Vous êtes sur la page 1sur 4

LA EDUCACION COMO SISTEMA POLITICO

Al inicio el autor expone la situación del país en la década de los noventa tras la llegada del
neoliberalismo, el cual trajo consigo la privatización y otra serie de cambios estructurales dentro
de los cuales se implementa la reforma educativa de 1993. Entra en vigor una reestructuración del
curriculum escolar para crear individuos competentes en el mundo del capitalismo global. Sin
embargo, la escuela y sus relaciones de poder se mantienen.

El autor habla de que sin importar las reformas curriculares que sufra la escuela, se conserva la
intención de otorgar toda la autoridad al maestro frente a un grupo de alumnos individualistas y
competitivos, lo cual tiende a conservar una estructura de poder similar a la que podemos
reconocer en la industria laboral, por lo tanto no se ha dejado de educar a los alumnos para su
fácil inserción en el sistema de producción.

Son mencionados distintos teóricos del reproduccionismo quienes coinciden en concebir a la


educación formal como un medio de las clases dominantes para reproducir las relaciones de
explotación, sometimiento y dominación del capitalismo. A estos se les califica como pesimistas,
pues en su teoría no ofrecen soluciones o métodos alternativos para la acción pedagógica. Como
una evolución de estos teóricos, más tarde los teóricos de la resistencia dan forma a una nueva
visión de la vida escolar en la que la dominación y la resistencia resultan elementos inseparables
en todo proceso pedagógico y colocan al docente como agente de gran importancia en el proceso
de liberación de la explotación capiotalista y la transformación de un mundo apto para todo tipo
de seres humanos. Esta teoría es mejor conovida como pedagogía crítica.

La definición de poder que adopta el autor es finalmente “la capacidad de una clase social para
realizar sus intereses objetivos específicos”. Sin embargo, tras analizar la relacion de poder entre
la clase obrera y los capitalistas, como complemento a esta definición el autor redacta “el ejercicio
de poder conlleva necesariamente la configuración de otro ejercicio de poder enfrentado” lo cual
aplica al contexto de la escuela la cual se basa en el autoritarismo, la disciplina y el control como
consecuancia y los estudiantes se resisten a este ejercicio de poder defendiendo sis intereses
lúdicos.

2. EL SUPLICIO

En la primera parte del capítulo el autor habla sobre como los golpes que los maestros dan a sus
alumnos para reafirmar su posición de poder, tiende a ser la parte clave del proceso para convertir
a los alumnos en obreros obedientes y sometibles al poder del capitalismo, en palabras del autor;
“la violencia es un medio que utiliza la clase dominante para reproducir y sistener el orden social
de explotación imperante”. También habla sobre como los castigos (además de los golpes) son
otras tantas maneras que utilizan los docentes para ejercer abiertamente las relaciones de poder
dentro del aula de clases. Como último despliegue de dominación del maestro este humilla al
alumno al ponerle apodos, al hacer comparaciones públicas y al asignar un sistema de premios y
marcas por el trabajo en clase y esto se traduce en un ejercicio psicológico del poder sobre el
alumno que tiene el propósito de demostrarle que la desobediencia y el no complir con los
estándares de evaluación no contribuye al trabajo en clase ni a la formación de ciudadanos que
reclama el sistema capitalista de explotación.
3. LA DISCIPLINA

El ejercicio del poder en las escuelas tiene un aspecto más sútil que los que se mostraron
anteriormente a lo cual conocemos como disciplina. Para ejercer este tipo de poder se cumple
primero una distribución espacial en la cual regular y normal los espacios donde se somete a los
alumnos, pues no se puede tener el control de un regimiento militar si no hay absoluto control
sobre la zona de influencia en que opera. La Comisión Administradora del Programa Federal de
Construcción de Escuelas también toma un papel importante para la creación de espacios de
aprendizaje diseñados para posibiliar el control autoritario del maestro sobre sus estudiantes.

El autor utiliza a manera de metáfora la idea de un salón de clases como un panóptico y afirma
que la supervisión efectiva del maestro, a través del control de la distribución espacial de los niños
dentro del aula de clases, resulta un verdadero despliegue de poder, técnica que utiliza la
disciplina para mantenerlos controlados políticamente.

