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Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales

Cátedra: Espacio y Civilización IV: Modernidad. Sociedades Capitalistas

Profesora: Miriam Moriconi

Estudiante: Carlos Perasso (DNI: 35707632)

Año académico: 2017

Trabajo monográfico sobre la Cristiandad Reformada


Consignas:

Con base en la bibliografía de la unidad II desarrolle el tema contemplando:

-Los registros de análisis propuestos por los autores (religión, política, cultura, sociedad).

-Análisis contextual de los principales núcleos de difusión de las reformas.

-Articulación de las reformas con la vida sociocultural de las sociedades modernas,


especificando sus particularidades en grupos diferenciados por condiciones (socio-
económica, creencias, género)
Introducción

La Cristiandad Reformada, será el resultado de largos derroteros en el siglo XVI con el


surgimiento de la doctrina luterana y las variantes de protestantismo, que obligan a la
Iglesia Católica a plantearse también una reforma interna. Necesidad de reforma que ya
había sido explicitada en el siglo XV en la literatura europea. (García Cárcel; Palau i Orta,
2006:191). Cuestiones de poder y dominación se entremezclan entre la influencia religiosa
de diferentes dogmas, y el resultado de una cristiandad fragmentada que puja por extender
su ámbito de influencia, y moldear la vida de sus fieles en todos los aspectos.

Desarrollo

Antes de producirse la Reforma, la piedad de la Europa occidental católica había adquirido


ciertos rasgos específicos, como la obra salvífica de Cristo, la mediación de los ministerios
sacrificial y sacramental de los clérigos de la Iglesia Católica, y la creencia de que fuera de
la Iglesia Católica no había salvación para nadie, establecido en 1215 en el IV Congreso de
Letrán. (Cameron, 2006:168)
El sacrificio de Cristo era un milagro que se repetía a diario y se reproducía en los altares,
el rito de exposición, la eucaristía, la intercesión, la confesión y cumplimiento de la
penitencia al menos una vez al año, la imagen de la Virgen María como ejemplo de
redención y las indulgencias a cambio de un valor pecuniario, constituían todo un corpus
que caracterizaba a la religión católica, y a la que los fieles debían someterse.
La piedad popular bajomedieval exageraba los sentimientos de culpa ante el pecado y cierto
profetismo apocalíptico contribuía a un comportamiento más pagano (Floristán, 2005:83)
esto se puede comprender en el recurrir de los fieles a búsquedas de soluciones
sobrenaturales a problemas que se suscitaban, como por ejemplo en las cosechas, muchas
veces remedios que se alejaban de lo permitido por la Iglesia recurriendo a curanderos y
hechiceros. Para ello, la Iglesia Católica se valía de ciertos ritos y remedios sacrosantos
para alejar los males producidos por los demonios, uno de ellos era el rociar con agua
bendita. Con respecto a estos remedios, los teólogos protestantes argumentarán que ni las
ceremonias eclesiásticas, ni los ritos mágicos pueden alterar las propiedades de los objetos
materiales. (Cameron, 2006:168)
Los autores como Cameron y Floristán harán menciones a las críticas desde el
protestantismo de la liturgia católica y sus dogmas religiosos, pero se referirán como crítica
principal realizada desde el protestantismo a las indulgencias, como abuso moral en el
accionar de la Iglesia Católica. El principal representantes de estas críticas será Martín
Lutero.
Martín Lutero (Alemania, 1483-1546) era un eremita agustino, nació en una familia
acomodada de Turingia, cursó filosofía nominalista en la Universidad de Erfurt antes de
profesar en el convento de agustinos de aquella ciudad. Estudio teología en Wittemberg,
aunque prefirió las lenguas clásicas y fue profesor de Sagrada Escritura.
El núcleo de su doctrina consistirá en la salvación por la sola gracia y el nulo valor salvífico
de las obras. Condenó las indulgencias así como también ponía en entredicho la autoridad
papal y la administración de la gracia.
El monarca católico Carlos V condena a Lutero al exilio y a la quema de sus obras.
Condena que pudo burlar gracias a la protección del príncipe Federico El Sabio de Sajonia.
Del principio radical de que el hombre se salva por su sola fe derivan las principales
características de la religión luterana:
-Una visión pesimista del hombre.
-Una relación más personal, espiritual y directa con Dios, la palabra de Dios ocupa el
centro. Los santos y la Virgen ya no son mediadores, sino modelos a imitar.
-Una Iglesia más igualitaria.
-Una liturgia más participativa. Utilización de la lengua vernácula. (Floristán, 2005:87).
Lutero había apelado a la nobleza cristiana de la nación alemana en apoyo de la reforma y
estimaba al campesinado, pero el accionar de ambos con componentes anárquicos y
violentos en ambos movimientos lo hizo cambiar de opinión e inclinarse en confiar la
Reforma en los poderes constituidos al modo “iglesias-estados” (Floristán, 2005:87).

