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GACETA JUDICIAL 63 DEMANDA DE RESOLUCION DE UN CONTRATO. — LOS ACTOS JURIDICOS. — CONDICION RESOLUTORIA TACITA.—CONDICION RESOLUTORIA EXPRESA 0 PACTO COMISORIO. CLAUSULA DE CADUCIDAD Le interpretacién del negocio juridico tiene por objeto fijar el contenido de Ie declara- cidn de voluntad, 0 ses su sentido decisive para el derecho. El intérprete debe tener en ‘cuenta que para investigar Ia voluntad real de las partes es indispensable no detenerse en el sentido literal de Ia expresién, sino ave- riguar Ia intencién de aquéllas. En los casos de integracién, 0 sea, cuando el texto del con- trata o negocio juridicos adolece de defectos de, oscuridad 0 ambigiiedad, 0 es incompleto © equivocado, etc, corresponde al intérprete rectificar las faltas y colar las lagunas u ‘omisiones que hubieren quedado en ia expre- sign de la voluntad de las. partes, sin con- tradecit ni desfigurar con ello el contenido del pensamiento manifestado en Ia declara- cin. El propésito latente de las partes lo desentrafia el intérprete con ayuda de las maximas de Ia experiencia, de Ins cireunstan- ins que acompaiian el negocio, de los usos del tréfico, de las ensefianzas de Ia vide, con- sultando en cada ocasién conereta los intere- ses de ambas partes, a fin de determinar Io que 3 oportuno, equitativo y justo. Se define Ia mora det deudor como “el retraso, contra- rio a derecho, de Ia prestacién por una causa imputable a aguél”, Seguin el art. 1608 del ©. G, para que se produzea Ia mora auto- miticamente, debe fijarse término para el cumplimiento de la obligacién. Pero para ave- riguar si hubo determinacién de tiempo, a fin de resolver si ha habido 0 no mora automi- fea, debe atenerse el sentenciador a Ia re ‘dad de los hechos y no a la expresién emplea da por los contratantes. Corte Suprema de Justicia Sala de Casacién Ci vil—Bogoté, junio diez y nueve de mil nove- cientos treinta y seis, (Magistrado ponente, Dr. Juan Francisco Mijica) Materia del pleito El 27 de diciembre de 1931, Epifanio Hur- tado y Benjamin Martinez E. permutaron dos fincas, la de aquél situada en el paraje de “El Cedrén” y la de éste denominada “La Gémez”. Segin la escritura N’ 829, pasada ante’ el Notario de Pueblorrico, los contratantes di- jeron que “La Gémez”, junto “con otra por- cin de terreno de pertenencia de Marti- nez Z.”, esta hipotecada a favor del Anglo South American Bank Ltd. para garantizar el pago de'un préstamo de trece mil dos- -cientos pesos ($ 13,200.00), y que el fundo de “E] Cedrén” también garantiza un cré- dito hipotecario a favor de Melitén Betan- court, por tres mil pesos ($ 3,000.00). El primero de los inmuebles lo estimaron los contratantes en diez y seis mil pesos ($ 16,- 000.00) y el segundo en diez mil ($ 10- 000.00). Las partes estipularon: “Que como la fin- ea que cede Martinez Z, vale seis mil pesos oro ($ 6,000.00) mas que la de Hurtado, éste pagard esa diferencia (seis mil pesos oro), en el transcurso de diez afios, contados de hoy en adelante, reservandose Hurtado el derecho a otros diez afios mas de plazo, y el derecho también de hacer abonos a la cuen- ta‘antes del vencimiento del plazo. Sobre estos seis mil pesos de la encima o ribete reconoce Hurtado el interés del 9 por ciento anual, que pagara por trimestres vencidos, y de no hacerlo as{, Martinez puede decla- rar vencido todo plazo o prérroga y proce- der al cobro ejecutivo de la deuda por toda , su cantidad. Que el mismo Hurtado se constituye deudor de Martinez B. por la can- tidad de tres mil pesos oro ($ 8,000.00), que éste destinara para cubrir la hipoteca que pesa sobre los bienes de Hurtado. El pago de esta cantidad y de sus intereses se verifi- cara en la misma forma expresada para el pago de los seis mil pesos oro, valor del bete o encima, Como la’‘finea cedida en per- muta por Martinez Z. soporta, como ya se explic6, una hipoteca por trece mil doscien- tos pesos ($ 13,200.00), éste queda obligado a cancelarla dentro del plazo de la escritu- rao de Ja prérroga que pueda conseguir y en caso contrario este negocio se declarard resuelto, ipso faeto, con la obligacién de pa- garle Hurtado a Martinez o Martinez a Hur- , segtin sea el caso, el valor de los per- ios por el incumplimiento”. Suplica la parte actora se declare resuelto el contrato de permuta, a causa del incum- plimiento de Martinez; se ordene la eance- lacién de las correspondientes inscripeiones, 64 GACETA y se condene a éste al pago de los perjuicios causados, Al negocio se le dio la tramitacién soli- citada por los actores que previene el art. 1095 del