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“ASOCIACIÓN BENGHALENSIS”
Primer resumen:
Hechos:
Un grupo de entidades no gubernamentales que desarrollan actividades contra la epidemia del
Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida, promovieron acción de amparo a fin de obligar al Estado
Nacional a cumplir con la asistencia, tratamiento, rehabilitación y suministro de medicamentos a los
enfermos que padezcan aquella dolencia. Contra la decisión de la Cámara que, al confirmar la del a
quo hizo lugar a lo solicitado, interpuso el Estado nacional recurso extraordinario. La Corte Suprema
de Justicia de la Nación, por mayoría, confirmó la sentencia apelada.
Sumarios:
1. Si bien los gastos que demanda el cumplimiento de la ley de Lucha contra el SIDA 23.798 (Adla, L-
D, 3627) deben ser solventados por la Nación y por las provincias, ello no supone que el Estado
federal haya delegado la responsabilidad del cumplimiento del mencionado régimen -en el caso, no
se suministraron los medicamentos en forma oportuna-, declarado expresamente de interés
nacional (del dictamen del procurador general que la Corte hace suyo).
2. Aunque los medicamentos para los enfermos de SIDA -de acuerdo a la ley de Lucha contra el SIDA
23.798 (Adla, L-D, 3627)- se distribuyan a través de los gobiernos locales, el Estado Nacional es el
responsable del cumplimiento de la ley frente a terceros, sin perjuicio de la responsabilidad que
cabe a las jurisdicciones provinciales o instituciones privadas (del dictamen del procurador general
que la Corte hace suyo).
3. La responsabilidad del Estado, en su condición de autoridad de aplicación que diseña el plan de
distribución de los medicamentos para los enfermos de SIDA -ley de Lucha contra el SIDA 23.798
(Adla, L-D, 3627)-, no se agota con las entregas, sino que debe velar por su correcto cumplimiento,
asegurando la continuidad y regularidad del tratamiento médico (del dictamen del procurador
general que la Corte hace suyo).
4. Procede el recurso extraordinario contra la acción de amparo por la que se ordenó al Estado
nacional suministrar medicamentos para los enfermos de SIDA -en los términos de la ley de Lucha
contra el SIDA 23.798 (Adla, L-D, 3627)-, toda vez que se ha cuestionado la inteligencia y aplicación
de una norma federal y la decisión recaída en la causa ha sido adversa a las pretensiones del
recurrente (del dictamen del procurador general que la Corte hace suyo).
5. Las autoridades sanitarias de la Nación, conforme al art. 4º de la ley de Lucha contra el SIDA
23.798 (Adla, L-D, 3627), deben aplicar métodos que aseguren la máxima calidad y seguridad, deben
desarrollar programas destinados a la detección, investigación, diagnóstico, tratamiento,
prevención y rehabilitación de la enfermedad, gestionando los recursos para su financiación y
ejecución (del voto de los doctores Moliné O’Connor y Boggiano).
6. El art. 8º de la ley de Lucha contra SIDA 23.798 (Adla, L-D, 3627) establece el verdadero alcance
de las medidas enumeradas en su art. 4º, al señalar que las personas infectadas tienen el derecho a
recibir asistencia adecuada, reflejada -en el caso- a través del suministro continuo y oportuno de los
medicamentos (del voto de los doctores Moliné O’Connor y Boggiano).
7. El Estado nacional está obligado a proteger la salud pública -en el caso, a través del suministro
oportuno de medicamentos de los enfermos de SIDA-, pues el derecho a la salud está comprendido
dentro del derecho natural de la persona humana preexistente a toda legislación positiva que,
obviamente, resulta reconocido y garantizado por la Constitución Nacional (del voto de los doctores
Moliné O’Connor y Boggiano).
8. El Estado nacional, en su carácter de autoridad de aplicación de la ley de Lucha contra el SIDA
23.798 (Adla, L-D, 3627), es responsable del cumplimiento de dicha norma -en el caso, a través del
suministro oportuno de medicamentos de los enfermos de SIDA- en todo el territorio de la
República, sin perjuicio de que los gastos que demande tal cumplimiento sean solventados por la
Nación y los presupuestos provinciales (del voto de los doctores Moliné O’Connor y Boggiano).
9. Las asociaciones cuyos estatutos incluyen la protección y asistencia de los enfermos de SIDA están
legitimadas para interponer la acción de amparo tendiente a obtener del Estado Nacional el
suministro oportuno de medicamentos para aquéllos -en los términos de la ley de Lucha contra el
SIDA 23.798 (Adla, L-D, 3627)-, pues el art. 43 de la Constitución Nacional reconoce legitimación a
sujetos potencialmente distintos a los directamente afectados (del voto de los doctores Moliné
O’Connor y Boggiano).
10. El propósito preeminente que inspiró el dictado de la ley de Lucha contra el SIDA 23.798 (Adla,
L-D, 3627) fue la protección de la salud pública, de modo que la problemática de dicha enfermedad
-en el caso, no se suministraron oportunamente medicamentos- no se circunscribe a una provincia
en particular o a varias de ellas sino que afecta a la vasta extensión de nuestro país (del voto del
doctor Vázquez).
11. La decisión de dejar en manos del Ministerio de Salud y Acción Social la fiscalización y control de
la ley de Lucha contra el SIDA 23.798 (Adla, L-D, 3627) recalca el objetivo de afianzar la salubridad
en todo el territorio nacional, lo cual no implica desconocer que la ejecución de la norma en cada
jurisdicción estará a cargo de las respectivas autoridades sanitarias, a cuyos fines podrán dictar las
normas complementarias (del voto del doctor Vázquez).
