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Esta traducción fue realizada sin fines de lucro por la cual no tiene costo alguno.
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tu blog o foro.
Índice
Sinopsis Capitulo 20
Epilogo Capitulo 21
Capitulo 1 Capitulo 22
Capitulo 2 Capitulo 23
Capitulo 3 Capitulo 24
Capitulo 4 Capitulo 25
Capitulo 5 Capitulo 26
Capitulo 6 Capitulo 27
Capitulo 7 Capitulo 28
Capitulo 8 Capitulo 29
Capitulo 9 Capitulo 30
Capitulo 10 Capitulo 31
Capitulo 11 Capitulo 32
Capitulo 12 Capitulo 33
Capitulo 13 Capitulo 34
Capitulo 14 Capitulo 35 3
Capitulo 15 Capitulo 36
Capitulo 16 Epilogo
Capitulo 17 Otro epilogo
Capitulo 18 Créditos
Capitulo 19
Sinopsis
Esto es lo que tienes que saber de mí: soy rico, bien dotado y rápido con los
chistes. A las mujeres les gusta un tipo que las haga reír, y no me refiero del
tamaño de su p**e. No, los quieren divertidos y con una faceta enorme… por no
mencionar leales. Tengo todo eso más una gran cuenta bancaria, gracias a mi
floreciente negocio de construcción. Sep. Sé cómo usar mis herramientas.
Hasta una noche en las Vegas… Sí, escuchaste esto antes. Malas noticias en
el frente comercial, ahogar nuestras penas en demasiados cócteles Harvey
Wallbanger y luego la estoy follando. En mi cuarto de hotel. En su cuarto de hotel.
Detrás de la máquina tragamonedas del Titanic en el hotel Flamingo (no 4
preguntes). Y antes de que pueda hacerla decir “¡Oh sí, justo allí SÍ! una vez más,
ambos estamos diciendo sí, el gran sí, en una capilla al costado de la carretera
frente a un tipo con patillas postizas y un traje brillante dorado.
Pero resulta que lo sucedido en las Vegas no se queda en las Vegas. Y ahora,
mi pene no se queda en mis pantalones cada vez que ella está cerca. Intento
resistirme. Honestamente. Pero cuanto más intentamos mantener nuestras manos
para nosotros mismos, más acabamos desnudos otra vez, y más tiempo quiero
pasar con ella completamente vestida también.
Big Rock #3
Prólogo
Érase una vez, había un chico, había una chica y algo de mierda loca se fue
en picada.
Fin.
Como esa vez en la montaña rusa cuando averiguamos exactamente por qué
algunas personas gritan a pleno pulmón cuando descienden.
Así que ahora, después de casi sesenta y nueve días con ella, y la ironía de
ese número definitivamente no se me pasa por alto, estoy aquí.
—Dímelo tú.
Podría decirte que soy un mujeriego. Podría decirte que tengo un gran pene,
un cuerpo duro como roca y un corazón de oro. Pero no estás aquí para obtener mi
currículum. Además, has escuchado historias antes del mujeriego domado.
Lo único que te diré es esto: nuestro final es uno que no verás venir.
1
T
e voy a compartir un pequeño secreto sobre los hombres. Cuando
vemos a una chica que nos gusta, todos decimos que está caliente por
nosotros. No importa quién sea la mujer, cuál puede ser su situación,
o ni siquiera si tenemos idea si es verdad o no. Solo lo decimos.
Floyd, el tipo pelirrojo que estaba tres días atrasado entregando las bisagras
para este lujoso penthouse del Upper East Side, ha colocado un codo en el
mostrador y está gritando. Supongo que necesita un descanso del duro trabajo de
perder una fecha límite. Sin embargo, estoy decidido a cumplirlo, así que sigo
trabajando, atornillando las bisagras de la puerta del gabinete para una de mis
clientes.
Una cliente que Floyd cree que está caliente por su salchicha.
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Sus palabras. No las mías.
—Wyatt, ¿viste la forma en que Lila me miró cuando entré? —dice mientras
toma su bebida energética negra y verde, la bate y luego se pasa la mano por la
boca, dejando un rastro de gotas en su barba pelirroja.
—Hmm. Debo haberme perdido ese momento —le digo y me alegro de que
Lila esté abajo en el gimnasio del edificio en este momento y no pueda escucharlo.
—Te estoy diciendo, las chicas hacen fila por mí en cada trabajo —dice
Floyd, sacando pecho.
—Esta fila de mujeres… ¿dirías que se extiende más allá de la puerta y por
el pasillo de la casa de cada cliente?
Levanta un puño para chocarlo, pero mis manos están ocupadas, así que
solo digo:
Él asiente.
—Las mejores chicas que he tenido. Nada como un martillo en la mano para
atrapar a las pichoncitas.
—Oh, sí. Pero aquí está la cosa. Esta es la regla de oro de nuestro negocio —
agrega y luego se lleva el dedo a los labios.
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Oh, qué afortunado soy. Me va a contar su secreto.
—Me encantan las reglas. Dime, dime —digo como un entusiasta acólito.
—La regla de oro es esta: puedes follarte a las clientes, pero nunca puedes
follarte a tu asistente.
—¿En serio? —digo con una voz completamente seria, como si acabara de
dispensar la sabiduría del Monte Olimpo.
—¿Te gustan?
—Lo sabes. Es bueno que no tengas una abuela para follar ocupándose de
tus teléfonos entonces o estarías realmente jodido.
—¿Sí? —Está prácticamente salivando por lo que sin duda cree que será un
consejo de sexo en la oficina.
—¿Eh?
—De todos modos, es hora de irnos, Floyd. Necesito terminar este trabajo a
tiempo para Lila, que no está caliente por tu salchicha, ni por tus inventos.
Le doy una palmada en la espalda, le agradezco por la entrega tardía de las
bisagras y lo envío a seguir.
Unas horas más tarde, he terminado mi trabajo por el día, justo cuando una
energética Lila llega a casa de su sesión en el gimnasio, contoneándose en sus
pantalones apretados y tenis. Le muestro en lo que trabajé esta tarde en su
remodelación de la cocina, y la actualizo en lo que se necesita hacer mañana
mientras me acerco a la recta final del trabajo.
Asiento con la cabeza y le doy las gracias, luego le doy crédito en lo que se
debe.
—Bien, porque podría tener otro proyecto para ti. Déjame hablar con mi
esposo, Craig, cuando llegue a casa esta noche de su reunión de la junta, ¿y luego 10
arreglaremos algo?
Mira, casi quiero llamar a Floyd y decirle que seguir mi consejo es fácil. Lo
manejo todos los días. Que milagro. Especialmente teniendo en cuenta que tengo
una asistente ingeniosa que es hermosa, lista, fantástica en su trabajo y tiene una
sonrisa que me acaba de matar. Llámame anticuado. Soy un fanático de una mujer
con una gran sonrisa, y Natalie, con sus brillantes ojos azules y su cabello rubio de
animadora, gana sonriendo. Ella es la chica perfecta y típicamente estadounidense,
como una tarta de manzana, y solo quiero comerla.
Hago un gesto desde mi torso hasta mis piernas y luego olfateo el aire para 11
lograr el efecto.
Ella señala a los estantes en la pared más alejada de nuestra oficina y dice
socarronamente:
—La repisa superior. Del lado izquierdo. Conseguí un nuevo spray anti-
idiotas la semana pasada. Pero algunas veces toma algunas aplicaciones para que
funcione. Así trabaja bien, ¿está bien?
—Ahí. Mejor.
Ella asiente.
—La llave de cuello era cien por ciento certificablemente necesaria —agrego,
ya que Kevin había estado intentando seducirla cuando pasó hace unas semanas.
Aquí está la cosa: Natalie podría patearlo en un abrir y cerrar de ojos. Ella podría
tirarlo al suelo ella misma. Pero esa mierda que sacó con los comentarios lascivos
no va conmigo. Habría hecho lo mismo si un tipo intentara hacerse el atrevido con
mi hermana pequeña, Josie, en la panadería donde trabaja. Así que dejé caer una
mano sobre el hombro de Kevin, al estilo Vulcano y rápidamente lo escolté de la
oficina. Nadie, y me refiero a nadie, logra tirarle los tejos a mis empleadas.
—Hoy fue Floyd —le digo, y luego le doy la versión segura de la historia, la
de las conquistas de clientes de Floyd, no sus comentarios acerca de follar a las 12
asistentes. No hay necesidad de tener eso colgando en el aire entre nosotros. No
puedo plantar esa idea prohibida en su cabeza.
Pero no soy Floyd. Puedo hacerlo mejor, así que imagino un tornillo de
banco, atasco las imágenes en él y las aplasto fuera de mi mente. Las imágenes
sucias y los extraterrestres cachondos, también.
—Y luego lo escolté fuera de la casa de Lila y le dije que nos vemos más
tarde —le digo, terminando la historia, mientras paso una mano por mi cabello
castaño oscuro—. Algo así como en otra vida después.
—Hmm, como que tu historia me dio una buena idea. Algo que he querido
hacer por mucho tiempo.
—¿Qué es?
Sus ojos destellan. Los cuales son un tono más claro que mis azul oscuros.
—Sí. Y para que conste, eres brillante y her… —Corto la última palabra para
que suene como una nota grave baja. Para el registro: No la llames hermosa
cuando regañas a otros hombres por coquetear en el trabajo.
—Brillante y… exuberante. 13
¿Exuberante? ¿En serio? ¿Qué demonios es eso? Tal vez no se dará cuenta.
—Si tú lo dices, Hammer. Y este cerebro exuberante estaba dos pasos por
delante hoy. Ya encontré un nuevo proveedor. Le llamé, hablé con algunos de
nuestros colegas y recibí algunas recomendaciones geniales. Ya tengo un nuevo
tipo de bisagras programado.
Mi sonrisa se extiende rápidamente.
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2
E
lla elige el bibimbap1 vegetariano, estilo supernova picante, en un
restaurante coreano en la Novena Avenida, no muy lejos de la
oficina.
—Quizás lo hago.
Estamos aquí porque Natalie ama la comida picante. Mientras más picante,
mejor. De hecho, me ha desafiado a algunos retos de comida en los últimos seis
1Bibimbap: Es uno de los platos más representativos de la gastronomía coreana. Consiste en un bol
de arroz blanco cubierto por un mix de verduras, tiras de carne y un huevo.
meses. Afortunadamente, nací con papilas a prueba de fuego y una competitiva
voluntad de hierro, así que generalmente la venzo, pero tengo que darle su mérito
a la mujer. Puede comerse un chile habanero como nadie que haya visto.
Caso cerrado.
—Por seis meses de tu magia. Eres mejor que una hada madrina.
—Ella me quiere.
Resultó que ella estaba yendo en línea recta por otra razón. Cuando
habíamos conversado la noche anterior, le había mencionado algunos de los
problemas a los que se enfrentaba mi empresa —el problema principal siendo mi
completa desorganización— y ella había ideado un plan para mejorar las
operaciones y poner a mi empresa en posición de ampliar y ganar trabajos aún más
grandes. Ella me lo había presentado en un juego de billar en el hotel de la boda.
Su propuesta había sido perfecta y exactamente lo que pronto me di cuenta que
necesitaba.
—¿Recuerdas el día que empecé? ¿Y fuiste a una cita que de hecho estaba en
tu agenda desde el año anterior?
Gimo.
—No me lo recuerdes.
—Y ahora eres bueno con ambas —dice ella, sus labios curvados en esa
sonrisa ganadora que tiene. Miro hacia otro lado brevemente. No puedo mirar su
sonrisa. Probablemente me hipnotizaría. Haciendo que haga su voluntad.
—Por color —responde con un pequeño sonido alegre, como si supiera que
fui ahí. Ella sabe que me deslicé a una zona donde no debería ir.
2 Container Store: Tienda de Estados Unidos que ofrece productos para almacenamiento y
organización
Malditos penes. A veces es injusto que tengamos a estos hijos de puta con
los que pelear todo el día. Y créanme, es una batalla épica. Hombre contra
erecciones.
Una respuesta cae de sus brillantes labios rosados. Natalie usa una especie
de brillo rosa brillante. No lápiz labial. Sí, sé lo que es un brillo. He besado a
muchas mujeres, y no soy algún Neandertal con una caja de herramientas que no
conoce la diferencia entre un brillo labial y un lápiz labial. Uno es resbaladizo y
sabe increíble saliendo de los labios de una chica cuando la beso; el otro es una
capa más gruesa y sabe increíble saliendo de los labios de una chica cuando la
beso.
Tomo un tenedor y lo sumerjo en el pollo al fuego. Tal vez esa sea la cura
para la erección.
¡Tengo el visto bueno! No puedo esperar para discutir el nuevo proyecto contigo.
¡Me encantaría comenzar lo más pronto posible! Cuando vengas mañana, ¿puedes traer a
Natalie?
Interesante. Pero no estoy dispuesto a jugar a Sherlock esta noche, así que en
su lugar le muestro el texto de Lila.
Ella sonríe.
—Yo también —digo, porque a pesar de que es una zorra fría como piedra,
a pesar de que es hermosa en más formas de las que puedo contar y que si no fuera
mi asistente, yo sería un hijo de puta persistente en conseguir que ella vaya a casa
conmigo, también es jodidamente increíble en lo que hace.
—Debería irme. Tengo una clase esta noche. La única vez que puedo ir al
dojo esta semana.
Esa es una de las cosas buenas de ser yo. Puedo apagar mi cerebro.
L
ila Mayweather nos sirve café en delicadas tazas de porcelana con un
patrón de rosas alrededor del borde. Para que conste, no soy un tipo
de tazas delicadas. Pero cuando estás en Roma…
Sentada en una silla de respaldo alto en su comedor, Lila usa una falda de
tenis, y su cabello castaño se balancea en una coleta bien arreglada. Todo en ella es
impecable, hasta el hecho de que nos ofrece crema en uno de esos chismes con
boquilla y luego sujeta pinzas de peltre para los cubitos de azúcar.
—Estoy bien —digo. No puedo recordar la última vez que bebí café de
cualquier cosa que no fuera una taza de papel o una taza con el mango roto.
Lila deja caer una mano sobre el brazo de Natalie, desnudo en su blusa
blanca de manga corta.
Charlan unos minutos más y me tomo el café, porque taza remilgada o no,
soy un prostituto de café y puedo machacar esa deliciosa sustancia mañana, tarde
o noche. Lila deja su taza, dobla sus manos en su regazo y dice:
—La razón por la que les pedí a ambos que estuvieran aquí hoy es que
tengo un nuevo proyecto emocionante. Craig está invirtiendo en algunas
propiedades, en un hermoso edificio nuevo y tengo carta blanca para rehacer el
ático de la forma que considere más conveniente. —Júbilo parece irradiar de la
mujer, ya que ella comparte más—. Naturalmente, primero pensé en WH
Carpintería & Construcción, y me encantaría ver si considerarías hacer la
remodelación de la cocina. Simplemente estoy enamorada de lo que has hecho aquí
y no puedo imaginarme dejar que nadie más ponga sus manos en mis
electrodomésticos.
—Pensé primero que podría mostrártelo, para que sepas con qué estás
trabajando —sugiere Lila.
—Oh, no, lo siento, no lo dejé claro. Tendrás que tomar mi avión privado
para llegar allí.
No tiene que decir avión privado más de una vez para que diga ¿cuándo
despegamos? Así que lo hago. Me encojo de hombros felizmente.
—¿Cuándo despegamos?
—Es por eso que pensé en ustedes dos. Sé que Natalie es vital para que todo
esto suceda —dice, agitando una mano en dirección a la cocina—, y parecía que
tenía sentido que fueran juntos.
—Sí. Y una vez que conozcamos el alcance del trabajo, haré todo lo que
pueda para que esto encaje en el trabajo de Wyatt.
—Maravilloso. Incluso puedo hacer arreglos para que te quedes en una suite
en el Bellagio. ¿Serían adecuados esos alojamientos?
Ella habla en serio Esa es la parte más increíble de todo su pedido. Que
piensa que hay una posibilidad de que encontremos el Bellagio inadecuado.
—Sí, creo que nos vendría bien —digo en un tono serio—. Natalie, ¿el
Bellagio cumple tus estándares?
—Separados.
Ella asiente.
Le echo un vistazo.
—Espera. Después de seis meses juntos, ¿crees que no puedo operar una
sierra circular? ¿O clavar un clavo?
Bien, he soñado con follarla con fuerza. Como si eso fuera una puta
sorpresa.
Por favor, por favor, permitan que los extraterrestres cachondos habiten el planeta
de la mente de otro hombre hoy. 27
***
Pone los ojos en blanco hacia mí y saca la lengua. No tiene el efecto deseado.
Se ve linda. Como cuando las chicas se bajan los pantalones para mostrar el culo
como una especie de insulto. No es un insulto Es un triunfo. No es que ninguna
chica haya hecho eso últimamente. Ahora que lo pienso, nadie me ha mostrado el
culo en años. Sería bueno si Natalie rompiera mi racha de no ver culos.
Me burlo.
Pretendo estremecerme.
—De todos modos, estoy impresionado. Sabía que podías hacer las cosas
básicas, pero has estado manteniendo el alcance de tus habilidades prácticas en
secreto. Por otra parte, no me dijiste durante meses que eras una ninja.
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Se ríe.
—No una ninja. Solo cinturón negro, tercer nivel. Y además, no estoy
tratando de fingir que soy un maestro carpintero como tú. Puedo arreglármelas,
pero no puedo martillar como Wyatt Hammer. Eres un maestro en el martilleo,
¿verdad?
Ella asiente.
—Sería una lástima que mi cara quedara aplastada por un armario —dice,
intentando restarle importancia a las cosas, pero respira hondo y su voz
temblorosa la delata.
—Pero estás bien —le digo, ya que ahora no es el momento para chistes. 29
—Gracias a ti. Te moviste rápido.
—Lo tendré.
—No hay panqueques de cara en el trabajo, ¿de acuerdo? —le digo, y ahora
soy yo quien trata de restar importancia a las cosas.
Razono que si puedo sobrevivir un día con ella trabajando a mi lado, puedo
manejar un viaje de fin de semana.
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4
E
stoy contando los días hasta que nos vayamos, pero tengo bastante
para mantenerme ocupado. Como ver a mi hermanita y hermano
rumbo a mi turno de voluntariado en el refugio de perros a la
mañana siguiente.
Los ojos verdes de Josie se agrandan y hace un movimiento de corte con sus
manos a través del aire.
Apunto a la barra. 31
—Esta mierda es buena —le digo.
—Incluso podrías ser mejor que mamá —dice Nick con el refilón de su boca,
como si estuviera susurrando—. Pero no le digas eso.