C. J. ¥ ante la oposicién de los demandados, la controversia se decidié como en juicio ordinario. Sentencia del Tribunal El Tribunal Superior de Medellin, el 29 de septiembre de 1934, resolvié la contro- versia en el sentido de declarar probada la “excepeién perentoria de caraeter temporal de peticién antes de tiempo o de un modo indebido”. Como fundamento de su fallo, el Tribunal consideré que de acuerdo con la cldusula referente a la cancelacién por parte de Martinez de la deuda hipotecaria de tre- ce mil doscientos pesos ($ 13,200.00), los contratantes estipularon un pacto comisorio de un afio, a partir de la fecha de la escri- tura, en donde consta la permuta, salvo el caso de que Marttinez obtuviera del acree- dor una prérroga, cuya extensién y clase no se deférminaron. No se fij6 tampoco plazo para obtener esa prérroga ni se pacté nada respecto al cumplimiento de la obligacién de intereses. Por consiguiente, para que el pacto comi- sorio surta efecto, es necesario que el Ban- co acreedor hubieta exigido el pago, porque mientras tanto no puede existir incumpli- miento de Martinez a la obligacién de hacer que contrajo en Ia permuta. Ademés, el gestor del Banco, al manifestar en este jui- cio que la intencién de ese establecimiento baneario ha sido la de prorrogar tacitamen- te el plazo al deudor Martinez, transformé en expresa tal prérroga técita, sin determi- nar duracién a ella. Desde otro punto de vista, el Tribunal no comprende cu‘il seria el interés de Mar- tinez para dejar de pagar, “puesto que él mismo esta obligado personalmente”, a lo cual se afiade que el deudor “ha estado pa- gando aunque con alguna irregularidad los intereses y ha hecho abonos al capital”. Por lo que hace a la obligacién de Martf- nez de pagar a.Betancourt los tres mi] pe- sos ($ 8,000.00) de su crédito, aparece, “aun cuando presentada fuéra del término proba- torio la declaracién del acreedor de haber cancelado, y esta declaracién la aprecia el Tribunal como un finiquito, segtin lo ha he- cho en ocasiones semejantes, pues equivale a un recibo”. ‘ JUDICIAL - Por ultimo, consider6 el Tribunal que Mar- tinez no se perjuré al contestar las posicio- nes 1* y 9*, y por consiguiente no hay lugar a la sancién de la pérdida del pleito que es- tablecia el art. 454 del Cédigo Judicial de- rogado. Materia del recurso La parte demandante interpuso el recur- so de casaci6n contra la sentencia del Tribu- nal, acusndola por la causal 1° del art. 520 del Cédigo Judicial, como violadora de ley sustantiva. E) Tribunal incurrié en manifiesto error de hecho y de derecho al interpretar la eléu- sula del contrato de permuta referente al pacto comisorio, porque, en su concepto, no se estipul6 plazo para obtener la prérroga. al vencerse el primitivo y porque estimé como prérroga del término para cancelar la hi- poteca la simple conducta voluntariamente negligente del acreedor bancario en el co- bro desu crédito. A: consecuencia de tales errores, el Tri- bunal viol6 los arts. 1618, 1621, 1624, 1608 y 1581 del Cédigo Civil. i Motivos Siendo el negocio jurfdico el instrumento de que disponemos para regular nuestras relaciones juridicas conforme a nuestras ne- cesidades y deseos, la interpretacién que de 1 se haga tiene por objeto fij i. do de la declaracién de voluntad, 0 sea su sentido decisivo para el derecho. ‘Aun cuando por regla general lo que cons- tituye un limite para el intérprete del ne- rocio juridico es la declaracién misma, aquél debe tener en cuenta que para investigar la voluntad Teal de las partes, es indispensable en muchos casos no detenerse en el sentido literal de la expresién sino averiguar si el contenido querido por las partes se reconoce en la declaracién misma, cualquiera que sea, el signo mediante el cual se puede inferir la exteriorizacién del propésito. ‘A veces es resultado de la interpretacién de un negocio juridico el de su integracién, a fin de restringir o extender el sentido de- cisivo para el derecho de una declaracién de voluntad. Ocurre la integracién cuando el texto adolece de defectos de oscuridad.o am- bigiiedad, o es incompleto, o equivocado, o euando Jas expresiones y atin las_mismas ideas de las partes carecen de claridad o de exactitud, o bien, porque la consecuencia ju- GACETA ridica no la conocen las partes Jo suficiente, © bien a causa de que ellas no previeron de- terminada situacién que. se produce después. En los casos de integracién, corresponde al intérprete rectificar las faltas del contra- to, resultantes de la deficiente expresién del querer de las partes y colmar las lagunas u omisiones que hubieren