COMPETENCIAS DE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL

16 al 22 de Octubre/09

Objetivo particular.- Los participantes identificarán las competencias de la Inteligencia Emocional que les permitirán en un
futuro inmediato transformar sus relaciones interpersonales.

Las nuevas condiciones del mundo laboral exigen una participación

renovada y actualizada de los cuadros sindicales en las organizaciones,
se requieren nuevas visiones y metas que integren los esfuerzos por “Cualquiera puede ponerse
furioso…eso es fácil. Pero ponerse
alcanzar niveles mayores de solidaridad y pertenencia a la organización furioso con la persona correcta, en
para que no derive a la apatía, falta de interés, participación e la intensidad correcta, en el
integración. momento correcto, por el motivo
En este contexto la Inteligencia Emocional, con ese conjunto de correcto, y de la forma correcta…
habilidades que les permitirán tomar conciencia de sus emociones, eso no es fácil”.
comprender los sentimientos de los demás y asumir su liderazgo con
perspectivas más dinámicas y enriquecedoras, contribuirá a la
formación de hombres y mujeres comprometidos con su labor sindical Aristóteles

dotándolos de herramientas que potencialicen los conocimientos valores y experiencias para un desempeño eficiente de
sus tareas, ya que el papel de todo dirigente y encargado de un equipo, es generar un clima de trabajo donde además de
una escucha activa, se manifiesten los desacuerdos, exista respeto entre los colaboradores y agremiados, con un nivel
mínimo de real comprensión, un grado de afecto para fomentar la cohesión y promover la participación que direccione
adecuadamente su actuación a favor de los derechos legítimos de los trabajadores.

En este sentido la Inteligencia Emocional, juega un papel básico en el desempeño de nuestras actividades y la
consecución de los objetivos propuestos de la organización sindical, ya que para desarrollar adecuadamente dichas
funciones, ya no es suficiente poseer conocimientos teóricos o técnicos, sino que además es preciso el manejo eficaz del
entramado emocional para saber direccionar positivamente las innumerables contingencias y dificultades que se

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presentan al interior del Sindicato y establecer una relación inteligente con los trabajadores, la estructura sindical y los
patrones.

Entre los beneficios de desarrollar la IE en las organizaciones sindicales, podemos destacar su apoyo para:

 Desarrollar la confianza en uno mismo al tener mayor conocimiento de las habilidades y áreas de oportunidad.
 Mejorar las relaciones interpersonales.
 Toma de decisiones acertadas.
 Proporciona elementos para el manejo de relaciones conflictivas, personalidades difíciles y situaciones de tensión.
 Cultiva la afinidad con mayor diversidad de personas, lo que fomenta la buena comunicación y la tolerancia en la
resolución de conflictos.
 Percibir lo que sienten los demás, ser capaces de ver las cosas de su perspectiva.
 Saber motivar a un equipo para la consecución de objetivos.
 Poder persuadir, dirigir y negociar.

Está comprobado que el ser humano tiene capacidad de adquirir nuevas competencias durante
toda su vida, siempre que se den los estímulos apropiados y exista acceso a los recursos necesarios
como los que en este espacio presentamos.

También cabe señalar que las competencias son “comportamientos que algunas personas
dominan mejor que otras, y que las hace más eficaces en una determinada situación”. Las
competencias son conocimientos, habilidades y actitudes, que en acción, diferencian a unas personas
de otras.
Daniel Goleman
Para Daniel Goleman (Psicólogo estadounidense, nacido en Stockton, California, el 7 de marzo de 1947, quien
adquirió fama mundial a partir de la publicación de su libro Emotional Intelligence (Inteligencia Emocional) en 1995), la IE
tiene dos grandes áreas de competencia: La personal y la social.

La competencia personal determina el dominio de uno mismo, mientras que la competencia social determina el manejo
adecuado de las relaciones con los demás. Para lograr el dominio de uno mismo se requiere del Autoconocimiento, que

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 implica saber qué emociones experimentamos, qué las provoca y cómo éstas afectan nuestro desempeño; y del
autocontrol que nos lleva a manejar adecuadamente los estados internos, los impulsos y los recursos propios.

La competencia social se centra en la capacidad de entender a los demás y manejar las relaciones de acuerdo a esa
comprensión, significa percibir lo que los demás están pensando y sintiendo, aún cuando no se comparta dicho
sentimiento, escuchar activamente y expresar constructivamente nuestros sentimientos. Es tan fácil estar centrados en
nosotros mismos que nos olvidamos de la perspectiva de los demás.

