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ACTIVIDADES DE APLICACIÓN: ¿Qué gano si me porto bien?

1. Explique la diferencia entre lo ¿qué es la felicidad y lo que no


es felicidad? A través de un cuadro de doble entrada.
2. ¿Está de acuerdo con el griego Solón, quien afirmaba que no
podemos llamar a nadie feliz mientras viva, sino sólo cuando haya
cerrado la historia de su existencia terrena?
3. Intente definir qué es la felicidad desde la perspectiva del autor.
4. ¿Qué otras teorías hablan sobre la felicidad?
5. ¿Qué es la ética? ¿Y cuál es su fundamento según el autor?
6. ¿Hay alguna relación entre la ética y la felicidad?
7. ¿Qué obstáculos que menciona el autor para lograr nuestra realización o
felicidad?
8. Elabore un ensayo sobre el artículo ¿Qué gano si me porto bien?

DESARROLLO DE ACTIVIDADES:

1.-

FELICIDAD NO FELICIDAD
La felicidad sería el resultado de alcanzar la Cualquier deseo, cualquier capricho, millones de
plenitud humana. Es decir, consistiría en vivir de personas que no logran lo que anhelan serán
acuerdo con lo que significa nuestra naturaleza infelices. A la vez, serían felices quienes llevan a
vista no de modo parcial (caprichos, ocurrencias), cabo fechorías sin nombre, como los criminales o
sino de modo integral: con nuestra alma y con los terroristas que “gozan” y aplauden cada vez que
nuestro cuerpo, con nuestras aspiraciones consiguen matar a víctimas inocentes.
personales y con nuestra condición de hombres
que viven en sociedad y abiertos a lo eterno.

2.

Este problema nos hace mirar más allá de la muerte, y preguntarnos por lo que pueda haber
detrás de la frontera. De lo contrario, tendríamos que aceptar trágicamente que muchos
hombres honestos han sufrido enormes desgracias, mientras muchos malhechores presumen
de aparentes “alegrías”. Y que luego, unos y otros se pierden en la nada, como si no hubiese
ningún juicio que pusiese las cosas en su sitio, como si no existiese ningún Dios que llene de
gozo a los buenos y que “castigue” a los criminales irredentos.

3.
Sin embargo, quien es capaz de orientarse siempre hacia el bien, quien forma su conciencia y
la sigue gustosamente, quien antepone la verdad y la justicia a cualquier interés egoísta, podrá
quizá no realizar algunos de sus sueños... Pero sentirá en su corazón que, a pesar de todo, ha
querido hacer el bien, y ello produce una felicidad profunda, que permite brillar en una cama
de dolor, en un campo de exterminio, en una casa mientras se vive abandonado por familiares
y amigos, con una luz que es propia de almas grandes.

5.

es una disciplina que nos ayuda a orientar nuestros actos libres en orden a conseguir, en la
medida de lo posible, la realización completa de nuestra humanidad. Aunque tengamos que
sacrificar algún deseo no muy loable, aunque tengamos que enfrentarnos a las ideas de los
que viven a nuestro lado.

Con las definiciones de ética y de felicidad que acabamos de esbozar en cierto modo ya
estamos en vías de entrever el nexo entre ética y felicidad. Si la felicidad consiste en la
plenitud del vivir humano, y si la ética nos ayuda a orientar nuestros actos hacia esa plenitud,
entonces la ética nos debería llevar a ser felices. Es decir, quien vive éticamente se pone en
marcha para vivir plenamente su condición humana, y en la medida en que lo logra alcanzará
la deseada felicidad.

6.

Por eso, el camino hacia la felicidad está lleno de baches, de accidentes, de fracasos. Unos, que
escapan a nuestro control. Nos llegan, previstos o imprevistos, y parecen truncar proyectos
profundamente acariciados. Otros, que pudimos haber evitado, y no lo hicimos porque no
quisimos o no supimos vencer perezas, deseos de placer o ambiciones de poder, porque nos
dejamos esclavizar por un “triunfo” aparente

. Al mirar hacia atrás, y al ver nuestro presente, pensamos: ¡qué difícil resulta llegar a la
plenitud humana! Parece un camino lleno de insidias, parece que no hay posibilidad alguna de
ser felices. Sin embargo, quien es capaz de orientarse siempre hacia el bien, quien forma su
conciencia y la sigue gustosamente, quien antepone la verdad y la justicia a cualquier interés
egoísta, podrá quizá no realizar algunos de sus sueños... Pero sentirá en su corazón que, a
pesar de todo, ha querido hacer el bien, y ello produce una felicidad profunda, que permite
brillar en una cama de dolor, en un campo de exterminio, en una casa mientras se vive
abandonado por familiares y amigos, con una luz que es propia de almas grandes.

7.
Con las definiciones de ética y de felicidad que acabamos de esbozar en cierto modo ya
estamos en vías de entrever el nexo entre ética y felicidad. Si la felicidad consiste en la
plenitud del vivir humano, y si la ética nos ayuda a orientar nuestros actos hacia esa plenitud,
entonces la ética nos debería llevar a ser felices. Es decir, quien vive éticamente se pone en
marcha para vivir plenamente su condición humana, y en la medida en que lo logra alcanzará
la deseada felicidad.

Aquí, sin embargo, hay que reconocer de nuevo que un sinfín de obstáculos nos separa de la
meta. De modo especial, podemos fijarnos en dos aspectos ya en parte mencionados
anteriormente.

El primero consiste en la fragilidad de nuestro cuerpo. Vivimos una existencia temporal en la


que la enfermedad, los imprevistos, los peligros de todos los días, ponen en juego nuestra
integridad física y nuestras posibilidades de llevar a cabo aquello que desearíamos hacer.

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