quedado en ésta, sin contradecir ni desfigurar con ello el conte- nido del pensamiento manifestado en la de- claracién. Este verdadero propésito latente de las partes lo desentrafia el intérprete con ayuda de las maximas de la experiencia, de las circunstancias que acompafian el nego- cio, de los usos del trafico, de las ensefian- zas de la vida; consultando en cada ocasién conereta los intereses de ambas partes, a fin de determinar lo que es oportuno, equi- tativo y justo. : Este breve resumen de las ‘directrices ju- ridicas a seguir en la interpretacién e inte- gracién de un contrato, se da porque por si solo pone de relieve el errado criterio del ‘Tribunal en la fijacién del contenido de la voluntad de los litigantes expresada en la clausula que sancionaron con el pacto comi- sorio. De paso se observa que la doctrina ex- puesta es ajena a la sistematizacién de las dos escuelas extremas de la interpretacién de la voluntad de los actos juridicos. E] Tribunal consideré que no se determi- n6 por las partes; el plazo del cual el deman- dado deberia pagar al acreedor bancario el crédito hipotecario por trece mil doscientos pesos ($ 13,200.00) que grava “La Gémez”, porque Martinez, al vencimiento del afio es- tipulado en el contrato de mutuo, podia “ob- tener del acreedor una prorroga, sin deter- minar la clase ni la extensién de tal pré- rroga”; que tampoco se sefialé al deudor el término para conseguir esta iltima; y que, finalmente, “no habiéndose exigido la deuda por el acreedor, no pudo considerarse el in- cumplimiento por parte de Martinez de la obligacién de hacer que contrajo, pues hubo prorroga técita”, Ia cual se convirtié en “prolongacién expresa del plazo para pagar”, sin determinacién de tiempo, a causa de que el gestor del Anglo South American Bank Ltd. declard que la inteneién de éste ha sido prorrogar tacitamente al deudor el término para su prestacién. | La simple actitud pasiva del acreedor hi- potecario no puede interpretarse como la prérroga del plazo para el cumplimiento de la obligacién que cohtrajo Martinez a favor de Hurtado en el contrato de permuta. Se- JUDICIAL 6s gin el art, 1553 del C. C., el pago de la obli- gacién no puede exigirse antes de expirar el plazo, siendo éste la época que se fija para el cumplimiento de aquélla. De ahi que en este asunto no exista ampliacién del térmi- no en sentido decisivo para el derecho, por- que ella no participa de la naturaleza juri- dica del plazo. Segin las palabras mismas empleadas por las partes, “dentro del plazo de la escritura 0 de la prérroga que pueda conseguir”, no pensar que el demandante sujeté la'e gibilidad de su derecho al simple arbitrio del Banco acreedor, con la consecuencia equi- vocada pero légicamente deducida por el ‘Tribunal de impedir a Hurtado el ejercicio de su prestacién hasta cuando el Banco ac- cione para el cobro de la deuda hipotecaria, 0, lo que es igial, hasta cuando el deman- dante se encuentre en trance de ser evicto de la cosa. El interés econémico de Hurtado estriba en la extineién pronta del gravamen hipo- tecario sobre Ia finea cuyo dominio es hoy suyo., Por lo tanto, y con apoyo en los usos del trafico, es oportuno juzgar que las par- tes previeron el maximum de la prérroga del plazo en el contrato de mutuo, puesto que la ley: determina el limite de la duracién en el tiempo permitida a los establecimien- tos bancarios comerciales para sus présta- mos con garantia hipotecaria. Aparece claro que Martinez adquirié el derecho potestative de no cancelar la hipo- teca al vencimiento del plazo pactado en el mutuo, si obtenia una prérroga del banco acreedor, lo cual implica que, a falta de ésta, pagara su obligacién de hacer a la expira- cién de aquel término. Se define la mora del deudor como “el re- traso, contrario a derecho, de la prestacién por una causa imputable a aquél”. Segin el art. 1608 del C. G., para que se produzea la mora automiticamente, debe fijarse tér- mino para el cumplimiento de la obligacién. Pero para averiguar si hubo determinacién de tiempo, a fin de resolver si ha habido o no mora automética, debe atenerse el sen- tenciador a la realidad de los hechos y no a la expresién empleada por los contratan- tes. En este negocio el hecho real es el de que Martinez no hizo su prestacién al ven- cerse el plazo determinado en el mutuo, ni tampoco obtuvo del Banco acreedor la pré- rroga prevista por los permutantes. De don- de se deduce la mora automatica del deudor. En consecuencia de lo dicho, es necesario casar la sentencia, porque el Tribunal, con

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