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EL GOBIERNO PRESUPUESTA

MÁS SUFRIMIENTO PARA 2019


Y HASTA MACRI SE QUIERE IR
RUBÉN ARMENDÁRIZ

19/09/2018

El gobierno argentino anticipa ahora que la luz al final del túnel llegará en el
segundo trimestre del próximo año, siempre y cuando antes no se produzca un
gran apagón como un estallido social, y será gracias a un incremento de las
exportaciones agropecuarias. O sea que la recesión se extendería al menos
hasta marzo de 2019 y luego se iniciaría una recuperación, quizá
milagrosamente.

Las promesas le sirvieron a Mauricio Macri para llegar a la presidencia, pero no


contaba con la realidad, que ha sido muy diferente a sus promesas. Desde el
equipo de Hacienda reconocen que hubo una enorme diferencia entre la
previsión de variables del presupuesto de este año y lo que terminó
sucediendo.

Que este plan se estabilice depende de que el gobierno logre un consenso


basado en el miedo, a través de cuotas represivas en crecimiento que paralicen
cualquier acción de los trabajadores ante el deterioro de sus ingresos. A la
mayoría del pueblo sólo le quedará sobrevivir con jubilaciones y asignaciones
miserables, señala Isaac Rudnick, director del Instituto de Investigación Social,
Económica y Política Ciudadana.

En un país que produce alimentos para más de 400 millones de personas, un


20% de los niños sufren desnutrición crónica. Cada 73 segundos, esa fábrica
de pobres que es el gobierno de Macri arroja a alguien más a la indigencia.

Los medios hegemónicos buscan alternativas ante el fracaso de Macri, y


surgen los nombres de la gobernadora (oficialista) de la provincia de Buenos
Aires, María Eugenia Vidal y del dirigente peronista “renovador” Sergio Massa,
lo que confirma la versión de que Macri se quiere ir antes de que termine su
mandato y que el establishment o poder fáctico busca salidas medianamente
“institucionales”.

El gobierno sigue con el mismo libreto y reduce la crisis a cuestiones externas


e imponderables: sequía, volatilidad financiera externa, la crisis turca, la suba
de tasas de interés de Estados Unidos y recientemente los problemas en
Brasil. Nada de esto está previsto que vaya a cambiar pero desde el gobierno
aseguran que una buena cosecha alcanzará para compensar todos esos
problemas.

Ya el argumento de que la culpa la tiene la corrupción de los gobiernos


kirchneristas no logra siquiera morigerar el impacto de la crisis –con
crecimiento de pobreza, desempleo, hambre- en la población. Hoy, el problema
es convencer al pueblo, en vísperas de un año electoral... si es que se llega a
las elecciones de octubre de 2019.

El economista Roberto Navarro, director de El Destape, señaló que hoy el


problema supera al tipo de cambio y que la crisis se agudizó. Señaló que el
presidente Macri tiene para la firma un plan para la convertibilidad (la
dolarización) elaborado por el gobierno de EEUU, que incluye la desaparición
del Banco Central y la quita de toda independencia en materia económica y
financiera.

Con la convertibilidad el dólar se iría a 167 pesos, señala la consultora


Ficonomics. Navarro advirtió por los efectos de la negativa del FMI de facilitar
al gobierno tres mil millones de dólares como parte del acuerdo stand-by
aprobado en junio y a la solicitud de 65.100 millones de dólares más y señaló
que hoy se habla de hiperinflación –las principales empresas alimenticias
aumentaron entre 20 y 30% los precios la última semana-, similar a la padecida
por el país en 1991.

UN PRESUPUESTO DIBUJADO

El gobierno presentó el lunes 17en el Congreso la previsión de gastos para


2019: déficit cero, caída del 0,5% del Producto Bruto Interno, inflación del 23%
frente al 42% con que cerraría este año, y con un aumento de 48,9% en la
partida para el pago de intereses de la deuda. Parece un presupuesto de
ciencia ficción, dibujado, quizá redactado en otro idioma: calcula un dólar a
40,10 pesos cuando el mismo día cerró a 40,42 pesos.

Si las optimistas previsiones oficiales presentadas al Congreso por el ministro


de Hacienda Nicolás Dujovne se cumplieran, Mauricio Macri habrá cerrado su
mandato con una economía 1,9% más chica en relación al momento de la
asunción, los precios minoristas en promedio se habrán triplicado en ese
período y estarán acompañados por una abrupta caída del poder adquisitivo,
deterioro de la situación laboral y aumento de la desigualdad de ingresos.

El ministro repitió el libreto de Macri y justificó la crisis económica a partir de las


“turbulencias externas”, “la sequía más intensa en los últimos 50 años”, “la
suba de tasas de interés más rápida de lo esperado en EEUU”, “las disputas
comerciales entre EEUU y China” y “los sucesos judiciales” asociados a la
persecución judicial contra la administración anterior.

“El contexto externo desfavorable se va a mantener, pero la apuesta es a una


mejora en la cosecha. El agro va a traccionar”, insisten en Hacienda. También
esperan que el consumo mejore en términos interanuales recién en el último
trimestre del año próximo, cerca de la elecciones presidenciales, en torno a
15% contra 2018. De todos modos, en el balance anual el consumo privado se
proyecta con una contracción del 1,6 por ciento.

