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Universidad Autónoma de Santo Domingo

(UASD)
Facultad de artes
Escuela de música

“Coro en el Barroco”
Sust.:
Misadel Pérez
FM0716
Practica coral I
Maestra:
Pura Tayson
La música coral en el periodo Barroco
El estilo barroco aparece en contraposición al renacentista: es
monódico, apasionado. Sin embargo han llegado hasta nosotros
compositores que han compuesto obras en ambos estilos, como
Monteverdi; la transición no fue brutal sino progresiva.

Menos frecuentemente que en el Renacimiento, los compositores


barrocos siguen componiendo para coros distribuidos
espacialmente en dos o más formaciones; a diferencia de sus
antecesores, los compositores se vuelven sensatos y reducen los
coros a un número razonable; típicamente, dos. Un ejemplo claro
podría ser el Dixit Dominus de Vivaldi, una obra a doble coro a
cuatro voces, cuyo último número es una fuga de una gran
luminosidad.

En el Barroco, las formas musicales evolucionan pero no se


pierde todo lo anterior. El Barroco aporta tres nuevas formas
musicales de interés para la música coral: la ópera, el oratorio,
la fuga. Las dos primeras requieren coros; mientras que la
tercera, culminación del arte del contrapunto, es introducida
sobre todo en números de oratorio, como los números finales
de El Mesías o bien Judas Maccabeus de Georg Friedrich
Händel, quien es el máximo exponente del género durante el
periodo barroco.

La fuga coral alcanza su plenitud a mediados del siglo XVIII; sin


embargo, compositores del clacisismo, como Mozart en el Kyrie
de su Requiem y del Romanticismo, como Brahms en el número
seis del Deutsches Requiem, seguirán cultivando el género.
A principios del barroco, las voces del coro y algunos
instrumentos son intercambiables; en esa época, se tocaba con
lo que se tenía a mano. A fines del Barroco, en cambio, los
compositores especifican precisamente qué partes son para cada
instrumento, y qué partes son para el coro. Cabe citar al
alemán Heinrich Schütz, quien ha escrito obras corales con una
técnica sumamente interesante: las obras están construidas
como una sucesión de acordes, y al checo Jan Dismas Zelenka,
quien logra una excelente síntesis de la luminosidad de la
escuela veneciana con el rigor de la escuela alemana.

No obstante todo esto, puesto que como se ha expuesto


anteriormente, el barroco se caracteriza por su exacerbada
ornamentación en todos los sentidos, los compositores de la
época no dudaron en escribir para el estilo, esto se refleja en la
textura polifónica en la que se pueden distinguir variedad de
voces en estas obras, todas ellas con una buena carga de
emotividad y conducciones melódicas formidables.

Todo esto aunado, al hecho de que el coro en sí mismo,


utilizando los afectos correspondientes, puede crear atmósferas
variadas y que de ninguna forma pueden alcanzarse con los
instrumentos.

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