La Inteligencia Emocional está basada en cinco dimensiones o ámbitos de actuación y son:

1) AUTOCONOCIMIENTO
5) HABILIDADES SOCIALES
Conocimiento de nuestras
Capacidad para manejar las propias emociones 2) AUTOCONTROL
relaciones con los demás, en
saber persuadir e influenciar Capacidad de controlar
positivamente. nuestros impulsos y
sentimientos conflictivos.

3) AUTOMOTIVACIÓN
COMPETENCIAS DE Dirigir las emociones hacia
LA INTELIGENCIA un objetivo, nos permite
4) EMPATÍA EMOCIONAL mantener la motivación y
Capacidad de reconocer las fijar nuestra atención en las
emociones de los demás, metas en lugar de los
ser capaces de ver las obstáculos.
cosas desde su perspectiva.

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El papel que juegan las emociones en todos los actos realizados debe ser reconocido, así como la dificultad para
controlarlos. Por fortuna el cociente de IE que poseemos en un momento dado puede ser desarrollado, abriendo la
posibilidad al cambio en la búsqueda de la armonía con nosotros mismos y con los demás.

Para que esto ocurra y para lograr que las emociones jueguen a favor del líder sindical y guíen su comportamiento con el
fin de alcanzar mejores resultados en su actuación dentro del Sindicato, es preciso que inicie un proceso paulatino en el
ámbito de las Competencias de la Inteligencia Emocional, la cual comprende y se desarrolla en cinco áreas
fundamentales de habilidades.

“Conócete a ti mismo”, una de las máximas más populares del filósofo Sócrates, nos
ilustra sobre este aspecto. De todas las competencias que integran la IE, el Autoconocimiento es
la base de todas las demás.

Si no somos conscientes de lo que sentimos en un momento dado, ya sea porque no nos lo

preguntamos y solo reaccionamos con base en el estado de ánimo o de acuerdo con el estímulo
externo que se nos presente, o no podemos diferenciar entre una y otra emoción, difícilmente
podremos saber qué nos la provoca, y de igual manera será imposible manejarlas o intentar
cambiarla. El contacto y la comunicación con nuestro ser profundo nos permite saber quiénes
somos, qué deberíamos cambiar, hacia dónde nos dirigimos y porqué.

El conocimiento de uno mismo se refiere a saber qué sentimientos experimentamos ante los
sucesos que se nos presentan, poseer una concepción realista de las propias debilidades y fortalezas.

El Autoconocimiento se resume a la capacidad de reconocer y entender en uno mismo las propias fortalezas, debilidades,
estados de ánimo, emociones e impulsos, así como el efecto que éstos tienen sobre los demás en el ámbito laboral. Esta
competencia se manifiesta en personas con habilidades para evaluarse a sí mismas de forma realista, que son
conscientes de sus propias limitaciones y admiten con sinceridad sus errores, que son sensibles al aprendizaje y que
poseen un alto grado de autoconfianza.

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Las actitudes emocionales que caracterizan al Autoconocimiento son la conciencia emocional, la autoevaluación
precisa, y la confianza en sí mismo.

Las personas con:

Conciencia Emocional:
 Saben que emociones experimentan y porqué.
 Perciben vínculos entre sus sentimientos y lo que piensan, hacen o dicen.
 Reconocen qué efecto tienen esas sensaciones en su desempeño.
 Las que conocen sus valores y metas, y se guían por ellos.

Autoevaluación precisa:
 Conocen sus puntos fuertes y debilidades.
 Son reflexivas y aprenden de la experiencia.
 Están abiertas a la crítica sincera y bien intencionada, a las nuevas perspectivas, al aprendizaje constante y al
desarrollo de las mismas.

Confianza en sí mismas:
 Se muestran seguras de sí mismas, tienen “presencia”.
 Expresan opiniones.
 Son decididas: que pueden tomar decisiones firmes a pesar de las incertidumbres y las presiones.

Al hablar de confianza en sí mismo, diremos que esta brinda fuerzas para tomar decisiones difíciles o actuar en las
propias convicciones.

Por lo que no se debe perder de vista que un dirigente sindical llamado a cumplir con su noble misión debe prepararse
para asumir el privilegio de dirigir e inspirar a sus compañeros, ya que a él tocará coordinar la acción e identificarse con
los ideales y objetivos que representa, pero debe aceptar sugerencias e iniciativas de sus colaboradores, no solo
tutelarlos.

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El dirigente no sólo es alguien cuyas instrucciones son obedecidas, sino también es una persona que se vuelve
emocionalmente importante en la vida de quienes lo siguen, por lo que la parte emotiva es sumamente importante en la
relación del dirigente con los miembros del grupo.