Josie hace el gesto de cerrar sus labios, luego apunta a mi teléfono. El perfil
de Facebook de una falsa “Elizabeth Lecter” está en la pantalla.
—No habrá nunca nada mejor que esto. Mira. —Señalo al teléfono. Agarro
mi cara y dejo caer mi mandíbula abierta, como El Grito de Edward Munch—. Es
como mi ex derritiéndose por el dolor.
Josie lee en voz alta la respuesta que mi ex, Katrina, escribió a principios de
esta semana en su página: “¿Nada es sagrado? ¿Alguien sabe cuánto duelen los
spoilers? También podrían tomar un cuchillo y clavarlo en mi pecho”.
—Este podría haber sido nuestro mayor logro nunca. Me siento muy
orgulloso de nuestra fábrica de perfiles falsos de Facebook. Pero tengo que
encargarme de la pequeña señorita Elizabeth. Ella realmente fue magistral cuando
se trató del spoiler del último episodio de Game of Thrones.
—Solo para ser rematado por el mensaje épico de Elinor Bates de que Jon
Snow estaba vivo —agrego, orgullo cubriéndome ante el recuerdo de ese gran
éxito—. Pero aun así, es hora de decir adiós. Nuestro trabajo está hecho.
Josie pasa una mano por su cabello con mechones de color de rosa.
Pego una expresión seria en mi cara y los tres inclinamos nuestras cabezas.
Unos segundos más tarde, alzo la mirada y elimino los perfiles que llovieron dulce
venganza en Katrina.
De todos modos, una vez el trabajo del sitio web estuvo hecho, el inicio de
sesión cambió por razones de mejor prevenir que curar, gracias al recordatorio de
mi amigo Chase de cambiar las contraseñas tan a menudo como cambias de ropa
interior, Katrina y yo habíamos salido durante medio año.
Inesperadamente.
Sí, fue una mierda. Me costó el negocio. Incluso tuve que contratar a un
abogado para lidiar con el desastre dejado atrás. Los problemas que causó
estuvieron entre las razones por la que necesité ayuda de alguien para conseguir
organizarme otra vez.
Así que había golpeado a Katrina, una reconocida enemiga de los libros y
amante de todas las cosas The Games of Thrones, justo donde la lastimaría más. Josie
y yo inventamos perfiles falsos de mujeres que potencialmente podrían ser clientes
para los servicios web de Katrina, solicitándole amistad en Facebook y luego
publicábamos spoilers cada domingo por la noche en el muro de Katrina, en vivo y
en tiempo real mientras cada episodio salía al aire. Nuestra broma funcionó
solamente porque Katrina había estado en un trabajo fuera del país desde que
comenzó la temporada, y no podía encontrar una transmisión de Internet para ver
su programa favorito en el universo.
Jodidamente llorando.
Pero todas las buenas bromas llegan a su fin y es hora de decir adiós a esta.
Cierro mi aplicación de Facebook, luego agarro la mano de Josie.
—Eso es genial. Bien por ti —dice Nick con una palmadita en la espalda.
—¿Qué es curioso?
—¿Por qué eso es curioso? —No necesito preguntar cómo sabe. Josie es
compañera de cuarto de Natalie, y viven en el viejo lugar de la hermana de
Natalie. Cuando Charlotte se mudó y casó con Spencer, ella alquiló su viejo
apartamento a su hermana, dándole un descanso sobre la renta así Natalie podría
vivir en la ciudad y dar clases de noche en un estudio de karate aquí. Hace unos
meses, el arrendamiento de Josie se terminó por lo que se mudó, también.
Presiono mis palmas hacia abajo contra el aire, el signo para relájate.
Josie ajusta el nudo de su delantal, un conjunto azul claro con cerezas en él.
—De cualquier manera, Natalie parece emocionada por el viaje y ver Las
Vegas por primera vez.
—Lo haré. Letrero de Las Vegas. Un paseo en góndola. Fuentes del Bellagio.
—Solo sé un buen tipo. Como siempre me dijiste que una chica se merece —
dice Josie mientras regresa al mostrador, y sus palabras tiran algo dentro de mí. En
lo más profundo de mi corazón deseo… ser un tipo bueno. Porque no siempre lo
soy. Pero si lo soy ahora, es debido a Josie. Amo jodidamente a esa chica como a
nadie
—Eso aplica a los dos como una regla de oro general. Sé exactamente cómo
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son ustedes dos. Crecí con ustedes, buscapleitos, ¿recuerdan?
Agarro mis lentes de sol del escote de mi camiseta y los dejo caer sobre mis
ojos.
—Vas a estar tan jodido —dice, sacudiendo su cabeza mientras se ríe de mí.
Esquivamos a una corredora en mallas rosa neón mientras los taxis y autos van
despacio resoplando a lo largo de la avenida—. Lo has tenido mal por Natalie
desde la boda de Spencer. ¿Recuerdas?
—Ella me deseaba.
—Mi punto exactamente. Solo dices eso cuando quieres una chica.
Frunce el ceño.
37
—Autocontrol. Palabras nunca usadas antes para describir a mi hermano
pequeño.
Pretendo reír.
Pero yo creo.
Diablos, ser un tipo bueno está como sobrevalorado. Quiero ser malo con
ella.
38
5
M
e podría acostumbrar a esto. Los asientos de cuero reclinándose
completamente. El servicio impecable, que incluye un almuerzo
de tres platos. Un paseo tranquilo de lujo junto a Natalie.
Lila duerme en su asiento al otro lado del pasillo. Se tomó un Xanax. Volar
la pone ansiosa, había dicho, así que está en la tierra del sueño, con una máscara de
satén negro ceñida en la cara.
Miro dos veces. Por una fracción de segundo, registro que ella es bonita.
Nos ha estado sirviendo todo el vuelo, pero me doy cuenta… su aspecto. Cabello
rojo sedoso, labios carnosos y ojos marrones cálidos, junto con una figura ajustada
y esbelta. Pero luego, todos los pensamientos de ella caen de mi cabeza. Y no solo
porque sería grosero intentar seducir a la azafata en el avión de Lila, sino que
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tampoco tendría clase seducirla frente a una empleada. Pero la verdad es que no
quiero llegar a conocerla más. Estoy algo interesado en hablar con Natalie en este
vuelo. Aunque bromeamos en la oficina, y hemos ido a cenar varias veces, casi
siempre hablamos sobre el trabajo. Hay muchas cosas que no sé sobre ella.
Me río.
—Cuéntame más sobre tu historial de trabajo. —En realidad, no sé mucho
sobre lo que hizo antes de trabajar para mí. Su currículum no la calificó para el
trabajo. Su sentido común lo hizo.
Mis ojos casi salen de mi cabeza. Luego, controlo mi expresión y hago todo
lo posible para actuar sin inmutarme.
—¿Oh, sí?
Ella asiente.
Hago lo mejor que puedo para mantener una cara seria mientras visiones y
sonidos de Natalie girando el cable de un teléfono mientras habla roncamente con
tacones altos en sus pequeños pies, destella como un anuncio de neón ante mis
ojos. Trago y luego sigo un seco:
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—¿En serio?
—No tienes idea de cuántos hombres tienen fetiches de pies hasta que haces
sexo telefónico. Quieren escucharte caminar en tacones. Les gusta el sonido que
hacen en un piso de madera dura con el propósito de hacer juegos de palabras.
Maldita sea, me encantan los juegos de palabras. Estoy loco por ellos. Pero
no tengo ni idea de cómo reaccionar ante eso. Me paso una mano por la
mandíbula. Este es un lado completamente nuevo de Natalie. Y no puedo evitar
imaginarla pavoneándose por el suelo en tacones altos. Ella ya es una combinación
embriagadora de aspecto de animadora y corazón de marimacho, agrégale tacones,
y sería mi perdición. Qué conste, no soy un fetichista con los pies en absoluto, pero
apuesto a que se vería pecaminosamente sexy en esos zapatos de quinte
centímetros. Rojos. Con sus piernas alrededor de mi cintura mientras la follo
contra la pared.
—¿Y peludos? —pregunto, haciendo mi mejor esfuerzo para atenerme al
extraño fetiche de la conversación, no en la sucia parte de fantasía personal.
Ella asiente.
—Un poco, pero lo que sea que flote tu bote está bien.
—Te tengo. —Ella me señala, y la victoria brilla en sus claros ojos azules.
Ella gruñe mientras lo hace, luego pongo mi pie en el suelo y golpeo los
puños con ella.
—Mejor que siempre esté por tu cuenta —dice, y luego agrega para
enfatizar—: Jefe.
—Bien —dice con una sonrisa brillante—. ¿Quieres saber más sobre mis
trabajos anteriores? He tenido algunos interesantes.
Toco su rodilla.
—O al corazón. 43
Sus ojos brillan. Por un segundo, veo algo en ellos. O tal vez es solo que sus
palabras parecen una advertencia, como si realmente pudiera golpearme en el
corazón.
—Pero sí me encanta. —Su tono es más tranquilo ahora, más serio que
cuando hablaba de yiffing y pies, y garras y patas—. Siempre lo ha hecho.
—Mis padres me enviaron a clases de karate cuando tenía seis. Tenía mucha
energía y era un gran lugar para quemarla. Lo amé. Las técnicas, las habilidades y,
sobre todo, el hecho de que siempre puedes mejorar. —Levanta los ojos y se
encuentra con los míos. En este momento, parece estar arrojando una capa entre
nosotros de jefe-asistente, tal vez, a medida que se aventura en un territorio más
personal—. También me encanta enseñarlo. Mi favorito es la parte de autodefensa.
Realmente quiero seguir enseñando a las mujeres a defenderse y usar artes
marciales para eso. Siento que esta es una cosa especial que puedo hacer, ¿sabes?
—¿Yo…?
—¿Dormiste en mi regazo?
Ella asiente.
—Sí.
Sus ojos se ensanchan al tamaño de platos.
Me río.
Me agacho para agarrarlo por ella, y hago mi mejor esfuerzo para mirar
hacia otro lado, pero no puedo dejar de notar el final de un mensaje de su hermana 45
que aparece en la pantalla.
Este edificio es uno de los más altos de la ciudad. Seguramente será hogar
para los ganadores de los Billboards pronto, tan alta como la torre completa,
invitando a los turistas a extravagancias relucientes para los sentidos. Por ahora, es
potencialmente el sitio de mi próximo trabajo.
Todavía no estoy del todo seguro de por qué Lila me quiere a mí en lugar de
alguien local, así que le pregunto. Construí una reputación con honestidad, no hay
necesidad de cambiar eso ahora. Está a mi lado, con los brazos cruzados, una
expresión de orgullo en los ojos mientras contempla la amplia vista de la ciudad 46
del pecado desde las ventanas del piso al techo de su sala de estar.
Ella se gira hacia mí, encontrándose con mi mirada, y una risa educada.
—Eres dulce en decir eso. Pero ¿sabes lo difícil que es encontrar a alguien de
confianza? ¿Para dejarlos entrar a tu hogar? ¿Especialmente en una nueva ciudad?
—Su tono se alza, y agita nerviosamente su tira de perlas. De sus palabras no
dichas, tengo la sensación que Lila ha encontrado a algunas malas manzanas
previamente—. Hay demasiados contratistas depredadores disfrazados de tu
amigo.
Casi quiero golpear los puños en solidaridad, porque sí conozco las
manzanas podridas. Mi novia de la universidad. Roxy, era la más corrupta de
todas, pero nunca lo hubiera sabido en ese momento. Después de la graduación,
ella me animó a comenzar un negocio de reparaciones, se convirtió en mi mejor
animadora y me ayudó a hacer una lluvia de ideas sobre un plan de negocios.
Cuando se alejó por un tipo de Wall Street ganando más dinero, hizo todo lo que
pudo a medida que salía por la puerta para arrancar un pedazo de WH Carpintería
& Construcción con dientes desnudos y quedárselo para ella. Era como un oso
koala que resultó ser un cocodrilo.
—Te escucho. Te agradezco que digas que puedes confiar en mí, y me alegra
que te sientas así. Significa mucho.
Me doy vuelta y reviso el diseño una vez más. Es un plano de planta abierta
con abundante espacio, una sala de estar hundida y hermosas habitaciones. El
estilo es moderno y limpio. Paredes blancas, muebles sencillos y pisos de madera
clara. La cocina por el contrario, es un desastre que desentona, como si un mono
borracho lo hubiera diseñado mientras comía un plátano con púas.
—Oye, Natalie —la llamo—. ¿Crees que podamos manejar este trabajo?
Necesitaremos un electricista y tendremos que buscar proveedores locales para las
piezas.
—De hecho —dice Lila sosteniendo un dedo en alto para intervenir—, ni
siquiera tienen que hacer eso. Pueden usar sus proveedores regulares en Nueva
York y volamos todo en mi avión.
Contengo una sonrisa. Jesucristo. Ella es una hada madrina. Está tratando
de hacer realidad todos mis sueños de trabajo.
Lila interviene:
Bibbidi-bobbidi-boo en realidad.
Una vez dentro del ascensor, solo somos Natalie y yo mientras Lila se queda
detrás. Las puertas se cierran con un suave whoosh, y me giro hacia mi asistente.
—¿La parte donde me estás dando un aumento del veinte por ciento? —
pregunta juguetonamente.
Me río.
Lo dejo ir.
—Muchas gracias —dice con el tono más sincero, sus labios cerca de mi
cuello, sus pechos apretados contra mi pecho, sus dedos cerca de mi cabello.
—¿Videos?
Todo su rostro está animado. Sus ojos están iluminados como destellos.
—Nunca supe eso. Eso es fantástico. ¿Ya los estás filmando o todavía está en
el proceso de planificación?
—He hecho algunos, pero necesito que sean de mejor calidad. Carecen de
cierto algo. Creo que sé lo que es, pero no tenía los fondos para seguir haciéndolos
al nivel que necesito —dice rápidamente, luego cambia de tono, como si se
disculpara por su esperanza—. Probablemente suene tonto, mis sueños de defensa
personal. —Ella hace un gesto desdeñoso.
Agarro su brazo.
—No. No suena tonto en lo más mínimo. Los sueños nunca lo son. Ahora
puedes ir tras ellos de la manera que quieras.
Aun así, gato escaldado del agua huye, así que es hora de dejar ir esos
pensamientos sobre ella. Comienzo soltando su brazo.
—Tengo que admitir, como que voy a extrañar verte alrededor de la oficina
cuando estés acá por unas pocas semanas trabajando en la casa de Lila.
Miro mi reloj.
—Son casi las cuatro. ¿Crees que hay alguna posibilidad de que podamos
encontrar un pozo de agua dispuesto a servirnos a esta hora tan temprana? —
51
bromeo, ya que es las Vegas, y beber todo el día no solo es posible sino que
también es alentado.
Digo sí, porque todo el trabajo y nada de juego hace de Wyatt un chico
aburrido.
7
C
inco horas más tarde, Natalie me muestra exactamente donde quiere
colocar un golpe al estilo cuchillo en mi garganta.
Me estremezco.
Tal vez soy un masoquista, pero me encanta. O tal vez solo soy un
acaparador de atención para esta mujer. Cualquiera que sea la razón, el resultado
está bien para mí, sus manos sobre mí. Por otra parte, todo está bien ahora mismo,
porque el trabajo tiene luz verde, y estamos celebrando.
Mierda.
Sigo su mirada hacia una pareja al otro lado del bar. El tipo es Brooks
Brothers3 desde el traje azul marino hasta la corbata roja suelta. La mujer parece
ser una universitaria, juzgando por la flamante blusa blanca, o quizás es alguien
con quien acaba de cerrar un acuerdo de negocios. Pero con el brazo sobre sus
hombros, parece seguro como si está cerca de cerrar otro tipo de acuerdo.
3Marca de ropa más antigua de Estados Unidos. Fue creada originalmente para producir y vender
ropa masculina a la moda, pero desde mediados de los años 70 también vende ropa para mujer
—Su traje de mapache está arriba en su habitación —digo, ya que el juego
de Natalie suena mucho más divertido que hechos de gatos. Muevo mi cabeza
hacia una mujer de apariencia gótica con tapones de oreja y el chico tatuado a su
lado, ambos tomando tragos—. Ella se viste como la pequeña pastorcita para que él
pueda azotarla con un… mierda, ¿cómo se llaman?
Y evidentemente, lo quiere.
—Sí. Pero para encontrarlas necesito otro trago. Quiero un vodka tónica esta
vez —dice, y como el cantinero está cerca, ordeno dos.
Pero antes que pueda revelar la raíz de su amor por este licor, su teléfono
suena en su bolso, lo suficientemente fuerte para llamar su atención. Lo busca y lo
agarra fuertemente cerca de su pecho como si fuera una cosa preciosa.
—Es Lila. A este paso, probablemente esté llamando para decir que quiere
pagarnos aún más.
Eso no cuadra.
Asiente.
P.D. Estoy llevándome el jet de vuelta a casa ahora mismo para consolarlo. Sé que
para nada es lo mismo, pero he arreglado boletos de primera clase en una aerolínea
comercial para ti y Wyatt, para mañana en la tarde. Los boletos están en tu correo
electrónico. Espero que el servicio sea suficiente. Mis mejores deseos, y nos reagruparemos
pronto.
Porque…
Agarro el vodka tónica y bebo la mitad de un trago. Ella hace lo mismo con
el suyo.
Y eso lo hace. No puedo soportar la idea de esta chica estando triste. Quiero
la sonrisa de vuelta en su cara, y voy a encontrar una manera de hacerlo. No me
importa como la pérdida de este trabajo me hace sentir. Necesito hacer feliz a
Natalie de nuevo, y eso también alejará de mi mente las noticias de mierda.
Sacude su cabeza.
—Eres dulce al decir eso, pero no tienes que darme el aumento. Sabía que
era condicional al trabajo Mayweather.
Asiente.
Mi curiosidad despierta.
Y estoy duro. Solo así. No a causa de su ex, sino a causa de lo que implica,
que ella es interesante en la cama, y yo estoy muy interesado en que ocurran cosas
interesantes entre las sábanas con ella.
Lo deseo tanto.
Y eso es todo lo que necesito saber. Las palabras me dan coraje, y vuelvo a lo
que estoy bastante seguro que estaba sugiriendo antes que el mensaje de Lila
llegara. Golpeo su vaso.
—¿Por cómo sabe en tus labios cuando te beso? —pregunto, intentando eso
para evaluarla.
R
ecapitulemos.
Comienza con seis meses de tensión sexual. Añade dos mojitos para ella,
dos cervezas para mí y un par de vodka tónica. Revuelve eso con algunas malas
noticias en el frente laboral y decora la parte superior con la cereza del obvio
comentario de Natalie que no dejó ninguna duda en cuanto a lo ella quería… y
aquí estoy.