12. Si bien los gobiernos locales son responsables directos y primarios en la adopción de las medidas
indispensables para que los enfermos de SIDA puedan recibir una atención digna -en los términos
del art. 8º de la ley de Lucha contra el SIDA 23.798 (Adla, L-D, 3627)-, el Estado Nacional asumió la
coordinación en la implementación de dicho programa y es responsable por cualquier
incumplimiento -en el caso, suministro tardío de medicamentos- en que incurra (del voto del doctor
Vázquez).
13. Frente al incumplimiento concreto y probado de los gobiernos locales en el suministro oportuno
de medicamentos para los enfermos de SIDA, el gobierno nacional debe responder frente a los
damnificados, sin perjuicio de realizar el reclamo pertinente a las provincias, pues tal distribución
de responsabilidad guarda concordancia con el objeto de la ley de Lucha contra el SIDA 23.798 (Adla,
L-D, 3627), que es establecer un sistema eficiente que garantice la protección y recuperación de los
enfermos que padecen dicho mal (del voto del doctor Vázquez).
14. Es inadmisible, en los términos del art. 280 del Cód Procesal, el recurso extraordinario
interpuesto contra la acción de amparo por la que se ordenó al Estado Nacional suministrar
medicamentos para los enfermos de SIDA -en los términos de la ley de Lucha contra el SIDA 23.798
(Adla, L-D, 3627)- (del voto en disidencia de los doctores Nazareno, Fayt y Petracchi).
FALLO “ZOFRACOR”
Hechos: La firma Zofracor S.A., concesionaria de la Zona Franca ubicada en la Provincia de Córdoba,
interpuso ante la justicia federal de esa provincia acción de amparo contra el Estado Nacional,
peticionando la declaración de nulidad absoluta e inconstitucionalidad del decreto de "necesidad y
urgencia" Nº 285/99, mediante el cual se otorgó un tratamiento especial a la Zona Franca La Pampa.
El juez de primera instancia hizo lugar a la demanda. A su turno, la Cámara Federal de Apelaciones
de Córdoba dejó sin efecto ese pronunciamiento, admitiendo la intervención como tercero de la
Provincia de La Pampa y declarando -en consecuencia- la incompetencia del juez de primera
instancia, por entender que la causa era de competencia originaria y exclusiva de la Corte. El Alto
Tribunal resuelve hacer lugar parcialmente a la demanda de amparo declarando la nulidad del
Decreto Nº 285/99, y rechazar el planteo de inconstitucionalidad dirigido contra el Artículo 86 de la
Ley Nº 25.237.
Hechos: La actora resultó adjudicataria de la licitación para explotar una la zona franca de la
Provincia de Córdoba, firmó el contrato y realizó inversiones en el año 1998 (1 año antes del
decreto). Luego,el decreto del año 1999 otorgó tratamiento preferencial a la zona Franca de La
Pampa. Cámara dice que es de competencia originaria de la CSJN.
Fallo de la Mayoría: La ratificación del decreto carece de efectos retroactivos, pero SI tiene efectos
a futuro. Las leyes de presupuesto pueden modificar al derecho “objetivo” siempre que respete los
debidos derechos y garantías constitucionales. El artículo 20 de la ley de administración financiera
no prevalece por su jerarquía; el Congreso no se halla vinculado indefectiblemente hacia el futuro
por sus propias autolimitaciones. RECHAZA solo el planteo de inconstitucionalidad del art. 85 de la
ley de presupuesto (ejercicio 2000).
Y DECLARA NULO el decreto. Lo que es importante de este fallo, igual, no es la parte de
constitucionalidad. Lo importante es lo que pasa con el art. 20 de la ley de administración financiera.
Disidencias importantes: Petracchi, SOLO ACLARA, que la ratificación de un decreto pide la sanción
de una ley ESPECIAL. La ley sancionada intenta darle vida de manera RETROACTIVA a un decreto
insanablemente nulo.
El actor en el amparo era el concesionario de la zona franca de Córdoba, el que manifestaba que
por la cercanía con La Pampa, las franquicias otorgadas le ocasionarían un perjuicio, impugnado -
por lo demás- que se trataba de un decreto de necesidad y urgencia que avanzaba sobre materia
prohibida como es la tributaria (conf. art. 99 inc. 3 CN). En el trascurso del proceso, se denuncia
como hecho nuevo la ratificación legislativa de dichos privilegios mediante la ley de presupuesto del
año 2000, art. 86 ley 25.237.
La Corte admitió la posibilidad de una regulación diferencial de una zona franca en virtud del art. 75
inc. 19 CN, haciendo sin embargo lugar parcialmente al amparo de Zofracor, al declarar la
inconstitucionalidad del decreto 285/99 (por tratarse de materia prohibida) y rechazar el planteo
de inconstitucionalidad del art. 86 de la ley 25.237. De tal modo, la CSJN acepta el régimen de
beneficios excepcionales a favor de la zona franca de General Pico, debiendo los mismos ser
establecidos por ley del Congreso, y no admitiéndose efectos retroactivos a la “ratificación” legal
del ilegítimo decreto de necesidad y urgencia.
* "La modalidad de empréstito constituye una emanación del estado soberano que se encuentra
comprendido en el concepto genérico de fondos del Tesoro Nacional, a saber: 'los empréstitos y
operaciones de crédito que decrete el mismo Congreso para urgencias de la nación o para empresas
de utilidad nacional' (art. 4, Constitución Nacional)".