Autocontrol o Autorregulación consiste en la capacidad de controlar nuestros impulsos y sentimientos conflictivos y no

que ellos nos controlen a nosotros. Al ir trabajando sobre esta dimensión se verán paulatinamente los resultados, ya que
permitirá no dejarnos llevar por los sentimientos del momento, a saber reconocer que es pasajero en una crisis y qué
perdura. Es posible que nos enfademos con alguna persona, pero si nos dejásemos siempre llevar por el calor del
momento estaríamos continuamente actuando irresponsablemente y luego pedir disculpas por ello.

Las actitudes emocionales de esta dimensión, son el autocontrol, la confiabilidad, la escrupulosidad, la adaptabilidad y la
innovación.

Las personas que poseen:

Autocontrol:
 Son las que manejan bien las emociones y no actúan impulsivamente.
 Las que se mantienen positivas aún en los momentos difíciles.
 Las que piensan con claridad y no pierden la concentración cuando son sometidas a
presión.

La confiabilidad y la escrupulosidad se refleja en las personas íntegras, en quienes son francos y reconocen sus
sentimientos, actúan éticamente, cumplen con los compromisos, son organizados y cuidadosos en el trabajo; así
alcanzan mayor credibilidad.

La adaptabilidad y la innovación tan necesaria en estos tiempos, donde la modernidad demanda acciones responsables y
vanguardistas, por parte de los factores que integran el mundo del trabajo y donde los líderes sindicales no son la
excepción, pues al poseer un cargo de representación asumen un compromiso con sus compañeros trabajadores. En

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este contexto se tiene que estar adaptado al cambio, tomar en cuenta los riesgos, trabajar en equipo. Mientras que la
base emocional del innovador es la originalidad y gira en torno a la aplicación de ideas novedosas para alcanzar el
resultado. Las personas innovadoras saben identificar rápidamente puntos clave y simplificar problemas cuya complejidad
parece abrumadora.

En la medida que tenemos un autocontrol de nuestros sentimientos y somos capaces de manejar nuestras emociones e
impulsos contribuimos al desarrollo armónico de la IE, que se expresa mediante la “madurez psicológica”, tan beneficiosa
para crear un buen clima laboral.

El autocontrol de los propios sentimientos, evita la alteración emocional y el eclipse de la capacidad racional. De este
modo se puede hacer frente con claridad de procedimientos las situaciones complejas que presentan los procesos
productivos.

Cuando nos enojamos y perdemos el control, tendemos a recordar incidentes que alientan nuestra ira, cegando la
objetividad de nuestra visión. Lo que en otras circunstancias sería interpretado con normalidad, lo percibimos con
hostilidad.

El adecuado autocontrol emocional no supone caer en un exceso de control o en la extinción de los sentimientos, sino
que se refiere al control de la cólera o el enfado, para mantener la calma cuando tenemos que corregir errores cometidos.
Hay que saber controlar la tiranía de los estados de ánimo. Los trabajadores que se muestran tranquilos mientras los
demás están inquietos, manifiestan un mejor autocontrol y dominio de sí mismos. Esta aptitud permite entablar con más
facilidad una conversación sosegada y estimulante.

Es común que en alguna Asamblea o reunión sindical, cuando a los compañeros se les pide que opinen y den su punto
de vista, liberan muchas situaciones de un solo golpe, ya que se utiliza la ocasión para hablar de todo lo que les disgusta.
Este “diluvio de negatividad”, puede ser de difícil manejo, pero se puede lograr trabajando en esta dimensión de la
inteligencia emocional, escuchando y tomando notas, pidiendo aclaraciones y ejemplos cuando la exposición sea
confusa, para poder comprender en toda su extensión los motivos y las quejas. El dirigente no debe ser defensivo, ni
dejar que la mala dirección de sus emociones lo aleje de sus compañeros representados, por el contrario debe
involucrarlos más en los procesos de planeación sindical y toma de decisiones.

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Dirigir las emociones hacia un objetivo nos permite mantener la motivación y fijar nuestra atención en las metas en lugar
de los obstáculos. En esto es necesaria cierta dosis de optimismo e iniciativa, de forma que seamos emprendedores y
actuemos de forma positiva ante los contratiempos.
La Automotivación también puede definirse como un proceso, una reacción ante una necesidad o un deseo que
queremos satisfacer, los motivadores son precisamente esos instrumentos que impulsan nuestras acciones, las
recompensas que esperamos conseguir cuando alcancemos el deseo propuesto.

Hay una pregunta que siempre hace su aparición: ¿Cuál es la mejor manera de motivarse y permanecer motivado?

