegar a la otra etapa que tiene que ver
directamente con eso, con la voluntad, con las decisiones, con las prioridades:
El rio que solo se puede pasar a nado nos habla de una vida ya no gobernada por nosotros
sino por el Señor, ya no hay donde pararse, ya no podemos asentar nuestro pies, ya no hay
otra seguridad que confiar en el poder de Dios.
Ya no queda nada de nuestra vida que no haya sido entregada a Dios, ya no es nuestra
voluntad sino la de Dios, ya no son nuestras prioridades sino la del Señor.
Dios nos llama a una vida de entrega, de compromiso, quizás muchas veces de sacrificio, y
aunque nos neguemos, aunque huyamos, aunque nos queramos resistir, de alguna forma
Dios nos hará rendirnos ante su voluntad.
El que se deja llevar por el rio de Dios se convierte en un instrumento para salvación y
sanidad (Ezequiel 47:9)