* "Son atribuciones del Congreso la de decretar y contraer empréstitos que integran la deuda
pública y la de decidir la financiación, refinanciación y rescate de ella".
Tasas Municipales: Fallo de la CSJN: No puede cobrarse tasa sin local habilitado
La Corte Suprema de la Nación emitió un fallo sobre el caso "Laboratorios Raffo c/ Municipalidad
de Córdoba" donde invalida un fallo del Tribunal Superior de Justicia de la Provincia de Córdoba,
que habilitó al Municipio a cobrar una contribución sobre el comercio, la industria y los
servicios, aunque la demandada no tenía local en la jurisdicción.- Ante todo, un repaso de
conceptos: Las TASAS son sumas que el Estado exige de manera coactiva a cambio de
la prestación efectiva de servicios públicos individualizados y divisibles. Por lo tanto, son tributos
que se exigen únicamente cuando existe una prestación efectiva y real del servicio público que la
justifica y que su monto guarde razonable proporción con el costo de dicha prestación. En general,
las ordenanzas municipales definen que el hecho imponible lo constituyen los servicios de
inspección destinados a preservar la seguridad, salubridad e higiene en locales, establecimientos,
sucursales u oficinas dentro de los ejidos urbanos. Debemos agregarle a esto que es casi imposible
comprobar la efectiva prestación del servicio, que jamás guarda la más mínima relación entre el
costo del servicio y los montos cobrados por tal concepto, y que en innumerables casos se las
cobra sin que haya presencia física de los contribuyentes en la jurisdicción que las aplica. Por otra
parte, los Municipios muchas veces pretenden el cobro de la tasa por el mero hecho de que el
servicio esté organizado, o de no estarlo, que simplemente se ofrezca o se encuentre descripto en
el hecho imponible. Incluso muchos Municipios aplican la tasa sobre contribuyentes que no tienen
establecimiento físico en la jurisdicción, lo que torna materialmente imposible la efectiva
prestación del servicio, sea en forma real o potencial. Por más que a un contribuyente en
particular no se le realizaran las inspecciones de seguridad e higiene previstas, sería suficiente que
se realicen en otros establecimientos, o que en cualquier momento pueda ser inspeccionado su
local en forma efectiva, para habilitar la exigencia en el pago del tributo, pues se cumple con la
finalidad de proteger la seguridad y la salubridad de la población. NO quedan dudas, ni aun
entendiendo que la prestación del servicio puede ser potencial, de que para que se pueda prestar
un servicio de inspección ("... en virtud de los servicios municipales de contralor, salubridad,
higiene, asistencia social y cualquier otro no retribuido por un tributo especial, pero que tienda al
bienestar general de la población"), debe indefectiblemente existir un local en la jurisdicción que
aplica la gabela, pues de otra manera queda totalmente desvirtuada la razón de ser de la misma.
Por otra parte, la Ley de Coparticipación Federal expresa claramente que los Municipios sólo
pueden aplicar tasas sobre servicios efectivamente prestados, por lo que el análisis de las
analogías con impuestos nacionales o provinciales se vuelve estéril. El hecho de que los Municipios
necesiten recursos para cumplir con funciones propias y delegadas por los otros Poderes no los
habilita a atropellar el ordenamiento jurídico vigente. La necesidad, de ninguna manera, puede
justificar el delito. Como conclusión al tema "tasas" podemos decir que ya casi no se discute la
potestad municipal para cobrar este tributo, siempre y cuando haya sustento territorial para la
imposición. Es decir, el contribuyente debe tener un local en el Municipio. De lo contrario, no
existe la más mínima posibilidad de que el servicio por el que se cobra la tasa sea prestado,
quedando de esta manera totalmente desvirtuada su razón de ser. Otra cuestión, ínfimamente
vinculada con la relación costo-beneficio que debe existir como elemento legitimador para el
cobro de una tasa, es la consideración de la capacidad contributiva a la hora de fijar la base sobre
la que cada contribuyente financiará el servicio prestado.
El fallo de la CSJN
Resulta sumamente esclarecedor la lectura del fallo, pues más allá de reafirmar todo lo que
venimos planteando, abre la vía de la Corte Suprema para entender en estas cuestiones al decir
que "... a mi modo de ver, el recurso federal intentado es inadmisible, en tanto se ha puesto en
tela de juicio la validez constitucional de una norma local y la sentencia definitiva del Superior
Tribunal de la causa ha sido a favor de la validez de aquélla". Continúa haciendo un análisis del
instituto de la tasa y de su comparación con los impuestos, concluyendo que se trata de tributos
de distinta categoría tributaria, y que para legitimar su cobro debe indefectiblemente estar
vinculada con la prestación de un servicio por parte del Estado. Destaca además, que la distinción
no es meramente académica, sino que desempeñan un rol fundamental en la coordinación de
potestades tributarias entre los diferentes niveles de gobierno. Si bien la Corte Suprema sólo
decide en los procesos concretos que le son sometidos y su fallo no resulta obligatorio para casos
análogos, los jueces inferiores tienen el deber de conformar sus decisiones a aquellas, careciendo
de fundamento las sentencias de los Tribunales inferiores que se apartan de los precedentes de la
Corte sin aportar nuevos argumentos que justifiquen modificar la posición sentada por el Máximo
Tribunal. Finalmente, revoca la sentencia apelada, con costas, ordenando devolver los autos al
Tribunal de Origen, a fin de que se dicte un nuevo pronunciamiento con arreglo a lo dispuesto, con
costas.