“(…) la Reforma fue una respuesta religiosa a la gran angustia de fines de la Edad Media, cuando
toda una serie de catastróficos acontecimientos sacudieron y desorientaron las almas: la guerra de
los Cien Años, la peste negra, hambres frecuentes, el Cisma de Occidente (…)”1

Delumeau, haciendo referencia a estos sucesos que afectaron directamente sobre la vida de las
personas, pone en evidencia el carácter inseparable de lo religioso y la vida misma para la sociedad
europea de ese momento. El autor no le quita importancia a los abusos de la Iglesia, pero si expresa
que han existido tipos de excesos aún peores que no han puesto en crisis a la Iglesia Católica, como
si en el siglo XVI, y es que incide en este repensar la fe el contexto en el que se produce.
No sólo el luteranismo fue la expresión del protestantismo, también debemos referirnos a Zwinglio
y Calvino, y la expresión religiosa a la que representan.
Zwinglio (1484-1531) fue coetáneo de Lutero, tenía experiencia pastoral entre los soldados de
Glaris, fue llamado como predicador en Zurich en 1518. Su formación humanista le permitió
recepcionar las ideas luteranas, en 1523 implantó la Reforma con el apoyo del Consejo de la
Ciudad. El contexto socio-político de Suecia era muy diferente del de Alemania, los obispos no
tenían poderes temporales, no había grandes príncipes territoriales ni una nobleza fuerte, pero sí
sólidas oligarquías urbanas y rurales acostumbradas a formas de gobierno comunitarias y federales.
Zwinglio defendió la sóla autoridad de la Biblia, y llegó al extremo de quitar todo tipo de imagen,
de símbolo religioso, campanas, velas, cantos.
Reconoce sólo los sacramentos del bautismo y la cena y concibe que Dios predestina quienes han de
salvarse y los llena de gracia. (Floristán, 2005:89).