Es una feroz colisión. Somos dos autos acelerando en la carretera esta noche, 60
y chocamos el uno con el otro, trepando a través de los capós y besándonos como
locos.
Agarro su cabeza con más fuerza y sus manos están sobre mí, en todas
partes: en mi cabello, luego bajan por mi pecho, luego a lo largo de mis brazos. Nos
besamos profundamente, es como si estuviéramos tratando de subir sobre el otro.
En algún momento, ella se separa, exhalando con fuerza, entonces susurra
en mi oído:
—No tanto como yo. Ahora regresa esos labios a mí —le digo, y ella cumple.
Mis manos acunan sus mejillas, pero no soy suave y ella no me desea de esa
manera. Ella no es una niña suave. Es agresiva y fuerte, y quiere lo que yo quiero.
Sostengo su cara firmemente en mis manos, y prácticamente se arrastra a mi
regazo en su prisa por acercase, y luego más cerca cuando presiona sus tetas contra
mi pecho.
Este taburete es nuestro. Este bar es nuestro. La noche pertenece a este beso,
porque no es un beso de aperitivo. Contiene todas las pistas necesarias para armar 61
el enigma de dónde esta noche va a terminar.
Mientras exploro su boca, y ella reclama la mía con igual urgencia, sé que
voy a estar follando a Natalie esta noche.
***
De alguna manera logramos salir del bar. Pago la cuenta, ella agarra su
bolso y teléfono, y nos encontramos en las grandes fauces del Nueva York-Nueva
York.
—Por lo tanto, esta experiencia completa en Las Vegas. —Sus ojos son
coquetos, su voz es traviesa, y sus caderas se balancean mientras camina—. ¿La
montaña rusa viene después?
—Hagamos todo —digo en cambio, porque tiene mucho más sentido ahora
que pensar en las consecuencias.
Agarro sus caderas en mis manos, así ella puede sentir mi dura longitud
contra ella. Jadea mientras entra en contacto con mi erección, entonces un gemido
dulce y sexy se desliza de su boca. Su reacción es invaluable y perfecta. 62
—¿Cuánto amas las montañas rusas? —pregunto.
Han desaparecido todas mis razones para resistirme. Todas mis reglas de
separar trabajo y placer se desmoronaron al polvo. Esto es temporal, una cita del 63
tipo de solo una noche, mientras sacamos el mayor provecho de esta noche.
Espero que las cosas no sean raras en la mañana, pero infiernos, solo puedo
pensar en el ahora. El mañana es para mañana.
Susurro el suyo en su oído y la forma en que digo esas tres sílabas parece
provocarla. Se empuja hacia atrás contra mí, su sexy culito frotándose arriba y
abajo a lo largo de mi longitud. Somos la jodida definición de MPA4 ahora mismo.
Se da la vuelta, sus ojos azules encontrándose con los míos. No dice nada al
principio, solo me estudia. Sus ojos se oscurecen con deseo, y no deja ir nunca la
mirada. El aire sale de mis pulmones por la intensidad de su mirada.
Nunca tres palabras han sonado tan calientes juntas. A pesar de que no
estamos solos, bien podríamos estarlo. Dejo caer mis labios en los suyos, y por
primera vez en toda la noche, la beso suavemente. Dura un segundo o dos, luego le
susurro:
Luego adentro.
Y tengo dos minutos y cuarenta y cinco segundos para conseguir que lo diga
otra vez. Y más fuerte.
65
9
E
lla abre sus piernas para mí, tanto como puede, lo cual no es mucho,
dado lo apretado del espacio del coche y la barra de seguridad que
nos mantiene en el lugar.
—Sobre la dulce tortura de estar cerca uno del otro. Esto es una dulce
tortura, efectivamente.
En algún lugar frente a nosotros, las voces resuenan en el aire. Las palabras
salvajes de anticipación. La expectativa del primer descenso.
Pero aquí, mis únicas palabras son solamente para ella cuando digo con voz
ronca en su oído:
—Oh, Dios, por favor. Sí. Quiero eso —gime mientras se empuja en mis
dedos.
Nos acercamos a la cima y empujo dos dedos dentro de ella. Está tan
apretada y caliente, y se aprieta contra mí. Su cabeza cae, para ocultar sus gemidos,
supongo, pero es casi innecesario. Estamos a ochenta metros en el aire, y sus 67
gemidos son parte de un coro de sonidos; gritos, chillidos y el sonido más fuerte de
todos, la manivela de las ruedas contra las vías.
Los gritos de las otras personas en el juego llenan el aire mientras corremos
a lo largo de una sección de las vías y luego entramos en el bucle. Soy un bastardo
cachondo, pero también afortunado, y la enviaré volando en segundos, a juzgar
por la forma en que su boca es una O perfecta cuando aprieta su pelvis contra mi
mano. Luego está gritando, y no es solo un estimulante ya casi estás casi allí, sigue
haciéndolo. Es un clímax en toda regla cuando nos inclinamos boca abajo.
—¡Oh, maldito Dios, oh maldito Dios, oh maldito Dios! —Su coño me agarra
fuerte mientras se viene en mis dedos.
Ella grita salvajemente mientras volamos por el resto del viaje. Pronto sus
gritos cambian de orgásmico a placentero en las vías de la montaña rusa. Mientras
el viaje comienza a bajar de velocidad, baja su cabeza y dispara un rastro de besos
en mi cuello mientras llegamos a la estación, terminando con un pellizco del lóbulo
de mi oreja, y un susurro solo para mí: 68
—No puedo creer que hayamos hecho eso. Eso fue una locura. Pero una
locura buena.
—Hola.
—Hola.
—Eso fue… —Su voz se apaga. Tal vez ella no puede encontrar las palabras,
pero el resplandor rosado en sus mejillas y el brillo satisfecho en sus ojos azules es
suficiente para mí.
—¿Interesante? —sugiero.
—¡Mira!
—Número dieciséis, por favor —le digo y luego le guiño un ojo a Natalie. Su
frente está en su palma—. Dieciséis es el número más dulce.
—Lo sé —susurra.
Ella se ablanda.
—Oh, sí. Yo diría eso. —Mis ojos giran hacia abajo, en la dirección de mi
entrepierna—. Me has estado haciendo pasar un mal rato por mucho tiempo,
cariño.
Me encojo de hombros.
—Gracias. —Luego agrega—: Creo que este sería un buen momento para
decirte que traje un regalo para ti. Solo lo compré antes de salir de Manhattan.
Considérame intrigado.
Ella mete su mano en su bolso, busca alrededor y agarra algo que presiona 71
en mi mano. La envoltura de aluminio y el anillo de goma envían un rayo de calor.
—Eres presuntuosa.
E
n este momento soy un hombre con una cosa fija en la mente.
Pero eso está bien. Si no fuera por el coraje líquido, tampoco estaría aquí, así
que pongo a mi sexy asistente sobre una máquina de pinball rota.
—Pervertida.
Río a carcajadas.
—Cielos, me pregunto por qué. ¿Podría ser el paisaje? ¿Tal vez la fría chica
sexy en la recepción?
—¿Tenías un mostacho?
Asiento.
—Un mostacho digno de porno. Vestía unos vaqueros súper ajustados que
se acampanaban en el trasero. Especialmente cuando hacía del chico de la piscina o
de repartidor de pizzas.
Tararea su aprobación.
—Tal vez puedas traer tu colección de cintas una noche, y nos pondremos al
día con tus grandes éxitos. ¿Te llamaron Bien Dotado?
—No solo me llamaron Bien Dotado, sino que tuve toda una serie con ese
nombre. —Dejo caer mi voz en un susurro amonestador—. Pero, sinceramente,
Natalie, ¿no lo sabes? Eran todas cintas Beta. Asegúrate de tener una máquina
Betamax para el maratón y palomitas de maíz bow-chicka-wow-wow.
Absolutamente alucinante.
Cuando nos miramos a los ojos, el placer sube otro a nivel fuera de este
mundo. Es tan jodidamente intenso, la forma en que nos miramos, la conexión
crujiendo entre nosotros. 75
—Tú también…
—¿Crees que puedes venirte otra vez? —No quiero ser presuntuoso. Tal vez
ella es de uno-y-listo. 76
—Dios, eso espero —dice en un gemido roto—. ¿Crees que puedes llevarme
allí?
—Oh, Dios —jadea. Deja caer sus manos a mi cintura y desliza sus dedos
por mi espalda, debajo de mi camiseta—. Sí, sí, sí —dice a mi oído, instándome a
seguir.
Una gota de sudor cae por mi frente. Ella levanta su rostro, roza sus labios
sobre mi ceja y la besa. Ese gesto envía una carga eléctrica a través de mí. Gime, y
estoy tan excitado que sé que me correré pronto, y será épico. Una sacudida de
placer me recorre la columna, y luego se propaga a todos mis huesos.
—Necesito llevarte allí —gimo, frotando su clítoris, sintiendo su humedad
en mi pulgar y toda la follada sobre mi polla.
—Muy cerca, Wyatt. Estoy tan cerca. Sigue haciéndolo. Por favor —ruega,
su voz ronca, como si hubiera estado gritando en un concierto de rock o en una
montaña rusa.
Y me doy cuenta de que eso es lo que somos esta noche. Follamos al ritmo
de una canción de rock. Como una montaña rusa que gira y gira. Somos amantes al
límite.
Arrastra sus uñas por mi espalda. Santa mierda, las está enterrando. Me está
arañando. Apenas me puedo controlar, me quiero dejar ir.
Es solo oh dios, una y otra y otra vez, pero es más que suficiente para mí. Mis
bolas se tensan, mi cuello se tensa y gimo. Soy más ruidoso de lo que quiero, pero
no puedo controlar el gruñido que sale de mis labios.
Jadeo y exhalo fuerte. Ella pone sus brazos alrededor de mi cuello. Las
secuelas del placer épico zumbando en mis huesos. Maldita sea, esta es una
maldita noche increíble. Y acaba de comenzar.
—Eres muy ruidoso —dice, sonriéndome.
Me encojo de hombros.
—Ruidoso es bueno.
Asiente.
78
11
T
erminamos en la salida del hotel. Una doble ronda de tragos para
nosotros mantiene a la noche brillante con una fina capa de un
zumbido de solo se pone mejor y mejor.
—Culpable de los cargos. —Cubro sus dedos con los míos y los arrastro por
mis abdominales hasta la parte superior de mis vaqueros.
—Creo que esto estaba en tu lista de Sitios de las Vegas para ver.
Ella apoya sus palmas en la barandilla, rebotando sobre los dedos de sus
pies mientras espera que comience la extravagancia acuática.
—He querido ver el espectáculo acuático aquí desde que leí un libro que
tiene una escena donde el héroe hace gritar de placer a la heroína frente a la
barandilla.
—Ya tengo dos en la bolsa. Tomaré mi tercero un poco más tarde. —Ella
parece perdida en sus pensamientos por un momento—. Ahora que lo pienso, esta
escritora tiene un montón de libros con escenas aquí.
—Tal vez ella siente algo por las fuentes del Bellagio —digo mientras las
luces salpican la plácida superficie y el lago comienza su baile nocturno.
—Puedo ver por qué le gusta. —Se vuelve hacia mí, y su tono es coqueto y
curioso—. ¿Qué es lo que realmente te gusta?
80
—Por supuesto.
—¿Cocinas?
—En mi fantasía, llevas bragas rojas, tacones y nada más cuando te sirvo
este picante salteado.
Me estremezco. 81
—Voy a fingir que no dijiste eso. —Ella sabe que no soporto al tipo, pero
puedo apreciar lo que ha hecho por decenas de hombres al proporcionar lubricante
musical en la forma de sus canciones.
—Y las Vegas —agrega, encontrándose con mis ojos una vez más—. Resulta
que me gusta Las Vegas. —Pone su mano sobre mi pecho, esta vez más suave,
menos Gatita Toquetona, y más Dulce Natalie—. Mucho —agrega—. Me gusta
mucho.
Una corriente eléctrica atraviesa mi cuerpo, enviando calor y deseo por todo
mi cuerpo.
Pero eso no está en las tarjetas a causa de ese pequeño detalle de ser mi
empleada.
Mientras caminamos por las tiendas del canal, con mi brazo sobre sus
hombros, contamos chistes obscenos, cantamos fragmentos de canciones favoritas
y nos reímos tanto que no estoy seguro de poder parar.
—No va a pasar.
Me enfurruño.
Otro apretón.
—No. Pero estoy bastante segura que no te reirás cuando estemos desnudos
más tarde. Estarás gimiendo y gimiendo y haciendo esos sonidos sensuales que
haces cuando pierdes el control por mí.
Tomo la parte de atrás de su cabeza y la beso como loco. Los dos parecemos
que no podemos tener suficiente el uno del otro.
Y el mundo es mi ostra.
—¡Woohoo!
El tipo se ríe y me lanza un pulgar hacia arriba. Su futura novia nos saluda.
Alguien caminando a lo largo de las tiendas secunda mi idea.
Los vítores estallan, esta vez como tu bateador favorito que acaba de lanzar
un jonrón ganador del noveno juego. Los gritos de Natalie son más fuertes, y ella
me agarra del brazo mientras grita bulliciosamente:
—Debido a nuestro trato por esta noche. Para hacerlo todo. Solo una noche.
—Inclino mí frente a la pareja, y te juro que nunca tuve una mejor idea en la
historia de las ideas que la que tengo ahora. Es jodidamente ingenioso—. ¿Estás
pensando lo que estoy pensando?
Su boca se abre, luego asiente, con los ojos enloquecidos por la emoción.
—Estoy bastante segura que podría estarlo. ¿Quieres decirme qué estás
86
pensando?
—Estoy pensando que hay una cosa más que haría que esta sea la
experiencia completa de Las Vegas.
—Oh, Dios mío. ¿Realmente vamos a hacer lo que ellos están haciendo?
—No veo que tengamos elección, dado el trato que hicimos en el bar de
Nueva York-Nueva York. Ve a lo grande o vete a casa.
Por un momento, no hay nada más que silencio. Sin embargo, no tengo que
esperar mucho por una respuesta.
Ella hipa, luego se ríe y me jala para un beso descuidado que sabe a tequila
y mezcla de frutas.
87
12
U
na patilla se le cae del rostro al hombre.
—¿Es Leisure Suit Larry5 o Elvis? —le susurro a Natalie. Cuando el lugar
tiene un nombre como Larry, Lana, y el Rey del Servicio de Bodas Rápidas, él
podría ser cualquiera.
88
Ella asiente con la cabeza hacia el tipo, que tiene una permanente completa,
llevando sus ensortijados rizos a nuevas alturas, y me susurra:
5Leisure Suit Larry: Dentro de este contexto, se refiere al protagonista de una popular saga de
aventuras gráficas creada por Sierra Online en 1987. El objetivo del juego era ligar a una mujer o
varias en una misma ciudad, hotel o casino.
medianoche. El ostentoso ejemplar negro nos espera en el estacionamiento. Me
obsesioné por tener lo mejor para mi noche de bodas. Eso es justo la clase de tipo
que soy.
Eso hace que Natalie suelte una cascada de risas, y me agarra de los brazos,
sosteniéndose mientras se aferra a ellos. Me río, también, porque todo es divertido
esta noche. Y todo es increíble, como si mi vida flotara en una balsa en una piscina
infinita bajo el cálido sol, bebiendo una piña colada sin ninguna preocupación en el
mundo.
Natalie pasa sus manos arriba y abajo por mis brazos, y meneo las cejas. No
podemos dejar de coquetear, tocarnos, reír.
—Ese es el verdadero “uupsi daisy” —dice Natalie, y ahora soy yo quien ríe,
tomando su pequeña cintura en mis manos. Nada como reírse como una hiena en
tus propias nupcias.
—Todo listo ahora —dice el tipo, y luego ahueca su boca con una de sus
manos y grita—: ¡Oye, Lana! ¿Podemos tener una gran música final?
—Oh, mira a la feliz pareja —dice ella, luego señala encima. Tal vez al
sistema de sonido de la capilla, que ahora resuena con los primeros compases de
una canción que reconozco tan pronto como escucho la primera línea sobre lo que
dicen los hombres sabios.
Pongo mis manos en su rostro y luego beso a mi esposa por primera vez; un
beso abrasador, profundo y apasionado que es un recordatorio de lo
absolutamente increíble que ha sido esta noche. Ella se balancea ligeramente
cuando la beso, y me tambaleo, luego encuentro mi equilibrio, y nos separamos
por fin, sonriendo como tontos.
—No hay más morada en el Hotel Corazón Roto para Natalie y Wyatt, y
ahora estos dos están atascados el uno con el otro. Por los poderes que me concede
el gran estado de Nevada, y por el propio Rey, declaro ahora a Natalie y Wyatt
como marido y mujer. Pero recuerden que no hay retorno al remitente. Así que es
hora de que todos celebren. ¡Están casados! —Empuja sus brazos cubiertos de
satén dorado al aire y grita—: Te diría que beses a la novia, hijo, pero ya lo hiciste,
y apuesto a que has hecho muchísimo más. ¡Así que sigue tu camino, y haz algo
más de eso!
En el último piso del hotel, la fiesta está en pleno furor. La música retumba 91
tan fuerte que vibra en mis huesos, mientras mujeres escasamente vestidas se
frotan contra hombres escasamente vestidos, y otro grupo de asistentes a la fiesta
montan pequeños caballos mientras engullen sus bebidas. Natalie y yo lo vemos
todo, luego apreciamos la vista del Strip, y disfrutamos del champaña que fluye
libremente.
Eso suena como una buena idea para mí también, y cuando los dos hemos
respondido a la llamada de la naturaleza, mira por el pasillo al final de la suite y
apunta.
Santa mierda.
Se siente mucho como ganar cuando sus labios se presionan contra los míos,
y sus manos se deslizan por mi pecho. Todo sentido de propiedad se escabulle a la
vuelta de la esquina, mientras reviso para asegurarme de que la costa está
despejada, la empujo detrás de la máquina tragamonedas, y hago un buen uso de
uno más de esos condones que ella tan cuidadosamente empacó para nuestro viaje.
Ella debió haber traído una caja.
Será la primera vez que la vea desnuda, y estoy como un niño en la mañana
de Navidad. No hay nada que desee más que el regalo de la desnudez de la señora
Hammer.
93
13
E
n general, todo sexo es buen sexo.
Pero algún sexo es mejor que otros, y en el pináculo está el sexo en el hotel.