Conclusiones Finales
Este fallo viene a poner coto definitivo a las pretensiones municipales de cobrar la tasa de
cualquier manera o circunstancia. Indefectiblemente, debe existir un local habilitado para que el
Fisco comunal se encuentre habilitado a reclamar el pago de la gabela.
“ARENERA EL LIBERTADOR”
Hechos: El Estado Nacional –Secretaría de Intereses Marítimos- demanda a los responsables del buque
"Fortuna" por cobro del derecho de peaje establecido en la ley 22424, en razón de haber utilizado la nave el
Canal Mitre y haber resultado infructuosa las gestiones de cobro extrajudicial realizadas por la
Dirección Nacional de construcciones Portuarios y vías Navegables. Tanto 1era. como 2 da.
Instancia hizo lugar parcialmente a la demanda incoada por el Estado Nacional condenando a la demandada
al pago de la suma requerida.
“FALLO FILCROSA”
-Normas en juego: arts. 75, inc. 12°; 121; 122 y 126, de la Constitución Nacional. También el art.
4027, inc. 3°, Código Civil.-
-Holding: Para resolver como lo hizo (hacer lugar a la queja y dejar sin efecto la sentencia apelada),
la Corte dijo:
2) Que la mencionada doctrina debía ser ratificada en el caso en discusión, puesto que la
prescripción no es un instituto propio del derecho público local, sino un instituto general del
derecho, lo que ha justificado que, en ejercicio de la habilitación conferida al legislador nacional
por el art. 75, inc. 12°, CN, éste no sólo fijara los plazos correspondientes a las diversas hipótesis
en particular, sino que también estableciera un régimen destinado a comprender la generalidad de
las acciones susceptibles de extinguirse por esta vía.-
3) Que el principio según el cual el órgano habilitado para generar una obligación debe entenderse
facultado para regular lo atinente a sus efectos y eventuales defensas del deudor, debe ser
interpretado a la luz de las normas que distribuyen tales competencias en la Constitución de las
que resulta que, con el fin de asegurar una ley común para todo el pueblo de la Nación, las
provincias resignaron a favor de las autoridades nacionales su posibilidad de legislar de modo
diferente lo atinente al régimen general de las obligaciones, una de cuyas facetas es la relacionada
con el instituto de la prescripción.-
4) Que del texto expreso del art. 75, inc. 12°, CN, deriva la implícita pero inequívoca limitación
provincial de regular la prescripción y los demás aspectos que se vinculen con la extinción de las
acciones destinadas a hacer efectivos los derechos generados por las obligaciones de cualquier
naturaleza. Y ello así pues, aún cuando los poderes de las provincias son originarios e indefinidos y
los delegados a la Nación definidos y expresos, es claro que la facultad del Congreso Nacional de
dictar los códigos de fondo, comprende la de establecer las formalidades que sean necesarias para
concretar los derechos que reglamenta y, entre ellas, la de legislar de manera uniforme sobre los
aludidos modos de extinción.-
- Que esta Corte ha admitido la aplicación de la legislación civil al ámbito del derecho
administrativo, proceder que ha justificado, en lo específicamente referente al derecho tributario,
en la circunstancia de que esta disciplina no está al margen de la unidad general del derecho, ni es
incompatible con los principios del derecho civil. Ello limitado a los supuestos en los que no
existen normas específicas que regulen la cuestión de derecho público de que se trate.-
-Minoría: Por su parte, la minoría fundó su decisión (hacer lugar a la queja y confirmar la sentencia
apelada) en los siguientes términos:
1) Que la ley nacional aplicable en materia de tasas fija en diez años el plazo de prescripción para
esa clase de obligaciones. Cuando la legislación nacional altera el plazo común fijado en el Código
Civil, modificándolo, no cabe admitir el argumento de que sean inválidas las leyes provinciales que
fijan un plazo de prescripción igual para la extinción de las obligaciones de la misma índole.-
3) Que ello es así porque si la Nación ha entendido necesario modificar o precisar el plazo de
prescripción previsto en los códigos de fondo, elementales razones de igualdad impiden exigir a
los estados provinciales un comportamiento distinto. En tales condiciones, y siempre que las
provincias, individualmente consideradas, no legislen en exceso del plazo previsto en las leyes
nacionales, el propósito constitucional de subordinar las autonomías provinciales a una legislación
uniforme y, con ello, garantizar un derecho de fondo único puede considerarse cumplido, cuanto
menos en su espíritu.-
Hechos principales
Una ley de la Provincia de Bs. As. establecía un gravamen, el cual recaía sobre el precio de venta de
los productos en ella alcanzados, en donde, aparte, se estaba incluido un impuesto Nacional de $1
por litro de alcohol. Asimismo la citada Ley establecía un gravamen al valor de venta de la
mercadería por toda transacción que se realice fuera de la provincia, cuando los productos hubieren
sido elaborados en ella.
Holding
Tras hacer un análisis previo de la cuestión, la Corte entendió que asistía razón a la apelante en el
sentido de que eran aplicables al caso las consideraciones efectuadas en el precedente del alto
tribunal “El Cóndor Empresa de Transporte S.A. c/Provincia de Buenos Aires”. En el mismo se
sostuvo que “el nuevo rango asignado a la coparticipación federal de impuestos por la Convención
Constituyente de 1994 y el amplio tratamiento que la Ley Fundamental le dedica después de la
reforma, conduce a concluir que la afectación del sistema así establecido involucra, en principio,
una cuestión constitucional”.