1
DELUMEAU, Jean “Causas que provocaron el nacimiento de la Reforma” en La
Reforma, Labor, Barcelona, 1977, p.6
Configuró una iglesia organizada de abajo hacia arriba, en pequeñas comunidades autónomas
confederadas en “sínodos”. La comunidad elegía a sus “pastores” y también “apóstoles” y
“profetas” cada uno con una función diferente, encargados de gobernar espiritualmente y
socialmente a la comunidad religioso-política. (Floristán, 2005:90) A diferencia de las iglesias
territoriales luteranas que obedecen a la autoridad del príncipe, las zwinglianas tienden a
inmiscuirse en el gobierno civil, que se confunde con el religioso. En cambio, los príncipes de la
Reforma luterana vieron la oportunidad de adquirir mayor poder y riquezas, en un nuevo modelo de
iglesia que lo fortalecía frente al emperador.
Calvino (Noyon, 1509; Ginebra, 1564) y el calvinismo es visto como el punto de perfeccionamiento
de una auténtica reforma de la vida. Calvino procedía de una familia burguesa, estudió humanidades
en París y derecho en Orleans y Bourges.
Las persecuciones anti-luteranas de 1533 y 1534 lo obligan a exiliarse primero en Estrasburgo y
luego en Basilia, donde publica la Instituto Christiana (1536) una exposición en defensa de la
doctrina protestante francesa. (Floristán, 2005:91)
La doctrina de Calvino tiene como eje central la trascendencia absoluta de Dios. Todo debe
ordenarse a la gloria de un Dios riguroso, de ahí deriva la idea de predestinación. Reconoce
sólo los sacramentos del bautismo y la cena. Su organización eclesiástica descansa en
cuatro ministerios “pastores”, “ancianos”, “diáconos” y “doctores” todos con diferentes
funciones, y los dos primeros integran el “consistorio” que fue un tribunal dogmático moral
y hasta político, que persiguió a los “infieles” en Ginebra eliminando la disidencia.
Otra reforma a la que nos debemos referir, en un contexto socio-político también diferente,
es la de la Iglesia de Inglaterra, la reforma anglicana que suele asociarse a Enrique VIII,
quien decide la ruptura con Roma, pero más a carácter personal privado que político-
religioso, o tal vez ambos se ven implicados en la concepción de época. Enrique, quiere
anular su matrimonio con Catalina de Aragón, pero la petición se fue ralentizando por los
intereses de Carlos V sobrino de Catalina, por lo que decide romper con Roma.
Enrique VIII con apoyo del Parlamento reguló la doctrina y liturgia de la Iglesia de
Inglaterra, y aunque rebelde a Roma siguió siendo anti-protestante. (Floristán, 2005:94)
Sus sucesores permitieron el paulatino ingreso del protestantismo, y con el reinado de
Isabel I (1558-1603) se expresó en anglicanismo como una variante del protestantismo.
Esta sistematización y ordenación en contexto de las reformas en Europa brillantemente
realizada por Floristán nos permite entrever la complejidad que adquiere el mote de
“Reforma” que en cada territorio adquiere matices diferentes tanto en lo meramente
dogmático y litúrgico, como los intereses políticos y sociales. Y hay otra Reforma a la que
nos debemos referir, que es la “Reforma Católica” o “Contrarreforma” como
contraofensiva al avance protestante.

“La Reforma Católica empezaría en el siglo XV. A lo largo de este siglo son múltiples las
propuestas de reforma a través de la literatura impregnada de voluntad autocrítica. (…) La nómina
de obras literarias en el siglo XV que plantean hipotéticas alternativas religiosas es inmensa.
Mateo de Cracovia, Teodorico de Vrye, Pedro d’Ailly (…)”2

El siglo XV ya plantea la necesidad de reforma en la Iglesia Católica pero tendrá alcance


sólo en la dialéctica de los grandes poderes Iglesia-Estado. (García Cárcel; Palau I Orta,
2006:193). La Reforma que representara un alcance de todos los aspectos de la vida de los
fieles será la que se pondrá en marcha con el Concilio de Trento, luego de varios intentos
sucesivos de concilios.
Paulo III decide convocar al concilio en 1545 en Trento, él mismo tuvo un desarrollo en
fases, primero, cuatro años con Paulo III, un año con Julio III y casi dos con Pio IV hasta
culminar en lo que significó los trazos esenciales del catolicismo hasta el siglo XX.
(Floristán, 2005:100).
La reafirmación de la ortodoxia, de las estructuras eclesiásticas y la renovación de las
estrategias pastorales para la cura de almas fueron los ejes por los que el concilio buscó
reafirmar la Iglesia Católica frente al enemigo protestante. (García Cárcel; Palau I Orta,
2006:201).
La escritura siguió siendo la fuente principal de la fe, pero interpretada en concordancia con
el magisterio de la Iglesia y con la tradición. Se reafirma la justificación por la fe y el valor
de las obras, los sacramentos reconocidos son siete (bautismo, confirmación, eucaristía,
penitencia, extremaunción, orden y matrimonio).
La Iglesia fue reconocida como “cuerpo místico de Cristo” y como sociedad histórico-
jurídica unitaria y jerarquizada. (Floristán, 2005:100).
En cuanto al clero secular, se reafirma el celibato obligatorio, se establece el aspecto
exterior que deben llevar, y se los encomienda como colaborador del obispo, la cura
pastoral en las parroquias. En tanto que el concilio apenas se ocupó de las órdenes,
recortando exenciones y aumentando el control episcopal.
La Iglesia Católica promovió las formas de piedad popular tradicionales que habían
rechazado los protestantes. (Floristán, 2005:101).

