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“Mi táctica es quererte, mi estrategia es que algún día me necesites” desgranaba Mario
Benedetti en uno de sus poemas más conocidos. Y es que como bien sabía el popular poeta
uruguayo, táctica y estrategia no son la misma cosa. En comunicación tampoco, aunque con
frecuencia la frontera conceptual entre ambas se diluya, con consecuencias, a veces, nefastas
para la consecución de los objetivos perseguidos.
Ambas son parte fundamental de un plan de comunicación, pero una antecede y determina a la
otra. La estrategia en comunicación consiste en decidir cuáles son las acciones idóneas para
alcanzar unos objetivos determinados, los públicos a los que se dirigirán esas acciones, los
mensajes más adecuados para esa audiencia específica y los instrumentos o herramientas más
útiles para conseguir trasladar esos mensajes. Una estrategia debe ser capaz de determinar si
es necesario ser proactivo o si es conveniente mantener una actitud reactiva, evitando que una
reacción comunicativa desmesurada avive el fuego que se pretende aplacar.
No hay una estrategia única para cada problema. Hay diferentes opciones y corresponde a los
profesionales de la comunicación ponderar sus ventajas e inconvenientes, sopesar las
dificultades y calibrar su adecuación específica.
Una vez decidida la estrategia, se deciden y eligen las tácticas más oportunas para cumplir con
eficacia los objetivos. Tomemos el ejemplo de un gremio o asociación profesional que desea
hacer valer sus argumentos frente a la próxima aplicación de un impuesto o tasa que considera
lesivo para su actividad. Puede optar por aventar la defensa de sus argumentos exclusivamente
en los medios de comunicación con el fin de crear opinión, puede lanzar una campaña de
información a la opinión pública, o dirigirse a los líderes o prescriptores de opinión, a los
responsables de los partidos políticos o a los diputados o senadores que integran la comisión
específica, o puede combinar todas o algunas de estas.
Si opta por instrumentar una campaña dirigida a la opinión pública, podrá entonces realizar una
campaña de publicidad masiva, difundir un manifiesto por internet mediante una campaña viral;
o realizar un video comunicado que colgará en Youtube; si decide lanzar una campaña de
relaciones institucionales, programará con toda probabilidad reuniones personalizadas, enviará
cartas, llevará a cabo seminarios o recurrirá a cualquier otra táctica capaz de hacer llegar sus
argumentos y mensajes a sus prescriptores.