Añadió el alto tribunal en dicho precedente que asume tal calidad la eventual violación, por parte
de una provincia, del compromiso de abstenerse de legislar en materia de facultades impositivas
propias, aunque esa transgresión pueda también exteriorizarse como un conflicto entre dos leyes
locales. En efecto, señalaron que “la Constitución Nacional establece la imperativa vigencia del
esquema de distribución de impuestos previsto en la ley-convenio, sancionada por el Estado
Nacional y aprobada por las provincias, la que "no podrá ser modificada unilateralmente ni
reglamentada", de modo que una hipotética violación a la ley local de adhesión y, por ende, a
dicha norma federal, se proyecta sobre las nuevas cláusulas constitucionales, sin que en ello incida
el carácter local de la norma mediante la cual pudiera efectivizarse la alteración del sistema
vigente en el orden nacional”.
Para fundamentar su decisorio destacaron que “el conflicto –tal como ha sido planteado por la
actora en su demanda- no involucra cuestiones cuyo tratamiento corresponda a los tribunales
locales, más allá de la naturaleza de los actos que confrontan con la ley convenio y con las
cláusulas constitucionales que rigen el tema”.
Por eso la Corte –haciendo suyos los fundamentos y conclusiones del dictamen del Procurador
Fiscal subrogante declaró procedente el recurso extraordinario, revocó la sentencia apelada y
declaró que esta causa “es de competencia de la Justicia Federal”. Además, ordenó que fuera
devuelto el expediente al Juzgado Federal de Primera Instancia de Río Cuarto, por intermedio de la
Sala B de la Cámara Federal de Apelaciones con asiento en la ciudad de Córdoba.
Todo lo cual fue firmado por los ministros Enrique Petracchi, Carlos Fayt, Juan Carlos Maqueda,
Raúl Zaffaroni y Ricardo Lorenzetti. Mientras que Carmen Argibay falló en disidencia al entender
que no le asistía razón a la recurrente dado que las cuestiones que se plantean “no se fundan
directa y exclusivamente en disposiciones de carácter federal, sino en actos legislativos de carácter
municipal, y tal circunstancia exige que en oportunidad de dictar sentencia se deba examinar el
contenido, alcance y aplicación de normas locales que la provincia ha dictado en ejercicio de la
autonomía que debe reconocérsele”.
Asimismo entendió que “no basta para la intervención del fuero federal la única circunstancia de
que los derechos que se dicen vulnerados se encuentren garantizados por la Constitución Nacional,
porque cuando se arguye —como en esta causa— que un acto es contrario a las leyes provinciales
y nacionales debe irse primeramente ante los estrados de la justicia provincial, y en su caso llegar a
esta Corte por la vía del art. 14 de la Ley 48”.
“PAPEL MISIONERO”
Tras considerar que formaba parte del derecho público provincial, la Corte Suprema de Justicia de
la Nación se declaró incompetente en instancia originaria respecto de la aplicación de la ley de
coparticipación federal. En el marco de la causa “Papel Misionero S.A.I.F.C. c/ Misiones, Provincia
de s/acción declarativa”, el Máximo Tribunal estableció que sólo corresponde discutir en instancia
originaria la validez de un tributo cuando es atacado exclusivamente como contrario a la
Constitución Nacional, siendo esa la única excepción para que la Corte habilite su instancia
originaria. Los magistrados, expresaron que al ser una carga impuesta a personas o cosas con un fin
de interés público, el cobro del impuesto no constituye una causa civil, sino que su percepción es
un acto administrativo. Mediante el presente pronunciamiento se ratifica la posición institucional
de la Corte en relación a adoptar una estrictez en torno a la apertura de su jurisdicción originaria,
tal como fuese resaltado por el juez Maqueda en su voto, cerrando mediante el presente
pronunciamiento la posibilidad de que muchas presentaciones contra impuestos provinciales y tasas
municipales se presenten ante la Corte salteando los tribunales locales. De acuerdo al fallo, la
declaración de incompetencia originaria, se debe a que la misma precisa que en la demanda en
cuestión no se planteen asuntos de naturaleza local además de cuestiones federales. A pesar de
ello, a través de la instancia de apelación extraordinaria, aquellas cuestiones federales que se
susciten en la causa serán resueltas por la Corte Suprema. La resolución contó con el voto de los
ministros Carlos Fayt, Elena Highton de Nolasco, Enrique Petrachhi, Juan Carlos Maqueda y Carmen
Argibay, mientras que los magistrados Ricardo Lorenzetti y Eugenio Zaffaroni votaron en disidencia.
“MAXICONSUMO”
*por órganos o funcionarios administrativos por disposición legal que, además, excluya toda otra
forma de revisión judicial (Fallos 292:620; 305:1471 y 1699, sentencia recaída el 23 de abril de…
“RIVADEMAR”
En 1984, el intendente en base al decreto Nº 1737 (que anula el decreto Nº 1709, y por ende el
art. 133 de la ley provincial Nº 9286) y autoriza a revisar todas las incorporaciones; deja sin efecto
el nombramiento de A. Rivademar.
Rivademar, impugna el decreto Nº 1737 por considerarlo contrario al decreto Nº 1709 y a la ley
provincial Nº 9286.
Por su parte, la Municipalidad de Rosario afirma que la ley provincial Nº 9286, es inconstitucional
por violar los arts. 106 y 107 de la constitución provincial, al impedir a la Municipalidad organizar a
su personal; y que también viola el art. 5 de la CN; al asumir la Provincia funciones que
corresponden a los intereses de cada localidad, por lo que se “desnaturaliza el régimen
Municipal”, puesto que todo lo referido al estatuto y escalafón del personal del Municipio, es
facultad que pertenece a la Municipalidad y no a la Provincia.