“(…) la Iglesia postridentina tiende a revalorizar ciertas formas de piedad colectiva. (…) esas
formas aparecen como la realidad de la expresión de la Iglesia universal, siempre que se hallen
rigurosamente controladas por el clero; pero, en la misma época, bajo la influencia de los grandes
místicos españoles del siglo XVI, y luego de los místicos franceses del siglo XVII, se hace hincapié
en la devoción personal, susceptible de desarrollarse en los diferentes estados de unión con Dios.”3

2
GARCÍA CÁRCEL, Ricardo y PALAU I ORTA, Josep “Reforma y Contrarreforma
católicas”, en CORTÉS PEÑA, Antonio Luis, Historia del Cristianismo, III El Mundo
Moderno, Trotta, Granada, 2006, cap. V, p.191.
3
LE BRUN, François “Las reformas: devociones comunitarias y piedad personal”, en
ARIÈS, P. y DUBY, G. Historia de la vida privada, 2006 T. 5, p.73.
La misa será obligatoria los domingos y días festivos y el faltar a misa será interpretado
como adhesión a la iglesia reformada. La misa es ceremonia colectiva, pero seguirá siendo
suma de oraciones individuales durante mucho tiempo. El confesar y comulgar por lo
menos una vez al año también se convierte en obligación de un católico.
Otras caras de la reforma, se pueden observar en el control y disciplinamiento de las clases
populares y las mujeres. La autora M. Luisa Candau Chacón se pregunta ¿Existieron
verdaderamente unas medidas disciplinares específicamente dirigidas hacia la mujer en los
tiempos de la Contrarreforma? Responde que sí, que existe una gran literatura moral que
regula el comportamiento de las mujeres, así como sermonarios y manuales de confesores y
penitentes, pero más allá de eso, para la autora la mujer en aquellos tiempo era entendida
como un concepto, como heredera directa de Eva, que representaba la feminidad, la
fragilidad y sobre todo su sexualidad (Candau Chacón, 2007:212) por lo tanto la mujer
representaba un peligro, por su seducción, su naturaleza pecadora, por la alteración del
orden familiar y social.

“(…) La mujer, pecadora o frágil por naturaleza, se revela en su mayor crudeza y su mayor
pecado: porque desde Eva —por el camino de su desnudez luego cubierta— la sensualidad, la
sexualidad y la lujuria le acompañan. Así que la criatura mitológica de María Magdalena acoge en
su vida —«vida contada»— el pecado por excelencia —la lujuria— como las virtudes por
excelencia: la humildad, el arrepentimiento, el amor a Dios y una vida a su servicio.”4

Muestra como ejemplo paradigmático de mujer pecadora redimida el mito que se construye
alrededor del personaje de María Magdalena, por medio de discursos misóginos en pos de
la conservación de un orden patriarcal en el que la mujer resulta ser, un ser inferior.
Principalmente, el disciplinamiento, la posibilidad de conversión de pecadora a redimida,
cumpliendo con la penitencia y distanciándose de su “sensualidad” de mujer,
masculinizándose dirá Candau Chacón. (Candau Chacón, 2007:226).
La prostitución será eje central del discurso del pasado pecador de María Magdalena, será
condena eclesiástica en la España Moderna, pero también se extenderá a la justicia penal,
criminalizándose cualquier relación carnal no contenida en el matrimonio (Candau Chacón,
2007:227)
Las clases populares también serán objeto de disciplinamiento, Burke utiliza la frase “la
reforma de la cultura popular” para describir los intentos que de forma sistemática llevaron
a cabo algunas personas procedentes de las clases cultas, que los llama los “reformadores”
o los “piadosos”, para intentar cambiar las actitudes y los valores del resto de la población.
En este proceso, sería incorrecto sugerir que los artesanos y los campesinos fueron simples
“receptáculos pasivos” de estas reformas. Sin embargo, el liderazgo de este movimiento
estuvo en las manos de la élite cultural y, especialmente, en las del clero. (Burke, 1991:296)