La oscuridad de la noche, el tamaño de la cama, el escape de la realidad… las
habitaciones de hotel están diseñadas para el buen sexo.
Nada más verdadero para Natalie y para mí ahora, aquí en la última parada
de nuestro gran escape.
Neón de la noche de Las Vegas arroja una tenue luz, iluminando su rostro, 94
recortando su cuerpo. Ella está sentada en el borde de la cama.
—No puedo creer que todavía no me haya familiarizado con estas bellezas
—digo mientras desabrocho su sujetador con un chasquido rápido—. Pero no hay
tiempo como el presente para rectificar eso.
Mientras tiro su sujetador detrás de mí, el encaje cae en algún lugar, pero no
me doy cuenta o no me importa porque sus tetas ahora están liberadas, y tenía
razón.
Es un jodido amor a primera vista. Mis manos se disparan para ahuecar sus
pechos, y sí, también es amor al primer contacto, porque maldición. Se sienten
espectaculares. Evidentemente, también se siente bien para ella, ya que jadea
cuando aprieto y amaso. Froto mis dedos callosos sobre sus pezones y pellizco. Sus
manos se disparan hacia mi cabello. Pasa los dedos por los mechones y me agarra
con fuerza, diciendo mi nombre como un gemido largo y bajo.
Santo cielo, Natalie tiene pezones increíblemente sensibles y adoro sus tetas.
¿Quién hubiera predicho una unión más perfecta? Tal vez mis manos deberían
casarse con sus pechos.
—¿No te importará si solo verifico con precisión qué tan excitada estás? —
me burlo.
Me río mientras paso una mano por su vientre, luego, mientras deslizo mi
mano entre sus muslos, dejo de reír. Incluso no puedo hacer una broma sobre este
tipo de humedad porque es demasiado fantástico. Ella está empapada a través de
sus bragas.
Hermosamente empapada.
Me tiene en una llave de cabeza, y créeme, esta chica sabe cómo hacer ese
movimiento, pero no hay forma de que suelte este hermoso pecho. Nada de qué
preocuparse. Tendrías que desprenderme a la fuerza de este sabor celestial. Ella
abre más sus piernas y se mece contra mí mientras atraigo su pezón más profundo,
chasqueando la lengua contra él y luego mordiendo. Ella deja escapar un pequeño
grito.
—¿Qué pasa?
Asiento.
Es muy ruidosa, y sus sonidos son una droga. Me encanta que no pueda
contenerse. Que sea una gritona, y sus “oh dios” y “sí, así, justo así”. Hace que mi
trabajo sea mucho más fácil el saber lo que le gusta a la mujer.
—Me gusta esto. Me encanta tu coño caliente y húmedo —digo con la voz
ronca—. Jodidamente amo follarte.
Cuando nuestros labios pierden contacto, sus ojos azules se clavan en los
míos, y son tan honestos, tan llenos de deseo.
Calmo el ritmo.
Y ella grita.
—Eres tan ruidoso —dice ella—. ¿Tienes alguna idea de lo caliente que es
cuando te corres así?
Me río a la ligera.
—Excepto tú. Eres más sexy —digo, y luego levanto la cara para rozar mis
labios ligeramente contra los de ella cuando algo se me ocurre.
Sí, todo el sexo es bueno, pero no todo el sexo es igual. No estoy hablando
solo de sexo en hotel. Porque acabo de enterarme de que el sexo con Natalie es una
clase propia. Está más allá del sexo en hotel. Es más que de rodillas. Es mejor que
el maullido de un gatito.
Ella sonríe.
—Y nadie lo hará.
Y estoy seguro que cuando mire atrás a esta noche, voy a saborear cada
delicioso detalle.
100
14
N
atalie: ¿Recuerdas “¿Qué pasó ayer?”? ¿Esa escena de la
mañana después?
Natalie: Ja. Los colmillos están bien. Mi cabeza todavía me duele, pero mi
garganta ya llegó a conocer íntimamente una aspirina y un chupito de café, así que
estoy sobreviviendo las secuelas. Ahora, inténtalo de nuevo.
Natalie: Usamos casi todos. Lo que significa sí a todo lo anterior. Y hay algo
que tengo que decirte.
Charlotte: !!!!!! Dime todo, ahora. Comienza con las cosas buenas. ¿CÓMO
FUE EL POLVO?
Natalie: Fue increíble. Mira, todo fue increíble. Bueno, una cosa no lo fue.
Pero llegaré a eso.
Charlotte: ¿¿Qué?? ¿Tiene mal aliento? ¿Dedos de los pies feos? ¿Él se tira
pedos dormido?
Natalie: En primer lugar, las cosas buenas. Los besos, la plática, la risa. Nos
llevamos tan bien. Él me parte de risa. Se preocupa por mí. Es bueno conmigo. Y
me besa como… bueno, como siempre he querido ser besada.
Natalie: Sí. Y el sexo. Oh, querido Dios, el sexo. Más allá de cualquier cosa
que pudiera imaginar.
Natalie: Así es, así es, así es. Simplemente todo es tan bueno. Pero hay algo
que tengo que decirte.
.
.
Charlotte: &*$#%^
Charlotte: No puedo creer que te casaste con él. Sé que estás caliente por él.
¿¿Pero estás jodidamente loca??
Charlotte: ¿¿Por qué?? Olvídate de todo lo que te dije acerca de que es una
mala idea. Dices que es bueno para ti. ¿Por qué no salir?
L
a gran esfera en el cielo brilla furiosamente a través de la ventana,
disparando brillantes rayos de luz que asaltan mis ojos. Aprieto mis
párpados, frotándolos, tratando de deshacerme del implacable
ataque del sol.
Pero mi cabeza…
Hago una mueca, no por la voz, sino por la realidad. La realidad apesta. Mi 105
boca tiene aserrín. Mis venas se arrastran con barro. Mi cabeza pesa cincuenta
toneladas.
Parpadeo.
¡A la mierda!
Salgo puede ser una exageración. Más bien arrastro mi patético culo con
resaca de la cama. Oh. Cierto. Culo desnudo, también. Realmente necesito trabajar
en el decoro, rápido.
Pero la naturaleza llama. En el baño, doy una meada épica que dura tanto
que podría necesitar llamar a Guinness e ingresarla a las meadas más largas de
todos los tiempos. Mientras estoy en eso, me gustaría hacer una campaña para
cambiar la frase “tomar una meada” por “mear” porque en realidad nadie toma pis.
Nah, eso es muy generoso. Más como un cuarto de humano. Abro el grifo,
salpico agua fría en mi cara y en mis ojos, y me miro en el espejo. Entonces a mi
anillo. Entonces de vuelta al espejo.
—¿Qué diablos hiciste anoche, Hammer? —murmuro.
Ella sostiene una taza de café con una mano y apunta al mostrador de
mármol con la otra.
—Hay aspirinas. Puse unas para ti cuando me levanté y tuve la mía. Parece
que lo necesitas.
Agarro las dos pastillas blancas, las arrojo a mi lengua y las trago, en una
misión misericordiosa para quitar el dolor. Ella me empuja el café.
—Ya que eres una puta del café —dice con un pequeño guiño.
Jesucristo.
Señalo.
Jadeo.
Trato de hablar.
—¿Qué…?
—¿Qué?
Mi mano se dirige a mi boca. No, por favor, Dios no, tengo pesadillas sobre
eso. Amo mis dientes. Los años de frenillos los han enderezado, y ahora son un
fantástico conjunto de brillantes masticadores. Paso mis dedos sobre ellos, suspiro
de alivio. Uf. Están bien.
108
—Los dientes están bien.
—¿Lo está?
Eso es. Con esas palabras, pedazos de la noche anterior vuelven. Recuerdo
unas patillas, una montaña rusa, manos juguetonas, una bebida fuerte, una
propuesta loca, y luego la cabeza me da vueltas. Me balanceo, agarrando el lavabo.
Más llega. La follada, los besos, la conversación y luego la brillante idea, como si
nunca hubiéramos tenido una mejor en el mundo, de casarnos.
Y lo hicimos.
Santa mierda.
Besé a mi asistente.
Follé a mi asistente.
—Soy ágil, pero no soy tan ágil, cariño. Necesitaría ventosas en mis manos
para lograr eso. —En un esfuerzo por recuperar algo de credibilidad en la memoria
con ella, repito—: Tal vez si me hubieras dicho que subí a una montaña rusa, te
creería. O una máquina de pinball.
¿Por qué, oh por qué, el sexo con ella tenía que ser tan ridículamente
sublime?
—Sí. Estaremos solteros antes de que te des cuenta —dice ella, y luego hace
un gesto de desaprobación—. Muévete.
—¿Te engañé?
Ella me mira como si las palabras que salen de mi boca estuvieran en otro
idioma. Quizás lo estén. Cuando habla, su tono está lleno de frustración.
Ella gira sobre sus talones. Pero antes de irse, vuelve su mirada hacia mí y
luego pasea sus ojos por mi cuerpo. 111
—Por cierto, bonita erección. En caso de que hayas olvidado esa parte de
anoche, follamos cuatro veces, y te corriste más duro y fuerte de lo que estoy
segura que alguna vez has hecho.
Se va, y mis pies están pegados a los azulejos del baño, y mi polla apunta en
su dirección, queriendo una repetición.
Hasta anoche.
Me froto la piel con más fuerza y trato de convencerme de no arrojarme por 112
el borde. Estoy siendo ridículo. Natalie y yo pasamos una noche juntos, y ella ya
organizó la anulación para arreglar nuestro error. El hecho de que tenga un par de
chicas chifladas detrás de mí no significa que la chica con la que estuve anoche
también se vuelva loca.
Pero, llamarla la chica que follé parece mal, especialmente cuando el metal en
mi dedo me guiña, recordándome lo mucho más que follar fue con ella. Trozos de
risas y ligereza se agolpan en mi cerebro, junto con un recuerdo de dulces y tiernos
besos, de una conexión que se sintió más profunda.
T
reinta minutos más tarde, tengo mis lentes oscuros puestos, mi dolor
de cabeza se ha reducido a un dolor sordo, gracias a la aspirina, y me
deslizo en un agradable automóvil con aire acondicionado que nos
lleva a un centro comercial. No hablamos en todo el camino. Ni siquiera sé que
decir. Ella tampoco parece querer involucrarse. Tal vez la hice enojar con mi
comentario de me engañaste. O tal vez solo tiene la madre de todos los dolores de
cabeza por la resaca, también.
—Claro, correcto. Hablamos de eso por teléfono esta mañana. Son los
neoyorkinos. —Junta sus dos manos—. Necesitaremos acelerar eso y hacer todo
por ustedes. Prepararemos la anulación conjunta, la presentaremos y pagaremos
los honorarios de la corte. —Hace un gesto descendiente con su mano—. Después,
recogeremos la orden oficial de anulación firmada por el juez. —Ahora, hace
gestos como imitando firmar un papel—. Y todo eso es por solo $799. Pueden
pagar un depósito y hacer pagos, o pagar por todo ahora. ¿Qué les parecería
mejor?
Los ojos del sujeto se abren ampliamente, y levanta sus manos como
queriendo decir manténgame fuera de esto.
—Preferiría hacer pagos —dice Natalie en una voz baja, pero firme.
Ella aprieta sus dientes y luego habla en un bajo siseo hacia mí:
Lo mismo para mí, así que no voy a seguir discutiendo por eso. Ni tampoco
114
voy a ceder a su postura de “vamos a dividir los gastos del divorcio”.
—Todo el paquete.
Toma el pago, nos dice dónde debemos firmas en la línea punteada, y dice
que nos mantendrá informados.
—¿A qué se debió todo eso? ¿Por qué tienes que pagarlo?
—Eso no es lo que quise decir —digo mientras abro la puerta para ella.
—Mira —le digo mientras la sigo dentro del auto y el conductor arranca—,
lo lamento. Lamento que las cosas se pusieran locas anoche. Lamento haber
sugerido que nos casáramos. Lamento que la noche completa fuera un completo
desastre. Lamento todo. Lo menos que puedo hacer es pagar por eso.
—Absolutamente.
—Seguro lo hará —dice con los labios apretados mientras se gira para mirar
por la ventana por el resto del camino.
Pero, ¿qué se supone que diga? ¿Gracias por los estupendos recuerdos de una
hermosa noche que nunca olvidaré?
Aunque, no puedo decir eso. Las cosas están tensas entre nosotros, pero es
lo mejor porque no podemos estar juntos.
116
17
E
n este punto, debe ser evidente que no siempre tomo las mejores
decisiones con las mujeres. No estoy seguro por qué. Quizás tengo
un cartel en la frente que dice: “¿Locas? Considérenme. Me llevo bien
con las mujeres dementes. Como un buen vino y queso”.
Sí, yo también.
Ella empacó y convivió con él. Lástima que no fue lo último que oí de ella.
Un mes más tarde, intentó enterrar sus garras en mi negocio, alegando en su
movimiento legal que proporcionó el “capital intelectual” que me ayudó a
empezar. Que sus noches hasta tarde trazando y planeando conmigo significaban
que ella merecía un pedazo de WH Carpintería y Construcción. Todas esas porras
tenían que haberla hecho ganar algo, afirmó.
Desearía poder ver venir este tipo de cosas. Desearía saber cuándo iba a
involucrarme con alguien que intentaría patearme en las bolas de mi negocio. Me
he preguntado si soy demasiado confiado, pero honestamente, no creo que esa sea
la cuestión. No soy el tipo de sujeto que cae primero y pregunta luego.
Katrina, por ejemplo. Tuve cuidado con ella, esperando hasta que nuestro
contrato del sitio web terminara. Cambié las contraseñas como medida de
precaución antes de pedirle que se fuera. Ella parecía un encanto, y hasta mi
hermana la quería. Y, diablos, no es fácil conseguir el sello de aprobación de Josie
Hammer.
Basta con decir que todos estuvimos sorprendidos cuando Katrina se salió
de los rieles.
Josie declaró que solo era mi estilo particular de mala suerte. Además, todo
el mundo tiene un amigo que salen con locas. Supongo que llené esa cuota por
todos mis amigos. Pero no es como si hubiera una prueba de fuego para locas. Es 118
otra razón más por la que necesito permanecer lejos de la tentación que Natalie
trae al trabajo.
Mi mente está limpia mientras silbo, porque retiré dinero por adelantado
este fin de semana en Las Vegas, consiguiendo esa anulación presentada justo a
tiempo. Espero que signifique que mi racha de mala suerte se está terminando, y
estoy a salvo y seguro en el otro lado del problema. A juzgar por la sonrisa
brillante pegada en la cara de Natalie, ella también está perfectamente contenta con
seguir adelante. Como si nunca hubiese ocurrido.
—Buenas noticias. Conseguimos una llamada para un presupuesto de
renovación de cocina en Park Avenue —dice, entonces recita los detalles y me dice
que necesito estar allí a las cuatro.
Mientras agarro mis herramientas y camino hacia afuera, digo adiós, y ella
me da un rápido saludo. Tengo que mirar dos veces cuando veo su mano
izquierda. Sus dedos están desnudos. Su anillo se ha ido.
Golpetea su muñeca.
—Todo está genial, pero tengo que correr. Clases de Karate. Adiós.
Mientras preparo una tortilla para la cena, me pregunto cómo prefiere sus
huevos Natalie, si le gustarían mis tortillas. Mientras me siento y empiezo a comer,
deslizo el anillo fuera de mi dedo y lo hago girar distraídamente, en círculos sobre
la mesa de la cocina.
Más tarde, sostengo el anillo de bodas bajo la luz del baño, y entonces lo
dejo caer en el botiquín, preguntándome qué hizo Natalie con el suyo.
***
Pero no importa, porque una semana más tarde, cuando llamo a Divorcio
Fácil, el tipo charlatán me dice:
Su sonrisa fría, junto con un rápido “gran noticia”, son su única respuesta.
Recoge su bolso, lo empuja sobre su hombro y sale disparada.
Así es cómo continuamos por las próximas dos semanas. Salimos por
presupuestos; planeamos nuevos proyectos. Construyo; ella supervisa.
Agendamos algunos trabajos nuevos, incluyendo uno para una amiga de Lila. Su
nombre es Violeta, y nos dice que estuvo tan inspirada por la nueva cocina de Lila
que quiere una de apariencia y vibra similar. Le doy a Natalie un gran pulgar
arriba cuando me enseña el contrato para ese trabajo, ya que nos pondrá de regreso
en el camino de la ampliación.
—Es una aprendiz rápida. Y estoy emocionada porque le dijo a una amiga
acerca de ti. Esto casi nos reencamina después del desastre de Las Vegas.
Esta noche, voy a continuar olvidando eso, ya que iré a un juego de los
Yankees. En primer lugar, paso por Sunshine Bakery, donde Josie está cerrando.
Ella barre el suelo cuando entro y sonríe cuando me ve.
También sonrío.
Levanto un dedo.
—Una vez. Te dije una vez. Porque le dije a Chase que te diría una vez. Es
bastante vergonzoso.
Josie pone la escoba contra la pared y se dirige detrás del mostrador. Agarra
una pequeña caja amarilla de panadería. Una estampa de corazón se fija en la caja
para mantenerla cerrada. La empuja hacia mí.
—No puedo creer que voy a llevar un puto panquecito hasta el Bronx para
ese bastardo. —Olfateo la caja—. Por favor, ¿dime que hay una barra de siete capas
aquí dentro, para mí, como una recompensa?
Leo su caligrafía: El panquecito más varonil del mundo. No :) Pero me alegra que
lo disfrutes y me alegra que lo hayas extrañado. ¡Ven de visita pronto! ¡Ha pasado mucho
tiempo!
122
—Lo juro, Josie. Era de todo de lo que hablaba cuando hicimos planes. ¿Me
traerás un panquecito? ¿Me traerás un panquecito? Yo estaba como, Amigo, consíguelo
tú mismo. Pero él ha tenido turnos durante el día, toda la semana, así que no ha
sido capaz de hacerlo. Y tuve que tener lástima de él ya que, bueno, ya sabes… —
Hago un gesto de vueltas con mi mano.
—Y él es un perro.
Ella se ríe.
—¿Sí? 123
—¿Todo bien con Natalie?
Me encojo de hombros.
Frunzo el ceño.
—No más de lo habitual —le digo con una sonrisa cursi, soltando un
suspiro de alivio.
—Aunque, en serio. ¿Fuiste un buen chico? —dice, sus grandes ojos verdes
fijándose en mí. Desafiándome. Haciéndome preguntarme lo mismo. ¿Casarme
con Natalie por un capricho y anularlo me deja permanecer en el campo de chico
bueno? Repasando el tiempo en Las Vegas con Natalie, decido que fui un buen
tipo. Tal vez, no un chico brillante. Tal vez, no un chico prudente. Pero, por lo
menos, la traté bien y he sido un buen jefe desde que regresamos.