La Corte Suprema de Justicia de la Nación, revoca la sentencia recurrida, dando razón y respaldo al
planteo de la Municipalidad de Rosario, dejando sin efectos la sentencia anterior, por entender
que UNA LEY PROVINCIAL NO PUEDE PRIVAR AL MUNICIPIO DE LAS ATRIBUCIONES
NECESARIAS PARA EL CUMPLIMIENTO DE SUS FINES, entre los que se encuentra la facultad de
designar y remover su personal.
Afirma, que LOS MUNICIPIOS SON ÓRGANOS DE GOBIERNO, CON LÍMITES TERRITORIALES Y
FUNCIONALES, Y NO MERAS DELEGACIONES ADMINISTRATIVAS que desnaturalizarían su razón
de ser, poniendo en riesgo su existencia.
Agrega que son varios los CARACTERES DE LOS MUNICIPIOS QUE NO ESTÁN PRESENTES EN LAS
ENTIDADES AUTÁRQUICAS, entre ellos; su origen constitucional (por oposición a legal de la
entidades autárquicas) lo que impediría su supresión; su base sociológica (población) de cual
carecen los entes autárquicos ; la posibilidad de legislar localmente (las resoluciones de los
entes autárquicos son administrativas) comprendiendo en sus relosuciones a todos los habitantes
de su circunscripcion territorial; el carácter de persona de derecho público (art. 33 del C.C.) a
diferencia de los entes autárquicos que son contingentes; la posibilidad de que los Municipios
puedan crear entidades autárquicas, lo que obliga a reconocerlos como autónomos; y la elección
popular de sus autoridades, inconcebibles en las entidades autárquicas.
“MUNICIPALIDAD DE ROSARIO”
Agrega que cuando la C.N; le impone a las Provincias asegurar el régimen Municipal, ello implica
dotar a los Municipios de personalidad jurídica, y otorgarles atribuciones de gobierno y
administración propia. Además, en refuerzo de su postura cita el precedente Rivademar.
Por su parte, la Provincia de Santa Fe discrepa con la interpretación constitucional realizada por la
Municipalidad de Rosario, y afirma que según la constitución provincial los Municipios son entidades
autárquicas, con base territorial y con la competencia que le asignan las leyes provinciales. Por
tanto, no se estaría lesionando su autarquía.
La CSJN, por voto mayoritario, rechaza la demanda de la actora, sosteniendo que si bien la C.N;
ordena a las Provincias establecer un régimen Municipal, no le establece un régimen económico
financiero a los Municipios, cuestión que queda en la órbita de sus facultades por los arts. 104; 105;
106, de la C.N. Es decir, las facultades municipales surgen de las constituciones y leyes provinciales.
Concluye, sosteniendo que la actora sólo invoco el peligro de subsistencia como Comuna, pero no
probó el gravamen en el caso concreto, cuestión insuficiente para declarar la inconstitucionalidad
de una norma.
El voto minoritario, se remite a la causa Rivademar, sosteniendo que las Municipalidades son
autónomas, y que el art. 5 de la C.N; determina que estén dotadas de atribuciones necesarias para
su cometido. De admitirse la injerencia Provincial, se violaría ésta norma.
“FALLO INSÚA”
“FLEISCHMANN”
SUMARIO
No está alcanzado por el tributo previsto en el art. 69 de la ley de impuestos internos (t.o. 1979) el
polvo que no es "stricto sensu" un refresco, un jarabe, ni un extracto concentrado, en el estado que
presenta al momento de su expendio, siendo el uso posterior que le da el consumidor un proceso
que se encuentra fuera del ámbito impositivo.
Fallo de la Mayoría: La ley describe de manera CIERTA Y DETERMINADA los consumos específicos
alcanzados por el gravamen; no debe arribarse a una conclusión sobreentendida. REVOCAN y
RECHAZAN el pronunciamiento anterior. Fallan A FAVOR de FLEISCHMAN.
Hechos:
Un video club dedujo acción de amparo frente a una actuación del Instituto Nacional de
Cinematografía, tendiente a regularizar su situación ante el tributo establecido por los decretos de
necesidad y urgencia 2736/91 y 949/92, a los que tacha de inconstitucionales. El juez de grado
hizo lugar al amparo, declarando la inconstitucionalidad de las normas impugnadas y anulando la
intimación realizada al actor. La decisión fue confirmada por la alzada. Interpuesto recurso
extraordinario federal, la Corte Suprema de Justicia de la Nación confirmó la sentencia.
Sumarios:
1. La determinación del punto de partida del plazo de quince días establecido en el art. 2, inc.
e) de la ley 16.986 para iniciar la acción de amparo es una cuestión de índole procesal que,
aunque regida por una ley federal, no autoriza, en principio, la intervención de la Corte
por la vía del recurso extraordinario.
5. En atención a que del art. 1 del decreto 2736/91 y del art. 24 de la ley 17.741 (Adla, LII-A,
354; XXVIII-B, 125) surge con claridad que el Poder Ejecutivo, mediante un decreto, ha
extendido el hecho imponible creado por una ley a otro hecho imponible distinto y nuevo,
aunque también vinculado con la actividad cinematográfica, corresponde declarar la
inconstitucionalidad de los decretos 2736/91 y 949/92 (Adla, LII-A, 354; LII-C, 2977). En
efecto, cualquier extensión analógica, aun por vía reglamentaria, de los supuestos
taxativamente previstos en la ley viola el principio constitucional de legalidad del tributo,
en virtud del cual ninguna carga tributaria puede ser exigible sin la preexistencia de una
disposición legal dictada conforme a los preceptos y recaudos constitucionales.
