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El suelo.

Los macroinvertebrados del suelo, organismos cuyo ancho es > 2 mm, conocidos como
macrofauna, intervienen en distintos procesos: en la agregación y estructura del suelo, en la
textura y consistencia del suelo, en el movimiento y la retención del agua, en el intercambio
gaseoso y en las propiedades químicas y nutricionales del mismo (Huerta et al., 2008).
Las plantas modifican el suelo en el que se instalan desde un punto de vista físico y
químico pero también a través de los exudados de la raíz, que son la fuente primaria de
energía para las redes tróficas edáficas. Por su parte, los organismos edáficos tienen efectos
que son específicos para distintas especies vegetales y para la descomposición y los ciclos
de nutrientes (Rodríguez-Echeverría, 2009).
El suelo alberga numerosos organismos, desde insectos y lombrices visibles a simple vista,
hasta bacterias y hongos microscópicos. Estos organismos trabajan para el agricultor, por lo
que se consideran de suma importancia (Crespo, 2013).
Además de las lombrices, hay otras especies de organismos del suelo visibles. Entre ellas
están los coleópteros croprófagos, las cochinillas (Isópodos), los milpiés (Milípedos), los
ciempiés (Centípedos), las babosas (Moluscos), los caracoles (Basommatophora) y los
colémbolos (Collembola), que son los descomponedores primarios. Ellos comienzan a
comer las partículas más grandes de los residuos de las plantas y las ponen en contacto con
otros organismos, que luego las descomponen (Crespo, 2013).
La existencia de procesos de retroalimentación significa que los cambios que ocurran en
uno de los componentes, por ejemplo en la comunidad vegetal, causarán un cambio en el
otro, en este caso el suelo, que conllevará un nuevo cambio en la comunidad vegetal que
afectará al suelo y así sucesivamente. El resultado del proceso será positivo si refuerza el
cambio inicial y negativo si ocurre lo contrario (Rodríguez-Echeverría, 2009).
Entre las plantas y los microorganismos se establece una estrecha relación que se
manifiesta en la región de la rizosfera, donde se liberan compuestos que, provenientes de la
fotosíntesis, son metabolizados y translocados a las raíces en forma de exudados,
secreciones y mucílagos. Ellos constituyen una reserva de nutrientes para la microbiota e
influyen en el proceso de absorción de la planta y en el intercambio de iones (Hernández et
al., 2001).
Los mutualismos más importantes que se establecen entre plantas y organismos del suelo
incluyen a los hongos micorrícicos y a las bacterias fijadoras de nitrógeno. Son, por tanto,
mutualismos dedicados a mejorar la toma de nutrientes por las plantas, cuya importancia en
la invasión por plantas exóticas está poco estudiada. La hipótesis de los mutualismos
reforzados postula que los procesos de retroalimentación positivos detectados en la
invasión pueden deberse a la formación de mutualismos más efectivos en las zonas
invadidas que los existentes en el área nativa para esa especie (Rodríguez-Echeverría,
2009).
Aunque existen algunas evidencias experimentales que apoyan esta hipótesis, no está claro
qué mecanismos evolutivos y ecológicos pueden explicar el desarrollo de mutualismos más
efectivos entre organismos que no han seguido un proceso de co-evolución. De cualquier
forma, y a pesar de la escasa información existente en este campo, los resultados obtenidos
hasta la fecha sugieren que los mutualistas edáficos pueden contribuir decisivamente al
éxito invasor de algunas especies exóticas (Rodríguez-Echeverría, 2009).
Bibliografía.
Crespo, G. (2013). Funciones de los organismos del suelo en el ecosistema de pastizal.
Revista Cubana de Ciencia Agrícola 47(4): 329-334
Hernández, Y., García, O. y Ramón, M. (2001). Utilización de algunos microorganismos
del suelo en cultivos de interés para la ganadería. Revista Cubana de Ciencia Agrícola
35(2):85-97.
Huerta, E., Rodríguez-Olán, J., Evia-Castillo, I., Montejo-Meneses, E., Cruz-Mondragón,
M. y García-Hernández, R. (2008). Relación entre la fertilidad del suelo y su población de
macroinvertebrados. Terra Latinoamericana 26(2): 171-172.
Rodríguez-Echeverría, S. (2009). Organismos del suelo: la dimensión invisible de las
invasiones por plantas no nativas. Ecosistemas 18 (2): 32-43

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