—Fui muy bueno. Así que me merezco una barra de siete capas —digo,
agitando mis ojos.
E
n el estadio de los Yankees, encuentro a mi amigo de la universidad
en la tercera fila cerca de la línea de primera base, cerrando su
teléfono.
—No lo sabes hombre —dice él, luego golpea sus puños con los míos—. Es
bueno verte.
Él extiende un brazo.
—¿Mi bronceado? Realmente ahora soy el chico dorado —dice, luego guiña 125
y se extiende por la caja de panquecitos—. Vamos. Extrañé mis dulces cuando no
estuve.
—Lo es —dice él, adoración marcando su tono—. Y esto solo hace mi día
completo mejor. Créeme, fue una tarde de mierda. Bueno, para otras personas.
—Cuatro en realidad. Junto con tres disparos y una jarra de mostaza dentro
de una cavidad corporal —dice y luego me cuenta exactamente dónde se encontró
el tarro mientras devora el glaseado rosa.
Me estremezco.
Se encoge de hombros.
—Nací sin ningún tipo de remilgo. Supongo que esa es una de las razones
por las que soy tan increíble en mi trabajo —dice, como el cabrón engreído que
conozco que es. Sin embargo, es un gran tipo. Él siempre me ha cubierto la
espalda, y soy igual con él.
—Deberías entrar. Decírselo tú mismo —le digo, ya que Josie y Chase se 126
conocen. Él venía a casa durante unas pocas vacaciones durante la universidad y se
quedó con nosotros, y se hicieron amigos. Me detengo, recordando el comentario
de McCaliente—. Espera. No entres. No la veas.
Me encojo de hombros.
—¿Cómo sabes?
Él se ríe profundamente.
Él toca su barbilla.
—Así que es una pastilla opuesta lo que estás prescribiendo después del
hecho.
—En serio, hombre —dice, agarrando mi hombro—. No es un daño, no es
una situación desagradable. Lo resuelves todo y ahora sigues adelante.
—Sí, totalmente —le digo, tomando una bebida, pero las palabras se sienten
extrañamente vacías.
—¿Qué? ¿Por qué dices eso? Solo has estado de regreso en la ciudad por dos
semanas. ¿Cómo sabrías?
Separo mis labios para hablar, pero ¿qué hay que decir? Él tiene razón. Me
gusta Natalie. Lo ha hecho desde el primer día. Pero no importa. Mis sentimientos
no son el problema. La situación, sin embargo, es el problema, y no cambiará
pronto.
—Además —continúa él—, no eres el tipo de hombre que solo las folla y las
deja.
—Buena suerte, entonces, trabajando con ella todos los días. Eso realmente
es una mierda.
—Gracias. Muchas gracias. Esta charla de ánimo fue increíble. Ahora estoy
entusiasmado por la rutina de nueve a cinco.
—La vida podría ser peor —dice, con una sonrisa malvada—. Podrías estar
en la sala de emergencias con un frasco de mostaza en el trasero.
129
19
E
n la escala horripilante, trabajar con Natalie no es tan malo como,
digamos, golpearte el pulgar con un martillo. Tampoco morderte
muy fuerte al golpearte la rodilla en el centro de entretenimiento que
acabas de instalar en un loft recientemente renovado en Tribeca para un famoso
director, y su esposa, una actriz súper-estrella.
Claro, los golpes son un riesgo laboral, pero la última vez que me clavé dos
veces en un día… espera, eso suena realmente sucio. De cualquier manera, basta
decir, la era de hielo que no estoy disfrutando con Natalie me está perturbando en
el trabajo. Pero me esfuerzo por empujar todos los pensamientos de ella de mi
mente así puedo acabar el trabajo de Tribeca.
Alzo una ceja y le alzo los pulgares. Llámame Enciclopedia Brown, pero
supongo que consiguió otra clase de karate. Cuando cuelga, extiendo mis brazos.
Se encoge de hombros.
—Pero, ¿cómo eso está ayudándote con tus videos y construirte una
reputación como profesora? La gente debería querer ir a tus clases, no toparse
contigo cuando estás reemplazando a algún tonto que no puede completar su
propia sesión.
—No te preocupes por ello. En serio, estoy bien. —Golpea con el dedo la
pila de cheques en su escritorio—. Algunas facturas están vencidas. Llené los
cheques. Si pudieras solo firmarlos, puedo llevarlos al correo cuando me vaya.
Me entrega una pluma y siento que he sido regañado y enviado a la cama 131
sin postre. Tal vez no debí meterme. Ya no puedo leerla. Me inclino para firmar y
estoy tan cerca que puedo olerla. Trago secamente, recordando cómo es pasar mi
nariz a lo largo de su cabello, arrastrar mis labios sobre su piel, inhalarla. Me
maldigo por nunca haberle hecho sexo oral esa noche. ¿En qué estaba pensando?
Mi boca se hace agua a la vez que firmo los cheques y sueño con arrodillarme bajo
el escritorio entre sus piernas y enterrar mi rostro bajo su falda. Saborear su calor
dulce. Lamerla, succionarla, beberla a lengüetazos.
—Mierda —murmuro.
—¿Qué sucede?
—Nada sucede. Está todo bien. —Ondeo una mano restándole importancia
e intento acomodarme para que mi erección no sea visible. Un recuerdo aparece,
de Natalie diciéndome en la máquina de pinball que solía mirarme en el trabajo.
Me pregunto si lo sigue haciendo. Si sus ojos están en mi entrepierna una vez más,
y si está complacida con el efecto que ha tenido. Si le gustaría hacer algo por aliviar
el dolor que siento en este momento. Y sobre todo, me pregunto si siente lo mismo
que yo.
—Quiero decir, ¿por qué está esa cantidad? Está mal —digo, golpeando la
tinta negra que ella llenó antes.
Levanta la cabeza. Sus ojos se ven culpables, pero sus palabras parecen
seguras.
Se reclina en su silla.
Y eso me enfada aún más. Estas últimas semanas no han sido más que andar
de puntillas alrededor del otro, y ahora está tomando condenadas decisiones por
mi negocio que no está autorizada a tomar.
—Te dije que te iba a dar un diez por ciento de aumento y lo dije en serio. Te
133
hice una promesa, y maldita sea si no tengo la intención de cumplirla, bien tenga
unas pocas cervezas encima o no. Soy un hombre de palabra, y seguro como que
existe un infierno espero que la gente con la que trabajo me trate de esa manera y
actúe de la misma manera.
No debería estar tan enojado. Sé eso. Pero dile eso a la furia que está
corriendo a través de mí en este momento. Odio sentirme así. Me enorgullezco de
ser un tipo tranquilo y soy lo opuesto en este momento. Me dirijo a casa, me pongo
unos pantaloncillos y entreno en el gimnasio de mi edificio, alzando más peso del
que debería, corriendo más rápido de lo normal, y en general, empujándome a la
zona de tipo-estúpido, porque estoy enojado.
Y apenas sé la razón.
Pero luego de una ducha caliente en casa, los pensamientos revueltos
comienzan a desenmarañarse. Efectivamente, sé por qué estoy enojado.
—Hola. —Su tono equipara el mío, y ese instante de dulzura es como una
caricia.
Sonríe.
—No. Habría hecho lo mismo si fuera tú. Nunca debí haberte puesto en la
posición de dudar lo que te pagaría. ¿Es por eso que aceptaste el trabajo sustituto?
¿Porque no estabas segura si el aumento era real?
—Lo siento, Nat. Lo digo en serio. No quiero que dudes de tu valor, o mis
palabras, o lo que te prometa. Tengo que hacerlo mejor. Quiero hacerlo mejor. Y
quiero pagarte lo que mereces por el increíble trabajo que haces.
—Gracias.
—No podría dirigir el negocio sin ti. Es por eso que conseguiste el aumento.
No hay otra razón.
—Estamos bien —dice, y por primera vez desde que desperté con resaca,
siento que podría ser cierto.
—No obstante, creo que podrías querer algo más. ¿Cena? Yo pago.
¿Hamburguesas y cerveza?
135
La sonrisa que se extiende por su rostro es la primera desde que regresamos
de las Vegas que se siente como si fuera ella. Como la mujer que he conocido.
—De acuerdo.
Solo lo sé.
20
N
atalie hace un gesto hacia mi barbilla.
Me golpea en mi pierna.
—Fuimos los peores. Josie se había estado muriendo por leerlo. Pasó por la
fase de Scarlett O’Hara y se vistió como una belleza sureña para Halloween,
completa con una sombrilla.
—Oh, eso es adorable. Tendré que preguntar si todavía tiene fotos. Pero tú y
Nick fueron terribles. Cortarlo y luego spoilearle la historia. —Niega con la cabeza
divertida mientras le hinca el diente a la mini hamburguesa empapada en chiles.
—Mi mamá a veces decía que pensaba que éramos mellizos, no idénticos,
dado que los dos poseíamos el ADN malvado bromista. De todas maneras, Josie
quedó devastada. Fue con nuestra madre y preguntó; “¿Es verdad?”. Mamá fue a
nuestra habitación, nos arrojó el libro, y dijo que exigía que usáramos nuestras
asignaciones y le compráramos no solamente una copia nueva, sino cualquier otro
libro que Josie quisiera ese año.
Natalie sonríe.
Choca mi hombro.
—Pero todavía quiero saber… ¿Josie alguna vez se cobró venganza por
spoilearle el libro?
Asiento.
—Olí bastante bien —digo en una voz remilgada, y eso hace que se
desternille de la risa. Entonces mi tono se ensombrece—. Pero no podía dejar de
gastarle bromas. Era un completo idiota.
Frunce el ceño.
—Eras Satanás.
—Lo sé. Confía en mí, lo sé. Estuvo tan molesta, pero intentó con fuerza que
no se le viera —digo, recordando cómo el labio de Josie tembló y se escondió en su
habitación, intentando descubrir por qué su cabello olía a un desastre grasiento—.
Ni siquiera podía culpar a Nick porque él estaba en la casa de un amigo. Mamá me
llevó aparte esa noche.
Natalie alarga la mano hacia una papa frita en mi plato y la arrastra a través
de la salsa picante. La mete en su boca sin siquiera estremecerse, y una vez más
estoy impresionado con su tolerancia al picante.
—¿Estuviste en problemas?
138
—En cierta manera. No fui castigado, pero tuve un discurso frente a una
chica. Tenía quince y tenía mi primera novia verdadera, y había venido a ver una
película conmigo. Mamá entró a la sala, apagó la televisión, y explicó lo que había
sucedido, justo frente a la chica que me gustaba.
—Lo somos, ¿verdad? Tal vez es el psicólogo en mí, pero tengo la teoría de
que aprendemos cómo queremos ser tratados y podemos esperar ser tratados no
solo por nuestros padres, sino nuestros hermanos y hermanas también. Todo
importa. Todo lo que hacemos importa.
—¿Eres psicólogo?
Me río.
—Lo hizo. Tenía que enderezarme. Tratarla mejor. Dejar las bromas y las
humillaciones innecesarias. Y mamá realmente lo puso en perspectiva. Diciendo
todo eso frente a una chica que me gustaba enfatizó su punto. Mi objetivo desde
entonces fue ser un buen tipo, y mostrarle a Josie cómo podía ser un hombre, y lo
que ella merecía.
Natalie respira hondo. Por un momento, sus ojos parecen húmedos, casi
como si estuviera conteniendo las lágrimas. No derrama ninguna, así que tal vez es
el picante.
Asiente y agarra un vaso de agua fría, tragando un poco. Pero no dice nada
más, así que mantengo la conversación adelante con una pregunta.
—No. Creo que es maravilloso. —Se gira hacia mí, sus ojos encontrándose
con los míos, la mirada en ellos genuina—. La amo y amo saber cuánto te 140
preocupas por ella.
—La mayoría del tiempo, pero cuando éramos jóvenes peleábamos como
cualquier hermano. Quería usar una de sus faldas. Ella no quería. Ese tipo de
cosas. —Natalie baja la voz a una confesión susurrada—: Le gastaba bromas,
también.
—Niña traviesa. —Meneo mis dedos, una señal para que suelte la lengua—.
¿Qué hacías?
—¿Por qué?
—Estaba más interesada en las cosas físicas. Pasaba mucho tiempo y energía
en las artes marciales, ¿sabes? Pero aun así me ponía como una cabra porque la
escuela les importaba más a mis padres, y en eso ella era estupenda. Supongo que
tenían razón, sin embargo. Ella maneja un negocio rentable, y sólo soy sustituta en
las clases de karate —dice, apartando el cabello de su hombro.
—¿En serio?
—Mucho mejor que felpas y pies —dice con una carcajada. Se vuelve más
seria, poniendo su mano en mi antebrazo—. En verdad disfruto de mi trabajo,
Wyatt, así que no quiero que pienses que estoy buscando dejar este trabajo por
enseñar karate. Me gusta hacer ambos trabajos y las artes marciales encajan en mi
vida.
—Tuve que hacer la colada y lavar los platos por una semana. 142
Me desternillo de la risa.
Se ríe.
Acabamos el plato, luego ordenamos uno más, calmando el fuego con las
cervezas y regresando a quienes éramos. Pero eso no es completamente verdad.
Porque cuando la acompaño a casa y nos paramos bajo el toldo verde que lleva a
su edificio, la realidad me golpea una vez más.
Así está la cosa: incluso si acordabas regresar a los días antes del sexo,
incluso si pasas un momento increíble simplemente estando juntos, cuando te
paras frente a su edificio, y en todo lo que puedes pensar es por qué no subes con
ella y la follas contra la pared, luego la besas hasta que esté retorciéndose,
revolviéndose y rogándote que te quedes por la noche y hacerlo todo de nuevo, te
das cuenta que encerrar al genio dentro de la lámpara otra vez es casi jodidamente
imposible.
—Eso es todo.
144
21
C
lavo mis pulgares e índices en las comisuras de mis párpados. Si
puedo presionar con la suficiente fuerza, tal vez lo que la mujer al
otro lado de la línea del teléfono me está diciendo cambiará. Pero no
importa cuántas veces le pregunto si está segura, las tres veces las cosas que dice
siguen siendo las mismas: la corte de las Vegas no tiene el registro de nuestra
anulación. Divorcio Fácil nunca lo presentó. Divorcio Fácil cerró y se llevó nuestro
dinero.
Cuando me doy la vuelta, Natalie está de pie en la puerta. Sus ojos abiertos
de par en par por la preocupación.
—De acuerdo —digo con un suspiro, y me alegra que esté a cargo del
horario laboral porque ya me olvidé a dónde me dirigía esta mañana.
Me gusta.
Y lo es.
Un taxi toca la bocina, haciéndome pitar los oídos y aprieto los frenos.
Mierda. Casi pasé una luz roja. Mi pulso se sale de control mientras espero
en la intersección.
Cálmate, Hammer. Nadie está intentando matarte. Estás siendo paranoico. Tienes
que tranquilizarte.
Unos minutos después, desde la ventana del cuarto piso del trabajo de hoy,
veo a un vagabundo hurgando en el bote de basura, agarrándolo.
*** 147
Natalie: ¿¿¿Qué hago ahora???
Charlotte: Así que no es un caso de bigamia que pueda ser hecho. Tachamos
esa. ¿Alguno de ustedes fue incapaz de tener relaciones sexuales durante la
duración del matrimonio?
Charlotte: No llega a sumar cinco años, me temo. Así que, como puedes ver,
Nueva York es un poco más complicado cuando se trata de otorgar anulaciones.
Extrañamente, el divorcio es más fácil en NY. Al menos, un divorcio de mutuo
148
acuerdo. Voto por eso.
Natalie: Estupendo. Ahora seré una mujer divorciada. Será una mancha
negra.
***
—Hola, hombre, no sé por qué tiraste ese emparedado esta mañana, pero
me alegra que lo hicieras. Estuvo delicioso.
Haz lo opuesto.
22
S
i mi instinto había estado suponiendo que ella quería acabar conmigo
por medio de un pavo, voy a hacer lo opuesto.
—Te deseo tanto —le digo, porque no solamente es verdad, es lo opuesto de 150
lo que quería decirle esta mañana.
Estoy allí, encajado entre sus piernas, mi palpitante erección presionada con
fuerza contra su piel. Donde pertenece. Jesucristo. Aquí es donde quiero estar. Aquí
con ella. Lista para mí.
Rompo el beso, arrastrando mis manos ásperas por sus brazos desnudos. Se
estremece cuando la toco y envuelve sus piernas alrededor de mí estrechamente.
—Te gustaría eso, ¿verdad? —Tiro de su lóbulo entre mis dientes y muerdo
la carne—. Apuesto que te gustaría tener mi rostro entre tus piernas.
—Oh, Dios mío —gime y sonrío cuando todos los recuerdos de sus sexys
sonidos regresan. Amo lo ruidosa que es, los sonidos que hace, las cosas que dice—
. He estado fantaseando… tus labios son… —Sus palabras son rotas por sus jadeos,
a medida que succiono su clítoris en mi boca de una manera que la hace retorcerse.
—¿Sí? ¿Has estado queriendo que te haga sexo oral? —Levanto mi cara y
agarro sus bragas rosas, sacándolas con un rápido movimiento.
—Mucho, mucho —dice, alzando las caderas como una maldita invitación,
como si necesitara esto tan desesperadamente como yo.
Beso la cima de su monte para luego susurrar:
Grita mi nombre.
—Es tan bueno, es tan bueno, es tan bueno —gime, tirando de mi cabello,
acercando más mi rostro, a pesar de que, confía en mí, estoy enterrado en ella en
este momento. No hay lugar donde preferiría estar. Mi erección está en guerra por
escapar de mis vaqueros. La deseo más de lo que he deseado nunca a cualquier
mujer.
Quiero decirle que nunca me detendría, pero apenas puedo respirar, porque
se está viniendo sobre mis labios, mi barbilla, mi rostro. Canta mi nombre a la vez
que el orgasmo explota a través de ella hasta que se estremece y tiembla, jadeando
“oh, Dios” en una voz suave a medida que baja de lo alto.
Cuando me enderezo y me limpio la boca con la mano, contemplo la vista
frente a mí. Natalie está sobre su escritorio, sus piernas ampliamente abiertas, su
hermoso rostro coloreado con pura satisfacción, su cabello rubio una maraña
salvaje.
Una oferta.
—Demonios, nadie.
—Tómalo, cariño. Tómalo todo —gruño, mientras froto la cabeza entre sus
piernas y me empujo dentro.