7. Los motivos que impulsaron el dictado de los decretos 2736/91 y 949/92 (Adla, LII-A, 354;
LII-C, 2977), no constituyen respuesta a una situación de grave riesgo social, que haya
hecho necesaria la creación de medidas súbitas como las implementadas en las normas
mencionadas.
8. La remisión al Congreso Nacional de los decretos 2736/91 y 949/92 (Adla, LII-A, 354; LII-C,
2977), efectuada con posterioridad a su dictado, no satisface el requerimiento
constitucional de que sea tal órgano y no otro el que decida qué impuestos se crearán y
quiénes deberán pagarlos. Por otra parte, la consideración efectuada por el Congreso de la
incidencia del impuesto creado por los decretos mencionados en el cálculo de los recursos
y gastos del Instituto Nacional de Cinematografía al aprobar el presupuesto para el año
1993, no tiene efecto convalidatorio.
11. Si bien la Corte sostuvo que el resguardo del derecho de defensa exige que el plazo de
quince días para iniciar la acción de amparo se cuente a partir del momento en que el
interesado pudo objetivamente conocer la ley impugnada, esto es, desde su publicación,
no es arbitraria la sentencia que interpreta que el plazo debe contarse desde el acto por el
cual se intimó a la actora a cumplir con la norma impugnada. (Del voto del doctor
Boggiano).
13. Examinar si se encuentran reunidos los extremos que permiten acceder a la vía del
remedio excepcional del amparo constituye, por su naturaleza y carácter hermenéutico,
cuestión federal suficiente a los efectos del recurso extraordinario. (Del voto en disidencia
parcial del doctor Moliné O’Connor).
14. El escollo que importa el art. 2 inc. e) de la ley 16.986 (Adla, XXVI-C, 1491), en cuanto
impone la necesidad de presentar la demanda de amparo dentro de los quince días
hábiles a partir de la fecha en que el acto fue ejecutado o debió producirse, no es
insalvable en la medida en que con la acción se enjuicie una ilegalidad continuada, sin
solución de continuidad, que, si bien originada tiempo antes de recurrir a la justicia, se
mantiene al momento de accionar. (Del voto en disidencia parcial del doctor Moliné
O’Connor).
15. En el marco de la doctrina de los actos propios, la regla del sometimiento a la norma
requiere que medie un cumplimiento voluntario, de modo tal que pueda entenderse como
una renuncia a su ulterior cuestionamiento. Por tanto, no se da la mencionada
voluntariedad y renuncia tácita a la facultad de impugnación si la inscripción de la actora
en el registro creado por la norma que impugna obedeció a que su incumplimiento la
expondría a una insostenible posición en el mercado en el que actúa. (Del voto en
disidencia parcial del doctor Moliné O’Connor).
“SELCRO”
Hechos: La Cámara hizo lugar a una acción de amparo y declaró la inconstitucionalidad del
segundo párrafo del art. 59 de la ley 25.237 en cuanto delegó en el Poder Ejecutivo Nacional la
facultad de establecer los valores para determinar las tasas a percibir por la Inspección General de
Justicia. La demandada interpuso recurso extraordinario. La Corte Suprema de Justicia de la
Nación confirmó la sentencia.
Dictamen del Procurador: El tributo discutido es una tasa, en tanto establece de modo coactivo
una contraprestación pecuniaria por un servicio brindado y su presupuesto de hecho consiste en
una situación que determina, o se relaciona, necesariamente, con el desenvolvimiento de una
cierta actividad de un ente publico relativa, en forma individualizada, a la persona obligada a su
pago (sujeto pasivo contribuyente). La tasa es una categoría tributaria derivada del poder del
imperio del estado, con estructura jurídica análoga al impuesto y del cual se diferencia únicamente
por el presupuesto de hecho adoptado por la ley, que en este caso consiste en el desarrollo de una
actividad estatal que atañe al obligado y que por ello, desde el momento en que el estado organiza
el servicio y lo pone a disposición del particular, este no puede rehusar el pago aun cuando no
haga uso de el, el servicio tiene en mira el interés general.
En el fallo “Luisa Spak de Kupchick y otro v. Banco Central de Argentina” corte estableció que los
principios y preceptos constitucionales prohíben a otro poder que el legislativo el establecimiento
de impuestos, contribuciones y tasas y, ninguna carga tributaria puede ser exigible sin la
preexistencia de una disposición legal encuadrada dentro de los preceptos y recaudos
constitucionales, esto es, válidamente creada por el único poder del estado investido en tales
atribuciones. El PE tiene vedado establecer tributos aun por la via extraordinaria de decretos de
necesidad y urgencia toda vez que el art. 99 inc. 3 CN prohíbe emitir este tipo de disposiciones
cuando se trate de materia tributaria.
Mayoria absoluta: ni un decreto del PE ni una decisión del jefe de gabinete de ministros puede
crear válidamente una carga tributaria ni definir o modificar un tributo. Al tratarse de una facultad
exclusiva y excluyente del congreso, resulta invalida la delegación legislativa efectuada por la ley
(25.237 art 59 parrf 2) en tanto autoriza al jefe de gabinete a fijar valores o escalas para
determinar el importe de las tasas sin fijar el limite o pauta de una clara política legislativo para el
ejercicio de esa atribución.