Otro de los aspectos que entran en juego en el tema de la disciplina es la normatividad del tiempo,
que representa una dictadura implacable que controla y manipula la vida institucional, en lugar de
que sea la vida institucional la que controle el empleo del tiempo. El tiempo y su
institucionalización indica a todo el cuerpo escolar cuándo inicia y concluye el ejercicio oficial del
poder.
Después de analizar la disciplina en la distribución espacial y el tiempo en el que se imparten las
clases, el autor habla de como la imposicion de las actividades dentro de la escuela primaria es la
expresión más palpable del ejercicio implícito del poder. El ritual, como mecanismo estructurante
de la vida escolar, está presente en todas las actividades que se desarrollan durante el horario
escolar dentro y fuera del aula de clases, afirma el autor. Uno de estos rituales fuera del aula
donde observamos con mayor fuerza la disciplina militar impuesta desde hace decadas en las
escuelas es la formación cívica los días en que se rinde honores a la bandera. Dentro del aula los
maestros imponen determinado tipo de actividades, arbitraria y autoritariamente, sin importarles
en absoluto el interés de los estudiantes. Esta condición de sujetamiento a las decisones del
maestro prepara al estudiante para aceptar su papel de sujetado a las relaciones de producción de
las que será parte en un futuro.

En el siguiente apartado, el autor habla sobre la jerarquía en las escuelas y como esta escala hasta
las organizaciones internacionales quienes intervienen en el diseño de los modelos educativos que
tienen como fin el crear generaciones de obreros. El poder funciona gracias a la estructura
jerárquica en que estpan organizadas las instituciones del Estado. Sin embargo, la organización
jerárquica de la escuela que hace posible el ejercicio del poder tiene un complemento
institucionalizado: la certificación de la educación. El conocimiento se vuelve una especia de
mercancía en manos del maestro pues el certificado de este conocimiento es el que da valor a la
fuerza de trabajo de los individuos.

4. LA RESISTENCIA

Volvemos a la definición de poder que nos explica que no puede haber una relación de poder si no
existe una resistencia. El poder no se ejerce unilaterlamnete y quienes son primidos por este no
son agentes pasivos a la vez que el oprimido puede asumir también el papel de emancipador y el
emancipador puede tomar el papel de oprimido.

Se hace una distinción entra conductas de oposición y actos de resistencia. Entendemos que una
conducta de oposicón son despliegues de agresividad, sexismo o racismo individual que reafirman
las posición de poder de una sociedad capitalista pues el alumno que no obedece las reglas es
quien busca imponer su voluntad sobre otros obedeciendo únicamente sus propios intereses sin
embargo, en ciertas circusntancias la conducta de oposición puede dar pie a un movimiento de
resistencia. “No todas las conductas de oposición tienen un significado radical, ni toda conducta de
oposición está enraizada en una reacción a la autoridad y la dominación” (Giroux, 1992).

Por otra parte, la resistencia hace ver a los estudiantes, más que como individuos acríticos, pasivos
y sumisos de la ideología dominante, como sujetos producto y productores de las estructuras
sociales con posibilidades y obligación de transformarlas. De manera muchas veces inconciente,
los alumnos se organizan para resistir la imposición del maestro, lo cual inclina la balanza política
del salón a su favor pues es entonces que el profesor comienza a perder el control y poder que
intenta ejercer sobre ellos, es decir que, los actos de resistencia directa o indirectamente abiertos,
así como los que permanecen ocultos, minan las normas de la educación institucionalizada.
El docente, como se comentó anteriormente, también puede ser parte de conductas de oposición
al descuidar su trabajo para comer o salir a fumar, conductas que de nuevo se observan como
individualistas y que consolidan y fortalecen el ejercicio del poder a una escala más amplia. Un
acto de resistencia del maestro requeriría abrir democráticamente el espacio en el aula para que
los estudiantes puedan emanciparse de una realidad opresora. Para el maestro, resistir dentro del
aula es visualizar, potenciar y hacer posible un futuro mejor desafiando las pautas y estándares
promovidos por el sistema.

5.PRACTICA DOCENTE Y RELACIONES DE PODER

Vous aimerez peut-être aussi