—Oh, Dios, Wyatt. Oh, jodido Dios —grita, y el sonido de mi nombre en sus
labios hace que mis bolas se aprieten. El placer se trepa en mi interior, alcanzando
su pico cuando la follo a través de su segundo clímax, su orgasmo bañando mi
pene.
—He querido hacer eso de nuevo desde que desperté en Las Vegas contigo.
—¿En serio?
—Yo lo escogí.
U
na sirena resuena.
La boca del perro está cerrada pero su nariz está lista, y la anticipación me
atraviesa con la posibilidad de que pueda ganar en el juego de bingo de perros que
jugamos. Porque cuando un perro que estás paseando suelta un aullido, consigues
todos los puntos. 156
Miro fijamente a los tres kilos trotando a mi lado, esperando, esperando,
esperando a que el sabueso grite.
—Tal vez ganarás, o tal vez te enseñaré —dice, antes de que su perro desate
el aullido más épico que he escuchado.
—Sí, pero estás atascado compartiendo ADN conmigo, así que es eso.
—No tengo idea cómo esto sucedió, pero extrañamente me diste un buen
consejo cuando se trata de mujeres. Y quiero que seas el que esté parado a mi lado
cuando atemos el nudo.
—Oye, darte un consejo sobre ti y Harper fue sencillo. Ustedes dos son
como guisantes en una misma vaina. Son como gibones.
—¿Sabías que junto con las termitas, las águilas calvas, cisnes y castores, son
uno de los pocos pares de animales que se emparejan de por vida?
—No sabía eso sobre los gibones. Pero ahora mi cerebro se ha expandido.
158
—Pude notar en cuanto vi la manera en que la mirabas que ella era tu gibón
—digo, y levanto un puño para chocarlo—. Mejor que una termita.
Se ríe.
—Harper sin duda alguna es mi gibón. Y mucho más genial que una
termita.
—Oye, Rey de las Palabras, ¿sabes que guapote no es una palabra que se
use?
—Sería un honor ser tu padrino —le digo a Nick, ya que al menos tengo que
responder a su pedido—. Especialmente dado que sin dudas estás atascado
conmigo. Soy como el aullido de un perro. Soy contagioso. —Eso me da una idea—
. Oye, ¿y si yo aúllo? ¿Hay puntos por eso? —Alzo la barbilla al cielo y hago mi
mejor esfuerzo por un llamado de lobo.
—¿Lo dices?
—¿Qué sucede? Has estado cachondo por Penny por meses. ¿Y no le pides
salir? La estaba endulzando para ti.
Me encojo de hombros.
Resoplo.
Nick me mira fijamente por varios largos segundos. Entrecierra sus ojos
como si estuviera pensando con fuerza en algo, luego alza una ceja.
—No tengo idea de qué estás hablando —digo, incluso mientras por dentro
me estoy preguntando cómo demonios mi hermano se volvió tan jodidamente
observador.
—Parece que hace unos meses atrás habrías saltado feliz ante la
oportunidad de seducir a Penny. Ella es perfecta para ti. Así que todo lo que puedo
suponer es que algo sucedió en las Vegas con Natalie y es por eso que no estás
persiguiendo nada con Penny. —Nick se pone frente a mi cara y me mira fijamente
con ojos saltones—. ¿Quién está dando un buen consejo ahora?
Cuando tomo el metro para dirigirme al centro, casi deseo haberle pedido a
Penny salir. Aunque, mayormente, desearía haberlo hecho. Desearía haberle
pedido a cualquiera salir en una cita casi tanto como quiero tomar un café con la
mujer que está en camino a convertirse en mi ex-esposa.
162
24
A
ntes de ver a Natalie, hago una parada planificada en Greenwich
Village para ver a Chase.
—Ja ja ja —dice Chase cuando busco las vigas en la pared de la sala de una
habitación que está considerando alquilar—. ¿Crees que alguna vez retirarás ese
chiste?
—Algunas bromas nunca se vuelven viejas. De todas maneras, aquí están las
vigas, así que podemos poner los estantes sin problemas. Sé que quieres muchos 163
para enseñarles a las damas todos los libros grandes que has leído. Pero
probablemente ni siquiera recibirás pichoncitas en tu departamento, dado que eres
tan feo.
Suspira hondamente.
Me estremezco.
—No. Es así.
Es por eso que adoro a Chase. La mitad de la mierda que dice es para
deshacerse de mí y respeto muchísimo ese tipo de compromiso a la provocación.
Pero a final de cuentas, el hombre entiende que hay reglas de conducta y que yo
tengo que seguirlas.
—Y tú y tus distintas partes del cerebro sin dudas deberían conseguir este
departamento. Es un buen trato.
—Creo que lo será. Gracias por revisarlo. Y oye, si quieres una pequeña
sesión de práctica sobre cómo comportarte alrededor de Natalie, los dos deberían
venir el próximo fin de semana a lo de Max. Quería hacer una cena de bienvenida
de nuevo a la ciudad —dice Chase, mencionando a su hermano.
166
—Me apunto. Le preguntaré a Natalie también.
Se golpea la frente.
—Oh. Olvidé decirte. Ella estará allí. Josie lo está planeando con Max, así
que ella invitó a Natalie.
Sin embargo, tiene razón. Hay más en juego con Natalie que mi deseo al rojo
vivo por follarla hasta dejarla sin sentido noche y día. O mi deseo de llevarla a
Coney Island y montar la montaña rusa, o llevarla a una barbacoa, o tenerla a mi
lado en la boda de Nick.
Si sigo follándola, ¿dónde la deja eso cuando todo se vaya al diablo? Y se irá
al diablo. Es inevitable. Las relaciones siempre lo hacen, especialmente cuando 167
comienzan en la oficina.
25
N
atalie me espera en un puesto de café en Union Square Farmer’s
Market, con una bolsa de fresas en una mano y una bebida en la
otra. Me saluda con la mano, luego me da la bebida.
—Maldita sea, esto realmente me hace sentir un idiota de clase mundial por
proponerme en primer lugar. No tenía idea que se tornaría en tal fracaso —digo a
través de un pesado suspiro.
—Yo tampoco. Pero, ¿qué puedes hacer más que subirte las mangas? —
Esboza una sonrisa, y tengo que decir que estoy impresionado que se esté tomando
tan bien el lío que hicimos siendo adultos. Entonces susurra con complicidad—: Es
como si fuéramos los chicos traviesos que se escabulleron a altas horas con el auto.
Pero en vez de disfrutar de la emoción de un paseo de medianoche, manejamos
directo al buzón del vecino y ahora tenemos que hacer tareas extras para pagarlo.
Me río.
—Dado que nos estamos confesando —intercedo con voz ronca—, te estás
mirando al espejo.
Su mandíbula se abre.
—¿Tú también?
—¿Quieres más?
Asiente entusiasmada.
Alzando un dedo, pide uno más. Decido soltar mi grito de foca, con un
gutural arf, arf, arf que hace que se desternille de la risa.
—¡Otro, otro!
—Eso es todo lo que tendrá de Sonidos del Reino Animal de Wyatt por el
momento. Si eres una buena chica, te mostraré el león de mi repertorio después.
170
—No puedo esperar.
Me palmea suavemente.
Me enderezo.
—Sí. —Me encuentro con sus ojos—. Mi ex de hace mucho tiempo intentó
meterse con mi negocio. Ver ese papel es solo…
Asiento.
—Estúpido, lo sé.
Frota mi brazo.
—Tienes razón. No soy así. Pero lo entiendo. Juro que lo entiendo. 171
—¿Lo entiendes?
—Gracias por entender. Solo fue unas de esas cosas que nunca vi venir —
sigo, luego comparto unos detalles más de Roxy.
Agarra una fresa, le retuerce las hojas de la parte superior y la mete entre
sus labios.
172
—Las fresas saben bien. Pero no son realmente bayas. ¿Sabías eso?
—Pensé que podría gustarte ese dato, dado que eres un coleccionista de
hechos extravagantes.
Niega con la cabeza y se mete otra más allá de sus bonitos labios carmesíes.
Luego de comer, responde:
Arrugo la nariz.
Me encojo de hombros.
—No sé. Probablemente todos, supongo, ya que ellos son los más listos. Josie
es fantástica con los libros, y Nick es… bueno, solo es Nick. El viejo cerebro le
funciona realmente bien. Lo hicieron mejor en la escuela que yo.
—Tú ya sabes dónde estoy parada en ese frente —dice, y alza su puño—.
Ovejas negras unidas.
—Lo es. Por cierto, supongo que el hecho de que estemos reuniéndonos en
el mercado de agricultores, y no en la oficina, significa que estamos intentando no
follarnos como conejos de nuevo, ¿verdad? —pregunto, con el objetivo de aclarar
la situación.
—Creo que deberíamos intentar ser buenos chicos —dice, su tono más
serio—. ¿Eso funciona para ti?
—Funciona para mí. Y parece que sobrevivimos a mantener las manos lejos
del otro, gracias a tu estrategia de hongos. No creas que se me pasó desapercibido
que no hay puesto de hongos aquí hoy. 174
Chasquea los dedos en un gesto de “aw, eso apesta”.
Me palmea.
—Eres malo. Estamos intentando ser amigos.
—Me refería como amigos, por supuesto. Quiero ser amistoso contigo detrás
del puesto de bananas.
—Hablando de ser amigos, te enviaré esos videos más tarde. Estoy lista para
mostrártelos.
175
26
C
uando Natalie le da una patada al tipo enjuto de pantalones negros,
éste cae al suelo en un montón grácil.
—Es como si lo hubiera hecho antes. Se lee como un aviso publicitario más
que una situación de la vida real.
Estamos cruzados de piernas sobre las esteras azules. Ella terminó su clase
de la noche y me pidió que me reuniera con ella para revisar los videos, dado que
trabajé hasta tarde en la remodelación de la cocina de Violet. Esta es la única
oportunidad que hemos tenido todo el día de concordar. 176
Aprieta su coleta, tirando de los mechones. Usando su uniforme de karate,
se ve ruda y práctica con los pantalones blancos y camisa a juego, como también el
cinturón negro. Sus pies, sin embargo, son adorablemente lindos. Está descalza, y
sus uñas están pintadas alternando tonos de verde menta y morado brillante.
Como me dijo en Las Vegas que le gustaba hacer.
—Bingo.
—Estás intentando alcanzar una audiencia más amplia con estos videos.
Inspirar a las mujeres a aprender autodefensa. Quieres que los videos se sientan
más naturales, en mi opinión. Como si esto pudiera pasar y fueras capaz de darte la
vuelta y poner a algún maldito bastardo de rodillas.
Decido oficialmente que Natalie es una de las personas más fantásticas que
conozco. Nunca he visto a alguien que acepte las críticas tan bien como ella. No es
defensiva; no está molesta. En verdad quiere hacer sus videos lo mejor que pueda.
Sep. Así es cómo puedo ser un buen tipo. Este es Wyatt post-ensalada
grasosa.
—De acuerdo, así que queremos que esto se sienta real. Como algún tipo
cualquiera que me aborde en la calle.
—Completamente.
Parpadeo.
—¿Qué?
—Atácame.
—¿Estás demente?
—No. —Sus ojos azules son salvajes—. Tengo una idea. —Pasa el dedo
sobre su teléfono, lo pone sobre una silla de madera al borde de la estera y golpea
la pantalla—. Hagámoslo.
—Los videos fueron muy practicados. Nunca antes has hecho karate,
¿cierto?
—Cierto.
—Quiero.
Por encima de su hombro, ella entrecierra sus ojos y son de un azul acero
ahora.
—Auch.
Extendido en el suelo del estudio de karate, miro fijamente a Natalie como
un personaje de dibujos animados aturdido. Su pie descalzo está apoyado en mi
vientre triunfantemente, una líder militar conquistando al enemigo.
Hace un morrito.
179
—¿Dolió?
—No realmente.
—¿Qué es?
Acuno mi pene.
Rebotando sobre sus pies, Natalie me dice cómo seguir. Atraviesa la estera,
su espalda hacia mí y me escabullo detrás e intento arrastrarla.
—Eres el mejor. Me ayudaste tanto. Significa mucho que hicieras eso por mí.
No tenías que hacerlo, pero lo hiciste de todas maneras.
—Me alegra poder hacerlo. También podría ser un glotón por el castigo.
—Es difícil.
Suspiro.
Ella asiente.
—Eso creo.
—Me das más crédito del que merezco —digo, y dejo que mi mirada vague
hacia el techo. Si la miro, intentaré tocarla. Si miro fijo en esos ojos otro segundo,
me perderé en todo este deseo.
—Te mereces más crédito del que te das. —Su tono es sincero y firme, y se
engancha a mí. 182
—No estaría tan seguro que merezca algún crédito. No tienes idea…
Se levanta un poco sobre su codo. Puedo ver su rostro ahora mientras habla.
—¿Ni idea de qué? ¿Lo que es trabajar junto a alguien que deseas? ¿Lo que
es estar a centímetros lejos de él o ella? ¿Lo que es tener a esa persona y luego
luchar como el demonios para resistirte a esa persona?
27
A
rrastrando una mano a través de mi cabello, intento inhalar un
suspiro de cordura, pero lo único que estoy inhalando en este
momento es el aroma de ella. De cuánto la deseo.
—Tengo todas estas ideas también —digo ásperamente—. Porque estoy tan
jodidamente excitado por estar cerca de ti. Entonces dices todo eso, y ¿qué se
supone que haga más que desearte todavía más?
Me río suavemente.
—Iguales.
183
Menea sus cejas.
Se lame los labios, y sus siguientes palabras salen como una canción
seductora.
—¿Cómo puedo agradecerte por esta noche? —Sus ojos vagan por mi rostro,
luego está mirando mi pecho, mi cintura y, finalmente, al bulto en mis vaqueros
que ella provocó.
Estoy perdiendo esta batalla; perdiéndola con fuerza. Todos mis planes de
ser un buen hombre se disparan al infierno cuando su mano sigue a sus ojos.
Siseo.
—No lo sé. Pero cuando estoy cerca de ti así, mi cuerpo toma el control. Solo
quiero tocarte por todas partes. —Baja sus uñas por mi pecho—. Mecerme contra
tu polla —dice, y demuestra cómo le gusta también.
Gimo fuertemente.
—Me matas cuando dices esas cosas. Tu boca sucia es mi placer culposo.
—¿Qué es?
—Jodidamente mucho.
—¿Estás seguro?
No me molesta rogar.
Sus ojos se agrandan con deseo mientras se frota contra mí. Provocando.
Deliberadamente jugando conmigo.
Agarro su rostro y comienzo a empujar su cabeza hacia abajo.
—Me excita escuchar que ruegas por ello —dice en un sexy ronroneo—.
¿Puedes decir por favor otra vez?
—Vamos, Nat.
Gime mientras arrastra la cabeza de mi polla entre sus labios cálidos. Quiero
cantar del placer. Por el auténtico y dulce calor de su lengua húmeda en mi pene.
—Lame el eje ahora —le digo, y sus ojos bailan perversamente mientras
pasa su lengua desde la cabeza hasta la base.
Gimo más fuerte cuando alza los ojos para mirarme mientras baja su mano
entre mis piernas. Acunando mis bolas, juega, arrastrando sus uñas sobre ellas.
Con sus ojos sobre mí, susurra:
Se inclina, rozando su lengua sobre mí, luego debajo, lamiendo mis bolas,
girando su lengua sobre ellas, llevándolas a su boca. Volviéndome rematadamente
loco. Sujeto su cabeza con más fuera.
Me suelta y se arrastra sobre mí, esa mirada coqueta y traviesa en sus ojos.
—Creo que tu pene y mi boca se llevarán bien —dice con un guiño, luego
abre grande y me arrastra dentro. Santo cielo. Nunca antes he sido chupado de esta
manera. Ella es feroz, frenética y una cosita hambrienta y deliciosa succionando mi
polla con la fricción más sorprendente que he sentido. Es rápida, decidida y tiene
un fantástico reflejo de náuseas porque toma todo de mí, y eso no es algo sencillo.
Mi polla silba una melodía feliz, y mis bolas saltan de alegría al recibir este
tipo de atención. Entrelazando mis manos con fuerza en su cabello, follo, follo y
follo, empujándome con fuerza en su boca. Ella traga y succiona audiblemente,
pero no se detiene. Toma mi polla tan hondo como puede, y lamento si eso me
hace un grosero hijo de perra, pero hay algo en una mujer así de resulta en darme
la mamada de mis sueños que me hace desearla todavía más.
Esto.
Y con esa alerta de orgasmo, está allí, toda mojada, caliente y salvaje. Sus
manos se apoyan en la estera por encima de mi cabeza mientras me monta hasta su
dulce abandono, follándome el rostro como si hubiera sido puesto en esta Tierra
para su placer.
No le tomó mucho tiempo, pero eso fue suficiente tiempo de descanso para
la segunda ronda. Luego de bajar desde las altitudes, la doy vuelta. Ella es la
inmovilizada y así es cómo la deseo.
—¿Ahora quién está sobre su espalda? —Meneo una ceja mientras agarro
sus rodillas, las empujo contra su pecho y me deslizo en su coño caliente y
apretado.
—Abre tus piernas para mí —le digo—. Bien y amplio. Quiero observarte 188
mientras te follo.
Con un gemido carnal, abre las piernas aún más para mí. Observo donde
nuestros cuerpos se unen, solo mirando cuando mi polla la llena.
—No sabía que ibas a hacer la patada voladora en mi estómago —murmuro 189
cuando la puerta se abre y una pelirroja con una melena corta entra.
—Oh. No sabía que seguirías aquí, Natalie. ¿Cómo va? Me olvidé el cepillo.
¿Cepillo? ¿Regresaste por un maldito cepillo? Aprende a peinarte con los dedos,
querida.
—No obstante, parece que podrías necesitar uno —dice la mujer, señalando
el cabello alborotado de Natalie.
—Oh, yo…
—Es feroz —digo, intercediendo—. Me estaba gritando sobre lo bueno de
sus movimientos de cinturón negro.
—No puedo esperar a ver la serie de videos cuando esté acabada, entonces.
¿Qué movimientos trabajaron esta noche?
190
28
Natalie: No puedo seguir arriesgando mi trabajo de esa manera. Mi otro
trabajo. Las clases de karate.
Natalie: No es tu culpa.
Wyatt: Es toda mía. Debí ser más listo. Llevarte a mi casa o algo.
Natalie: Es mi culpa también. Esto podría sorprenderte (¡no!) pero como que
me gusta el sexo arriesgado.
Wyatt: Ah, mierda. Nat. Me siento terrible. ¿Qué puedo hacer para ayudar?