El gobierno necesita aprobar el Presupuesto, enviar una “señal a los mercados”


y así volver a atraer los capitales especulativos que le permitieron financiar el
déficit externo durante 2016 y 2017. Una de las prendas de negociación del
gobierno para alcanzar un nuevo acuerdo con el FMI, tras la firma del crédito
en junio, fue el endurecimiento fiscal -de un déficit de 3,2% del PBI en 2018, al
2,2% en 2019 y 1,2 en 2020-, el Ejecutivo presentó un desbalance de 2,7%
estimado para este año, equilibrio fiscal en 2019 y un superávit del 1 por ciento
en 2020.

Como no podía presentar números positivos en términos de pobreza cero ni


inclusión ni desarrollo social o industrial, Dujovne prefirió señalar que
“converger hacia el equilibrio fiscal es uno de los objetivos centrales. Tras diez
años consecutivos de déficit fiscal primario, estamos presentando un
presupuesto con déficit cero”, dijo, pero olvidó señalar que en esa cuenta no
incluyó el pago de intereses de deuda, con un incremento interanual del 48,9%.

Según lo acordado entre el gobierno y el Fondo Monetario Internacional, el


déficit fiscal primario para el año que viene sería de 0 por ciento gracias al
recorte de la obra pública, la continuidad en la quita de subsidios, el ajuste
sobre las empresas públicas y la transferencia de funciones a las provincias,
como por ejemplo la tarifa social en la electricidad. Por otro lado está la
suspensión de rebajas impositivas y la aplicación de retenciones a las
exportaciones.

Por el lado de los ingresos, el gobierno calculó un incremento del 39,5% de los
recursos tributarios, con subas del 31% en el IVA y la seguridad social, gracias
a las retenciones que finalmente decidió aplicar a las exportaciones, con
especial impacto sobre los cultivos agrícolas más importantes. Los
exportadores del campo y del sector minero se vieron ampliamente
beneficiados por la mega devaluación de este año. Sin embargo, el gobierno
hasta último momento se resistió a aplicar retenciones para no afectar a su
base electoral.
DEUDA: FAVORECER AL SECTOR FINANCIERO

El proyecto de Ley de Presupuesto modifica la regulación de las


reestructuraciones de deuda pública, eliminando los requisitos impuestos
actualmente al Ejecutivo. De esta modificación se derivan dos grandes
conclusiones: que desde el Gobierno se está pensando en recurrir a
reestructuraciones de deuda (considerando que se reconoce que a diciembre
de 2018 el stock de deuda pública ascenderá al 87% del PBI) y que el nuevo
articulado permite suponer que las condiciones de esa reestructuración no
favorecerán a la Argentina.

La nueva redacción habilitaría al Poder Ejecutivo a hacer reestructuraciones,


aun cuando de ella no se derive una mejora, sino que –señala- debe realizarse
en las condiciones imperantes en el mercado financiero, lo que refleja que el
gobierno se encuentra analizando alguna operación de canje de deuda y busca
tener cobertura legal.

Desde el análisis político, una eventual reestructuración de deuda en las


condiciones legales vigentes (cumpliendo dos de los tres requisitos: mejora del
monto de la deuda extensión de plazos y/o menores intereses) muy
probablemente no podría realizarse sin afectar intereses del sector financiero,
señala el Centro de Economía Política Argentina (CEPA). La solución que el
gobierno ofrece, en este marco, es flexibilizar las condiciones de un posible
canje de deuda, perjudicando intereses nacionales.

POSVERDAD ECONÓMICA

Dujovne anunció, asimismo, que el fondo de garantía de sustentabilidad, stock


de respaldo de los aportes para los jubilados, comenzará a usarse a partir de
abril próximo para el pago de los haberes previsionales, dado que para ese
mes se habrán consumido los ingresos provenientes del blanqueo de capitales.
Como el Banco Central tiene prohibido -por el acuerdo con el FMI- financiar al
Tesoro, será el Banco Nación el que aporte el año próximo 15.000 millones de
pesos de sus utilidades.

Los presupuestos correspondientes a 2017 y 2018, aprobados y ejecutados por


el gobierno de Mauricio Macri, muestran cómo las estimaciones oficiales no se
correspondieron con la realidad. La principal divergencia se dio este año en
materia inflacionaria y en relación al dólar. Para 2018, el Gobierno preveía una
inflación del 15 por ciento y un dólar promedio de 19 pesos. La realidad
muestra una inflación de al menos 42%, con un dólar por encima de los 40
pesos.
El Presupuesto 2017, presentado por el entonces ministro de Hacienda Alfonso
Prat-Gay en septiembre de 2016, estimaba un crecimiento económico del
3,5%, aunque luego ese número se ubicó en el 2,9%, con una inflación del
17%, aunque terminó en el 24,8%.

El Presupuesto 2018, aprobado a fines del año pasado, preveía un aumento


del gasto primario del 15,1% pero ya hay una suba del 19,3. La factura de los
intereses de deuda subiría un 27,6% pero ya muestra un alza del 58,7%,
siempre según datos oficiales. El crecimiento económico en el Presupuesto
2018 era del 3,5%, pero el ministro de Hacienda dijo que este año la actividad
económica bajará un 2,4%.

Los millones de argentinos no paran de sufrir. Y ahora les presupuestan más


sufrimiento.

RUBÉN ARMENDÁRIZ
PERIODISTA Y POLITÓLOGO, ASOCIADO AL CENTRO
LATINOAMERICANO DE ANÁLISIS ESTRATÉGICO
(CLAE, www.estrategia.la )

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