Se trata de una pregunta importante, porque aquellos que se preocupan por allegarse
de elementos motivadores, tienen grandes posibilidades de lograr increíbles
resultados. Detrás de toda historia de éxito, siempre hay una persona que ha
comprendido la esencia del proceso de la motivación, y esa comprensión le ofrece
una ventaja fundamental a la hora de producir resultados. La esencia de la
motivación, ésta en la propia palabra. La motivación no es más que tener un motivo
para tomar acción. Cuando se tiene un motivo las cosas comienzan a suceder.

Identificar los que nos hacen avanzar a cada uno es una tarea individual, pero conviene analizar las ventajas y
desventajas de cada uno de los motivos que empujan nuestros movimientos en el terreno laboral y sindical.

Un motivo podría ser la participación activa y la afiliación al Sindicato.

Ya que el tomar parte activa en las decisiones del Sindicato es un motivador importante, porque hará sentir que se forma
parte de la organización sindical que representa, logrando con ello mayor confianza en los dirigentes y participación de
los afiliados.

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Este término se deriva del griego y significa: sentir dentro, y se refiere a la comunicación emocional subjetiva entre dos o
más personas. Uno(a) “se pone en los zapatos de la otra persona”, y siente con ella tanto la felicidad como la tristeza,
aunque no se vivan las mismas experiencias. Hay que distinguir este concepto de otro parecido: la simpatía. Este es el
sentimiento de agrado hacia algo o alguien, pero no involucra el compartir los sentimientos del otro(a). La empatía es
sumamente importante porque es el primer paso para la aceptación, la tolerancia y llegar a la solidaridad.

Una de las aptitudes más valoradas en las organizaciones es la empatía, como capacidad de interpretar los sentimientos
ajenos. Gracias a esta habilidad emocional se pueden manejar y tratar de modo
adecuado las emociones y sentimientos de la gente con la que nos relacionamos
en el mundo laboral.

La esencia de la empatía consiste en darse cuenta de lo que sienten los demás sin
necesidad de que nos lo digan. Esta disposición facilita el ponernos en el punto de
vista de los compañeros e intuir sus necesidades, con lo que nos colocamos en
condiciones idóneas para ayudarles con más eficacia a alcanzar sus objetivos.

No obstante, si la empatía es forzada y no surge de forma natural y sincera,

termina por distanciarnos. Las personas con empatía que se basan en la confianza
en sus relaciones con los demás tienden a estar más conectadas con sus
sentimientos.

La empatía puede desarrollarse si se pone especial interés en comprender e

interpretar los canales de comunicación no verbal que acompañan a toda comunicación. Fijarse en el tono de voz, en los
gestos, en las expresiones corporales y faciales de los demás ayuda a intuir cómo se sienten realmente.

Las relaciones sociales se basan muchas veces en saber interpretar las señales que los demás emiten de forma
inconsciente y que a menudo son no verbales. El reconocer las emociones ajenas, aquello que los demás sienten y que
se puede detectar por la expresión de la cara, por un gesto, por una mala contestación, nos puede ayudar a establecer

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lazos más reales y duraderos con las personas de nuestro entorno. No en vano, el reconocer las emociones ajenas es el
primer paso para entenderlas e identificarnos con ellas.

La falta de empatía en los dirigentes, se intenta suplir mediante la afirmación de un autoritarismo rígido y distante. Sin
embargo la transición de un estilo autoritario de organización sindical a otro de representatividad, implica muchos
cambios mentales, cambios en la forma en que los líderes se relacionan con sus seguidores y éstos con sus líderes, en el
comportamiento y desempeño, en la forma en que los integrantes se relacionan entre sí dentro del Sindicato, etc. No es
fácil llevar a cabo todo esto, pero los dirigentes deben considerar que se necesita tiempo, que es un proceso que se tiene
que llevar a cabo poco a poco y no una decisión de un momento. Se necesita aprender de la experiencia y la práctica
para llevarlo a cabo.

Esta competencia permite un mejor desarrollo de las relaciones interpersonales, en el área

familiar-afectiva, social y laboral-profesional. En este último plano, la Inteligencia Emocional
coadyuva a llevar a un nivel óptimo la relación entre las personas y determina qué tipo de
relación mantendremos con nuestros colaboradores (liderazgo), con niveles jerárquicos
superiores (adaptabilidad) o con nuestros pares (trabajo en equipo). Las emociones determinan
como respondemos, nos comunicamos, nos comportamos y funcionamos en el ámbito laboral.
Las aptitudes de la habilidad social

Influencia.- Es la capacidad para implementar tácticas de persuasión efectivas, que resulten convincentes, con el fin de
lograr consenso y apoyo. La empatía es crucial para ejercer influencia. Las personas con esta capacidad saben prever la
reacción que su mensaje causará y ajustan sus estrategias para conducirlos hacia la meta buscada.