4
CANDAU CHACÓN, M. Luisa “Disciplinamiento católico e identidad de género.
Mujeres, sensualidades y penitencias en la España Moderna”, Manuscrits, 2007, 25, p.216.
Los reformadores se oponían a ciertas formas de religiosidad popular, tales como las
representaciones de temática religiosa (misterios y milagros), los sermones populares y,
sobre todo, a las fiestas religiosas, ya fuesen éstas las celebraciones de los días de los santos
o las peregrinaciones. También se oponían a un gran número de elementos de la cultura
popular secular; una nómina reducida incluiría a los actores, las baladas, las luchas, los
charivaris, los charlatanes, los juegos de azar, las tabernas o las brujerías, etc. estos
productos o actores de la cultura popular solían estar asociados con el carnaval.
(Burke,1991:297)
¿Qué es lo que era incorrecto, desde el punto de vista de los reformadores en la cultura
popular? Había dos objeciones religiosas esenciales. En primer lugar, el carnaval no era
cristiano porque contenía “restos del paganismo clásico”. En segundo lugar, porque en
celebración “el pueblo da rienda suelta al desenfreno”. (Burke, 1991:297-298). En este
sentido, lo que se intentaba era contener las fiestas dentro de ciertos límites, se las asociaba
con algo demoníaco que incitaba a excesos de lascivia, glotonería y embriaguez. Tanto
desde los reformadores católicos como protestantes, aunque el autor hace la salvedad de
que los luteranos eran más licenciosos con la cultura popular. En cambio, la Iglesia
postridentina promulgará varios decretos dirigidos a reformar a la cultura popular.

Conclusiones
Ningún aspecto de la vida social de la Europa Moderna escapará a la cristiandad reformada
y fragmentada, las representaciones de los modelos de fe y de moralidad que se erigieron
desde las diferentes religiones moldearon diferentes tipos de sociedades en la que se
perpetuaron estereotipos y modelos de conductas en pos de un “orden”, según la lógica
religiosa a la que respondan. La confesionalización asumida por los Estados será crucial en
que estas reformas religiosas trasciendan esos límites y se conviertan en reformas
estructurales de la vida socio-política.
Las clases populares y las mujeres no escaparon al control, y se podría afirmar que estas
formas de contención y de marcar modelos de comportamiento responden también a un
disciplinamiento capitalista –concepto utilizado por Federici para referirse a cuatro siglos
de disciplinamiento de las mujeres para asegurar la reproducción de la fuerza de trabajo-5,
ya que tanto las mujeres como las clases populares son indispensables para el
funcionamiento del mismo en cuanto aseguradores de la fuerza de trabajo.

5
En el “Calibán y la bruja: mujeres, cuerpo y acumulación originaria” (2004)
Bibliografía:

-CAMERON, Euan “Las turbulencias de la fe”, en El siglo XVI, Historia de Oxford, 2006,
pp. 166-196.
-CANDAU CHACÓN, M. Luisa “Disciplinamiento católico e identidad de género.
Mujeres, sensualidades y penitencias en la España Moderna”, Manuscrits, 2007, 25,
pp.211-237.
-DELUMEAU, Jean “Causas que provocaron el nacimiento de la Reforma” en La
Reforma, Labor, Barcelona, 1977, pp. 5-27.
-FLORISTÁN, Alfredo “La ruptura de la Cristiandad occidental: las reformas religiosas”,
en FLORISTÁN, Alfredo –director– Historia Moderna Universal, Ariel, Barcelona, 2005,
pp. 81-104.
-GARCÍA CÁRCEL, Ricardo y PALAU I ORTA, Josep “Reforma y Contrarreforma
católicas”, en CORTÉS PEÑA, Antonio Luis Historia del Cristianismo, III El Mundo
Moderno, Trotta, Granada, 2006, cap. V, pp. 187-226.
-BURKE, Peter “El triunfo de la cuaresma”, en La cultura popular en la Europa Moderna,
pp. 295-343.
-LE BRUN, François “Las reformas: devociones comunitarias y piedad personal”, en
ARIÈS, P. y DUBY, G. Historia de la vida privada, T. 5, 2006, pp. 71-111.

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