Wyatt: Asimismo, ¿podrías empezar a actuar como una zorra sin corazón
que me apuñalará por la espalda? Haría mucho más fácil mantener mis manos
alejadas de ti.
Natalie: Si pudieras revertir tu sentido del humor para no reírme tanto cerca
de ti, eso ayudaría.
Wyatt: Mientras estamos en ello, por favor, dejar de tener tanto en común
conmigo.
Natalie: Y otra cosa. Tal vez podrías dejar de intentar ayudarme a tener
éxito en mi pasión.
Wyatt: Espera. Antes de que pienses que soy dulce, déjame ser honesto.
Tenía miedo que me estuvieras envenenando.
Wyatt: ¿Cómo una mujer como tú terminaría con un tipo aburrido? Eres lo
opuesto. Eres la mujer más emocionante, interesante, fascinante que he conocido.
Natalie: En ese momento, pensé que necesitaba ser más seria. Menos
aventurera.
Wyatt: Tu sentido de la aventura es una de mis cosas favoritas sobre ti, Nat.
Natalie: Igualmente.
Natalie: No. ¿Recuerdas en las Vegas cuando dije que no había tal cosa
como el chocolate libre de calorías… o un hombre que es divertido, bien dotado y
dulce?
Wyatt: Apuesto a que les gustas a los unicornios también. Escuché que les
gustan las nenas intrépidas, sexy, ardientes, amables, buenas, organizadas y
totalmente increíbles.
Natalie: Es mi jefe.
Wyatt: Sí, me encuentro en una situación muy parecida con una empleada.
194
29
C
harlotte me entrega una margarita cuando entro a la sala del
departamento de Max en Battery Park City.
Se ríe y palmea los cojines, así que me siento a su lado en el enorme sillón en
forma de L de color marrón chocolate que está frente a las ventanas. Toda la
pandilla está aquí. Nick está acomodado en la esquina del sofá, con Harper
acurrucada a su lado. Chase está del otro lado, y veo un vistazo de Natalie y Josie
en la cocina con Max. Spencer está junto a Charlotte, y alza su vaso en mi 195
dirección.
Alzo mi mano.
—No hay nada de qué preocuparse, hombre. Estoy seguro que tu esposa no
es la única dama de honor que está fuera de los límites —digo, ya que Harper le
pidió a Charlotte y Josie que sean sus damas de honor, como también a varias otras
amigas.
Camina desde la cocina con una cerveza en una mano y una margarita en la
otra, y se ríe en su profundo barítono.
—Estoy bastante seguro que ese es el eufemismo del año —dice Chase, una
nota de orgullo en su voz—. Está teniendo un rotundo éxito.
—Mia tuvo que salir de la ciudad en un viaje de negocios. —Max señala con
el pulgar en dirección a la cocina—. Mejor regreso a comprobar el pollo.
—No. Josie y Natalie lo hicieron. ¿Sabías que tu esposa hace el mejor pollo a
las brasas?
Spencer se endereza.
—¿Qué?
—No lo hiciste.
—Supongo que por eso los gatos no tienen clavículas. Así es más fácil para
ellos salir de la bolsa.
—¿Es verdad? —Los ojos verdes de Josie están abiertos de par en par
mientras dirige su pregunta a Natalie—. ¿Y no me lo dijiste? 198
—Gracias, Chase, por compartir ese dato —murmuro al mismo tiempo.
—Amigo. Te dije que tú en las Vegas eras una receta para problemas. Supe
que estabas metido en algo.
Harper niega con la cabeza, su larga mata de cabello rojo moviéndose con
ella.
Todo el mundo está sin habla. Solo nos están mirando fijamente.
—Tendrán que aceptar que Wyatt Hammer me besa como si fuera lo único
que quisiera hacer en todo el mundo, y no pude resistirme a él. Pero no se
preocupen. Vamos a divorciarnos y eso es todo. Ahora, ¿podemos comer, por
favor?
Porque Charlotte claramente sabe todo lo mismo que yo, y tal vez incluso
más.
***
Chase asiente.
—¿Eso significa que quieres ser glaseado en esta tina de pastel también,
Chase?
Él da otro mordisco.
—Con este pastel, sí, por favor. —Inclina su cabeza a un lado, mirándola a
través de la mesa—. Por cierto, me gusta el nuevo estilo —dice, señalando a su
cabello. Josie es morena, pero se ha teñido varios mechones de rosa.
—¿Porque me extrañabas?
Ella arquea una ceja.
Me río.
—No eran los únicos —digo suavemente, luego tomo el plato de su mano y
lo deslizo en el escurreplatos. 201
Se encuentra con mi mirada mientras el agua corre. Su voz es suave, solo
para mí.
Se estremece.
202
30
O
tro problema nos enfrenta varios días después cuando Hector se
queda dormido otra vez y falta al trabajo.
Con un enfoque láser, no hago otra cosa que no sea trabajar toda la mañana.
Taladrar bisagras. Colgar gabinetes. Para la remodelación de su cocina ultra
moderna en su apartamento penthouse de Upper East Side, Violet ordenó una
madera exótica que se ve impresionante en su casa y debe ser tratada con cuidado
adicional. Así es precisamente cómo voy a tratarla, asegurándome de que cada
203
parte se alinee perfectamente sin un mellado, rasguño o abolladura.
Por otra parte, ese es mi trabajo, y eso es lo que intento hacer siempre con
todos los clientes.
—Hola, tú. —El dulce sonido de su voz hace que mi sonrisa se ensanche a
través de mi cara, hace que mi corazón salte.
Somos compañeros de trabajo, pero en este preciso momento no suena como
eso. Sonamos como amantes. Como novio y novia. Como si así es como nos
habláramos cuando llamamos sin ninguna razón. Y al diablo si sé por qué la llamé.
Tal vez solamente para escucharla decir hola, tú.
Se siente como una razón suficiente, y eso es lo que quiero, ser capaz de
hablar con ella así, llamarla en cualquier momento y charlar de nuestros días sin
todas las demás cosas colgando sobre nosotros.
Bajo mis gafas de sol sobre mis ojos y camino hasta la tienda de la esquina
para agarrar un sándwich.
—Todo está bien aquí en la Baticueva —dice, luego me dice lo que está
cocinando y es otro día más que ella está manejando mi compañía como una
campeona. Esta mujer es invaluable para mí—. Y me puse en contacto con los
tribunales. Todo está yendo bien con el divorcio también —me dice, pero no me
siento con ánimos de hablar del fin de nuestra unión, y resulta que no tengo que
hacerlo, ya que pasa al siguiente tema—. Recibí una llamada de la amiga de
Harper, Abby. El tipo para el que trabaja está invirtiendo en un nuevo restaurante, 204
y quiere hablar contigo sobre hacer algunos de los gabinetes.
—Sí, suena estupendo —digo mientras giro en la bodega, agarro una bolsa
de papitas y un refresco de dieta, y hago fila en el mostrador del delicatesen.
A medida que trabajamos, ella está silenciosa y concentrada, igual que yo.
205
Como a las cinco aproximadamente, se toma un pequeño descanso de baño y
regresa rápido. Bajo las herramientas para servir un vaso de agua. Natalie está
trabajando sobre la escalera en la cocina, limpiando la madera de una alacena
sobre el fogón, asegurándose de que brille. Pero sus hombros se estremecen como
si algo estuviera terriblemente mal.
—¿Estás segura?
—Estoy bien.
Mi mandíbula se abre.
—¿Qué?
Desciende la escalera, baja su rostro en sus manos y deja que las lágrimas
caigan. La rodeo con mis brazos. No sé qué decir, dado que es mi culpa, también,
así que la sostengo en mis brazos mientras llora silenciosamente. Aparto su cabello
de su mejilla mientras otra lágrima se derrama. Es una persona que llora
silenciosamente. Nada de sollozos, solo un constante riachuelo bajando por su
rostro. Incluso así, puedo sentir toda la tristeza en ella, y toda la vergüenza que no
debería sentir.
—Lo sé, pero amaba ese dojo. Estaba comenzando a construirme una
reputación allí.
Acaricio su cabello.
—Es una dama dulce. Cada vez que la veo dice que está trabajando en
reiniciar el trabajo de las Vegas. Dijo que se ve bien. Pero Wyatt, siento que la he
cagado.
Me pega levemente.
—Desearía poder cargar con la culpa por ti. Lo haría. Juro que lo haría. Odio
que esto sucediera.
Todo lo que sé es que cuando inclina su barbilla y me mira, tenerla entre mis
brazos se siente muy bien. Pero todo sale mal cuando la toco. La anulación fallida,
nuestra pelea y ahora ella perdiendo un trabajo de karate.
—Wyatt —susurra—, quiero besarte en este momento, pero cada vez que lo
hago, siento que algo tonto sucede.
—Que también es su empleada —añade con una sonrisa y soy masilla en sus
manos. Porque… esa sonrisa… esos labios…
Ella.
Acaricio mi barbilla.
—Eres un unicornio.
Pero en este momento, tenemos otro trabajo, así que nos dirigimos a Village
al sitio del restaurante para la estimación. Natalie me presenta a un tipo grande y
fornido con enormes brazos. Es el inversor del restaurante y se ve como uno de los
hermanos Hemsworth.
—Simon Travers —dice él, y tiende la mano. Tiene una voz profunda
también.
Nos muestra los planes para el restaurante mientras Natalie toma notas en
la computadora. Cuando nos detenemos en uno de los mostradores inacabados,
ella le muestra el esquema en su portátil, y todo en este momento es perfectamente
normal, nada especial, nada extraño hasta que una bonita rubia abre la puerta y
entra. La amiga de Harper, Abby. Está sosteniendo la mano de una niña que tal 210
vez esté en el jardín de infancia. Abby trabaja para Simon; ella es la niñera de su
hija, me dijo Harper.
Ella asiente y pega sus labios en la mejilla de él, luego apoya su cabeza
contra él, contenta en sus brazos.
—Hola, Simon.
—Misma hora.
—Gracioso, ¿no?
—¿Qué es gracioso?
—Sí. Bien.
—¿Estás seguro?
—Completamente.
212
31
D
espierto a la mañana siguiente con varios mensajes en mi
teléfono.
De Lila.
No pretendo ser presuntuosa, pero el trabajo está en marcha de nuevo así que me
tomé la libertad de pagarte el depósito. Déjame saber cuándo pueden regresar a las Vegas
para trabajar en el penthouse.
Mis ojos se abren de par en par para procesar lo que esto significa. 213
Luego, encuentro un mensaje de Natalie.
Oh.
En lo más mínimo.
Natalie: Cuando volemos a las Vegas para comenzar el trabajo, tendré que
estar allí el primer día más o menos para ayudar con el arreglo, así podremos
conseguir nuestra anulación en persona. Ir al juzgado, llenarlo nosotros mismos y
estaremos fuera del archivo. Si el juez tiene que vernos, seguiremos allí debido al
trabajo. Pero la conclusión es que estará hecho. Tal y como querías.
***
—Está bien.
Asiento.
De la nada, Natalie abre la boca grande y muge como una maldita vaca, un
sonido largo y persistente que me hace sentir como si hubiese aterrizado en una
granja.
—¿Qué dem…?
Pone una sonrisa dulce e inocente y dice con cara seria, incluso mientras los
otros pasajeros miran en su dirección:
Y entonces me doy cuenta de lo que hizo y por qué. Una risa se abre paso a
través de mí, y por primera vez en días, esa ulcerosa sensación se desvanece
momentáneamente. Debido a ella. Intentando sacarme de mi bajón. Con el sonido
de un animal de granja.
Lo sé.
La mujer que quiero es la mujer con la que me casé. Hace unos días pensaba
que no deberíamos estar atados así, que deberíamos tener un nuevo comienzo.
Pero ahora estoy seguro de cómo me siento, no quiero que nosotros dos
terminemos. Quiero que sigamos.
P
uedo arreglar un fregadero roto. Puedo colgar un hermoso juego de
gabinetes de cocina. Puedo construir una maldita casa.
No estoy más cerca de saber las palabras adecuadas que decirle, en el orden
correcto, en el momento preciso. Palabras que no resultarán en mí terminando en
un caldo de mala suerte.
Cariño, sé que esto podría sonar a una locura, pero ¿hay alguna posibilidad de que
estés dispuesta a seguir casada?
Entoooonces, me estaba preguntando… ¿qué dirías de darle un giro a esto? ¿Salir a
comer esta noche, mudarte conmigo y ser mi mujer?
Esa tarea sería mucho más fácil si pudiera confiar en mi instinto cuando se
trata de mujeres. Todo lo que sé es que amo a Natalie, y tengo que pensar cómo
conservarla. Terminar este matrimonio parece la manera equivocada de seguir con
ello.
—Estoy hasta los codos en masa de cupcakes red velvet, pero siempre tengo
tiempo para ti. Solo, ya sabes, hazlo rápido. —Puedo escuchar el sonido familiar de
su panadería en el fondo.
—Pero, ¿y si…?
—¿Y si acaba jodiéndote? ¿Te apuñala por la espalda? ¿Se mete con tu
negocio?
***
Charlotte: No puedo tomar esa decisión por ti. Una parte de mí piensa que
estás loca. Pero te apoyo, incluso si no estoy de acuerdo contigo.
Natalie: Creo que lo he hecho. Tengo que hacer esto, Charlotte. Tengo.
***
Llamo a la puerta de Natalie con algo para nada parecido a mariposas 219
aleteando en mi pecho. Tampoco son exactamente colibríes volando. Es más como
cuervos negros enloquecidos revoloteando desde el interior hacia afuera.
Usa un vestido de verano naranja con tirantes finos, uno de esos suéteres
cortos y un par de sandalias beige. Está alegre, brillante y hermosa sin ser
provocativa.
Lo odio.
Odio que tenga uno, que lo llame así, y sobre todo, que esté tan jodidamente
emocionada por romper los lazos. Pero se ve tan increíblemente asombrosa
mientras me mira con una sonrisa que me mata y todo lo que puedo decir es la fría
y dura verdad.
Esa era una de mis opciones, pero ahora que ella le ha dado voz, apenas
parece suficiente. Estamos más allá de eso. Ya somos más. Solo necesito
convencerla.
Pero no soy tan tonto que vaya rechazar una cita con Natalie, así que acepto.
—A ti.
—No. —Mi tono es serio—. Por los nuevos tiempos, Natalie. —Mi corazón
corre como un guepardo. Trago saliva y empujo los nervios y los cuervos
salvajes—. Te quiero. Quiero estar contigo. Estoy loco por ti —digo, comenzando
con lo que está en mi corazón, aunque hay mucho más que decir.
Pero antes de que pueda decirle más, traga saliva, y lágrimas inundan sus
ojos. Presiona sus dedos contra mis labios.
—Shh. No lo digas.
Frunzo el ceño.
Niega con la cabeza mientras las lágrimas se deslizan por su mejilla y tal vez
por esto es que no comprendo a las mujeres. Porque estoy completamente
confundido. Ella estaba siendo coqueta y dulce hace unos minutos, y estaba seguro
que quería tener una relación. Ahora, está triste luego de que le dije que estoy loco
por ella. No tengo idea de qué hacer a continuación, pero todo lo que sé es que no
soy el tipo de hombre que puede pararse y observar a una mujer llorar.
—Hazme el amor.
—Nat —gruño, pero no digo más. La dama ha hablado. Me quiere sin habla,
y puede tenerme sin habla.
—Wyatt. Tienes que dejar de hablar y comenzar a foll… —Pero se detiene, 222
llevando su rostro más cerca, su frente tocando la mía y susurra una vez más—, a
hacerme el amor.
Ahí está de nuevo. Esas tres palabras. Nunca me las ha dicho antes de hoy,
hacer el amor, y me dejan creer que ella podría sentir lo mismo.
—Oh, Wyatt. —Su dulce voz es apenas un susurro y ese sonido toca hondo
mi corazón.
Pude haber tomado algunas malas decisiones. Pude haber cometido algunos
errores. Pero este no es uno de ellos. Ella no va a ser mi pasado cuestionable. Es mi
presente, y es mi futuro, sé eso. Creo eso.
***
Josie: Claro que puedes. Confía en ti mismo. Tus nuevos instintos con ella,
no los viejos.
“… Rhonda Hafner de Hafner & Hickscomb, siguiendo con nuestra reunión. Revisé
la información que me mandaste, y sí, tienes un reclamo razonable…”
Grandes secretos. Tal vez la abogada con la que hablaron nunca fue una de
derecho familiar. Tal vez Natalie está haciendo un caso para otra cosa.
Lo hice de nuevo. Mezclé negocios con placer. Y esta vez, los resultados
podrían ser desastrosos. Esta vez, no se trata de mi mala suerte con las mujeres. El
ciento por ciento de la culpa es mía, y esto es mucho peor que un emparedado
envenenado.
225
33
H
ago mi mejor esfuerzo por esconder el desenfrenado miedo que
corre a través de mí cuando nos detenemos en lo de Lila en
camino al juzgado. Tengo la mitad de la cabeza puesta en evitar a
Lila y Natalie, pero luego del problema que tuvimos con este trabajo antes, no
puedo estar ausente. Además, puede que necesite del dinero de Lila ahora más que
nunca. No podría ser más feliz que Natalie y yo presentándonos en tres horas.
Ojalá pudiera acelerar el proceso.
—Estoy tan emocionada de que esto funcionara —dice Lila, y pone una
mano sobre el hombro de Natalie—. Y esta mujer se merece todo el crédito. Llegar
a conocerla durante las clases de defensa personal me ayudó a darme cuenta que
quería que esta remodelación sucediera, y cómo podíamos hacer que funcionara.
Tenía miedo, pero ella me alentó.
—¿Lo hizo?
Lila asiente.
—Ella te apoya.
—Apuesto a que sí —digo, y la imagen se vuelve más clara. Natalie debe
haberse esforzado mucho por conseguirnos este trabajo, tal vez para asegurar que
está dirigiendo mi negocio también.
—Oh, Natalie. No olvides que te muestre el armario —dice Lila con una
sonrisa brillante.
—Lila estaba desvariando sobre el armario que tiene aquí durante la clase
de defensa persona la semana pasada y me he estado muriendo por verlo.
Cuando Lila la apura hacia su armario, todo en lo que puedo pensar es que
estoy a una hora de acabar esta maldita unión con la mujer que acabo de follar.
***
El empleado con bigote y gafas de montura de alambre toma los papeles, les
pone una grapa y los sella con la fecha.
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—Estos serán presentados hoy, y los notificaremos en unas cuantas semanas
cuando la anulación haya sido concedida —dice, sin alzar el rostro. Su voz
monótona debería hacerme rechinar, pero suena como dulce música porque estoy
un paso más cerca de separar a esta mujer de mi vida.