Comunicación.- Es la capacidad para trasmitir mensajes convincentes, escuchar buscando el entendimiento mutuo,
compartir información abiertamente y de buen grado, enfrentar directamente tanto los asuntos difíciles como las buenas
noticias.

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Las personas que cuentan con esta capacidad son efectivas en el intercambio con otros, registrando las pautas
emocionales de los demás para ajustar su mensaje.
Manejo de conflictos.- Significa saber negociar y resolver desacuerdos, manejar con diplomacia y tacto situaciones
tensas o personas difíciles orquestando soluciones que beneficien a todos. Quienes cuentan con esa aptitud saben
anticiparse a potenciales conflictos poniéndolos al descubierto para ayudar a resolverlos. Saben cómo alentar el debate y
la discusión franca.

Liderazgo.- Es la capacidad de inspirar y guiar a individuos o grupos generando entusiasmo en pos de una visión y
misión compartida. Las personas dotadas con esta aptitud captan las corrientes de emoción que circulan por un grupo e
interpretan el impacto de sus acciones, orientan el desempeño de los otros, haciéndoles asumir su responsabilidad.
Guían mediante el ejemplo. Son los líderes quienes establecen el tono emocional del grupo u organización.

Catalizar el cambio.- Es la aptitud para reconocer la necesidad de efectuar cambios, desafiar, convencer a otros de
sumarse a la iniciativa y trabajar para vencer los obstáculos que se presenten. Las personas dotadas de esta aptitud
cuentan además con otras aptitudes básicas tales como influencia, compromiso, motivación, iniciativa, optimismo, y
conciencia política.

Establecer vínculos.- Es la capacidad de crear y alimentar relaciones interpersonales y redes de trabajo extensas que
beneficien a todas las partes involucradas. Las redes de contactos intercambian experiencia e información
constantemente.
Colaboración y cooperación.- Implica trabajar con otros en pos de objetivos compartidos. Los individuos y los grupos
que cuentan con esta aptitud comparten planes, información y recursos en un clima agradable y distendido, disponiendo
de un capital emocional que les permite destacarse en los buenos tiempos y superar los difíciles. Aquellos que no lo
tienen presentan una mayor tendencia a quedar paralizados, disfuncionales o desintegrados bajo la presión.

Trabajo de Equipo.- Significa crear sinergia para trabajar en pos de las metas colectivas. La aptitud de trabajo en equipo
se sostiene en gran medida sobre otras aptitudes básicas como son la empatía, la comunicación, la cooperación el afán
de triunfo, el conocimiento de uno mismo, la confianza, la iniciativa y el optimismo.

Las cualidades del dirigente se deben desarrollar en la práctica, en el desempeño de sus tareas, en las responsabilidades
que sus colaboradores y la organización le asigne, considerando siempre que en el ámbito sindical hay retos, dificultades
y problemas, pero poderlos manejar o superar da temple, experiencia y sabiduría.

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La construcción de nuevas cualidades y valores no es una acción individual, es indispensable el apoyo y colaboración de
los compañeros.

Dado que el Sindicato es una sociedad de personas, el dirigente debe unir voluntades hacia un determinado fin, sin
perder de vista el trabajo que debe realizar y allegarse de herramientas de conocimiento que le permitan desarrollar su
Inteligencia Emocional e ir adquiriendo características para cumplir con su cometido, como las que a continuación se
mencionan:

 Sensibilidad para identificar y articular los intereses y preocupaciones de los trabajadores.

 Líderes activos con seguridad en sí mismos, con el valor necesario para disentir o coincidir con los demás.
 Capacidad de negociación para defender los intereses de los trabajadores con firmeza, respeto y buena fe.
 Dirigentes que tengan un discurso con sustancia que se aleje de los mensajes sin sentido y sin contenido.
 Tener una nueva mentalidad propositiva, para actuar eficazmente en los escenarios obrero patronales.

Desarrollar la IE requiere de un trabajo arduo, serio, focalizado y dedicado. Es un proceso de adquirir y asimilar
conocimientos, además de atravesar por experiencias de crecimiento. ¡FELICIDADES…TÚ YA LO INICIASTE!..

¡¡¡BIENVENIDO A LOS HÁBITOS DEL FUTURO!!!

¡¡¡BIENVENIDO A LAS HABILIDADES EMOCIONALES QUE CONDUCEN AL ÉXITO!!!

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