El derecho tributario no puede ser delegado al PE, porque no lo autoriza ni por excepción el art 76
CN.
“MARTA NAVARRO VIOLA”
La ley 22.604 (B. O. 9/6/82) estableció un impuesto de emergencia que debía aplicarse
en todo el territorio de la Nación, por única vez, sobre los activos financieros existentes
al 31/12/81 en forma retroactiva.
La actora poseía acciones las cuales dona a una fundación luego de pagar el tributo
cuestionado y alega que aquél resulta ser confiscatorio toda vez que al momento de
gravar con el impuesto, ya no poseía aquellas acciones.
Por los motivos expuestos, la CSJN en el año 1989 resuelve hacer lugar a la repetición
pretendida por la actora.
Sumarios:
2. El impuesto del 50 % sobre el importe del legado dejado a favor de un establecimiento religioso,
impugnado por el mismo, es una verdadera exacción o confiscación que restringe en condiciones
excesivas los derechos de propiedad y de testar, que la Constitución consagra en sus artículos 17 y
20 en favor de sus ciudadanos y extranjeros, toda vez que el alcanza una parte sustancial de la
propiedad o a la renta de varios años de capital gravado.-
“MARCELO A. MONTARCÉ”
“CANDY”
Hechos:
Sumarios
1 – No corresponde declarar la inconstitucionalidad del art. 39 de la ley 24, del art. 4° de la ley
25.561, del decreto 214/02 y de toda otra norma legal o reglamentaria de cualquier órgano estatal
nacional, en tanto y en cuanto impiden aplicar el ajuste por inflación impositivo, pues, en la
medida en que las normas referidas han sido dictadas por el Congreso de la Nación, órgano al que
el texto constitucional atribuye el ejercicio del poder tributario y fue respetado el procedimiento
legislativo que estatuye el art. 52 de la norma suprema, no puede alegarse una violación al
principio de reserva de ley tributaria, conclusión ésta que no se modifica por el mero hecho de que
haya existido un período en el que se observó un sensible proceso inflacionario
2 – Si bien el mero cotejo entre la liquidación de la ganancia neta sujeta al tributo efectuada sin el
ajuste por inflación, y el importe que resulta de aplicar a tal fin el referido mecanismo no es apto
para acreditar una afectación al derecho de propiedad, ello no debe entenderse como excluyente
de la posibilidad de que se configure un supuesto de confiscatoriedad, si entre una y otra suma se
presenta una desproporción de magnitud tal que permita extraer razonablemente la conclusión de
que la ganancia neta determinada según las normas vigentes no es adecuadamente representativa
de la renta, enriquecimiento o beneficio que la ley del impuesto a las ganancias pretende gravar
3 – La prohibición de utilizar el mecanismo de ajuste del Título VI de la ley del impuesto a las
ganancias resulta inaplicable, si la alícuota efectiva a ingresar de acuerdo con esos parámetros
insume una sustancial porción de las rentas obtenidas por el actor, según lo acredita la pericia
contable —en el caso, si se determina el tributo sin aplicar el ajuste por inflación, la alícuota
efectiva del gravamen a ingresar no sería del 35% sino que representaría el 62% del resultado
impositivo ajustado correspondiente al ejercicio 2002, ó el 55% de las utilidades (también
ajustadas) obtenidas por la actora durante el ejercicio de ese mismo año— y excede cualquier
límite razonable de imposición, configurándose así un supuesto de confiscatoriedad
4 – La mera circunstancia de que el experto haya omitido “ratificar” o “rectificar” — tal como lo
había ordenado el juez de la causa— el informe contable acompañado por la actora, así como los
porcentajes de la utilidad que absorbería el impuesto a las ganancias sin la aplicación del ajuste
por inflación, no obsta —en el caso— a la acreditación de la confiscatoriedad alegada, en tanto el
balance presentado por la empresa no ha sido objeto de impugnación por la demandada,
debiendo destacarse que en él se consignan tanto las utilidades de la actora como la respectiva
previsión para atender al pago del tributo en cuestión, según la ley vigente, por lo que
corresponde declarar procedente la aplicación del mecanismo correctivo por el período fiscal
reclamado, correspondiente al año 2002
5 – El poder estatal de crear impuestos no es omnímodo e ilimitado, pues tiene un natural valladar
en los preceptos constitucionales que requieren que las contribuciones sean razonables en cuanto
no han de menoscabar con exceso el derecho de propiedad del contribuyente que debe
soportarlas.
6 – Es ajeno a la función del Poder Judicial juzgar el mérito de las políticas económicas decididas
por otros poderes del Estado, sino ponerles un límite cuando violan la Constitución y —en el
caso— el derecho de propiedad.
7 – Corresponde revocar la sentencia que —al tener por acreditada la afectación al derecho de
propiedad de la amparista— declaró la inconstitucionalidad del art. 39 de la ley 24.073, del art. 4°
de la ley 25.561, del decreto 214/02 y de toda norma legal o reglamentaria, en cuanto impiden a la
actora aplicar el ajuste por inflación impositivo, pues, aun en la hipótesis de que se acepte el
razonamiento que ésta propone con el objeto de demostrar la confiscatoriedad del impuesto, las
omisiones del perito relativas a corroborar o rectificar los datos contenidos en el informe contable
impugnado por la demandada —conforme fue ordenado por el juez de la causa—, impiden tener
por cumplida la exigencia de una prueba concluyente, lo cual obsta al progreso de la demanda.
(del voto en disidencia del doctor Petracchi)