Golpeo mis dedos contra la madera gastada del mostrador del empleado.
—Pero en promedio, ¿unas cuantas semanas son una semana, dos, tres,
cuatro?
—Pero me gustaría saber a qué se refiere con unas cuantas semanas —le digo.
Ella traga saliva y aparta la mirada de mí. Me giro hacia el hombre, intentando
endulzarme el tono en vez de hacerlo sonar amargado—. Agradecería tanto si
pudiera darnos un estimado. Solo achíquelo un poco más, ¿por favor?
Cruzo mis manos, como si rezara, esperando que entienda que estoy
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rogando, y que me muestre piedad.
Empuja una copia de los papeles hacia nosotros, toca el timbre plateado en
su cabina y dice “siguiente”.
Camina hacia el brillante sol de la tarde en las Vegas, poniendo una mano
sobre sus ojos para protegerlos.
Frunzo el ceño.
—¿Qué?
—Me dejaste claro desde el comienzo cuánto querías esto, Wyatt —dice, y
ahora su tono es exasperado. Conmigo. Alza sus manos en el aire—. Pensé que
estarías contento. Pensé que esto es lo que querías. ¿Por qué no estás contento?
—Te gustaría eso, ¿no? —Hay más hostilidad en mi tono de lo que 229
pretendía.
Sus ojos azules me estudian antes de hablar. En ellos veo el horror reflejado
en mí. Está asustada de mí.
—¿Por qué estás siendo tan horrible? —Su voz se rompe—. Hice esto
porque lo querías. Me hiciste promet…
Frotándome el cuello con una mano, intento pensar lo que significa este
momento. Y más importante, lo que creo que es verdad. Al ver sus ojos sinceros y
su rostro honesto, no sé cómo podría estar planeando joderme. No sé cómo podría
estar por apuñalarme en la espalda. Esta mujer… no es así.
Llámalo instinto.
Llámalo presentimiento.
Es verdad.
Solo porque no confío con facilidad no significa que no debería creerle a esta
mujer. Si existe alguien en quien debería confiar, es en Natalie. Y si no intento
arreglar esto ahora, la perderé. Esa es una opción que no puedo aceptar, haya o no
pruebas.
Me las juego.
Yo tampoco quería.
—Dímelo tú.
N
o hay un correo electrónico.
—¿Por qué no te tomas la tarde? Estoy con Natalie y tenemos algunas cosas
que hacer.
En el fondo, juro que puedo escuchar a Natalie llorar. El sonido del mismo
me retuerce el pecho. Deseo poder consolarla, pero no soy con quien ella quiere
estar en este momento.
Estoy de pie en el altar, tomando sus manos, mirándola a los ojos mientras
Elvis ambienta nuestra ceremonia.
—Eres hermosa, Nat, y cada día que te veo en el trabajo, pienso en lo mucho que me
encanta ir a la oficina y trabajar contigo. Pero no es solamente porque seas divina. Haces a
mi trabajo mejor. —Aprieto sus manos con más fuerza, apretándolas, asegurándome de que
sepa incluso en mi estado intoxicado que todo lo que digo viene desde mi corazón—. Haces
que el trabajo sea divertido, pero también lo haces increíblemente bueno. Sin ti, no es nada.
Elvis canta sobre los tontos apresurándose, y esa palabra, tontos, se queda conmigo.
No quiero ser engañado de nuevo. No puedo soportar esa posibilidad.
—No. Es verdad. Le diste la vuelta a WH, y mi agradecimiento no es suficiente. Y
soy tan afortunado de que sigamos trabajando juntos. Quieres, ¿verdad?
Me tambaleo más cerca, deposito un beso descuidado en su boca, y le digo que no.
—No. No. No. De ninguna maldita manera voy a despedirte. Pero tienes que saber
que el trabajo es la razón por la que no podemos seguir casados. He pasado el mejor tiempo
contigo, y quiero mucho más, pero tenemos que conseguir una anulación en la mañana.
Sus ojos son tan intensamente serios incluso mientras tiene hipo.
Entonces, entrelazo mis dedos con más fuerza con los de ella.
—Esta noche ha sido increíble, y una parte de mí se siente como esta canción porque
siento como que no puedo evitar enamorarme de ti. —Sus ojos se agrandan de sorpresa, y
tal vez incluso con esperanza, pero me impulso a través del resto de ideas improvisadas que
simplemente tengo que compartir ahora—. Pero cuando eso sucede, Nat, cometo errores y
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meto la pata a lo grande, y me molesto por ser un tonto y demasiado confiado. He sido
quemado. Así que no dejes que eso me suceda. Quiero que sigamos trabajando juntos. ¿Tú
no?
—¿Qué es?
Bajo la frente contra mi palma mientras todo encaja cuando veo todo
claramente. Es por eso que ella se mantuvo firme. Porque se lo pedí. Diablos, le
rogué que me apoyara. La hice jurar que seguiría el plan. Incluso le dije lo mismo
una vez más el día que rompí su cheque.
Te hice una promesa, y maldita sea si no tengo la intención de cumplirla, bien tenga
unas pocas cervezas encima o no. Soy un hombre de palabra, y seguro como que existe un
infierno espero que la gente con la que trabajo me trate de esa manera y actúe de la misma
manera.
Querido Wyatt,
Por favor, acepta esto como mi carta de renuncia. He amado cada momento
trabajando contigo. Ha sido divertido, desafiante y tremendamente productivo.
Pero no puedo trabajar contigo si quiero estar contigo. Y quiero. Realmente
quiero ser tuya. Así que voy a jugármela y tomar la decisión que nos dejará
estar juntos. Comprobé con una abogada laboral para asegurarme de que no
estaba rompiendo mi contrato contigo, y ella dijo que en ciertas circunstancias,
cuando tienes un reclamo razonable, puedes terminar el trabajo sin dar las dos
semanas de preaviso. Dado que estoy enamorada de ti, por favor, acepta esto
como mi reclamo razonable para dejar mi puesto en WH. Efectivo
inmediatamente.
Con amor,
Natalie
Cielos, sí la jodí.
236
35
E
n mi línea de trabajo, he desarrollado una especialidad: la
remodelación.
Sin embargo, esta podría ser la remodelación más difícil que he intentado
alguna vez, dada la bola de demolición que usé en nuestra unión más temprano
hoy. Pero rápidamente reúno una lista de materiales y luego los junto,
comenzando en el hotel Nueva York-Nueva York.
Pero sin duda troto. A través del casino, a lo largo de las tiendas, subo la
escalera mecánica, y paso la sala de juegos, mirando con anhelo a la cortina negra
que oculta la máquina de pinball. No voy a la entrada. En cambio, me dirijo a la
salida del paseo.
—¿Qué puedo hacer por ti? —Me muestra una sonrisa amistosa.
Sigo el consejo de Chase una vez más: hago lo opuesto de lo que hice antes.
En vez de verter mi frustración con ella, como hice con el empleado, le espolvoreo
azúcar a mi pedido.
—Hola. Hace dos semanas estuve aquí con la mujer de la que me acabo de
dar cuenta que estoy completamente enamorado.
—Amo esta ciudad. Las Vegas está llena de historias de amor. —Se
endereza y adopta un comportamiento más serio—. Definitivamente la encontraré
para ti.
Diez minutos después, salgo de Nueva York-Nueva York con una copia de 238
Natalie y yo en la cima de la montaña rusa, montando alto nuestro júbilo
mutuamente.
Luego, entro en una farmacia en la esquina, uso mi teléfono para buscar una
foto online, me la envío por correo electrónico y la imprimo. Compro dos marcos.
Luego me detengo en el Wynn, y veinte minutos después, tengo todos los
materiales que necesito para un magnífico reacondicionamiento.
—Hola, Wyatt.
—¿Dónde están?
Se ríe.
—Oh, Wyatt. Natalie solo me está ayudando con algunos artículos que
necesito organizar, y está pasando un buen momento aquí. No te preocupes. Te
veremos pronto.
Tengo la sensación que sé dónde está la mujer que deseo. Porque la conozco.
Conozco lo que ama.
***
Ella me dijo que podía vivir feliz aquí. Que este es su lugar favorito en el
universo.
239
Y dado que está ayudando a Lila con su armario, llámame Sherlock, pero
estoy jodidamente seguro que encontraré a Natalie en esta gran caja no muy lejos
de Strip.
Cuando el taxi me deja, digo una rápida oración al universo para poder
encontrarla y no dar solamente un paso, sino todos los pasos para arreglarnos.
Cuando las puertas se abren, exploro The Container Store, esperando un vistazo de
cabello rubio, un toque de piernas fuertes, un destello de un vestido de verano
naranja.
Ese vestido. Dios mío, ese vestido. Mi boca se hace agua cuando pienso en
cómo se veía con él puesto y por qué estaba tan contenta hoy en la corte. Porque
me estaba dando todo lo que pensaba que yo quería. Porque me ama.
Naranja.
Veo naranja.
Espero que no haberla perdido. Espero poder sacar adelante esto. Espero
que no piense que estoy loco.
Lila se encuentra con mis ojos, los suyos iluminándose, pero rápidamente
prepara su expresión. No obstante, Natalie debe sentir que estoy aquí, porque se
da la vuelta al instante, obviamente sorprendida.
240
Y dejo de pensar, y esperar, y preguntarme. Simplemente actúo.
—Debí haber hecho muchas cosas de manera diferente, Nat. Debí haberte
dicho que te amo primero. Porque te amo. Te amo con locura, y tal vez a veces eso
me pone loco. —Una de las comisuras de sus labios se alza, como si estuviera
intentando contener una sonrisa—. No debí presentar la anulación hoy. No debí
haber sido un imbécil contigo en los escalones del juzgado cuando simplemente
estabas haciendo lo más ridículo que te he pedido jamás. Y sobre todo, nunca debí
haberte pedido que mantuvieras una promesa tan injusta la noche que nos
casamos.
Niego con la cabeza, enfadado conmigo mismo de nuevo, pero incluso más
enamorado de esta mujer. Lila retrocede unos pasos, dándonos espacio mientras
continúo:
—Apenas recordaba nuestra ceremonia, mucho menos todas las cosas que te
dije. Y eso no es excusa, pero es verdad. Las recuerdo ahora porque regresé a la
capilla esta tarde, y esa canción se estaba reproduciendo. No puedo evitar
enamorarme. Sé que lo sentí esa noche, y lo siento un millón de veces más ahora. —
Se acerca a mí, y eso me anima. También la expresión en su rostro: suave y
preocupada, luego las palabras que articula. Yo también. Quiero besarla, pero tengo
mucho más que decir—. No estoy borracho ahora. Estoy completamente sobrio. Y
te estoy pidiendo una segunda oportunidad. Estoy incontroladamente, loca y
demencialmente enamorado de ti y traje esta foto para recordarte lo fantásticos que
somos juntos.
—Es mucho más que tu rostro O, cariño. Esto —digo, señalando a la foto en
el marco de cartón—. Esto somos tú y yo. Así es cómo estamos juntos. Te traje esto
para recordarte que aquí es donde empezamos. Esa noche. En esa atracción. Y 241
quiero que esto seamos nosotros. —Sus labios tiemblan, y sus ojos brillante con el
comienzo de las lágrimas—. Quiero que sigamos montando la montaña rusa. Que
nos subamos a ella una y otra vez. Seguir subiendo, y cayendo, y girándonos boca
abajo, incluso si eso nos revuelve el estómago o nos pone locos. Quiero sentir toda
la dicha y júbilo contigo. Las subidas y las bajadas. Porque amarte es una especie
de atracción salvaje, y no quiero que se detenga.
—¿Lo viste?
—Me volví loco y pensé que significaba otra cosa. Algo malo. Y es por eso
que fui un imbécil en el juzgado. Pero luego me di cuenta lo ridículo que fue eso
antes de que enviaras tu correo. Solo que esta vez, no tuve que ver al vagabundo
comerse el emparedado para saber que era seguro. Porque te conozco, y conozco
tu corazón. Solo espero no haber jodido tanto las cosas por lo frío que fui.
—No lo has hecho. Para nada. Lo juro. —Luego dice, con una carcajada
juguetona—: Pero tengo toda la intención de jugarte una broma con un
emparedado algún día.
Me río levemente.
242
—Ojalá lo hagas. Pero incluso si jodí un poco las cosas, quiero hacerlas
correctas mucho más. Porque esto podemos ser nosotros. —Le doy un golpecito a la
foto una vez más—. Y podemos ser estar pareja también —digo, tomando aliento
mientras alcanzo la bolsa de la farmacia y saco la foto enmarcada de dos gibones
balanceándose en la rama de un árbol.
Se ríe.
Busco su mano.
—Nat, ¿sabías que los gibones son de los pocos animales que se emparejan
de por vida?
Me bajo sobre una rodilla y sus ojos se agrandan. Estaba nervioso antes,
pero ya no más. Nunca he estado tan seguro de lo que quiero y lo que necesito.
Saco el regalo que compré en Wynn, una joyería lujosa en el hotel más 243
lujoso. Abro la caja de terciopelo azul y le muestro el solitario de dos quilates corte
esmeralda.
—¿Qué es?
—Yo tampoco.
Lila interviene.
244
36
—O
hhhhhhhhh.
»Verás —dice, inclinando la cabeza—, dado que tenías tanta prisa, le di una
segunda mirada al papeleo. Habías sido tan considerado al dejar una nota
explicando que habían intentado presentarlo con Divorcio Fácil. Y —Se aclara la
garganta como preparándose para dar el golpe de gracia—… Dado que Divorcio
Fácil es ahora un conocido estafador, los tribunales han ofrecido temporalmente
que cualquier que haya sido estafado por ellos puede tener una anulación especial
y rápida. Así que lo aceleré para ti. ¿No es perfecto?
245
—¿Lo hizo? —pregunto, mientras mis hombros se hunden.
—Es con gran placer que les digo que su anulación fue otorgada hoy mismo,
y este matrimonio ha sido disuelto.
Mi corazón se hunde.
Pero solamente por un segundo. Porque donde hay voluntad, hay una
manera.
—No hay problema —digo con una sonrisa. Esta vez, prácticamente estoy
rogando ser un buen tipo. Porque los tipos buenos ganan. Y este tipo bueno sabe
que hay más de una herramienta para arreglar algo roto.
—¿Quieres apostar que hay un ayuntamiento o algún lugar como ese donde
podemos casarnos de nuevo? Hagámoslo bien. Hagámoslo ahora.
Sus cejas se alzan y le pregunta al empleado dónde se celebran las
ceremonias civiles.
A medida que bajamos los escalones del juzgado al atardecer de esta ciudad,
dejamos a Lila por su cuenta, recuerdo el mismo momento aquí hoy más
temprano, cuando nos estábamos separando. Busco su brazo. Envuelvo mi mano
alrededor de éste.
—Oye, hagamos que este sea el final de nosotros dos terminando. ¿Qué le
dices a eso?
Aprieta mi mano.
—Mejor que sea el final de nosotros rompiendo.
—Es mi vestido de boda. Y a decir verdad, lo usé hoy esperando que podría
pasar algo como esto.
—Te necesito. Y es por eso que quiero decirte mi plan para rechazar tu
renuncia.
Es seguro decir que mi propuesta la deja pasmada. Vuelve a llorar y son 247
lágrimas de felicidad. Cuando regresamos a mi habitación, las beso para secarlas,
la despojo de su ropa, luego las mías también.
L
a escalera está apoyada contra la brillante pared blanca de nuestra
casa. Natalie se balancea cuidadosamente en el peldaño superior,
colgando un cartel. Supongo que podría hacer esto por ella, pero
insistió, y la mujer realmente ama poner sus manos en las herramientas.
De todas maneras, aquí está la escalera. ¿Ves lo que hice allí? No te dejé
colgado. Te prometí una historia traviesa referente a una escalera y voy a cumplir.
Ella está en la escalera porque sabe que me gusta la vista. ¿A quién estoy
engañando? Amo esta vista. Apoyado en el borde del sofá en nuestra sala, saboreo
la vista frente a mí: mi Natalie, con una falda corta rosada que gira alrededor de
sus piernas. 249
—¿Disfrutando?
Se ríe y luego alza el martillo y golpea, golpea, golpea, hasta que el nuevo
cartel está en la pared. Tenemos uno a juego en nuestra oficina. Dice Hammer &
Hammer Carpintería y Construcción. Cambiamos el nombre. Sí, nosotros. Porque es
nuestro. Todo es nuestro.
—Siempre has sido mucho más. Has mejorado todo en nuestra compañía.
—Y seguiré haciendo eso. Pero sigo dando mis clases a la noche —había
dicho.
—¿Cómo se ve?
Ella tiene mi corazón, mi cuerpo, mi negocio, mi casa. Compartir con ella el 250
negocio apenas rasca la superficie de todo lo que ella me ha dado: este amor
incondicional. Oh, y obviamente Natalie vive ahora conmigo, lo que significa que
Josie está buscando una compañera de cuarto, pero esa es una historia para otro
momento.
Mira, las escaleras son divertidas para los juegos previos, pero cuando estás
en un sexo riesgoso, tienes que saber cuáles riesgos tomar. No puedo tener a mi
esposa cayéndose de una escalera porque la hice venirse con fuerza.
Y eso es precisamente lo que hago cuando se vuelve loca en el sofá contra mi
boca. Después le hago el amor.
Sí, somos esa gente. Somos lo que se casaron en las Vegas, fueron a casa y
organizaron otra fiesta de boda para nuestra familia y amigos. Nos gusta casarnos.
Mucho.
Así que vamos a hacerlo otra vez. La verdad sea dicha, probablemente
renovaremos nuestros votos el año que viene, y el siguiente y el siguiente tras ese.
251
Otro epílogo
Unos meses más tarde
H
abía una vez un hombre, una mujer y algunos baches en el camino
a su felices para siempre.
Sin embargo, podría tener que interrumpirlo pronto. Las cosas están
cambiando por aquí. Su vientre está un poco más redondeado.
Fin
253
Próximamente
Me han dicho que tengo un
considerable talento.
Big Rock #4
255
Sobre la autora
Sus series exitosas incluyen Sinful Nights, Seductive Nights, No Regrets, Caught
Up in Love y Fighting Fire como también novelas románticas de tomo único como
BIG ROCK y MISTER O, ambas siendo éxitos en ventas instantáneos en el New
York Times.
Créditos
Moderadoras
Mariela
Flochi
Traductoras
Annette-Marie
Candy20
Flochi
ling07
Mariela
Nix
rosewin 257
Corrección
Flochi
LittleCatNorth
Recopilación y Revisión
Flochi
Diseño
Orwzayn
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